martes, 19 de octubre de 2021

Los derechos de las naciones pequeñas

 

Tal día como hoy de 1920 moría en Moscú John Reed, periodista y dirigente obrero estadounidense. Reed fue un vivo ejemplo de periodismo revolucionario y testimonio inexcusable de algunos de los mayores momentos de comienzos del siglo XX.

Los derechos de las naciones pequeñas


John Reed

19 octubre, 2021

El Viejo Topo

 


[1]Había ido a que me visaran el pasaporte en el consulado búlgaro de Bucarest, cuando entró Frank para el mismo asunto. Enseguida me percaté de que era norteamericano. Las mareas de la inmigración habían lavado su sangre, los hermanos Leyendecker influyeron en el corte de su nariz y su quijada, y tanto su aspecto como su caminar eran naturales y sencillos. Era rubio, joven, “irreprochable”. Bajo la ropa inglesa de imitación de paño de lana que cortan los sastres rumanos, su cuerpo era el de un velocista universitario que todavía no se ha vuelto fofo, construido tan económicamente como el de un animal salvaje.

Tan instintivamente, también, como un animal, pues no era observador, olfateó en mí un compatriota, y dijo “Hello” con la inflexión superior de un anglosajón que saluda a otro en presencia de personas extranjeras e inferiores. Era un muchacho comunicativo, y hacía demasiado tiempo que estaba lejos de casa para sospechar de los norteamericanos. Si yo iba a tomar el tren de la 1:30 a Sofía, preguntó, podríamos viajar juntos. Había estado trabajando para la Romano-Americano Oil Company —una subsidiaria de la Standard Oil— durante dos años, en los campos petrolíferos rumanos cerca de Ploesti, y cuando caminábamos por la calle juntos dijo que iba a Inglaterra a alistarse en el ejército y combatir.

—¿Para qué? —grité con sorpresa.

—Bueno —dijo con seriedad, mirándome con preocupación y sacudiendo la cabeza— hay un grupo numeroso de ingleses en Ploesti, y fueron ellos los que me hablaron de todo esto. No me importa, quizás es una tontería, como dice todo el mundo en nuestro campamento, pero no puedo evitarlo. Tengo que ir. Pienso que fue una cochinada el violar la neutralidad de Bélgica.

—¡La neutralidad de Bélgica! —dije con una sensación de terror ante las absurdas posibilidades de la naturaleza humana.

—Sí —continuó rápidamente—, me enfurece pensar en un pequeño país como Bélgica y un país grande y fanfarrón como Alemania. ¡Es una maldita vergüenza! Inglaterra está luchando por los derechos de las naciones pequeñas, y no comprendo cómo alguien que tenga coraje puede permanecer indiferente!

Algunas horas después lo vi en el andén de la estación, hablándole a una muchacha delgada y sencilla con un vestido de algodón amarillo, que lloraba y se empolvaba la nariz simultáneamente. El rostro de él estaba sonrojado y ceñudo, y pronunciaba las palabras de la misma forma que lo hace un hombre enérgico cuando está furioso con su perro, su criado, o su esposa. La muchacha lloraba con monotonía; en ocasiones lo tocaba con un gesto tímido y anhelante, pero él rechazaba su mano.

Me divisó, y la abandonó de manera brusca; se me acercó con una expresión avergonzada. Evidentemente, estaba preocupado y exasperado.

—¡Estaré contigo tan pronto como me libre de esta maldita mujer! —dijo, de modo brutal y “masculino”—. No pueden dejar solo a un hombre, ¿no es así?

Encendió un cigarro, y regresó con fanfarronería adonde estaba ella mirando detenidamente a lo largo de la vía, con el pañuelo en la boca, haciendo un desesperado esfuerzo para controlarse. Tenía unas sandalias con tacones excesivamente altos, como las que usaban las transeúntes rumanas ese año, y llevaba un ridículo abrigo de piel; todo su aspecto era desaliñado. Sus jóvenes pechos eran planos, famélicos, y tenía el pelo enmarañado, fino y sin brillo. Yo sabía que sólo una muchacha muy poco atractiva no podría abrirse paso en Bucarest, donde se jactan de tener más prostitutas por hombre viril que en cualquier otra ciudad del mundo. Involuntariamente, los ojos de ella se clavaron en el rostro de él; ella comenzó a estremecerse. Frank hundió las manos en los bolsillos con un gesto brusco, sacó un rollo de billetes y separó dos. La muchacha se contrajo, palideció y se puso rígida; sus ojos flameaban. La mano de él extendida con el dinero era como un revólver cargado. Pero de pronto, un tenue rubor le subió a las mejillas, como de pena; agarró los billetes y estalló en un violento sollozo. Después de todo, tenía que irse. Mi compatriota me lanzó una mirada desesperada, cómica, y la miró ceñudamente.

—¿Qué quieres? —gruñó en un áspero y desagradable rumano—. No te debo nada. ¿Por qué estás llorando a lágrima viva? Corre a casa ahora. Adiós.

Le dio un tosco empujoncito. Ella dio dos o tres pasos y se detuvo como si no tuviera fuerzas para moverse más, y algún instinto o algún recuerdo le dio a él un destello de comprensión. De pronto, puso las manos en los hombros de ella y la besó en la boca.

—Adiós —dijo la muchacha entrecortadamente, y echó a correr.

Serpenteamos hacia el sur por la plana y calurosa llanura, y dejamos atrás maltrechas aldeas de chozas de barro con techos de paja sucia, y nos detuvimos mucho tiempo en pequeñas estaciones donde campesinos dóciles y desnutridos con ropas de lino blanco raídas observaban estúpidamente el tren con la boca abierta. La rica y turbulenta blancura de Bucarest se desvaneció abruptamente en un mundo donde la gente se moría de hambre en la miseria más desesperante.

—No comprendo a las mujeres —expresó Frank—. No te puedes librar de ellas cuando ya estás cansado. Ahora tuve esa chica durante unos nueve meses. Le di un buen hogar donde vivir, comida mejor que la que ha tenido en toda su vida, y dinero. Gastó casi 150 dólares en vestidos, sombreros y sellos de correo. ¿Pero tú crees que siente alguna gratitud? De eso nada.

Cuando me cansé de ella se creyó que tenía una hipoteca sobre la casa, dijo que no iba a irse. Tuve que ponerla de patitas en la calle. Después, comenzó a escribirme cartas donde se quejaba de su mala suerte, nada más que un juego para sacarme dinero. ¿Me engañó con eso? Por supuesto que no. ¡No soy tan fácil de engañar! Esta mañana tropecé con ella cuando venía a coger el tren, y juro que no pude zafarme de esa saya durante todo el día. Llorando, ¡uf! ¡bah!

—¿Dónde la encontraste? —pregunté.

—¿A ella? Oh, simplemente la recogí en la calle, en Ploesti… ¡Por supuesto nunca había estado con otro hombre! Eso es peligroso —me miró, y un indeciso desasosiego hizo que tuviera deseos de justificarse—. Tú sabes, allá en los campos petrolíferos todo el mundo tiene su propia casa, y por supuesto, tienes que comer, tener la ropa limpia y un lugar higiénico para vivir. Por eso, todo el mundo consigue una chica para cocinar, lavar, atender la casa y vivir con uno. Es difícil encontrar una que te convenga del todo. He probado tres, y conozco otros que han tenido seis u ocho; las cogen, las prueban y las botan. ¿Pago? ¿Por qué? No les pagas nada. En primer lugar, viven contigo, ¿no es así? y además, tienen casa y comida, y les compras ropas. Ni hablar de salario. Podrían huir con el dinero. No, de esa forma haces que mantengan una buena conducta. Si no hacen lo que se les dice, dejas de comprarles ropa.

Quise saber si alguno de estos ménages duraba.

—Bueno —dijo Frank— ahí está Jordán. Ha conseguido la casa más hermosa de nuestro campamento; tendrías que haberla visto. Pero, por supuesto, lleva una vida bastante solitaria, porque sólo los solteros van a verlo; a veces un casado, pero nunca con su esposa. Jordan vive con una chica desde hace once años, una rumana igual que las nuestras, y, por supuesto, nadie tendrá nada que ver con él. Es el tipo más inteligente de la compañía, pero no pueden promoverlo mientras viva así. Aquí, un alto funcionario tiene que tener más o menos un roce social, tú sabes. Por esa razón lleva años mirando cómo un hombre tras otro que no valen una cuarta parte de lo que él vale, le pasan por encima.

—¿Por qué no se casa con él?

—¡Qué! —dijo Frank, sorprendido—. ¿Con esa clase de mujer? ¿Después de que ha vivido con él todo ese tiempo? Nadie tendría relaciones con ella. No es decente.

—¿No perjudica sus perspectivas el vivir con mujeres?

—¡Oh, nosotros! No, eso es diferente. Todo el mundo piensa que es correcto, mientras no nos exhibamos con las chicas en público. Tú sabes, somos jóvenes. Es sólo cuando tienes alrededor de treinta años que debes casarte. Yo tengo veinticinco.

—Entonces, dentro de cinco años… Asintió con su rubia cabeza.

—Comenzaré a pensar en conseguir una esposa. Pero eso es puramente una proposición comercial. No representa ninguna ventaja el casarse; por supuesto, un verdadero hombre tiene que tener una mujer de vez en cuando, lo sé, pero quiero decir que no hay ningún provecho en amarrarse, a menos que puedas sacar algo bueno de eso. Voy a conseguirme una mujer hermosa, que no haya tenido ningún tipo de escándalo, y que goce de influencia social para que me ayude en mi trabajo. Allá en el sur hay una buena cantidad de chicas así. No necesito su dinero, puedo conseguir un salario decoroso dentro de un par de años; y, además, si tu esposa tiene una entrada propia puede querer hacer lo que desee. ¿No crees?

—Pienso que es una forma pésima de considerarlo —dije con enfado—. Si yo viviera con una muchacha, estuviéramos casados o no, la consideraría igual a mí, económicamente y en todos los demás aspectos —Frank se echó a reír—. Y en cuanto a tus planes de matrimonio, ¿cómo te puedes casar con alguien a quien no amas?

—¡Oh, el amor! —Frank se encogió de hombros con molestia, y miró por la ventanilla—. Diablos, si te vas a poner sentimental…

Nota:

[1] Publicado en 1915. Tomado de Relatos de John Reed, Ed. Políticas. Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1978, trad. de Lidia Pedreira y Daniel Rey Díaz.

Texto incluido en el libro Rojos y rojas.

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Los socialistas se suman a Vox en la Eurocámara para que una saharaui no opte al premio Sakharov. (¿Me das la manita o qué, Pepe Luis? Que el PP y otros cuando hay que joder a los trabajadores, como por ejemplo, modificando el artículo 135 de la Constitución también me la da)

 

Los socialistas se suman a Vox en la Eurocámara para que una saharaui no opte al premio Sakharov

 

Por Ignacio Cembrero

Rebelión /España

18/10/2021 

Fuentes: El confidencial


La dirección del grupo socialista dio instrucciones por escrito a sus diputados para que respaldaran a la expresidenta boliviana Jeanine Áñez en lugar de la activista Sultana Khaya

Hubo un tiempo, cuando se constituyó en 2019 el Parlamento Europeo, en el que el PSOE hablaba de la necesidad de imponer a Vox un «cordón sanitario». Luchó, por ejemplo, a brazo partido para que sus representantes no obtuvieran ningún cargo en la institución aunque fracasó cuando se trató de elegir a una vicepresidenta de la comisión de Agricultura.

Dos años después, la dirección del grupo socialista en la Eurocámara instruyó, el jueves pasado, por escrito a sus diputados para que votasen a la candidata presentada por Vox al premio Sakharov de derechos humanos para impedir así que fuese elegida una activista saharaui enfrentada con Marruecos. Lo consiguieron.

Los grupos parlamentarios presentaron y votaron el jueves a sus candidatos al premio que lleva el nombre de científico ruso Andrea Sakharov, el más prestigioso de cuantos otorgan las instituciones europeas. Los socialistas y los Verdes propusieron a 11 mujeres afganas que lucharon por sus derechos en su país; el Partido Popular Europeo (PPE) apostó, en cambio, por el opositor ruso encarcelado Alekséi Navalni.

Vox, que está integrado en el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, convenció a los diputados con los que comparte bancada de que respaldaran para el galardón a Jeanine Áñez, que asumió en noviembre de 2019 la presidencia de Bolivia después de que el Ejército forzara la renuncia de Evo Morales elegido democráticamente. El presidente Donald Trump aplaudió la decisión de Áñez. Una mayoría de politólogos y profesores de relaciones internacionales consultados entonces por la BBC opinaron, sin embargo, que se había producido un golpe de Estado.

Áñez ordenó también en diciembre de 2019 la expulsión de la número dos de la Embajada de España en La Paz y del cónsul porque habían visitado la Embajada de México donde estaban refugiados varios partidarios del presidente depuesto Evo Morales que esperaban poder salir del país. La expresidenta cumple condena desde marzo pasado por “terrorismo, sedición, conspiración” y “participación en un golpe de Estado”.

Podemos que, junto con Bildu, están integrados en el grupo de la Izquierda Unitaria Europea, presentó con sus correligionarios europeos la candidatura de Sultana Khaya, defensora de los derechos humanos en el Sáhara Occidental sometida a un arresto domiciliario, sin orden judicial, desde hace casi un año. La activista denunció en mayo pasado, a través de un vídeo, que ella y su hermana Azza fueron violadas con palos y tubos por las fuerzas de seguridad marroquíes y que su madre, de 84 años, fue también víctima de agresiones. Khaya preside desde Bojador (Sáhara) la Liga Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos.

Los 90 eurodiputados que integran las comisiones de Asuntos Exteriores y de Desarrollo deben elegir, en una primera votación, a los tres nominados al premio Sakharov que son a continuación invitados a Bruselas y homenajeados por la institución. El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, y los presidentes de los grupos parlamentarios designarán a continuación, el 20 de octubre, quién de los tres finalistas obtendrá en galardón que le será entregado en diciembre.

En la primera votación que se produjo el jueves las mujeres afganas y el opositor Navalny fueron elegidos finalistas, pero se produjo un empate entre Jeanine Áñez y Sultana Khaya por lo que fue necesario celebrar una segunda vuelta para designar al tercer finalista. Lo lógico es que el conjunto de la izquierda, desde los socialistas hasta Los Verdes pasando por Podemos y sus aliados, hubiese respaldado a Khaya y esta fuese la tercera nominada al premio.

La dirección socialista quiso a toda costa evitarlo y lo logró. “(…) por razones tácticas, para incrementar las posibilidades de nuestra candidatura en la votación final, se les pide que apoyen al candidato de Conservadores y Reformistas Europeos ahora en la segunda ronda”, ordenó en un correo urgente Tonino Picula, exministro socialista de Exteriores de Croacia, a los eurodiputados de su grupo.

Picula indicó en el encabezamiento que enviaba su correo en nombre de Pedro Marqués, diputado portugués y vicepresidente del grupo socialista con gran dedicación en el Parlamento Europeo a las relaciones entre la UE y el Magreb. Es improbable que Marqués tomase tal decisión sin el visto bueno de su jefa, la presidenta del grupo socialista en Bruselas, la española Iratxe García. Preguntada por correo electrónico si avalaba la orden dada por Marqués, Iratxe García no contestó. Rosa Sivianes, responsable de comunicación de la delegación socialista española, confirmó la existencia del correo de Picula, pero aseguró que la presidenta del grupo “no estaba en el tema”.

El correo de croata Picula, que ha circulado profusamente más allá de las filas socialistas, suscitó cierto malestar entre sus destinatarios. Aun así y pese a que el voto es secreto acataron la orden recibida. Por eso en segunda vuelta la tercera nominada fue la boliviana Jeanine Áñez y no la saharaui Sultana Khaya.

Lo más probable es que la decisión del grupo socialista europeo, que encabeza Iratxe García, de respaldar el jueves a Jeanine Áñez haya sido tomada tras consultar al Ministerio de Asuntos Exteriores de España que se esfuerza por normalizar la relación con Marruecos después de que este país desencadenase, el 10 de diciembre, una crisis cancelando la cumbre bilateral de los dos gobiernos prevista para el 17 de ese mismo mes.

El voto socialista en contra de Sultana Khaya es una de tantas concesiones hechas estos últimos meses para favorecer esa reconciliación. Hubo otras muchas desde la salida del Gobierno, en julio, de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, hasta el veto, la semana pasada, para que un equipo de RTVE viajase a los campamentos de refugiados saharauis para participar en una entrevista colectiva a Brahim Ghali, el líder del Frente Polisario que estuvo ingresado en primavera en un hospital de Logroño.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/espana/2021-10-15/psoe-vota-con-vox-eurocamara-una-saharaui-no-opte-premio-salharov_3306934/

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El papel desestabilizador del «oenegeísmo». (Y es que ni todo el monte es orégano ni todo lo que reluce es oro. Y además, que sin organización real y efectiva de los trabajadores sin cartonajes de por medio que nos despiste la cosa no tiene solución)

 

El papel desestabilizador del «oenegeísmo»

 

Por Aram Aharonian

Rebelión

 19/10/2021

Fuentes: CLAE - Rebelión


Mediante las ONG financiadas y patrocinadas por los países y organismos centrales del neoliberalismo se ataca al Estado incidiendo ideológicamente.

Un editorial del diario mexicano La Jornada – «ONG, vehículos de desinformación»-, puso nuevamente en debate el tema de las organizaciones no gubernamentales, insertadas en el imaginario colectivo por una intensa y agresiva campaña publicitaria por los medios hegemónico, como integrantes del llamado campo popular.

El editorial denuncia que varias ONG publicaron un comunicado conjunto en el cual sostienen que, de ser aprobada, la iniciativa de reforma eléctrica enviada por el gobierno al Congreso, afectaría los derechos humanos a la salud, a un medio ambiente sano y a la participación ciudadana, además de que se alejaría al país de cumplir sus metas nacionales de transición energética y acuerdos climáticos internacionales.

 Falsedades, medias verdades destinadas a favorecer a las trasnacionales energéticas son las que muestran  organizaciones locales e internacionales como la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el Centro de Energía Renovable y Calidad Ambiental (Cerca), el Colectivo Ecologista Jalisco, Colima 2030, Conexiones Climáticas, Greenpeace México e Iniciativa Climática de México (ICM).

Estas ONG repiten de manera acrítica y carente de fundamento los alegatos de las grandes corporaciones privadas del sector, los organismos cupulares del empresariado como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la oposición empresarial y política que rechaza el proyecto de reforma. 

Con dolo y/o por desinformación, lo que se presenta como discurso ambientalista, de promoción de los derechos humanos y combate al cambio climático termina por servir a los intereses de perpetuación de negocios sucios a costa de los objetivos que dicen defender y en detrimento del patrimonio del país, dice el editorial.

Lo cierto es que las ONG en América Latina no sólo infiltran ideológicamente a los sectores populares (penetración desde abajo y adentro) con los cuales trabajan directamente en proyectos de autoayuda y desarrollo microempresarial, en escuelas, barrios, cooperativas, comunidades marginales, áreas rurales, fábricas etc..

También infiltran ideológicamente a los cuadros de organizaciones y a éstas, potencialmente calificadas para vigorizar al movimiento popular, darle formación político-ideológica y ser promotoras y acompañantes del cambio político-social.

Calma. No todas las ONG son iguales, hay algunas que cumplen con su trabajo y sí se pueden contar dentro del campo popular, pero nadie puede creer que sea humanitaria una organización financiada por George Soros, como Open Society, o por Bill & Melinda Gates, ¿no?

La actividad local, emblema de acción de las ONG, es una trampa ideológica, pues desarticula al movimiento popular mediante paradigmas falsos como el del “no poder” y también mediante la competitividad por recursos financieros. 

Y trabaja paralelamente con el proyecto hegemónico, pues les permite a los regímenes neoliberales, las transnacionales y las entidades financieras internacionales dominar la política socioeconómica macro y canalizar la mayoría de los recursos del Estado como subsidios al capital exportador y al pago de la deuda externa. Lo hemos sufrido en toda América Latina (y ahora intentan, en la nueva ofensiva conservadora, que lo volvamos a sufrir): se ajusta el gasto fiscal, menos recursos para salud, educación y viviendas populares y más

Desde los años 1980 las organizaciones no gubernamentales (ONG) se expandieron por todo el mundo abriendo un importante espacio político, cultural y socioeconómico, prácticamente en cada rincón del planeta. Se calcula que actualmente hay más de 10 millones de ONG en el planeta. En la India, por ejemplo, hay una ONG cada 600 personas. 

Para lograr esto, los medios de comunicación globalizados destacan día a día su rol en la educación, la lucha contra la pobreza y el analfabetismo, la protección del medio ambiente, la promoción de libertades civiles, protección de los derechos humanos etc., pero ocultan su lado oscuro, señala Vicky Peláez. Hay aproximadamente unas 40.000 ONG subvencionadas por los gobiernos norteamericanos y europeos y que fueron creadas con el fin específico de ser instrumentos de los globalizadores de Washington y Bruselas.

Mediante las ONG financiadas y patrocinadas por los países y organismos centrales del neoliberalismo se ataca al Estado incidiendo ideológicamente sobre los sectores conflictivos que sufren las medidas de choque económico, el paquete de reformas estructurales encomendadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial.

Pero también de  las fundaciones occidentales, los partidos neoliberales y derechistas de Europa y EEUU, los think tanks de la ultraderecha libertaria, los clubes de los millonarios y los medios corporativos, que financian desde abajo a estas ONG.

Con la intervención de las ONG y de sus proyectos diseñados en los países centrales se desvincula al Estado –aún más- de sus compromisos con las mayorías populaes. Las funciones del Estado son ausmidas en forma empresarial por las ONG. La función social se transforma en función privada, ya que sus proyectos son “vendidos”. 

Una de las características ideológicas de las ONG es la del voluntarismo privado, que tiene como fin socavar el sentido de lo público. Para destacar, asimismo, el mimetismo travesti de su lenguaje: poder popular, sociedad civil, lucha por al libertad de la opción sexual, libertad de expresiónn, igualdad de género, desarrollo sustentable, liderazgo de base. Todo muy “progre”.

Un poco de historia

La idea de crear organizaciones no gubernamentales que podrían ser utilizadas por los servicios de inteligencia para la creación de las redes sociales en África, Asia y América Latina con el propósito de promover los intereses estaounidenses y trasnacionales surgió a fines de la primera mitad del siglo 20, pero recién fue puesta en marcha en 1961, impulsada por el triunfo de la revolución cubana en 1959, cuando por una orden ejecutiva fue creada la Agencia de EEUU para el Desarrollo (Usaid). 

El estadounidense William A. Douglas en Developing Democracy (1972) señalaba que la gente en los países en desarrollo son como unos “niños” que necesitaban “una tutela, reglamentación y el control del gobierno de EEUU”. Para él, el proceso de transformación global no podría ser realizado a través de los gobiernos, se necesitaba crear organizaciones de base en cada lugar del planeta bajo el control de las agencias especializadas estadounidenses. 

Estas organizaciones de base tomaron en los años 1980 la forma de las organizaciones no gubernamentales que, bajo el control del Departamento de Estado, tenían que desestabilizar los gobiernos no afines a la política estadounidense a través de un trabajo sutil, encubriendo sus propósitos subversivos con unos programas reales como la lucha contra la pobreza extrema. 

A la vez, fue precisamente la Usaid la que envió al famoso especialista norteamericano en tortura Dan Mitrione a Brasil en 1960-1967, a República Dominicana en 1965 y a Uruguay en 1969-1970. La Usaid participó también activamente en todos los golpes de Estado e intentos de golpes que tuvieron lugar en África, Asia y Latinoamérica desde 1961 hasta ahora, en estrecha colaboración con la CIA, el DIA (Servicio de Inteligencia Militar), el FBI, la DEA, la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), etc

Mientras existían la Unión Soviética y el campo socialista, la Usaid junto con otras ONG como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) hicieron todo lo posible para contener la influencia ideológica de la URSS, siendo misioneros ideológicos y operativos del imperio durante la Guerra Fría. 

Con los llamados –por ellos–democracias limitadas, no se podía emplear los procedimientos de “choque social” (centros clandestinos de detención y desaparición, torturas, eliminación masiva de oponentes políticos) que se llevaron a cabo durante las dictaduras militares de la década anterior.

Estas organizaciones de “base” debían enarbolar una lucha sin cuartel expresa o enmascarada hacia toda idea de intervención del Estado, al son de las ideas del neoliberalismo, desde los centros y superestructuras hacia las áreas conflictivas, barrios, comunidades, asentamientos urbanos y rurales pobres.

 La ideología antiestatista debía ser el motor de intervención dentro de las clases conflictivas, tendiente a producir un colchón social que descomprimiera el descontento de las mayorías populares y desarticulara el movimiento social y popular de clase. 

Otro factor histórico ayudaría a la confusión del carácter político de las organizaciones no gubernamentales por parte de muchos sectores del campo popular y antiimperialista: el papel desempeñado por algunas de ellas en defensa de los derechos humanos durante las sangrientas dictaduras del Cono Sur y los años de represión con grado de genocidio y etnocidio en Centroamérica.

En este período, incluso desde la izquierda, eran vistas como parte integrante del campo progresista, pese a que sus denuncias de atentados a los derechos humanos jamás incluían a las violaciones perpetradas por EEUU o países de Europa (en sus invasiones a numerosos países), reafirmando concepciones colonialistas: superioridad moral de centro, primitivismo de la periferia, o se civilización desde el centro (EEUU y Europa) y  barbarie desde la periferia.

Una de las tareas es formar miles de disidentes en los países que no siguen el rumbo trazado en Washington o Bruselas. La cuestión es organizar y financiar a los potenciales descontentos en los países y lavarles el cerebro a través de los medios de comunicación y las redes sociales.

Tres países del grupo BRICS, Rusia, India y China, promulgaron la ley de Registro de Agengtes Extranjeros respecto de las ONG que reciben fondos desde el exterior. Si bien es similar a la que rige en EEUU desde 1938, Washington anunció “el fin de la democracia” en China y Rusia…

Para cumplir con estas tarea de desestabilización –en nombre de su democracia- las cuatro organizaciones de la NED –Free Trade Union Institute, Center for International Affairs, The National Democratic Institute for International Affairs-, como su sobordinada ONG Freedom House, en coordinación con la Usaid, se dedican oficialmente a financiar y canalizar las fuerzas de las principales organizaciones afines de la sociedad civil en casi cien países.

Los profesionales de la solidaridad

Una década atrás, el diario El País de España dedicó una página entera al tema con el título “Profesionales de la solidaridad”, un sector que ocupaba ya entonces en España a 529.000 empleados remunerados (y mucho incauto mal remunerado). En el artículo se cita sin desparpajo el caso ejemplar de un dinámico economista, con larga experiencia como director de ventas de Procter & Gamble, que ha sido fichado por una ONG fundada por un magnate de la banca. 

Cada vez son más concurridos los cursos y posgrados de especialización en ONG impartidos por escuelas de negocios, recordaba el diario español. Las ONG capitalistas actúan como un verdadero disolvente de la sociedad civil. Numerosos militantes y organizaciones populares han sido cooptados por las ONG. 

Los “expertos” de las conferencias de donantes recomiendan que Haití debería fortalecer más el sector privado (más del 90% de su sistema educativo y sanitario ha caído en manos privadas), la transparencia y el buen gobierno. La ironía es que todo apunta a que las recetas deberían aplicárselas a sí mismas las opacas ONG, reluctantes a rendir cuentas a nadie, incluidos los gobiernos donantes. 

Obviamente, durante varias décadas hasta hoy, las ayudas a Haití nunca llegaron a los haitianos: quedaron en manos de las ONG europeas y estadounidenses, y sus contratados, que lucran con el hambre de los caribeños.

Nota

*Muchos de los datos figuran en el libro El asesinato de la verdad, de Aram Aharonian, Ediciones Ciccus, 2017

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) 

https://estrategia.la/2021/10/18/el-desestabilizador-papel-del-oenegismo/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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