viernes, 12 de noviembre de 2021

En un alarde absurdo de la OTAN y la UE vehículos blindados alemanes cam... [Aunque el contenido de este video fuera mentira de principio a fi, la pregunta preguntita es: ¿Nuestros muchachos/chas de la política a qué se autodedican que no sólo no resulven los problemas sino que los incrementan exponencialmente? Pero eso sí, las cosas como son, los grandes capitales no dejan de crecer mientras las condiciones de vida empeoran a marchas forzadas para cada evz más gente?]

La derecha europea y el “fascismo libertario”


Un discurso simple, pero contundente, que encuentra sus argumentos en el campo de las emociones, los sentimientos y el miedo. El “fascismo libertario” potencia movimientos negacionistas y crece al margen del bien común y el interés general.

La derecha europea y el “fascismo libertario”

Marcos Roitman

El Viejo Topo

12 noviembre, 2021 


El conglomerado trasnacional, donde se agrupa el complejo industrial, militar y digital no conoce diferencias políticas, cuando se trata de acrecentar su poder. Hoy, parte de sus intereses se enquistan en el fascismo libertario. Su auge se reviste de un discurso nacionalista, homofóbico, racista, xenófobo y antiislamista. Bien es cierto, no todos comparten el ideario al cien por ciento. La Liga Norte, de Matteo Salvini en Italia o el Frente Nacional, rebautizado Reagrupamiento Nacional, encabezado por Marine Le Pen en Francia, marcan distancias con el ilegalizado Amanecer Dorado en Grecia o sus homónimos de la ex Europa del Este. Sin embargo, su presencia ha dejado de ser marginal. Hoy representan un porcentaje elevado de votantes. Se han constituido en imprescindibles para formar gobiernos y están presentes en ayuntamientos, el Congreso y comunidades autónomas. El ideario neofascista se recompone bajo un discurso libertario. Entre los nuevos nombres podemos citar a Éric Zemmour en Francia o Giorgia Meloni en Italia. La derecha se escora hacia posiciones totalitarias afincadas en un individualismo exacerbado. Su objetivo, poner las libertades individuales en la cima de sus reivindicaciones.

Sin embargo, tampoco hace falta crear nuevas organizaciones, el fascismo libertario anida en la derecha conservadora y los partidos liberales. Sus puntos de unión, hacen que se difumine por completo la diferencia entre derecha y fascismo libertario. Para comprobarlo, tomemos el ejemplo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso. Entre sus frases para no olvidar su reivindicación libertaria podemos citar: ni estados de alarma, ni confinamientos. Hay que aprender a convivir con el virus; si apretáis demasiado a los restaurantes y bares, al final el contagio se va a las casas. Los ciudadanos al no poder fumar, al no entender las normas, acaban yéndose a las viviendas; es un delito, en Cataluña, con el clima que tenéis, tenerlo todo cerrado, tener a la gente en sus casas; libertad o comunismo.

El fascismo libertario no requiere ser mayoritario, ni siquiera convertirse en un partido a la vieja usanza hitleriana o fascista, su función es otra, inclinar la balanza y ser la llave para que las fuerzas conservadoras gobiernen sin contrapeso, prestando su apoyo a gobiernos en minoría. Los casos más llamativos: Estonia, Finlandia, Eslovaquia, Eslovenia, Austria, Rumania, Moldavia o Lituania. En España, Vox ha facilitado la gobernanza al Partido Popular en dos comunidades autónomas: Madrid y Andalucía. El llamado cordón sanitario es un eufemismo. Sólo en Alemania se mantiene y las razones son obvias.

En 2021, año de pandemia, 15 partidos neofascistas de 14 países firmaron un pacto en el cual subrayan su preocupación por el retroceso en la defensa de los valores familiares, la identidad nacional, la adopción de leyes LGTV y lo más destacado, el recorte de las libertades individuales bajo el decálogo sanitario del Covid-19. Entre sus firmantes Viktor Orban, Santiago Abascal, Giorgia Meloni, de la fascista Hermanos de Italia, Mateo Salvini, el polaco Jaroslav Kaczynski o Marine Le Penn. Su fuerza radica en un llamado espurio a proteger los derechos políticos supuestamente vulnerados tras la aplicación de los protocolos Covid. El ejemplo más destacado, el asalto, el pasado 9 de octubre, a la sede central de la Confederación General Italiana del Trabajo, protestando por exigir el certificado de vacunación para todas las actividades públicas.

Así, el fascismo libertario potencia, crea o se enquista en movimientos negacionistas, antivacunas, anticubrebocas, contra el pasaporte Covid, el 5G, provida, antiaborto, antifeministas, etcétera. Es decir, todo aquello que se considera, atenta y compete al individuo y no al Estado. La libertad se torna un campo de batalla de la cual emerge un discurso que cala en el imaginario colectivo, más allá de la distinción de clases. Las consignas son simples: ¡A mí no me dicen qué debo o no debo hacer! ¡Soy libre de ir a cualquier sitio! ¡No necesito que nadie controle mi vida! ¡Mis derechos no pueden ser pisoteados en nombre del Estado! ¡Con mi libertad no se negocia! ¡Los inmigrantes me quitan el trabajo! En este ambiente, se convocan manifestaciones y organizan actos donde se manifiesta el deseo de vivir sin ataduras. Los llamados botellones, concentraciones de cientos y miles de personas para beber en parques públicos, plazas o playas, bajo el lema: ¡Viva la libertad! se generalizan los fines de semana. Y las protestas de negacionistas en Italia, Francia, España, Gran Bretaña o Alemania aumentan bajo el mismo enunciado.

Un discurso, simple, pero contundente. El fascismo libertario se expande y eleva a la cima de las apetencias de satisfacción personal, al margen del bien común y el interés general. El nacimiento y auge del fascismo libertario en momentos de crisis pandémica y de un capitalismo que se retuerce para reinventarse en su forma digital, encuentra sus argumentos en el campo de las emociones, los sentimientos y el miedo. La mezcla explosiva de estos factores indica el peligro que nos acecha. Luchar contra el fascismo libertario se antoja unir fuerzas para combatir el capitalismo y sus máscaras.

Artículo publicado originalmente en La Jornada.

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Más de 500 grupos de presión de petróleo, carbón y gas en la COP26. [O sea, que 500 es más de 500. ¡Jodo petaca! Que no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano. Y vamos a ir dejando las cosas claras para que dejen de meterse conmigo diciéndome que si yo soy esto o lo otro y lo demás allá. Que a mí a esto de los eco multi eco sobre eco no me gana nadie, que yo cuando me pongo, me pongo, A mi en esto ni siquiera me gana el padre Eco que engendró a todos los ecos y vinieron a la Tierra en carne mortal cuando el Ángel (y que no me empecéis a enredar, que no fue ni Juan ni Pedro ni Rogelio ni Alfonso ni ningún otro: fue el Ángel, joder, que haber como os lo tengo que decir) anunció a Rafael, el del depósito de agua de mi pueblo, diciéndole entre broma y en serio: que ahí os va ese Eco y que ya veréis que hacéis con él y que a mí no me vengáis luego con ninguna reclamación con, que yo soy un mandao, porque esa fue la voluntad de Dios cuando dijo en mitad de la tormenta que estaba cayendo: ¡queréis ecología! Tomad ecología, ahí os va, desgraciaos, allá vosotros, pero a mí de esto ni media palabra más. Y en esto suena el trueno final que venía como a decir, pero en latino: ¡Hostias como se pone Dios por una tontada! Y aclarado lo que convenía al caso para tener la fiesta en paz, nada más por mi parte. Punto verde eco final. Perdonad la demora, gurriatos míos (los gurriatos forman la principal especie a proteger sobre de por la tierra, mar y aire) que ya sabéis como son estas cosas, que me he tenido que entretener haciendo unas pertinentes aclaraciones. En fin, a lo nuestro. ¿No somos los gurriatos la inmensa mayoría especial (de especie) del mundo que tenemos que protegernos a nosotros mismos (déjate ya de leches de que nos protejan, jate milongas, jate). ¡No somos los gurriatos los que con nuestro trabajo hemos creado cuanta riqueza existe, pero que no disfrutamos de ella ni por el forro porque se la quedan los cabroncillos y cabroncillas (los cabroncillos son una sub especie asquerosamente minoritaria de malos bichos chupadores que chupan, chupan, chupan y que no se cansan de chupar, oyes, que paren los cabrones por las pezuñas o, en su caso las cabras, sin son cabroncillas, también por las pezuñas. Siendo esto así, que los es, por todos los santos del cielo (más los que no estén porque se hayan ido de vacaciones a ver las desgracias que se están produciendo entre los pobladores de la Isla de la Palma por el volcán), ¿Se podría saber que hacen los más de 500 lobos (subespecie de los lobbies de presión, extorsión económica y chantaje político para el chupe) en la COP26 donde se podría estar contribuyendo de forma mayúscula al empeoramiento de las condiciones de vida de toda la humanidad? Y una de sensatez. ¿No sería más sensato, por su lógica, que siendo los gurriatos la inmensa mayoría de la especie del mundo que con su trabajo crea cuanta riqueza exista tuviera en sus manos (yo lo digo por lo de la mayoría, la democracia sin cachondinas y tal) todos los medios de producción que son determinantes para la sociedad entera para que tal especie organizara y decidiera tanto la producción social como su distribución de todo lo que se produjera: a los gurriatos, tanto; a las gurriatas, tanto; a los guarriatillos, tanto; a las gurriatillas, tanto y a todo el que por la razón que fuera no pudiera trabajar, cuando menos, tanto como a cualquier otra gurriata o gurriato? ¿O es que esto no parece sensato?

 

Más de 500 grupos de presión de petróleo, carbón y gas en la COP26

 Kaosenlared / noviembre 202

 


Un estudio de la ONG Global Witness revela que 503 grupos de presión de los combustibles fósiles estaban acreditados en la COP26. El número de representantes de TotalEnergies, Engie o Shell es mayor que el número total de delegaciones de los ocho países más afectados por el cambio climático.

Un estudio de la ONG Global Witness revela que 503 grupos de presión de los combustibles fósiles estaban acreditados en la COP26. El número de representantes de TotalEnergies, Engie o Shell es mayor que el número total de delegaciones de los ocho países más afectados por el cambio climático.

Glasgow, Escocia – Las petroleras Shell y TotalEnergy, los gigantes mineros Rio Tinto y Glencore, y el mayor productor de gas del mundo, Gazprom. Están todos ahí. Global Witness, una ONG especializada en la lucha contra el expolio de los recursos naturales, contabilizó al menos 503 lobistas afiliados a multinacionales del petróleo, el carbón y el gas en los pasillos de la COP26.

Si este grupo de presión fuera una delegación nacional, sería, con mucho, el más grande. La nutrida delegación brasileña cuenta con «sólo» 479 personas acreditadas, seguida de Turquía y la República Democrática del Congo, con 376 y 373 delegados respectivamente. Francia acudió oficialmente a Glasgow con 197 representantes, según Global Witness.

Estos portavoces de los industriales más emisores de CO2, que se han infiltrado en el corazón de la COP26, representan en total a más de un centenar de empresas de cambio climático. Entre ellos se encuentran los gigantes petroleros BP (siete grupos de presión), Shell, la noruega Equinor y la angoleña Sonangol (cada una con seis representantes), y Chevron y la brasileña Petrobras.

En el sector del gas, el conglomerado ruso Gazprom, el mayor productor de gas del mundo, que por sí solo emite tres veces y media más gases de efecto invernadero que Francia cada año, está presente en Glasgow con ocho delegados. Estos últimos llegaron directamente en las maletas de la delegación rusa. Otros 26 países como Canadá o Brasil -pero no Francia- han incluido a su vez a algunos de estos 503 grupos de presión de los combustibles fósiles en sus propias delegaciones.

La presencia de cientos de estas personas pagadas para defender los intereses tóxicos de las empresas de combustibles fósiles no hará más que aumentar el escepticismo de los activistas del clima, que ahora ven las conversaciones de la COP26 como una prueba más de la vacilación y la dilación de los líderes mundiales», afirmó Murray Worthy, de Global Witness. Dada la envergadura del reto, no tenemos tiempo para distraernos con el lavado verde o las promesas vacías de estas multinacionales.

Francia destaca en esta siniestra lista de grupos de presión. El grupo industrial del gas Engie envió nada menos que seis representantes, y la compañía eléctrica EDF, que sigue teniendo participaciones en centrales eléctricas de carbón en China, envió ocho. Finalmente, tres grupos de presión acudieron a la COP26 para defender los intereses privados de TotalEnergies. A pesar de su excesiva comunicación sobre sus  nversiones en renovables, la compañía petrolera y gasística tiene previsto producir el doble de energía fósil para 2030 que la recomendada por el IPCC.

«La COP26 se está vendiendo como el lugar para aumentar las ambiciones climáticas, pero está plagada de grupos de presión cuya única ambición es perpetuar las actividades de sus empresas relacionadas con los combustibles fósiles. Empresas como Shell y BP participan en los debates de la cumbre a pesar de que han admitido abiertamente que aumentarán su producción de gas fósil», dijo Pascoe Sabido, investigador del Corporate Europe Observatory. Al mismo tiempo, los gobiernos y las comunidades de los países más afectados por el cambio climático son los más excluidos de las negociaciones.

Fuente: Rebelión 

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La Palma: El colapso y la estupidez humana. [A mis buenas piedras del camino, tarugos de madera, farolas y postes de teléfono, en los que se quiera o no siempre es posible encontrar algo de sensibilidad humana y algo de solidaridad con el que sufre. Así que me decís que los políticos haciendo tabla rasa con todos son unos catapunchinchines. Vaya, vaya, que aquí no hay playa. Y ahora yo os pregunto y os digo queridos míos: ¿Y qué otra mierda de sociedad que sea más mierda que la de ayer pero menos mierda que la de mañana podemos tener si los trabajadores, a los que mañana se les puede vulcanizar los salarios, la medicina, la vivienda, la enseñanza, las pensiones, las cosillas esas de comer o las pensiones, la seguridad de andar por la calle, el pequeño y mediano negocio, se van a disfrutar viendo como se le quema el presente y el futuro a la inmensa mayoría de los pobladores de la Palma con el volcán? Así que espero respuesta vuestras piedras, tarugos, farolas y postes de teléfono míos, que más sensibilidad para responder que los humanos tenéis porque así me lo habéis demostrado cien mil veces, de modo que no me vengáis ahora con contadas y respondedme.]

 

La Palma: El colapso y la estupidez humana


Por Raúl Zibechi

KAOSENLARED / NOV. 2021

 


“Dos cosas son infinitas:

la estupidez humana y el universo;

y no estoy seguro de lo segundo”

Albert Einstein

“El turismo volcánico desborda La Palma: autobuses llenos y atasco en la carretera”, titulaba El País en su edición del 1 de noviembre. Agrega que las autoridades de la isla pusieron transporte gratuito para que los turistas llegaran al mirador más concurrido y que las colas para subir al autobús duran más de una hora.

Viajeros de todo el Estado Español y de Europa llegan en masa para contemplar la destrucción y el colapso en las vidas de miles de personas que han visto sus viviendas y cultivos sucumbir bajo el río de lava que todo lo devora, desde que comenzó la erupción el 19 de setiembre.

Hoteles, taxistas y líneas aéreas hacen su negocio, embolsan recursos que los turistas despilfarran para no perderse la imagen de un volcán en plena erupción, desastre que sigue siendo estetizado por los grandes medios sin reparar en la destrucción que deja a su paso.

Las voces disidentes casi no se escuchan, aunque vienen creciendo de forma paulatina. Una entrevista a Paula, pobladora de La Palma, por Radio Pimienta, una de las escasas voces críticas, pone las cosas en su lugar. Enfatiza en la incertidumbre y el estrés de la mayoría de la población que está comenzando a autoorganizarse. “De las seis mil personas evacuadas, menos de cien están en el albergue que dispuso el gobierno, y el resto en casas de vecinos y familiares solidarios” (https://bit.ly/3o7MdZb).

En varios espacios manos solidarias organizan la entrega de ropa, porque los que huyeron de sus casas lo dejaron todo. Desde arriba, las cosas se ven siempre de otro modo. Las personas que estaban pagando su vivienda al banco deben seguir pagando aunque la vivienda se la haya tragado la lava ardiente. Aún en el colapso, el capital financiero sigue haciendo sus negocios, sin inmutarse.

El Estado se limita a entregarles una pequeña indemnización que no les alcanza para construir otra vivienda.

“El énfasis en el turismo quiere remachar nuestra dependencia”, dice Paula, “ya que no se cansan de decir que la isla es segura, ninguneando el dolor y nuestra vulnerabilidad”. Según el gobierno, la masa de lava ocupa apenas el 10 por ciento de la isla, pero no toman en cuenta que afecta a toda la población, unas 85 mil personas, la mitad de las cuales se dedica a la agricultura platanera, seriamente afectada por la enorme cantidad de ceniza que se deposita en todos los rincones.

Los vecinos se están organizando por barrios con base en el apoyo mutuo, explican desde Radio Pimienta, creando plataformas para asistir a las familias que perdieron todo, intentando superar el clima de “desconfianza, miedo e incertidumbre”.

Pero también se esfuerzan por superar la “tutela extrema” del Estado, que según Paula se empeña en controlar los movimientos de la población, regulando el acceso a ciertos espacios: cuando los desplazados quieren limpiar las casas de ceniza, deben hacerlo “acompañados” por efectivos de la Guardia Civil que no sólo los vigilan sino que controlan el tiempo que demoran en la limpieza.

Son tiempos de aprendizajes. ¿Qué hacer ante el colapso? ¿En quiénes podemos confiar cuando todo lo que tenemos alrededor se hunde? ¿Cómo zafar del control del Estado, de la policía y del capital que buscan aprovechar el colapso para apuntalar el capitalismo?

Hay varias acciones que parecen urgentes. Nada podemos hacer si no estamos organizados, si no hemos construido antes del colapso relaciones fuertes entre personas afines, comunitarias y cooperativas. Debemos crear medios de comunicación propios, más para inter-comunicarnos que para denunciar, sobre todo durante el colapso.

Debemos construir autonomía, pero antes de eso tenemos que acordar qué entendemos por autonomía. En tiempos de colapso, no se valen autonomías sólo declarativas; deben ser integrales, abarcar la salud, la economía, el agua, la educación y todo aquello que hace a la vida. Porque la vida está en peligro y nadie más que nosotros y nosotras vamos a poder defenderla y reproducirla.

https://desinformemonos.org/el-colapso-y-la-estupidez-humana/

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