lunes, 9 de julio de 2018

MARX, JENNY Y EL CAPITAL





Rebelión
Espai Marx
09.07.2018


La joven pareja y el devenir.

El 19 de julio de 1843, Karl Marx y Jenny von Westphalen se casaron en la iglesia protestante de Kreuznach, ciudad-balneario a 80 kilómetros de Tréveris donde ambos nacieron. Marx tenía 25 años y Jenny 29. Su noviazgo había durado más seis años, gran parte de éste, en secreto por temor a sus diferencias de origen social.

Marx era amigo del hermano menor de Jenny y frecuentaba asiduamente la casa de ésta. El padre de Jenny, el Barón Ludwig von Westphalen , era descendiente directo de un lejano Conde escocés, si bien, era un liberal apasionado de la Ilustración, y poseía una muy buena biblioteca. En este ambiente intelectual fue educada su hija, por la que sentía especial cariño. Puso su biblioteca a disposición de un adolescente amigo de su hijo, con el que daba largos paseos mientras conversaban de sus textos favoritos, sorprendido tanto por la atención que el joven mostraba, como de sus comentarios, espaciados, pero con mucho sentido. La biblioteca, del que más tarde sería su suegro, fue una importante fuente intelectual en la formación del joven Marx.

Poco antes de casarse, Marx ya había decidido abandonar su país. Después de la experiencia vivida como director del diario la Gaceta Renana, que la censura permanente del régimen prusiano acabó cerrando a pesar de haber presentado su dimisión previamente para que esto no ocurriera, era consciente de que nada tenía que hacer ya en ese ambiente opresivo; necesitaba “volar”. Al exponerle su plan a Jenny, ésta, ardorosa de alegría aceptó rápidamente. Después de su larga espera, deseaba impetuosamente vivir esa “aventura” junto al hombre que había elegido. El destino sería París, ciudad de una actividad y creatividad social perturbadora en ese momento. Lejos estaba Jenny de imaginarse lo que le depararía el futuro junto al hombre al que admiraba tanto como amaba.

El periodo vivido en París fue impactante para la joven pareja. Para Marx, significó una reorientación en su pensamiento político. El contacto directo con los trabajadores parisinos, con los socialistas utópicos, con los alemanes emigrados por cuestiones políticas, y los largos debates con todos ellos, le hacen replantearse el sentido de cuestiones como la sociedad civil, el Estado, la economía… o preguntarse por qué los que trabajan son pobres y los propietarios de los medios de producción cada vez más ricos. Estas reflexiones del joven Marx van a determinar su trabajo intelectual el resto de su vida. Jenny, siempre tuvo muy buen recuerdo de esta primera estancia en París; el primer hogar de casada, su primera hija -Jenny-, la vida parisina tan diferente de la de Tréveris,…

Hasta ese momento, Marx era un demócrata radical que entendía el papel del Estado como mediador de la sociedad. Su estancia de quince meses en París condiciona al joven filósofo y le mostrará el camino a seguir: desvelar y desmentir la mistificación de la economía política, demostrar su inhumanidad, las condiciones económicas que se daban en ese momento y que tenían como base la propiedad privada. Este compromiso personal que Marx llamó Crítica de la economía política, y a la que Jenny se refería como “tu obra de la economía política”, fue un objetivo constante en sus vidas y pensamiento. Para Marx, porque siempre la llevó en la cabeza y la iba desarrollando en lo que vivía y leía; en Jenny, porque siempre creyó en la capacidad de su marido.

Hay un periodo, poco conocido, que, junto al de Paris, marcó y potenció el objetivo que Marx ya iba desarrollando en su mente. En julio de 1845, Marx realiza por primera vez una visita a Inglaterra, invitado por Engels y en compañía de este. Empezaron el viaje por Manchester, epicentro de la industria textil inglesa, que estaba ya en la fase fabril de composición tecnológica, superado por tanto, el proceso productivo del artesanado. En el nuevo proceso productivo de maquinofactura el ser humano era un simple apéndice de la máquina. Allí, Marx ve que los trabajadores y sus familias, de hecho, pertenecían totalmente a las fábricas; salarios, viviendas que pertenecían a los propietarios, alimentación adquirida obligatoriamente en economatos pertenecientes al patrón,… sus vidas, en su integridad eran propiedad ajena. Marx pudo comprobar directamente todo este ambiente; cómo trabajaban, en qué condiciones vivían, olores, ruidos, miseria. Pudo ver la realidad material concreta en que convierte a las personas la industria fabril de composición orgánica de la época, tan bien estudiada luego en el capítulo XIII de El capital. Sin duda, esta experiencia tuvo que causar una fuerte impresión en Marx.

Poco después de este viaje, Jenny y Marx tuvieron su segunda hija, Laura.
Jenny tenía una preparación intelectual y social en consonancia a su origen aristocrático de la época. Era inteligente, culta, con buenas dotes de escritora. Poseía además, un carácter amable que irradiaba personalidad, por lo que siempre fue respetada y admirada por los innumerables amigos y compañeros de su marido que pasaban por su casa. Fue Jenny quien pasó a limpio, con su pulcra y modulada letra, El Manifiesto Comunista, cuando le reclamaron a Marx el texto para su primera impresión en Londres-febrero 1848-, también para la edición de El 18 brumario… Era de las pocas personas que entendía los apuntes de Marx y le encantaba ayudarle a pasarlos a limpio. Más tarde serán sus hijas mayores quienes lo hacen. Aparte de la familia, solo Engels era capaz de leer y entender las notas de Marx. Es conocida la anécdota que cierta vez intentó buscar trabajo en los ferrocarriles ingleses y no lo aceptaron por su mala letra.

La vida del matrimonio no fue nada fácil desde pocos meses después de casarse. En cuatro años sufrieron cuatro destierros políticos de los Estados en que vivían. De los siete hijos que tuvieron, solo tres sobrevivieron. Desde el principio, siempre tuvieron problemas económicos. En ocasiones, problemas económicos extremos, como no poder comprar un simple féretro para enterrar a un hijo. A pesar de todo, nunca se rindieron, aunque muy posiblemente lo pensaron más de una vez.

Dos personas de considerables capacidades intelectuales, él de clase media y ella de clase aristocrática acomodada en la Alemania del siglo XIX, no capitularon y siguieron trabajando por su objetivo. Él lo llevaba en la mente. Ella lo fue haciendo suyo poco a poco por vivirlo junto a la persona que amaba, admiraba y defendía, porque iba entendiendo que detrás de la adversidad que sufrían había injusticia. Así que hizo suyo el proyecto de su marido, como lo hicieron suyo, también, más tarde sus hijas.

Crítica de la economía política.

Marx comenzó a leer, tomar apuntes y recopilar manuscritos sobre la economía política, durante la primera etapa en que residió en París. Meses después de entablar amistad con Engels y animado por éste para que publicase lo antes posible su crítica, inicia a través de sus contactos y de su nuevo amigo, la búsqueda de editor. Finalmente llega a un acuerdo con el alemán Karl Leske con el compromiso de enviarle el escrito en los primeros meses de 1846 para su publicación. No lo cumplió este año, ni en los siguientes; el libro, que como él decía, “lo tengo en la cabeza” tardaba en materializarse. Con los años el editor, harto de esperar, rompió el compromiso y le exigió la devolución del dinero anticipado.

Marx, nunca dejó totalmente su estudio de la economía política. No obstante, en los primeros años tuvo que dedicar la mayoría del tiempo a la actividad y organización revolucionaria.

Después de la última expulsión de Francia en 1849, solo Inglaterra aceptó concederle un permiso de residencia. En este país, para él desconocido y cuya lengua no dominaba, le llevó un tiempo ubicarse con su familia. Una vez instalado, en 1851 reinicia su investigación en la biblioteca del Museo Británico. En este año, como resultado de su estudio, llenó catorce cuadernos de notas. Tiempo después, y ante la falta de medios para subsistir él y su familia, Marx tuvo que dedicarse a escribir artículos, en su mayoría escritos como corresponsal en Europa para el New York Daily Tribune. Esto le absorbería gran parte del tiempo de investigación.

El 6 de abril de 1855 muere Musch (Edgar) a los ocho años, el primer hijo varón de Jenny y Marx. Este hecho les dejó destrozados a ambos. Jenny, que aún estaba recuperándose de haber parido a su última hija Eleanor dos meses antes, dijo años después, que había sido “el día más terrible de mi vida”. Marx, en cuyos brazos murió, no se separó de él hasta haberlo sepultado. Y cuando su amigo Liebknecht le quiso consolar, le gritó “¡no puedes devolverme a mi chico!”.

Sufrieron la pérdida de tres hijos más, pero murieron con días o meses de vida. A Edgar, de carácter afectuoso, le tenían un especial cariño porque habían convivido ocho años con él, y nunca se les borró de la mente su recuerdo.

En la primavera de 1857, Marx volvió a la Sala de lectura del Museo Británico, y se encontró que este había sido reformado para bien; más luz, más cómodo y mejor privacidad que era lo que más deseaba. Durante casi un cuarto de siglo estuvo Marx visitando asiduamente esta biblioteca, y se ubicaba en un asiento apartado, que ahora era más placido, entre las filas K y P.

En este nuevo periodo de estudio y redacción, que dura hasta mitad de 1858, deja escritos 8 cuadernos que son conocidos como Grundrisse. Es la primera redacción completa de su proyecto y contiene los fundamentos básicos de su crítica a la economía política burguesa que irá desarrollando en las redacciones posteriores.

En estos momentos, Marx se pone en contacto con Lassalle para que mire de encontrarle un editor y publicar lo que Marx le definió como “una exposición crítica del sistema de la economía burguesa” de carácter científico, que ya tenía muy avanzado, y que se podía publicar por entregas. En la primavera de 1858, Lassalle le notifica que un editor; Franz Gustav Duncker, aceptaba editarlo por entregas y la primera podía ser editada a final de mayo. Animado por la noticia de que por fin se publicase su “trabajo de quince años”, se pone a revisar sus manuscritos para la primera entrega. No le fue fácil, había acumulado ochocientas páginas donde estaban resumidas todas las determinaciones y categorías que se tenían que ir exponiendo y desarrollando en tres libros. Realizó un borrador para la primera entrega, que debía ser la parte general, y se la presentó a Engels (nunca publicó nada sin saber previamente la opinión de Jenny y de Engels) para conocer su opinión. A éste el texto del borrador le pareció “muy abstracto” y se disculpó por no entenderlo. Ante esto, Marx, que ya padecía ataques hepáticos, enfermó y tuvo que estar en cama un tiempo sin poder escribir.

Jenny y Engels eran las personas que mejor conocían al “moro”, apodo cariñoso que arrastraba desde su juventud, y a su vez, ellas eran las personas a las que más respetaba personal e intelectualmente. Ambos sabían lo que le costaba entregar un escrito a tiempo. Marx nunca pudo cumplir los plazos de entrega, a excepción del Manifiesto Comunista. Sabían de su exquisito talento y de la importancia que daba a lo que escribía, pasando por encima de cualquier necesidad material, como era el caso. Marx conocía muy bien el trabajo que estaba realizando, y en el fondo, no podía dejar de investigar para ponerse a escribir. Necesitaba tener delante todo el “conjunto” de su obra para poder desarrollarla por partes y posteriormente escribirla. Si tenemos en cuenta el riguroso criterio intelectual de este brillante pensador, él hubiese necesitado varias vidas para llevar a término su investigación, teniendo en cuenta el reto intelectual que él mismo se ponía como objetivo: la crítica de todas las categorías de la economía política burguesa. Es, en consecuencia, lógico y coherente que El Capital no es una obra acabada en el sentido en el que el propio autor la interpretaba, pero sí nos deja como legado el método para descifrar y criticar las determinaciones y categorías que el insaciable capitalismo va creando en forma mistificada en su desarrollo.

Una vez más, Marx tuvo que disculparse ante el editor por el retraso. Pero se puso a tratar de preparar un texto publicable. Él mismo decía que su manuscrito era “un auténtico batiburrillo” por estar pensado, en buena parte, como borrador que debía ser desarrollado en secciones posteriores. En diciembre Jenny comenzó a pasar a limpio el manuscrito, pero al finalizarlo no tenían medios económicos suficientes para enviarlo. Finalmente, en enero de 1859, según una carta enviada a Engels, Marx le dice que el manuscrito, Una contribución a la crítica de la economía política, había sido enviado a Dunker. Fue la única parte de su trabajo que mandó a publicar.

Al comprobar que no podía seguir publicando su obra por partes, Marx se dedicó a ir desarrollando los temas por libros. A mas de atender sus siempre acuciantes necesidades materiales y el devenir político social general.

Entre agosto de 1861 y julio de 1863, Marx escribe 23 cuadernos -1.472 folios manuscritos- en donde desarrolla y prepara lo que serian los libros II y III de El capital, y lo que llamó Teorías de la plusvalía. En una segunda época que va de julio de 1863 y hasta 1865, periodo en que tuvo que emplear bastante tiempo en la creación y organización de la AIT (primera Internacional de trabajadores), Marx se dedica a concretar el contenido y seguir desarrollando cada uno de los libros I, II y III, para su posterior edición.

Marx había decidido editar el primer libro de El Capital en dos volúmenes sin esperar a tener preparados los otros dos (a pesar de que esto no se correspondía con su deseo). En enero de 1865 autoriza a un amigo negociar con el editor Otto Meissner, de Hamburgo, las condiciones de la publicación de su obra. El editor quería el libro en mayo para imprimirlo en octubre. El libro aún no estaba listo para ser editado pero pensaba que en poco tiempo lo estaría, a pesar de su trabajo en la AIT. Sin embargo, en julio le dice en carta a Engels que, “Tengo que escribir tres capítulos más para completar la parte teórica [los tres primeros libros]. Luego está por escribir el cuarto libro, el histórico-literario…No puedo hacerme a la idea de enviar nada al editor hasta que tenga la obra completa frente a mí. Sean cuales sean los inconvenientes que puedan tener, la ventaja de mis escritos es que constituyen un todo artístico, y solo pueden conseguirse gracias a mi costumbre de no dar nada a la imprenta hasta que lo tenga frente a mí en toda su integridad.”

En enero de 1866 tenía escritas 1200 páginas del libro I, trabajando de noche y preparando una copia en limpio.

En febrero le dice al amigo que se han producido nuevos desarrollos en química agrícola y que tiene nueva información sobre Japón, que hay que tomar en consideración. Marx enferma. Jenny y Engels que eran quienes más le animaban a que publicara sus escritos, lo vieron tan mal, que esta vez le dijeron que debía descansar. Ambos sabían que esto le ocurría siempre que tenía que entregar un trabajo para editar, pero esta vez era más fuerte.

A mitad de noviembre fue entregado el primer volumen del libro I, pero el editor dijo que prefería esperar a que le enviase el segundo volumen para editarlos a la vez. Finalmente, en abril de 1867 fue entregado el segundo volumen, lo que supuso un alivio para la familia, sobre todo para el autor, que lo llevaba “en la cabeza” desde hacía veintitrés años sin darlo a conocer.
Como sabemos, la publicación del libro I de El capital apenas tuvo resonancia al principio. Marx continuó preparando el libro II, sin mucho entusiasmo al inicio, por el silencio sobre su “crítica”. Se centró más en las nuevas ediciones de sus textos anteriores y, posteriormente, en la segunda edición alemana del primer libro deEl capital, donde hizo cambios importantes en forma y contenido, y en la versión en francés, a la que dedicó mucho tiempo y trabajo. Le sorprendió la solicitud de traducirlo al ruso, de cuya versión dijo que era la que más le entusiasmaba. Jenny le recordaba que los revolucionarios rusos se habían interesado siempre más por sus trabajos que los alemanes.

Últimos años

En 1870, Engels vendió sus derechos sobre la empresa heredada de su padre a su socio y se instaló en Londres. Liberado de su compromiso familiar y con bastante dinero, Engels le asignó a la familia Marx una cantidad de dinero anual que les garantizaba los gastos ordinarios para que pudiesen vivir sin apuros económicos en el futuro. Marx nunca le dio mucha importancia al dinero. Si tenía, lo gastaba fácilmente. No solo en él, lo daba o lo prestaba a cualquiera de su entorno que se lo pidiese. Si no lo tenía, que era lo normal, intentaba conseguirlo, pero siempre tuvo muchos reparos en pedir prestado sino era a amigos íntimos. Cuando se casarón, Jenny organizaba la economía doméstica escrupulosamente, pero con el tiempo y por el motivo que fuese acabó actuando como su esposo, con la diferencia de que ella, con su sentido diplomático y femenino, era quien recurría a los amigos o conocidos para solicitar recursos puntuales.

Al casarse sus hijas mayores y con la independencia de la menor en los últimos años de los setenta, pudieron retomar los tiempos de los primeros años de matrimonio. Salían solos a pasear, al teatro…recobraron la necesidad y el placer de estar uno junto al otro. Marx seguía con su investigación, solicitando información sobre todos los descubrimientos y avances que se daban y que afectasen a la misma, también estaba al tanto del acontecer socio-político. Cada tarde cuando llegaba su amigo Engels, desde que éste se mudara a Londres, repasaban juntos la actualidad e intercambiaban opiniones. Su actividad era bastante más reposada, sobre todo por sus permanentes achaques de salud. También porque, como pensaba tras dejar la dirección de la AIT, consideraba que su momento de acción ya había pasado, y debían ser las siguientes generaciones las que dieran continuidad a la lucha.

Jenny, que también había padecido serios problemas de salud, como la viruela, se encontraba cansada y débil, aunque no le daba mucha importancia. Ante la insistencia familiar aceptó que le hicieran una serie de pruebas; tenía cáncer. La enfermedad de ambos les llevó a intentar cuidarse mutuamente uno al otro, y a estar el máximo tiempo juntos. La enfermedad de Marx era más oscilante. A veces tenía que estar unos días en la cama sin poder hacer nada y otros estaba tan activo que intentaba animar a Jenny para salir a pasear o sentarse en un café.

Marx hacía un tiempo que tenía pensado dedicar el segundo libro de su obra fundamental, El Capital, a Jenny. Pero ahora era consciente de que no sería posible; ninguno de los dos disponían del tiempo necesario. El 30 de noviembre de 1881, Marx, se sentó junto a la cama de Jenny, muy excitado, para leerle un artículo en inglés, publicado unos días antes, donde elogiaban El Capital diciendo que “contiene la elaboración de una doctrina económica comparable en su carácter revolucionario y en la importancia de su alcance al sistema copernicano en astronomía o a la ley de gravitación universal en física”. Jenny estaba emocionada, “ella siempre supo que su marido era un genio”, opinó Engels de ese momento, al escribir a un amigo. También Marx definió la escena tiempo después refiriendo los ojos de Jenny mientras le daba la noticia “eran [sus ojos] más grandes, más encantadores y más luminosos que nunca”.

Jenny murió dos días después, el 2 de diciembre, a los sesenta y siete años. La familia no quiso que Marx asistiera al entierro dado su estado.

La ausencia de Jenny afectó profundamente a Marx durante los quince meses que éste le sobrevivió. La familia concluyó que tenía que salir de la casa, y de Londres, donde todo eran recuerdos de su compañera. El estado emocional de Marx repercutió en su trabajo intelectual: Poco tiempo después de la muerte de Jenny, el editor le comunicaba que pensaba publicar la tercera edición de El Capital I y que Marx tenía que hacer el prefacio a la nueva edición e introducir los cambios que considerase oportunos. Pero Marx, en contra de su costumbre, a penas realizó cambios, y dejó al editor que hiciera el resto. Nunca, antes, había permitido que nadie pusiera una coma en sus escritos.

A Marx le ocurría lo mismo que le hubiese ocurrido a Jenny si él hubiera muerto antes. Habían vivido muchos e intensos años juntos, luchando, a veces sufriendo, como suele ocurrir en esta contienda, pero siempre ambos unidos por el convencimiento de que ese era el camino correcto.

Una tarde de marzo, como hacia siempre, Engels llega a casa de su amigo. Le abre Lechen (aquella nodriza que había compartido todo con ellos desde 1844) y, llorando, le dice que Marx está muy débil, como dormido. Parecía dormido en su silla, pero estaba muerto. Era el 14 de marzo de 1883.

A su entierro solo fueron 11 personas. Un año después de su muerte eran 6000 ante su tumba y la de Jenny.
Antonio Ruiz

Julio de 2018, Bicentenario del nacimiento de Karl Marx

PD. En el verano de 1880, estando Marx unos días en la playa con su familia, recibe la visita de un periodista del New York Daily Tribune llamado John Swinton. Durante la conversación le expone una pregunta que traía preparada. Marx, después de pensarlo un momento, y sin contestar, le propone dar un paseo por la playa. Al sentarse a tomar una copa frente al mar, el periodista le vuelve a preguntar “¿Cuál es la ley final del ser?”, Marx, después de una larga pausa contemplando el embravecido mar, contesta: ¡La lucha! 

*Las fechas y comentarios de los personajes se han extraído del libro, Amor y Capital, de Mary Gabriel -editado por Viejo Topo en 2014-, por entender que contiene una muy buena documentación epistolar de los hechos.
Fuente: http://www.espai-marx.net/ca?id=10672

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¿LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES ESTÁN OBLIGADOS A FINANCIAR LAS GUERRAS QUE SE HACEN CONTRA ELLOS ?



¿Estamos en guerra? La guerra imperialista y el papel del Estado Español


 Por Octubre

 julio 9, 2018



Conferencia dictada por nuestra compañera Ángeles Diez los pasados 28 de junio de 2018 en la BIBLIOTECA JOVELLANOS DE GIJÓN y el 29 de junio en el Centro social La Llegra de Oviedo, organizados por el sindicato Corriente Sindical de Izquierdas, de la cual mostramos aquí una síntesis y ofrecemos al final un enlace a material de presentación:
“Esta conferencia trata de desarrollar tres afirmaciones encadenadas. La primera es que “estamos en guerra y se trata de una Guerra Mundial. Todos los datos que tenemos, tanto del número de conflictos armados de alta intensidad como de los de baja intensidad, o los del número de víctimas (desplazados, muertos, heridos, torturados….) y la extensión de los conflictos, permiten afirmar sin lugar a dudas que estamos ante una única guerra mundial. No hay muchas guerras sino una sola que se expresa de distintas formas a lo largo y ancho de todo el planeta. Sin embargo y aquí llegamos a la segunda afirmación, “no parece una guerra”.
La guerra actual no parece una guerra por varias razones. En primer lugar se nos presenta de forma fragmentada: un conflicto armado en Yemen, otro en Siria, otro en Ucrania, un Golpe de Estado en Honduras, un Golpe parlamentario en Brasil, guarimbas en Venezuela, violencia en las calles de Nicaragua… Todos ellos parecen conflictos aislados y sin ninguna relación entre sí. Incluso las políticas de austeridad, los recortes en gastos sociales, la precarización laboral, el cierre de fronteras a los migrantes y las leyes represivas, parece que no tienen nada que ver con la guerra sino con la buena o mala voluntad de los gobernantes.
A diferencia de épocas anteriores, en esta guerra se combinan las distintas “Doctrinas de guerra”(Defensa nacional, Lucha contra el Terrorismo, intervenciones humanitarias…), las formas de intervención se han diversificado (guerra económica, operaciones encubiertas, guerra mediática, intervención de ejércitos, privatización de las operaciones de guerra, cuerpos especiales armados, utilización de la población civil y las ONGs para intervenir, etc.) y el papel de las Operaciones de propaganda para ocultar y “normalizar” la guerra son los grandes protagonistas de esta III Guerra Mundial.
La tercera afirmación es que el Estado Español a pesar de su falta de soberanía, o precisamente por ello, es un actor importante que promueve, alimenta y participa activamente en esta guerra. En primer lugar está la dependencia total del ejército de la OTAN, la subordinación de nuestra defensa a los intereses del imperialismo hegemonizado por Estados Unidos. Esta falta de soberanía se aprecia muy bien cuando se analiza el papel de las Bases militares alojadas en nuestro territorio, las zonas de entrenamiento militar, las 14 misiones en el exterior con más de 2.300 militares bajo mandato de diversas organizaciones internacionales, los 336 militares españoles muertos en los últimos 15 años, el aumento del presupuesto militar y especialmente la venta de armas.
Aunque el presupuesto del Ministerio de Defensa puede parecer bajo comparado con el del resto de países miembros de la OTAN, unos 6.000 millones de euros, la realidad es que, camuflados en otros ministerios, se descubre que se destinan a la guerra más de 32.000 millones de euros. Todo ello mientras se dice que no se pueden subir las pensiones o se recortan los gastos sociales. Además, España es el 7º país exportador de armas (2012-2016) y nuestro principal cliente es Arabia Saudí; un país que incumple todos los acuerdos de respeto de los derechos humanos y que lidera la coalición de países que desde 2015 bombardea Yemen y que ha provocado más de 10.000 muertos, 50.000 heridos y que más de 22 millones de yemeníes necesiten actualmente ayuda humanitaria.
El panorama es ciertamente catastrófico, pero podemos hacer mucho. Como dijo B. Russell sobre la guerra de Vietnam: Nadie es ajeno a la guerra y los pueblos tenemos el deber moral de ser testigos, “Nuestra tarea es hacer que la humanidad de testimonio de estos crímenes terribles, y unir a la humanidad del lado de la justicia” (Segunda Sesión del Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, Noviembre de 1967)
Desde el Frente Antiimperialista e Internacionalista os proponemos:
·         A) Hacer visible la guerra
·         B) Entender las causas y las consecuencias
·         C) Romper la lógica de la impotencia
·         D) Señalar a los responsables
·         E) Entender la conexión entre nuestra vida cotidiana y lo que ocurre en el exterior
Contribuir a la construcción del FRENTE ANTIIMPERIALISTA e INTERNACIONALISTA”
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HAITI: SUBIDA DE CARBURANTES ORDENADO POR EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (donde anda la pájara-corrupta-gerencial que quiere que nos muramos los jubilados) ORDENADA A SUS SUBALTERNOS EN EL GOBIERNO ES DETENIDA POR EL PUEBLO EN LA CALLE, QUE LO QUE QUIERE MAYORMENTE ES COMER.


Siguen protestas en Haití y llaman a dos días de huelga

PRESIDENTE MOISE PIDE CALMA TRAS DESISTIR DE ALZA EN COMBUSTIBLES

  • Siguen protestas en Haití y llaman a dos días de huelga
    Un policía observa cuando una multitud entra a saquear la cadena de supermercados Delimart, la cual había sido quemada durante protestas por el aumento de los combustibles, en Puerto Príncipe, Haití.

Agencias
Puerto Príncipe
Listin Diario/La República
09.07.2018
El presidente de Haití, Jovenel Moise, llamó la noche del sábado a los manifestantes a retirarse de las calles, paralizadas por una ola de violencia desde el viernes, señalando que ya “corrigió lo que había que corregir”, al referirse a la decisión de suspender el alza en los precios de los combustibles.
“Tan pronto ustedes hablaron, yo escuché. Desde que comenzaron a enviarme ese mensaje desde la tarde de ayer, yo lo recibí y corregí lo que había que corregir”, dijo Moise en un mensaje a la nación transmitido por la televisión estatal.
“Ustedes que me observan esta tarde, les pido a todos: regresen a sus hogares. La policía y la justicia van a tomar el control para limpiar las calles”, precisó.
Entretanto, las protestas violentas de los tres últimos días en Haití alcanzaron ayer la ciudad de Malpasse (sureste), fronteriza con República Dominicana, donde fueron incendiadas las oficinas aduaneras, mientras se reportan asaltos en Cabo Haitiano (norte) y Les Cayes (sur).
Además, sindicatos de transportistas haitianos convocaron a una huelga general para este lunes y martes, según dieron a conocer a través de distintas fuentes.
La violencia callejera se desató el viernes pasado en Puerto Príncipe cuando el Gobierno anunció que al día siguiente entraría en vigor un fuerte incremento en el precio de los combustibles, como parte de un paquete de ajustes que firmó en febrero último con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El sábado se recrudecieron las manifestaciones y actos vandálicos, y el primer ministro, Jack Guy Lafontant, quien en un primer momento había llamado a la calma, anunciaba horas después que el aumento quedaba sin efecto “hasta nuevo aviso”.
Sin embargo, el caos continuó en la capital y otros puntos del país, a pesar de que casi a la medianoche del sábado el presidente haitiano, Jovenel Moise, recordó que el incremento había sido revocado y pidiera la calma y el retorno de la normalidad.
Las acciones de turbas incendiando vehículos y asaltando comercios continuó ayer en amplias zonas capitalinas donde parecen actuar a sus anchas, pues la Policía Nacional no ha dado muestras de poder controlar la situación. Varias embajadas han anunciado que no abrirán sus oficinas hoy, al tiempo de advertir a sus ciudadanos y funcionarios de que permanezcan en sus hogares.
Reportes de medios locales aseguran que decenas de personas han resultado heridas, y que temen aumente el número de tres muertes confirmadas hasta el momento.
En las calles no han sido vistos soldados del reactivado Ejército haitiano, ni tampoco agentes de la Misión de las Naciones Unidas para la Justicia en Haití (Minujusth), que habitualmente cumplen tareas de vigilancia en Puerto Príncipe y otros puntos de la nación caribeña.
Algunos senadores y diputados opositores culparon ayer al Gobierno de la crisis debido, aseguraron, a que dispuso una medida impopular y sin ninguna planificación.
Las autoridades dispusieron aumentos de un 49% en el precio de la gasolina; de un 40% en el gasóleo (diésel) y más de un 50 % en el queroseno, este último muy utilizado para alumbrar las casas haitianas de amplios sectores de escaso poder adquisitivo.
Aerolíneas
Ayer, la estadounidense American Airlines anunció que retomaba varios vuelos hacia Haití, mientras que las compañías Spirit Airlines y Jet Blue mantienen el cierre de sus rutas en el país caribeño. En su mensaje de este sábado, el presidente Moise reveló que fue él quien sugirió al primer ministro Lafontant que dejara a un lado el incremento en el precio de los carburantes.
“He escuchado el mensaje claro, ustedes no están de acuerdo con la decisión sobre la subida de los precios (de los combustibles). Abandonamos la medida y llamo a todos a guardar la calma y regresar a sus casas”, dijo el mandatario.
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DIPUTADOS PIDEN LA RENUNCIA DE LAFONTANT

De acuerdo con una publicación del diario “Le Nouvelliste”, el discurso a la nación y el llamado a la calma del Presidente de la República, la noche del sábado aún no han tenido efecto. A pesar de la garantía de Jovenel Moise de que no hay un aumento en el precio de los derivados del petróleo, la situación siguió siendo tensa ayer domingo en Puerto Príncipe y en algunas ciudades de provincia. Las carreteras principales son intransitables y la gente sigue saqueando negocios.
Frente a esta situación caótica, el diputado Jerry Tardieu y otros diputados cercanos al poder gobernante exigieron la renuncia del Primer Ministro, Jack Guy Lafontant. Lafontant fue el primero en hablar el sábado por la mañana para mantener el aumento del precio de la gasolina mientras la capital estaba en llamas con saqueos en todas partes.
Para el parlamentario de Petion-Ville, Jerry Tardieu, esta retractación desafortunadamente llega demasiado tarde porque los incidentes violentos que esta decisión causó, sin las medidas de acompañamiento apropiadas, han causado muchas bajas.
“Este triste episodio de la vida nacional agrega una nota negativa a la imagen ya oscura del registro del primer ministro, Jacques Guy Lafontant. Esta situación requiere decisiones urgentes y valientes para promover un retorno a la calma que pueda garantizar la estabilidad del país, la seguridad de la vida y la propiedad y la integridad del territorio. En este sentido, el parlamentario de Pétion-Ville invita al jefe del gobierno a renunciar de inmediato”, se lee en el comunicado.
“En caso de que el primer ministro no escuche la razón y persista en permanecer en el cargo a pesar de la evidencia de que está cada vez más abrumado por los acontecimientos y no puede conducir en la serenidad”, el parlamentariode Pétion- Ville le pide el presidente de la Cámara de diputados, Gary Bodeau, reanudar todas labores de hoy lunes, para una sesión de interpelación sobre la continuación del Sr. Jacques Guy Lafontant para permitir que los parlamentarios para decidir sobre su caso en toda velocidad”, exigió Jerry Tardiue.
Autoridades desisten cerrar pasos aduaneros de RD en la frontera
Pocas horas después de que la Dirección General de Aduanas (DGA) anunciara el cierre de sus pasos aduaneros dominicanos en la zona fronteriza, dejó sin efecto la medida atendiendo a razones humanitarias.
Sin embargo, el Gobierno dominicano y las autoridades de Aduanas mantienen la vigilancia y reforzaron la seguridad en las administraciones aduaneras ubicadas en Jimaní y Dajabón, debido a la reciente situación que se produce en Haití con manifestaciones de alteración pública.  
Puerto Príncipe y otras localidades continúan siendo afectadas por las violentas protestas, incluyendo la aduana haitiana ubicada en Fond Parisien, cercana a Jimaní, por lo que la decisión de reforzar la seguridad de la DGA responde a la prevención de los colaboradores de la institución.
Aduanas manifestó lamentar los hechos y sus efectos, pero confía en que el vecino país retornará a la tranquilidad prontamente.
Tras el anuncio de los incrementos a los combustibles el pasado viernes, decenas de personas han estado incendiando vehículos, destrozando negocios y atacaron la entrada de un hotel en la zona residencial del Petion Ville.
El Gobierno haitiano revocó el sábado el fuerte incremento anunciado al precio de los combustibles, pero continúan las violentas protestas en la capital y otros puntos del país, que han dejado al menos tres muertos. 
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PENSIONES: DÁNDOLE EN LOS HOCICOS A CÉSAR MOLINAS (HOCICOS DE CERDO. CONVIENE ACLARAR ESTE ASPECTO PARA NO CONFUNDIRLO CON LOS CÍNICOS, FARSANTES Y LADRONES QUE MEDIANTE EL PACTO DE TOLEDO QUIEREN ROBARNOS LAS PENSIONES PARA REGALÁRSELAS A LOS BANCOS Y GRANDES EMPRESAS)




Acabar con las pensiones públicas y, de paso, con la democracia

Rebelión
CTXT
04.07.2018

El autor responde a los argumentos de César Molinas en El País
 
                                                                                                                                                                                             
Hace unos días se publicó uno de esos artículos que tanto abundan en las últimas décadas en los que, para tratar de combatir al sistema de pensiones públicas, se recurre a trampas del pensamiento y al engaño.

Nadie puede poner en duda que es legítimo criticar que una sociedad se gaste buena parte de sus recursos en proporcionar ingresos a las personas que ya no pueden obtenerlos por sí mismas, pero creo que igualmente se puede acordar que no lo es tanto mentir para defender esa preferencia.

Esto último es lo que ocurre con el artículo reciente de César Molinas en El País Los ‘baby boomers’ desestabilizan España, en el que se falsean argumentos para criticar al sistema público de pensiones y se quiere hacer creer que su supuesta insostenibilidad se debe al egoísmo de un grupo social compuesto por millones de personas acostumbradas, para colmo, a imponer sus preferencias a los demás mediante la violencia.

Los argumentos que utiliza Molinas son endebles y tramposos y voy a comentarlos rápidamente.

En primer lugar, afirma que la idea extendida de que las pensiones en España son bajas “es una opinión desinformada, equivocada e interesada”. Podríamos entrar a comparar la cuantía de las nuestras con las de otros países y veríamos que esa afirmación es efectivamente discutible porque depende de con quién nos comparemos y, sobre todo, porque hay un abanico tan amplio de casos que los niveles medios no son del todo homologables. Pero lo curioso es que el propio Molinas pone en cuestión su afirmación cuando unas líneas más abajo dice que “si son más bajas que en otros países, es porque los salarios en España son más bajos que en otros países”. ¿En qué quedamos? Molinas asegura primero que decir que las pensiones españolas son más bajas que en otros países es una opinión desinformada, equivocada e interesada, pero luego proporciona la razón de por qué aquí son más bajas.

En segundo lugar, Molina afirma (y lleva razón) que “los pensionistas españoles recuperan todas las cotizaciones pagadas a la Seguridad Social a los 12 años de jubilarse, cuando aún les queda una esperanza de vida de 10 años más”. Lo que significa, dice, que la financiación de estos últimos años “es un regalo añadido que también corre a cargo del Estado”.

Se trata de una afirmación cierta pero tramposa porque critica que un sistema de pensiones de reparto, basado en la solidaridad, haga lo que debe hacer un sistema de reparto basado en la solidaridad: proporcionar la pensión sin dependencia estricta de lo cotizado por quien la recibe. Esto sólo se podría plantear como un problema indeseable si el sistema se basara en el ahorro privado de cada persona, de modo que se disfrutara de la pensión en proporción exacta a lo que cada cual hubiera ahorrado. Pero este no es el caso de nuestro sistema público de pensiones. Mencionar esa realidad para poner en solfa el sistema público de pensiones basado en la solidaridad, como hace Molinas, es tan demagógico y absurdo como decir que una persona gasta lo que ha cotizado a la Seguridad Social o a través de impuestos cuando la sanidad pública lo opera por segunda vez, cuando acude cuatro veces a la administración de justicia o cuando es atendido diez veces por la policía… y que, a partir de ahí, lo que recibe es un regalo del Estado. Se puede estar a favor o en contra de un sistema basado en el reparto y en la solidaridad, es decir, en el acceso universal a los bienes públicos con independencia de lo cotizado, pero, si se acepta, no se puede criticar que el sistema funcione como debe funcionar.

El tercer argumento de Molinas es que lo anterior “sólo es sostenible en la medida en que la base de la pirámide de población sea mucho más amplia que su parte superior”. Una afirmación que es completamente falsa, una mentira más, porque la sostenibilidad financiera de un sistema público de pensiones no depende sólo de ese factor demográfico. El propio Molinas dijo antes que las pensiones dependían de la cuantía de los salarios y lo cierto es que la sostenibilidad o equilibrio financiero de un sistema de reparto como el español depende, además, de la productividad, de la distribución de la renta, o de la tasa de crecimientos económico, entre otros factores.

Se puede estar de acuerdo con la cuarta tesis de Molinas, cuando dice que “la situación de las finanzas públicas españolas, con una deuda que no para de crecer, es dramática”. Pero también es materialmente falso que el enorme crecimiento de la deuda se haya debido al gasto en pensiones. De 1995 a 2017, la deuda española ha aumentado la escalofriante cifra de 848.694 millones de euros. Pero el 64% de esa cantidad (539.908 millones de euros) corresponde a intereses. Por tanto, antes que culpar a las pensiones públicas del incremento dramático de la deuda se debe apuntar a su causa real: la existencia de un modelo de crecimiento cuyo motor es el crédito como consecuencia de haber concedido a un grupo social tan poderoso políticamente como la banca privada el privilegio de financiar al Estado creando dinero de la nada.

Afirma Molinas que el déficit de nuestro sistema contributivo de pensiones es “una enormidad”. No puedo criticar que tenga esa opinión sobre la cuantía, pero sí que hace trampa cuando utiliza la expresión “déficit”. ¿Hablaría Molinas del déficit de la administración de justicia, del déficit de la Policía, del déficit de la casa Real o del déficit del ejército español o de nuestra diplomacia? Seguro que no. Podría hablar de suficiente o insuficiente financiación para mantener el nivel de provisión deseado de cada uno de esos bienes públicos. ¿Por qué lo hace entonces cuando habla de pensiones públicas? Sencillamente, porque las palabras tienen poder performativo, es decir, capacidad para conformar la realidad, y Molinas sabe perfectamente que si habla de déficit de las pensiones públicas lo que inmediatamente crea es una “realidad”: que se gasta en ellas más de la cuenta y, por tanto, que hay que gastar menos. Si se hablara de financiación insuficiente del sistema de pensiones, por el contrario, la conclusión sería diferente: hay que buscar más recursos si deseamos mantenerlo. No es que Molinas mienta con este argumento es que actúa como un auténtico trilero del lenguaje.

El último argumento –si es que se puede llamar así a lo que sostiene Molinas– es ya la guinda. En su opinión, la culpa de todo esto que pasa con las pensiones públicas es que hay un grupo social muy amplio en España, los baby boomers, que no sólo es la generación más numerosa de nuestra historia sino también la más egoísta y que, además, tiene “gran destreza en el lanzamiento de bolas de rodamiento con potentes tirachinas” o para abollar “los cascos de los policías”.

Decir que toda esta generación española ha logrado los derechos de los que disfruta mediante la violencia es algo tan exagerado y ruin (sabiendo, por ejemplo, que protagonizó una Transición tan pacífica como la española) que ofende a la inteligencia y es muy difícil de poner cuestión sin ofender, a su vez, a quien lo afirma. Por eso prefiero centrarme en algo que desliza entre líneas (o, mejor dicho, sostiene expresamente) Molinas y que es lo que me parece más peligroso de sus afirmaciones. Dice literalmente que esa generación ha impuesto sus preferencias al resto de los demás porque controla las urnas y que eso es algo que “España no puede permitírselo”.

El círculo se cierra: como las pensiones públicas son deseadas por una gran mayoría social que expresa esta preferencia en las urnas, lo que España no puede permitirse, en opinión de quienes no quieren pensiones públicas, es la democracia.

Este es el único momento del artículo en que Molina dice la verdad. La mayoría de la población expresa democráticamente en las urnas que desea el mantenimiento de las pensiones públicas y el Estado de Bienestar, y para ello es imprescindible un reparto más igualitario de la renta y la riqueza y políticas económicas diferentes. Es por eso que la democracia, para quienes no quieren asumir esa mayor equidad y el sacrificio que les supone reducir la desigualdad, es un estorbo que, como dice con total sinceridad Molinas, no se pueden permitir.

Es innegable que las pensiones públicas se encuentran hoy día en una situación de financiación insuficiente si su única fuente de ingresos son los salarios. Pero eso no ocurre porque se esté produciendo el cambio demográfico al que alude Molinas. Las pensiones públicas y el Estado de Bienestar están en peligro porque las políticas económicas que se vienen aplicando en las últimas décadas generan menos actividad económica, productividad más baja e ingresos más reducidos y peor repartidos. Si se cambian esas políticas (a costa, eso sí, de quienes ahora se benefician muy privilegiadamente de ellas), no habrá problemas en el futuro para financiar más y mejores pensiones.

Juan Torres López es economista. Miembro del Consejo Científico de Attac España y catedrático de Economía aplicada en la Universidad de Sevilla.