sábado, 11 de enero de 2020

LA ELECCIÓN DE PEDRO SANCHEZ. LOS TRABAJADORES TENEMOS QUE LEER PARA DEJAR DE SER CREYENTES EN LOS REYES MAGOS SOLUCIONADORES DE PROBLEMAS (Los Reyes Magos no solucionan nada. Solucionamos los trabajadores, pero claro, antes tenemos que ser conscientes de que somos trabajadores) Y LOS QUE COBRAN POR IR AL CONGRESO, ATRIBUYÉNDOSE NUESTRA REPRESENTACIÓN, TIENEN QUE APRENDER A COMPRENDER LO QUE LEEN, Y POR ESO SON IMPRESCINDIBLES LOS CÍRCULOS EN PODEMOS E IZQUIERDA UNIDA



La II República descontextualizada, el último fetiche de los políticos españoles
  • En el debate de investidura, políticos de todo signo mencionaron al expresidente de la Segunda República, Manuel Azaña
  • ¿Qué sentido tiene traer este imaginario a un debate parlamentario en 2020? Preguntamos a dos expertos

Cuartopoder.es
11 de enero de 2020


Manuel Azaña, presidente de la II República Española, en una foto de archivo

El pasado martes, en el Congreso de los Diputados, se abrió una página para la historia de España que comenzó a escribir un gobierno de coalición, formado por el PSOE y Unidas Podemos. La última referencia de un ejecutivo compartido hay que buscarla en la Segunda República Española, cuando el Frente Popular ganó las elecciones en 1936. Quizá por ser el antecedente más inmediato, los partidos decidieron traer a los protagonistas de este periodo histórico a la sesión parlamentaria de 2020. El expresidente republicano Manuel Azaña fue citado tanto por los partidos de izquierdas como los de derechas, con distintas intenciones, buscando en sus palabras respuestas a la siempre compleja cuestión de España.
Más allá de la referencia al gobierno multipartido, hay pocos parecidos más entre la España de los años 30 y la actual, por mucho que algunos medios adviertan de la llegada de un nuevo Frente Popular, que en nada se parece al pacto entre PSOE y UP. “La izquierda de esos años era beligerante, organizada, combativa, tenía un proyecto de transformación del mundo primero y luego una defensa de sus posiciones, incluso frente a este ataque físico, de la extrema derecha”, explica Jordi Casassas, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona, sobre el abismo entre las formaciones de uno y otro periodo. 

El contexto internacional tampoco tiene, afortunadamente, ningún parecido. “La única cuestión que que podría recordar a la deriva europea de los años 30 es el regreso de las posiciones ultraconservadoras, racistas, etc., que podríamos asimilar a ese ambiente en el que la extrema derecha de entonces iba creando al terreno para el estallido de los fascismos, por el resto nada más”, matiza Casassas, a quien le preocupa la descontextualización de las referencias históricas que hacen los políticos. En los años 30, los países europeos estaban inmersos en una fuerte crisis y el continente salía de la I Guerra Mundial y de la Revolución rusa con muchas heridas que curar. 

Resuena la voz de Azaña

Lo que parece indiscutible es que la figura de Azaña pervive como referente para líderes de distintos signos: “El único elemento común es la defensa de la democracia. Azaña dijo que ‘la república será democrática o no será, por eso muchos políticos recurren a él’”, explica Ángeles Egido, catedrática de Historia Contemporánea de la UNED y experta estudiosa de la figura de este político español. Azaña es, por tanto, una figura intelectual respetada y aceptada, incluso por aquellos que no comparten muchos pilares del proyecto político que dibujó.

Que el contexto sea muy diferente no quiere decir que algunas reflexiones del presidente republicano hayan perdido vigencia. Algunos de los problemas esenciales de España se mantienen vivos. El aspirante a revalidar la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, fue el primero en citar a Azaña, pronunciando una frase que ya usó Mariano Rajoy en 2017: “Todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo arroyo”, expresaba el presidente. Es una frase extraída de uno de los discursos más famosos de Azaña, Paz, piedad y perdón, pronunciado en 1938 para reivindicar que "nadie tiene derecho de monopolizar el patriotismo". Fue el último que pronunció en suelo español antes de que los sublevados ganasen la contienda.

En pleno auge de los nacionalismos, tanto autonómicos como españolistas,y con la palabra España en disputa, la frase encuentra su encaje en el discurso político de 2020. Sánchez, a través de Azaña, reprocha a la ultraderecha que la patria “no es un dogma que excluya de la nacionalidad a todos los que no lo profesan, sea un dogma religioso, político o económico”, tal y como prosigue el discurso original que ya no citó el socialista. “Para Azaña, nadie puede monopolizar el patriotismo, la patria es de todos y se basa en el concepto de patrimonio moral”, recuerda la experta. 

El hecho de que Sánchez citara a Azaña en la tribuna tiene otra lectura que puede dar pistas sobre la página que desea escribir en Moncloa: “Azaña es un símbolo de la voluntad reformista de la República”. 

Casado, Azaña y el nacionalismo

El líder del PP, Pablo Casado, y el de Vox, Santiago Abascal, también subieron a Azaña a la tribuna el pasado martes. Incluso, el segundo presumió de haber leído al expresidente republicano mejor que Sánchez. Ante la imposibilidad de confirmar cuál de los dos líderes tiene más dotes para la lectura comprensiva, Egido sí insiste en un detalle que convierte a Azaña en uno de los líderes más estudiados: “Es de los pocos políticos que dejó constancia por escrito de sus años de gobierno. Hay muchos políticos que han escrito sus memorias, pero siempre a posteriori. Sin embargo, él llevaba una especie de agenda de todo lo que ocurría”. Cualquiera que aspire a comprender y gobernar España, debe pasarse por sus páginas.

El concepto de patria de Azaña está por encima del nacionalismo. No está en el territorio, sino en el patrimonio moral”, afirma la catedrática. Abascal y Casado se agarraron a esta defensa de la patria citando ambos las mismas palabras: "Tolero que ataquen la República, pero nunca les toleraré que ataquen a España". Los dirigentes de la derecha y la ultraderecha olvidan que los “atacantes” a los que se refería Azaña eran los sublevados franquistas. Aun así, los líderes de ambos partidos eligieron estas palabras como respuesta a las de Sánchez, que ese mismo día iba a ser investido con la abstención de ERC y los votos de partidos nacionalistas como el PNV. 

Aunque en la II República se aprobó el Estatuto de autonomía de Catalunya y comenzaron otros proyectos que no llegaron a cerrarse, la catedrática aclara que “la España de las autonomías ha ido mucho más lejos que lo planteado por la República”, que reconocía la diversidad, pero no cuestionaba la unidad de España. “No fue federal, sino explícitamente no federal. Tenían muy presente el ejemplo de la Primera República que sí lo fue”, concluye.
El profesor de la UB cree que la frase usada por Casado tiene muchos matices, pero está bien encajada en el debate actual de la relación de España con los nacionalismos: “Azaña entendía que era un problema a resolver, pero no quería que se pudiese romper España. En este sentido, durante la guerra tuvo frases duras al respecto. Fue uno de los impulsores del estatuto catalán, pero no quería una federación ni mucho menos una confederación como solución. Por tanto, si el estatuto se mantenía bajo el control gubernamental le parecía una solución aceptable”.

Largo Caballero, Negrín y… Pedro Sánchez

El martes hubo más evocaciones republicanas en el Hemiciclo. Abascal acusó al presidente de ser “más de Largo Caballero y de Negrín” que de Azaña. Ninguno de los dos expertos consultados ven ningún paralelismo entre ambos personajes históricos y la figura de Sánchez, más allá de ser presidentes del gobierno socialistas en contextos muy distintos al actual. 

Entonces, ¿qué sentido tiene traer el imaginario de la II República a un debate parlamentario en 2020? El catedrático tiene una opinión contundente: “El franquismo no ha terminado. Los franquistas sociológicos, ideológicos, mediáticos, económicos, judiciales, etc. tienen la sensación de que se están moviendo los que perdieron la guerra y esto les inquieta. En el fondo, lo que existe es un desprecio por la posibilidad de que exista un modelo distinto con el que la transición no supo acabar”. 

Durante el franquismo, se extendió la idea de que el golpe de Estado fue una consecuencia directa de una República caótica. Esta imposición, unida a la desmemoria de la democracia, es un caldo de cultivo para que Vox resucite este imaginario: “Es evidente que una persona de extrema derecha antiparlamentaria en el parlamento ha de crear miedos. Una forma de hacerlo es diciendo 'cuidado con los inmigrantes', pero también recordar que esa idea de que 'nosotros ya intentamos solucionar cuando campaba el desorden y los rojos y los comunistas se comían a los niños'. Es un reflejo simplón, pero hay que ver de dónde parte”, remata Casessas. 

Aunque en el Congreso se envuelva en un ambiente de crispación, el frentismo no ha llegado, ni mucho menos, a la sociedad española. Puestos a rescatar enseñanzas del pasado, Egido recuerda la lección más importante de Azaña: “Ninguna idea vale la vida de un hombre”. “Todo se puede solucionar mediante la política”, añade.

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GOBIERNO DE ESPAÑA PSOE-UP: PARA ESTUDIAR, REFLEXIONAR Y DISCUTIR EN LOS CÍRCULOS DE PODEMOS - IU, COMO EL ANTÍDOTO MÁS EFECTIVO DE LAS TORMENTAS FASCISTAS QUE NOS ESPERAN



Ante el nuevo gobierno socialdemócrata.



DIARIO OCTUBRE / enero 11, 2020


FinANTE LA CRISIS DEL SISTEMA DE DOMINACIÓN TOCA GOBIERNO SOCIALDEMÓCRATA
GOBIERNO SOCIALDEMÓCRATA, ÚLTIMA ESPERANZA DE LA BURGUESÍA PARA TRATAR DE SUPERAR SU PROFUNDA CRISIS
La elección de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno, en un escenario de extrema tensión en el debate parlamentario, expresa la magnitud y el alcance general de la crisis que afecta a las distintas estructuras de legitimación del poder de la burguesía española.
A la gravísima inestabilidad del capitalismo internacional, que no solo se expresa en que la deuda mundial haya alcanzado la impagable cifra de 32.500$ cada uno de los más de 7.000 millones de personas que habitamos el Planeta i, sino que, además, en los más diversos escenarios, los intentos desesperados y aventureros de los EE.UU para tratar de revertir sus dificultades para mantenerse como primera potencia hegemónica mundial, nos sitúan en el gravísimo riesgo del estallido de un conflicto bélico generalizado; el capitalismo español añade un buen número de factores de quiebra que hacen ingobernable su desarrollo que no tienen solución dentro de los límites del actual marco institucional.
La constatación del constante debilitamiento de los consensos del 78, es el punto de partida para analizar la totalidad de los factores que se expresan en la elección de este gobierno, cuya prioridad absoluta es la de tratar de gestionar la superación de la crisis global del capitalismo español, para, en lo que debe ser una profunda refundación orgánica de su existencia, establezca las condiciones que permitan iniciar un nuevo periodo en el ejercicio de la actual dictadura de clase.
Más allá de los mediáticos exabruptos de una derecha cortijera, envalentonada por décadas de políticas conservadoras desarrolladas por la alternancia PSOE/PP en los gobiernos centrales, autonómicos y locales, es necesario entender que, tal vez, la alternativa que ofrece el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, sea la última oportunidad con que cuente el núcleo dominante de la oligarquía española para gestionar una salida de la crisis que le garantice la unidad del mercado que conquistó por las armas en 1939, y que logró consolidar durante estos 40 años con la Transición pactada tras la muerte del tirano en 1975.
Bien definido por la portavoz de EH Bildu, como el último tren con el que cuenta el estado español para abordar la crisis territorial con una propuesta fundamentada en el reconocimiento efectivo de la plurinacionalidad del Estado Español, nuevamente recae en la socialdemocracia (la nueva y la vieja) la tarea de gestionarle a la burguesía una salida con paz social. Una salida en la que los intereses y necesidades de la clase obrera y los sectores populares queden en un subordinado segundo plano. La socialdemocracia española de PSOE y Unidas Podemos, con el concurso de sus compañeros vascos, catalanes y gallegos, de EH Bildu, ERC y BNG, más un PNV muy consciente de sus responsabilidades e intereses institucionales, enfrentan la tarea de buscar una salida superadora “al régimen monárquico del 78” para evitar que salte por los aires la arquitectura actual del Estado. En una situación, en la que cada vez más amplios sectores de las burguesías vascas y catalana se sitúan liderando las legítimas aspiraciones de libertad de sus pueblos, con la finalidad de lograr un espacio político diferenciado para la gestión exclusiva de sus propios mercados; la oligarquía española juega su última carta de formalidad democrática antes de optar definitivamente por el recurso de la represión y la tiranía como su única jugada posible.
Frente a esta posibilidad, que empezará a gestionar con pleitesía palaciega el nuevo gobierno, se sitúa la reacción heredera del abrazo de Vergara y de la Restauración decimonónica. Esa oligarquía, determinada por su carácter reaccionario y parasitario, de querencia aristocrática, como fracción más conservadora y ultramontana de la burguesía española mantiene, como única opción para el ejercicio de su poder, la violencia como garantía de la constante negación de derechos a cualquier fracción de la sociedad que no sean ellos mismos.
Por la gracia de Dios y de la Conferencia Episcopal, en su España solo caben ellos, y quienes aceptan ser sus esclavos sumisos. PP, VOX y Ciudadanos, con un programa ultraliberal de privatizaciones generalizadas y liquidación de derechos civiles, sociales y laborales en una España Una, son la alternativa política del garrote, los grilletes y el rosario, a la gestión de la crisis capitalista que tratará de realizar el gobierno de la socialdemocracia.
LOS GRANDES AUSENTES; LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO TRABAJADOR.
En el desarrollo de estos acontecimientos no se nombra a quiénes, sin duda, hemos sido los grandes ausentes del debate parlamentario. Nadie, más allá de menciones puntuales a asuntos muy concretos de especial significación, como puede ser el caso de algunos aspectos de la última reforma laboral o la ley mordaza, situó una agenda detallada para la recuperación de derechos para la clase trabajadora y los sectores populares. Sólo se oyeron voces para ensalzar la llamada “cultura del emprendimiento” y para facilitar la creación de PYMEs; pues en boca de la socialdemocracia, la nueva y la vieja, queda claro que la ciudadanía, hace tiempo ya que, en aras del interclasismo, derrotó a la clase obrera.
La garantía de la paz social pasa por amordazar al pueblo trabajador, ocultar sus necesidades, y desmovilizarlo con el espantajo de la “derecha fascista” y la necesidad de ajustarse a los límites que marca la realidad de la “compleja” coyuntura económica nacional e internacional.
La necesidad de institucionalizar el discurso del “mal menor” que, desde los Pactos de la Moncloa, ha servido para legitimar décadas de pacto social y conciliación de clases, será la divisa del nuevo gobierno. Un gobierno que, muy probablemente, partiendo de alguna medida de indudable interés social como, tal vez, la subida del SMI o cierta regularización del mercado del alquiler o de las casas de apuestas que inundan los barrios obreros, acabará aplicando todos y cada uno de los mandatos que, desde los poderes fácticos del Estado y las instituciones europeas e internacionales, se le impongan para gestionar la crisis estructural del capitalismo. Es muy posible que repitamos el escenario del gobierno de Zapatero, que inició su mandato retirando valientemente las tropas de Iraq, pero que acabó siendo el gobierno que más militares españoles desplegó a lo largo y ancho del Orbe.
Igualmente, la política exterior de España fue la otra gran ausente del debate. Ni nada se habló de ella, ni nadie osó cuestionar el consenso que, no solo, subordina la soberanía económica y monetaria a la UE y el BCE, sino que, además de ceder el territorio español a la OTAN y al ejército yanqui para sus bases de guerra, nos implica directamente con tropas en el terreno y un coste multimillonario, en la mayoría de los conflictos bélicos con los que el Imperialismo asola a la Humanidad. La nueva socialdemocracia de Podemos, IU y el PCE, en aras de su soñada legitimación institucional con sillón en el Consejo de Ministros, parecen olvidar para siempre, no solo, el OTAN NO, BASES FUERA, sino también el NO A LA GUERRA.
Por ello, frente a la maniobra de la socialdemocracia con el objetivo de desmovilizar al pueblo trabajador y a los sectores populares, con el concurso de sus correligionarios sindicales y sociales que seguirán jugando su papel de intermediación y conciliación de clases, la opción de los y las comunistas, del PCPE y su Juventud, la JCPE, es levantar la más amplia alianza social que, sobre la base de una Plataforma política y social de recuperación de derechos, sitúe a nuestra clase y a sus aliados a la ofensiva.
La clase obrera, el campesinado empobrecido por los monopolios, falsos autónomos, pequeños empresarios autoexplotados y condenados a la proletarización, mujeres trabajadoras doblemente esclavizadas, jóvenes sobreexplotados y forzados a la emigración, trabajadores inmigrantes sin derechos…, todos y todas unidos contra la pauperización de nuestra realidad y en pro de un futuro sin explotadores y organizados y movilizados en torno a un programa fundamentado en un nuevo proyecto histórico para una España, que sea unión voluntaria de pueblos libres y soberanos, articulada en una República Socialista de carácter Confederal. Ese es el proyecto histórico de soberanía, progreso y libertad por el que lucha el PCPE.
Se impone la necesidad de armar una potente contraofensiva obrera y popular que enfrente la agresión capitalista y los grandes retos sociales sobre la base de la defensa intransigente de todos los derechos y libertades arrancadas a la burguesía con nuestra lucha, derecho a la Autodeterminación, igualdad de derechos entre hombres y mujeres que acabe con la doble opresión a la que son sometidas las mujeres trabajadoras, desmercantilización de la Educación y la Sanidad, derechos de la Juventud, salida del Euro, la OTAN y la UE en el marco de un proyecto de recuperación de la soberanía popular centrada en el mundo del trabajo, nacionalización de los sectores estratégicos, fundamentalmente, banca, energía, obra civil, transportes y telecomunicaciones, reducción de los presupuestos militares, salario y pensión mínima de 1.200€, gestión del medio ambiente a favor exclusivamente de las necesidades sociales. Estas son solo algunas de las medidas del programa en torno al cual armar y organizar nuestra lucha.
Una vez más, la lucha obrera y la movilización popular continuadas, volverán a ser la única garantía de victoria frente a las clases parasitarias que todo nos lo roban.En una situación en la que la clase dominante enfrenta graves dificultades para mantener su dominación, el bloque obrero y popular tiene que aprovechar la ocasión para golpear de forma continuada y conseguir cambiar la correlación de fuerzas y hacer avanzar sus posiciones clasistas. Es el momento de trabajar para poner en marcha un amplio proceso, de unidad y movilización, que impida a la oligarquía española consolidar su poder en una fase superior de explotación y violencia con la ayuda del gobierno de la socialdemocracia.
POR LA UNIDAD EN EL FRENTE OBRERO Y POPULAR POR EL SOCIALISMO
POR LA REPÚBLICA SOCIALISTA DE CARÁCTER CONFEDERAL
POR LA SALIDA DEL EURO, LA UE Y LA OTAN
a 7 de Enero de 2020

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PARTIDO COMUNISTA MARXISTA LENINISTA. ACERCA DEL GOBIERNO PSOE-UP



Sobre el nuevo gobierno PSOE-UP.

Diario octubre / enero 9, 2020



Tras semanas de discretas negociaciones, y en medio del griterío de la derecha franquista y las advertencias apocalípticas de los medios de comunicación afines, finalmente Pedro Sánchez ha culminado el proceso que lo convierte en el primer presidente de un gobierno de coalición bajo el régimen del 78.

Es de destacar, sin duda, la intensa campaña mediática emprendida por PP, Vox y C’s, de resabios claramente ultras –fascistas– por su carácter agresivo, catastrofista y grotescamente embustero, y que ha contado con el respaldo de patronal, Iglesia y sectores relacionados con el Ejército. No solo se ha exagerado hasta la caricatura las intenciones de los partidos firmantes del pacto, sino que se ha llegado a mentir descaradamente incluso sobre las carteras atribuidas a «los comunistas» y su verdadera significación.

Especial gravedad han revestido los llamamientos a la intervención del Ejército, realizados desde las filas de los fascistas de Vox, que han tenido su correspondiente reflejo en amenazas serias contra la seguridad de diversos diputados. Pero no resultan menos indicativas de la histeria derechista las acusaciones de falta de legitimidad del nuevo gobierno por parte de Pablo Casado, así como sus advertencias sobre la posibilidad de derribarlo por medios distintos a los parlamentarios.

De esta manera, la (ultra)derecha pone abiertamente sobre la mesa la alternativa autoritaria, despojando a la democracia burguesa de sus últimos ropajes democráticos, una vez comprobado que los mecanismos institucionales y los aparatos de hegemonía no son suficientes para someter por completo la marcha de los asuntos legislativos a los intereses del gran capital. Como muestra la evolución de la situación política en los últimos años, tanto en España como a escala global, la oligarquía necesita afinar sus instrumentos al máximo para disciplinar a la clase obrera y someter al resto de fracciones burguesas nacionales, con el fin de afrontar la pelea global por los mercados y los recursos en las mejores condiciones.

Tal barullo y nerviosismo contrasta, sin duda, con la entidad de los ministerios conseguidos por los representantes de UP, con el limitado contenido del propio acuerdo PSOE-UP y con la insistencia en ceñirse al «marco constitucional» a la hora de negociar con el independentismo una solución al conflicto político. De hecho, la cortedad de miras de la izquierda institucional a la hora de enfrentar los cimientos del régimen amenaza con producir mayores frustraciones entre el proletariado y la izquierda social en general, lo que acabaría reforzando al fascismo.

En realidad, por más que sea comprensible el alivio y el optimismo que la formación del gobierno de coalición han inspirado en amplios sectores obreros y populares, no es posible dar respuesta a los principales problemas que aquejan a nuestra clase dentro del estrecho corsé impuesto por la “transición”: es necesario romper con su entramado jurídico e institucional, empezando por la misma monarquía.

Ciertamente, no es descartable que, pese al ruido creado por la reacción en el Congreso, el capital y sus principales representantes no estén considerando seriamente dar un golpe de timón que, al poner en cuestión los aspectos formales del régimen, pueda desencadenar una fase de inestabilidad contraproducente para sus negocios. Pero, incluso en ese caso, no cabe duda de que el recurso al nacionalismo españolista y la agitación producida en torno al papel de ERC y otros partidos independentistas como EH Bildu en la formación del nuevo gobierno amenazan con profundizar la derechización de sectores populares y su radicalización en un sentido reaccionario, endureciendo la dominación política y económica ejercida por la oligarquía.

Sea como fuere, es necesario que el proletariado no baje la guardia ni se entregue a las ilusiones de un parlamentarismo burgués del que empieza a renegar incluso su clase beneficiaria. Muy al contrario, la situación requiere incrementar la discusión, la organización y la movilización de nuestra clase en todos los ámbitos, con el fin de hacer frente a la reacción y obligar al nuevo gobierno a cumplir sus promesas y asumir nuevas medidas favorables para las clases populares. Solo de esta manera empezaremos a construir una correlación de fuerzas favorable a nuestra clase, que permita plantear nuevas tareas en el camino de conseguir más democracia –la República– en el camino hacia el Socialismo.

¡A DISCUTIR Y A ORGANIZARSE EN TODOS LOS BARRIOS Y CENTROS DE TRABAJO Y DE ESTUDIO!

¡A LA CALLE PARA DETENER A LA BESTIA FASCISTA! ¡NO PASARÁN!

¡POR LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA, POPULAR Y FEDERATIVA!

¡POR EL SOCIALISMO!

Secretariado del CC del Partido Comunista de España (marxista-leninista)
Ocho de Enero de 2020

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