jueves, 15 de mayo de 2025

UCRANIA EN GUERRA: TRUMP PIDE ESTAR CON PUTIN EN ESTAMBUL. RUSIA FRENA A...

Adiós, amigo

 

Nos ha dejado un hombre bueno. Un hombre honesto. Íntegro. Ejemplar. Fue consecuente con sus ideas hasta el final. Aquí lo recordamos con este discurso pronunciado en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul el 10 de septiembre de 2014.


Adiós, amigo

 

José Mujica Cordano

El Viejo Topo

14 mayo, 2025 



Nos ha dejado un hombre bueno. Un hombre honesto. Íntegro. Ejemplar. Fue consecuente con sus ideas hasta el final. Aquí lo recordamos con este discurso pronunciado en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul el 10 de septiembre de 2014.

Texto seleccionado por Miguel Riera 


Amigos permítanme dos aclaraciones previas, ustedes perdonen la luz en los ojos me recuerda a los interrogatorios policiales. Dos, aunque seguramente en mi juventud había gotas de sangre jacobinas, como dice el poeta, a esta altura de la vida me tendría que definir filosóficamente algo así como un neoestoico. Por mi manera de pensar, la política abrazaba demasiado el recetario de la economía y abandonó el campo de la filosofía. Yo soy antiguo. Un poco para comenzar, ¿Qué es el mundo en el que estamos viviendo? Nunca el hombre tuvo tanto, nunca tuvo tal arsenal de conocimiento, nunca tuvo tanta acumulación de riqueza. Nunca pudo ser en función de los medios que tiene lo que podría ser en el tiempo presente. Ha averiguado el código genético y empieza a tener las claves fundamentales de la vida, por momentos parece un aprendiz de Dios, para los que creen en Dios y para los que nos creemos nos deja absortos a lo que ha llegado la criatura humana. Sin embargo, nos toca vivir un tiempo donde decimos que hay, por ejemplo, crisis ecológica. Vengo sosteniendo y sigo pensado que esta crisis es consecuencia, no es causa, la causa es de orden político, tenemos una crisis de orden político porque hemos entrado en una época donde inequívocamente se precisa gobernanza mundial, que puede venir solo por la vía de los acuerdo. Pero hay un conjunto de temas que se acumulan en el horizonte de la especie humana, que ninguna sociedad puede hacerle frente por sí sola. Pero el hombre puede, si razona como especie no si sigue razonando como país, o como clase. Tengo que abreviar, problemas como este, un continente de bolsas de nailon más grande que Europa organizándose en el Pacífico, el tercer Polo, la meseta del Tíbet derritiéndose, y el 30% de la tierra desierto sin agua dulce. Crisis de agua mientras los glaciares se derriten, crisis de agua dulce, no tenemos contrafuerte. Sin embargo, gastamos dos millones de dólares por minuto en presupuestos militares en el mundo, decir que no tenemos recursos es no tener vergüenza. Entonces, sabemos lo que pasa, sabemos lo que hay que hacer, tenemos la ciencia y tenemos la tecnología, tenemos los medios económicos y sin embargo nos hacemos los distraídos, seguimos mirando para otro lado. ¿Eso es crisis ecológica? No, eso es crisis de alta política. Los gobiernos están preocupados en quién gana las próximas elecciones y metidos en su agenda y de ahí no salen y cuanto más grandes los países peor; coqueteando con disputas de poder que “si te como Ucrania o no te como Ucrania” y que me lo paso para acá y me lo paso para allá, mientras se derriten los polos. ¡Mirá qué inteligente que somos! Por eso necesitamos un orden de carácter mundial que establezca prioridades. Nos hemos pasado 40 años discutiendo la miserable Tasa Tobin y no se pudo. No le podemos poner freno a la especulación financiera, una punta de bancos timberos que juegan con la suerte de la pobre gente, y no le podemos parar el carro, no hay caso. Si eso no se llama crisis política, no sé qué es la política. Segundo aspecto que quería señalar, esta civilización es funcional, las costumbres que ha desatado son esencialmente funcionales a la acumulación de capital, por encima de todas las cosas. El altar que está priorizado es la acumulación de capital y hay que consumir y consumir y consumir, inventar porquerías para consumir y que te pases toda la vida pagando cuotas y consumiendo como un bobo mirando la fiambrera mientras se te va la vida, lo que no puedes comprar. Valores, nuestro mundo es “arreligioso” o fanáticamente religioso, pero al aparecer la primera religión, la programación de nuestras tripas, la programación de nuestra naturaleza de carne de biología, desesperadamente querer la vida, no la transformamos en conciencia, nos dedicamos a asesinar nuestra propia vida y la vida ajena. Presos de cuánta cosa y no le damos valor a esto que se nos está yendo, cada uno de nosotros tiene una única oportunidad arriba de la tierra, es casi un milagro el estar vivo, y no creo que este mundo sea un valle de lágrimas para el otro mundo. No compagino con esa idea de que la gente tenga que sufrir en este mundo para ganarse el derecho en el otro mundo, no jodan con eso. Entonces, si este es el valor fundamental hay que hacer jugar todo lo demás en función de este valor: la vida

¿Pero qué es la vida humana, haber nacido? La naturaleza nos dotó de una conciencia, tal vez para recrearse, para repensarse, para autoanalizarse, somos parte de la escalera de la propia naturaleza viva. Y entonces, acá viene otra idea olvidada o sustituida por cláusulas grandiosas: la libertad, esa libertad de los derechos humanos y del hombre, de la declaración francesa imponente. No, hay una libertad al alcance de tu mano que es tener tiempo para gastarlo en las cosas que te gustan y que a ti te motivan, que a tí será una cosa y a mí será otra y a Juancito será otra, por eso es libertad, porque es de libre elección. Esto es simple y es elemental pero es lo que cada día que pasa menos tenemos. Tienes que pasarte veinte años estudiando y dentro de poco van a ser treinta años estudiando, porque el mundo y el desarrollo tecnológico de la humanidad requieren eso, treinta años. Y cuando seas un viejo reumático y abombado que ya no puedas con tus huesos habrás logrado la meta. No, tampoco sirve, estas cosas son elementales, las tenemos delante de los ojos y no las cuestionamos y se nos escapa la vida. Entiéndanme, no quiere decir que en este mundo no haya que trabajar y esforzarse, porque si no trabajás, no te esforzás, es porque estás viviendo a costillas de otro y en ese caso esto es lo peor, son un parásito. Pero eso tiene un límite y el límite es tu vida, no puedes dejar que te la roben para pagar cuotas. Han dicho que soy el presidente pobre, yo no soy pobre un carajo, no soy. Pobre es, y lo repito mil veces, pobre es el que precisa mucho porque entonces no alcanza nada. Consumo lo justo porque defiendo mi libertad y defender mi libertad es gastar el menos tiempo posible en los cacharros materiales para sostener mi vida y tener tiempo para hacer lo que me gusta. Soy militante no porque me paguen un sueldo, sino porque desde los catorce años puse mi vida al servicio de mi sueño, aunque soy un viejo arruinado. Y eso no tiene precio, no pretendo convencer, lo que pretendo es que piensen, porque la liberación posible primero está adentro de vuestras cabezas, o se dejan que la sociedad, el uso y las costumbres les roben la libertad o se las ingenian para defenderla. En este marco nuestro América, porque no podemos extraer ésta nuestra América y sufrida América Latina, rica y pobre, injusta, llena de recursos naturales y de gente postergada, no la podemos extraer de nuestro tiempo, llegamos tarde, venimos corriendo de atrás. Hemos pasado un par de siglos mirando hacia Europa, hacia Estados Unidos, hacia cualquier lado, menos mirándonos entre nosotros, como extranjeros de espaldas. Acaso nos unió algún partido de fútbol que otro y también nos desunió. Nuestros poetas tenían que ser reconocidos en París, si no estaban fritos y así buena parte de nuestra cultura. Hace unos años que nos empezamos a mirar. Hay un conjunto de presidentes que parecen gente común, son como el resto de los latinoamericanos, no tienen pinta de estatua, están ahí y esto ha sido un progreso y hay que defenderlo. Pero muy grande la herencia que tenemos. ¿Hasta cuándo va a estar divorciada nuestra inteligencia? ¿Quién dijo estudiantes que son solo de Brasil? Son de América, son de todos nosotros ¿Hasta cuándo los ingenieros o médicos brasileros no van a poder trabajar en el Uruguay y viceversa, o en la Argentina? Y estamos poniéndoles trabas en la frontera y se van a trabajar por ahí en cualquier parte del mundo. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo los programas universitarios no son comunicativos con el conjunto de las necesidades de nuestra América? Porque no va haber integración, y lo vuelvo a repetir, si previamente no se integra la inteligencia. Pero la inteligencia tiene dos derroteros, uno ser funcional al signo brutal de nuestra época: la acumulación. O tiene el otro camino, ser servidores del pueblo que le dio origen, causa y cometido. Universidad para multiplicar el capital o universidad para combatir la pobreza y la miseria y no hay posiciones objetivas, independiente o hacia un lado o hacia el otro y cada cual ocupará su lugar en la cancha. ¿A quién sirve la inteligencia? Este es un desafío que tenemos todos por delante. Naturalmente que tengo que hablar esquemáticamente, no tengo más remedio, la vida es mucho más compleja, pero no se puede ser universitario y haber tenido el privilegio de ser y tener una formación de carácter académico y no sentir la responsabilidad que se tiene para con nuestro pueblo casi analfabeto. Esa conciencia de la deuda social no la tiene por qué tener los hombres de empresa, la tiene que tener el mundo de la academia, que a la larga es la memoria de la cultura y es la construcción de la cultura del futuro. Por esto, entonces, queridos, tenemos una época brutal de desafío, juntarnos los latinoamericanos en todo lo que podamos. ¿Por qué? Porque como decía el amigo, estamos en un cambio de época, el mundo se está agrupando en gigantescas unidades de carácter continental por encima de las diferencias de fronteras, de lengua, de historia. Critiquemos, digamos lo que queramos de la Comunidad Económica Europea que tiene crisis, pero es el grupo humano más importante organizado que existe en el planeta hoy. Contradicción científica y con un sinnúmero de divisiones internas superiores a la que tiene toda América Latina, hasta por historia. Y sin embargo ese ser se está construyendo en el Oriente, la más portentosa superpotencia que se ha alumbrado bajo los rayos del sol está apareciendo y es inevitable, está allí. Una gigantesca nación trasnacional que hace cuatro mil años está allí, parada en el horizonte. Estados Unidos todos sabemos lo que es, los recursos y la reserva que tiene junto a su casi Canadá, con su mano generosa tendida hacia México. Pobre México, como decía Porfilio Díaz “tan cerca y tan lejos de Dios”. Todo eso que hacemos los latinoamericanos. Estoy en el marco del país más gigantesco, una futura potencia mundial Brasil, pero llega tarde. Se ha dedicado demasiado a sus problemas internos y hay hasta buenas corrientes internas que piensan cómo nos vamos a integrar con el resto si nos tenemos que integrar adentro. Tarde piaste hermano, la historia viene marcando el paso o conducís esta integración o no se da, pero no salgas capitalista de San Pablo a colonizar, salí a buscar aliados, a construir las empresas de corte latinoamericano. Precisás juntar fuerza no juntar adversarios, porque la pelea es mucho más grande. ¿O no te das cuenta que llegamos tarde? Pero esto no lo pueden pensar los empresarios, lo tiene que pensar la alta política, porque la historia hay que adivinarla 30 o 40 años antes en sus trazos más importantes y pelear para que se alumbre. Lo que ha de ser inevitable lo mejor es organizarlo a tiempo para poder enfrentar sus consecuencias, que también tiene, negativas. No podemos seguir haciendo discursos a Bolívar mientras lo asesinamos todos los días, nuestras fronteras son una engañifa ¿A qué estamos jugando? ¿Es esto crisis ecológica? No, esto es crisis política. Por eso es el tiempo de la política más que nunca, porque por ausencia, si no hay decisión y voluntad política entonces primará la política que imponga el mercado y el juego libremente económico y no las necesidades de la gente y de los hombres. Mejor dicho, o nos apretamos y combatimos para conducir o nos conducen. Entonces este problema del Estado, este problema de la cultura, del conocimiento, del papel de las universidades, todo hay que colocarlo en el marco de la época que nos toca vivir y los desafíos que tenemos por delante. Pero pienso que han aparecido algunos otros fantasmas. Es posible que en algún momento de la historia del hombre se pueda teorizar. Ha habido guerras justas y guerras injustas, pero de un tiempo a esta parte, con el avance de la tecnología, todo lo que podemos contemplar en materia de guerra significa el peor precio para los más débiles. El avance tecnológico ha significado una muerte asegurada a control remoto y a larga distancia, donde precisamente la guerra la padecen los más pobres y los más débiles, nunca los responsables de la guerra. Por eso más que nunca hay que estar contra la guerra somáticamente, lo que no significa transformarse en un cordero balador. Se puede y se debe de luchar pero renunciando al recurso de la guerra y tratando de apagar todas las guerras que puedan existir, porque significa lo contrario: que sufran y que pierdan siempre los más débiles, como lo estamos viendo en el mundo. Me parece que esto es algo importante, pero más importante el despilfarro de recursos humanos a través de la energía de guerra. Hace unos años cuando estaba preso, en el momento que me dejaron leer algunas revistas científicas, había gente que había estudiado en una de las universidades de California la posibilidad de construir un río de agua dulce por adentro de las rocallosas, con el deshielo de Alaska. Un río que debía morir en el desierto mexicano y calmar la sed de todo el oeste norteamericano y de una parte de México. Recuerdo perfectamente que estaban los cálculos y los cálculos eran el presupuesto militar de Estados Unidos en un año. ¿Por qué les pinto esta anécdota? Porque este homo sapiens es capaz de transformar el clima de la Mongolia, es capaz de transformar el Sahara, es capaz de llevar fertilidad a la Patagonia, la humanidad puede. Si hubo hombres que se propusieron hace miles de años una cordillera de piedra como la Muralla China y la hicieron. ¿Qué no puede hacer este hombre hoy si se lo propone? ¿Por qué dejar que este barco del cual depende nuestra vida navegue inconscientemente por el mundo sin hacer nada para defenderla y prolongarle la existencia y defender toda la forma de vida que hay arriba del planeta? Yo pertenezco a un montón de muchachos que peleaban por el socialismo y por un mundo sin clase y me doy cuenta que hay que pelear por la vida hoy, que por supuesto supone sociedades socializantes y mucho más. Pero más que nunca hay que pelear por la existencia del planeta. Hay que darle causa a la existencia humana como especie, hay que empezar a discutir esto, porque el hombre es un bicho curioso, es inteligente y es una bestia, un burro, un animal, es el único que tropieza varias veces con la misma piedra, curioso animal maravilloso. Lo tienen que discutir ustedes muchachos, hay que ponerle candela a la juventud, pero los sueños de ustedes no son los de nuestro tiempo. Ustedes tienen que recoger de nuestras derrotas, de nuestros dolores, de nuestros partos, de nuestras impotencias y tienen que apuntar a defender el mundo en el cual les toca vivir, en el cual han nacido. Pero tienen un peligro: que les roben la vida y los transformen en pagadores de cuota. Así de sencillo, desesperados por cambiar el auto todos los años. No crean que yo soy un viejo que hago una apología de la pobreza y de la miseria. No, es exactamente lo contrario, pero vuelvo al principio: defiendan la vida, organícense para defender la vida. Todo lo que he dicho se encierra en eso: defender la vida. En primer término la vida humana, pero la vida humana para ser posible tiene que cargar con la defensa de todas las vidas que nos acompañan en este barco que anda dando vueltas en el silencio sideral.

No estén de acuerdo, pero piensen.

Gracias.

 *++

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