Ahora que
Rusia moderniza su arsenal nuclear, ya no está interesada en tratar de
modificar una relación del control de armas con Estados Unidos basada en el
legado de la Guerra Fría. Tampoco EEUU parece interesado en avanzar en ese
sentido.
El fin de la superioridad
nuclear de EEUU
Scott
Ritter
El Viejo Topo
7 diciembre, 2023
El 1 de
noviembre, la Fuerza Aérea de Estados Unidos se vio obligada a “terminar”
explosivamente la prueba de vuelo de un misil balístico intercontinental
(ICBM) Minuteman III. Esto significó hacerlo estallar en el aire después de
que mostrara anomalías en vuelo no especificadas a los ingenieros que
monitoreaban su progreso.
El lanzamiento
de prueba, llevado a cabo por el Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea
de los EE. UU., es, según la Fuerza Aérea, “parte de actividades rutinarias y
periódicas destinadas a demostrar que el sistema de disuasión nuclear de los
Estados Unidos es seguro, confiable y eficaz para disuadir las amenazas del
siglo XXI y tranquilizar a nuestros aliados”.
La Fuerza
Aérea de Estados Unidos mantiene unos 400 Minuteman III, almacenados en silos
y aparentemente en alerta las 24 horas para responder a cualquier posible
amenaza estratégica dirigida a Estados Unidos y/o sus aliados. El Minuteman III
ha sido el componente terrestre de la “tríada nuclear” de disuasión estratégica
de Estados Unidos (los otros dos son el componente marítimo de los misiles
Trident a bordo de submarinos de clase Ohio y el componente aireo de los B-52 y
B-2 especialmente designados).
El Minuteman
III fue desarrollado en 1968, una mejora del diseño original del misil
Minuteman I de 1958. Entró en servicio operativo en 1970. Originalmente
concebido para transportar tres ojivas dirigidas de forma independiente, el
Minuteman III fue modernizado con una sola ojiva como parte del ahora extinto
tratado START II, ratificado tanto por Estados Unidos como por Rusia, pero que
nunca entró en vigor.
Si bien el
tratado Nuevo START que sigue en vigor hoy en día no limita el número de ojivas
que el Minuteman III puede transportar, las limitaciones del tratado anterior
significan que el Minuteman III continua estando equipado con una sola ojiva,
aunque la Fuerza Aérea de los EE. UU. realiza habitualmente pruebas de vuelo
de misiles Minuteman III equipados con tres ojivas.
Está previsto
que el Minuteman III sea reemplazado a partir de 2029 por una nueva generación
de misiles balísticos intercontinentales terrestres estadounidenses conocidos
como Sentinel. Algunos misiles Minuteman III permanecerán en servicio hasta
que el Sentinel esté completamente desplegado en algún momento entre mediados
y finales de la década de 2030.
En algún momento del año pasado, un submarino británico Vanguard, que
llevaba 16 misiles Trident II con armas nucleares, sufrió una falla mecánica
durante las operaciones de buceo[1] que,
de no haberse rectificado, podría haber resultado en una catástrofe para los
140 miembros de la tripulación a bordo en ese momento.
Los submarinos
de clase Vanguard (se construyeron cuatro) entraron en servicio en 1993 y
actualmente está previsto que sean reemplazados por el nuevo submarino de
misiles clase Dreadnaught en algún momento de la década de 2030. Vanguard
representa la totalidad de la fuerza de disuasión nuclear británica. En 2017,
un submarino de clase Vanguard llevó a cabo un lanzamiento de prueba fallido
de un misil Trident II[2] que
se mantuvo en secreto ante el Parlamento británico durante acalorados debates
sobre el futuro del medio de disuasión nuclear independiente británico.
Los fracasos de
la envejecida fuerza de disuasión nuclear estratégica de Estados Unidos y
Gran Bretaña contrastan marcadamente con una serie de pruebas exitosas
llevadas a cabo por sus homólogos rusos, incluidos los recientes lanzamientos
de un moderno misil Bulava desde un nuevo submarino de clase Borei, un misil
balístico intercontinental Yars equipado con una ojiva hipersónica avanzada
Avangard y el exitoso lanzamiento de prueba de un nuevo misil de crucero
Burevestnik de propulsión nuclear (los rusos tampoco son inmunes a los fallos
en las pruebas, como lo demostró el fallo de un misil balístico
intercontinental pesado Sarmat a principios de este año).
El despliegue de una nueva generación de misiles nucleares estratégicos rusos
ejerce una presión adicional tanto sobre Estados Unidos como sobre el
Reino Unido para seguir adelante con costosos programas de modernización en un
momento en que la competencia por la financiación ha creado desafíos
políticos internos en ambas naciones.
Falta un marco de control de armas
Lo que complica
aún más las cosas es la falta de un marco viable de control de armas para
evitar que la prisa por desplegar nuevos sistemas estratégicos por parte de
las tres naciones explote en una carrera armamentista que podría
desestabilizar el equilibrio estratégico de poder que ha existido durante
décadas. Citando la incompatibilidad del control de armas estratégicas con
Estados Unidos en un momento en que la política oficial de Washington es
derrotar estratégicamente a Rusia, Moscú ha suspendido su participación en
el nuevo tratado START, que expira en febrero de 2026. Si bien tanto Rusia como
Estados Unidos habían indicado su interés en proseguir un tratado de
seguimiento que mantuviera el equilibrio estratégico que existía bajo el
Nuevo START, la falta de cualquier contacto continuo entre los negociadores de
control de armas de Estados Unidos y Rusia hacen muy poco probable cualquier
posibilidad de tener un nuevo instrumento de tratado listo a tiempo para
reemplazar al Nuevo START.
Pero el hecho
es que parece poco probable que Rusia opte por esa opción, incluso si fuera
factible. Sobre la base de una serie de conversaciones con altos funcionarios
rusos conocedores de la política nuclear estratégica, puede deducirse que los
funcionarios rusos ya no están interesados en tratar de arreglar una relación
de control de armas con Estados Unidos basada en el legado de la Guerra Fría.
El sentimiento predominante en Rusia es que Estados Unidos, a lo largo de los
años, ha negociado de mala fe, buscando utilizar el control de armas como
vehículo para sostener el dominio estratégico estadounidense en lugar de la paridad
y la estabilidad nucleares.
Cuando se
negocian tratados que logran un mínimo de beneficio recíproco, como el
tratado sobre misiles antibalísticos y el tratado sobre Fuerzas Nucleares
Intermedias (INF), Estados Unidos se retira una vez que se considera que el
tratado es inconveniente para los objetivos estratégicos de Estados Unidos,
como la defensa antimisiles o responder a acontecimientos fuera del marco del
tratado (como los sistemas de misiles chinos no cubiertos por el tratado INF).
Los rusos creen
que los tratados de reducción de armas estratégicas, individual y
colectivamente, nunca fueron diseñados para producir paridad nuclear, sino
más bien para sostener la superioridad nuclear de Estados Unidos. El nuevo
tratado START ha sido señalado como un ejemplo de duplicidad estadounidense,
donde la administración Obama mantuvo las cuestiones relativas a las
reducciones de misiles separadas de la defensa antimisiles, prometiendo abordar
cada una por separado, sólo para abandonar la defensa antimisiles una vez que
el tratado de reducción de misiles (Nuevo START) fue ratificado.
Cuando el Nuevo
START expire en 2026, Rusia se estará posicionando para llevar a cabo sus
actuales programas de modernización nuclear sin ninguna restricción de
tratado. Esto complicará los esfuerzos de modernización nuclear tanto de
Estados Unidos como del Reino Unido, cuyas capacidades de seguimiento, que se
están desarrollando a un costo de cientos de miles de millones de dólares,
serán inferiores a los sistemas que Rusia está en proceso de desplegar.
Rusia no
aceptará ningún proceso de negociación que busque anular su ventaja
estratégica, especialmente mientras Estados Unidos y sus aliados occidentales
adopten políticas que presenten a Rusia como un enemigo estratégico y busquen
su derrota estratégica.
Si ha de haber
alguna esperanza de reactivar el control de armas nucleares entre Estados
Unidos y Rusia, no será a través de un vehículo que sostenga el legado de la
Guerra Fría.
En cambio,
tendrá que surgir una nueva relación estratégica basada en las realidades
modernas, en las que Estados Unidos deberá gastar enormes cantidades de dinero
para alcanzar la paridad nuclear con Rusia o negociar desde una posición de
inferioridad estratégica.
Los tiempos de
la incuestionable superioridad nuclear estadounidense han pasado.
Queda por ver
si las autoridades estadounidenses podrán adaptarse a esta nueva
circunstancia. Pero no hacerlo sólo desencadenará una inevitable carrera
armamentista que Estados Unidos no puede ganar y cuyas consecuencias podrían
ser fatales para el mundo entero.
Fuente: https://consortiumnews.com/2023/11/28/scott-ritter-the-end-of-us-nuclear-superiority/
Notas:
[1] https://breakingdefense.com/2023/11/second-depth-gauge-saved-uk-vanguard-nuclear-sub-diving-dangerously-low-defense-minister-says
[2] https://news.usni.org/2017/01/25/royal-navy-trident-missile-malfunction-prompts-claims-u-k-government-cover
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