miércoles, 18 de julio de 2018

EL PADRE, EL HIJO, EL ESPÍRITU SANTO, JUAN, CATALINA, ANA Y SU CUÑADO DEL CAPITAL, ES ACRECENTAR SUS CAPITALES, REVIENTE QUIEN REVIENTE, AMÉN, JESÚS



El periodista japonés Kolin Kobayashi habla sobre las consecuencias del accidente nuclear
"No hablamos de los peligros tras Fukushima porque entraríamos en pánico”

Rebelión
Revista Ballast
18.07.2018


El primer Foro mundial antinuclear se celebró en Tokyo en 2016. El periodista japonés Kolin Kobayashi, residente en París y corresponsal para Days Japan, se implicó en él desde el principio. Nos encontramos con él en una cafetería del centro de París, que acogió su tercera edición en noviembre de 2017 y reunió a oradores y militantes de Rusia, España, Níger, las dos Américas y por supuesto Japón. El Foro concluía entonces en Bure, en el departamento de Mosa (Francia). Además de alertar sobre los peligros intrínsecos de lo nuclear, Kobayashi aspira a sacar a la luz a los trabajadores expuestos en un país donde se prevén importantes seísmos, aunque se continúa contando las víctimas “colaterales” del accidente nuclear de Fukushima en 2011. “No hablamos de ello; de otro modo, estaríamos en pánico”.

El antiguo primer ministro japonés Naoto Kan ha hecho saber que se le informó, al día siguiente de la explosión de la central, de que el secretario general de la agencia de seguridad nuclear no era un “especialista de la energía nuclear” sino ¡un economista! ¿Una metáfora global?

Sí. La situación era realmente caótica porque las autoridades japonesas no estaban del todo preparadas para afrontar un gran accidente nuclear. El gobierno no podía imaginarse un accidente de la magnitud de Chernobyl. No supieron gestionar la situación y creo que nada ha cambiado hasta hoy. ¡La situación es la misma! De todas formas un accidente de este orden es ingestionable. Pero el lobby nuclear internacional intenta mostrar que es capaz de asumir un accidente nuclear y habla de él como si se tratara de un riesgo natural a gestionar, como un tifón o un seísmo. El accidente nuclear importante se considera entre estos riesgos; uno entre otros, en resumen: ése es el discurso oficial. ¡Pero es incomparable! Dos años después del 11 de marzo de 2011, en la ciudad de Sendai, se llevó a cabo un gran simposio internacional con las organizaciones de la ONU. A pesar del hecho de que se trata de un accidente que nos deja todavía hoy en un estado de urgencia, no hablaron en absoluto de Fukushima. Es increíble ¿no?


¿Cuál es la situación de las 130.000 personas desplazadas en Japón debido a la situación nuclear, y a las que se invita a regresar?


Hay 100.000 personas que están desplazadas en el interior y el exterior del departamento de Fukushima. ¿Por qué motivos deciden las autoridades japonesas hacer regresar a esos refugiados? Es un problema social y económico extremadamente importante. Amenazan con recortar las subvenciones a los refugiados que salieron hacia otro lugar y que no volverían. Las autoridades intentan decir: finalmente, las consecuencias radioactivas no son tan importantes, podéis volver, sólo habrá que prestar atención a no comer alimentos contaminados, a no pasar por tales o cuales barrios un poco contaminados; así, podréis seguir viviendo. Pero la población vivía mayoritariamente de la tierra; la gente era campesina o agricultora, el departamento era uno de los centros agrícolas más importantes… Está el pueblo de Iitate: ¡era un hogar de la agricultura biológica! Justo después del accidente, todo se contaminó. Un documental también se dedicó a esta cuestión: Iitate, crónica de un pueblo contaminado, del realizador Doi Toshikuni. No se puede limpiar el bosque, la montaña o los campos; no se puede arrasar todo, levantar 30 centímetros de tierra y ponerla en otro sitio. Entonces se limpia un poco así, de forma de saludo diplomático, pero no más.


¿Es una manera para el gobierno de minimizar la catástrofe?


Por supuesto. No hay que dejar que la población entre en pánico y crear una crisis económica. La cuestión de la energía nuclear es inseparable de la cuestión militar y civil.


¿Eso le pasa a la mayoría de la población?


Hay algunos agricultores particularmente atados a su terror. Varios, desesperados, se han suicidado. Otros intentan colaborar con científicos para minimizar la contaminación radioactiva y recuperar sus campos. Los agricultores de edad no pueden vivir ya en una casa prefabricada de 29,7 metros cuadrados de media prestada por el estado; están tan traumatizados… Aquellos que tenían casas familiares que pertenecían a sus padres, a sus abuelos, que acogían a sus hijos y nietos, todos esos se encuentran en un hogar. Resignados y conscientes de que, incluso afectados por enfermedades cancerígenas debidas a la radioactividad, no tienen ya mucho tiempo para vivir. Esos se resignan, y regresan.


Saben que entonces no van a dejar esas tierras a su familia...


La mayoría de los agricultores, conscientes de todo esto, saben muy bien que después de su generación esto se terminará. Los jóvenes no volverán.


¿Qué les pueden transmitir a las generaciones futuras?


Los jóvenes tienen miedo de sufrir la contaminación y las familias con niños no quieren regresar. Entonces los pueblos, aunque ya eran pequeños —6.000 personas vivían en Iitate antes del accidente, 400 ahora — , están constituidos en su mayoría por una población de personas de más de 65 años que, una vez muertos, no tendrán a nadie detrás de ellos. Hasegawa Kenichi era granjero; eligió volver con su madre de más de 80 años enferma de alzheimer para no seguir viviendo en una barraca prefabricada. Él es totalmente consciente de que su pueblo y su casa están completamente contaminados. Pero se resignó. Es bastante trágico.


¿Cómo gestionar esta contradicción central entre la urgencia securitaria de la central y la protección de los trabajadores entregados a su exposición? 


En realidad, no les protegen. La eficacia económica es prioritaria. Los trabajadores que están en las zonas de radiación fuerte, las zonas con riesgos, no son los empleados oficiales de Tepco [multinacional japonesa y, antes de su nacionalización, el más grande productor privado de electricidad a nivel mundial]: se recurre a subcontratados. De la misma en forma, en Francia hay empleados “oficiales” que no van —salvo en casos excepcionales — a los lugares peligrosos. En Japón, hay diez niveles de externalización. Tepco pide a una sociedad general que gestione la totalidad de los niveles. Y, al final, la empresa que se encuentra en el último nivel no tiene ningún contacto con Tepco. La gestión y el control de la salud de los trabajadores que trabajan actualmente en Fukushima Daiichi — ¡6.000 personas, todos los días! — no son en modo alguno racionales ni convincentes. Nadie se hace cargo de ello.


¿Son apoyados por organizaciones sindicales?


Los sindicatos oficiales vinculados con Tepco son completamente pronucleares, como aquí, en Francia. El sindicalismo existe poco en empresas de menos de 50 personas. Sí hay una asociación de apoyo a los trabajadores nucleares (se trata de hecho de varias asociaciones reagrupadas para formar una asociación sólida, la Asociación de Apoyo para evitar la Radiación Profesional ) que se pone en contacto con ellos y les proporciona una libreta para documentar su carrera, en el que ellos deben informar sobre los puestos que han ocupado, durante cuánto tiempo, por qué lugares han pasado, cuántas dosis recibidas, etc.

Esta libreta es útil para archivar su estado de salud. Normalmente las autoridades japonesas tienen que proporcionársela a todos los trabajadores, incluso a aquellos que no trabajarán más de diez días: es útil a largo plazo. Sabemos que ciertos cánceres se declaran tras 30 años; después de Hiroshima, se declararon cánceres vinculados con las radiaciones después de medio siglo.


¿No hay exámenes médicos obligatorios?


La asociación propone esta libreta informativa porque los patronos de las pequeñas empresas subcontratadas piden a los trabajadores temporales que no revelen las dosis reales recibidas. Los empleados lo saben, y también saben que si informan de la cifra de dosis reales no podrán trabajar al día siguiente, ya que se ha sobrepasado su límite de radiación. La exposición va a depender de las zonas a las que se les envíe. Si uno es enviado a una zona muy contaminada, podrá trabajar seguidamente sólo una hora, incluso diez minutos al día; otros, que hacen trabajos de descontaminación en los pueblos, pueden trabajar más tiempo. Deben hacer interrupciones más o menos controladas. Aquellos que necesitan dinero, como los trabajadores por jornal, camuflan y maquillan las cifras. Habéis debido oír hablar de los mafiosos japoneses, los yakuzas, que buscan trabajadores precarios dispuestos a morir…


¿Esos trabajadores se declaran “dispuestos a morir”?


No, pero saben que es un riesgo que corren. Son trabajadores precarios que se amontonan en determinados barrios populares y buscan trabajo todos los días. Esta gente está enferma físicamente; los enviados de los subcontratistas, los yakuzas, proponen mucho dinero contra el hecho de estar “dispuestos a morir”.


¿La opinión pública japonesa está correctamente informada de la suerte de los trabajadores de la industria nuclear?


Oficialmente hablando, los japoneses para nada están informados; eso permanece como una zona invisible, salvo para los militantes, los investigadores y aquellos que se interesan por sí mismos por estos problemas. El resto de la población no está al corriente. Pero estallan escándalos en ocasiones porque concierne de la misma forma a los yakuzas y a los contratados ilegales, sin nóminas oficiales, etc. Esto queda en el orden de noticia de sucesos, como se da todos los días: pasa y nos olvidamos.


¿Una noticia de sucesos y nunca un problema económico y estructural?

Así es.


¿A cuánto ascienden los salarios que se ofrecen a los trabajadores?


No está claro. La empresa que contrata percibe un margen salarial: al final de los diez niveles, el margen percibido se vuelve importante y el salario apenas toca el salario mínimo. El Estado había prometido una subvención especial para los trabajadores de la industria nuclear pero este dinero ha sido totalmente absorbido por las empresas. Es ilegal. Una prima que dependía del lugar donde trabajaba la persona (700 u 800 euros al mes).


¿El Estado japonés se ha servido entonces del dinero de los impuestos para engordar a las empresas subcontratistas y pagar mal a los individuos?


Sí.


¿Sin movimiento de contestación?


¡Es como en Francia! La gran mayoría de la gente ha sido tomada como rehén de esta idea preconcebida de que, sin lo nuclear, nuestra vida y nuestra civilización moderna ya no funcionará, que no habrá energía suficiente para los hospitales, los colegios…


Japón había reaccionado cerrando, por un tiempo, todas las centrales…


Antes de eso, Japón estaba cubierto por la energía nuclear en un 35%. Estamos lejos del 75% de Francia. Es más fácil de convertirlo en electricidad convencional, combustible, carbón, energía hidráulica…

¿Qué vínculos económicos existen entre la ingeniería francesa y japonesa? 


Japón tenía desde el principio de los años 70 un convenio de cooperación con Francia. Se intercambian los conocimientos, principalmente en lo que se refiere a los reactores. Los japoneses trabajan mucho más con la ingeniería estadounidense pero el lobby industrial nuclear francés ha comenzado a estar más presente, sobre todo en la cuestión del reprocesamiento. Hay una fábrica de reprocesamiento en Japón, la de Rokkasho, que es enteramente de tecnología francesa. Es por eso que Areva [multinacional francesa de la energía nuclear] estaba presente: para intercambiar tecnologías. Hay un fuerte vínculo actualmente porque Japón quiere conquistar la potencialidad de la industria nuclear militar para ser elegido miembro del Consejo de Seguridad. ¡Sin cabezas nucleares, no hay nada que hacer! Los miembros del club están vinculados a lo nuclear, son vínculos fuertes.

Actualmente, ASTRID es un nuevo proyecto de cuarta generación de reactores; es la continuación de Superfénix. Es una invención franco-japonesa. Los japoneses tenían un reactor generador de prototipo Monju que fracasó –como Superfénix [reactor que formaba parte de una tecnología de reprocesamiento o reciclaje de partículas, y que fue abandonada por inviabilidad económica, N. del E.]–, pero quieren seguir invirtiendo.


Superfénix supuestamente iba a reciclar la energía nuclear empobrecida utilizada por las centrales principales para recrear la energía…


Fabrican combustibles Mox mezclando plutonio y después reciclan cada vez ese plutonio para volver a fabricar Mox y volver a meterlo en el reactor. Ese era el plan sobre la mesa. ¡Pero no funciona! En Francia, es también un problema ya que Superfénix ya no funciona. Ya no hay necesidad de hacer una retirada. La razón de ser de la fábrica de La Hague está en cuestión. ¿Qué hacer, entonces? Para el lobby industrial nuclear, hay que avanzar en esta dirección diciendo que el plutonio no está, en el fondo, destinado a uso militar ¡sino que será utilizado para la paz! La energía nuclear civil y la militar son las dos caras de la misma moneda: no hay diferencia, es una continuidad. El primer reactor nuclear inventado para hacer bombas atómicas francesas fue desarrollado, no democráticamente, sobre el uso civil de todas las centrales nucleares. Luego los franceses experimentaron el tipo estadounidense, para volver a su propia tecnología. A pesar de las diferencias técnicas entre la energía nuclear militar y civil, descansan sobre el mismo principio: la fisión está controlada en una central mientras que voluntariamente se deja sobrepasar un volumen significativo en una bomba atómica.


Se habla de un elemento químico más accesible que el uranio, el torio, como de una posible “energía nuclear propia” y más ética. ¿Qué es?


Se dice que con el torio habría menos contaminación. ¡Pero siempre queda un residuo y no hay solución para el residuo del torio! Es como en Bure [localidad del noreste francés que alberga un almacén de residuos, N. del E.], donde se entierran los residuos a 500 metros bajo el suelo. Pero imaginemos que los túneles se quiebran, que haya explosiones (como fue el caso en Estados Unidos hace 60 años, y no se habla de ello) que generen gran contaminación… La cuestión de los residuos nucleares sigue siendo la más importante porque está sin solucionar. ¡Japón es un país tan sísmico que no hay ubicación sólida para esconder tales residuos! No es como en Finlandia. Y si el magma de nuestro planeta se mueve… Por el momento, no teniendo realmente solución, la más razonable sigue siendo almacenar en la superficie y vigilar.


En 2015, se contaron 700.000 toneladas de residuos nucleares alrededor de la central de Fukushima Daiichi…


Nos encontramos en una situación muy precaria. En los tres primeros reactores de Fukushima Daiichi, hay piscinas en lo alto de los edificios. Es una construcción de estilo estadounidense: no crearon una estructura adaptada a un país como Japón. Tras el seísmo, el sellado de las piscinas se debilitó. Y hay 1.500 bloques de combustibles que están almacenados y con los que no se sabe qué hacer. Debería haberse cavado un agujero y meterlos en el suelo, en un lugar seguro, pero el accidente de Fukushima generó una radioactividad tan fuerte que todavía no se tiene un robot capaz de efectuar estas tareas, ¡ni por asomo! Los trabajadores no pueden ir a estas zonas: no se puede hacer nada. En caso de nuevo seísmo en este lugar, habrá que, como decía Naoto Kan [primer ministro japonés en el momento del accidente], evacuar a las poblaciones de la región de Fukushima y de la de Tokyo. ¿Cómo se haría, técnica y económicamente?


No obstante, se anuncia otro seísmo en los próximos 20 años…


Realmente vivimos en la locura… No hablamos de ello, de otro modo estaríamos en pánico. En Fukushima Daiichi, la radiactividad sigue difundiéndose porque no hay contención. Lo que se consiguió en Chernobyl lo fue en detrimento de ¿cuántos trabajadores muertos? Entre 500.000 y 800.000 personas trabajaron y murieron o cayeron gravemente enfermos por cimentar. Y seamos claros: ¡es gracias a ellos que Europa se salvó! Pero era la época de la Unión Soviética, que podía ordenar al pueblo que viniera a “ayudar”. En un país liberal y capitalista como Japón, ¿cómo creéis que se podría contratar a 800.000 personas para hacer un sarcófago alrededor de tres reactores?


¿Sería deseable?


No se puede exigir eso…


¿Hay estudios efectuados sobre la fauna y la flora alrededor de Fukushima?


“El riesgo cero no existe”, se escucha entre todos los funcionarios de las organizaciones internacionales. Hay científicos que han aportado pruebas de malformaciones en los genes de plantas, de mariposas, de animales, así como en Chernobyl, donde existen estudios exhaustivos. Deberían ser reconocidos internacionalmente pero el lobby nuclear domina el debate y afirma que no hay víctimas de la radioactividad. Es el discurso que se escucha en Japón.


Usted está implicado en la organización del Foro social antinuclear: es en efecto bastante raro que estén reunidos en el mismo lugar diferentes actores sobre estas cuestiones…


En la opinión general de la población francesa y japonesa, se dice que es una cuestión puramente científica y técnica, un asunto de cambio de rumbo energético. Pero, reitero, la cuestión de la energía nuclear es inseparable de la cuestión militar y civil. Hay que comprender realmente la energía nuclear en su globalidad. Tan pronto como hay un accidente importante, hay consecuencias enormes sobre la salud, la economía, la política y la sociedad: hay que comprender el conjunto de los fenómenos. Para debatir sobre este conjunto, no es suficiente hacer sólo una conferencia antinuclear para hablar por un lado de la seguridad nuclear y por otro de los residuos. Hay que hablar de la totalidad de los problemas. La estructura del Foro social mundial permite abordar todas estas cuestiones científicas, sociales, económicas y políticas: tiende a crear una red internacional para globalizar la contestación de las poblaciones ciudadanas, de los militantes y de los científicos para decir que es inaceptable continuar con la energía nuclear.

Traducción: Eduardo Pérez

Fuente: Revista Ballast

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TODAS ESTAS PALABRAS TERMINAN EN ÓN: MELÓN, BORBÓN, ZOQUETÓN, CABRÓN, LADRÓN, MENOS CHORIZO QUE TERMINA EN CUERDA (Y NO ME JODÁIS QUE YO NO HE DICHO QUE EL PADRE DE FELIPE VI QUE ESTA MU APREPARAU SE RIBETEARA A LA CORINA POR UN PUÑADO DE MILLONES)


Al Capone a la española

Rebeca Quintáns
Las cloacas del Estado -encarnadas en el siniestro comisario Villarejo en colaboración con la femme fatale Corinna-, nos acaban de brindar una entrega más del culebrón “Los Borbones son unos ladrones”. Resulta verdaderamente fascinante escuchar en esas conversaciones grabadas a traición la verdadera voz y acento de personajes que apenas conocemos por sus posados y discursos aprendidos. De las comisiones del AVE del desierto, sabíamos la letra, pero desconocíamos gran parte de la música. Es decir, sabíamos lo que se llevó el entonces monarca, por “facilitar” la licitación de la obra a sus entrañables amigos de OHL e Indra (entre otros); pero desconocíamos los términos en que se había desarrollado la negociación: “¡No me jodas, mi comisión! Yo hice el tren. Yo hablé con mi amigo, mi hermano, y con los saudíes […] Me tenéis que pagar a mí, no a Zanganeh. Yo me reuní con quien cerró el contrato”. Son las palabras del rey reclamando su dinero, ese que tiene oculto en cuentas en Suiza o Leichtenstein, invertido en terrenos en Marruecos o en acciones de Telefónica o Repsol con nombre falso.
Las grabaciones filtradas por Villarejo nos revelan que Juan Carlos no era un “facilitador” al uso, sino un simple aprovechado, un timador, que ponía el cazo sólo por ser él quién era. De hecho, para la construcción del tren que unirá Medina y Meca había dos consorcios en competencia, uno el español y otro francés, y la influencia del rey con sus hermanos saudíes no era suficiente. Para conseguir el contrato de más de 6.300 millones de euros, los españoles tuvieron que contratar a una “facilitadora” profesional, de las de verdad: la empresaria iraní Shahpari Zanganeh, tercera esposa del empresario y traficante de armas Adnan Khashoggi. Pero eso al rey Juan Carlos le dio exactamente lo mismo: a él había que pagarle igual, y a ver quién era el guapo que se atrevía a decirle que no.
En general, podemos presumir que los amigos de Juan Carlos se beneficiaban, y no poco, de su proximidad; pero nunca les salió barato y alguna que otra vez incluso salieron perdiendo. Porque los negocios del monarca, ya desde los tiempos de Manolo Prado, no siempre tenían éxito. En los últimos años de su reinado, hizo perder millones a sus leales en varias aventuras que patrocinó con entusiasmo, como el Fondo Hispano-Saudí de Inversión o las primas a las energías renovables. Y no digamos lo que les costó en cárcel a unos cuantos, empezando por el propio Manolo Prado y terminando por Iñaki Urdangarín, sobre cuyos negocios nos desvela ahora Corinna de la mano de Villarejo: “Si mañana tuviera que ir a un tribunal y dar explicaciones… En el Instituto Nóos, ¿quién hizo todas las llamadas para el dinero? El Rey”.
Hasta ahora, siempre ha caído de pie. Pero el Sindicato de Técnicos de Hacienda Gestha está reclamando que se inicie una investigación del emérito por fraude fiscal y blanqueo, si se acredita la veracidad de las cintas en lo que se refiere a tejemanejes con varias cuentas en Suiza y un terreno en Marrakech. Así que nunca se sabe. Hasta ahora, nos hemos tenido que conformar con pequeñas satisfacciones, como ver en el banquillo a Cristina de Borbón, aunque no fuera condenada; como ver en la cárcel a Iñaki Urdangarín, aunque sea con privilegios y poco tiempo… Pero puede que pronto nos alegremos mucho más con la oportunidadde ver a Juan Carlos condenado por delito fiscal, como Al Capone. A todo cerdo le llega su San Martín. No sé que pensará Felipe de todo esto, está muy callado últimamente…
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EL BANCO CENTRAL EUROPEO TAMBIÉN ES DE LOS TRABAJADORES. ¿LOS PARTIDOS DE IZQUIERDAS CUANDO VAN A EMPEZAR A FORMAR A LOS TRABAJADORES PARA EVITAR QUE LE ROBEN LA RIQUEZA QUE CREAN?

Banco Central Europeo
¡Disparen al pensionista y precaricen!


Acacio Puig
Viento Sur
14.07.2018

El pasado 30 de junio, emergió en prensa la siniestra recomendación (es decir lex) evacuada por Mario Draghi presidente del BCE: las proyecciones indican que los costes asociados al envejecimiento representan un reto para la sostenibilidad fiscal (…) en países como Italia y España parece que hay un alto riesgo de que las reformas de las pensiones adoptadas anteriormente se revoquen, (…) lo que podría tener consecuencias negativas para la deuda pública y el crecimiento”.

De modo que el neoliberalismo afianza su estrategia de contrarrevolución por etapas iniciada en la década de los 70 y apadrinada por la tríada del FMI, BM, OMC, estrategia encarnada en la Unión Europea por la plutocracia fiscal-bancaria del Banco Central Europeo (BCE).

El BCE, impone sus prioridades (“deuda pública y crecimiento”) obviando asuntos tan candentes como el reclamo de la deuda bancaria y privada, la reforma fiscal progresiva, el fin de los paraísos fiscales, el impuesto a las transacciones financieras internacionales… y la adjudicación depensiones justaso el fin de la precariedad laboral. Asuntos que determinan precisamente la insostenibilidad del modelo de capitalismo salvaje que defiende el BCE y que -como tantos otros- deberían encararse en el proceso instituyente de una Europa social, de los pueblos, desmilitarizada y solidaria.

Pero es que el BCE, el banco de los bancos –recordemos, que es una poderosa institución NO elegida por la ciudadanía europea- es ajeno a un balance social y sostenible y está incapacitado para evaluar las consecuencias de las políticas que impulsa: la cadena de desastres recientes que ligan el Reino Unido bajo la bota de Margaret a la Grecia expoliada y en régimen de for sale. El desastre planetario que supone el depredador crecimiento al que gusta ofrecer sacrificios humanos.

Al BCE le basta con animar la carrera ciega hacia el abismo de la acumulación de capital, ignorando todos los indicadores que subrayan el avance continental de la desigualdad, la pobreza, la precarización del trabajo, la agravación del cambio climático y la degradación generalizada de la calidad de vida. Si las pensiones constituyen un nicho de negocio deberá imponerse progresivamente su privatización ¿para qué pensar en el mañana? Si hoy pueden ser tasadas como una mercancía y capitalizadas a través de los fondos privados de pensiones, ¿para qué esperar?: ¡A por ello y sin complejos!

En la España de la burbuja-estadística-partido-popular, todo marchaba bien y ordenadamente. A día de hoy sólo hay 3.100.000 desempleadxs mientras que el nuevo empleo de temporada, permitió cubrir casi 90.000 nuevos puestos de trabajo, fundamentalmente en hostelería. Los datos ¿cantan? La herencia de mañas-estadísticas (como el citado de “solo tres millones cien mil desempleadxs”) parece haber sido asumida prontito por la nueva política de estado esgrimida por el PSOE aunque humanizando -eso sí, que se note- los derechos de quienes cuenten con contratos laborales de siete días: ¡Si son siete, son siete y con alta…, ni más ni menos!

De modo que todo marchaba y marcha…aunque según la misma fuente, hacen falta siete empleos para cubrir una pensión. Incluso en esa lógica canina cabe preguntar ¿empleos de qué calibre y para qué cuantía de pensión? Porque, visto lo visto, no parece cálculo demasiado riguroso.

¿A qué “riesgos” se refiere el BCE?

Ciertamente no al riesgo de no devolución del rescate bancario al Estado (ese rescate que “no nos iba a costar un duro” pero que ha sido declarado irrecuperable), porque los Bancos no reintegran, prefieren volver a conceder créditos, alimentar nuevas burbujas y nuevos procesos de endeudamiento familiares, aunque en ese caso siempre obligatoriamente reembolsables por supuesto.

No hay pues problema, el BCE suelta dinero y endeuda a Estados como España y los Estados pagan su deuda y vigilan el déficit… pero a nuestra costa. Desde la reforma constitucional pactada entre el PSOE de Zapatero y el PP de Rajoy (suprimiendo el artículo 135) los beneficiarios del sistema decidieron usar como avales el recorte de lo público, la regresión salarial, el abaratamiento de los costes del trabajo mediante la precarización generalizada y la degradación progresiva de las pensiones.

A partir de ese nuevo pacto de palacio, el Gobierno –cualquier gobierno- tenía manos libres para emitir sin controles deuda pública o contraer crédito y el pago de los intereses de la deuda pública del Estado dejaba de estar incluido en el estadillo de gastos de los presupuestos. Poco importaban las consecuencias sociales si el aval constitucional por omisión-supresión legalizaba el despropósito exigido por los mercados.

Y la nueva Hacienda con marchamo socialista, insistió en ofrecer a la UE semejante garantía: que no cunda el pánico entre los mercaderes: ¡el 135 está suprimido y bien enterrado! Semejante garantía y la estrategia de retocar un poco la reforma laboral heredada, convierte en retórica vacía el alegato de acompañamiento pronunciado por la nueva ministra María Jesús Montero, añadiendo a su garantía la voluntad de priorizar un modelo social en que valores como la cohesión social, la lucha contra la desigualdad y sostenibilidad, sean señas de identidad”.

Y sin embargo, durante estos últimos años los deslizamientos al gueto de la exclusión se dibujan con cifras escalofriantes, aunque parezcan diluidas entre los vapores de la cañita con ración de bravas. El territorio del Estado cuenta con más de 2.6 millones de paradxs de larga duración que no perciben ningún tipo de subsidios, un 22% de menores de 18 años se sitúa bajo el umbral de pobreza y en brecha salarial y desempleo, España bate récords en la Unión Europea: SÍ, la exclusión se ha instalado a pesar de los currillos veraniegos en bares y terrazas (esos casi 90.000 empleos de temporada que citábamos al principio).

Y en cuanto al empleo juvenil recordamos una de las no tan viejas encuestas de población activa (EPA) que, tras la Reforma laboral de 2012, situaba en un 91% los empleos destruidos de entre los que tradicionalmente eran ocupados por menores de 35 años y un 62% de menores de 25 años con trabajo… pero sometidos a alguna modalidad de contratación temporal, es decir precaria.

No es pues extraña la forzada disyuntiva que encaran los jóvenes menores de 35 años: el exilio laboral ó el apalancamiento forzoso en el domicilio familiar. Así las cosas la institución familiar en este sistema, sirve inicialmente de guardería, después de pensión y finalmente de residencia de mayores. Una institución multiusos y en degradada transformación.

Con semejantes destrozos ¿seguro que la ratio siete empleos/una pensión es creíble?
El saqueo de las pensiones

El pasado marzo viento sur publicaba el recomendable artículo de Manuel Garí (vientosur.info/spip.php?articlel3592) sobre las falacias del relato neoliberal sobre las pensiones. En él se subraya la caracterización de las pensiones como salario diferido y se razona la sostenibilidad y viabilidad del sistema público de pensiones.

Porque efectivamenteel agotamiento del Fondo de Reserva es producto de las nefastas políticas neoliberales que por medio de lacontrarreforma laboral de 2012 (y de todo el andamiaje anteriormente emplazado) han llevado al descenso de los salarios -y las aportaciones al sistema- a la persistencia del paro, el aumento de la precariedad y de las personas que trabajan como falsas autónomas y al descenso de número de jóvenes que se incorporan a la cadena productiva. El despilfarro de dinero público y la regresiva política fiscal completan el cuadro.

En este interregno político-veraniego de 2018, de pausa en las movilizaciones de pensionistas y sin desdoro de los análisis del sindicalismo mayoritario,nos situamos a prudente distancia de susestudios y preferimos optar por retomar algunos asuntos esenciales señalados por el sindicalismo que me resulta fiable (http://cgt.org.es/contra-el-robo-de-las-pensiones). El anarcosindicalismo cegetista –nada sospechoso de idolatría constitucional- parte de subrayar la validez del artículo 50 de la constitución del 78 (hélas!...los artículos válidos son precisamente los que se incumplen o se suprimen):
Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas la suficiencia económica de los ciudadanos durante la tercera edad. Así mismo y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán a sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”.
CGT pone blanco sobre negro la fractura entre pensiones medias y pensiones reales, las percibidas por más de cuatro millones de pensionistas que cobran mensualidades inferiores al salario mínimo interprofesional y señalando en el documento citado, la regresión en derechos que supone “el retraso paulatino” de la edad de jubilación (hoy a los 65 años y seis meses, en 2021a los 66 y en 2027- es decir dentro de nueve años a los 67), el aumento de años de cotizaciones para alcanzar el 100% de la pensión (desde 35 hasta 37), el aumento del período de cálculo de la Base Reguladora (de los 15 a los 25 años) y el recurrente asunto de la no revalorización anual acorde con el IPC.

Aunque, considerando el alto porcentaje de bajísimas pensiones contributivas percibidas en España, es obligado añadir que tal equiparación –de justicia e imprescindible- resolverá bien poco el empobrecimiento acelerado del ejército de pensionistas pobres. En cuanto a las pensiones no contributivas (PNC), las llamadas pensiones de beneficencia, actualmente situadas en 14 mensualidades de 369 euros y que afectan a medio millón de condenadxs de la tierra, seamos claros, con incrementos del 0.25 o con los acordes al IPC (solo durante 2018 y 2019 y por el IPC previsto del 1,6%), sólo garantizan el vivir bajo cartones esperando una milagrosa reapertura (¿constitucional?) de los extintos asilos.

De modo que

Un otoño caliente es tan necesario como lo han sido las movilizaciones de pensionistas que han proliferado por todo el país antes de la moción de censura. Y el horizonte deseable, por complicado que aún parezca, será la convergencia de pensionistas y la tan esperada marea del precariado.

9/07/2018

Acacio Puig, es artista plástico y pensionista.

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TEORÍA MARXISTA DEL DESARROLLO DESIGUAL



Debate

Dependencia y teoría del valor
 4/7


Claudio Katz
Vientosur
13.07.2018

Ciclos de las materias primas

La escasa participación de Marini en los debates sobre el intercambio desigual probablemente obedeció a su peculiar uso de ese concepto. Lo utilizó como simple fundamento de la adversidad estructural padecida por la economía latinoamericana. Identificó esa asimetría con el deterioro de los términos de intercambio (Marini, 1973: 24-38).

Ese principio era el cimiento indiscutido de muchos enfoques de la época. La desvalorización perdurable de las exportaciones primarias era atribuida por la CEPAL, a la estructura socio-económica de la periferia. Estimaba que en las metrópolis las ganancias y los salarios crecían por encima de la productividad (manteniendo elevados los precios industriales), mientras que en su contraparte agro-exportadora prevalecía un proceso opuesto (Prebisch, 1986).

Marini compartía esa conclusión pero no la interpretación institucionalista. Explicaba la depreciación de los bienes primarios por la dinámica objetiva de la acumulación a escala internacional. Describía cómo las inversiones externas facilitaban la apropiación de los recursos de la periferia y atribuía esa exacción a la subordinación de los países retrasados. Pero este acertado diagnóstico no esclarecía los mecanismos que desvalorizaban a las materias primas.

Una influyente pista para resolver ese enigma fue aportada por los primeros estudios de transferencia de la plusvalía entre regiones avanzadas y retrasadas de Europa (Howard; King, 1992: 189-2000). Esta caracterización contrastaba con la simple identificación desarrollista de las adversidades del intercambio con la implementación de erróneas políticas económicas.

En pleno auge de estas visiones apareció el primer cuestionamiento al principio de inexorable depreciación de las exportaciones primarias. El encarecimiento del petróleo que acompañó a la irrupción de la OPEP suscitó esa crítica, en medio de un gran atesoramiento de divisas por parte de las retrasadas economías de Medio Oriente.

Este episodio involucraba a una materia prima muy peculiar y enriquecía a pocos países. Pero la objeción conceptual al deterioro de los términos de intercambio se afianzó con cuestionamientos empíricos a la tesis Prebish. Los críticos ejemplificaron con el caso de Estados Unidos, la ausencia de total automaticidad entre agro-exportación y subdesarrollo (Bairoch, 1999: 234-236).

Entre los marxistas comenzó también una reconsideración de la especificidad de los productos básicos. Dada su dependencia de la naturaleza, esos insumos difieren de sus pares fabriles por la menor flexibilidad a la innovación tecnológica y al consiguiente incremento de la productividad. Por eso tienden a encarecerse suscitando procesos reactivos de industrialización de las materias primas (Grossman, 1979: 269-290). Esas oleadas de inversión generan sustitutos, como ocurrió por ejemplo con el caucho sintético, cuando la demanda automotriz apreció a su precedente natural.

Aunque el deterioro de los precios se verifica en un gran número de productos básicos, la dinámica prevaleciente en el sector está dictada por un patrón cíclico de cotizaciones. Esa fluctuación amolda la comercialización de esos bienes al doble proceso de presiones encarecedoras y reacciones de abaratamiento.

Aplicando este criterio, algunos estudios retrataron los ciclos históricos de las materias primas. La apreciación inicial (1820-73) fue sucedida por dos picos ascendentes en la primera mitad del siglo XX y un tercero determinado por los shocks petroleros (1970-80). En todos los casos se registraron oleadas de inversión en la actividad primaria para revertir esos aumentos (Mandel, 1978: cap 3). Este esclarecimiento de la especificidad de los insumos básicos indujo a revisar otra noción clave para las economías periféricas.

La reintroducción de la renta

Las modalidades de la renta agro-minera despertaron poca atención en el dependentismo. Fueron en cambio estudiadas por el endogenismo marxista para comprender el atraso latinoamericano. El grueso de esos análisis presentaba a ese excedente como un “resabio feudal”.

Marini rechazó esa caracterización objetando la subsistencia de formas de exacción pre-capitalista. El trasfondo de la controversia era político. El pensador brasileño propiciaba un proceso socialista ininterrumpido, contrapuesto al proyecto de erradicar las “rémoras del feudalismo” con alguna variante de “capitalismo progresista”.

Estos imprescindibles debates igualmente oscurecieron la enorme gravitación de una renta totalmente capitalista. Esa categoría había perdido interés en el grueso del planeta desde principio del siglo XX por su decreciente peso en las economías avanzadas. La participación de la renta en el ingreso nacional de Inglaterra declinó del 30% (1688) al 20% (1801) y luego del 14% (1855), al 12% (1900) y 6% (1963) (Baptista, 2010: 16-20). Por esa menguada influencia se suponía que carecía de efectos significativos sobre los precios. La mecanización agrícola de posguerra consolidó esa impresión.

Pero la renta recobró interés a partir de los años 80. Ese resurgimiento confirmó que las actividades dependientes de la naturaleza nunca se transforman en sectores industriales corrientes. El detonante del giro fue el shock petrolero y la apreciación posterior de ciertos metales. El reciente “superciclo de las materias primas” reforzó la curiosidad por la renta. La demanda china valorizó en las últimas décadas todos los productos básicos y generó un récord de cotizaciones de los insumos alimenticios, energéticos y minerales.

La discusión sobre las peculiaridades de una remuneración a la propiedad de los recursos naturales ha resurgido a pleno. Los economistas clásicos habían captado en el siglo XIX los mecanismos de esa renta, sin comprender su contenido social. Marx esclareció esos cimientos en la plusvalía y señaló que el excedente no emerge espontáneamente de la naturaleza. Se nutre del trabajo no remunerado a los asalariados y es acaparado por los dueños de la tierra, cuando pueden ejercer su monopolio territorial (Marx, 1973: T 3-209-216).

Pero el sustento de la renta en la plusvalía constituye tan sólo un principio genérico, que no define su forma de sustento en la explotación de los trabajadores. Algunos enfoques identifican ese soporte con la plusvalía extraordinaria generada por los asalariados de la propia actividad primaria. Otras miradas sitúan el origen de ese lucro, en porciones de la plusvalía extraída a los trabajadores industriales, y transferida a los dueños de la tierra.

Las dos caracterizaciones coinciden en actualizar los criterios establecidos por Marx para evaluar el monto y duración de la renta. El precio de los bienes agrícolas queda fijado por su costo de producción más la ganancia media del terreno (o la inversión) de menor rendimiento. Los dueños de los predios restantes obtienen una renta creciente y acorde a la fertilidad o localización de sus propiedades. La magnitud del lucro depende de los precios de los productos primarios, puesto que su elevación acrecienta las ventajas de los poseedores de los mejores terrenos.

La renta queda definida por estas singularidades y oscila con la apetencia o desinterés que rodea a cada valor de uso. Algunas mercancías son demandadas en forma estable durante prolongados períodos por su función en la alimentación (trigo) o la energía (uranio). Otras sufren abruptas declinaciones por la aparición de sustitutos (azúcar). Ciertos productos protagonizan recurrentes vaivenes (petróleo) y otros sorpresivos despuntes (litio). Los reemplazos gestados en los laboratorios se expanden a gran velocidad, pero nunca pueden vulnerar la peculiar conexión de esos productos con la naturaleza.

Al igual que el grueso de los economistas de su época, el dependentismo no estudió esas peculiaridades de la renta. La continuidad de esa omisión es muy problemática en una etapa de capitalismo neoliberal, centrado en la devastadora explotación de los recursos naturales.

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