La izquierda europea se afilia
a al-Qaeda
DIARIO OCTUBRE / diciembre 29, 2024
Juanlu González (bitsrojiverdes.org).— Reconozco que mi capacidad de asombro no da
para tanto. Lo sucedido en torno a Siria en las últimas semanas y los pronunciamientos
de la izquierda sistémica han ido más lejos que nunca en las últimas décadas.
Desde aquello que llaman socialdemocracia hasta esa izquierdita que los medios
hegemónicos llaman «radical», han aplaudido hasta que les han sangrado las
manos el que terroristas de al Qaeda hayan conquistado un país. En el pasado
ocultaban su apoyo a los mercenarios yihadistas de la OTAN disfrazándolos de
«rebeldes moderados», pero a estas alturas ya nadie duda de que Hayat Tahrir
al-Sham es un grupo terrorista miembro de al Qaeda y así lo reconoce incluso la
prensa más atlantista que no tiene que esconderse ni maquillar la verdad,
sabiendo como saben que no hay ninguna alternativa a su discurso global en todo
Occidente.
Esa es la cruda
realidad, la izquierda europea hace mucho que es una sombra de lo que pudo ser
en el pasado. El caso de Die Grünen es paradigmático, aquella formación alemana
que basaba sus pilares en el ecopacifismo y el antiimperialismo, hoy es
irreconocible, su esperanzador verde chillón de antaño ha virado al verde
oliva. Se han convertido en férreos belicistas desaforados peores incluso que
los partidos conservadores de Europa. Partidos como Izquierda Unida del Estado
español, nacidos de un contundente no a la OTAN, hoy se afanan por cumplir los
compromisos atlantistas adquiridos con los Estados Unidos y sus dirigentes
dicen no entender a aquellos que se pronuncian contra el imperialismo
norteamericano.
Da igual que
los que han tomado el poder en Siria hayan estado ejecutando en público a
mujeres acusadas de adulterio hasta hace unos pocos días; da igual que los
hayamos visto decapitando a niños en vídeos por el simple hecho de ser
palestinos y suponer que eran pro sirios; no importa que sus líderes les
arranquen el corazón a los soldados de Damasco y se los coman en público
mientras ellos mismos lo graban (igual lo nombran ahora ministro de
alimentación). Hoy los vemos en las calles asesinando a musulmanes alauitas,
matando a jueces, colgando de excavadoras a partidarios del anterior gobierno,
quemando árboles de navidad en las calles de las ciudades… pero la izquierda
atlantista está exultante porque han derrocado a Bashar el Assad, culminando
así la «revolución popular» iniciada en 2011.
Sabemos de
sobra que la supuesta revueltas libias no fueron en defensa de la democracia ni
nada parecido, tampoco Gadafi reprimió a manifestantes pacíficos, informes
públicos occidentales, como el del Parlamento Británico, lo desmintieron sin
ambages, como también lo hizo el presidente progringo del Consejo Nacional de
Transición en televisión. Sabemos que británicos y norteamericanos organizaron
las revueltas sirias a través de mercenarios yihadistas, así lo admitió el
entonces ministro francés de exteriores Roland Dumas y lo pusieron de
manifiesto inequívocamente documentos filtrados por Wikileaks. Pero nada de
esto parecen conocer los líderes de la izquierda europea, que sólo se informan
por la prensa mainstream atlantista. De ahí a compartir básicamente su mismo
discurso solo hay un pequeño paso.
Para evitar episodios
de disonancia cognitiva que puedan poner en cuestión su particular visión del
mundo, la izquierdita cobarde se traga cualquier bulo o fake new otanazi sin
masticar. Así, el terrorista más buscado por EEUU, tras recortarle la barba al
más puro estilo Zelensky, ponerle una chaqueta y quitarle el turbante, ya es un
ex yihadista que se ha convertido en una persona respetable que va a iniciar
una transición democrática en Siria al estilo occidental, de la que vamos a
sentirnos muy orgullosos. Al Golani, nacido en Arabia Saudí y rebautizado con
ese topónimo para parecer un sirio de raigambre, ya ha reconocido que no le
molesta Israel, que no le quita el sueño el genocidio palestino, que Estados
Unidos es el líder único del mundo y que van a trabajar con ellos en el futuro
—como de hecho llevan haciendo desde siempre—. Curiosa forma de pensar de
un supuesto yihadista, para el que EEUU e Israel debería ser el gran
satán, su enemigo público número uno, ¿verdad? Tomad nota.
El mismísimo Netanyahu ha declarado que detrás de la caída de Siria estaba su propio gobierno. Biden también se ha apropiado públicamente del mérito del derrocamiento de Assad, pero los únicos que siguen defendiendo el increíble relato de la primavera árabe —eso sí, en diferido— son los líderes de la supuesta izquierda sistémica occidental, facción trotska incluida, e incluso algunos comunistas y anarquistas sumamente despistados. ¿Acaso alguien en su sano juicio podría pensar que es positivo que un grupo terrorista pueda llegar a gobernar un país? Pues eso es lo que aplauden al unísono el sionismo, el imperialismo… y la izquierda oficial occidental. Unidos para siempre, una vez más.
Fuente: bitsrojiverdes.org
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