sábado, 22 de septiembre de 2012

CARRILLO CRITICADO POR UNA PARTE DE LA IZQUIERDA


LA PRENSA DE DERECHAS Y LAS CRITICAS AL CARRILLISMO. UNA ALERTA NECESARIA


Benjamin Balboa
 Sociología crítica 
 2012/09/21 

  Desde hace dos días periodistas de El Mundo y La Razón están tratando de reunir datos sobre acusaciones contra Carrillo. No les importa publicar cualquier cosa que pueda infamarle, ni recabar datos entre los críticos con Carrillo por la izquierda. El objetivo no es Carrillo, sino precisamente los ideales de la izquierda que defendieron o dijeron defender quienes portaron sus banderas. Acusando a Carrillo, dando voz a sus críticos, quieren atacar al comunismo, a la República y a todos los valores de la izquierda. Es un hecho. Ya lo están haciendo. No les vale que la principal crítica a Carrillo sea en relación a su papel determinante en la impunidad del franquismo que sigue todavía. Desean otra cosa, carnaza para atacar la parte mejor y más pura de las vidas de todos los que lucharon por un mundo mejor. Es algo repugnante.

Cuando falleció Fraga, esa prensa no dio espacio a sus críticos, no hablaron de su papel en los gobiernos del dictador, de su trayectoria más oscura, de cuanto hizo y dijo en la represión de Asturias, la muerte de Grimau, de Ruano, del general Humberto Delgado y su secretaria, de los sucesos de Vitoria, de su papel imprescindible como sicario de confianza de Franco, de cómo la Transición le permitió escapar impune a sus responsabilidades. Ni una palabra. 

En cambio con Carrillo no dudan en atizar el supuesto odio de sus críticos, de los que desde su mismo campo le combatieron y se le enfrentaron por sus errores y sí, tambien tal vez, por sus crímenes. Y es que la izquierda tiene una clara superioridad moral sobre la derecha. La izquierda sabe ser crítica consigo misma y es capaz de enfrentarse entre sí por cuestiones éticas, por una cuestión moral. La izquierda ha criticado a Carrillo y a muchos otros, a veces en críticas cruzadas, porque no soporta la injusticia y busca la verdad. Unas veces con razón y otras no, pero lo que no es de recibo es que desde la derecha antidemocratica, cerril y enemiga de la libertad, se busque apoyarse en las contradicciones para, en suma, condenarnos a todos y a nuestros valores. 

 Carrillo con su acción equívoca, con su proceder indeseable se granjeó el apoyo y la simpatía de los miembros del régimen franquista que deseaban mantener sus privilegios y posición cara al sol de la democracia. Basura moral que debería haber pagado con la cárcel sus crímenes contra el pueblo español salvaron todos los muebles y fueron padres de la patria gracias a Carrillo y su ascendente en el liderazgo del PCE, un partido que fue el primero en ser sacrificado y traicionado. Los halagos el día de su muerte no lo fueron por su condición de comunista sino por haber sabido dejar de serlo —según ellos— y por haber sido cómplice necesario de la impunidad. Tales buenas palabras llevan implícitas el desprecio cuando no el odio al comunismo, a la República y a los valores antifascistas. 

 Se preparan y publican reportajes especiales sobre Carrillo, se buscan detalles que lo acusen, se indaga en lo personal, se incita a las víctimas a que suelten su dolor y se tiene especial predilección por los que lo hacen desde la izquierda. Se equivocan, nosotros no somos como ellos. Si hacemos críticas duras, si hemos gritado Basta en alguna ocasión —como Lister hizo— es precisamente porque respetamos nuestros ideales y nuestras ilusiones, por el respeto que nos merece la dignidad humana y el sacrificio de los que luchan. No podemos caer en estas provocaciones. Debemos denunciar los abusos miserables que se están produciendo. Carrillo favoreció una democracia que no es tal, tragó con una monarquía impuesta, acepto la impunidad de los franquistas y destrozó orgánica y políticamente el PCE, no estuvo solo en esa tarea y su larga sombra llega hasta el presente en el que los crímenes del franquismo siguen impunes y la monarquía es la tapadera de todas las corrupciones y recortes. Si quieren crímenes que miren estos. 

 Es preciso afrontar estas contradicciones desde la izquierda, es preciso tender la mano a todos los que en cada momento histórico fueron honrados e hicieron lo que creyeron que debían hacer y que hoy siguen honradamente defendiendo sus valores. La defensa de la libertad, del compromiso heroico en defensa de la dignidad humana que es el comunismo, la lucha por recuperar la legalidad republicana perdida que es imprescindible para afrontar la lucha contra los mercados y los recortes pues sin libertad, bien común y soberanía nacional no se va a ninguna parte, la denuncia implacable de la impunidad y la exigencia de la verdad, la reparación y la justicia, la defensa orgullosa y valiente de nuestra condición de trabajadores conscientes de nuestra clase, la libertad, la igualdad y la Fraternidad que deben regir la vida pública de nuestra soñada República son los valores compartidos que nos unen. 

No tengamos miedo a hacer las críticas que haya que hacer, ni temamos que se llame a las cosas por su nombre, pero recordemos que la lucha de clases es una realidad y que el enemigo está ahí y busca nuestras contradicciones. 

*++

PARACUELLOS DEL JARAMA, ¿LA CRUZ DE SANTIAGO CARRILLO?


PUNTUALIZACIONES  SOBRE PARACUELLOS

(Vista del Cementerio de Paracuellos del Jarama)


Ágel Viñas / Fernado Hernández / Paul Preston / José Luis Ledesma
Sociología crítica Posted on 2012/09/21

 [El País] Entre las numerosas necrológicas aparecidas inmediatamente tras el fallecimiento de Santiago Carrillo algunas siguen haciendo hincapié en Paracuellos. Los lectores de este periódico quizá estén interesados en conocer los resultados de nuestras investigaciones que nos permiten arrojar dudas acerca de la pervivencia del canon franquista en varias de entre ellas. Las categorizamos en tres rúbricas: contexto, chispazo para la acción y responsabilidades y supervisión. 

1. A comienzos de noviembre de 1936 las columnas franquistas habían llegado a las puertas de Madrid, sembrando de cadáveres su camino. Los bombardeos causaban estragos en la población. Entre los presos en las cárceles había centenares de militares dispuestos a unirse a los rebeldes. Su liberación parecía inminente. 

 2. El chispazo que condujo a Paracuellos provino de uno de los agentes de la NKVD llegado a Madrid mes y medio antes. La liquidación masiva de enemigos había sido una práctica habitual en la guerra civil rusa. Aplicada al caso de una ciudad al límite, la NKVD no dudó en recomendar la misma “profilaxis”. A finales de octubre de 1936 el embajador soviético ya sugirió recuperar a los presos dispuestos a servir a la República. Como se había hecho con los oficiales zaristas para que se unieran a los bolcheviques. 

 3. El agregado militar, coronel/general Goriev, informó crípticamente a Moscú de la labor desarrollada por la NKVD durante el asedio de Madrid en un despacho del 5 de abril de 1937 y mencionó un nombre, el de “Alexander Orlov”. Lo envió por la vía reglamentaria a su jefe, el director del servicio de inteligencia militar. Lo descubrió en Moscú antes de 2004 Frank Schauff. Hay un borrador en el archivo histórico del PCE, en la Universidad Complutense. No conocemos a ninguno de quienes mantienen enhiesto el canon franquista que lo haya consultado. Hoy se quedaría con un palmo de narices. Falta la página con la referencia a la NKVD. Una casualidad. Se nos ha dicho que cuando un investigador ruso quiso consultar el despacho en los archivos moscovitas el legajo había sido declarado inaccesible. Otra casualidad. El chispazo que condujo a las ejecuciones provino de uno de los agentes de la NKVD. 

 4. La recomendación de la NKVD la puso en marcha Pedro Fernández Checa, secretario de Organización del PCE. Fueron militantes comunistas y anarco-sindicalistas quienes se encargaron de los aspectos operativos. Los primeros actuaron a través de los órganos de la DGS. Los segundos, que controlaban la periferia madrileña libre de asedio, aseguraron la realización. Fuera o no por igual, todos colaboraron en la liquidación de la presunta quinta columna excitados por las bravatas del general Mola acerca del potencial de sus partidarios en la capital. 

5. Las primeras “sacas” se examinaron en una de las periódicas reuniones de la Junta de Defensa de Madrid. Ninguno de sus componentes pudo alegar desconocimiento sobre lo ocurrido. Dado que la presidía el general Miaja, sería difícil exonerarle de responsabilidad. También a los demás componentes. Uno de ellos, el consejero de Orden Público, Santiago Carrillo, recibió instrucciones que no se transcribieron. Como otros jóvenes socialistas, acababa de solicitar el ingreso en el PCE. Las “sacas” se paralizaron por intervención del anarquista Melchor Rodríguez. Volvieron a reanudarse después de que este quedara desautorizado por el ministro de Justicia, el expistolero cenetista García Oliver.

 6. La supervisión quedó en manos no de la DGS, relegada como brazo ejecutor, sino del miembro más prominente del Buró Político que permaneció en Madrid: Fernández Checa. Uno de los policías, Ramón Torrecilla Guijarro, declaró posteriormente que solía informar a Organización sobre cómo iba la operación. Esto respondía estrictamente al modus operandi comunista. El secretario de Organización era, en los diferentes partidos comunistas nacionales, el enlace con los servicios de inteligencia soviéticos. Lógico. En la concepción comunista de la lucha contra la reacción, la NKVD era al partido lo que el partido era a las masas: su vanguardia. 

7. Fernández Checa era también el responsable de una sección consustancial a toda organización de corte leninista: el aparato secreto o ilegal, compuesto de “cuadros especiales” que se activaban según el contexto en que se desenvolviera el partido. Uno de los consejeros militares en España, Mansurov (Xanti), rememoró haber trabajado con él en la capacitación de tales cuadros. Algunos se formaron in situ;otros, como Santiago Álvarez Santiago (participante en las reuniones del consejo de la DGS en noviembre de 1936 y uno de quienes engranaban con los delegados en las prisiones para seleccionar a los presos que irían camino del matadero), se instruyeron en la sección especial político-militar de la Escuela Leninista de Moscú o en su seminario político. Fue el caso de Isidoro Diégez (responsable del PC madrileño). También los de Lucio Santiago (jefe de las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia, movilizadas para las “sacas”), Andrés Urrésola (policía encargado de efectuarlas en Porlier), Agapito Escanilla (secretario del Radio Oeste del PC) o Torrecilla (miembro del consejo de la DGS y enlace con el Buró Político). El aparato se incrustó en la DGS mucho antes de noviembre. Todos se habían ya curtido en la eliminación de falangistas. 

 8. El nombre y doble papel de Fernández Checa no han aparecido, que sepamos, en los centenares de páginas vertidas sobre Paracuellos por los autores profranquistas. Pero su responsabilidad tanto en el chispazo inicial como en la supervisión y vigilancia de la operación es innegable. La dualidad de cadenas de mando nunca existió para quienes la ejecutaron: su lealtad no la debían a la Junta de Defensa sino exclusivamente al partido, vanguardia consciente de la lucha antifascista. El operativo fue netamente comunista. Los anarquistas más bien auxiliares. Paracuellos aparece como norma en lugar de lo que realmente fue, una dramática excepción.

9. Tanto desde el punto de vista profranquista, como después para autores en busca de notoriedad, siempre fue más “productivo” centrar la atribución de responsabilidades en Santiago Carrillo. Fernández Checa murió en México en 1940. La mayoría de los “cuadros especiales” fueron ejecutados en España en 1941-42. Todos quedaron amortizados como elemento arrojadizo de la publicística antirepublicana. Sorprende un tanto la absolución otorgada a Miaja. Sin duda no cabía extraer mucho capital propagandístico poniéndole en solfa. No ocurre lo mismo con Carrillo, hasta el punto de desfigurar arteramente hace poco tiempo las referencias que a él hizo Felix Schlayer, cónsul honorario de Noruega y súbdito alemán que publicó sus memorias durante el cálido régimen del maestro Goebbels. Curioso es también que el número de citas a Carrillo sea más abundante en las glosas posteriores de la Causa General que en la propia documentación del procedimiento. No tuvo un expediente propio hasta su promoción como ministro en el gobierno Giral en el exilio en 1946. Un mero repaso a la hemeroteca digital de Abc llevará al lector a la conclusión de que su nombre aparece tanto más vinculado a Paracuellos cuanto más se aproximaba la transición. Una batalla del pasado que sigue librándose en tono presentista. 

10. El énfasis que continúa poniéndose sobre Paracuellos cumple dos funciones esenciales. En primer lugar, sirve para epitomizar el “terror rojo”. Paracuellos aparece como norma en lugar de lo que realmente fue, una dramática excepción que continúa presentándose como algo de lo que fue responsable el Gobierno de la República. En segundo lugar, sirve de inmejorable tapadera para ocultar la represión franquista, mucho más sangrienta y duradera. Los “mini-Paracuellos” de que están esmaltadas las regiones en que triunfó la sublevación no cuentan. Su recuerdo hay que obliterarlo con humo e incienso. 

Es molesto leer, particularmente en este periódico, cómo en las cunetas y fuera de los cementerios, a veces en modernas urbanizaciones, las “fosas del olvido” tienen la desagradable ocurrencia de emerger tan pronto se excava. España es en esto un caso único, y auténticamente vergonzoso, en la Europa occidental. Paracuellos se ha convertido en la contraseña taumatúrgica para oscurecer, de forma pavloviana, un terror mucho más brutal. 
 *
Fernando Hernández Sánchez, José Luis Ledesma, Paul Preston y Ángel Viñas son contribuidores en la obra En el combate por la historia (Pasado y presente, 2012). 

*++