sábado, 19 de abril de 2025
Aires de Guerra
Hubo una vez
(varias, en realidad) en la que las gentes de abajo fueron entusiastas a una
guerra en la que no tenían nada que ganar. Ganó la muerte. Hoy, contemplamos la
muerte con indiferencia: en Gaza, en Ucrania, en Sudán, dondequiera que sea.
Estamos ciegos.
Aires de Guerra
El Viejo Topo
19 abril, 2025
Soplan aires de
guerra. Azufre y hedor de cadáver es lo que trae el viento. También, como se
diría en la narración de El Señor de los Anillos de J.R.R.
Tolkien, se columbran negros nubarrones y lejanos fuegos que cierran el azul
del cielo europeo. Las estrellas se apagan.
El capitalismo
tardío resolverá su crisis, como augura Lazzarato en el artículo,
“Ármate para salvar en capitalismo”, con una nueva guerra. “La guerra final”,
dicen algunos. El potencial nuclear, así como la temible tecnología militar
convencional, hacen pensar que esta puede ser la Gran Guerra, la
III Guerra Mundial, la contienda que arrasará definitivamente Europa. No será
mañana, pero puede estar ya en el horizonte. Y los pueblos no reaccionan. Nadie
grita para decir “¡que paren!”
Que llegue el
mal a tal extremo, ya lo veremos. Pero el hecho palpable de que el continente
nuestro ya está sembrado de cadáveres, esto justamente ya lo estamos
viendo hoy (cientos de miles de muertos ucranianos y rusos, por no
mencionar a los mercenarios extranjeros).
Porque siempre
es Europa el escenario central de la Gran Masacre que está por venir.
La Tierra Media (Mitteleuropa) es el corazón de las batallas por
el dominio de Eurasia: un amplio espacio entre la frontera franco-alemana y
la rusa. Europa, sometida al poder yanqui desde 1945, desea librar una guerra
que no puede librar. Obedece a un amo, “eligiendo” entre su propia destrucción
y su propia destrucción, es decir: forzada por un amo que la pretende aniquilar
porque le sale caro mantenerla. Europa fue “liberada” del monstruo
nacionalsocialista, el Sauron del siglo pasado, para acabar siendo colonia,
desde entonces hasta hoy, de otro monstruo. Salió del “mundo-Auschwitz” y entró
en el “mundo-Hiroshima”.
Europa pagó
caro su guerra civil de 1914-1945, la guerra civil entre Imperios. Ahora quiere
devenir ariete de otro monstruo: el monstruo del capitalismo imperialista y
neoliberal angloamericano, contra Rusia.
Europa, hoy
devastada en la guerra 1914-1944 (el paréntesis de 1918-1939 fue la
prolongación de la guerra por otros medios), es una precaria unión de muchos
pueblos que sigue con la bota de los norteamericanos encima. O campo de
batalla, o ariete contra Rusia. Quieren que entremos en esta perversa
alternativa.
Los estrategas
de la administración americana saben que una alianza entre Europa y Rusia es el
fin de la dominación mundial yanqui. La Federación Rusa, que es también, a
todos los efectos, parte de Europa, podría habernos salvado. Si Rusia
coexistiera unida a Europa, o al menos en paz comercial y amistosa con los
demás países del subcontinente, así como en paz y alianza con las grandes
potencias asiáticas (unión euroasiática), podría relegar a los EEUU al papel de
potencia “provincial”. Un poder yanqui mucho más autocentrado (la supuesta
“ideología Trump”, de la cual no me fío) que controlaría la parte central y
meridional del Nuevo Mundo (con ambiciones hacia Groelandia y el Canal de
Panamá, mostrada por este Trump del segundo mandato). Poderío provincial
(“América para los americanos) que, a su vez, se vería comprometido ante una
Hispanidad real en términos geopolíticos.
Por cierto,
esta Hispanidad no es real en términos geopolíticos porque los yanquis ya se
han cuidado suficientemente de sembrar cizaña en las clases políticas de los
países hispano-luso-hablantes. Es fácil, en nuestros países, llenar las aulas y
las cabezas hueras con teorías indigenistas y leyendas negras contra la
Hispanidad. Despotrican estas clases políticas contra España, un país
prostituido y decadente, y corren, sin embargo a lamerle “por detrás” al
presidente americano. Así de fácil es controlar el patio trasero americano
hispano-luso-hablante, entre un golpe de estado y otro.
En esta Tierra
Media europea vivíamos pueblos diversos, no siempre bien avenidos,
dotados de equilibrios precarios “westfalianos”, pero coexistiendo siempre con
lazos comunes innegables. El capitalismo imperialista, desde el último tercio
del XIX, fomentó entre nosotros los europeos los peores resortes nacionalistas
y supremacistas. Nadie como Lenin vio con tanta claridad ni nadie describió con
mayor precisión el fenómeno del Imperialismo y su consecuencia: millones de
cadáveres de europeos.
Las tesis
de Imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), una de
las obras maestras de Lenin, siguen siendo apropiadas para el día de hoy. Si
acaso, cabe indicar ahora el matiz de que no son las naciones imperialistas los
únicos agentes estratégicos (por emplear los términos de
Gianfranco La Grassa), sino que también juegan un enorme papel toda una amplia
gama de agentes estratégicos no estatales, ni
nacionales, que pugnan entre sí en diversos planos, dentro de los estados y a
través de los estados. Fundaciones, corporaciones, monopolios, oligopolios,
iglesias, oenegés, etc., son unidades de acción estratégica que atraviesan
“trascendentalmente” a los estados nacionales, instrumentalizándolos a su vez.
Los estados son unidades políticas que por su parte son creadas e
instrumentalizadas por lobbies más o menos ocultos, grupos financieros, etc.
que no siempre ni principalmente actúan bajo una lógica estatal o nacional,
agentes que hacen y deshacen los propios estados y emprenden bloques de
alianzas a niveles diversos. Las contradicciones irresolubles de tipo económico
(la imposible evitación de la caída de la tasa de ganancia)
se entreveran con los conflictos estratégicos de los más
diversos agentes.
El principal
agente agresor e imperialista, de tipo estatal, está representado por los
Estados Unidos. Ningún agente estratégico con protagonismo mundial está tan
presente en el mundo por medio de bases militares, flotas, y programas de
cretinización universal de las masas de los países donde ellos ejercen control
y hegemonía.
La propia Unión Europea fue una creación de los EEUU en gran medida.La estrategia siempre es la misma: primero, la destrucción bélica; acto seguido, la reconstrucción. Ambas fases implican creación de plusvalía a favor de ciertos sectores industriales, a costa de la destrucción masiva de bienes (capital muerto o congelado). Al poner el contador a cero, tras una destrucción masiva, se renuevan las expectativas de nueva creación de plusvalía y se frena la caída tendencial de la tasa de ganancia.
Siguiendo una
lógica inexorable, pero criminal, el capitalismo no puede reproducirse sino a
costa de la vida: cuando la vida humana es explotable, de ella,
como fuerza de trabajo, se obtiene la plusvalía. Cuando la vida humana es mercantilizable,
antes y más allá de su empleo en la producción, como está ocurriendo en las
nuevas formas de esclavitud y comercialización de cuerpos humanos: la industria
“trans” –vide los trabajos de Jennifer Bilek–, los úteros de
alquiler, el comercio de órganos, y demás horrores del llamado transhumanismo,
el capitalismo sigue su curso a costa de lo natural y de lo humano. Cuando el
capitalismo decide poner el contador a cero, realizar un gran “reseteo”, ello
se debe a una crisis gigantesca de realización. Son fases (y ahora nos estamos
metiendo de lleno en una de ellas) en las cuales las grandes finanzas
deben remodelar el planeta entero y a sus habitantes.
Se suele decir
que el capitalismo es intrínsecamente genocida. Es cierto, pero insuficiente.
La dinámica del imperialismo, que en el análisis clásico de sus primeros
momentos (Lenin, Hilferding) implicaba el control de los bancos sobre las
empresas, la organización financiera de la producción de las potencias, ávidas
por exportar capitales y practicar un neocolonialismo económico (más que
militar, territorial y administrativo), para repartirse el mundo, conllevaba
altas dosis de genocidio: las resistencias indígenas frente a los imperialistas
suponía para los pueblos su muerte, la destrucción.
Los grandes
monopolios y oligopolios se asocian de diversas maneras para un mejor y mayor
saqueo del mundo, pero ya desde el principio compiten entre sí. No hay solo una
“lucha de clases”, ni esta es, en modo alguno, el verdadero motor de la
Historia. El motor de la Historia son las acciones de los agentes
estratégicos que compiten y se alían entre sí en distintos momentos. El
mundo fue organizado en colonias y neocolonias (estas últimas en la fase
imperialista del capital financiero), y los millones de muertos caídos en los
campos de Europa fueron vidas humanas sacrificadas para que los imperios
capitalistas “no dejaran de perder”.
Cada vez que se
agita una bandera nacionalista-imperial, como la que agitó Zelensky engañado
por americanos y británicos, y como la vuelven a agitar polacos, alemanes,
bálticos, escandinavos y otros perrillos falderos occidentales de la OTAN, el
pueblo debería recordar quién la está agitando realmente. Un imperio que no es,
precisamente, un imperio con base nacional llamado a realizar una “misión
histórica”. Esa patraña, en estos tiempos nihilistas, ya solo puede engañar a
un tonto de remate. Las unidades políticas estatales y sus proclamas
nacionalistas son hoy los juguetes o las armas, según sea el caso a tratar (en
EEUU o Alemania son armas del imperialismo económico y sus agentes, aunque muy
insuficientes ante Rusia; en España, ni siquiera hablamos de arma, es un
juguete y además, roto).
El nacionalismo
imperial resucitado en la Europa occidental, contando con los antecedentes que
ya sabemos (las dos guerras mundiales anteriores, o si se quiere la “guerra
civil” europea del 14 al 45) está a punto de prender la mecha. Sabemos de
manera sobrada que las carnicerías se organizaron no por choques ideológicos o
incompatibilidades culturales, sino azuzadas por agentes estratégicos que en
aquel tiempo eran agentes monopolistas, financieros e imperialistas, sujetos
con poder de decisión que orientaron a los grandes estados capitalistas a la
destrucción recíproca, para poder pasar de una multipolaridad a una estricta
unipolaridad.
La Anglosfera
se impuso finalmente en la mitad de Europa en 1945, una Anglosfera renovada:
los británicos hubieron de pasar a un segundo plano, complementario (pero
siempre criminal) del verdadero agente imperialista hegemónico, los EEUU. La
reconstrucción de la Tierra Media, específicamente de Alemania, solo podía
llevarse a cabo al precio de su subordinación como potencia
manufacturera-tecnológica controlada y, literalmente, ocupada, por los EEUU.
Pero la situación ya ha cambiado radicalmente. La capacidad productiva de
Alemania ha bajado mucho, y sus empresas solo nominalmente se puede decir que
sean alemanas: son corporaciones penetradas completamente por el capital de los
“Big Three”, que en gran parte son activos financieros judaico-anglosajones
(véanse los trabajos de Andrés
Piqueras).
Cuando leemos
en la prensa que “Alemania se prepara para la guerra contra Rusia”, se nos
quiere hacer pensar en un estado westfaliano (independientemente del belicismo
prusiano o nacionalsocialista del pasado) que se debe proteger ante un “Oso”
enorme y amenazante, arrastrándonos a nosotros, sus siervos y periferias. Ni
Alemania ni ningún otro estado europeo, con sus ejércitos de juguete, está
actuando ya como una unidad política dotada de verdadera autonomía estratégica
ante posibles “amenazas”. Cuando el lector lea “Alemania”, “Francia”, y demás,
incluso cuando lea “EEUU” debe saber reconocer la ideología y la propaganda con
las cuales se quiere encubrir y justificar la sorda (y siniestra) lucha entre
capitalistas, lucha –por cierto- de la cual están excluidos los proletarios y
las clases campesinas y medias de nuestra parte del mundo. Nunca el “pueblo”
vivió de manera tan desorganizada e ignorante ante la carnicería que se está
planeando para él y contra él. No somos ya un “nosotros” nacional. Es la guerra
de las élites para “no dejar de perder”. Elites asesinas. Nunca hemos caminado
al filo del abismo, con los ojos vendados y guiados por idiotas y ciegos. Nunca
como ahora.
El pueblo está
siendo despojado de todo cuanto había ido conquistando durante dos siglos de
revoluciones, barricadas, sufrimiento y abnegación. Despojado de educación y
sanidad de calidad. Despojado de la posibilidad de casarse y procrear.
Despojado de la opción a tener vivienda en propiedad. Ya no hay proletariado,
con las deslocalizaciones y la terciarización de la economía europea (sector
“Servicios), generándose –en su lugar– un subproletariado, nutrido en gran parte
por los emigrantes. El trabajo de los extranjeros, así como el de los nativos
subproletarizados, es poco proclive a la unión sindical. Es precario y poco
resistente ante las tensiones a las que les somete el capital. Están desunidos,
incluso culturalmente. Estos trabajadores carecen de oportunidades físicas y
comunicacionales a la hora de formar asambleas y adoptar decálogos de acción
conjunta.
De otra parte,
la clase media vive un proceso de aniquilación. El control de los grandes
bancos sobre empresas y estados (fase monopolista a lo Hilferding) dio paso a
un control monopolístico más global y sofisticado, en el que interactúan otros
agentes estratégicos financiadores (grandes grupos financieros, las propias
corporaciones multinacionales y transnacionales, los propios estados) en medio
de los cuales los bancos son solo una parte y un instrumento. El capital
monopolista (Baran y Sweezy) hace y deshace los pueblos, las naciones, las
fronteras y, con los actuales desarrollos tecnológicos (las GAFAM, el “capitalismo
de la vigilancia”), es capaz de moldear al hombre mismo, lo que da pábulo a las
especulaciones (distópicas) de un futuro transhumanista. El 1% ultrarrico
repartirá cada vez menos pastel a una clase media menguante, que hasta ayer les
ayudaba a encaramarse en la cúspide. Un clase media que descenderá a la parte
baja de la pirámide, pues ya no es necesaria a la superélite, engrosando ese
99% de personas míseras, en grado variable. En ese 99%, las diferencias vendrán
marcadas en los aspectos más básicos de la existencia animal: poder comer o no
comer, ser considerado “cosa” o “animal humano”, etc.. Habrá una enorme masa
humana que pueda ser “prescindible”. El modelo que el fascismo sionista (el de
Trump-Netanyahu) ejercido a ojos de todo el mundo: despejar un país entero de
sus habitantes, para llevar a cabo una operación urbanístico-especulativa.
Los 50.000
palestinos asesinados por la Entidad Sionista, o los dos millones de personas
susceptibles de ser deportados, “trasladados” como quien retira cascotes de un
solar arruinado, antes de alzar hoteles y chalets, repiten esquemas conocidos
en la Historia. Modelo Auschwitz-Modelo Hiroshima: siempre está detrás el
imperialismo.
El Imperialismo
del siglo XXI es la fase superior de la guerra contra el género humano. El
destino de esos miles o millones masacrados es el destino que a ti, que lees
estas líneas, te aguarda.
Estudiantes de la Universidad de Sevilla lanzan un crowdfunding para desarrollar el primer avión autónomo de Andalucía
Estudiantes
de la Universidad de Sevilla lanzan un crowdfunding para desarrollar el primer
avión autónomo de Andalucía
TERCERAINFORMACION / 18.04.2025
El equipo VANTUS AeroDesign ha destacado internacionalmente en la
competición Air Cargo Challenge 2024, logrando el mejor debut español con un
15.º puesto global, un 4.º en planos y un 12.º en informe técnico.
El equipo VANTUS en una de
las competiciones / Universidad de Sevilla
Un grupo de estudiantes de la Universidad de
Sevilla, miembros del VANTUS AeroDesign
Team (Vehículos Aéreos No Tripulados de la Universidad de Sevilla), ha lanzado
una campaña de crowdfunding con un objetivo innovador: desarrollar
el primer sistema de vuelo autónomo universitario en Andalucía.
Este hito es posible gracias al respaldo de la
Universidad de Sevilla y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI), que
apoyan al equipo en su formación técnica y en el desarrollo de
aeronaves experimentales.
Desde su sede en la ETSI de la Universidad de
Sevilla, VANTUS AeroDesign ha competido en torneos internacionales,
destacando en el Air Cargo
Challenge 2024, donde lograron un 15.º puesto mundial entre 30
equipos, enfrentándose a universidades como el Politécnico de Milán, la
Universidad de Washington o la Universidad de Sídney. Además, consiguieron el
mejor debut de un equipo español en la historia de la competición, obteniendo
un 4º puesto en mejores planos y un 12º mejor informe técnico.
En el XtraChallenge 2023, el equipo fue
galardonado con los premios a Mejor Informe Técnico y Mejores Planos,
consolidando la excelencia en el diseño y desarrollo de aeronaves de alto
rendimiento. Ahora, con el apoyo de la Universidad de Sevilla, la formación se
enfrenta a su mayor desafío hasta la fecha: desarrollar tecnología de
navegación autónoma con sensores avanzados y algoritmos optimizados, lo que
les permitirá acceder a competiciones de vanguardia en la aviación y seguir
posicionando a la US como referente en la innovación aeroespacial.
“La Universidad de Sevilla y la Escuela nos ha
brindado el conocimiento, la infraestructura y el apoyo necesario para convertirnos
en un equipo de referencia. Ahora, queremos demostrar que el talento
andaluz y la investigación universitaria pueden liderar el futuro de la
aeronáutica”, explican desde VANTUS AeroDesign Team.
Una oportunidad para
impulsar la ingeniería en la Universidad de Sevilla
Este proyecto refuerza la apuesta de la
Universidad de Sevilla y la ETSI por la formación práctica y la excelencia en
ingeniería, consolidando su presencia en competiciones internacionales y
promoviendo el desarrollo tecnológico de sus estudiantes. Para
financiar este ambicioso reto, VANTUS AeroDesign ha lanzado una campaña de
crowdfunding, ofreciendo recompensas a los colaboradores, desde pegatinas y
material exclusivo hasta la posibilidad de grabar su nombre en la
estructura del avión o asistir a demostraciones de vuelo.