domingo, 15 de septiembre de 2019

BILBAO + 12 SATELITES = AL UNIVERSO INTERNACIONAL ENTERO, QUE POR OBRA Y GRACIA MÍA SE REDUCE A LO QUE TRAN, TREN, TRIN, TRON O TRUMP SE LE PONGA EN LA ENTREPIERNA POR EL LADO DE LA FALTRIQUERA, Y QUE NO ME VENGA AHORA NINGÚN GRACIOSO A ESTROPEAR ESTA CONCLUSIÓN CIENTIFICA MÍA, QUE MI TRABAJITO ME HA COSTADO




OEA. Estos son los doce gobiernos que quieren una intervención armada contra Venezuela

el insurgente / 14/09/2019

Como si en estos países no tuviesen problemas de gravedad extrema: hambre, miseria, asesinatos…, se atrevieron a juzgar lo que ocurre en Venezuela sin atender al sabotaje, bloqueo, violencia que la derecha ejerce sobre el pueblo venezolano.

Los doce gobiernos que apoyaron  la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que abre las puertas a una intervención armada contra el legítimo gobierno de Venezuela, son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, EE.UU., Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, República Dominicana y Venezuela, esta última «representada» por los delegados del mandado por EE.UU y la UE, Juan Guaidó.

La decisión se tomó en la OEA, que ejerce como testigo del TIAR, también conocido como «Tratado de Río» y firmado en 1947.

Como es lógico, Venezuela, a través de su canciller, Jorge Arreaza sostuvo que: «Venezuela denuncia ante la comunidad internacional la infame decisión de un pequeño grupo de Gobiernos alineados a los intereses de EEUU, al pretender invocar la activación írrita y nula del TIAR, nefasto instrumento imperial de la historia de nuestro continente».
Venezuela dejó de ser miembro de la OEA el pasado 27 de abril,

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SIRIA. TERMINA LA GUERRA MILITAR Y EMPIEZA LA GUERRA NO MILITAR Y EL NUEVO REARME PARA LA PRÓXIMA GUERRA MILITAR. POR ESO LOS TRABAJADORES NOS TENEMOS QUE APLICAR MÁS AL TRABAJO SIN RECLAMAR EL PRODUCTO DEL MISMO QUE ES NUESTRO, O SEA, LA RIQUEZA CREADA, PARA QUE TANTO LOS GUERREROS MILITARES COMO LOS GUERREROS NO MILITARES, VIVIDORES LOS UNOS Y LOS OTROS A COSTA DEL TRABAJO AJENO, PUEDAN SEGUIR HACIENDO SUS NEGOCIOS CON LA GUERRA, QUE PARA ESO ESTAMOS NOSOTROS LOS TRABAJADORES, PARA HACER LA GUERRA MILITAR, DESPUES DE TRABAJAR, Y LA GUERRA NO MILITAR, TAMBIÉN DESPUES DE TRABAJAR


Siria: la guerra ha terminado, el país ya no es el mismo y vamos a ver lo que pasa a partir de ahora.


diario octubre /septiembre 15, 2019


La vida está volviendo a la normalidad en la mayor parte de Siria y casi no hay operaciones militares fuera de la provincia de Idlib.
En Damasco, tanto la feria internacional como la feria del libro, son un éxito ante la amenaza de sanciones impuestas por Washington. Una señal extremadamente importante del retorno a la normalidad es la drástica disminución de los ataques con morteros y los atentados.
Después del gobierno de Damasco, el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, también ha declarado que la guerra ha terminado. En el campo, ya no hay dudas. Sin embargo, persisten importantes desafíos.
El ejército sirio ha recorrido un largo camino. En más de ocho años de terrible guerra, ha perdido más de 100.000 hombres, miles de vehículos y decenas de aviones. Más de dos tercios de sus carros de combate han sido capturados o destruidos durante los combates. En medio de la confusión, dos fuerzas se salvaron, más o menos. La primera es la marina costera, cuyas unidades de superficie y buques han permanecido concentrados en la costa occidental. La segunda es la defensa aérea del territorio, cuyas unidades han sido reforzadas por los nuevos sistemas de armamento proporcionados por Rusia, Irán y Corea del norte.
Docenas de baterías de misiles SAM de la era soviética fueron blanco de los yihadistas para facilitar la creación de una zona de exclusión aérea y la intervención militar extranjera a través del aire.
Las fuerzas militares turcas y, por lo tanto, las de la OTAN penetraron en el extremo norte de Siria, seguidas de cerca por las fuerzas especiales de Estados Unidos. Los estadounidenses se instalarán principalmente en la base de Al-Tanf en el extremo oriental de Siria, en las fronteras con Irak y Jordania, antes de establecer campamentos a lo largo de las orillas orientales del río Éufrates.
Otras fuerzas de la OTAN se trasladaron a las regiones autónomas kurdas de Siria con el pretexto de crear milicias árabe-kurdas con el pretexto de luchar contra Al Qaeda y El Califato Islámico, dos organizaciones terroristas creadas y financiadas por los servicios especiales de los países hostiles a Siria.
Ankara no siguió ese círculo vicioso debido a la hostilidad histórica de Turquía hacia los nacionalistas kurdos y fue el primer obstáculo en la estrategia de guerra de los imperialistas, incluso antes del cisma en el Consejo de Cooperación del Golfo entre Riad y Doha, dos capitales que desempeñaron un papel clave durante la operación conocida como la “Primavera Árabe” y, más particularmente, en la financiación de los grupos yihadistas en Siria.
Estados Unidos tiene unos 30 campamentos militares al este del Éufrates y todavía controla la base estratégica de Al-Tanf. Los turcos están presentes militarmente en Idlib a través de una red de puestos de observación, pero también están muy inclinados a situarse más al este, más allá de Hassakah, donde se encuentran los kurdos, apoyados por el vecino Kurdistán irakí, en cuyo territorio operan las fuerzas de la OTAN, pero también una base de aviones teledirigidos israelíes.
Rusia mantiene sus dos bases en Hmeimim (fuerzas aeroespaciales) y Tartous (puerto naval y base militar) y tiene la intención de permanecer allí durante las próximas décadas. Moscú también está supervisando la reconstrucción del ejército sirio desde un núcleo duro que sobrevivió a la ola más violenta del conflicto.
En el suroeste de Siria, una gran parte del Golán sigue estando ocupado y anexionado por los israelíes y Damasco sigue reclamándolo como parte integrante de su territorio. La cuestión del Golán fue relanzada por la guerra en Siria, que cada vez era más difícil de presentar para los medios de comunicación internacionales como una simple guerra civil resultante de la represión de las manifestaciones populares. La guerra se convirtió rápidamente en un verdadero embrollo geoestratégico que implicaba no sólo a las potencias regionales sino también a todas las potencias mundiales.
Damasco afirma que quiere poner fin a la presencia militar extranjera no solicitada y, por tanto, ilegal, tan pronto como recupere la provincia de Idlib. Este deseo se opone al poder militar turco, pero sobre todo al de Estados Unidos.
Las poblaciones sirias que viven en zonas controladas por el gobierno están extremadamente insatisfechas con la política monetaria del gobierno. La libra siria está en caída libre y se cambia a casi 600 por cada dólar estadounidense. Los especuladores y los comerciantes, muy poco escrupulosos, siguen debilitando las escasas reformas económicas iniciadas por el gobierno.
La guerra ha creado una nueva clase de empresarios y nuevos ricos que han salido del vacío y cuyos métodos son similares a los de los grupos armados que han tomado las armas contra el Estado. Será muy difícil para el gobierno hacer frente a esta nueva clase de especuladores que sistemáticamente convierten la libra siria en dólares estadounidenses y sólo utilizan estos últimos en sus transacciones comerciales.
Como país agrícola autosuficiente antes de 2011, a Siria le resultará difícil volver a su estado anterior a la guerra. Además del terrible costo humano de la guerra, el país ha perdido decenas de miles de millones de dólares en infraestructuras: ciudades enteras han sido destruidas, carreteras dañadas, líneas ferroviarias saboteadas, fábricas enteras desmanteladas pieza por pieza, particularmente en Alepo, antes de ser transportadas a Turquía; centrales eléctricas destruidas o demolidas…
El mercado de la reconstrucción de Siria es uno de los principales retos de la lucha real y continua entre ciertas potencias con una influencia significativa en el Levante. Siria no sólo es un mercado prometedor, sino también la garantía de más de 200.000 millones de dólares estadounidenses en contratos a medio y largo plazo. De ahí la presión ejercida por Washington, pero también los intentos de negociaciones secretas de algunas capitales occidentales con el gobierno de Damasco.
La adjudicación de los primeros contratos para la reconstrucción de infraestructuras viarias y energéticas a empresas chinas y rusas y a una famosa empresa de consultoría norcoreana llevó a Washington a aumentar el número de sanciones impuestas a Siria y el número de soldados estadounidenses que operan en territorio sirio.
La guerra del imperialismo contra Siria ha sido derrotada, pero aún quedan muchos desafíos por delante para el gobierno de Bashar Al-Assad. Más que la liberación de Idlib, la reforma radical del sistema político y el diálogo político inclusivo son una necesidad absoluta. La paz social depende de la situación económica de un país que está devastado, pero que ofrece muchos activos y tiene un inmenso potencial. El apoyo de Damasco a la nueva iniciativa china de la Ruta de la Seda podría beneficiar finalmente a la economía siria. Los recursos del país estarán monopolizados durante mucho tiempo por la defensa y, más precisamente, para contrarrestar a Turquía en el norte e Israel en el sur. A menos que haya un acercamiento improbable con Riad o Doha.
En cualquier caso, la guerra ha alterado el equilibrio estratégico mundial, cambiando la estrategia en Oriente Medio y polarizando nuevas alianzas militares. El país ha sobrevivido gracias a las alianzas concluidas durante la época de Hafez Al-Assad, pero también gracias al sacrificio de una gran parte de sus fuerzas armadas. La resistencia de este país marca tanto el fracaso como el fin de los cambios de régimen por la fuerza o a través de la ingeniería del caos.
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IZQUIERDA Y DERECHA O CUANDO CON LAS PALABRAS NO SE COME



Errores e irresponsabilidades ante la situación económica de España

 Rebelión
Ganas de escribir
14.09.2019

El pasado mes de mayo, justo después de las elecciones generales, publiqué un artículo titulado Una gran oportunidad en el que anunciaba que se nos echa encima una nueva crisis pero que ésta era diferente a la que empezó en 2007. 

Decía en ese artículo que España se podía encontrar ahora en buenas condiciones para beneficiarse de la crisis que viene porque ésta iba a provocar que muchas empresas e inversores muy poderosos tengan que encontrar nuevos espacios económicos donde desarrollar los nuevos tipos de negocio y de estrategias productivas que se abren paso. Espacios con recursos endógenos adecuados para ayudarles a crear valor en las nuevas condiciones que se avecinan y dispuestos a ofrecer facilidades para que las organizaciones y empresas más rompedoras puedan ponerse contra la corriente y dar un salto hacia adelante para lograr ventajas en los nuevos marcos de competencia global. 

La nueva crisis va a manifestarse -como explico con más detalle en un nuevo artículo que publicaré esta misma semana- en un desorden muy grande en la oferta de bienes y servicios, es decir, en las empresas que los producen. Y de él sólo van a poder escapar las organizaciones y economías más innovadoras y las que estén en condiciones y dispuestas para cambiar rápidamente de estrategia y de lógica productiva y financiera. 

Vamos a vivir una nueva crisis global, porque se dará en economías de todo el mundo, pero que no va a dañar por igual a todas ellas. Sus peores efectos se concentrarán en las grandes empresas (que además sufrirán una crisis paralela de las bolsas de valores), en las mayores potencias económicas y en las periferias más dependientes. Pero las economías intermedias y con menos fortaleza en el marco productivo actual que entra en crisis (como la española) podrían tener más posibilidades de eludirla y de aprovechar los nuevos vientos que alentará el desorden. Aunque, eso sí, no podrán tomar vuelo limitándose a dejarse llevar por la inercia, sino que deberán ser capaces de adaptarse y de adelantarse a los acontecimientos. 

Aunque no podemos confiarnos en exceso, porque una desaceleración profunda y generalizada y una crisis originada en el mundo empresarial, como la que va a producirse, es siempre algo peligroso para todos, España podría estar en unas condiciones excepcionales para hacer frente con éxito a la nueva crisis. Paradójicamente, nuestro lugar secundario, la relativa debilidad de nuestra oferta en el contexto global y la mala situación de otras economías que competirían con nosotros, como la de Italia, podrían ayudarnos en esta ocasión, si nos adaptamos con inteligencia a lo que se nos viene encima. 

Pero esa oportunidad está en peligro porque se están cometiendo algunos errores de apreciación y, lo que es peor, graves irresponsabilidades. 

No estoy de acuerdo con otros colegas académicos, de partidos o de organismos económicos que creen que la respuesta más adecuada ante la crisis que se aproxima es la de limitarse exclusiva o principalmente a aplicar políticas fiscales y monetarias expansivas. Yo no creo que estemos sólo ante una simple desaceleración que se resuelve aumentando el combustible y gastándolo en mayor medida. En esta ocasión creo que los problemas vienen de un desajuste productivo muy grave como consecuencia de una alteración profunda de los mercados, de tensiones comerciales estructurales, del cambio tecnológico traumático que se abre paso, de problemas energéticos, de la desigualdad extraordinaria y creciente, y de un divorcio ya insostenible entre la actividad económica y la naturaleza, la realidad física y material que precisa la economía para desenvolverse pero cuyos problemas no tienen adecuadamente en cuenta ni la Economía como conocimiento ni la política económica. 

Es cierto que no podemos permitirnos que nuestra demanda siga debilitándose y que hay que sostenerla. Pero también hay que evitar alimentarla sin reajustar la oferta y, por supuesto, hacerlo sólo mediante deuda. Inyectarle más recursos sin abordar los problemas que van a afectar a la producción de los bienes y servicios no creo que ahora, en el corto plazo en el que por definición hay que aplicar terapias de choque a las crisis, vaya a ser útil ni posible sin crear problemas mayores. Entre otras razones, porque creo que esta crisis puede traer subidas de precios que provoquen alzas de los tipos de interés que harían estallar por doquier y antes de lo esperado numerosas crisis de deuda. 

A diferencia de lo que se precisaba en la crisis de 2008 para frenarla, ahora son imprescindibles medidas de reajuste productivo, tecnológico y energético, cambios institucionales y legales, incluso nuevas culturas de producción y consumo. La crisis que viene no se va a producir porque falte gasto, por problemas en el lado de la demanda, sino por los que se han acumulado, como acabo de decir, en el de la oferta. Y no conviene olvidar que fue precisamente una crisis de este tipo, de oferta, en los años setenta del siglo pasado la que convirtió en completamente inútiles a las políticas keynesianas de demanda que tan exitosas habían sido hasta entonces. 

Es lamentable que en España no se haya abierto un debate serio y plural sobre la naturaleza de la crisis que viene y sobre las mejores respuestas que conviene darle. 

Irresponsabilidades más graves todavía se derivan del comportamiento de los grandes partidos políticos y del tiempo que se ha perdido desde que se celebraron las últimas elecciones generales. 

La actitud de la derecha española antes los grandes problemas cuando no gobierna es bien conocida: impedir de cualquier forma y sin escrúpulos que salgan adelante las políticas de quienes no comparten su idea de España o los intereses que defiende. A esa estrategia irresponsable responde el decir, como ha dicho uno de sus principales dirigentes -Teodoro García Egea- que «España está en recesión» . Pareciera que es lo que desean con tal de poder echárselo en cara al gobierno. 

Pero la izquierda no parece que le ande a la zaga en cuanto a irresponsabilidad, al ser incapaz de conformar el gobierno con estabilidad asegurada que España necesita urgentemente y que hoy día sólo puede basarse en una mayoría parlamentaria que pivote en torno al PSOE y a Unidas Podemos. 

Es una irresponsabilidad actuar -como está haciendo el PSOE- creyendo que unas nuevas elecciones le darán más ventaja dentro de unos meses. Podría ser que los socialistas salieran ganando, pero sería, sin lugar a dudas, a costa del bienestar de la inmensa mayoría de los españoles. 

No se puede esperar más. Hacer frente a una crisis como la que viene con un gobierno en funciones, sin proyecto, en medio de la incertidumbre política y creando un clima de creciente desconfianza y de falta de cooperación y complicidad es suicida. 

Los dirigentes del PSOE y Unidas Podemos tienen la obligación de dejar a un lado lo que los separa para poner sobre la mesa sus coincidencias, siendo conscientes de que no negocian para satisfacer a sus respectivas militancias y ni siquiera a sus votantes. Cuando se trata de formar un gobierno ha de pensarse en el conjunto de la población y en los intereses generales, tal y como se han decantado en las elecciones, el mejor sistema que tenemos para vivir en paz y con eficiencia, por muy imperfecto que sea. 

Tanto el PSOE como UP tienen en sus respectivos programas electorales propuestas suficientes para poder enfrentarse a los problemas económicos que se avecinan con muchos menos costes sociales que los que provocaría un gobierno de los tres partidos de la derecha. Dejar a los españoles a la intemperie ante la tormenta que se está gestando es una gravísima irresponsabilidad. 

No soy tan ingenuo como para creer que un gobierno de coalición como quiere Unidas Podemos, de colaboración como desea el PSOE, «a la portuguesa» como parece ser la preferencia de algunos dirigentes de Izquierda Unida, o de cualquier tipo que fuese con el apoyo de estas fuerzas, va a poder actuar sin costes sociales y sin necesidad de imponer sacrificios notables a la mayoría de la población. Se podrían aliviar, sin duda, pero lo que está en el horizonte es una ruptura muy profunda de las bases tecnológica y productiva que sostienen actualmente a la economía capitalista. Las costuras del capitalismo que hemos conocido se están rompiendo de nuevo y es imposible que eso suceda sin traumas y sin conflictos dolorosos, porque los grandes poderes corporativos (ya lo hemos visto otras veces a lo largo de la historia) no van a ceder fácilmente a sus beneficios ni a sus posiciones de privilegio. 

Y de ahí procede, a mi juicio, la irresponsabilidad de Unidas Podemos. Desaprovechar la oportunidad de que en España haya un gobierno que se enfrente a la crisis que viene con la voluntad de minimizar sus costes sobre la población más indefensa y de aprovecharla para cambiar algo el rumbo de nuestra economía es -como acabo de decir- una irresponsabilidad. Pero poner todo el empeño en la gestión del corto plazo, cuando se van a tener las manos atadas y cuando habrá que tomar medidas impopulares, renunciando al diseño de estrategias de más largo alcance y a la presión que las haría viables en el futuro, tampoco es un signo de tener mucha más responsabilidad. 

Y ahí es donde está la clave. Es irresponsable que las izquierdas españolas no sepan afrontar con inteligencia la gestión de lo inmediato, pero es peor aún que no estén haciendo nada por adelantarse al futuro elaborando el proyecto político y económico de largo alcance que es imprescindible para enfrentarse a los cambios que están empezando a producirse en el capitalismo. Y esa es la verdadera causa de que les resulte tan difícil llegar a un acuerdo. Pero de este último asunto escribiré en un próximo artículo. 

Fuente: http://www.juantorreslopez.com/errores-irresponsabilidades-economia-espanola/

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ARGENTINA, BARRIO DE BILBAO, QUE LE DEBE MUCHO DE SU BIEN ESTÁ AL PASO INVERSOR DE LOS GRANDES CAPITALES DE ENDESA Y TELEFÓNICA, HACE COMO UNOS 20 AÑOS


 Sólo los ilusos y los más prístinamente plenos de bue fe y mejores intenciones, pero únicamente ellos, podrían esperar del mejor y más idílico acuerdo de gobierno entre los representantes no oficiales del Banco de Santander, como cabeza más gorda del capitalismo en España, que no español, y Unidas Podemos para foramr gobierno y evitar las elecciones. La política, esfera a la que pertenece el gobierno, únicamente es un elemento en los que se basa la sociedad, que en el mejor de los casos (que en la práctica tampoco se daría) sería la esfera que podrían dominar PSOE y Unidas Podemos, pero quedarían (y van a quedar) sin tocar ni la economía (forma de producir y distribuir lo producido) ni la ideología ( la aceptación social tanto de la forma como se produce como  de la forma de distribución de lo producido) que son las dos esferas, junto a la politica, las que determian y configuran cualquier sociedad.
Los problemas económicos, políticos e ideológicos que padecemos no se han generado de forma espontánea ni es justo castigo impuesto por la providencia porque seamos unos pecadores natos. Tampoco lo ha originado la inmensa cantidad de sinvergüenzas e indignos personajes y personajillos que se han acercado a la política. Estos son los cabecillas y algunos encargados menores de defender y mantener inalterables los intereses de los grandes capitales, cada vez menos nacionales y más internacionales, es decir, los cabecillas y encargados menores de mantener las relaciones de explotación capitalistas (económicas, política e ideológicas). Y es en estas relaciones d explotación capitalistas donde se hayan el origen de todos los problemas que hoy tenemos, qu eno se pueden solucionar dentro de lso parametros capitalistas, y que por la propia naturaleza del capitalismo se irán incrementando paulatinamente, y únicamente como botón de muestra se expone el artículo de más abajo, referido al capitalismo en Argentina, aunqneu si bien se mira con prestar atención a lo que sucede en España no nos hace falta ir a Argentina.
Al capitalismo le podemos llamar como le queramos llamar, por ejemplo: toma que toma  que toma que toma que toma que..., y así podríamos estar durante sie smeses, pero al cabo de los cuales, el capitalismo seguiría siendo lo que es, la explotación de unos por otros, porque los nombres no cambian la naturaleza de las cosas.
Parece lógico, si el origen de losproblemas esta en la propia naturaleza del capitalismo, habrá que acudir a la ráiz del problema y no a sus efetos o consecuencas, aunque de forma inmediata haya de acudirse y actuar sobre las cosecuencias para paliarlas, que es a lo sumo a lo más que podría aspirar el mejor de los acuerdos entre PSOE y UP.
¿Y antes este panorama en caso de elecciones qué hacemos? Yo desde luego votar. Y votar a Izquierda Unida, a sabiendas de que un simple cambio de gobierno no va a cambiar nada. Para que el cambio comience su proceso hace falta lo que no tenemos: conciencia de clase trabajadora, que s epodría impulsar desde el gobierno, para lo que haria falta, que no tenemos, o si la tenemos está en su fase pre embrioanria: la organización social y política efectiva de los trabajadores que se encuentra en el grupo social español de más del 99% de su población, la que dispone de menos del 20% de la riqueza nacional, frente y en contra de los intereses del 0,0034% de la población española (unas 1.400 familias) que disponen de más del 80% de la riqueza nacional, riqueza que, por otra parte, ellos no han creado. La riqueza la crean los trabajadores con su trabajo. 

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Hambre: No es Biafra, es la Argentina de Cambiemos

TERCERAINFORMACIÓN
14/09/2019 

“No se necesita dictar una emergencia masiva como si fuera Biafra.
No discuto que hay problemas, pero tampoco falta la presencia del Estado"
Senador Miguel Pichetto, candidato a vicepresidente de Mauricio Macri,

“No debiera hacerse política con la emergencia alimentaria”.
Ministro de Educación Alejandro Finocchiaro

La emergencia alimentaria es "un slogan de campaña".
Secretario de Cultura Pablo Avelluto


Entre el 30 de mayo de 1967 y el 15 de enero de 1970 la región sudoriental de Nigeria, con sus 13 millones de habitantes, se convirtió en Biafra al proclamar su independencia, constituirse como república y tomar el nombre del golfo sobre el que recuesta sus costas. El bloqueo económico fue inmediato, la guerra de reconquista también y la rendición secesionista rápida. La falta de alimentos, de recursos para proveer a la población asediada y la destrucción de los cultivos generaron una hambruna que afectó especialmente a niñas y niños, en su mayoría del pueblo igbo. El hambre y la desnutrición aguda costaron la vida de un número tan incierto como aterrador de personas, estimado entre 500.000 y 2 millones de personas, en buena medida por falta de comida.

La descripción pareciera darle la razón al senador saliente por Río Negro, Miguel Pichetto:  la Argentina no es Biafra.

En los últimos tres años y medio, cada mes, cada día, son más las niñas y los niños, los adolescentes, sus abuelos y, más recientemente, también sus padres y sus madres sin trabajo ni changa, los que hacen cola en los comedores de los movimientos populares, de las iglesias y las escuelas, de cualquier casa, club, casilla, galpón, tinglado, en el que una olla tiznada, calentada a leña, va convirtiendo en guiso lo que haya, lo que venga, lo que se consiga con la solidaridad barrial, el compromiso organizado, con la voluntad de los negocios empobrecidos del barrio o de empresas más grandes y, también con el aporte de los gobiernos de la Nación, de las provincias y los municipios. Con ese desembolso oficial, el vecindario, la militancia, los curas en opción por los pobres, los pastores, los maestros y las maestras, apenas cubren entre el 30 y el 40% del gasto en comestibles, el resto lo aporta la red solidaria que se teje alrededor de cada uno de los miles de comedores o merenderos que atienden un promedio que supera las cien personas por día.

Cuando el día empieza a anochecer, nuevos caminantes aparecen con las primeras sombras que los edificios proyectan sobre las avenidas de las localidades del Gran Buenos Aires. Familias enteras, recién caídas en la indigencia, con carritos improvisados, con cochecitos de bebés que ya caminan, debutan en los últimos meses en la búsqueda en los tachos de basura, meten en sus bolsas de plástico la cena que encuentran en los desperdicios que otros descartan. En la gran ciudad, los más jóvenes se meten de cabeza a revolver en los basureros que el intendente Horacio “si vos querés” Rodríguez Larreta intenta clausurar con candados, para espantar con una llave la miseria creada por el gobierno del que forma parte.

En las afueras, en los grandes baldíos que rodean a los municipios muchas veces convertidos en basureros por obra de las coimas que evitan el traslado hasta los vertederos que corresponden por ley u ordenanza, también aumentó la cantidad de familias que van a buscar entre los restos. Conocen el horario en el que llegan los camiones con los productos vencidos de los supermercados; además de comida, apuntan a la leña, la ropa, a  cualquier material que consideren con un mínimo valor de reventa o de trueque.

Esta penosa descripción pareciera mostrar que, aunque no es Biafra, la Argentina de Cambiemos -la alianza conformada por el PRO, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y el tardío Pichetto-  se le parece bastante.

Comer y no morir en el intento

En esta Argentina -que no queda en Nigeria, en estos Vicente López, Quilmes, Matanza, Moreno, José C. Paz…, que no son Biafra-, más del 40% de los niños, niñas y adolescentes viven por debajo de la línea de pobreza; la mitad sufre privaciones de sus derechos. El número de asistentes a los comedores se multiplica, solo en lo que va de 2019 aumentaron entre el  50 y el 100% las personas que buscan su único plato de comida diario. Los merenderos sí se “reperfilaron”, para ofrecer comida y los comedores pasaron de abrir cinco días a hacerlo también sábado y domingo, para cubrir el agujero que provoca en la alimentación el cierre del fin de semana de las escuelas. Atienden a todo el que llega, aunque no esté en la lista de sus usuarios habituales. Sus organizadores, solidarios de cualquier color, mientras pudieron replicaron la tarea en otros locales del mismo barrio, hasta que los suministros no alcanzaron más y detuvieron la “expansión”.

El cálculo, flojo de registros formales, hoy ubica en 4.000.000 a las argentinas y los argentinos que concurren a esta última frontera contra el hambre en un país que, como se ufana el propio presidente Mauricio Macri, produce alimentos para 400 millones de personas (en realidad para 500 millones). Sólo en el Conurbano bonaerense, los movimientos sociales mantienen funcionando más de 1400 lugares de ese tipo y no abren más porque ya no hay piedra por exprimir y conseguir más recursos.

La organización político social de mayor peso organizativo y de movilización, el Movimiento Evita, es responsable de 600 de esos comedores solo en el Gran Buenos Aires. Uno de sus diputados nacionales, Leonardo Grosso, con el apoyo de todos los bloques políticos de la Cámara baja, impulsó la iniciativa “Comer bien: Con hambre no hay futuro”, destinada a crear un Registro Único Nacional de comedores, merenderos y ollas populares; capacitar en educación popular, nutrición y violencia de género para las trabajadoras de merenderos y comedores y contribuir a una “Cultura del Encuentro” que impulse acuerdos amplios para resolver la problemática.

La calle ordena

Del mismo modo que el relato macrista convenció en 2015 a una parte del sector social más vulnerable del país a votar en contra de sus propios intereses, su trabajo de comunicación e influencia cultural hizo invisibles a situaciones evidentes. La real realidad, como siempre y tarde o temprano, le pelea a los aparatos ideológicos, al mensaje de los medios, y termina por filtrarse.

A los pocos meses de la llegada del nuevo gobierno comenzaron a verse más personas durmiendo en la calle, grupos familiares en las puertas de cines, bancos, en las plazas; sin embargo, fueron “invisibles”, incluso hasta para quienes pasaban a su lado y sufrían por ellos. Hasta que una ola de frío, la de julio de este año, llenó los clubes, las iglesias, las unidades básicas, de gente en situación de calle que escaló hasta la  tapa de los diarios y esa realidad, tan negada como conocida, pasó a ser protagonista de la cotidianeidad, a mostrar las consecuencias del desempleo, la pobreza  y los tarifazos.  

Poco después, comedores, merenderos, templos y capillas, empezaron a recibir chicos con hambre; en las escuelas; nenas y nenes aparecieron con tapers… para llevarse a sus casas parte de lo que les daban, para los hermanitos no escolarizados; sin embargo, salvo para las decenas de miles de personas que armaron esa retaguardia solidaria, fueron “invisibles” durante años. Hasta que el volumen del drama y su instalación en el espacio compartido, incluso en el ombligo nacional demarcado por el Obelisco porteño y su “avenida más ancha del mundo”, logró romper esa venda entretejida de prejuicios e ignorancia y, ahora, esta semana, todo el mundo entiende que “emergencia alimentaria”, quiere decir “hambre”, una palabra tan sencilla como terrible.

La situación desesperante que atraviesan millones de familias y las manifestaciones callejeras a lo largo de los últimos tres años y medio, en reclamo de Emergencia Alimentaria, Integración Urbana, Infraestructura Social, Emergencia en Adicciones y Agricultura Familiar, lograron que las problemáticas reales lograsen visibilidad, sobre todo la del hambre.

De aquellas situaciones y de estas comprensiones se nutrió el urnazo antigubernamental del 11 de agosto pasado, en el que cada carencia terminó siendo un voto contra el Juntos por el Cambio que desordenó la vida de todos los sectores sociales y de todas las familias argentinas. La ola que encabeza el Frente de Todxs amenaza con superar a cualquier candidatura del oficialismo macrista en las elecciones generales del 27 de octubre que consagrarán de modo formal a Alberto Fernández como presidente de la Nación. Los dirigentes relacionados con las franjas más empobrecidas del país afirman que las propias periferias de sus organizaciones están “al borde” de estallar, señalan que “el triunfo” fue un calmante de una pradera seca que solo esperaba el fósforo, esa llamita que aviva cada aumento de “el chino de la vuelta”.

Mientras tanto, las jornadas que restan para los comicios generales están cargadas de seguimientos del precio del dólar y el riesgo país, orejean nombres de potenciales ocupantes de los ministerios a partir del 10 de diciembre y hasta especulan con las consecuencias que pueden tener sobre unas finanzas en estado de volatilidad extrema los “debates” presidenciales del 13 de octubre en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y, una semana después, en la Facultad de Derecho de la UBA entre todos los candidatos.

La movilización constante desembocó en un escenario en el que las más importantes organizaciones político-sociales, sindicales, agrarias, empresariales y religiosas, reunidas en la Mesa de Diálogo y Encuentro por el Trabajo y la Vida Digna expresaran su “urgente pedido de declarar la Emergencia Alimentaria”, para “enfrentar la crueldad del hambre que habita en millones de familias oscureciendo el presente, especialmente de nuestros adultos mayores, y condiciona gravemente el futuro”, en particular “de niñas, niños y jóvenes”.

La multisectorial reclamó una canasta básica de primera infancia y de mujeres embarazadas o en período de lactancia, con incremento de la Asignación Universal por Hijo al valor de una canasta básica total para un menor de 18 años, estimada al primer trimestre del año en $ 5.834; aumento de presupuesto de comedores y huertas escolares y comunitarias; fomento de la agricultura familiar y social; reintegro del IVA a los consumidores de menos recursos y aumento del número de productos sin IVA de los componentes de la canasta básica; actualización de los montos del Programa Pro Bienestar del PAMI y aumento de la cobertura de los medicamentos para jubilados y pensionados.

Los acuerdos, luego planteados ante los diputados nacionales de la oposición, también exigieron la disposición de tierras públicas ociosas para convertirlas en productoras de alimentos, trabajadas por organizaciones sociales y de la economía popular y la agricultura familiar con miras al autoabastecimiento alimentario.

Ante la negativa del gobierno nacional a poner en marcha una respuesta a la situación, los parlamentarios consensuaron un proyecto legislativo único para extender la emergencia alimentaria hasta fines de 2022, incrementar un mínimo del 50 % de las partidas presupuestarias destinadas a las políticas públicas nacionales de alimentación y nutrición vigentes para el año en curso, con actualización automática cada tres meses a partir del 1 de enero próximo, a través de un mecanismo basado en el Indice de Precios al Consumidor y la variación de la canasta básica de alimentos. El acuerdo autoriza al Gobierno las reasignaciones que correspondan, con la intención de facilitar los trámites necesarios para la gestión y la transparencia en la compra de alimentos que lleguen a los comedores, intendencias y provincias.

El conjunto de sectores en este momento representados electoralmente por el Frente de Todxs, decidieron convocar a una sesión especial con el fin de aprobar la propuesta sobre tablas, con el difícil apoyo de los dos tercios de los presentes. Kirchneristas, justicialistas, massistas, miembros del interbloque Red por la Argentina que encabeza Felipe Solá, junto al Movimiento Evita y Somos de Victoria Donda, PJ-San Luis, Renovador de Misiones y la vicegobernadora electa de Santa Fe, Alejandra Rodenas, cerraron el círculo de una estrategia que también se expresó en las urnas: movilización, acuerdo multisectorial y unidad partidaria, pasos previos a un posterior acuerdo multisectorial y multipartidario que, en paralelo, el jefe del espacio empezaba a bordar en la provincia de Tucumán. Del mismo modo que “Macri fue el límite”, decidieron que “ante el hambre no se puede esperar”.

Radiografía rápida de una nación no africana

Las políticas de los tres años y medio de gobierno de Macri destruyeron el aparato productivo, dejaron a centenares de miles de personas sin trabajo y hasta sin changas y aceleraron el deterioro de los sectores más vulnerables. Es lo que explica que comedores y merenderos populares se multiplicasen como nunca antes. En este país, que no es africano, el PBI cayó 2,5% en 2018 y para fin de año se espera una nueva baja superior al 2,6%, para totalizar la caída histórica de 8,4% durante el período 2016-2019.

Según los datos de la Universidad Católica Argentina, que siempre enrostró el antiperonismo a los gobiernos kirchneristas, la pobreza alcanzará este año el 35%, con cerca del 8% de indigencia. Sin embargo, solo en el primer trimestre del año los pobres ya habían superado el 34% y se estima que el dato estará por encima del 40%, con lo cual la gestión Cambiemos habrá generado más de 4 millones de nuevos pobres.

La inflación interanual saltó del 26,9 registrado en diciembre de 2015, al 55,8% medida a junio de este año, con un acumulado macrista superior al 250%. El dólar recibido a $9,87 pesos, por estos días araña los $59 pesos, contenido por el cepo y apoyado en una tasa crediticia que cada día bate su propio récord y pasó el 86%.

Los servicios públicos registraron subas inauditas, con la electricidad y el gas a la cabeza, destruyendo la vida cotidiana de la población a caballo de las subas acumuladas del 1490 y el 1297 por ciento. La población se endeudó y los compromisos personales saltaron hasta ubicarse entre el 25 y el 47% según ingresos.

El desempleo aumentó 3 puntos porcentuales, desde el 7,1% en el primer trimestre de 2015 al 10,1 por ciento en el mismo período del año en curso, el número más alto en trece años, que trepa mucho más allá si se contabilizasen a los trabajadores precarizados, los subocupados y los desahuciados laborales, producto del cierre de 19.131 empresas entre junio de 2015 y junio de 2019.

Junto a esos números, si se vuelve a mirar hacia los basureros, hacia quienes viven y duermen en la calle o en dirección a las niñas y los niños con hambre, sin haberse producido una guerra de secesión y en una tierra con riquezas y alimentos, el panorama sí empieza a parecer “biafrano”:
  • Cinco millones y medio de los niños, niñas y adolescentes del país -vive bajo la línea de pobreza,  42% del total. Un 8,6% de ellos se aloja en hogares que no cubren la canasta básica de alimentos, por lo que se encuentran en la indigencia, la expresión más extrema de la pobreza.
  • En el último año aumentaron las enfermedades transmitidas por los alimentos, principalmente la gastroenteritis y diarreas, "posiblemente asociadas a las prácticas de búsqueda y recolección de desperdicios en basurales". Hubo más restricciones en el consumo de alimentos, tanto en su cantidad como en su calidad; las familias “saltean comidas, se suprimen comidas grupales de fin de semana, se cocina una única vez por día, los adultos a veces no comen por dejarle el alimento a los más chicos y cambia la composición de la cena”.
  • Se redujo el consumo de alimentos con proteínas de origen animal, sobre todo carne vacuna y lácteos.
  • La canasta de alimentos disponible en los hogares depende en gran medida del acceso a bolsones, cajas de alimentos y apoyos alimentarios y a la oferta de los comedores y merenderos comunitarios o a las escuelas y parroquias.
  •  La provisión de alimentos por parte del Estado resulta “insatisfactoria y de mala calidad nutricional y ese apoyo ha disminuido en cantidad y variedad, lo que se traduce en menos alimentos entregados”.
  • Los efectos de la crisis económica no impactan solo en el aspecto nutricional sino que también se muestran en “aumento del malestar psicológico, expresado en problemas de conducta, manifestaciones de ansiedad y déficit de atención en niños y niñas”, con incremento de expresiones de “violencia en adolescentes, cuadros de alcoholismo y depresión".
  • Los profesionales de la salud que trabajan con esa población advirtieron sobre “una fuerte disminución en la capacidad de dar respuestas, debido al recorte en el gasto público y la reducción de personal dispuestos desde el Estado” y advirtieron que están “colapsados por el aumento de la demanda y desprovistos de herramientas de intervención por el recorte en la cantidad de medicamentos, provisión de vacunas gratuitas, mantenimiento de los equipos e instrumental médico”.
  • Durante el último año también aumentó la deserción escolar entre los niños, niñas y adolescentes, en especial en la transición entre el nivel primario y secundario, ante “la necesidad de incorporarse lo antes posible al mercado de trabajo”.
Los datos no pertenecen a los equipos de Alberto Fernández y las fuerzas políticas, sociales y gremiales que lo acompañan, forman parte de las conclusiones sobre los "Efectos de la situación económica en la niñez y la adolescencia", realizada por Unicef en la Argentina.

De todos modos, mientras las Naciones Unidas se preocupan por el tema, el Frente de Todxs tendrá que ocuparse de la búsqueda de soluciones para uno de los peores dramas generados por el gobierno saliente, ese cuyos funcionarios creen que el hambre es una construcción “política”, la emergencia alimentaria "un slogan de campaña" y que ante quienes comen de la basura y escarban en la inmundicia aseguran que no debe reaccionarse como si fuese algo parecido a Biafra.

Carlos A. Villalba es eriodista y psicólogo argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico
Publicada en Chaco Día por Día

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