jueves, 14 de febrero de 2013

PUBLICADO EN CRONICA DE ARAGON


PSOE jefes – PP jefes: los amigos, amigos son

 Es natural, hoy por ti mañana por mí. Los amigos, amigos son y siempre juntos contra el interés general de la inmensa mayoría, que al fin y al cabo para eso están en política, porque política es intentar engañar a la sociedad haciéndole creer que así es como se defiende el interés público: haciendo que la mayoría viva cada vez en peores condiciones, cuando es posible vivir mejor, porque hay condiciones técnicas y materiales para que así sea. 

Claro que, esto de que todos pudiéramos vivir mejor es contrario al neoliberalismo (capitalismo, dicho sin eufemismos), que se basa en que los menos sean cada vez menos pero más ricos, en tanto que los más sean cada vez más pobres. 

Pero política es también desenmascarar a los impostores, como en este caso es: Rubalcaba y Rajoy o Rajoy y Rubalcaba (antes Zapatero), porque da igual leche que caldo teta. ++ Está hartamente demostrado que la práctica política del PSOE y del PP es la misma en los denominados “grandes asuntos de Estado”, que en realidad no es otra cosa que un eufemismo para la ocultación a la sociedad entera de la salvaguarda y garantía de los principales intereses de las clases dominantes contrarios a la misma sociedad.

 La modificación del artículo 135 de la Constitución llevada a cabo por acuerdo del PSOE, PP y demás grupos de derechas en el Congreso, mediante la cual se garantiza a la banca que cobrarán sus préstamos e intereses correspondiente con carácter prioritario sobre cualquier otro pago que tenga que hacer el gobierno (por ejemplo, sueldos a maestros o pensiones, etc.) es una prueba incontestable de la aseveración anterior. 

A raíz del descubrimiento de que el ex tesorero del PP tenía 22 millones de euros en Suiza (que no es un pecado “venial”, imputado en el caso Gürtel, el mayor caso de corrupción conocido, donde además hay trescientas personas más imputadas que o pertenecen o han pertenecido al PP, algunas de ellas con cargos o funciones dentro del partido de gran relevancia, que ha sido portada de periódicos a nivel internacional, y que ha venido a ser la gota de agua que colmara el vaso para llevar a amplios sectores sociales a pedir la dimisión del gobierno de Rajoy por corrupto, y convocatoria de nuevas elecciones) el PSOE se posiciona a favor del PP, para decir que de dimisión del gobierno nada de nada, sino que los “amigos” del PP quiten a Rajoy como presidente del gobierno y pongan a otro, y aquí paz y allá gloria, que la corrupción y los recortes pueden seguir su rumbo.

Si los diferentes partidos y organizaciones sociales y sindicales (se excluyen a las jefaturas de UGT y CCOO) y demás personas que protestamos y nos oponemos a las políticas de Rajoy (y antes a las de Zapatero) no logramos hacer que dimita el gobierno de Rajoy, se disuelvan las Cortes para convocar nuevas elecciones y la elaboración de una nueva Constitución, nos encontraremos con que en las siguientes elecciones las perderá el PP, las ganará el PSOE, y una vez esté en el gobierno, así como ahora el PP tiene la desfachatez de justificar los recortes sociales que está haciendo, a la mala gestión del gobierno de Zapatero, el PSOE le echará las culpas al PP para continuar con la misma política de éste. O, que se intente hacer un gobierno de concentración Nacional, o alguna jautada parecida (el nombre es lo de menos) donde predominen elementos del PP y del PSOE (los nombres personales darán lo mismo) para continuar con la misma política de recortes sociales. 

Se le podrán pedir peras al olmo, que es lícito, al igual que lo es rezarle Rosarios a la Virgen María, pero la salida de la crisis y el evitar las consecuencias del conflicto social que se producirá como consecuencia de la miseria e injusticia a que nos llevan a pasos de gigante las políticas de recortes sociales, antes de Zapatero y ahora de Rajoy, que ni siquiera son atribuibles a ellos personalmente por ser unos inmorales (de moralidad ninguno de los dos andan muy sobrados, pero esa no es la razón fundamental) sino que le son impuestas por la propia dinámica del sistema capitalista, pasa por la dimisión del gobierno, la convocatoria de nuevas elecciones, y la aprobación de una nueva Constitución en la que se recoja un modelo de producción que no esté dentro de los parámetros del modo de producción capitalista. 

Pero la dimisión del gobierno de Rajoy debe ser promovida, forzada y obligada por la presión política de la mayoría social que somos todos los que sufrimos las consecuencias de las políticas que viene imponiéndonos en función de los intereses del gran capital, los que a su vez somos los que hemos de proponer la alternativa política en función de nuestros intereses que son los mayoritarios de la sociedad. Todo lo que no sea esto es un brindis al sol, que también es lícito.

Porque de no ser así, también el gran capital, cuando vea sus intereses en peligro, podrá promover la sustitución de Rajoy en el gobierno, y de hecho, ya se oyen voces en la prensa declarada de derechas, que a Rajoy lo podría sustituir Ruiz Gallardón (lo que el PSOE de Rubalcaba no solo no critica, sino que lo da por bueno implícitamente), uno de los ministros más reaccionarios del gobierno, que cuenta en su haber el ser uno de los responsables de convertir a Madrid en una de las ciudades más endeudas de España a base del “ladrillo”, y siendo sus contrarreformas (más que reformas) legales de lo más contrario a la justicia que uno pueda imaginar. 

Y, no hay más. O nos defendemos nosotros o no nos defiende ni María Santísima.

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ACERCA DE LA CORRUPCION


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Gentileza de http://www.iidh.ed.cr/siii/index_fl.htm para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL  

C. Dimensión internacional y transnacional del fenómeno 

Al mismo tiempo la corrupción se convierte en un personaje principal en el tablado de la política internacional hasta el punto que una descripción de este aspecto tiene importancia fundamental para comprender su repercusión en las políticas nacionales y su estrecha relación con temas fundamentales, objeto de este Diccionario, como el del financiamiento político. Para ello es necesario remontarse a acontecimientos de la década de 1970 desencadenados por eventos de la política interna estadounidense que condujeron a una cadena de escandalosas revelaciones sobre la utilización del soborno por grandes y pequeñas compañías estadounidenses para obtener contratos en el exterior. Las investigaciones de una subcomisión senatorial sobre compañías multinacionales presidida por el senador demócrata Frank Church y las actuaciones de agencias del gobierno, especialmente la Securities and Exchange Commission y el Internal Revenue Service, encargados respectivamente de la supervisión de las operaciones de bolsa y de la administración impositiva, conducen a lo que una revista califica muy expresivamente como “el apresuramiento corporativo a confesarlo todo” (The corporate rush to confess all. Business Week. 23/2/76). Las revelaciones de mayor impacto son las que se refieren a las actuaciones del gigante de la aviación Lockheed a la casa real holandesa, al aparecer implicado el príncipe consorte, y a un sistema político, el japonés que desde entonces aparece como uno de los más corruptos entre los de países desarrollados. Pero el asunto no se detuvo en estos dos países sino que afectó a muchos otros como Corea, Italia, Honduras, y también otras compañías además de la Lockheed.3

 A consecuencia de estos eventos se produce una discusión en el país norteño acerca de si tales revelaciones y más aun, el sancionar el soborno transnacional, era conveniente al interés nacional, si las agencias aludidas habían excedido sus atribuciones y sobre las dificultades jurídicas de regular la materia. Esta discusión no interesa tanto aquí como que tan complejo conjunto de sucesos tuvo su modesto origen en y fue una de las muchas secuelas del famoso caso Watergate, que condujo a la renuncia del Presidente Nixon en 1974. Es decir, en un caso que se desencadenó por un problema de financiamiento político, pues la irrupción clandestina en las oficinas del partido demócrata, fue financiada por el comando de la campaña republicana pero, además, reveló toda una serie actuaciones del gobierno de Nixon para poner a su servicio político a la SEC y al IRS. La primera para que mantuviera una actitud complaciente frente a los desembolsos de compañías norteamericanas para las campañas electorales nixonianas, especialmente la reelección de 1972, y la segunda porque cedió a presiones políticas para emplear informaciones impositivas como medio de presión y represalia políticas contra los adversarios del gobierno, hasta llegar, incluso, a constituir una sección especial para tal fin. El celo investigativo desatado para compensar las dudosas actuaciones anteriores, adquirió su propio momento y condujo a determinar la interconexión entre asuntos al parecer dispares, pues los fondos destinados para el financiamiento de operaciones electorales legales o ilegales internas se encontraban depositados en cuentas “off shore” que también se utilizaban para los sobornos de las multinacionales en el exterior.

Particular importancia tiene en el desarrollo explosivo de los análisis sobre corrupción política la promulgación en 1977 de la Federal Corrupt Practices Act, que convertía en delito el pago de sobornos de cualquier tipo a funcionarios extranjeros con castigos de hasta cinco años de privación de libertad y multas individuales de hasta diez mil dólares y corporativas de hasta un millón. Difícilmente, en efecto, se puede imaginar un incentivo mayor para los estudios sobre corrupción que las sucesivas revelaciones y escándalos, que no podían ser de poca monta porque envolvían la potencia de mayor importancia en el comercio internacional. De esta manera el tema se convirtió en un objeto inexcusable de estudio, pero, a su vez, se revelaba también que en otras legislaciones de países de mayor desarrollo no sólo no se prohibía sino que se incentivaba fiscalmente la obtención de contratos de exportación mediante sobornos a los políticos y funcionarios extranjeros.4 De esta manera la atención académica creaba un clima de opinión adverso a la tolerancia y la importancia de las acciones políticas emprendidas mostraba la relevancia del nuevo objeto de estudio.

En 1992 ocurre, otro sensacional hecho referido esta vez a un país europeo. Es la famosa tangentopoli italiana iniciada por los fiscales de Milán al realizar una serie de investigaciones y arrestos domiciliarios contra dirigentes políticos y empresariales que, a la larga, conducen a la caída del establecimiento dominante en ese país desde finales de la segunda guerra mundial. 

El caso italiano fue el más agudo y prototípico pero no un fenómeno aislado pues los escándalos se extendieron a otros países europeo-continentales, especialmente Francia y España. Al principio las repercusiones aunque impresionantes fueron principalmente de política interna. Sin embargo, las diversas tangentopolis demuestran tener ramificaciones internacionales especialmente en cuanto al comportamiento en el exterior de las empresas europeas pues conducen a revelaciones muy parecidas a las que afectaron a las compañías norteamericanas en los años 70. A consecuencia de ello, en el seno de la OCDE y dentro de la Unión Europea surgen grupos de trabajo sobre soborno y lavado de dinero o sobre corrupción internacional. Pero, al mismo tiempo, se producen acontecimientos que guardan un sorprendente paralelismo con los europeos en latitudes tan distantes como Corea del Sur y México y se genera un ambiente internacional sin el cual quizás no hubiera sido tan expedita ni tan sensacional la aprehensión de famosos fugitivos implicados en corrupción como el cerebro financiero de la campaña electoral de Fernando Collor de Mello, Paulo Cesar Farías y el ex-jefe de la Guardia Civil Española, Luis Roldán. 

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