Segunda entrega de
Jacques Sapir publicada en Front Populaire sobre la situación de la guerra y
sus posibles salidas.
TOPOEXPRESS
Cómo salir de la guerra en Ucrania. Parte 2ª
Jacques Sapir
El Viejo Topo
22 octubre,
2023
Como ya se dijo
en la primera parte de este análisis, es necesario comprender los errores que
condujeron al conflicto. Tanto los de Occidente como, a imagen y semejanza, los
de Rusia.
Estos errores
son de varios tipos. En primer lugar, hay errores de carácter «técnico»,
cometidos por los dirigentes y los medios de comunicación, que están
relacionados con una falta de comprensión de los datos, o de la naturaleza de
los mismos. Por ejemplo, la afirmación tantas veces repetida de que el PIB de
Rusia era más o menos igual al de Italia o España surgió de una falta de
comprensión –común entre políticos y periodistas– de las estadísticas y de cómo
utilizarlas. Cuando se comparan dos economías, es importante utilizar el PIB
calculado en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), porque otros
métodos conducen a sesgos significativos[1]. Esto ha llevado a una infravaloración del PIB ruso (que de hecho es
superior al alemán actual) en las representaciones occidentales y, por tanto, a
un importante error de apreciación en cuanto a la capacidad de Rusia para hacer
frente tanto a la guerra como a las sanciones occidentales[2]. Del mismo modo, también se cometieron errores «técnicos» sobre la
capacidad de la industria rusa para producir grandes cantidades de armas y
municiones[3]. Estos errores tienden a repetirse hasta que resulta imposible negar la
realidad, como en el caso de las municiones[4]. La base de estos errores es la falta de conocimiento sobre Rusia o el
hecho de que los responsables de la toma de decisiones (y los periodistas) no
han escuchado a quienes tienen un conocimiento real de Rusia. Este primer nivel
de error se deriva del deseo de no saber, ya se trate del tema (la guerra en
Ucrania, Rusia, Ucrania, etc.) o de la forma en que se recogen los datos. En
particular, ha dado lugar a previsiones de los efectos de las sanciones que
son, cuando menos, fantasiosas.
También hay que
señalar que algunas instituciones gubernamentales rusas también han
pronosticado que la economía rusa será mucho menos resistente a las sanciones
de lo que hemos visto. El hecho es que el error occidental fue significativo y
que revela una forma de «pereza» intelectual entre los responsables de la toma
de decisiones, una «pereza» que puede tener múltiples causas (desde la auténtica
pereza hasta formas de saturación de la capacidad cognitiva, especialmente en
el caso de la información presentada de forma «técnica»). Lo preocupante es la
perpetuación de este error, con una infravaloración sistemática de la dinámica
de crecimiento de la economía rusa, actualmente en una pendiente de crecimiento
de al menos el 3% para 2023[5].
Luego están los
errores derivados del filtro ideológico presente en el comportamiento de todos
los actores y responsables de la toma de decisiones. Este es un punto
importante. Nadie puede sustraerse completamente a sus propias representaciones
ideológicas. Es un error (y una imposibilidad desde el punto de vista del
análisis cognitivo) creer que podemos llegar a una representación totalmente
desideologizada. Pero podemos ser conscientes de que nuestras propias
representaciones están potencialmente sesgadas, y escuchar (o consultar) otras
representaciones portadoras de una ideología diferente. No es que esas «otras
representaciones» sean necesariamente más «correctas» que la propia. No
obstante, la confrontación entre diferentes representaciones puede ser una
señal de advertencia sobre la validez y la pertinencia operativa de las propias
representaciones. Por ejemplo, se debería haber escuchado el discurso
diplomático y político de los rusos desde principios de la década de 2000
(desde la crisis de Kosovo). Proceder de este modo habría dado sin duda una idea
más precisa de las intenciones de los dirigentes rusos y de los puntos que,
para ellos, constituían «líneas rojas», cuyo cruce implicaría necesariamente
una respuesta a gran escala.
También es
posible que los responsables occidentales, por comodidad o conformismo, se
hayan encerrado en un debate demasiado cerrado a representaciones distintas de
las suyas. Hay varias razones para ello, entre ellas la forma en que los
responsables de la toma de decisiones no aceptan el pluralismo ideológico entre
sus asesores, la preeminencia de representaciones ideológicas que ya no son
«discutibles» y, por último, una «cultura de la comunicación» que está llevando
a los responsables de la toma de decisiones a depender cada vez más de
«comunicadores» que a su vez proceden de círculos cerrados, favoreciendo la
conformidad ideológica (tanto en la formación como en la práctica profesional).
Lo interesante aquí es que, en febrero-marzo de 2022, este tipo de operación se
atribuyó a los dirigentes rusos, sin que los responsables occidentales se
cuestionaran la posibilidad de que ellos mismos fueran víctimas de lo mismo.
Por último, un
tercer tipo de error puede atribuirse a una resistencia política y psicológica
a considerar que el mundo había cambiado profundamente entre los años 1990 y
2022. A finales de los años 90, se aceptaba el dominio de Estados Unidos y, en
general, los países occidentales ejercían una forma de supremacía, ya fuera
política, económica o militar. Pero el mundo ha cambiado profundamente en los
últimos veinte años[6]. Las relaciones económicas internacionales han estado marcadas por la
emergencia de China, que ha suplantado a Estados Unidos desde el punto de vista
industrial y comercial, pero también por la emergencia global de Asia, que ha
suplantado progresivamente a Europa. Al mismo tiempo, zonas que se creían
permanentemente marginadas por Estados Unidos y Europa, como América Latina y
Oriente Medio, y en menor medida África, han empezado a emanciparse. Vivimos un
periodo de desoccidentalización del mundo[7]. La cumbre de los BRICS celebrada en Johannesburgo a finales de agosto de
2023 ofreció una imagen sorprendente de ello[8].
Este cambio es
fundamental. Plantea a los responsables occidentales un doble reto, en primer
lugar político (cómo pensar en el lugar que ocupa el propio país en el
equilibrio de poder internacional), pero también psicológico (cómo pensar en
uno mismo cuando se pasa de una posición de centralidad que se ha ocupado
durante casi tres siglos a una posición de periferia). Sin embargo, en general,
los responsables políticos de los países occidentales estaban mal preparados
para este doble reto. Enfrentados a grandes cambios que estaban muy lejos de su
alcance y que provocaban situaciones de disonancia cognitiva[9], estos responsables optaron por estrategias de negación[10] (estos cambios no existen, o son sólo temporales…) o estrategias de
reproducción de comportamientos pasados. Así, en el mejor de los casos, están
dispuestos a participar en una «Guerra Fría 2.0», reproduciendo así el
comportamiento de sus predecesores de 1948 a 1952, pero en una situación que
ahora es radicalmente distinta.
Las causas de
los errores cometidos por los dirigentes «occidentales» son probablemente tan
numerosas como los propios errores. Todas ellas se suman a una importante
crisis de toma de decisiones.
Fuente: https://frontpopulaire.fr/
Artículo seleccionado por Carlos Valmaseda para la Miscelánea de Salvador
López Arnal
Notas
[1] Ver Sapir J., « Assessing the Russian and Chinese Economies
Geostrategically” in American Affairs, vol. VI, n°4, 2022, pp.
81-86.
[2] Ver Sapir J., “Wendet sich der Wirtschaftskrieg gegen Russland gegen
seine Initiatoren?” in Stefan Luft, Sandra Kostner (Editors): Ukrainekrieg.
Warum Europa eine neue Entspannungspolitik braucht, Frankfurt am
Main, 2023, Westend-Verlag.
[3] Ver, Cooper J., Implementation of the Russian Federal Budget
During January-July 2022 and Spending on the Military, SIPRI Background
Paper, Stockholm, Octobre 2022. Idem, Russia’s Military Expenditure
During its War Against Ukraine, SIPRI Insights on Peace and Security,
Stockholm, n°2023/07, juin 2023.
[4] https://www.dailymail.co.uk/
[5] IPE-ASR, KAD-VVP septembre 2023, https://ecfor.ru/publication/
[6] Sapir J., La Démondialisation, Paris, Le Seuil, nouvelle
édition, 2021.
[7] Barma N., Chiozza G., Ratner E. et Weber S. (2009), “A World Without
the West? Empirical Patterns and Theoretical Implications”, in Chinese
Journal of International Politics, n° 2, Vol.4, 2009, pp. 525-544.
[8] Ver Sapir J., “What will be the emerging new world order?” in Economic
and Social Changes: Facts, Trends, Forecast, Vol.16(4), pp. 38–56.
[9] Aronson E., “The Theory of Cognitive Dissonance: A Current
Perspective”, in Editor(s): Leonard Berkowitz,
Advances in Experimental Social Psychology, Academic Press et Elsevier, Volume 4, 1969, Pages
1-34. Festinger, L., A theory of social cognitive dissonance (1st
Edition), Evanston, III., Row, Peterson and Company, 1957.
[10] Baumeister, R. F., Dale, K., & Sommer, K. L., “Freudian defense
mechanisms and empirical findings in modern social psychology: Reaction
formation, projection, displacement, undoing, isolation, sublimation, and
denial”. Journal of Personality, Vol. 66, 1998, pp.1081–1124.
Voir aussi, Gosling, P., Denizeau, M., & Oberlé, D., “Denial of
responsibility: A new mode of dissonance reduction” in Journal of
Personality and Social Psychology, Vol. 90(5), 2006, pp.
722–733.
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