La fuerza de la extrema
derecha
Por Emir Sader
Rebelion
18/12/2021
Fuentes: Rebelión
[Imagen: José Antonio Kast junto a su esposa, María Pía Adriasola, durante su
discurso tras ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales en
Santiago de Chile. Créditos: Iván Alvarado. Reuters]
En este artículo el autor reflexiona sobre los motivos que explican el
ascenso, la fuerza, de la extrema derecha en América Latina.
Asusta la
fuerza del candidato de extrema derecha en Chile. José Antonio Kast, tras
sorprenderse al ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales, se
encuentra en cabeza en la recta final por la disputa de la presidencia de
Chile.
¿Qué factores
hacen a un candidato de extrema derecha, en un país con una tradición de continuidad
institucional desde la restauración de la democracia, tener esa fuerza? Desde
1990, cuando terminó la dictadura de Pinochet, ha habido estabilidad política,
con gobiernos moderados en la coalición entre el PS y la DC.
Hace dos años
se produjeron las mayores movilizaciones populares en mucho tiempo,
inicialmente protagonizadas por estudiantes, pero que luego se
generalizaron por todo el país. Que lograron la convocatoria de una Asamblea
Constituyente, con igual representación entre hombres y mujeres, representación
específica de los mapuche, y que eligieron a un líder mapuche como presidente.
El país eligió a los delegados constituyentes, con predominio de la
representación progresista, lo que hace que las primeras decisiones de la
Asamblea Constituyente sean de carácter democrático.
Pero el caso de
Chile no es único. El apoyo a Bolsonaro en Brasil es impresionante, dado
el desgaste de su gobierno y de su liderazgo, aún se mantiene cerca del 20%,
muy por detrás de Lula, pero muy por encima de otros candidatos.
En Argentina,
un candidato de extrema derecha ocupó, por primera vez, un espacio en la
carrera presidencial y logró elegir parlamentarios al Congreso. En otros países
surgen líderes de extrema derecha, aún incipientes en su fuerza, pero nadie niega
que tienen potencial de crecimiento.
¿De dónde viene
esta fuerza? ¿Cuál es tu plataforma? ¿Qué propuestas tienen más impacto en la
opinión pública? ¿Sus propuestas son comunes?
Ciertamente,
hay elementos comunes entre ellos. Empezando por la cuestión tan manida de la
antipolítica o apolítica. La crítica a la política tradicional, a los partidos
y líderes políticos tradicionales, de derecha e izquierda, incide en la
población, cansada de la falta de soluciones a sus problemas y de las
acusaciones de corrupción contra estos políticos. Las fuerzas de izquierda y
sus líderes parecen ser parte de esta política, con acusaciones de corrupción
que, con tanta insistencia, siempre dejan huella.
Un segundo tema
es el de la violencia, que afecta y concierne a gran parte de la población y
ante la cual las fuerzas democráticas no tienen solución ni propuestas
efectivas a los ojos de la población. Mientras que las propuestas de la extrema
derecha son las de endurecer la acción contra la violencia, fortalecer a la policía
y liberar su acción y flexibilizar sus procesos, cuando actúan de manera
inadecuada.
Incluso ante
los casos cada vez mayores de acciones policiales violentas y el número de
muertes, especialmente entre los pobres, negros y jóvenes, la población tiende
a no favorecer su castigo y hacer la vista gorda o incluso apoyar las formas de
la acción policial, aceptando la sospecha de que estas poblaciones estarían
potencialmente involucradas en alguna forma de ilegalidad. En la práctica, se
acaba produciendo una delegación de amplios sectores de la población,
especialmente de la clase media, a la acción policial.
Las propuestas
de las fuerzas democráticas, vinculadas a la defensa de los derechos humanos y
otras formas de limitación de la actuación policial, no han repercutido ni en
la mayoría de la población ni en la actuación de la policía en formas
alternativas de actuación.
Especialmente
la población pobre, de la periferia de las grandes ciudades, se siente
desamparada ante la violencia cotidiana, la acción de narcotraficantes y
milicianos y, aunque ellos mismos son víctimas de la acción policial arbitraria
y violenta, terminan tolerando más sus acciones. La derecha parece estar más
preocupada por la violencia de la que son víctimas estas poblaciones y que
preocupa a amplios sectores de las clases medias.
Un tercer punto
de las posiciones de los líderes de extrema derecha es el del antiestatismo, de
la lucha contra la presencia del Estado. Tema central del neoliberalismo,
concentra ataques al estado de mala gestión de las empresas, gasto excesivo a
través de muchos impuestos, exceso de servidores públicos, fuente de corrupción
del Estado. Hasta el punto de que, con el tiempo, incluso en los gobiernos
progresistas que se opusieron a estas posiciones, la privatización siempre ha
gozado de simpatía en la mayoría de las opiniones. Incluso sin ejemplos
concretos, se mantiene la idea de que los empresarios privados y el mercado
serían más efectivos, más dinámicos, menos costosos para la población.
Cada vez que se
anuncia el despido de servidores públicos, la mayoría de la población tiende a
recibir la noticia de manera favorable, como si fuera a pagar menos impuestos,
como si estuviera despidiendo a empleados inútiles para la sociedad. Nunca
menciona cuántas enfermeras y personal de salud pública serán despedidos,
cuántos maestros, cuántos trabajadores sociales.
Otro rasgo que
caracteriza la extrema derecha es la hostilidad a los derechos de las llamadas
minorías: mujeres, negros, indígenas, jóvenes. Expresan en voz alta las
posiciones conservadoras de sectores expresivos de las clases medias, incómodas
con los crecientes espacios y derechos conquistados por estos sectores,
sintiéndose amenazados por este movimiento.
De la misma
manera que reaccionan negativamente a las políticas de redistribución del
ingreso, que promueven los derechos de los sectores populares, siempre
postergados. Se sienten amenazados por el auge de estos sectores, en lugar de
estar a favor de la lucha contra la exclusión social, los pobres, el hambre y el
abandono.
En su conjunto,
se fortalecen en la opinión pública ideas de extrema derecha, que explican la
fortaleza de los candidatos y líderes que defienden estas posiciones.
Candidatos que pronto pueden ser electos presidente, como es el caso de Chile,
pero que tienden a ocupar cada vez más espacios en otros países.
Es un tema que
tiene que ser central para la izquierda y todas las fuerzas democráticas,
teniendo en cuenta que los programas de estas fuerzas y dirigentes no suelen
contemplarlo, con respuestas eficientes para la opinión pública. Y tener en
cuenta que las victorias políticas siempre van precedidas de victorias en
materia de ideas y que, así, la disputa en la lucha de ideas acaba siendo
decisiva para el presente y futuro de las sociedades contemporáneas,
especialmente las latinoamericanas, donde es más importante la disputa entre
fuerzas conservadoras y democráticas es encarnizada.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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