domingo, 28 de enero de 2018

TRUMP EL "BOMBAS", EL MISMO QUE LE HA EXIGIDO A SU CAPATAZ EN ESPAÑA, MARIANO RAJOY, QUE LE QUITE A LOS ESPAÑOLES EL 2% DE TODA LA RIQUEZA QUE CREEN LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES PARA FINANCIAR SUS GUERRAS. Y MIENTRAS TANTO, EL "BOMBAS" YA HA JODIDO EL MERCADO DE LA ACEITUNA A LOS PRODUCTORES ESPAÑOLES EN FAVOR DE SUS EMPRESAS. EN FIN, QUE PUIGDEMON ES UN BANDIDO Y QUE EL PRIMER PIENSO DEL TORO QUE MATÓ A MANOLETE SE LO ECHÓ PABLO IGLESIAS EN PERSONA


EEUU bate récord; lanzó 4300 bombas en Afganistán en 2017

 
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Un avión de combate F-16 de la Fuerza Aérea de EE.UU. despega en el aeródromo de Bagram, en Afganistán, 14 de abril de 2016
Washington duplicó en 2017 sus ataques aéreos en Afganistán, en consonancia con la nueva estrategia del presidente estadounidense, Donald Trump, y lanzó aproximadamente 4300 bombas en el territorio afgano so pretexto de atacar los grupos terroristas.
Según informó el viernes la cadena afgana Tolo News, basándose en estadísticas de la Fuerza Aérea de EE.UU., el número de bombardeos estadounidenses en Afganistán alcanzó el año pasado un nuevo récord 4300; una cifra que duplicó a las de 2016 y 2015.
De acuerdo con este informe, la Fuerza Aérea de EE.UU. llevó a cabo un promedio de 15 ataques aéreos diarios solo en el sur del país, una de las zonas más conflictivas con Talibán, así como el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Por su parte, el portavoz de la misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para Afganistán, Thomas Gresback, ha resaltado que este aumento de bombardeos coincide con la nueva estrategia anunciada el pasado agosto por Trump que pide aumentar las tropas y el ritmo de los ataques aéreos en Afganistán.
“Los ataques aéreos han aumentado significativamente en 2017, principalmente debido a la política de Asia del Sur y Afganistán que el presidente Trump había firmado”, explicó Gresback.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán en el marco de la llamada “guerra contra el terrorismo”. La ofensiva apartó del poder al grupo armado Talibán, pero la inseguridad, pese a la presencia de miles de soldados extranjeros —8400 de ellos estadounidenses—, sigue dominando gran parte del territorio afgano.
Además, la recién aparición del grupo terrorista EIIL en Afganistán ha dificultado aún más la situación y ha intensificado los enfrentamientos en este país asiático.
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PARA LA COMPRENSIÓN NO IDÍLICA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1978



Cómo se llegó a la Constitución de 1978

Infolibre
26-01-2018

La Constitución de 1978 fue el pacto expreso resultante de un compromiso tácito entre dos impotencias: la impotencia de los franquistas para prolongar la dictadura sin Franco y la impotencia de la oposición verdaderamente democrática para imponer una democracia avanzada. Por eso la Constitución se cerró con luces y sombras. Luces, las libertades democráticas y los derechos; sombras, un régimen político inacabado, hermético a las demandas populares y lleno de opacidades.

El proceso de cambio de régimen no fue precisamente idílico, pues se dieron fuertes dosis de violencia política de origen diverso. Entre 1975 y 1983 hubo 591 muertos por violencia política y la policía cargó contra 788 manifestaciones. Hubo 188 muertos por violencia de origen institucional, entre ellos, 8 personas asesinadas en la cárcel o en comisaría, y 30 asesinadas después de haber sido aprobada la Constitución. ETA llevó sus atentados al paroxismo: 344 atentados, seguida por 51 de los GRAPO. Casi todos contra exponentes del régimen saliente. Por si fuera poco, los servicios secretos colaboraron en la creación de un clima de temor que disuadiera de un triunfo de la izquierda en las primeras elecciones democráticas. Lo que sigue ha de leerse sobre este fondo.

El hic rhodus del proceso constituyente era el problema de la legitimidad puramente franquista de un monarca designado saltándose la línea dinástica de la casa de Borbón. Eso no había sido un capricho o una preferencia personal. Franco y sus generales introdujeron con ello, en la cúspide del régimen más o menos democrático que sucedería a la dictadura, su propia legitimidad pretendida, la que presentaba como legítimo el golpe de Estado de 1936, y con ella la intangibilidad de las responsabilidades que se pudieran exigir por ese golpe, por la guerra civil, el genocidio posterior y el trato como a no-personas de los oponentes políticos. Todo eso se daba como legítimo con la instauración, y de ello era manifiestamente consciente Juan Carlos de Borbón al aceptar la sucesión a título de rey en 1969: "Recibo de su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo Franco la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936, en medio de tantos sufrimientos, tristes pero necesarios, para que nuestra patria encauzara de nuevo su destino".

Para el rey instaurado los derechos democráticos eran una necesidad que contrapesara aquella "legitimidad" oficial, so pena de perder la corona. Los límites políticos básicos de la Constitución de 1978 los pondrían pues la Monarquía y el Ejército.

A la Constitución se llegó a partir de una nueva "Ley Fundamental" del régimen aún franquista, la octava, en 1977, la Ley para la reforma política. Que no tiene desperdicio: de una parte afirmaba en su art. 1, de redacción deliberadamente confusa, que "La democracia, en el Estado español, se basa en la supremacía de la ley, expresión de la voluntad soberana del pueblo". O sea: introducía la palabra democracia y un principio de soberanía popular. Pero de otra parte esa ley creaba unas nuevas Cortes, limitadamente soberanas, ya que autorizaba al rey a nombrar senadores hasta la quinta parte del senado y, sobre todo, porque en su art. 5 le empoderaba para puentear a esas Cortes futuras convocando directamente un referéndum si lo estimaba conveniente, e imponerse sobre ellas. Así se garantizaba que el futuro parlamento no pudiera ir más allá de ciertos límites. Soberanía, pues, pero limitada incluso formalmente.

Hubo normas de indulto y amnistía, muy deficientes. Por otra parte aún había que legalizar los partidos políticos y financiarle uno al gobierno de Suárez, para lo que el rey sableó al Sha de Persia y a otros amigos semejantes. Se superó la dificultad de legalizar al Partido Comunista gracias a que la dirección de éste hizo concesiones hasta la ignominia (llegó a reconocer "la honorabilidad del Ejército" que se había alzado contra la democracia en 1936). Al mes de superado eso, el obstáculo principal entonces, Juan de Borbón, transmitió a su hijo la legitimidad dinástica que se había reservado para mantener la institución de la corona a salvo de las contingencias. Algunos partidos no tuvieron tiempo para organizarse legalmente: se presentarían a las elecciones como listas de independientes.

Los ciudadanos fueron llamados a las urnas el 15 de junio de 1977 para expresar su opción política por primera vez desde febrero de 1936. El franquismo había arrasado con todo lo que significara intervención política de la gente. La mayoría de las personas, en unas semanas, poco pudieron hacer para educarse políticamente. En las alturas de Palacio estaba claro que las Cortes iban a ser materialmente constituyentes, pero no fueron convocadas formalmente como tales. La Plaza, la gente corriente, permaneció ignorante de las opciones reales de los partidos al no aparecer en la campaña electoral mención alguna acerca de una futura Constitución.

El día de las elecciones el Consejo Superior del Ejército permaneció reunido, y acuartelada y prevenida la División Acorazada Brunete en las cercanías de Madrid, a la espera del desenlace electoral. Los resultados fueron muy favorables para el partido del gobierno. Un 35 % de los votantes, escaldados por la guerra y la dictadura, optó por el poder constituido. Nada de frentepopulismo. El Alto Mando debió de suspirar de alivio.

Las nuevas Cortes, las primeras elegidas por sufragio universal, designaron una ponencia constitucional. La ponencia se atuvo al conjunto de pactos previos entre el "partido militar", el gobierno y los partidos políticos relevantes: esos pactos constituyeron una especie de supralegalidad tácita. Sus puntos fundamentales fueron los cinco siguientes:
  1. Intangibilidad de la monarquía instaurada y de su titular, jefe supremo de las fuerzas armadas.
  2. Reconocimiento de la tutela militar: el Ejército se reservará para sí la defensa del orden constitucional; y la amnistía política quedará limitada en el ámbito militar: los militares demócratas condenados (de la clandestina Unión Militar Democrática) no serán reintegrados a sus puestos (la tutela militar perduró hasta que pudo ser transferida a la OTAN).
  3. Unidad de la patria: la redundante redacción del art. 2 de la Constitución procede directamente del Ejército, y lo que importa de ese artículo no es tanto la distinción entre "nación" y "nacionalidades" cuanto la afirmación de que "la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible...". Dicho de otro modo: la Constitución se fundamenta —en lo que concierne al Ejército, guardián de la Constitución— en la unidad de la patria, y no en la soberanía popular, o en la democracia (palabra que apenas si se usa en el preámbulo de la Constitución y suele ser sustituida por la expresión pluralismo político). El artículo 2 vetaba una organización federal del Estado.
  4. Ley del olvido: había que ir más allá de la amnistía de las responsabilidades penales: hubo un acuerdo de "punto final" tácito para no evocar el pasado trágico de la guerra civil, ni sus consecuencias, ni los papeles representados desde entonces por los principales actores políticos. Merced a este pacto y al punto primero de la supralegalidad tácita, los ciudadanos jamás han podido pedir responsabilidades siquiera civiles por las víctimas o reclamar los bienes confiscados. La memoria histórica española tenía que ser públicamente una memoria de pez.
  5. Acuerdo de gobernabilidad: todos aceptaron la construcción de un poder ejecutivo sólido y una fuerte dificultad de acceso de las demandas sociales al núcleo del Estado.
La ponencia constitucional trabajó dentro de esos límites. Produjo un régimen político de bipartidismo imperfecto. Bloqueó casi totalmente cualquier canal participativo que no fuera el electoral. Dejó en el aire la construcción de las autonomías: cuando la Constitución fue sometida al refrendo de la ciudadanía nadie sabía cómo se configurarían las comunidades autónomas, ni cuántas o cuáles serían éstas, ni sus competencias, ni cómo se financiarían. Se recurrió al más que ambiguo concepto de nacionalidades históricas. Y quedaron muchos puntos, demasiados, para ser desarrollados posteriormente mediante leyes orgánicas. Entre ellos uno fundamental que se examinará en otro momento: el régimen electoral; para la Constitución la circunscripción había de ser la provincia. Se proclamaba un Estado social sin ninguna garantía sólida. Ni siquiera quedó establecida la plena laicidad del Estado.

Para el refrendo popular de la Constitución hubo tanto ruido mediático, como de barraca de feria, que toda discusión pública quedó sofocada. Quienes percibieron a tiempo los defectos de la Constitución limitadamente democrática e inacabada —y del sistema electoral— no podían votarla positivamente, dado el régimen partitocrático y cerrado que configuraba. Tampoco podían votar negativamente, pues eso es lo que haría la extrema derecha, ni contra el reconocimiento de los derechos políticos. Las minorías críticas habían luchado para poder votar, y ahora no les quedó otro remedio que hacerlo en blanco. Al menos así podrían —podríamos— criticar en el futuro el sistema constitucional sin hipocresía, y sin dejar de lado algo que nos importaba mucho: nuestros principios.

Una vez obtenido el refrendo popular, y en lo sucesivo, las voces críticas serían sistemáticamente sofocadas. Curiosamente, casi siempre lo utilizado como tapabocas ha sido la propia Constitución.

Juan-Ramón Capella, catedrático emérito de Filosofía del Derecho, publicó como editor, en 2003, 
Las sombras del sistema constitucional español.
Fuente: 
http://www.infolibre.es/noticias/opinion/plaza_publica/2018/01/23/como_llego_constitucion_1978_74386_2003.html

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EL GOBIERNO DEL PP PIERDE OTRA APUESTA POLÍTICA EN CATALUÑA, Y NO LA GANAN NI EL PSOE NI CIUDADANOS



Carles Puigdemont pedirá permiso al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena para que le autorice a asistir y participar en el pleno de investidura del próximo martes. El candidato de JxCat trata de amoldarse así a las condiciones que este sábado puso el Tribunal Constitucional para su investidura: que fuera presencial y con permiso del juez, dado que sobre Puigdemont pesa una orden de detención en España.
En declaraciones a Catalunya Radio, el exconseller de Territorio y diputado electo de JxCat, Josep Rull, ha indicado que Puigdemont pedirá esta autorización "en las próximas horas", a pesar de que el diputado ha considerado que el planteamiento del TC es "inaudito, con medidas cautelares impropias" del alto tribunal.
El Constitucional empujó este sábado a la mayoría independentista a volver a incurrir en un acto abierto de desobediencia –algo que, en especial ERC, quiere evitar para la nueva legislatura– si seguía hasta el final y permitía la investidura a distancia de Puigdemont. El TC advirtió además penalmente a la Mesa del Parlament si permitía la investidura a distancia, pese a que dejó en suspense la admisión a trámite de los recursos planteados por el Gobierno sobre la investidura
En concreto, el alto tribunal acordó que no podía procederse a la investidura del candidato "sin la pertinente autorización judicial, aunque comparezca personalmente en la Cámara, si está vigente una orden judicial de busca y captura e ingreso en prisión", una condición que Puigdemont está dispuesto a cumplir en las próximas horas, según ha dicho Rull.
"Si el juez Llanera lo permite, que creemos que actuará con libertad, Puigdemont vendrá y explicará su plan de Gobierno", ha abundado el portavoz de JxCat, Eduard Pujol, en declaraciones a los periodistas este domingo.
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HASTA EL DIARIO DE SEVILLA EMPIEZA A "PECAMINAR" CONTRA EL GOBIERNO DEL PP. ¿NO SERÁ SÍNTOMA DE QUE NUESTROS AMOS, LOS AMOS DEL CAPITAL, SON CONSCIENTES QUE LOS PEONES DEL GOBIERNO YA NO LES SIRVEN Y QUIEREN OTROS CIRILILLOS NARANJUELOS EN SU LUGAR QUE DEFIENDAN MEJOR SUS INTERESES CON MÁS ENGAÑO DE TOMO Y LOMO DE LOS TRABAJADORES, QUE AL FIN Y AL CABO SOMOS LOS VERDADEROS CREADORES DE LA RIQUEZA?

Irresponsables

En otra democracia europea un primer ministro no sobreviviría a los mensajes a Bárcenas o a la confesión de Costa. Aquí sí
Cuando en 1974 detuvieron a Günter Guillaume en Alemania Federal por espiar para la RDA, el canciller Willy Brand dimitió. Él no sabía que tenía un espía comunista como asesor, pero asumió la responsabilidad. Mariano Rajoy aplica la filosofía contraria. Niega todo conocimiento de corruptelas sobre las que debía estar al corriente. Pero además no está dispuesto a asumir responsabilidad alguna. Defendió a capa y espada a Francisco Camps y Ricardo Costa "convencido de su inocencia". Llamó inquisidores del siglo XXI a quienes les acusaban de corruptos "con una crueldad infinita, sin razón ni corazón". Y ahora, cuando las confesiones demuestran lo contrario, dice que a él que lo registren. Y encima, quiere ser candidato en las próximas elecciones generales.
Se lo dijo el miércoles a Carlos Alsina, en una entrevista en Onda Cero con preguntas que le incomodaban. Como le irritaron a Pedro Sánchez las que le hizo José Antonio Carrizosa en el Foro Joly un día antes en Sevilla, que tanto enfadaron a algunos (y algunas) pedristas. Lo peor que le podía pasar a este país en tan delicado momento es tener un Gobierno desnortado, un presidente incapaz de responder preguntas incisivas y un jefe de la oposición de la misma pasta. Puesto a eludir su responsabilidad en los casos de corrupción del PP, Rajoy llegó con Alsina a exonerar a Artur Mas del 3% convergente. Afirmó que él nunca le había considerado el responsable último de las mordidas de CDC. Curioso, dicho sea de paso: los porcentajes de los dos partidos también coinciden como si fuese una tarifa semioficial, según hemos oído en los casos Gürtel y Palau.
Este nuevo incendio en las bodegas de la nave popular han intentado camuflarlo con cortinas de humo habituales: Cataluña y Venezuela. Asuntos graves, sin duda; dos variantes de golpes de Estado perpetrados por fuerzas populistas. Pero resulta chocante que el jueves la vicepresidenta Santamaría anuncie una consulta al Consejo de Estado contra la candidatura de Puigdemont, para ver si la impugnan, y el viernes la recurran sin el aval del Consejo. La estrella de la vice se apaga junto a la de su presidente.
Decía Groucho Marx que el secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. "Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho". Al PP le queda poca capacidad de hipocresía. En cualquier gran democracia europea un primer ministro no habría sobrevivido a los mensajes de apoyo y justificación que Rajoy dirigió a Bárcenas. Tampoco ahora a la confesión de Costa. Pero en España somos diferentes. Aquí estamos en manos de irresponsables.
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