sábado, 29 de abril de 2023

El general nazi que blanqueó su fortuna haciendo cine en la España de Franco

 

El general nazi que blanqueó su fortuna haciendo cine en la España de Franco

 


Por Javier Zurro 

El Viejo Topo

| 27/04/2023 | 

 

Fuentes: El Diario [Foto: El logo de Sagitario Films y los carteles de las películas producidas por Bernhardt (David Velasco)]


El cine del franquismo siempre se ha descrito como casposo y rancio. La producción posterior a la Guerra Civil estuvo marcada por la censura, el control férreo de los argumentos y unas temáticas enfocadas a ensalzar el patriotismo y los valores de la dictadura. A partir de los años 50 entra otra moda dentro del cine, la de los niños cantantes. Ahí están las películas de Joselito, dirigidas por Antonio del Amo. El cineasta -abuelo de Rodrigo Sorogoyen– es uno de los casos más peculiares de la historia del cine español. Con 19 años es parte del movimiento cultural en el Madrid de la Segunda República, y tras el golpe de estado llega a rodar documentales para el bando republicano.

La victoria de Franco termina con Del Amo detenido y condenado a muerte pero, gracias a la intervención de cineastas afines al franquismo, consigue salvarse. Desde entonces, desaparece del mapa hasta que en 1947 su nombre se acredita como director de su primer largometraje, Cuatro Mujeres, la historia de cuatro hombres que durante una partida de póker recuerdan amores del pasado. El guion de Cuatro mujeres depara otra sorpresa. Lo escribe Manuel Mur Oti, otro republicano que tras la guerra acaba en un campo de prisioneros francés. 

La pregunta es obvia: ¿cómo es posible que dos cineastas marcados por su filiación política dirijan en los años 40 hasta tres películas juntos? Según Wikipedia, son ellos los que crean la productora Sagitario films, la empresa cuyo logo aparece en sus obras y en las de otros de los mejores directores de la época como Edgar Neville. Sin embargo, Wikipedia miente. La enciclopedia virtual ha comprado la versión oficial. La versión que oculta que tras Sagitario Films se encontraba realmente un general nazi que blanqueó el dinero ganado durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial haciendo negocios desde España. Una figura conocida en todos los círculos del franquismo y que hasta presumía de que Franco le había regalado un cuadro de El Greco.

Foto: Fotograma de ‘El huésped de las tinieblas’, película de Antonio del Amo producida por Sagitario Films (Editorial Shangrila)]


Su nombre es Johannes Bernhardt, y su historia la ha investigado hasta el último resquicio Santiago Aguilar. Una investigación que ha publicado la editorial Shangrila bajo el título de Sagitario Films. Oro nazi para el cine español y que ha merecido el premio Muñoz Suay que concede la Academia de Cine y que reconoce los mejores trabajos de investigación histórica sobre cine español. El jurado destacó “el rigor en la investigación de una empresa y de un productor hasta ahora no suficientemente estudiado y que, en cambio, es muy significativo del contexto histórico de una época y de las relaciones entre el franquismo y la Alemania nazi”.

Aguilar bucea en documentos desclasificados de la CIA, archivos argentinos y en todo lo publicado para descubrir quién era realmente Bernhardt y ahondar en cómo hizo su dinero. Su fortuna se fragua durante la Guerra Civil, donde actúa de intermediario de Franco ante Hitler. Tras la victoria franquista, y ante el dinero que debía España a Alemania por su apoyo en la contienda, se queda en el país para mediar en todas las exportaciones de materias primas –incluido el wolframio, conocido como oro negro– durante la Segunda Guerra Mundial. Llegó a ser uno de los nazis más buscados tras la Guerra Mundial, y finalmente huyó a Argentina (supuestamente con su cuadro de El Greco bajo el brazo), pero antes fundó, mediante testaferros, la empresa Sagitario Films, con la que blanqueó el oro nazi y rescató del olvido a cineastas olvidados durante años como Del Amo o Neville.

El propio Del Amo, tal como cuenta Aguilar en su trabajo, se ponía la medalla de haber convencido a Bernhardt para invertir en cine. “Y al cabo, solo premiado y con un guion magnífico en la mano, era tal como un pobre: Cerca de Dios pero a la puerta del templo. Y recorrí Madrid. Y hablé con guionistas, con jefes de producción, con vencedores, con vencidos. Y al fin, yo sabía el costo de un guion que ya había escrito: desde el primer grito de ¡Motor!… ¡Acción!… hasta el: gracias, señores, del final de la película. Y por indicación de un buen amigo –Santiago Peláez–, que era algo así como auditor-contable de un editor alemán, llegué hasta el hombre que podía ser el productor soñado. Y lo fue. Yo creé el sueño, desde el logotipo hasta la palabra fin. Bajo ese sueño mío, se formó la productora Sagitario Films”, contaba el director en el libro que escribió sobre él Miguel Marías, Manuel Mur Oti, las raíces del drama.

Ese misterioso editor alemán es Bernhardt, y Mur Oti siempre se encumbró a sí mismo como ideólogo artístico en la sombra. El general honorario de las SS, director del consorcio empresarial alemán más importante de los que operan en España entre 1936 y 1946, produce cine del 47 al 51 y da voz a cineastas de izquierdas. “Yo lo apuntaba todo, creaba hipótesis que podían volverse realidades y calculé que hacer una película barata podría costar aproximadamente dos millones y medio de pesetas de aquel tiempo. Entonces pregunté a un amigo experto en contabilidad, y que llevaba la de una casa alemana, quién tendría esa cantidad y, al cabo de un par de días, me facilitó el nombre de un alemán. Este me señaló fecha y lugar para visitarle y me concedió media hora para exponerle el asunto. Yo acudí felicísimo, pero tan pronto le dije que se trataba de una película, puso fin a la entrevista. Yo continué sentado, le recordé que me había concedido media hora para exponerle el negocio y así nació Sagitario Films”, contó Mur Oti en una entrevista con Augusto Martínez Torres.

Foto: Fotograma de ‘El señor Esteve’, dirigida por Edgar Neville en 1950 bajo la producción de Sagitario Films (Editorial Shangrila)]


La primera noticia oficial de Sagitario Films data del 25 de marzo de 1947, cuando se registra de forma oficial la solicitud del permiso de rodaje de Cuatro mujeres. El presupuesto fue menos del que aireaba Mur Oti, 1,8 millones de pesetas. El rodaje se retrasa por culpa de la censura, a la que no gustó el guion escrito por él. Fue la primera película con la que Bernhardt comienza a desbloquear su dinero. Gracias a su investigación, Santiago Aguilar cuenta con detalles la vida de un personaje tan sorprendente como el general nazi, pero también reconstruye y reivindica un cine hecho en la dictadura y que suele pasar desapercibido en los libros de historias.

“Bajo ese paraguas empresarial tan ominoso se realizan unas cuantas películas de incuestionable interés en las que es posible identificar, incluso, una suerte de marca de fábrica, una especie de ‘sello Sagitario’ que se hace visible a través de la predilección por determinados temas y atmósferas”, dice el autor en su libro. Antonio del Amo, Manuel Mur Oti, Luis Escobar o Arturo Ruiz Castillo, entre los debutantes, y Edgar neville, como más veterano, fueron los nombres a los que Sagitario Films rescató.

Mur Oti no es el único que contó abiertamente que había un nazi tras la producción de aquellas películas. Fernando Fernán Gómez también hace mención -con algo de imaginación- a Bernhardt en sus memorias, El tiempo amarillo (Capitán Swing): “Este productor se llamaba Bernhardt y estaba muy relacionado con el partido nazi de Hitler; y por lo visto tenía que justificar su permanencia en España, o había un capital alemán aquí que había que desbloquear. En fin, algo de esto que nosotros los hombres corrientes no llegamos a entender nunca bien. Y cuando despareció, se deshizo todo este grupo en el que estaban Antonio del Amo, Mur Oti, el que luego sería guionista Antonio Vich, que entonces era director general de producción, y un tal Santiago Peláez que era el gerente”. 

Fue, precisamente, esta mención la que encendió la bombilla de Santiago Aguilar. En sus investigaciones se va encontrando “con mil historias que no están contadas”. Esta era una de ellas. También había una mención a Bernhardt en el diccionario de productores del cine español de Ruambau y Torrero que publicó la Filmoteca Española. “Coincide que en Sagitario Films están Luis Escobar y Neville, que me habían interesado mucho en otras investigaciones, y dos de las películas de Neville están legalizadas por Bernhardt, las produjese o no él”, cuenta Aguilar. Buscando llegó “a los papeles desclasificados de la CIA en los que se hablaba en general de Sofindus y de todo el entramado industrial que había montado. Sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial y con alguna alusión a la Guerra Civil. Había una serie de notas, mínimas, que remitían a las empresas que tenía para lavar el dinero que no puede mover porque lo tiene congelado”, explica del origen de su investigación. 

Foto: Fotograma de Un hombre va por el camino, película de Antonio del Amo producida por Bernhardt (Editorial Shangrila)


Tras la Segunda Guerra Mundial, la legislación española no permitía que hubiera capital extranjero, por lo que Bernhardt “actuaba siempre con testaferros”. Santiago Aguilar descubre también la figura de Santiago Peláez, el otro nombre que mencionan Mur Oti y Fernán Gómez. “Él tampoco es un testaferro al uso, sino que es un profesional del cine que asume las riendas de la productora y, sobre todo, me llama la atención que aparte de la productora Sagitario ellos monten una distribuidora con muchos contactos con Reino Unido que se llama Europa Films y con la que estrenan, por ejemplo, Las zapatillas rojas de Powell y Pressburguer. También compran los estudios Cinearte y montan una especie de asociación de dobladores”. De hecho, Aguilar, codirigió la película Matías Juez de Línea que, en un guiño del destino, fue montada en Cinearte. “Es que yo había estado allí. De hecho, algunos planos lo rodamos allí, había muchos puntos de contacto”, añade.

Describe su investigación como “una historia económica, una historia política y una historia cultural”. No se atreve a dar una cantidad de cuánto dinero pudo lavar Bernhardt con Sagitario Films, porque “es imposible de saber”, pero sí que tiene claro que “es mucho dinero”. “De hecho, él sigue después manteniendo el negocio en España de importación exportación y, según los nazis, tiene un piso en la calle Zurbano dedicado al préstamo ‘con usura’. El dinero siempre tenía que circular, que entrara en el circuito y saliera limpio por el otro lado”, indica. Un trabajo documentado y minucioso que se centra en los datos que ha comprobado, aunque también mencione las versiones que se han trasladado por la tradición oral, como ese regalo de Franco en forma de cuadro de El Greco que nunca se pudo confirmar que llegara junto a él en Argentina. Historia del cine y de España que parece salida de la mente del mejor de los guionistas, pero que solo es un ejemplo de lo necesario que es hacer memoria sobre nuestro pasado.

Fuente: https://www.eldiario.es/cultura/cine/general-nazi-blanqueo-fortuna-haciendo-cine-espana-franco_1_10150674.html

 *++

La mayoría de los franceses continúa apoyando las movilizaciones contra la reforma de la jubilación

 

La mayoría de los franceses continúa apoyando las movilizaciones contra la reforma de la jubilación


TERCERAINFORMACION / 29.04.2023

El 60 por ciento de los franceses respalda que las protestas contra la reforma de la jubilación continúen después del primero de mayo, pese al llamado del Gobierno a pasar la página, refleja hoy una encuesta.

Protestas contra la reforma de la jubilación en Francia / PL


Según el sondeo de Odoxa Backbone Consulting, solicitado por el diario Le Figaro, solo un 39 por ciento de los entrevistados consideró que las movilizaciones deben parar, un escenario descartado por el momento por los sindicatos, que esperan desarrollar el lunes, en el Día Internacional de los Trabajadores, una jornada sin precedentes de rechazo a la reforma.

El estudio de opinión mostró además que el apoyo a las protestas no ha sufrido muchos cambios desde enero, cuando comenzaron las manifestaciones.

Hace dos semanas el presidente Emmanuel Macron promulgó la reforma que extiende la edad de retiro de 62 a 64 años, y desde entonces ha insistido en pedir a los actores sociales asumirla y enfocarse en otras prioridades, entre ellas la educación, la salud y el empleo.

En sus visitas al terrero en los últimos días, el mandatario y sus ministros han encontrado movilizaciones que exigen la marcha atrás, con la irrupción de una forma particular de protesta: los cacerolazos.

Odoxa Backbone Consulting preguntó a los franceses si están de acuerdo con esa manera de expresar el descontento, y siete de cada 10 respondió que Sí.

 *++

David y Goliat

 

Salvador López Arnal ha rescatado de algún escondido rincón este artículo del añorado Paco Fernández Buey, que tal vez estaba todavía inédito. Un texto que llama a la resistencia, oportuno en estos tiempos de desmotivación y desesperanza.


David y Goliat


Francisco Fernández Buey

El Viejo Topo

29 abril, 2023 

 


Por lo general la humanidad sólo está con David post festum, cuando los hechos han pasado ya y los avatares de la batalla son parte de la memoria que conviene conservar; mientras los hechos transcurren la humanidad está casi siempre con Goliat, con el Poder que se supone que va a ganar en la desigual batalla con el débil, con el siervo (con el pobre, con el proletario). Es verdad que a veces las opiniones se dividen durante los hechos, mientras transcurre la batalla entre David y Goliat. Pero esto ocurre si y sólo si existe alguna expectativa razonable de que también David es un poder o está a punto de serlo. Así en los tiempos de Espartaco. Así en los tiempos de Münzer. Así en la época del proletariado industrial europeo de 1870 a 1930. Así en la época de Mao. Así en la época de Castro.

David es un recuerdo en las mentes de los pobres y oprimidos que no le conocieron. Quiere decir: podríamos hacerlo, podríamos volver a intentarlo. Por eso es tan importante en la mitología popular del “volver a empezar” la forma en que acabaron sus héroes: no suicidándose, sino resistiendo hasta el final (y, si es posible, como víctimas de un gran engaño, de una gran traición). El que casi nadie crea en David al empezar la batalla es algo que la mitología popular tiende a ocultar. Con la mejor de las intenciones, eso sí. Pues el teórico o el doctrinario del “volver a empezar” de los de abajo sospecha que esta unilateralidad es lo único que la visión de los vencidos puede oponer a la historia oficial, a la historia de los hechos reconstruida por los vencedores.

No deja de ser curioso que las visiones populares de la historia hayan dado siempre tanta importancia al comportamiento de los héroes, de los dirigentes o de los líderes en aquello que pasa a ser considerado acontecimiento decisivo del enfrentamiento civil. En efecto, durante mucho tiempo las historias oficiales insistían una y otra vez en resaltar la conversión final de los principales adversarios a las tesis que acabaron triunfando (o que llegaron a ser, naturalmente, las tesis ahora oficiales) y buscaban siempre la forma más oportuna de separar los sentimientos del héroe adversario de los sentimientos de las gentes que estuvieron con él, le siguieron o le eligieron como delegado. De ahí la importancia histórica de la traición, ya sea del dirigente o de tal o cual fracción de la clase adversaria. El asunto es acabar presentando al héroe adversario como un traidor a los suyos, o como un pobre hombre, o como un suicida que reconoce en el último momento su equivocación.

La historiografía contemporánea de los vencedores ha inventado, naturalmente, nuevas formas de presentar la historia de los vencidos. Pero el que estas nuevas formas se amparen en ciertas prudencias metodológicas, en el academicismo y hasta en un enorme material documental no debe llamar a engaño a nadie. Tampoco conviene que los historiadores se hagan ilusiones acerca de lo que hacen. Hacer historia es una forma de producción intelectual. El historiador tiene que saber que lo que uno cree hacer no siempre coincide con lo que realmente hace. De hecho hace mucho tiempo que los historiadores oficiales creían estar haciendo historia objetiva, limpia. Hoy sabemos que, en el mejor de los casos, sólo contaban una parte de la verdad. También sabemos que la ya larga tarea de desmitificación es casi siempre desmitificación referida a los mitos de los otros, a los mitos inventados por los otros. Tal vez por eso mitificación y desmitificación se alternan tan bien y tan sin problemas en nuestras sociedades.

En estas circunstancias es lógico que los de abajo, los vencidos, los que no tienen historia, se rijan por algún tipo de unilateralidad de signo contrario. Cuando aspiran a la hegemonía defienden la desmitificación de los mitos de los otros, pero inventan una mitología a la que dan el nombre de historia real, material. La mitología de los de abajo cumple una función tanto más importante cuando, después de una derrota, más difícil se hace su situación y más se piensa en la necesidad de “volver a empezar”. Hay dos cosas que la reconstrucción popular, protohistórica, del final de los héroes propios no puede soportar: el suicidio y la derrota como consecuencia de la superioridad del adversario. Ambas cosas (suicidio del héroe y derrota de los nuestros por la superioridad del adversario) representan para la mitología popular del “volver a empezar” obstáculos que complican enormemente las cosas. Se piensa que la admisión del suicidio de los propios o el reconocimiento de que la propia derrota no se debió a alguna traición, sino simplemente al hecho de que el adversario era superior, desmoralizará a los que tienen que volver a empezar. Esta es la preocupación que late casi siempre en las protestas de los de abajo sobre la forma en que los que mandan suelen presentar el final de Ernesto Guevara y de Salvador Allende.

Numancia quiere realmente decir algo para las generaciones que no vivieron los hechos y ven positivamente la ética de la resistencia. Numancia es sólo un mito para los otros.

En el fondo esta forma de argumentar de los de abajo sobre el pasado es muy parecida a la que seguía Charles Fourier en L´égarement de la raison hablando del futuro del socialismo: si presentamos la sociedad alternativa como algo que tardará mucho tiempo en conseguirse las gentes que tendrían que hacer algo para conseguirlo no se moverán; pero si los interesados no se mueven ahora, ya, entonces aún será más difícil y más largo conseguir aquello que se trata de conseguir.

 *++