lunes, 22 de septiembre de 2008

AQUÍ UN OBISPO

Sé que lo que sigue les va a llamar la atención (no es culpa mía, lo siento mucho). Sé también, porque lo sé y no me pregunten por qué, que me van tomar como si sufriera avería mental transitoria, porque si lo fuera permanente, estaría de subjefe de aspirantes a aspirantes de tercer grado a la política oficial activa y de sueldo fijo al mes, así que allá ustedes con sus conciencias, y si luego no pueden dormir, no me vengan diciendo que yo dije o dejé de decir, que cada palo aguante su vela y cada quién con su cada cual, o sea, con la suya.
Acabo de ver con mis propios ojos y de escuchar con mis propias orejas que los Obispos planchan su ropa, ¡como lo leen! Lo ha dicho tv2, esa televisión que pagamos todos (bueno, también pagamos todos las autopistas, el AVE, la comida del Rey y su familia, etc.). Y, digo que lo he visto con mis propios ojos y escuchado con mis propias orejas, porque no es plan andar por ahí pidiendo ojos y orejas a cada momento para ver y oír chuminadas. Las cosas como son.
Ha dado entender tv2 que los Obispos son gentes del montón (como yo lo era antes de escribir este artículo) y como tales se planchan sus ropas.
¡Cuidadín, cuidadín! Que las planchas las carga el diablo y tienen su miga, no tanto por difícil, sino por la cantidad de tiempo que requieren, y los Obispos son gentes muy ocupadas y tienen muchos negocios que atender: que si las subvenciones estatales para reformas de iglesias, que si las subvenciones públicas a colegios privados, los de ellos, que si la Conferencia Episcopal, que si los índices de audiencia de su cadena de radio, la COPE, que si la manita política que le tienen que echar al Partido Popular para que suba al poder y les de más prebendas…, en fin, que son unos agentes del Estado extranjero de El Vaticano muy ocupados, que quieren que les diga si es verdad, y además, mantener a un Obispo planchado no es cosa simple, porque no todo lo que se ve es Obispo, llevan mucha mas ropa de la que enseñan, como todo el mundo: pañuelo para los mocos, camisetas, calzoncillos, etc., y todo eso también hay que plancharlo, y todo eso es tiempo, y a mi me parece que hacerse representante de Dios en la tierra, o Vicarios de Cristo o algo así, para dedicarse a planchar ropa es tontear por tontear, digo yo, que a lo mejor los Evangelios dicen: “plánchate tu ropa antes de salir a la calle, anda, no seas marrano”, pero en esto no entro porque no lo sé.
El caso es, que es a lo que yo iba, que si los Obispos planchan según la propaganda que le han hecho en la televisión pública, y yo plancho, dedúzcalo el propio lector que a mí me entra la risa. Aquí un Obispo: el Obispo Manolo para servirle, pero sin abusar, que no está el horno para bollos.
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