domingo, 17 de abril de 2022

Situación en Ucrania y Donbass a esta hora

 

Situación en Ucrania y Donbass a esta hora

DIARIO OCTUBRE / abril 17, 2022

 


https://diario-octubre.com/wp-content/plugins/wp-emoji-one/icons/1F539.pngEl Ministerio de Defensa ruso ha ofrecido a los nazi-otanistas y mercenarios de Azovstal, en Mariupol, deponer las armas.

https://diario-octubre.com/wp-content/plugins/wp-emoji-one/icons/1F539.pngLa jefa de la Comisión Europea ha pedido a los países de la UE que entreguen rápidamente armas a Ucrania.

https://diario-octubre.com/wp-content/plugins/wp-emoji-one/icons/1F539.pngEl SBU ha dejado un grupo en Kherson para sabotear la retaguardia de las tropas rusas.

https://diario-octubre.com/wp-content/plugins/wp-emoji-one/icons/1F539.pngLos militantes de Azov han instalado un depósito de municiones en el territorio de un sanatorio en Urzuf.

https://diario-octubre.com/wp-content/plugins/wp-emoji-one/icons/1F539.pngPor la mañana, los militares rusos llevaron otras 50 toneladas de ayuda humanitaria a la región de Kharkov.

https://diario-octubre.com/wp-content/plugins/wp-emoji-one/icons/1F539.pngLa OMS aún no ha reaccionado ante el uso que las fuerzas armadas ucranianas hacen de las instalaciones médicas como puntos de disparo.

FUENTE: t.me/riafan_everywhere/8620

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Las extorsiones contra Rusia golpean a Latinoamérica

 

Las extorsiones contra Rusia golpean a Latinoamérica

 

Por Hedelberto López Blanch

Rebelion

 | 16/04/2022 | 

 

Fuentes: Rebelión


La situación de guerra entre Rusia y Ucrania, unida a las numerosas extorsiones que Estados Unidos y sus aliados han impuesto contra Moscú, no solo golpean económicamente a esta nación sino también a los países latinoamericanos.

Uno de los más afectados es Ecuador pues si en 2021, el 20 % de los plátanos que exportaba se destinaban a Rusia (unas 85 millones de cajas) ahora no tiene dónde ubicarlas y se echarán a perder con la consecuente merma monetaria.

El año pasado Ecuador obtuvo 706 millones de dólares por la exportación de plátanos al gigante euroasiático; 142 millones de dólares por camarones; 99 millones en flores; 28 millones por pescado y 17 millones por café.

Paraguay tenía a Rusia como su segundo comprador de carne bovina y en 2021 envió 79 213 toneladas que le representó una entrada de 314 millones de dólares y ahora con la desconexión de Moscú del sistema bancario internacional (swift) no sabe cómo cobrar ni enviar el producto. .

Con Brasil ocurre algo parecido. Este país vendió a Rusia en el período anterior, soja por 343 millones de dólares; 167 millones por carne de ave; 133 millones por café y 117 millones por carne bovina.

En cuanto a México, enviaba a esa nación autos, ordenadores, cerveza, tequila entre otros productos y compraba fertilizantes. Si le falta este suministro,  la agricultura tendrá pérdidas y se encarecerán los alimentos.

Esta situación provocará el acrecentamiento de la crisis económica en esas naciones con los consecuentes recortes salariales, despido de trabajadores, alza de los precios.

Las enormes presiones que ejerce Estados Unidos para que las naciones latinoamericanas se unan a la política de rusofobia que ha impuesto en el planeta al controlar los principales medios de comunicación, pueden agrandar esos problemas.

Por ejemplo, se detendría un acuerdo Intergubernamental de cooperación entre Rusia y Argentina para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, en particular en áreas de la investigación básica y aplicada, la construcción y la explotación de centrales y reactores nucleares.

Además, Moscú ha expresado su interés en participar en una licitación para la construcción de una instalación de almacenamiento en seco para combustible nuclear gastado en la central nuclear Atucha II en la nación sudamericana.

Washington instrumenta todo tipo de extorsiones con ese fin: influencia política, promesas económicas y el chantaje, como ocurrió durante la reciente votación en la Asamblea General de Naciones Unidas para lograr la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Tras el sufragio, varios delegados expresaron que por diversos motivos se les había obligado a votar de esa manera.

Por el impacto de la guerra de “sanciones” de Occidente, el suministro de fertilizantes se ha visto afectado lo cual representa una amenaza para los agricultores  latinoamericanos, pero contrariamente resulta ventajoso para Estados Unidos que fabrica grandes cantidades de abono. Ya los productores norteamericanos están en busca de aumentar exportaciones a países de la región.

Actualmente los precios de los fertilizantes se encuentran en su máximo histórico y en el primer trimestre de 2022 crecieron en un 30 % lo que supera los alcanzados en 2008 durante la crisis financiera mundial.

Con motivo de las “sanciones” los envíos desde Rusia se han interrumpido y este país es uno de los principales productores y exportadores a nivel global.

Moscú es el mayor exportador de fertilizantes nitrogenados y el segundo de fertilizantes potásicos y fosforados.

En 2021 el gigante euroasiático despachó abonos por valor de 12 500 millones de dólares. Entre sus principales compradores estuvieron Brasil y la Unión Europea con 25 % respectivamente, y Estados Unidos con 14 %.

Como es de esperar, si no llegan los fertilizantes, la producción agrícola en esos países se afectará en grado sumo.

Este complejo panorama aparece en momentos en que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONUAA) informó que el índice de precios de alimentos alcanzó en marzo, 159,3 puntos, el máximo histórico, mientras que en febrero ya había batido el récord desde la creación del índice de costos en 1990.

El organismo agregó que entre las cinco categorías que componen el índice, cuatro nunca han registrado unos precios tan altos: aceites vegetales (248,6 puntos), cereales (170,1), productos lácteos (145,2) y carne (120,0).

Dos de las categorías incrementaron en febrero los precios motivado por el conflicto ruso-ucraniano: los cereales en 17 % y los aceites vegetales en 23 %. Estos países en conjunto, exportan el 30 % del trigo y el 20 % del maíz que se consume en el mundo.

Las perspectivas presentes y futuras para las economías latinoamericanas se consideran difíciles pues tendrán que enfrentar los altos costos de los productos alimenticios, sin aun reponerse de las enormes pérdidas provocadas por la pandemia de covid-19.

Como corolario se puede afirmar que la sarta de extorsiones impuestas por Estados Unidos, no solo a Rusia sino a más de 30 países en el orbe, están llevando a un abismo a varias naciones de América Latina.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

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El arte de vivir

 

El arte de vivir corre el riesgo de verse en peligro a causa de las medidas impuestas para protegerse de la pandemia. ¿Es necesario cesar de vivir para seguir en vida?, preguntan algunos con ironía. ¿Vale la pena enfermarse en nombre de la salud?


El arte de vivir

 

Vilma Fuentes

El Viejo Topo

17 abril, 2022 

 


En Francia, la pandemia provocada por el coronavirus ha desarrollado una inquietud angustiante que deriva en polémicas donde los puntos de vista más opuestos se confrontan.

La salud se ha convertido en principio y bandera de muy diversos militantes. Desde luego, ya no se trata de la salud eterna y el ingreso a los cielos. Se trata de mantenerse en perfecta salud y evitar virus, enfermedades y otros contagios. La aparición del coronavirus no ha hecho sino acentuar temores y fobias en nombre de la guerra contra los peligros sanitarios. Sin embargo, los métodos para conservar la salud son variables y, en ocasiones, opuestos. Ante las mutaciones del Covid-19, por ejemplo, hay quienes toman la vacuna como un talismán y quienes consideran la vacunación como un veneno a largo plazo. Confinamiento para protegerse del contagio, aislamiento que conduce a la depresión, los atisbos de locura, los intentos suicidas.

Para mantenerse sano hay quienes corren a diario durante una buena hora, aunque tengo amigos que se han infartado en plena carrera, cuando no se hacen atropellar por un chafirete. Hay también los militantes contra el cigarro, el alcohol y otras drogas. Quienes, para cumplir con las horas de sueño necesario a la estabilidad mental y física, abusan de somníferos y narcóticos. Asimismo, existen quienes creen en el optimismo y mantienen el rictus de su sonrisa incluso en los entierros. Así, es difícil escapar a las discusiones infinitas sobre los métodos para seguir sanos y salvos en esta lucha mortal y, sobre todo, cuando se habla de alimentación.

Antes se vivía para comer, hoy se come para vivir, es una afirmación que se ha vuelto refrán… aunque nadie pueda afirmar que todo mundo podía vivir para comer. Sin embargo, la segunda parte de esta afirmación podría afinarse diciendo que se come para sobrevivir. Y no me refiero a la gente que sufre el hambre a causa de la miseria, sino a todas las víctimas de las prohibiciones culinarias dictadas por las promesas de salud y vida eterna aquí y ahora en este bajo mundo.

En efecto, desde hace algunos años, aumentan los consejos de la debida alimentación. Indicaciones que no sólo provienen de nutricionistas y otros expertos en dietas y proteínas. Se suman a estos consejeros los militantes vegetarianos y veganos. En la ciudad de Lyon, en Francia, las autoridades han decidido retirar la carne de la comida que se da a los alumnos en los restaurantes de las escuelas. En otra ciudad francesa, se pretende prohibir comer foie gras a causa de los malos tratos a gansos y a patos para causar la inflamación del hígado necesaria a este producto que durante siglos hizo la delicia de gastrónomos y golosos. La esbeltez parece ser una prueba de buena salud y un naciente raquitismo sería una esperanza de larga vida, mientras cualquier asomo de gordura, para no hablar de obesidad, es una señal fatídica. Muchas personas pasan ahora parte de su tiempo analizando la composición de los alimentos que compran.

¡Qué lejos estamos de las deliciosas comilonas descritas por Balzac o por Dumas! La gente podía comer sin miedos ni culpabilidades. Hoy, quien ingiere un huevo siente el deber de sufrir pensando en la vida del ser asesinado antes de nacer. Nuestros modernos contemporáneos, practicantes del fast food, comen de prisa, sin sentarse a una mesa, pues prefieren aprovechar esos momentos para dar una digestiva caminata. Nuestros ancestros, o al menos los privilegiados, disfrutaban de las horas de la comida para practicar otras artes indispensables a la salud mental: rencuentros, convivencia, amistad, conversación. Este arte de vivir corre, quizás, el riesgo de verse en peligro a causa de las severas medidas impuestas en algunos países para protegerse de la pandemia. ¿Es necesario cesar de vivir para seguir en vida?, preguntan con ironía quienes no temen pensar a contracorriente de la política conforme. ¿Vale la pena enfermarse en nombre de la salud?

Artículo publicado originalmente en La Jornada.

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Gasto militar. Los intereses detrás del aumento del gasto militar en España. [Y es que queridos míos y patriotas macizos de cuerpo entero, los gastos militares no son ni más ni menos que el dinero que el gobierno le quita a los trabajadores empeorando sus condiciones de vida para metérselo en los bolsillos a los criminales que organizan las guerras para su beneficio particular. Y, líbreme Dios de criticar a héroe en alguno, que mayores héroes que un peón de albañil, un tractorista, un cerrajero, un agricultor o un buen maestro no los hay., ¡y sin ir a la guerra a matar a nadie ni tirarle la casa a nadie ni echar abajo ningún puente y sin matar a ningún niño que es lo más gracioso!]

 

Gasto militar. Los intereses detrás del aumento del gasto militar en España.


La lucha por aflorar el gasto militar oculto se convierte en prioritarios por la exigencia de EEUU de llegar al 2% del PIB. El gobierno español solo reconoce una pequeña parte militar  real, según los colectivos antimilitaristas  y pacifistas.  ¿Quién se beneficia de que más de la mitad del gasto militar se mantenga oculto?

 

(Una gracia atómica de USA en Japón al final de la II Guerra Mundial que habían organizado los principales grupos capitalistas del mundo y cuando la guerra ya tocaba a su fin. El mismo USA, pero con otros collares, que fomenta la Guerra actual en Ucrania a la que está intentando arrastrar a toda Europa)

 


Martín Cúneo

@MartinCuneo78

16 ABR 2022 06:00


“Hay que pararle los pies a Putin”, decía el presidente Pedro Sánchez a mediados de marzo, justo antes de anunciar que cumpliría con el compromiso adquirido con Estados Unidos y la OTAN de aumentar el gasto militar hasta el 2% del PIB, cuatro veces más de lo que dedican los Presupuestos Generales del Estado a Educación. 

Un renovado ardor guerrero que es compartido por parte de la población española. Según el último estudio del CIS, hasta un 47,3% se muestra partidario de aumentar el gasto en Defensa para “estar preparados para futuras amenazas”. No se trata, sin embargo, de una “inmensa mayoría”, como decía la ministra de Defensa, Margarita Robles: un 46,6% de la población, según el CIS, apostaba por no aumentar estos gastos o bajarlos.

Pero la pregunta no es solo si debe bajar o subir los gastos militares sino cuál es el punto de partida, es decir, cuál es el gasto militar actual. Si se tiene en cuenta la cifra de gasto militar con la que trabaja el Gobierno, este no llega al 1% del PIB, por lo que una escalada hasta el 2% supondría doblar la inversión en las Fuerzas Armadas.

Desde hace más de una década diversos colectivos pacifistas llevan denunciando que el gasto militar declarado solo representa entre la mitad y una tercera parte del gasto militar real, escondido y camuflado en partidas de otros Ministerios 

Sin embargo, desde hace más de una década diversos colectivos pacifistas llevan denunciando que el gasto militar declarado solo representa entre la mitad y una tercera parte del gasto militar real, escondido y camuflado en partidas de otros Ministerios. Uno de estos grupos es el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, que lleva desde 1996 realizando análisis de los costes reales del gasto militar español. 

Según su último informe, El gasto militar real del Estado español para 2022, este año los diversos Ministerios habrán dedicado al gasto militar 22.796 millones de euros, el 1,8% del PIB, muy cerca de la exigencia de la OTAN. Pero no existe voluntad de reconocer este gasto oculto, dice a El Salto uno de los principales analistas del Centre Delàs, Pere Ortega. Más bien al contrario, la guerra de Ucrania se ha convertido en una “excusa” para aumentar el gasto militar, explica este experto. Una demanda que contenta, además de a Estados Unidos, la primera industria militar del mundo, al complejo militar empresarial español y europeo. 

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Otro colectivo que lleva años estudiando los presupuestos para rastrear partidas militares es el Grupo Antimilitarista Tortuga. Según sus cálculos, que incluyen más partidas que el Centre Delás, el gasto militar real en 2022 asciende a 37.563 millones de euros. De ellos, solo 10.155 millones fueron reconocidos por el Gobierno como tal. Desde esa perspectiva, el Estado español no solo no tendría que aumentar su gasto militar sino que podría bajarlo en más de 15.000 millones y seguiría estando dentro de los estándares exigidos por la OTAN. ¿Dónde se esconden esos 29.136 millones de euros de gasto militar oculto? ¿Qué intereses están en juego?

Gastos camuflados

Si algo caracteriza al gasto militar en el Estado español, cuenta a El Salto Juan Carlos Rois, del Grupo Antimilitarista Tortuga, es la “falta de transparencia” y la “opacidad”. El gasto militar reconocido por los sucesivos gobiernos, ya sean del PP o del PSOE, se limita al gasto del Ministerio de Defensa, apenas un 0,9% del PBI. No constan como gasto militar, asegura Rois, los gigantescos programas de armamento, el dinero destinado a los organismos autónomos militares, la protección social de los soldados, los gastos asociados al instituto militar de vivienda o las pensiones militares escondidas en los presupuestos del Ministerio de Hacienda. Tampoco se consideran gasto militar las misiones en el extranjero, que corren por cuenta del Ministerio de Exteriores, o el sobrecoste de un 35% que, año tras año, aumentan el déficit de la enorme infraestructura que rodea las Fuerzas Armadas españolas. Un déficit que se transforma en deuda e intereses que el Estado debe pagar año tras año, nada menos que 8.123 millones de euros en 2022, y que tampoco figura como gasto militar, detalla el informe anual que realiza este colectivo pacifista. 

Según el último informe del Centre Delás, este año los diversos ministerios habrán dedicado al gasto militar 22.796 millones de euros, el 1,8% del PIB, muy cerca de la exigencia de la OTAN

“Ningún ministerio lleva 30 años presupuestando por debajo de lo que gasta en las proporciones que lo hace Defensa y la razón es muy simple: conocer la desmesura del gasto militar puede deslegitimarlo y por eso necesitan disfrazar un gasto al que no están dispuestos a renunciar”, se puede leer en este informe. Para Rois, las razones de que el gasto real sea tres veces mayor que el admitido hay que buscarlas en los intentos de camuflar la realidad de un “ejército desproporcionado” de más de 135.000 efectivos —15.000 en la reserva—, “ineficaz” —con 1,7 oficiales por cada soldado—, e “insostenible”, ya que todo el aparato del Estado se moviliza y se endeuda para promover un negocio: el de la industria militar. 

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Para Rois, resulta imposible entender por qué el gasto en Defensa no ha dejado de aumentar si no se tiene en cuenta las presiones y el trabajo soterrado de los lobbies de la industria armamentista. Una industria de la que el propio Estado es socio con participaciones en Navantia —que ha suministrado recientemente buques de guerra a Arabia Saudí para su guerra con Yemen—, en Airbus —uno de los principales responsables de la fabricación de aviones militares— o en Indra —uno de los líderes mundiales en tecnología militar— donde el Estado tiene el 28%. 

Las puertas giratorias entre el ejército y el Ministerio de Defensa son el aceite que necesita esta relación entre el Estado y las empresas de armamento: dos decenas de altos cargos de las Fuerzas Armadas y de este ministerio pasaron de firmar los acuerdos para armar al Ejército español a formar parte de los consejos de administración de las principales empresas del sector. Fernando Alejandre Martínez, jefe del Estado Mayor de la Defensa hasta finales de 2020, pasó a ser asesor de Sener Aeroespacial, una de las contratistas del Ministerio. Salvador María Delgado Moreno, exjefe de Apoyo Logístico de la Armada, pasó a formar parte de la empresa Proyectos de Interés para la Defensa Argos. Pedro Morenés, ex ministro de Defensa con el PP, ha ocupado altos cargos en la industria armamentista, como Expal, Instalaza o MBDA, una compañía con operaciones en Reino Unido, Francia, Alemania e Italia que diseña y fabrica misiles. Expal, una empresa vasca dedicada a la fabricación de municiones y explosivos, tiene como presidente del Consejo de Administración a José Luis Urcelay, quien fue unos años antes Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada. La misma historia recorre la trayectoria profesional de Eduardo Serra, ex ministro de Defensa con el PP, y una interminable lista de altos cargos políticos que se pasaron a la empresa privada.

Según el Grupo Antimilitarista Tortuga, el gasto militar real en 2022 asciende a 37.563 millones de euros. De ellos, solo 10.155 millones fueron reconocidos por el Gobierno. Desde esa perspectiva, para llegar al 2% del PIB España tendría que reducir su gasto militar en casi 15.000 millones

Dentro de esta estrategia conjunta, las intervenciones del ejército español en el exterior, para Juan Carlos Rois, no son otra cosa que un “escaparate para la venta de armas”, una “exposición” del catálogo de buques de guerra, aviones, armas y explosivos que el complejo industrial español ofrece al mundo, todo a costa del erario público, ya que el Estado subvenciona esta venta con dinero público, siempre en aumento. “España ahora está en 17 intervenciones en el exterior. Lo que estamos haciendo principalmente ahí es exhibir material militar”, dice Rois. No es casualidad que España sea el séptimo exportador de armas del mundo, solo superado por las seis principales potencias del mundo, todas ellas con veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

¿Qué tiene que ver todo esto con el 2%? “Todo”, explica a El Salto este experto en gasto militar. El Gobierno, por primera vez, se ha mostrado abierto a aceptar algunos de los gastos militares ocultos que los informes del Grupo Antimilitarista Tortuga y el Centre Delás llevan años señalando, pero existen “enormes presiones” del lobby de la industria militar para que la mayoría de esos gastos sigan distribuidos y “escondidos” en otros ministerios, todo para que la subida del gasto militar sea mayor y, con ella, las ventas de las empresas de armamento. A través de la compra de material militar para el ejército, de los créditos para la fabricación de armamento, a través de las misiones en el exterior, a través de las participaciones del Estado en las principales empresas de armamento, cualquier aumento en gasto total dedicado a la guerra incide directamente en el gigantesco entramado militar español, subraya Rois. 

Si se mantiene la fórmula actual, habría que duplicar la inversión en dos años para contentar a Washington y al lobby de las armas, una “barbaridad imposible de hacer en dos años si no es con recortes importantes en otros ministerios”, dice Pere Ortega, del Centre Delás

Hay muchos intereses en juego, señala Pere Ortega, en la forma de calcular el punto de partida del gasto militar. Si se mantiene la fórmula actual, habría que duplicar la inversión en dos años para contentar a Washington, una “barbaridad imposible de hacer en dos años si no es con recortes importantes en otros ministerios”. Algo bastante improbable, añade, por las actuales alianzas del Gobierno. La propia crisis derivada de la guerra hace menos posible este incremento de 13.000 millones en el gasto militar y deja abierta una paradoja: la única forma de aumentar en estas dimensiones el gasto militar es que acabe pronto el conflicto, explica Ortega, una situación que haría completamente innecesario el coste político derivado de esta apuesta por aumentar el gasto militar. 

Todo vuelve a la forma de calcular el gasto dedicado a las Fuerzas Armadas y todo lo que le rodea, incide este analista. Si sumamos el gasto militar reconocido por el Gobierno al gasto social militar —pensiones, seguridad social, etc.— el gasto llegaría al 1,4% del PIB, cerca de la media europea. Y si se sumaran todos los gastos repartidos en los otros ministerios casi no haría falta aumentar el gasto militar para estar al día con las exigencias de la OTAN.

“Dudoso orden de prioridades”

La crisis de 2008 supuso un freno para el aumento del gasto militar en todo el mundo y una “demostración”, dice Pere Ortega, de que “se puede bajar el gasto militar” si es necesario. Casi todos los países redujeron sus inversiones, incluido EE UU que recortó el presupuesto de Defensa en casi 100.000 millones. Pero este ciclo terminó en 2014, cuando los años de bonanza económica y la anexión de Crimea por parte de Rusia convencieron a los gobiernos de volver a la senda del rearme. Desde entonces, en Europa el gasto militar no ha dejado de aumentar, incluso en años de pandemia cuando el resto de la economía se hundía.  

Medio año después de la anexión de Crimea, en la cumbre de la OTAN de Gales, Estados Unidos exigió a los países europeos un aumento del gasto militar, que debería llegar al 2%. En 2018, Pedro Sánchez asumió ese objetivo y volvió a reivindicarlo semanas después del inicio de la guerra de Ucrania. El compromiso de aumento del gasto militar no ha contado con el visto bueno de Unidas Podemos, EH Bildu, ERC y otros partidos de la izquierda parlamentaria, por lo que unos presupuestos que cuenten con un gran aumento del gasto militar, en principio, solo podrán salir adelante con apoyos de los partidos de derecha del Congreso. 

Sin embargo, el aumento del gasto militar venía de mucho antes de la guerra de Ucrania. En los Presupuestos de 2022, el Gobierno de coalición ya había aprobado una partida de 22.796 millones de euros de gasto militar, un 124% más de lo asignado al Ministerio de Defensa, un nuevo récord histórico, según las cifras que maneja el informe del Centre Delás. Este aumento del 5,75% con respecto al año anterior se sustentó en un incremento del 16,2% en los gastos en armamento y del 8,76% de la I+D militar. Según este instituto de investigación para la paz, el gasto militar diario en España subió hasta los 62 millones, unos 479 euros por habitante. Los 34 Programas Especiales de Armamento por valor de 51.644 millones de euros son los principales responsables de estos aumentos. De esta cantidad, 17.390 millones de euros fueron aprobados por los dos gobiernos de Sánchez. Entre estos planes se incluye la inversión de 2.500 millones para la segunda fase de desarrollo del programa del futuro avión de combate, cuyo coste final puede superar los 50.000 millones y que incluye a empresas como Airbus, Tecnobit, Indra, Sener, ITP Aero o GMV.

En los últimos 25 años, el gasto militar creció un 129%; las inversiones militares, un 199%; la facturación en material militar por parte de la industria, un 821%, y la exportación de armas, un 3.012%

“En un momento de crisis sanitaria, social y climática como el que vivimos, que los presupuestos preparados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez presenten un gasto militar tan elevado pone en evidencia un muy dudoso orden de prioridades, así como los privilegios con los que cuenta el complejo militar-industrial español”, dice el informe.

Un vistazo a lo que ha ocurrido en los últimos 25 años, apuntan desde el Centre Delás, permite escrutar cómo ha evolucionado el complejo militar en España: el gasto militar creció un 129%; las inversiones militares, un 199%; la facturación en material militar por parte de la industria, un 821%, y la exportación de armas, un 3.012%.

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