Trabajo y Seguridad Social: el significado político de
separar los ministerios
- Sánchez deja Trabajo en manos de Yolanda Díaz, abogada laboralista muy cercana a Iglesias, pero se asegura de que la Seguridad Social la controle Escrivá, elegido por el PSOE
- La coordinación es el reto más importante de un gobierno plural, sobredimensionado y estructurado en bloques ministeriales
- Sara Montero
- CUARTOPODER.ES
- martes, 14 de enero de 2020
La nueva ministra de Trabajo, Yolanda Díaz recibe la
cartera de manos de la ministra saliente, Magdalena Valerio junto con el nuevo
ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, José Luis Escrivá
Belmonte, la Vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación digital,
Nadia Calviño, la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá y
la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto durante la toma de
posesión de su cargo. EFEFernando Alvarado
Un Ministerio
de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, capitaneado por José Luis
Escrivá, otro de Trabajo y Economía Social, encabezado por Yolanda Díaz. El ya antiguo Ministerio de
Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, que dirigía la socialista Magdalena Valerio, se ha partido en dos entes
que, por separado, intentarán coser algunos de los rotos que dejó la gestión de
la crisis económica desde dos áreas mastodónticas. ¿Pero qué significado político
tiene esta nueva organización?, ¿cómo se coordinarán dos perfiles tan
distintos? Por el momento, la primera medida del primer Consejo de Ministros,
que se celebrará este martes, saldrá del departamento de Escrivá: una subida de
las pensiones del 0,9%.
¿Por qué se divide en dos ministerios?
"Históricamente
son dos áreas que han estado interrelacionadas. Las políticas laborales y
las de la Seguridad Social se encuentran muy entrelazadas. Si decides mover el
Salario Mínimo Interprofesional (SMI), afecta a las bases de cotización. Ahora
bien, por el hecho de sacarlas de un ministerio no creo que se pueda hablar de
consecuencias negativas", explica José María Goerlich, catedrático
del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia,
preguntado por este periódico sobre el sentido de separar las dos áreas. En la
toma de posesión de ambos ministros estaba presente, vigilante, la
vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
La primera
explicación de la división es obvia. El presidente del Gobierno, el socialista
Pedro Sánchez, ha configurado un ejecutivo amplio, con 22 ministros, para dar cabida a su nuevo
socio, Unidas Podemos. De hecho, el Ministerio de Trabajo fue uno de los
escollos de la fracasada negociación de verano entre las dos fuerzas. Con
una repetición electoral mediante y acuerdo posterior, el ministerio ha acabado
recayendo en Yolanda Díaz, miembro de Unidas Podemos y muy cercana a Pablo
Iglesias.
Eso sí, con la
duplicación de ministerios, el gobierno se ha asegurado de que la Seguridad
Social se queda en manos de un técnico elegido por el PSOE: "La Seguridad
Social tiene un presupuesto muy potente. Hay que gobernarla técnicamente, con
arreglo a parámetros de solvencia", explica Goerlich sobre el encaje del
perfil elegido por Sánchez para este ministerio. Para configurar su Consejo de
Ministros, ha querido mandar un mensaje de alta solvencia económica que
de credibilidad ante las previsiones de una nueva desaceleración económica.
Perfiles diferentes y compensados con la coordinación como clave
Por tanto, habrá una abogada laboralista, militante de
Esquerda Unida, para derogar la reforma laboral del PP y un economista para
manejar las cuentas de la Seguridad Social. Dos perfiles diferentes y
compensados que tendrán que trabajar juntos. La cohesión y la coherencia serán
un reto añadido al gobierno de coalición y una exigencia de los sindicatos.
"Una vez que la decisión se ha tomado, se trata de que haya una
coordinación entre los dos ministerios que abordan materias que están
íntimamente relacionadas", explicaba hace unos días Unai Sordo,
secretario general de CCOO. Sin embargo, en esas mismas declaraciones optaba
por la prudencia: "La valoración hay que hacerla sobre las políticas que
desarrolle y no sobre las personas que lo compongan".
Por el momento, en su discurso del este lunes, Yolanda Díaz
reivindicó su herencia sindicalista y se marcó como objetivo de su ministerio
combatir "una precariedad que lo invade todo", teniendo como pilar
central de legislatura la redacción de un nuevo Estatuto de los Trabajadores,
cuya conclusión permitirá ver cómo se concreta la promesa de derogación de la
reforma laboral. Apostó decididamente por el diálogo social y tuvo un recuerdo
para la siniestralidad laboral: : "No más muertes en el trabajo por
favor".
La otra pata de su ministerio será la Economía Social, que se
eleva al título de la institución para "buscar formas más justas de
convivencia" también en la empresa.
La asimétrica pareja de baile de Díaz será José Luis
Escrivá Belmonte, un perfil independiente que proviene de la presidencia de
la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). Su discurso ha
estado plagado de advertencias y equilibrios. Esperanza con mesura. El nuevo
ministro ha prometido "crecimiento inclusivo", sí, pero acompañado de
"métricas y metas tangibles". Cerrará el déficit de la Seguridad
Social "de forma rápida", pero también "efectiva". El
mensaje que este fichaje pretende trasladar a la opinión pública ante el nuevo
gobierno de coalición se deduce de una de las palabras preferidas del nuevo
ministro: "Certidumbre".
El nombre importa: ¿Qué es la
"inclusión"?
Las denominaciones de los ministerios suelen dar algunas
pistas sobre las intenciones de los gobiernos que los nombran. Como ejemplo,
cuando Pedro Sánchez llegó a Moncloa tuvo que reconvertir el Ministerio de
Empleo en Trabajo de nuevo. "Hay una connotación
ideologógico-lingüistica", advierte José María Goerlich.
En cualquier caso, en el nombre de este nuevo ministerio
se introduce la palabra "Inclusión", que Escrivá ha situado
como uno de los grandes retos de la legislatura. "Las recientes crisis
económicas han generado profundos efectos en la sociedad española, algunos de
los cuales se han ido corrigiendo, pero otros no", se justificaba el
ministro. Algo tan transversal como la lucha por la igualdad, se concreta en el
desarrollo del "futuro ingreso vital mínimo", como herramienta
para ese "crecimiento inclusivo".
Si hay un colectivo que será exigente con este ministro, ese será el de los pensionistas, que han
protagonizado algunas de las manifestaciones más importantes (e insistentes) de
los últimos años al grito de "gobierne quien gobierne, las pensiones se
defienden". "Son uno de los grandes retos no de esta legislatura,
sino de la anterior. Viendo el documento firmado, hay algunas cosas claras,
como el coeficiente o el factor de sostenibilidad, pero veremos a dónde conduce
una reforma que garantice la sostenibilidad", confirma el
catedrático de la Universidad de Valencia sobre la complejidad del reto que le
espera al ministro. Escrivá remite la reforma al Pacto de Toledo, que exige
acuerdo entre las fuerzas políticas y que descarriló la legislatura pasada.
Por último, el ministro en su
comparecencia se ha referido a la inmigración, que será caballo de
batalla durante la legislatura, con la ultraderecha tratando de introducirlo en
el debate político. Tras reconocer como un "hecho
incontrovertido" que en las próximas décadas, "España va a ver cómo
se reduce de manera importantísima su población de origen español a la hora de
trabajar", ha prometido una estrategia a "largo plazo" y una
política migratoria "consistente" para asegurar "que los flujos
migratorios que lleguen sean los que España necesitará en el futuro".
También ha prometido trabajar para garantizar "la inclusión social y
económica de inmigrantes y solicitantes de asilo que lleguen a este país en
situaciones de alta vulnerabilidad".
*++