lunes, 13 de noviembre de 2017

POR EJEMPLO, UN CACHO DE MORÓN DE LA FRONTERA, SEVILLA, COMO CORRALA DE LA TIA PACA QUE OCUPAN LOS MILITARES EXTRANJEROS DE LA PROVINCIA EE.UU, MEJORANDO LO PRESENTE


A ver si nos enteramos, ni España es soberana, ni Cataluña ha declarado la independencia              

Gregorio Abascal
Sociología Crítica
30.10.2017          



A ver si nos enteramos, ni España es soberana, ni Cataluña ha declarado la independencia / Gregorio Abascal

La crisis en Cataluña, parece haber unido a tirios y troyanos, en al menos un elemento esencial, todos ellos, sin excepción, nos han hecho creer a la ciudadanía, que el Parlamento catalán declaró la independencia el pasado día 27 de octubre, cuando eso, es absolutamente falso, el Parlamento Catalán NO APROBÓ NINGUNA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE CARÁCTER VINCULANTE, así de simple.

Por otro lado, en el Senado, se aprobaba después de 5 horas de debate, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, con el fin de invalidar la No Declaración de Independencia de Cataluña y volver al orden constitucional, orden que Cataluña no había abandonado ni en términos reales y mucho menos por lo que respecta al marco jurídico.

Entre esta amalgama de confusión creada por todos los actores políticos, con ayuda de todos los medios de comunicación de masas, al terminar la sesión plenaria del Senado número 24, que era la del debate sobre la aplicación del artículo 155, comenzó la sesión número 25, sin medios de comunicación que cubrieran lo que se iba a debatir y sin la presencia de ningún miembro del Gobierno de España, como había ocurrido unos minutos antes en la sesión 24.

Esta segunda sesión plenaria del Senado el día 27 de octubre tenía tan sólo un punto a debatir titulado “ACUERDO ECONÓMICO Y COMERCIAL GLOBAL ENTRE CANADÁ, POR UNA PARTE, Y LA UNIÓN EUROPEA Y SUS ESTADOS MIEMBROS, POR OTRA, HECHO EN BRUSELAS EL 30 DE OCTUBRE DE 2016. COMISIÓN: ASUNTOS EXTERIORES (Núm. exp. 610/000034)”, traducido a un lenguaje comprensible para todos, se votaba la ratificación del Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, más conocido por el acrónimo en inglés CETA y hermano menor del acuerdo de libre comercio más conflictivo, el TTIP.

Si comparamos la sesión de aprobación del 155 contra la No Independencia de Cataluña, a la que se dedicó más de 5 horas, mientras que a la pérdida de soberanía de España con la ratificación del Senado del Acuerdo de Libre comercio con Canadá, el CETA, fue suficiente con 49 minutos, se deduce que a nadie parece importarle en términos reales la soberanía de España y tanto el PP, el PNV y su enconado archienemigo de los demócratas constitucionalistas, el PdeCat, dejaron al margen sus desavenencias, para ir de la mano en la votación a favor de la aprobación del CETA y en esta ocasión, ni a unos, ni a otros les preocupo la pérdida de soberanía de España, o de Cataluña.


El resultado de la votación de aprobación del CETA fue con 157 votos a favor (PP, PNV,PdCat); 20 en contra (Podemos) y 60 abstenciones (PSOE).

En este contexto corrompido por los intereses políticos y los réditos electorales a corto plazo, trataré de explicar de manera rápida, porque no se declaró la Independencia de Cataluña el pasado 27 de Octubre en el Parlamento catalán.

En el trabajo diario de los diferentes parlamentos de España, además de Leyes y Reglamentos que tienen carácter vinculante y por lo tanto un efecto jurídico inmediato, existen otras fórmulas de trabajo de carácter no vinculante como son las Proposiciones No de Ley (PNL) y las Propuestas de Resolución.

No voy a ser yo quien defina la Propuesta de Resolución, sino que me remitiré al glosario del Parlamento catalán donde se define: ”Iniciativa para impulsar la acción política y de gobierno, que puede dirigirse al Gobierno o a los ciudadanos. Las propuestas de resolución pueden tramitarse en la comisión que corresponda por razón de la materia o en el Pleno. Véase también «resolución».”

Y precisamente cuando vamos a leer la definición de Resolución, nos encontramos con el siguiente texto: “Declaración por la que el Parlamento manifiesta una opinión o una voluntad, propone actuaciones o muestra su apoyo a alguien. Una resolución puede dirigirse al Gobierno, a los ciudadanos, a los medios de comunicación o al propio Parlamento. No es un texto normativo y, por lo tanto, no tiene la fuerza vinculante de la ley, pero sí fuerza de compromiso político.”

Entonces, si no es un texto normativo, ni tiene fuerza vinculante de Ley, ¿cómo es posible que todos los partidos políticos, sin excepción y todos los medios de comunicación de masas, afirman que se materializó la independencia de Cataluña en el Parlamento catalán, cuando es absolutamente falso?

Por si alguien piensa que la definición de Propuesta de Resolución puede estar amañada por presentar como fuente el glosario del Parlament, pongamos como referencia el Glosario de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, donde se explica de manera meridiana que: “propuestas de resolución por parte de los Grupos Parlamentarios y, en su caso, a la aprobación de resoluciones que no tienen carácter vinculante para el Gobierno.”

Parece que el hecho que Cataluña no haya declarado unilateralmente la independencia ha generado una situación muy parecida a la creada por Orson Welles en 1938 al transmitir por la radio la obra de H.G Wells “La Guerra de los Mundos”. Welles fue capaz de hacer creer a una enorme cantidad de ciudadanos norteamericanos, que aquella narrativa fantástica, era algo real. Exactamente lo mismo que ocurre en España en estos momentos.

La única explicación para este episodio psicótico sobre la declaración unilateral de independencia es que tanto el PdCat, partido desprestigiado por múltiples escándalos de corrupción y a punto de desaparecer, este refundándose bajo una falsa narrativa, por cierto narrativa independentista que parece que va a no tener consecuencias penales reales para los líderes del PdCat.

Esta renovación de imagen del partido de los recortes sociales, el PdCat, le da una oportunidad recuperar posiciones en las próximas elecciones autonómicas en Cataluña.
Por otro lado, el partido corrupto del PP, ha conseguido tapar los titulares de las sentencias de la Trama Gurtel, etc, al mismo tiempo de obtener un prestigio extra por la aplicación del artículo 155 de la Constitución, no sólo entre sus bases, sino que le puede permitir bucear entre los electores que siguen a Susana Díaz, PSOE, a los de Ciudadanos y a algún descarriado de Vox.

Por lo que respecta al resto de los partidos políticos, simplemente se limitan a seguir la corriente dominante, para mantener o perder los menos votos posibles.

Como se puede comprobar, el Régimen del 78 está siguiendo a rajatabla la norma creada por Goebbels ““Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.”

Por lo que respecta a la aprobación por parte del Senado del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, CETA, es simplemente una pérdida de soberanía de España que con tanta vehemencia parecen defender partidos como el PP.



En el otro lado de la moneda, el PNV y el PdCat, defensores de la independencia de sus respectivos pueblos, el vasco y el catalán, apoyan sin fisuras la cesión de soberanía a las grandes corporaciones a través del Tribunal de arbitraje en los conflictos entre estados e inversores y que se rige bajo la normativa ISDS.

El CETA no sólo servirá para que cualquier legislación social o laboral de parlamentos legítimos se convierta en una traba no arancelaria y como consecuencia de ello, los Estados se verán obligados, si es que siguen con dichas reformas, a indemnizar en millones de euros a las corporaciones, no por las pérdidas reales por dicha legislación, sino por las pérdidas de beneficios calculadas por las propias multinacionales en un tiempo futuro.



Tampoco olvidemos que este tipo de Tratado, si bien no permite ser utilizado por las compañías del país para demandar al Estado, sí que permite que empresas subsidiarias de multinacionales ubicadas en el país contraparte del Acuerdo puedan demandar al Estado donde su matriz tiene la sede central.

Por si alguien duda de lo dicho, me remitiré simplemente a las declaraciones que el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro hizo cuando explico la intervención de las cuentas de la Generalitat y donde reconoció que cada país miembro de la Unión Europea cedía una parte de su soberanía no sólo a la UE, sino también a los Tratados Internacionales que esta firmara y que eran vinculantes para España y de obligado cumplimiento.

Desde mi punto de vista, es necesario denunciar a toda esta pléyade de partidos sin patria, pero eso sí, con pulserita de la bandera y cuenta en Suiza para que la ciudadanía dormida, despierte y exija una nueva Constitución de la que nazca la Tercera República Española y por lo menos intentar dirigir nuestro destino como Nación basada en los ciudadanos y no en la propiedad o en los límites geográficos.

Quiero terminar este artículo con un extracto del discurso en contra del CETA de la senadora Villanueva y que comparto plenamente: “Esa Constitución que ustedes dilapidan día sí y día también para acabar convirtiéndola en un papel mojado en el que firmaron su modificación en el verano de 2011, con nocturnidad y alevosía, del 135 al 155, que hoy acaban ustedes de aprobar. Con el 135 acabaron con el pacto social, priorizaron el pago de la deuda de buitres financieros en vez de nuestros servicios sanitarios o de educación; y, ahora, con el 155, señorías, ponen fin al pacto territorial, suspenden las autonomías e intervienen parlamentos. Con el CETA también pondrán ustedes fin al pacto democrático y el de la justicia igualitaria.”



CATALUÑA. LA HISTORIA NO PERJUDICA LA SALUD (a los bolsillos podría)

Un acuerdo de abajo a arriba El Pacto Federal de Eibar

Jon Henche (Deia)

Sociología Crítica

10.11.2017
 
El federalismo pactista de Francisco Pi y Margall tuvo su reflejo en los pactos federales firmados en 1869

EN estos tiempos de tensión entre Catalunya y España merece la pena echar la vista atrás para revisar las propuestas que en el pasado se formularon sobre la organización territorial del Estado español. Uno de los políticos que, desde las filas del republicanismo histórico, elaboraron una idea más acabada de una España en la que se compatibilizasen las características propias de cada territorio con la existencia de un poder central fue Francisco Pi y Margall (Barcelona, 1824; Madrid, 1901).

Pi, además de catalán, era buen conocedor de Euskadi, puesto que pasó varios meses estudiando los fueros y las costumbres vascas en la época del Bienio Progresista en la zona de Bergara, de donde era oriunda su esposa, Petra Arsuaga Goikoetxea. El estudio del foralismo vasco a buen seguro le influiría para formular su idea de federación, la cual dejaría plasmada en el libro Las nacionalidades, publicado en 1877.

Pi y Margall desarrolló el ideal federativo que profesaba, y que proponía para España, en torno a dos conceptos que iban unidos en su pensamiento: el Pacto y la Federación. Este modelo de Estado debía de ser construido de abajo hacía arriba, es decir, partiendo de los municipios y pasando por las regiones históricas hasta el poder central, el cual nacía del contrato entre las diversas provincias y tenía por este limitadas sus atribuciones y facultades. Según Pi, la base de cualquier régimen federal descansaba en pactos sinalagmáticos, es decir, en acuerdos logrados entre todas las partes firmantes.

Tras la consecución de la revolución democrática de septiembre de 1868, el Partido Republicano Democrático Federal, del que Pi era su líder más destacado, procedió a organizarse de acuerdo a una estructura a imagen y semejanza de la concepción pimargaliana del Estado federal. Se trató de los denominados pactos federales, en los que varias provincias se unían en torno a un acuerdo para posteriormente federarse todos ellos y crear un poder central republicano.

El primero de los pactos se firmó en Tortosa, el 18 de marzo de 1869, entre los territorios de la antigua Corona de Aragón, al que le siguieron el de Córdoba, entre las provincias de Andalucía, Extremadura y Murcia; el de Valladolid, entre las provincias castellanas; el de Eibar, entre las provincias vasconavarras, y el de La Coruña, entre las provincias gallegas y Asturias.

EIBAR, 1869 El Pacto de Eibar se celebró el 23 de junio de 1869, vísperas del día de San Juan, las fiestas patronales eibarresas. Reunió a 28 representantes de los comités de republicanos de Bilbao, Tolosa, Gasteiz, Iruñea, Eibar y Tutera. Así, por Araba firmaron el pacto Pedro de la Hidalga, Juan Bautista de la Cuesta, Daniel Ramón de Arrese, Ricardo Becerro de Bengoa, Juan Roca, Hilario Martínez, Cayetano Letamendi y Abelardo de Sagarminaga; por Gipuzkoa lo hicieron Justo María Zavala, Blas Irazueta, Felipe Ariotegui, Manuel Ezcurdia, Vicenta Aguirre, Celestino Echevarria, Inocencio Ortiz de Zárate y José Cruz Echevarria; por Nafarroa participaron Ignacio Aztarain, Antonio Velasco, José Lorente, Félix Utray, Baldomero Navascués, Pedro Fraizu y Julián Garay; mientras que por Bizkaia tomaron parte Cosme Echevarrieta, Horacio Oleaga, Antolín Gogeascoa, Joaquín Mayor, Julián Arzadun y José Ramón de Ibaceta.

El pacto constaba de seis puntos. En el primer punto se incluía la interpretación en clave democrática que los republicanos hacían de los fueros, afirmándose que las provincias “vascas” gozaban de un “régimen democrático republicano” y que la federación constituida mediante este pacto entre los republicanos de las cuatro provincias vasconavarras, aspiraba, en primer lugar, a “conservar y defender las instituciones a cuya sombra han vivido, y a restaurar las libertades de que han sido privadas, durante la larga dominación monárquica”, y en segundo término a preservar “al mismo tiempo, el más estrecho y perpetuo vínculo de la unidad con la madre patria en el lazo federal republicano”; es decir, venían a identificar República y democracia con el código foral, siendo este un sistema compatible con la unión con el resto de pueblos peninsulares. Era este un punto que ya había enunciado en 1865 Cosme Echevarrieta, sobre el que ya tratamos en esta misma sección hace un tiempo, en un artículo en prensa con el título de Solo la democracia es compatible con los fueros.

En el segundo punto declaraban su ideal de un Estado español republicano y federal, el cual era el único sistema con el que los fueros estarían a salvo, aseverando que podía no ocurrir lo mismo con el régimen monárquico: “El partido republicano de las provincias vascas y Navarra se declara solidario en cuanto hace relación a su conducta política y a la propaganda del principio de que su actual régimen está completamente garantizado constituida España en República federal, y peligrará siempre bajo las monarquías”.

Por su parte, en el tercer punto se invitaba a todas las demás regiones de España a que “asimilaran” el código foral vasco, en otras palabras, que se extendiesen los fueros al resto de regiones españolas: “No moviendo a la Asamblea un interés exclusivista y local, sino el deseo de asimilar las condiciones de España a las nuestras, a fin de que alcance a todas las provincias el tesoro ofrecido por las libertades democráticas”. Será esta una idea sobre la que teorizaron, en este mismo período, destacados republicanos como los alaveses Ricardo Becerro de Bengoa y Julián Arrese o el guipuzcoano Joaquín Jamar, los cuales defendían la idea de desarrollar los fueros vascos más allá del Ebro, de vasconizar España.

FEDERACIÓN VASCONAVARRA: Por lo que respecta al cuarto punto, se defendían las vías legales para la consecución de dicho proyecto mientras se respetasen los derechos consagrados en la constitución de 1869: “Puesto que la forma monárquica de la Constitución promulgada es hija de una Asamblea nacida del sufragio, el partido republicano cree no debe salir de una propaganda pacífica y legal».

En el quinto punto se llamaba a impulsar la creación de comités republicano-federales, locales primero y provinciales después, en las localidades de las cuatro provincias vasconavarras, con el objeto de constituir en un futuro cercano una federación vasconavarra. Esa futura federación estaría dirigida por un Consejo Federal que cambiaría sus miembros cada año, como se recogía en el punto sexto, y los seis acuerdos o puntos firmados en el pacto serían, la base del nuevo Estado vasco-navarro dentro de la República federal española. El proceso de los pactos federales se culminó, a instancias de Pi y Margall, con la reunión en Madrid de una Asamblea General de los pactos federales con el objeto de formalizar un gran pacto nacional. Este pacto se firmó el 30 de julio de 1869, creándose un Consejo Federal compuesto de tres individuos de cada uno de los pactos regionales. Entre los tres representantes del pacto vasconavarro destacaba la figura del propio Pi y Margall, que certificaba su cercanía con la tierra vasca.

Consecuencia directa del pacto federal de Eibar fue la creación del periódico Laurac-Bat: órgano del pacto vasconavarro que, editado en Bilbao, contaba en su plantilla con la plana mayor del comité republicano de Bilbao, mientras que los republicanos del resto de las provincias vasconavarras que habían firmado el texto de Eibar figuraban como colaboradores junto a grandes figuras del republicanismo estatal, como el propio Pi y Margall o tribunos como Emilio Castelar, José María Orense y Estanislao Figueras. En el prospecto de este periódico se desgranaba la ideología republicana federal vasca del período, insistiéndose en los mismos argumentos del fuerismo leído en clave democrática que acabamos de ver: “En nuestros Fueros, usos y costumbres, existen grandes gérmenes de República y federalismo, espontáneas producciones de la primitiva sociedad Euskara”. “Nosotros, somos, pues, fueristas; pero nos distinguimos de los fueristas históricos en que estos lo son precisamente por los elementos de feudalismo e intolerancia que en sí encierran, al paso que nosotros lo somos por sus gérmenes de republicanismo”.

Tanto el pacto de Eibar como el resto quedaron en suspenso al poco tiempo, ya que a pesar de que podía ser un buen sistema para organizar el Estado, no lo era así para organizar un partido político, que necesitaba una estructura mucho más eficaz y centralizada. Sin embargo, supusieron la puesta en práctica, siquiera de forma fugaz y restringida, del pensamiento de Pi y Margall, una teoría de organización del Estado que tendía a armonizar la unidad con la variedad.

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INDEPENDENTISMO CATALÁN. UN ANÁLISIS SERIO



Un comunicado-manifiesto que merece no pasar desapercibido

13.11.2017

De nuevo -¡qué bien!, no son buenos días para la lírica ni para la felicidad!- he visto entusiasmada a mi compañera. Como en el poema de Brecht, un poema que hubiera encantado a nuestra heroína, a Jenny Marx, también a Tussy: “La primera mirada por la ventana al despertarse/ El viejo libro vuelto a encontrar/ Los rostros entusiasmados…”. ¿Y por qué? Pues esta vez por un comunicado. ¡Un comunicado! ¿Cómo se entiende? ¿Habrá perdido el juicio, pensarán. Pues porque no es comunicado cualquiera. Bien escrito, muy bien escrito, muy bien argumentado, con defensa de finalidades justas y razonables, con críticas respetuosas y sin gritos. Tocando mano y cerebro, simultáneamente. Y yo estoy de acuerdo con ella. Vale la pena. Se lo cuento brevemente.

Está fechado significativamente, el ¡7 de noviembre! ¡Pinta bien la cosa de entrada! Desconozco la autoría pero ¡seguro que tiene nombre de mujer... o bien, en su defecto, es un hombre con alma muy feminista, muy de mujer ! Les hablo de un comunicado-Manifiesto de ASEC/ASIC [1] y está publicado el 11.11.2017, cuatro días después de su redacción y aprobación. Sin votos en contra por lo que parece. Se abre con estas palabras:

Ante las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña, la izquierda se encuentra en una difícil encrucijada. El llamado “proceso hacia la independencia” impulsado por una serie de organizaciones de ámbito catalán, como los partidos ERC, PDeCAT (exCDC) y CUP y asociaciones como ANC y Òmnium Cultural, con toda suerte de acciones, abiertas o encubiertas, legales e ilegales, ha conseguido, a lo largo de los años, y especialmente los cinco últimos, desviar el discurso político propio de la izquierda, que es el de la justicia social, su promoción y defensa, hacia la llamada “cuestión nacional”, con el pretexto de una supuesta “opresión” de la población de Cataluña por el gobierno español y demás instituciones del Estado.

La división de las clases populares y el conflicto político que ello ha provocado y sigue provocando, prosiguen, facilita que sigan sin afrontarse seriamente los graves y usualmente olvidados problemas sociales que aquejan al país, “en plena resaca de una crisis económico-financiera que ha agudizado enormemente las desigualdades sociales y ha sumido en la pobreza sin paliativos a amplias capas de la población”. Lo sabido pero que conviene recordar. Los datos conocidos son abrumadores. La realidad de la que dan cuenta esos datos es peor.

En tales circunstancias, se apunta siguiendo el conocido aviso del ex conseller de Santi Vila, “sólo cabe entender el proceso independentista como una cortina de humo hábilmente tendida por los poderosos e ingenuamente asumida por muchos ciudadanos de a pie”. Efectivamente, la cosa pinta así, ha sido así. En cualquier caso, “condición indispensable para que la suplantación de una defensa de los verdaderos intereses de la gente por proyectos disolventes como el independentista deje de producirse” es evitar que de las urnas del 21 D vuelva a surgir una mayoría parlamentaria secesionista en escaños (ya en votos no la consiguieron el 27S, a pesar de su sufrida estafa en el cómputo). Ese es el objetivo esencial de las fuerzas de izquierda que no sean secesionistas.

Si bien, se admite, “fuerza es reconocer y lamentar que la mayor oposición al secesionismo no ha venido de la izquierda presente en las instituciones”, sino de partidos de la derecha de ámbito español. De ahí que se sostenga:

Especialmente lamentable es y ha sido el papel desempeñado por los partidos de la llamada “nueva izquierda”, cuya actitud ante el independentismo ha oscilado entre la adhesión pura y simple de algunos sectores minoritarios y la condescendencia abierta y cómplice de la mayoría de sus dirigentes, apenas disimulada con tímidas declaraciones de rechazo de la declaración unilateral de independencia anunciada y finalmente ejecutada por el gobierno de la Generalitat hoy destituido y procesado.

Resulta difícil de entender, por principio básico de no contradicción, que se pueda estar a la vez “en contra de dicha declaración y de las medidas adoptadas por el gobierno central para ponerle freno”, por más, se matiza, “que siempre sea lícito discutir la justeza o conveniencia de tales o cuales medidas concretas”.

Lo paradójico, a la vez que positivo, de esta situación, se señala también, es la notable falta de sintonía existente “entre los dirigentes de esos partidos de la nueva izquierda y sus bases, no sólo electorales, sino orgánicas, como han puesto de manifiesto diversos referendos internos celebrados en su seno”. Los resultados de estas últimas semanas están en la mente de todas. Nada tiene de extraño este fenómeno, “que no es sino la punta de un iceberg mucho mayor, a saber: la existencia de una masa ciudadana sociológicamente situada a la izquierda que se encuentra huérfana de representación política”.

Mi compañera y yo estamos incluidos en esa masa que no es propiamente una masa, es otra cosa más viva, más real, más diversa. Masa esa, que no es masa, “que se hizo clamorosamente visible en las grandes manifestaciones que inundaron el centro de Barcelona los días 8 y 29 de octubre”, unas manifestaciones olvidadas y atacadas sin contemplaciones por tierra, mar y aire secesionistas y sistemas afines inconsistentes. Y con insultos:

La maledicencia connatural a los portavoces independentistas y a sus compañeros de viaje no se ha cansado de llamar “fascistas” a quienes se manifestaron aquellos días o de sostener, al menos, que la inspiración, organización y orientación de dichas manifestaciones era de claro signo derechista. El hecho de que el símbolo más profusamente exhibido por los manifestantes fuera la enseña rojigualda (que, guste o no, es la bandera constitucional) ha servido de pretexto para insistir en las mencionadas descalificaciones. Olvidando, por un lado, que en esas manifestaciones volvió a recuperar protagonismo la señera, que los independentistas parecen haber olvidado sustituyéndola por la estelada cuatricolor (cuyo origen derechista casi nadie recuerda); e ignorando, por otro lado, que la tricolor republicana es apenas conocida por las nuevas generaciones.

En cualquier caso, planteado el conflicto en los términos en que lo ha hecho la ofensiva secesionista, “nada tiene de extraño que, cuando de defender la existencia misma de un país se trata, coincidan en esa lucha personas de todo el espectro ideológico”. Nadie parece escandalizarse en el bando independentista, conviene recordarlo, “ante la “extraña pareja” formada hasta ahora por Junts pel Sí y la CUP, cuya legitimidad todos justifican invocando la famosa “transversalidad” (eso que, en tiempos mejores para la política, se llamaba “interclasismo”)”, tan extraña pareja que ha significado dos años -¡dos años!- de apoyo parlamentario de una fuerza de extremísima izquierda radical-cañera que aspira nada menos que a unos “Países Catalanes” -¿qué debe ser eso?- enrojecidos, apoyos, decía, a una de las fuerzas más corruptas (la fuerza dirigente de Junts pel sí) y más burguesa-empresarial (con pasado negrero entre sus representantes más conocidos y que manejan más hilos) de la historia de Cataluña.

Las alianzas tácticas, en todo caso, no deben hacer perder de vista los objetivos estratégicos de la izquierda, se afirma a continuación. No deben hacerlo, por supuesto.

Por ello es urgente contar lo antes posible con una izquierda que recupere los valores que dan sentido a su existencia y que responda a los intereses vitales de su base social, que son las capas subalternas, los trabajadores en sentido amplio. Una izquierda que acabe con la discordancia entre los intereses de su base y las decisiones de sus dirigentes.

Una izquierda por el momento inexistente en Cataluña y una no sabe si existente en el conjunto de España. Una izquierda se caracterizan en estos términos.

Una izquierda que dé voz a la masa silenciada hasta ahora por el consenso nacionalista excluyente tejido durante años entre las diversas fuerzas políticas de Cataluña. Una izquierda cuya influencia en la contienda electoral que se avecina contribuya a impedir una nueva mayoría parlamentaria secesionista desde un programa de auténtica regeneración democrática en que libertad, igualdad y fraternidad sean la divisa fundamental, en que todas las diferencias puedan convivir sin exclusiones contribuyendo por igual al bienestar común.
Y feminista además. ¡No hay revolución democrática futura que no sea feminista! ¡Hasta las narices de tanta violencia y tanto acoso sexual!

A este respecto, se afirma con la claridad necesaria y exigible, “parece suficientemente probado que la mencionada “nueva izquierda” no ofrece ninguna garantía de cumplir ese papel”. Su supeditación al interés partidista de crecer a expensas de otras opciones políticas cuyo espacio disputan “la ha llevado progresivamente a aliarse en diversos grados con los impulsores del secesionismo”, una y mil veces, el 11S y en fechas posteriores, “cuyas faltas excusan por el simple hecho de que el gobierno central al que se enfrentan está en manos de un partido de derechas” (un argumento pueril donde los haya), al que por cierto, se añade, “tuvieron ocasión de desalojar mediante una simple abstención parlamentaria y se negaron a hacerlo”, como se recuerda, en marzo de 2016. Sus propuestas de “referéndum pactado”, sin explicar nada más y convirtiéndolo en fórmula agradable-bonita-hermosa-que-suena-bien a los oídos nacionalistas-secesionistas, “son una forma encubierta de defender el derecho de secesión sin pasar por un debate constitucional que es realmente necesario en España”, y por el que nosotras apostamos claramente, “pero no tanto (aunque también) para resolver conflictos territoriales como para atacar las desigualdades sociales contra las que la actual Constitución no protege suficientemente a la ciudadanía”. Exacto, desigualdades sociales, injusticias, explotaciones. El rovell de l’ou, lo esencial… que no olvida otros aspectos de la situación.

Las propuestas de estas fuerzas “de construir alianzas “de progreso” con partidos como ERC, que de izquierda sólo tiene el nombre y cuyo único objetivo constatable es el de segregar Cataluña de España”, propuestas que ya han formulado (recordemos la cena Junqueras, Iglesias, Domènech) demuestran, por si fuera necesario, “hasta qué punto es un sarcasmo que quienes eso dicen pretendan ser considerados de izquierdas”. Tal cual han leído.

Desde su voluntad de contribuir a que ese enfermo social -de nuevo la palabra- que es España (no el Estado español) se recupere, condición previa para lo cual es impedir que se le amputen miembros, como algunos pretenden, con estas palabras finaliza el comunicado, “hacemos un perentorio llamamiento al electorado de izquierdas de Cataluña a que no eluda la grave responsabilidad que la historia ha cargado sobre sus hombros y vote masivamente el 21 de diciembre teniendo presentes estas consideraciones. En su buen criterio confiamos”. Nosotras también. ¡Hay que acudir en masa y con ganas y buena elección!

Ese buen criterio, que la mayoría de mujeres trabajadoras (¡o jubiladas pero con trabajo en casa!) ya tenemos de hecho, queda reforzado, en mi opinión (y en el de mi compañera, ¡me ruega que lo diga diga explícitamente!), por el análisis, la información y los argumentos de este texto singular que hemos comentado. Gracias, muchas por él. Gracias por el esfuerzo.. y por el magnífico resultado.

Si el lenguaje es la casa del Ser y el ser humano (a veces, ¡el hombre!, dicen, es su guardián, como decía aquel filósofo alemán reaccionario de muy triste recuerdo, el buen lenguaje es casa del buen Ser f-f-f-: fraternal, federal... y feminista, y nosotras, las mujeres federalistas, somos guardianas de esa casa, que es casa de todas… y de todos si saben comportarse. Si no, fuera, a aprender y a reciclarse. Con humildad y humanidad.
Nota:


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ALBERT RIVERA SUBE. OPORTUNÍSIMO MOMENTO PARA LA BEATIFICACIÓN DEL BURRO Y LA BURRA, QUE SON LOS ÚNICOS ANIMALES CAPACES DE TROPEZAR DOS VECES CON LA MISMA CANDIDATURA. SIMPLICIDAD MENTAL Y UNILATERALIDAD ERAN LOS DOS ELEMENTOS ESENCIALES DE TODO FASCISMO, SEGÚN ORTEGA Y GASSET. SIMPLONCETE A ALBERT YO LO VEO CATIDUBI, Y DE UNILATERALIDAD NO ESTÁ MAL DESPACHADO, LUEGO, QUE QUIERE USTED QUE LE DIGA? ¿QUE SÓLO LE HACEN FALTA LOS VOTOS PARA SER EL JEFE DEL NUEVO FASCISMO SIGLO XXI? PUES MUY SIMPLE. AMIGO MÍO: VOTEMÓSLE. HITLER QUE ERA UN BUEN ZAGAL SUBIÓ AL PODER DEMOCRÁTICAMENTE, CON MILLONES DE VOTOS SOCIALISTAS Y COMUNISTAS. LUEGO ALEMANIA QUEDÓ MUY BIEN DESPUÉS DE QUE UNA MANO FIRME LA CONDUJERA POR LOS SENDEROS PATRIOS Y ÚNICOS. RIVERA, GUAY, AQUÍ UN AMIGO.



La crisis de Cataluña dispara a Ciudadanos y le coloca a la altura del PSOE   
       
    


12.11.2017

Albert Rivera, en el Congreso de los diputados.© Jaime Villanueva Albert Rivera, en el Congreso de los diputados.

Ciudadanos nació en 2006 con un objetivo ineludible: combatir el nacionalismo catalán. El estallido del conflicto institucional y social que se vive en Cataluña coincide ahora con el mejor resultado del partido en los sondeos de Metroscopia —22,7%, casi diez puntos más que en las últimas elecciones generales—; con su consolidación como la formación mejor evaluada por los españoles —el 53% aprueba su labor política— y con un nivel de fidelización de sus votantes sin precedentes —el 76% volvería a votarles—. Esos tres datos muestran que los encuestados premian la firmeza con la que Rivera se posicionó en contra del referéndum ilegal del 1 de octubre; el papel protagonista que ha jugado en la crisis Inés Arrimadas; y el apoyo de Ciudadanos al Gobierno en la activación del artículo 155 de la Constitución.

“Desde hace once años defendemos sin complejos que el nacionalismo siempre es división”, insistió este fin de semana Arrimadas, líder de la oposición al independentismo en Cataluña, que espera aprovechar el impulso de los sondeos para las elecciones autonómicas que se celebrarán en Cataluña el 21 de diciembre.

Ciudadanos apoya su mejora en que es el partido que recibe a más apoyos procedentes de otras opciones: el 14% son anteriores votantes del PP, el 9% del PSOE y hasta un 4% de Unidos Podemos. El 22,7% de los votos que obtendría este partido, unido a su primer puesto en la intención directa de voto (18,8%), le meterían de lleno en la pelea con el PSOE por el liderazgo de la oposición. Ese pulso directo entre las dos formaciones no se producía desde noviembre de 2015, ya a las puertas de las elecciones generales del 20-D. Entonces, las expectativas favorables a Rivera no se cumplieron. En todo caso, la lucha por ese puesto no es la única consecuencia de calado que tiene ahora el agudo repunte de su partido.

La suma del PP y de Ciudadanos —que pactaron la investidura como presidente de Mariano Rajoy— representaría hoy el 48,8% de los votos, por el 37,4% que acumularían el PSOE y Unidos Podemos. La distancia entre los dos bloques ideológicos que están marcando el día a día de la politica nacional no ha sido tan grande desde las elecciones generales de junio de 2016. La brecha abierta refleja el desgaste que ha sufrido Unidos Podemos durante la crisis de Cataluña.

Iglesias, único líder que baja en valoración

Los líderes de los cuatro principales partidos de España mejoran su evaluación con la excepción de Pablo Iglesias, de Unidos Podemos. El secretario general de la formación de izquierdas ni siquiera logra que una mayoría de los votantes de su partido aprueben su gestión, puesto que solo el 49% la apoyan, frente al 65% de agosto.

Albert Rivera (Ciudadanos) es el único que aprueba (7), lo que no conseguía desde abril. Le sigue Pedro Sánchez (PSOE), con un -20 de valoración que mejora el -34 que había obtenido anteriormente. Mariano Rajoy (PP) se queda en un -22 que supone un avance respecto al -35 del sondeo previo. Iglesias llega hasta el -65.

Mientras que Rajoy, Sánchez y Rivera mejoran sus notas tanto entre sus propios votantes como entre los del resto de formaciones, Iglesias cede en los dos apartados. Eso le supone una caída de 16 puntos. En estos momentos, solo aprueba su labor el 17% de los españoles, un porcentaje 22 puntos inferior al de Rajoy y Sánchez; y 35 puntos peor que el que cosecha Rivera.

¿Qué ha ocurrido? Que este partido se ha hundido hasta la cuarta plaza, dejándose un total de cinco puntos para registrar su peor resultado en la serie histórica de los sondeos de Metroscopia. Hay que remontarse a octubre de 2015, cuando la formación de Pablo Iglesias aún no se había aliado con IU, para encontrar una estimación peor (14,1%). Unidos Podemos, que soñó con el sorpasso al PSOE durante la campaña electoral de junio de 2016, está ya a ocho puntos de los socialistas.

No es el único dato preocupante para sus intereses. Sánchez continúa atrayendo exvotantes de Iglesias a un ritmo vertiginoso, según los datos recabados por la compañía demoscópica, y por eso ha puesto la diana en su rival.

“¿Qué izquierda es esa que justifica que haya presos políticos en otros países y se lleva las manos a la cabeza con que en España haya políticos presos por saltarse la ley?”, lamentó este fin de semana el líder del PSOE en referencia a Podemos. “Ahora lo que toca es defender la Constitución y el estatuto de autonomía de Cataluña, y el único partido de izquierdas que lo ha entendido es el PSOE”.

La encuesta —realizada entre el 6 y e 8 de noviembre— recoge las consecuencias de que Albano Dante Fachin dimitiera como líder de Podem mientras rompía su carnet de militante; que la fundadora Carolina Bescansa se desmarcara de la hoja de ruta del partido para Cataluña; o las críticas de Iglesias a la aplicación del artículo 155 para intervenir el Govern y frenar el desafío independentista.

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Todos esos acontecimientos han tenido consecuencias impactantes. Podemos es el partido que cuenta con un porcentaje superior de electores desmovilizados —un 21% está ahora indeciso sobre si acudir o no a votar o directamente se declara abstencionista— y de votantes infieles —un 28% dice en estos momentos que votaría a otro partido diferente—. Es, también, la formación que mayor rechazo concita entre los españoles: un 56% dicen que en ningún caso lo votaría, por el 45% que jamás apoyaría al PP; el 18% que nunca apoyaría a Ciudadanos y el 14% que rechaza al PSOE.

La crisis de Cataluña dispara a Ciudadanos y le coloca a la altura del PSOE© Proporcionado por Prisa Noticias La crisis de Cataluña dispara a Ciudadanos y le coloca a la altura del PSOE

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