domingo, 29 de diciembre de 2024

URGENTE: La Radiación Se Expande por Medio Oriente y Occidente lo quiere...

Cincuenta años de los bibliobuses de León: un viaje por los pueblos con la cultura a bordo que va sobre ruedas

 

Cincuenta años de los bibliobuses de León: un viaje por los pueblos con la cultura a bordo que va sobre ruedas

 

Por César Fernández

Rebelion / España

28/12/2024 

Fuentes: El Diario [Foto: Bibliobús de León, con escolares a las puertas, en la zona del Páramo, en una imagen antigua]


La provincia celebra el cincuentenario de un servicio que puede presumir de ser el tercero de España con más vehículos y el primero en hacer parada en una prisión.

Los bibliobuses de León aceleran en la recta final de este 2024 de su cincuentenario. Y ponen también el retrovisor para hacer historia y retrotraerse más allá de la propia de este medio siglo para seguir la línea de aquel primer autobús que transitó por Cataluña para surtir de libros a los combatientes republicanos en 1938 hasta partir hacia el exilio. Ellos perdieron la Guerra Civil; y ahora la población del medio rural pierde servicios. La provincia, que se ha acostumbrado a figurar a la cola en muchas estadísticas, tiene motivos para celebrar la efeméride: lleva velocidad de crucero al ser la tercera en número de vehículos sólo por detrás de Madrid y Barcelona, tomado la delantera hasta ser la primera del país (y la segunda en Europa) en hacer parada en una prisión y fijado hitos hasta el punto de que el Día de los Bibliobuses en España ha adoptado como fecha el 28 de enero en honor al primer viaje por el territorio leonés, hace ya más de 50 años.

El camino de los bibliobuses en España no fue una línea recta. Tras aquella experiencia iniciática y frustrada en el frente durante el conflicto fratricida, regresaron ya en el franquismo de la mano de un aperturista del régimen como Joaquín Ruiz-Giménez al frente del Ministerio de Educación a partir de 1953, orientados entonces hacia los suburbios de las ciudades y los obreros de las grandes empresas. El acento rural que protagoniza la actualidad del servicio nace ya en 1971 en Palencia. Los bibliobuses de León son herederos de estos dos últimos precedentes. Y surgen en 1974 de la habilidad del entonces director del Centro Coordinador de Bibliotecas de León, José María Fernández Catón, para convencer a las autoridades de reconvertir en bibliobuses las agencias de lectura, unos pequeños habitáculos dispuestos en los pueblos que se alimentaban de libros cada tres meses con las llamadas maletas viajeras. Su gestión no dependía de un bibliotecario, sino de voluntarios. “Y no acababa de funcionar”, resume el actual director del Centro Coordinador de Bibliotecas de la Diputación de León, Roberto Soto. El primer bibliobús de León partió el 28 de enero de 1974 hacia la zona de Los Oteros.

El servicio nació con un solo autobús. “Se llegaba hasta donde se podía llegar. Empezaban a primera hora de la mañana y acababan a media tarde. Comían por ahí. Y cuando todavía no había bibliobuses en El Bierzo (la comarca estrenó el servicio en septiembre de 1988), los compañeros hacían noche allí”, cuenta Soto sobre aquellos primeros tiempos. Él se incorporó en julio de 1991 como responsable de un bibliobús. Y no tardó en detectar la principal “singularidad” del servicio: “Me di cuenta fundamentalmente de una cosa: de que el valor del servicio estaba en la absoluta cercanía y familiaridad con los usuarios”. La sensación en seguida se tradujo en secuencias como las de vecinos que “venían con el traje de faena” del campo. Y la experiencia también le sirvió para desterrar un estereotipo: “La gente de los pueblos lee muchísimo. Y lee cosas muy profundas. Tiene una gran cultura”. Al poco tiempo se dotó de la infraestructura actual: cuatro vehículos que parten de León y otros dos que lo hacen de Ponferrada para hacer rutas con paradas en los pueblos cada 28 días.

Hace frío, es una mañana de mediados de diciembre y el bibliobús entra con su particular sintonía (normalmente música tradicional) en El Burgo Ranero para hacer su última visita del año. A bordo hay una combinación de veteranía (la bibliotecaria, Olga Ropero, lleva desde 1986) y juventud (el conductor, Fernando Prieto, se estrenó en 2023). Ropero era de una de aquellas que hacía noche en El Bierzo. Haciendo memoria, rescata otras escenas como la de ser ayudados por vecinos en Babia para que el vehículo siguiera la ruta entre la nieve y la helada. Y haciendo balance, contrapesa la sangría demográfica (“yo he visto centros escolares que han pasado de tener 200 alumnos a convertirse en unidades que se mantienen abiertas con cuatro”) con la mejora de las carreteras, una dualidad que también hace desde su despacho Roberto Soto al recordarse regresando a media tarde de Riaño o los “baches tremendos” de camino a Vilecha.

La conversación con Olga Ropero y Fernando Prieto se detiene en El Burgo Ranero a la entrada de la primera usuaria, Mercedes Sandoval, que se despistó con la fecha del viaje de noviembre y acude puntual a la de diciembre. “Más o menos voy a tiro fijo. Pero también te orientan con las novedades sobre libros que te pueden interesar”, dice para subrayar unas de las principales peculiaridades del servicio sin ocultar un lamento que esboza por la falta de participación de más vecinos. “Somos muy negativos. Vas por cualquier rincón del pueblo para dar un paseo y quedamos cuatro”, añade para animar a la población a tirar de un recurso de primer orden, una bendición cuando el medio rural se ha acostumbrado a perder oportunidades.

Ahora los que suben son alumnos del CRA (Colegio Rural Agrupado) El Burgo Ranero. Los escolares resultan el otro perfil básico de usuarios del bibliobús. Ana Rivero es maestra con la especialidad de Pedagogía Terapéutica. “Mi valoración es muy positiva ya que estamos acercando a los niños a diversidad de libros. De otra manera, tendrían que desplazarse a la capital. Y eso a veces no es factible”, pondera con el añadido que supone para la biblioteca del centro esta oferta complementaria a través de la cual los críos eligen libros “preferentes” para aprovechar el rincón de lectura en el aula y otros para degustar durante los ratos libres que dejarán las vacaciones de Navidad.

Foto: El conductor Fernando Prieto y la bibliotecaria Olga Ropero, en el bibliobús en El Burgo Ranero.


A un extremo del vehículo pasando los carnés por el lector, Olga Ropero reflexiona en voz alta mientras ve despedirse a los chavales. “Lo bonito de esto es que ves a los usuarios nacer. O sea, viene primero la madre con la tripita. Y luego los ves nacer, los ves crecer, los ves en la escuela y hasta casarse”, destaca. Hay, eso sí, un paréntesis en la adolescencia, ahora agravado por el desembarco de niños de apenas 12 años de edad en los institutos. “Nosotros tenemos hasta alumnos de 6.º de Primaria. Luego pegamos un salto enorme en edad. Y vamos a los adultos, pero ya mayores. Tenemos poca población de 60 o 50 años para abajo”, admite. La pirámide se completa con secuencias como la de aquel día en Riello en el que apareció un vecino de 91 años para hacerse socio del bibliobús porque se lo había recomendado su primo, también nonagenario. “Y a mí eso me emociona”, añade para rescatar otro momento recurrente, el de usuarios que encargan la devolución de libros a vecinos cuando se ven al borde de la muerte. “Cómo puede ser que hasta el último momento estén pensando en que no les vaya a olvidar devolver los libros”, añade sin ocultar otra vez la emoción.

Ropero recorre las estanterías y viaja mentalmente en el tiempo para citar cambios en las preferencias como la afición entre los niños varones a libros de cocina, algo inimaginable cuando comenzó en 1986 y ahora normalizado sobra la base de fenómenos como el éxito del espacio televisivo MasterChef. “Y el trato es aquí mucho más directo (que en una biblioteca al uso). Date cuenta de aquí vamos a buscarlos (a los lectores), van donde están. Vienes al colegio, vas a la plaza. Y ellos se sienten aquí muy cómodos”, completa mientras al otro extremo del vehículo su conductor, Fernando Prieto, originario de Santibáñez de la Lomba (Riello), reconoce estar descubriendo muchas carreteras secundarias de la provincia, ya sin el lastre de aquellos viales llenos de baches que eternizaban los viajes y con la complicidad de los compañeros que lo avisan sobre entradas estrechas en algunas localidades. “Siempre me echan una mano. Me dicen que tenga cuidado en algún pueblo, que entre por una calle en lugar de por otra”, incide Prieto, dispuesto a seguir por muchos años la ruta a la que se ha incorporado justo cuando el propio servicio cumplía los 50.

Foto: bibliobús de León, en una imagen antigua.


El caso es que los bibliobuses de León han ido ganando protagonismo al ritmo que se consolidaban colaboraciones con agentes con el Museo de los Pueblos Leoneses a través de vehículos expositores, con el Hospital de León a través de cuentacuentos o con la Universidad de León (ULE) en la gestión de clubes de lectura. Hay un punto y aparte que se escribió cuando se forjó el acuerdo para que uno de los vehículos llegase también a la prisión provincial de Mansilla de las Mulas gracias a la implicación de su responsable, Henar García Casado. “Ella fue una niña del bibliobús”, cuenta Roberto Soto para detallar esta iniciativa pionera (para encontrar el único precedente en Europa habría que viajar hasta Croacia) que se sustancia en dar servicio a los internos del módulos de respeto (los que tienen cierta libertad de movimientos con el compromiso de participar en actividades) sin dejar de destacar que los presos de primer grado ya han mostrado interés en ser usuarios.

Foto: Mercedes Sandoval, usuaria del bibliobús en El Burgo Ranero.


La pandemia del coronavirus también obligó a pisar el freno, pero sin llegar a detener el servicio al aprovechar el confinamiento estricto para actualizar el catálogo de publicaciones y, en tiempos de preponderancia de lo digital, tirar de un recurso analógico como el servicio de Correos para prestar los libros. “Y había una flexibilidad absoluta con las devoluciones”, añade. Los vehículos volvieron a la carretera en cuanto se pudo, en mayo de 2020. “Nuestro servicio fue el primero que salió en España”, resalta Soto. Con las posteriores restricciones, el servicio se prestaba a la puerta del autobús: “Era muy complicado, pero al mismo tiempo muy agradecido. A pesar de las condiciones, la gente sí venía. Y ahí es cuando te das cuenta de que tu labor es importante”. Fueron los propios trabajadores los que, pasado el tiempo, instaron a quitar las mamparas dispuestas como medida de precaución. Y ahí regresó la normalidad a un servicio caracterizado precisamente por la cercanía.

Con estos cambios de dirección obligados por las circunstancias, los bibliobuses de León han llegado a los 50 años. “Pero todavía están viviendo una juventud”, proclama el diputado provincial de Cultura, Arte y Patrimonio, Emilio Martínez, tras evocar sus propias vivencias como usuario en Babia. “Era una alegría cuando llegaba”, rememora con la imagen todavía fresca de los libros de la serie literaria de Los cinco. Con la experiencia añadida en los últimos años como pedáneo de La Cueta y alcalde de Cabrillanes, acredita el grado de interés y conocimiento de la población. Y desde el verano de 2023 al frente de la cartera responsable en la Diputación de León, se marca el reto para el futuro inmediato de ir renovando la flota tras agradecer el trabajo de los profesionales y del director. “Ojalá podamos tener añadir un vehículo, pero por ahora el territorio está cubierto”, señala con el orgullo de ser “una referencia nacional” sólo por detrás de Madrid y Barcelona.


Foto: Roberto Soto, director del Centro Coordinador de Bibliotecas de la Diputación de León.


Los bibliobuses de León han soplado las velas del 50 aniversario manteniéndose en la buena dirección. Roberto Soto destaca una circunstancia nada habitual en otros ámbitos. “Es un ejemplo de que es posible el trabajo conjunto de varias administraciones”, enfatiza sobre un servicio que es titularidad de la Junta de Castilla y León, que gestiona la Diputación de León y que precisa de la complicidad de ayuntamientos y juntas vecinales para encontrar facilidades en los lugares en los que hace escala. En una provincia tan grande y con la población muy dispersa, los bibliobuses de León llegan a casi 400 de las más de 1.200 localidades (no viaja a los lugares que ya disponen de biblioteca al uso). Se han ido adaptando a los tiempos para multiplicar la oferta incluyendo otros formatos como revistas, audiolibros o DVDs. Y son una herramienta para el medio rural en tiempos de turbulencias.

Roberto Soto, que es también presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles de España y Coordinador del Grupo de Trabajo sobre Biblioteca Rural del Ministerio de Cultura, reflexiona: “Estoy convencido de que los servicios bibliotecarios y los bibliobuses en particular son parte de la solución a la despoblación porque son servicios de la administración. Mientras se van los bancos y se van los bares, nosotros seguimos. Seguimos con la forma más humana y más amable de la administración: nosotros nunca vamos a pedir, sólo vamos a dar. Y, además, damos a la carta porque ofrecemos un servicio en el que predomina lo personalizado”. Y así, aunque pudiera pensarse que los bibliobuses viajan a veces en dirección contraria, lo cierto es que tienen la carretera despejada para seguir la ruta con el rumbo fijo y los semáforos en verde.

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La guerra, la receta de la OTAN para Europa

 

Preparándose para la guerra con Rusia. Loco, ¿verdad? Sin embargo, esto se ha convertido en el corazón del discurso político atlantista en Europa.


La guerra, la receta de la OTAN para Europa


El Viejo Topo / 29 diciembre, 2024



por Fabrizio Casari

Preparándose para la guerra con Rusia. Loco, ¿verdad? Sin embargo, esto se ha convertido en el corazón del discurso político atlantista en Europa. Para Mark Rutte, el nuevo secretario general de la OTAN, «debemos prepararnos para una mentalidad de guerra», y lo hacen eco gobiernos, políticos, soldados y periodistas empleados por el establishment atlantista.

En el Viejo Continente, reducido ahora a un instrumento de la política estadounidense, parece que se han agotado la razón y el sentido común que siempre deberían estar presentes como condición previa en el discurso político. Términos que hasta hace unos años estaban prohibidos se han convertido en la esencia del discurso público, infligido a una opinión pública narcoléptica. La técnica de comunicación es la de la «rana hervida», tal como la define Noam Chomsky : metafóricamente aparte, consiste en proponer progresiva pero constantemente un escenario que, de repente, suscitaría una reacción de oposición inmediata, pero que, en cambio, diluido y manipulado, acostumbra a uno a la conceptualidad y minimizar molestias.

La interpenetración del sistema capitalista europeo con el Estado profundo estadounidense es tan grande que incluso el riesgo de una orientación menos agresiva hacia Moscú por parte del próximo presidente estadounidense hace entrar en pánico a la UE, muy preocupada por un posible cambio de dirección por parte de la Casa Blanca el próximo mes. la guerra en Ucrania. La UE se encuentra con los lazos quemados a sus espaldas en su relación con Rusia, con la que ahora teme que Washington reabra el diálogo por razones estratégicas.

Esto dejaría a Bruselas con la carga, poniéndola cara a cara con su balance fallido: irrelevante a nivel de autoridad, inexistente a nivel militar y ridículo a nivel sancionador, también se vería obligada a revisar la guerra. retórica contra Moscú, además de tener que ocuparse de su defensa en mayor medida que antes.

No está claro de qué debería defenderse Europa, dado que nadie la ataca ni amenaza con hacerlo, pero la necesidad de reconvertir el sector industrial europeo para la guerra parece ser el Alfa y la Omega de las nuevas políticas continentales. El objetivo, verdaderamente imbécil antes que ambicioso, es someter militarmente al Kremlin.

El mensaje global que los países de la OTAN pretenden transmitir es que debemos prepararnos para una guerra total, porque sólo con la derrota de Rusia primero y luego de China será posible la dominación occidental de todo el planeta. Ahora, al declararse próximos a una guerra, es obvio que quieren prepararnos para la eventualidad. ¿Como?

¿Objetivo inmediato de tanta retórica bélica? Llevar la contribución de cada país individual de la OTAN al 3% del PIB. Una suma inmensa teniendo en cuenta lo que ya se ha gastado. Por poner un ejemplo, Italia -quinto contribuyente de los 31 de la alianza- se vería gastando 60 millones de euros al día, obviamente todos restados del gasto público y de la reducción del déficit. Quien se beneficiaría de esto es el complejo militar-industrial de Estados Unidos, que proporciona suministros a la OTAN. Mientras que para los países europeos aumentar su contribución a la OTAN al 3% del PIB significaría destruir el sistema de protección social, la economía estadounidense se vería afectada positivamente por el crecimiento de su principal motor económico, que fue y sigue siendo el complejo industrial militar, el Es el único sector en el que ningún cambio de fase y ninguna reelaboración de la doctrina de producción han hecho mella, al contrario.

Para lograr el objetivo, las operaciones se desarrollan en dos terrenos adyacentes e interpenetrados: la reconversión de la cadena industrial europea y sus actividades relacionadas con fines bélicos, y paralelamente una mayor reducción del gasto social, aunque en un contexto ya extremadamente sufrido, dado que la El índice de pobreza absoluta y relativa parece ser el único con una tendencia de crecimiento en el área de la UE. Precisamente la reducción del bienestar residual y crónicamente insuficiente aún vigente parece ser una de las palancas decisivas para financiar la nueva deuda pública, que a su vez financiará el rearme generalizado, como indica el Informe Draghi sobre la competitividad europea presentado en Estrasburgo y Bruselas. y que contó con el apoyo entusiasta de la Comisión Europea.

 

La loca estrategia atlantista

La ampliación de la OTAN hacia el Este es la razón de todos los conflictos ocurridos en Eurasia, narrados bajo el falso disfraz de «primaveras» o deseos populares de «integración con la UE».

Pero desde 2014 de forma político-diplomática y a partir de 2021 también de forma militar, Moscú decidió poner fin al cerco militar de Rusia por parte de la OTAN, que fue acompañado por la retirada de Estados Unidos de los acuerdos sobre misiles de medio alcance y de eso en Irán. El intento de rodear a Rusia se puso de relieve con el golpe de Estado en Ucrania, luego con los intentos en Bielorrusia y Kazajstán y recientemente con los golpes de estado de modo variable en Rumania, Georgia y Moldavia. Todos ellos son países que tendrán que sustituir a la ahora destrozada Ucrania en la próxima guerra por poderes: es necesario estructurar los próximos ejércitos bajo la dirección ideológica de los países bálticos, Polonia y el Reino Unido para librar nuevas guerras contra Moscú, con la esperanza de debilitándolo económica, militar y políticamente.

Las consecuencias de las estructuras estatales serían obvias: la Federación Rusa quedaría reducida a un conjunto de repúblicas pequeñas e ingrávidas, reduciéndola a un estado política y militarmente vegetativo. Moscú ya ha advertido que utilizará todos los recursos militares en su poder para defender la integridad territorial de la federación y la dimensión política de Rusia, sea cual sea el precio a pagar y a pagar. Lavrov simplemente lo reiteró: no aceptaremos ejércitos a nuestras puertas.

Sin embargo, por ardor ideológico, por necesidad de supervivencia del modelo fallido, poner a Rusia de rodillas, a pesar de la imposibilidad material de que esto suceda, sigue siendo el sueño recurrente del atlantismo. Pero la idea de imponer una derrota estratégica a Rusia a nivel militar es decididamente descabellada, también por la evaluación banal de lo imposible que es pensar en derrotar a un país equipado con más de 6000 dispositivos nucleares tácticos y estratégicos, que se suman a la dimensión militar rusa que, por mar, tierra y cielo, es probablemente la mejor del planeta.

Quizás la distancia temporal desde la conclusión del último conflicto global en territorio europeo (1945) empuje al Occidente Colectivo hacia una eliminación mnemotécnica de la historia y lleve a subestimar cómo terminaron los tres imperios que desafiaron a Rusia. El lenguaje beligerante y provocativo que desafía a Rusia en un juego de suma cero ignora el hecho de que los retadores ni siquiera sobrevivirían los primeros 30 minutos del juego.

Pero, ¿qué lleva a Occidente a considerar viable el camino de la destrucción total del planeta en lugar de reconsiderar la gobernanza mundial? Hay quienes piensan que la cuestión es la de la transformación del ciclo económico, o simplemente convencer a todo Occidente de transformarse en ejército y al resto del mundo al terror de desafiar al imperio decadente. Y hay quienes creen que Moscú está mintiendo, pero la idea de desafiar durante mucho tiempo y en todas partes la paciencia y el sentido de responsabilidad del Kremlin, que ya ha demostrado en Chechenia, Georgia, Siria y Ucrania como liderazgo ruso, no hace cualquier concesión sobre su seguridad.

Quizás pensemos en la histórica paciencia soviética, pero estaríamos cometiendo un enorme error. A diferencia de la URSS, que gestionó un imperio que a su vez la protegió, Moscú sabe que debe afrontar casi sola un proyecto que prevé su disolución y sabe que los caminos de la diplomacia y la política ya no tienen un papel ni un valor decisivos. Por lo tanto, la voluntad de intervenir decisivamente para salvaguardar su integridad y viabilidad política está fuera de discusión.

Washington y Bruselas lo saben perfectamente, pero la obsesión bélica occidental, precisamente en la fase histórica en la que es más vulnerable, es tan descarada como desesperada: Rusia no obedece, no se somete. No hay aislamiento que aguante, de hecho resiste y vence sobre el terreno. Y, lo que es peor, está formando, junto con China y otros, un sistema alternativo que es a la vez económico y potencialmente también político y que se basa en una gran fuerza militar.

Este bloque – BRICS junto con otras importantes organizaciones regionales (ver OCS, OTSC, CEI y Unión Euroasiática) – aunque políticamente heterogéneo, obstaculiza la expansión y la resistencia del poder occidental en todo el planeta: proporciona herramientas, espacios económicos, fuerza militar y autoridad política. a las economías emergentes y, en una perspectiva de medio y largo plazo, al reducir el impacto del dólar y por tanto de los EE.UU. en los mercados, puede determinar una reversión del equilibrio actual que favorezca al bloque capitalista liderado Anglosajón. Demuestra que sabe hacerse cargo de una posible representación política del Sur y del Este global que puede imponer al Norte una fuerte reducción de su papel de liderazgo. De ahí la urgencia de atacar a Rusia, considerada con razón el motor de este proceso, antes de que reúna a su alrededor tantos socios que resulte imposible superarla.

Rusia está bajo ataque por lo que dice, lo que hace y lo que representa. Ser, una vez más en la historia, un referente internacional para todos aquellos países que creen que no deben someterse a las reglas imperiales que prevén la imposibilidad de desarrollo y un papel distinto al que les asigna Washington.

33 años después de que se retirara la bandera roja de los mástiles del Kremlin, la obsesión por la Unión Soviética se ha convertido en rusofobia. La derrota estratégica de Rusia sigue siendo la máxima aspiración de un modelo anglosajón que no puede ni quiere tolerar ningún equilibrio de fuerzas militares, ningún equilibrio político, ninguna competencia económica, so pena de una rápida desintegración de su sistema.

Pero lo que corre el riesgo de que ocurra es exactamente lo contrario. Bastan unos minutos para que los misiles rusos pulvericen el imperio, empezando por las capitales europeas. Pero aún menos son suficientes para comprender la locura de provocar este epílogo.

Fuente: Altrenotizie

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La izquierda europea se afilia a al-Qaeda

 

La izquierda europea se afilia a al-Qaeda

 

DIARIO OCTUBRE / diciembre 29, 2024


Juanlu González (bitsrojiverdes.org).— Reconozco que mi capacidad de asombro no da para tanto. Lo sucedido en torno a Siria en las últimas semanas y los pronunciamientos de la izquierda sistémica han ido más lejos que nunca en las últimas décadas. Desde aquello que llaman socialdemocracia hasta esa izquierdita que los medios hegemónicos llaman «radical», han aplaudido hasta que les han sangrado las manos el que terroristas de al Qaeda hayan conquistado un país. En el pasado ocultaban su apoyo a los mercenarios yihadistas de la OTAN disfrazándolos de «rebeldes moderados», pero a estas alturas ya nadie duda de que Hayat Tahrir al-Sham es un grupo terrorista miembro de al Qaeda y así lo reconoce incluso la prensa más atlantista que no tiene que esconderse ni maquillar la verdad, sabiendo como saben que no hay ninguna alternativa a su discurso global en todo Occidente.

Esa es la cruda realidad, la izquierda europea hace mucho que es una sombra de lo que pudo ser en el pasado. El caso de Die Grünen es paradigmático, aquella formación alemana que basaba sus pilares en el ecopacifismo y el antiimperialismo, hoy es irreconocible, su esperanzador verde chillón de antaño ha virado al verde oliva. Se han convertido en férreos belicistas desaforados peores incluso que los partidos conservadores de Europa. Partidos como Izquierda Unida del Estado español, nacidos de un contundente no a la OTAN, hoy se afanan por cumplir los compromisos atlantistas adquiridos con los Estados Unidos y sus dirigentes dicen no entender a aquellos que se pronuncian contra el imperialismo norteamericano.

Da igual que los que han tomado el poder en Siria hayan estado ejecutando en público a mujeres acusadas de adulterio hasta hace unos pocos días; da igual que los hayamos visto decapitando a niños en vídeos por el simple hecho de ser palestinos y suponer que eran pro sirios; no importa que sus líderes les arranquen el corazón a los soldados de Damasco y se los coman en público mientras ellos mismos lo graban (igual lo nombran ahora ministro de alimentación). Hoy los vemos en las calles asesinando a musulmanes alauitas, matando a jueces, colgando de excavadoras a partidarios del anterior gobierno, quemando árboles de navidad en las calles de las ciudades… pero la izquierda atlantista está exultante porque han derrocado a Bashar el Assad, culminando así la «revolución popular» iniciada en 2011.

Sabemos de sobra que la supuesta revueltas libias no fueron en defensa de la democracia ni nada parecido, tampoco Gadafi reprimió a manifestantes pacíficos, informes públicos occidentales, como el del Parlamento Británico, lo desmintieron sin ambages, como también lo hizo el presidente progringo del Consejo Nacional de Transición en televisión. Sabemos que británicos y norteamericanos organizaron las revueltas sirias a través de mercenarios yihadistas, así lo admitió el entonces ministro francés de exteriores Roland Dumas y lo pusieron de manifiesto inequívocamente documentos filtrados por Wikileaks. Pero nada de esto parecen conocer los líderes de la izquierda europea, que sólo se informan por la prensa mainstream atlantista. De ahí a compartir básicamente su mismo discurso solo hay un pequeño paso.

Para evitar episodios de disonancia cognitiva que puedan poner en cuestión su particular visión del mundo, la izquierdita cobarde se traga cualquier bulo o fake new otanazi sin masticar. Así, el terrorista más buscado por EEUU, tras recortarle la barba al más puro estilo Zelensky, ponerle una chaqueta y quitarle el turbante, ya es un ex yihadista que se ha convertido en una persona respetable que va a iniciar una transición democrática en Siria al estilo occidental, de la que vamos a sentirnos muy orgullosos. Al Golani, nacido en Arabia Saudí y rebautizado con ese topónimo para parecer un sirio de raigambre, ya ha reconocido que no le molesta Israel, que no le quita el sueño el genocidio palestino, que Estados Unidos es el líder único del mundo y que van a trabajar con ellos en el futuro —como de hecho llevan haciendo desde siempre—.  Curiosa forma de pensar de un supuesto yihadista, para el que EEUU e Israel debería ser el gran satán, su enemigo público número uno, ¿verdad? Tomad nota.

El mismísimo Netanyahu ha declarado que detrás de la caída de Siria estaba su propio gobierno. Biden también se ha apropiado públicamente del mérito del derrocamiento de Assad, pero los únicos que siguen defendiendo el increíble relato de la primavera árabe —eso sí, en diferido— son los líderes de la supuesta izquierda sistémica occidental, facción trotska incluida, e incluso algunos comunistas y anarquistas sumamente despistados. ¿Acaso alguien en su sano juicio podría pensar que es positivo que un grupo terrorista pueda llegar a gobernar un país? Pues eso es lo que aplauden al unísono el sionismo, el imperialismo… y la izquierda oficial occidental. Unidos para siempre, una vez más.


Fuente: bitsrojiverdes.org

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ASALTO FINAL! LOS RUSOS ENTRAN EN LA ZONA INDUSTRIAL DE KURAKHOVO.AVANCE...