domingo, 19 de diciembre de 2021

La fuerza de la extrema derecha

 

La fuerza de la extrema derecha

 

Por Emir Sader 

Rebelion

18/12/2021 


Fuentes: Rebelión [Imagen: José Antonio Kast junto a su esposa, María Pía Adriasola, durante su discurso tras ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Santiago de Chile. Créditos: Iván Alvarado. Reuters]


En este artículo el autor reflexiona sobre los motivos que explican el ascenso, la fuerza, de la extrema derecha en América Latina.

Asusta la fuerza del candidato de extrema derecha en Chile. José Antonio Kast, tras sorprenderse al ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales, se encuentra en cabeza en la recta final por la disputa de la presidencia de Chile.

¿Qué factores hacen a un candidato de extrema derecha, en un país con una tradición de continuidad institucional desde la restauración de la democracia, tener esa fuerza? Desde 1990, cuando terminó la dictadura de Pinochet, ha habido estabilidad política, con gobiernos moderados en la coalición entre el PS y la DC.

Hace dos años se produjeron las mayores movilizaciones populares en mucho tiempo, inicialmente protagonizadas  por estudiantes, pero que luego se generalizaron por todo el país. Que lograron la convocatoria de una Asamblea Constituyente, con igual representación entre hombres y mujeres, representación específica de los mapuche, y que eligieron a un líder mapuche como presidente. El país eligió a los delegados constituyentes, con predominio de la representación progresista, lo que hace que las primeras decisiones de la Asamblea Constituyente sean de carácter democrático.

Pero el caso de Chile no es único. El  apoyo a Bolsonaro en Brasil es impresionante, dado el desgaste de su gobierno y de su liderazgo, aún se mantiene cerca del 20%, muy por detrás de Lula, pero muy por encima de otros candidatos.

En Argentina, un candidato de extrema derecha ocupó, por primera vez, un espacio en la carrera presidencial y logró elegir parlamentarios al Congreso. En otros países surgen líderes de extrema derecha, aún incipientes en su fuerza, pero nadie niega que tienen potencial de crecimiento.

¿De dónde viene esta fuerza? ¿Cuál es tu plataforma? ¿Qué propuestas tienen más impacto en la opinión pública? ¿Sus propuestas son comunes?

Ciertamente, hay elementos comunes entre ellos. Empezando por la cuestión tan manida de la antipolítica o apolítica. La crítica a la política tradicional, a los partidos y líderes políticos tradicionales, de derecha e izquierda, incide en la población, cansada de la falta de soluciones a sus problemas y de las acusaciones de corrupción contra estos políticos. Las fuerzas de izquierda y sus líderes parecen ser parte de esta política, con acusaciones de corrupción que, con tanta insistencia, siempre dejan huella.

Un segundo tema es el de la violencia, que afecta y concierne a gran parte de la población y ante la cual las fuerzas democráticas no tienen solución ni propuestas efectivas a los ojos de la población. Mientras que las propuestas de la extrema derecha son las de endurecer la acción contra la violencia, fortalecer a la policía y liberar su acción y flexibilizar sus procesos, cuando actúan de manera inadecuada.

Incluso ante los casos cada vez mayores de acciones policiales violentas y el número de muertes, especialmente entre los pobres, negros y jóvenes, la población tiende a no favorecer su castigo y hacer la vista gorda o incluso apoyar las formas de la acción policial, aceptando la sospecha de que estas poblaciones estarían potencialmente involucradas en alguna forma de ilegalidad. En la práctica, se acaba produciendo una delegación de amplios sectores de la población, especialmente de la clase media, a la acción policial.

Las propuestas de las fuerzas democráticas, vinculadas a la defensa de los derechos humanos y otras formas de limitación de la actuación policial, no han repercutido ni en la mayoría de la población ni en la actuación de la policía en formas alternativas de actuación.

Especialmente la población pobre, de la periferia de las grandes ciudades, se siente desamparada ante la violencia cotidiana, la acción de narcotraficantes y milicianos y, aunque ellos mismos son víctimas de la acción policial arbitraria y violenta, terminan tolerando más sus acciones. La derecha parece estar más preocupada por la violencia de la que son víctimas estas poblaciones y que preocupa a amplios sectores de las clases medias.

Un tercer punto de las posiciones de los líderes de extrema derecha es el del antiestatismo, de la lucha contra la presencia del Estado. Tema central del neoliberalismo, concentra ataques al estado de mala gestión de las empresas, gasto excesivo a través de muchos impuestos, exceso de servidores públicos, fuente de corrupción del Estado. Hasta el punto de que, con el tiempo, incluso en los gobiernos progresistas que se opusieron a estas posiciones, la privatización siempre ha gozado de simpatía en la mayoría de las opiniones. Incluso sin ejemplos concretos, se mantiene la idea de que los empresarios privados y el mercado serían más efectivos, más dinámicos, menos costosos para la población.

Cada vez que se anuncia el despido de servidores públicos, la mayoría de la población tiende a recibir la noticia de manera favorable, como si fuera a pagar menos impuestos, como si estuviera despidiendo a empleados inútiles para la sociedad. Nunca menciona cuántas enfermeras y personal de salud pública serán despedidos, cuántos maestros, cuántos trabajadores sociales.

Otro rasgo que caracteriza la extrema derecha es la hostilidad a los derechos de las llamadas minorías: mujeres, negros, indígenas, jóvenes. Expresan en voz alta las posiciones conservadoras de sectores expresivos de las clases medias, incómodas con los crecientes espacios y derechos conquistados por estos sectores, sintiéndose amenazados por este movimiento.

De la misma manera que reaccionan negativamente a las políticas de redistribución del ingreso, que promueven los derechos de los sectores populares, siempre postergados. Se sienten amenazados por el auge de estos sectores, en lugar de estar a favor de la lucha contra la exclusión social, los pobres, el hambre y el abandono.

En su conjunto, se fortalecen en la opinión pública ideas de extrema derecha, que explican la fortaleza de los candidatos y líderes que defienden estas posiciones. Candidatos que pronto pueden ser electos presidente, como es el caso de Chile, pero que tienden a ocupar cada vez más espacios en otros países.

Es un tema que tiene que ser central para la izquierda y todas las fuerzas democráticas, teniendo en cuenta que los programas de estas fuerzas y dirigentes no suelen contemplarlo, con respuestas eficientes para la opinión pública. Y tener en cuenta que las victorias políticas siempre van precedidas de victorias en materia de ideas y que, así, la disputa en la lucha de ideas acaba siendo decisiva para el presente y futuro de las sociedades contemporáneas, especialmente las latinoamericanas, donde es más importante la disputa entre fuerzas conservadoras y democráticas es encarnizada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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El gobierno del PSOE y Podemos criminaliza la huelga de Cádiz: 6 obreros detenidos

 

El gobierno del PSOE y Podemos criminaliza la huelga de Cádiz: 6 obreros detenidos


DIARIO OCTUBRE / diciembre 18, 2021


 


Esta mañana la policía ha detenido a seis trabajadores que participaron en la huelga del metal de Cádiz. Las detenciones se han producido una en Cádiz capital y cinco en la barriada del Ríos San Pedro, en el término municipal de Puerto Real.

La policía no se conformó con las detenciones sino que llevó a cabo una demostración de fuerza en la barriada del Río San Pedro para detener a los trabajadores. Cuatro han sido detenidos en sus domicilios, otro en la vía pública en un portal cuando regresaba de dejar a su hijo en el colegio y otro en la comisaría de Cádiz, donde había sido citado.

A los detenidos se les imputa la autoría de los delitos de desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, lesiones y daños.

Los detenidos han quedado en libertad al finalizar las declaraciones. Posteriormente los trabajadores serán citados por el juez, que les recibirá declaración.

Las tanquetas eran un aviso de la determinación del actual gobierno que recurrir a la represión cuando sea necesario.

Esta tarde estaba convocada una manifestación a las cinco de la tarde en la puerta de la comisaría de policía de El Puerto de Santa María

FUENTE: mpr21.info

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Sobre la batalla por el tiempo

 

Que no podamos vivir mejor no es algo natural ni fruto de consenso. Hablar de tiempo no es hablar de un intangible: es encarar desde otra perspectiva la redistribución de la riqueza, revalorizar las horas entregadas al trabajo para entregarle menos.


Sobre la batalla por el tiempo


Sarah Babiker

El Viejo Topo

19 diciembre, 2021 



Lo naturalizado no es consenso, aunque a veces se confunda. Que las cosas se den por normales e intransformables no deriva de que estemos de acuerdo; suele ser más bien una imposición vestida de inevitabilidad por quienes tienen el poder de imponer. Muchas veces son esas cosas tan naturalizadas como poco consensuadas las que generan más sufrimiento y dolor, más resistencia sin canalizar que acaba siendo dirimida con psicólogos y pastillas en lugar de en el sindicato, la calle o el parlamento. Tomemos un caso práctico: el hecho de no tener nunca tiempo.

Tema de conversación por excelencia, motivo de angustia y dolores de cabeza, la falta de tiempo parece ser una maldición bíblica de la que no podemos aspirar a escapar. Abordada desde la retórica coach de la organización personal, vivenciada como intersección entre la culpa y la logística en el ámbito familiar, expuesta a veces como una deriva cultural de sociedades individualistas y aceleradas, la problemática del tiempo parece inmunizada ante la posibilidad de un cuestionamiento serio y con efectos reales en nuestras vidas.

Politizar la redistribución del tiempo, reivindicar el derecho al tiempo libre, aspirar a una proporción menos matemáticamente ofensiva entre las horas de trabajo y las demás, los días laborables y los de librar, los meses de trabajo y las vacaciones, se presenta como algo superfluo, se desprioriza en favor de otros debates, como si no estuvieran relacionados. Como si las dificultades de conciliación no tuvieran que ver con el derecho al trabajo, ni la devaluación de nuestro tiempo con las condiciones laborales que afrontamos.

La España que madruga

A las 7.30 de la mañana las rueditas de las mochilas escolares empiezan a percutir sobre las aceras. La España que madruga tiene protagonistas invisibles, niños y niñas a quienes sus padres (y sobre todo sus madres) despiertan cuando aún es de noche, con el fin de poder dejarlos en el cole a una hora que les permita fichar a tiempo en sus trabajos. A veces la infancia que llaman “madrugadora” en los programas de apoyo a la conciliación es la misma que se queda a disfrutar “las tardes del cole”, en una sociedad en la que el conflicto entre capital y vida, entre el mundo del trabajo remunerado y el mundo de los cuidados tiende a saldarse ayudando a los cuidados a acoplarse al mundo del trabajo, nunca al revés. Pasar 10 horas de tu vida en una institución a temprana edad quizás sea la puerta de entrada más eficaz para asumir que apenas salgas de la escuela entregarás con naturalidad y sin reparo otras 10 horas al mundo del empleo remunerado.

Tal y como se plantea el debate en medios de comunicación, redes sociales o reuniones de trabajadores, pareciera que la conciliación entre el tiempo del trabajo y el tiempo personal es un problema que se circunscribe a la gente que tiene que cuidar a niñas, mayores o personas dependientes. Asunción que lleva a malentendidos y sobre todo a generar bandos idiotas entre quienes tienen gente a su cuidado y quienes no: asumir que quienes no han de cuidar a nadie han de poner más tiempo a disposición de la empresa, o entender como un privilegio las míseras medidas que puedan facilitar la conciliación para quienes cuidan, son caminos demasiado transitados que nos alejan de poder reivindicar el tiempo como lo que es: un derecho.

El derecho al tiempo no es una batalla solo de quienes cuidan, pero tener que cuidar te da una perspectiva, ahora sí, privilegiada, de las consecuencias de no tener derecho al tiempo. No hay mejor mirador sobre lo antilógico que es este régimen de las cosas que el hecho de que tu horario laboral desborde siempre el horario de la escuela, tus vacaciones sean más pequeñas que los recesos escolares, o el tiempo que ese familiar dependiente precisa de ti sea siempre mayor que el que la jornada laboral te deja libre. La vida y la energía de mucha gente se va en el intento de parchear tanto desajuste.

Madrugadores, trabajadoras de los cuidados ínfimamente remuneradas, extraescolares, carreras o estrés son consecuencias de tener que resolver la ecuación de conciliar trabajo y cuidados, pero llegar ahí ya es una victoria. Hay muchas —y digo muchas porque la gran mayoría son mujeres— que se quedan fuera desde el minuto cero: familias monomarentales, gente sin red de sostén en el país, que simplemente no encuentran un trabajo compatible con los cuidados, que se quedan en los márgenes de la empleabilidad durante años y solo pueden navegar en sus precarias aguas a bordo de cayucos ocupacionales, soluciones laborales que filtran todo el tiempo agua y que las tienen al borde del ahogo constante.

Radicalizar el derecho a descansar

Corría el inicio de 2021 y Más País intentaba pujar en el ámbito de lo debatible —privilegio de ser oposición y tener cierto margen para abrir nuevos melones— con una campaña por las 32 horas semanales o los cuatro días laborables, consiguiendo abrirse un espacio en la discusión —aunque temporal y chiquitito— entre la lucha contra el abismo de la crisis económica, el colapso pandémico y el precipicio del fascismo. No eran pocos quienes ante la propuesta respondían ofendidos: “Qué pijada es esta de los cuatro días a la semana, si yo trabajo seis”.

Sí, hay gente que libra un solo día a la semana, también autónomos de app, subcontratadas de empresas rapiñadoras, gente con horario comercial, personal de hostelería, empleadas internas, para quienes el fin de semana es un privilegio de los otros. Es invisible hasta qué punto el tiempo de la gente está devaluado. Y es comprensible que ante debates por la reducción de la jornada, muchas exijan partir de ahí, de poner sobre la mesa que tanto las 40 horas laborables en cinco días no es una conquista añosa e insuficiente sino un horizonte al que ni se acercan. Pero también es demoledor que luchar por trabajar menos horas sea percibido como una demanda burguesa o desconectada de la realidad, algo a poner en agenda después de la lucha por el empleo o por una subida en el salario, como si todo ello no estuviera relacionado, como si la devaluación de nuestro tiempo no tuviera que ver con las cifras del paro, o las irrisorias nóminas.

Después de todo, los mismos que te dicen que no se puede subir el salario mínimo son quienes no ven factible trabajar menos. Que no podamos vivir mejor no es algo natural ni fruto de consenso. Hablar de tiempo, de derecho al tiempo, no es hablar de un intangible, sino encarar desde otra perspectiva la redistribución de la riqueza, plantarse ante este extractivismo continuo de nuestras vidas, revalorizar las horas que entregamos al trabajo para poder entregar menos. Nos han demarcado a qué podemos aspirar, por qué podemos luchar, desplazando batallas cruciales, de gran potencialidad política, emocional: el derecho a la felicidad y la serenidad, a no vivir corriendo, a que la soberanía sobre nuestro tiempo no se reduzca al microfeudo de unas pocas horas antes de dormir, o a un par de días a la semana. Naturalizando que la España que madruga no pueda ni soñar con madrugar un poco menos, como si este no fuera por sí mismo un respetable objetivo político.

Artículo publicado originalmente en El Salto.

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Millonaria corrupción tiene en vilo en Bolivia a la oposición neoliberal. [El capitalismo de Bolivia es igual de capitalismo que el de USA, Francia, Reino Unido, Monteabajo el Real, incluso igual que el capitalismo que defienden en España PSOE, PP, VOX y la Santa Compaña de por La Patria y el Rey] [ESTA PUBLICACION NO CUMPLE CON LAS NORMAS PARTICULAES DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN DE MI AMIGO EL SEÑOR DE FACEBBOK, Y POR ESA RAZÓN DESDE ESTE BLOG NO SE PUEDE COMAPRTIR NADA A NINGÚN SITIO NO SEA QUÉ. PERO YO PIDO COMPRENSIÓN CON MI AMIGO DE FACEBOOK, PORQUE COMO YO VIVO EN COREA DE NORTE DONDE NO EXISTE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, MI AMGO, EL DE FACEBOOK, QUE ES EL INVENTOR DE LA COREANEIDAD DEL NORTE, SUR, ESTE Y EL OTRO, PUES QUE NO ME DEJA QUE EJERZA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN COMO BEUN DEMOCRATA QUE ES]

 

Millonaria corrupción tiene en vilo en Bolivia a la oposición neoliberal

 

Por Delfín Arias Vargas

Rebelion

 18/12/2021 


Fuentes: Rebelión


Arrinconada por el movimiento popular, salpicada por un escandaloso como millonario hecho de corrupción, con un dirigente ‘cívico-golpista’ recluido en una cárcel por delitos electorales y con su plan de federalismo separatista haciendo aguas, la oposición neoliberal boliviana vive inmersa en la zozobra.

El masivo apoyo a la democracia de un millón de bolivianos reunidos en noviembre en La Paz, no pudo ser digerido por una oposición perdida en su propio laberinto y devorada por las oscuras aguas del tsunami que su progresiva merma de respaldo popular ha ocasionado.

Con la ‘presidenta’ autoproclamada, militares, policías y políticos golpistas en manos de la justicia, y el incitador de la quema del Tribunal Electoral de Potosí aprehendido, el sueño opositor de desarticular el movimiento popular se tornó en pesadilla.

En ese contexto adverso detonó el mayor caso de corruptela pública que se recuerde: un millonario robo a las arcas de la Alcaldía de Santa Cruz, administrada por políticos neoliberales, vinculados a una élite etnófoba, regionalista y separatista.

Y la posibilidad cierta de que las investigaciones impliquen en los ilícitos a miembros de la crema y nata de la elitista ‘institucionalidad cruceña’, que a capa y espada protege la oligarquía regional, puso en vilo a una élite poderosa e intocable.

En ese camino, el plan de federalizar Bolivia, lanzado por el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, no tuvo mejor suerte. Por su carácter separatista y elitista ha sido rechazada allí donde el también jefe de la asonada golpista de 2019 intentó ‘socializarla’.

CORRUPTOS DE CUELLO BLANCO

Pues bien, ¿por qué este hecho de mega corrupción, que trasciende la Alcaldía cruceña, puso en vilo a los grupos de poder y cuya credibilidad está fuertemente cuestionada?

El 2 de diciembre, Valeria Rodríguez reveló que su ex esposo, Antonio Parada Vaca, ex director de Recursos Humanos de la Alcaldía de Santa Cruz, se benefició con 800 ‘ítems fantasmas’, contratos ficticios que causaron un millonario daño económico al Estado.

La nueva administración edil estimó en Bs 200 millones (28,7 millones de dólares) el daño económico perpetrado por una cáfila que contó con la complicidad de empleados de una entidad financiera para sustraer el botín de cajeros automáticos.

Según informó la Alcaldía cruceña, el visible cabecilla del millonario robo registró a su nombre en Derechos Reales, seis inmuebles, cada uno valuado en 500 mil dólares, y 18 vehículos. También anotó otras propiedades a nombre de sus parientes.

Además, transfirió a sus cuentas bancarias en Estados Unidos montos de entre 82 mil y 1.2 millones de dólares. La pregunta inevitable es: ¿cómo reunió esa millonaria suma, si como director de Recursos Humanos cobraba cada mes apenas Bs 12.000 (unos 1.724 dólares)?

Parada Vaca tendría que haber ahorrado el 100% de su sueldo durante 696 meses (58 años), sólo para reunir 1,2 millones de dólares.

Por si fuera poco, en su declaración jurada de 2008 declaró a la Contraloría del Estado que no poseía ningún bien a su nombre, pero en su declaración de 2014 expuso bienes por más de Bs 2.8 millones (unos 402 mil dólares). El origen ilícito de esos bienes salta a la vista.

DICTADURA MEDIÁTICA Y OLIGÁRQUICA

¿Cómo una élite oligárquica regional, conformada por terratenientes, industriales y políticos ultraconservadores ejercen un férreo control sobre las instituciones cruceñas?

En 2008, el periodista Grover Cardozo alertó que Santa Cruz ‘es víctima de un pacto de sangre de logias que controlan la región con la estrategia del miedo, que articulan un discurso en apariencia cruceñista, pero que esconde, de la manera más aviesa, oscuros intereses’ de una élite eurofílica, anglofílica, etnocéntrica, etnofóbica y apátrida.

Y la estrategia del miedo funciona. ‘Los sectores duros han logrado que la Unión Juvenil Cruceñista’, grupo paramilitar del comité cívico, ‘sea temida por una buena parte de la población’, escribió en aquel momento Cardozo. Esta realidad no ha cambiado en absoluto.

La lucha de los sectores sociales que se desmarcan del tutelaje inquisidor ‘cívico’ es invisibilizada por una prensa corporativa servil a los grupos de poder. ‘Da la impresión de que en Santa Cruz hay una sola consigna, una sola mirada y una sola línea política’.

VÍNCULOS INCESTUOSOS

En 2004, el presidente del etnófobo comité cívico y miembro de la élite logiera, a la sazón alcalde interino de Santa Cruz, Rómulo Calvo, dispuso la contratación de Parada Vaca a pedido de una concejala, su suegra. ‘Me dio una mano’, admitió el susodicho.

Para colmo, el régimen de facto de Jeanine Añez designó a Parada Vaca, en 2020, director de Recursos Humanos de la Caja Nacional de Salud. Por esto, las investigaciones se extendieron al ente gestor de seguridad social con sede en La Paz. Hay cuatro detenidos.

Sin embargo, con el gran poder económico que ostenta, los objetivos políticos que persigue y el control sobre las instituciones cruceñas que ejerce; sería ingenuo pensar que la rancia élite racista no intente torcer el rumbo de las investigaciones del Ministerio Público.

Ahora bien, conscientes de que su anticomunismo atrae simpatía hacia la civilización cristiana y desprecio contra el Estado laico y plurinacional, las logias sacraliza la propiedad privada, demoniza la propiedad estatal de los recursos naturales y estratifican a las personas por el color de su piel, su procedencia, su patrimonio…

Ese discurso etnófobo de la oligarquía terrateniente e industrial, cuyo núcleo duro está en Santa Cruz, provoca aversión, cuando no odio, hacia los habitantes ancestrales del territorio boliviano y el legítimo gobierno liderado por sectores sociales secularmente marginados.

CORRUPTELA NEOLIBERAL

Otro claro ejemplo de la endémica corruptela neoliberal es el caso que involucra al número dos del régimen golpista y tiránico de Jeanine Añez, Arturo Murillo, quien, recluido en un penal federal de Miami (Estados Unidos), espera que un juez dicte sentencia.

Registrado como el reo 02358-506, el otrora todopoderoso ministro de Gobierno, enfrenta una pena máxima de 20 años de prisión acusado de lavado de dinero (2,4 millones de dólares) y pago de sobornos con el sobreprecio en la compra de materiales antimotines a una empresa de propiedad de amigos suyos.

Por eso y más, el millonario desfalco de las arcas del municipio cruceño es sólo la punta del iceberg de un sistema de corrupción de alcance insospechado y enquistado en las más altas esferas de instituciones bajo un férreo control corporativo de los grupos de poder.

No por nada en 1998, durante los gobiernos neoliberales (1985 – 2005), Transparencia Internacional situó a Bolivia como el país campeón de la corrupción en América Latina y subcampeón en el mundo.

Así están las cosas, mientras la oposición no encuentra vías para salir del profundo pozo del descrédito en el que ha caído por sus acciones contrarias a los intereses de la patria.

Delfín Arias Vargas. Periodista boliviano. Licenciado en comunicación social y diplomado en educación superior e interculturalidad por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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