"Antena
3" y Venezuela
La necesidad
de una democratización del poder de los medios de comunicación
Rebelión
01.02.2016
Una vez más se hace evidente como la mayoría de los
medios de comunicación españoles, vinculados a los poderes fácticos, acaban
dirigiendo hacia dónde debe "debatir o razonar" la sociedad en los
bares, paradas de trenes o en las comidas de casa, además de dirigir parte las
órdenes del día de las instituciones políticas; desde secretarios de partidos,
parlamentarios a militantes de base. Un ejemplo fue la nota manipulada del
pasado 20 de enero por parte del noticiero del canal de Antena 3, medio
audiovisual de la millonaria corporación privada Atresmedia, que emitía los
supuestos "vínculos" de Venezuela con PODEMOS, la CUP, y ETA. Nota
que hacía reflejar la realización de un supuesto viaje "secreto" de
líderes políticos, periodistas e intelectuales, asociados al independentismo
catalán, vasco o con la fuerza estatal de Podemos, a la capital venezolana.
Esta nota, que dio el toque de clandestinidad sin serlo [1], poco informó de la
transparencia de los asistentes a su visita a Caracas por el X Encuentro de la
"Red de Intelectuales, artistas y movimientos sociales en defensa de la
Humanidad".
Lo importante aquí no es sólo si Antena 3 manipuló
(que es más que evidente) o dijo la verdad, si el chavismo financia la CUP,
Podemos y ETA (que es más que mentira), o un sin fin de posibles
argumentaciones. Lo importante de este fenómeno social comunicativo es que los
medios, manipulando o no, deciden sobre que debemos debatir en la sociedad. Ese
20 de Enero muchas cosas pudieron suceder en España (manifestaciones
medioambientales contra grandes empresas, protestas contra desahucios, alguna
que otra corrupción municipal, o batalla sindical,...) o en el mundo (alguna
reunión diplomática de los países más poderosos, aprobación de algún decreto
transcendental en la ONU, causas y consecuencias de la baja del petróleo,
conflicto en Siria o Ucrania,...) pero no tuvieron ni una imagen en ese
telediario como si lo tuvo esta nota tergiversada. Una decisión que produjo el
mecanismo simple de crear una noticia con subjetividad política, generar en
base a este mensaje debate social (saturación del tema en facebook, whats app,
twitter, el vis vis, o muchos otros medios de comunicación,..), y finalmente
tener que justificarse los actores viajantes protagonistas de esa noticia como
hizo Anna Gabriel de la CUP [2] o María José Aguilar de Podemos Castilla la
Mancha [3].
Ese objetivo de "justificarse" es un
mecanismo muy utilizado por los medios del poder que ha llevado a la situación
constante de que líderes de los partidos de la izquierda rupturista deban
argumentar sus comportamientos organizativos, ya sean buenos o malos, mientras
el establishment político del bipartidismo y la monarquía tienen vía libre para
actuar sin justificarse al ser los actores dominantes del modelo hegemónico.
Una situación que pone en evidencia el estrecho vínculo del poder político y
económico con los medios de comunicación, dejando el mundo de la información
con escasez democrática y plural.
Un primer ejemplo del vínculo poder político-económico
y medios es cuando el primero decide cuando alguien es enemigo de la política
nacional. Un ejemplo evidente fue el juego del ataque de los medios de
comunicación a los partidos de izquierda con el caso de Irán. Podemos fue
atacado constantemente por medios de comunicación sobre tener vinculaciones con
el gobierno de Irán por ser financiado el programa de televisión de Pablo
Iglesias, Fort Apache, por el canal internacional de Irán Hispan TV. Siendo en
todo momento Podemos una cosa, proyecto político colectivo, y el programa otra
muy diferente, proyecto profesional de Pablo Iglesias. Justamente cuando el
bloqueo de la Unión Europea y los países del Consejo de Seguridad de la ONU
hacia Irán se va extinguiendo tras los pactos del programa nuclear iraní (G5+1)
el mismo gobierno español se acerca al gobierno persa para fortalecer comercio
e inversiones bilateralmente. En los medios Irán ya no es un objetivo. El poder
decide cuando un actor internacional es enemigo o amigo de la política
española, y los medios reiteran la clasificación. Ahora ya no es noticia en los
medios criticar a Podemos sobre Irán porque ya no es enemigo del poder español.
Lo mismo sucede con el caso de Cuba y de China, dado que han aumentado las relaciones
bilaterales y comerciales con España (visitas a estos países por delegaciones
empresariales y autoridades del gobierno del PP) ya no son ejemplos mediáticos
de ataque contra la izquierda en general. ¿Hubiera hecho Antena 3 lo mismo si
el viaje en lugar de Caracas fuera a La Habana o Pekín? En definitiva, Podemos
ha tenido que justificar constantemente su no relación política con Irán, algo
que no tendrá que hacer ahora el establishment español una vez abiertos los
canales bilaterales. El pragmatismo de la derecha se olvida de su historia y
sus principios.
Y una segunda situación es, mientras los medios dan
boom negativo de posibles vínculos internacionales de los partidos de izquierda
se genera silencio, o incluso boom positivo, de los partidos del establishment.
Los medios se inundan de la supuesto relación CUP-Podemos-ETA con Venezuela, a
la vez que poco se habló de otros movimientos, muy denunciables, por parte del
bipartisimo. Desde la participación del líder del PSOE, Pedro Sánchez, en el
poderoso Club de Bilderberg que reúne herméticamente a los actores más
opulentos de Occidente y causantes de la crisis internacional de 2008, o el
vínculo del PP, y la misma monarquía española, con regímenes represivos
autoritarios como Israel o Arabia Saudita. Poco acento mediático despectivo se
le dio a la visita oficial del expresidente extremeño Alberto Monago con el
expresidente de Israel Simon Peres en 2013, conociéndose en la comunidad
internacional las violaciones constantes de Derechos Humanos contra el pueblo
palestino.
A todo esto, la sociedad española no sólo necesita un
cambio democrático en las estructuras económicas, políticas, y sociales, tras
el desgaste del Régimen del 78, sino también la democratización, pluralidad, y
la objetividad (con su correspondiente auditoria de la comunicación) en los
medios de comunicación, tanto privados como públicos. Romper con la enfermedad
social de que unas manos privadas o una élite nos digan que debemos debatir
cada día (muchas veces con manipulaciones mediáticas como el ejemplo de Antena
3) según los objetivos políticos y económicos del Régimen. Y construir una
alternativa democrática participativa que diferentes actores de la sociedad
civil, como representantes de la pluralidad social, sean el consejo consultivo
y auditor ciudadano de los medios que haga de "embudo democrático" en
muchos de nuestros debates diarios en bares, redes, instituciones políticas, en
casa o en el trabajo. Los medios de comunicación no están para decirnos como la
Religión que es el Bien o el Mal (medio de control), los medios de comunicación
deben ser espacios para que los actores plurales de una realidad Social
construyan sus mismas realidades políticas (participación y debates).
Notas
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