sábado, 11 de septiembre de 2021
Discurso en el 40 Aniversario del Partido Socialista. [Al gobierno democrático de Chile que presidia Salvador Allende (que resultó también asesinado) fueron los mismos grupos de capitales que en Vietnam le dieron entre las cejas y que hace tan solo unas semanas ha tenido que salir por piernas de Afganistán después de destrozar a ese país con 20 añso de guerra -¡20, zagal!- y que queda por ver las consecuencias de ese destrozo para las clases trabajadoras de acullá, allá y aquí. Son igualmente los mismos (o personal personala de la misma camada lobezna) que nos están robando los bienes públicos; las pensiones; que se están quedando o quedarán con la parte gorda del dinero que llegue de Europa (que pagaremos los trabajadores) o los que nos están engañando con la cuestión del medio ambiente para asegurarle a los grandes capitales que aquí hay todavía mejunje que llevarse al bolsillo, robándoselo a los trabajadores, ¡a quién si no! No se trata de negar la evidencia del deterior del medio ambiente, sino de decir que sí, tío, que me has robado, me estás robando y que planeas seguir robándome por un tiempo más (porque de momento no puedo hacer más que escribir esto), hasta que a los trabajadores nos de pro bajar de la rama del guindo que se llama inopia a alienación persona y social creada por el sistema de valores personales y sociales impuestos por la ideología afín al capitalismo, pero que sepas que vas a engañar a tu pirulín pirulán, porque yo te calé, Bernabé.]
Tal día como
hoy, en 1973, un golpe fascista acababa con la vida de Salvador Allende. Cinco
meses antes pronunciaba este interesante discurso sobre la trayectoria del
Partido Socialista chileno y su decidida apuesta por la Unidad Popular.
Discurso en el 40 Aniversario del Partido Socialista
El Viejo Topo
11 septiembre, 2021
Compañeras
socialistas de Santiago:
Compañeros
socialistas de Chile:
Ustedes
comprenderán la profunda y justificada emoción que tengo, al levantar mi voz en
este cuadragésimo aniversario de nuestro combatiente Partido Socialista.
Yo quisiera que
cada uno de ustedes se pusiera en mi lugar, para entender por qué es tan honda
esta emoción. Yo también fui joven y puse mi fe y mi entusiasmo hace muchos
años en el Partido Socialista. Fui fundador de él. (Aplausos). Por la voluntad,
la decisión, el empuje del Partido Socialista, de la Unidad Popular, del pueblo
de Chile, hablo aquí como fundador del partido y como compañero Presidente de
la República. (Aplausos).
Y yo tengo la
obligación y el derecho de pedirle a esta masa que llena el estadio, que oiga
mis palabras, porque creo que esta es la oportunidad en que el pueblo debe
meditar, y el partido fundamentalmente, la grande y dura tarea que tiene, y la
gran responsabilidad que ha asumido ante su conciencia revolucionaria, ante la
historia y los revolucionarios del mundo.
Nace el partido
hace 40 años, cuando en el mundo se sentía todavía con fuerza , y más en los
países en vías de desarrollo, la crisis financiera de 1929 y 1930. Nace el
partido cuando ya se avizoraba la amenaza del nazifascismo, y en nuestro país
los grupos oligárquicos habían recuperado el poder y habían, como siempre,
utilizado la represión frente a la justa de- manda de los trabajadores. Ahí
está Ranquil: represión a campesinos en la hora en que el partido empezaba a
caminar por la senda revolucionaria .
Nace como una
realidad; no nace para competir con un partido hermano que ya había escrito
páginas de lucha y que era el heredero de la noble tradición de Luis Emilio
Recabarren. (Aplausos).
Teníamos una
doctrina: éramos y somos un partido de trabajadores, fundamentalmente de la
clase obrera. Un partido definido como antiimperialista y anticapitalista; un
partido con una gran vocación nacional y patriótica, pero que ha mirado y mira
fundamentalmente más allá de la clase obrera, para hacer realidad la tradición
,como dijera Altamirano, de una América Latina independiente y unida, que
levante su voz de continente frente al mundo.
Un partido que
contribuye, junto con otros, a una etapa del proceso chileno que hizo posible
la victoria de Pedro Aguirre Cerda en 1938. Muchos no han comprendido la etapa
de este proceso y yo quiero señalar, desde luego, que siendo un avance
extraordinario, la clase obrera, los trabajadores, no tenían la presencia que
tiene hoy día la Unidad Popular. El Frente Popular representó la lucha de los
sectores de izquierda para hacer en ese entonces la izquierda del capitalismo.
Hoy día la
Unidad Popular ha llegado al poder para construir la nueva sociedad. Son los
trabajadores los que tienen la hegemonía, y nuestra estrategia es construir el socialismo.
(Aplausos).
Somos un
partido que ha tenido una vida muy intensa; hemos aplicado tácticas, desafiadas
a veces por la realidad; hemos sabido de las victorias y de las derrotas. De
ambas hemos aprendido, y hoy, en estos 40 años, el partido está más aferrado,
tiene más experiencia, está fundido en la historia de la lucha social de Chile.
El Partido Socialista tiene conciencia de lo que es la Unidad Popular. ¡Hoy el
partido es y será un pilar fundamental de la revolución chilena,
antiimperialista, antioligárquica y antifeudal! (Aplausos).
Compañeros: 40
años de vida, 40 años de militancia. Ante ustedes lo he dicho, y debo repetirlo
una vez más: todo lo que he sido y lo que soy se lo debo al partido, al pueblo,
a la Unidad Popular. Y por eso es que como compañero Presidente, en este
aniversario vienen a mi mente los recorridos por la patria y mi contacto con
los trabajadores socialistas, con los compañeros de base del partido.
¡Cómo no
recordar al minero o al pampino, al ovejero de las estancias magallánicas, al
maestro primario, al obrero industrial, al hombre del carbón!
¡Cómo no
recordar a aquellos que nunca pidieron nada, que no tuvieron jamás un puesto,
que no reclamaron ninguna prebenda, que son y han sido la más esencial y
granítica fuerza en que se levanta la moral y la voluntad revolucionaria del
Partido Socialista! (Aplausos).
¡Cómo no
recordar a nuestras compañeras, que luciendo sus blusas blancas y sus rojas
corbatas, empezaron a organizar la Federación de Mujeres Socialistas, en horas
tan duras para el pueblo y más duras para ellas! ¡Cómo yo, viejo militante, no
he de rendir homenaje a los cuadros juveniles, a los muchachos del partido,
aquellos que a veces le dan vida y calor por su voluntad de protesta, por su fe
y su anhelo revolucionario! ¡Cómo no recordar a los militantes anónimos, y cómo
no rendir homenaje a los mártires del partido, fundamentalmente a la juventud
que escribió los nombres de Llanos, Bastías y Barreto, nombres incorporados a
la historia de la lucha social, ejemplo de heroísmo y sacrificio! (Aplausos).
A los 40 años,
el Partido Socialista forma parte del Gobierno de los trabajadores, y es el
partido mayoritario de la Unidad Popular. Tiene características muy singulares
y es difícil que haya, como lo dijera Carlos Altamirano, otro Partido
Socialista, excepto en Norvietnam, que tenga las características y el ideal que
tiene el nuestro.
Y en estos 40
años, tenemos el orgullo y la satisfacción revolucionaria de que hombres
representando a pueblos, a gobiernos y a movimientos populares, han venido de
los cinco continentes para estar junto a nosotros.
Yo saludo en
nombre del pueblo de Chile, yo saludo en nombre del Gobierno Popular, a los
camaradas y amigos que alzan la palabra solidaria y fraterna de los cinco
continentes del mundo. (Aplausos).
Ha avanzado el
Gobierno Popular hasta conquistar el Gobierno. En el mundo la fuerza socialista
se ha vigorizado extraordinariamente, y por ello podemos decir también que
tenemos confianza en las fuerzas populares revolucionarias; por eso, la más
grande derrota del imperialismo la hemos podido vivir; y por ello, yo rindo
también el homenaje al pueblo de Vietnam y saludo con especial calor a los
compañeros vietnamitas que están aquí. (Aplausos).
Y en nuestro
continente los pueblos van teniendo cada vez más conciencia; la lucha por la
liberación en cada país es de acuerdo con su propia realidad y va tomando
contornos más definitivos. Y hoy podemos ver, es el caso de Panamá, cómo alzan
la voz reclamando su independencia económica, y el pleno goce de sus riquezas.
Y aquí, en América Latina, nosotros, en este aniversario, podemos decir que
allá en el norte, que allá en la isla caribeña, se hizo posible la esperanza
revolucionaria de Martí. ¡Saludamos a Cuba socialista de Fidel Castro!
(Aplausos).
En América
Latina las grandes masas comprenden la etapa histórica que viven; toman
conciencia del drama de los países en vías de desarrollo y saben perfectamente
bien que el gran enemigo de ayer, de hoy, de mañana, aliado de las reacciones
internas, es el imperialismo.
Chile, y el
pueblo debe entenderlo bien, en esta etapa en que vivimos ha marcado una
actitud señera contra las plataformas del imperialismo, expresadas en la
actitud de las grandes empresas transnacionales.
La voz de la
Unidad Popular, la voz del pueblo de Chile, la voz del Gobierno de los
trabajadores, se ha levantado en la Organización de los Estados Americanos, en
el Consejo Económico y Social. Se ha levantado en la III UNCTAD, se ha
levantado en el más importante foro internacional, que son las Naciones Unidas.
Pero la voz de Chile ha encontrado eco y acaba de terminar el evento más
importante, la Conferencia Mundial Sindical, donde los trabajadores del mundo,
junto con traernos su palabra fraterna y revolucionaria, han levantado su
decisión implacable de luchar contra la plataforma imperialista que representan
las empresas transnacionales. (Aplausos).
Por eso,
compañeros socialistas de Chile, militantes socialistas de Santiago, al cumplir
40 años de vida nuestra colectividad, y siendo hilar del Gobierno, y siendo
militante del partido de ustedes el compañero Presidente de la República, se
acrecienta la responsabilidad del partido. Se hace más grande esta
responsabilidad; hay que desatar la conciencia revolucionaria y hay que
entender claramente que hoy es el partido del Gobierno Popular, del Gobierno de
los trabajadores. (Aplausos).
La Unidad
Popular logra su victoria sobre la base de actuar frente a la realidad concreta
de nuestra patria. Esa ha sido la clave del éxito que nos ha llevado hasta el
Gobierno. Es conveniente que el pueblo lo entienda: el camino de Chile es un
camino distinto al que han tenido otras fuerzas que han alcanzado el poder y
que han construido el socialismo.
Nosotros hemos
caminado de acuerdo a nuestra tradición y a nuestra historia; estamos forjando
el mañana dentro de los difíciles marcos de una democracia burguesa, y lo
hacemos en pluralismo y libertad. Podemos hacerlo así, por las características
de nuestro país y por hechos que tienen una connotación que el pueblo debe
enten-der. Por ejemplo, las iglesias chilenas y la Iglesia Católica, no es una
iglesia reaccionaria que no se abra a las grandes necesidades del pueblo. Las
Fuerzas Armadas de Chile, son fuerzas armadas democráticas, es el pueblo con
uniforme y lo demostraron claramente en octubre del año pasado. (Aplausos). La
clase obrera chilena tiene su propia y dura experiencia y una fuerte conciencia
revolucionaria; dentro de esta realidad nace, para hacer victoriosa la Unidad
Popular. Nuestra estrategia es construir el socialismo; nuestras tácticas, de
acuerdo a las realidades que vamos confrontando. No se abate el capitalismo en
una sola gran jornada apocalíptica; es como si estuviéramos frente a un campo
de batalla; hay trincheras y trincheras donde el capitalismo va defendiendo sus
ventajas y privilegios y nosotros hemos ido tomando esas trincheras.
Lo hicimos
cuando recuperamos para Chile las riquezas básicas en manos del capital
foráneo. Tomamos otra trinchera de la reacción cuando terminamos con el
latifundio. Avanzamos otra trinchera, cuando nacionalizamos el cobre. Hemos
alcanzado trincheras cuando las industrias estratégicas y los monopolios han
pasado al área estatizada de la economía nuestra. Y esto tiene que apreciarlo
el pueblo, y esto tienen que entenderlo bien, mis queridos compañeros del
partido. Por eso hemos seguido una ruta justa y seguiremos avanzando. Lo
haremos sobre la base de nuestra decisión irrevocable de cumplir el programa de
la Unidad Popular.
Yo lo he dicho
y lo sostengo: todo lo que el pueblo me ha enseñado está en la lealtad de hoy a
la lucha por la independencia de nuestra patria, y por la conquista de días
mejores para las grandes masas preteridas: a la lealtad del pueblo responderé
con la lealtad de un militante socialista, y como Presidente de Chile cumpliré
implacablemente el programa de la Unidad Popular. (Aplausos).
Por eso, el
pueblo y los socialistas deben ir valorizando cada paso, cada conquista, cada
dificultad, cada derrota que las hemos tenido y el pueblo debe sacar
experiencia de los hechos que son extraordinariamente trascendentes: el paro
patronal sedicioso de octubre del año pasado y el resultado de las elecciones
del 4 de marzo. Yo tengo la certeza absoluta de que nunca aprendió tanto el
pueblo como en octubre del año pasado; aprendió lo que es la subversión
patronal; aprendió cuáles partidos estaban con él y cuáles no; supo del
desprecio de esa fuerza por el propio régimen democrático, que dicen defender;
se dio cuenta de cómo se fabrica un clima falso en el campo nacional e
internacional, cuando se trata de combatir un Gobierno de los trabajadores;
distinguió claramente la mentira y la verdad, expresada en la prensa, en las
radios, en los medios informativos.
Nunca el pueblo
aprendió tanto, fundamentalmente de economía política. El pueblo supo de la
importancia de los transportes, de las dificultades de nuestra infraestructura,
de los puertos atochados; supo el pueblo que tenía que organizarse, entendió el
pueblo que su gran barri- cada estaba en hacer que las fábricas no se
detuvieran. Y el pueblo aprendió cuán fuerte es, y por lo tanto no se dejó
provocar, cuando quisieron que el pueblo saliera a las calles para utilizar
contra ellos la violencia que habría llevado a un enfrentamiento; el pueblo
aprendió que si un empresario cerraba la fábrica, los trabajadores, los
empleados y los técnicos leales a Chile y a la patria, tenían que trabajar; el
pueblo aprendió que industria que se cerraba, si el pueblo la tomaba para
hacerla producir, era la industria incorporada al patrimonio de todos los
chilenos. (Aplausos).
El pueblo supo
medir su poder. La importancia que tiene la clase obrera, la conciencia de los
trabajadores, el trabajo voluntario de la juventud, fue un factor decisivo en
la historia. Los profesionales que organizaron el Frente Patriótico 4
contribuyeron a dar los servicios que el pueblo necesita. Por ello, una vez
más, el pueblo supo quiénes eran esencialmente partidarios de la libertad y
quiénes eran adversarios de ella; quiénes auténticamente quieren profundizar y
ampliar la democracia y quiénes usan esa palabra para defender sus privilegios
cuando son Gobierno y abominan de ella cuando han sido derrotados, aún
electoralmente.
Es la gran
lección que nos deja octubre: la victoria popular, la derrota del paro
subversivo en octubre, aplastando las fuerzas pro fascistas y reaccionarias. En
octubre impedimos el caos económico haciendo producir la patria; en octubre
atajamos el enfrentamiento y la guerra civil. En octubre el Gobierno con las
Fuerzas Armadas y de Orden y con los trabajadores, defendió a Chile y su
futuro; en octubre demostramos nuestra fortaleza.
¡Vencimos en
octubre y por eso también vencimos el 4 de marzo de este año! (Aplausos).
Por eso el pueblo
debe meditar que fue justa la salida de un gabinete integrado por las Fuerzas
Armadas, los partidos populares y representantes de los trabajadores. Ello
permitió dar un plazo de 48 horas para empezar a normalizar el país; es una
experiencia que ustedes no pueden olvidar y por ello es que se proyecta también
por la extraordinaria importancia el 4 de marzo de este año .
¿Qué dijeron?
Que iban a obtener los dos tercios. Querían, por la vía institucional,
arrebatarles a los trabajadores su Gobierno, derrocar institucionalmente al
Gobierno Popular, al Gobierno de ustedes. Fracasaron y seguirán fracasando.
Dialécticamente
se entiende qué fue el 4 de marzo; porque ello es la respuesta de las
conquistas alcanzadas; de la conciencia política de la mayoría de los trabajadores
de nuestra patria. El 4 de marzo, porcentualmente representa un avance
extraordinario, pero cualitativamente es la expresión más fuerte del poderío de
los trabajadores y de la firmeza granítica del Gobierno Popular.
Por eso, ellos
también, los enemigos de Chile y de ustedes, trabajadores, se pusieron en
distintas y diferentes actitudes antes de la elección. Primero, acusarnos
constitucionalmente, después de una aplastante derrota; pero también dijeron
que si sacábamos más del 42 por 100 y lo dijo en un documento la Sociedad de
Fomento Fabril-no cabía otra salida en Chile que la guerra civil.
Por eso es que
yo tengo la obligación de hacer meditar a los trabajadores de Chile que me
escuchan, y señalar los peligros que nos amenazan y las horas difíciles que
tendremos que pasar; peligros y amenazas que nacen de la desesperación de la
reacción nacional e internacional, de los grupos oligárquicos que han perdido
el Gobierno y perderán totalmente el poder; ellos pretenden provocar el caos
económico y buscan el bloqueo institucional del Gobierno. Ya lo ha dicho el
compañero Altamirano: proyectos fundamentales como el de Delito Económico,
estancado en el Congreso; presupuestos despachados sin financiamiento; reajuste
de la misma manera, lo cual constituye una palanca inflacionista que pesa
extraordinariamente sobre los que viven de un sueldo y un salario.
De allí
entonces, que los trabajadores, y sobre todo los socialistas, tienen que darse
cuenta de que los que propiciaron el paro patronal de octubre pasado, han
cambiado sus tácticas y sus métodos. Y eso quiero advertirlo claramente frente
a ustedes. Se trata ahora de estimular el economicismo de los trabajadores; se
trata ahora de empujar sus reivindicaciones más allá de lo posible y de lo
justo. Nosotros presentamos un proyecto de anticipo de reajuste que significa
el 100 por 100 hasta los 5 sueldos vitales; ellos lo plantean para todos los
sueldos. Saben perfectamente bien, que ese es un factor inflacionista
extraordinario, sobre todo si no dan los recursos; y sin embargo, levantan esta
bandera porque pretenden crear más y más dificultades económicas al Gobierno
Popular.
Hoy mido con
inquietud las horas que podían haber significado un paro de los panificadores.
He sabido de cerca lo que representaba la tentativa de hacer una huelga
indefinida en la CAP. Lo que han hecho ayer tan sólo en Chuquicamata; lo que
quieren que se haga en El Teniente. Es decir, están buscando la manera de hacer
posible que aquellos trabajadores que tienen menos conciencia política, menos
conciencia de clase, puedan favorecer sus intenciones.
Nosotros
tenemos la certeza, la seguridad, de que el pueblo va a entender que la lucha
que hoy día enfrentamos, es la lucha contra la inflación; que el pueblo sabe
que para atajar o apañar la inflación, hay que producir, hay que trabajar más.
Por eso también, desde aquí yo digo que esta es una guerra contra el
ausentismo, contra la falta de responsabilidad, contra la despreocupación,
contra el alcoholismo, contra las lacras que han heredado del régimen
capitalista, que sólo una moral revolucionaria podrá superar. (Aplausos).
Por eso, a raíz
del proyecto del Gobierno, importantísimo frente a la crisis educacional, de
crear la Escuela Nacional Unificada, se levanta un torbellino que deforma las
ideas. Se crea un clima de temor en aquellos que no tienen la cultura para
entender el contenido justo de una iniciativa al servicio de Chile, y que
pretenden movilizar a la Iglesia Católica contra el Gobierno de los
trabajadores. Y cuando no lo consiguen, lanzan sus críticas y sus dardos contra
el propio jefe de la Iglesia chilena, cardenal Silva Henríquez.
Y más que eso,
buscan crear la posibilidad de inmiscuirse en la disciplina de nuestras Fuerzas
Armadas. Comentan deformando los hechos; mienten a través de la prensa y dan
sus ataques más cobardes y envenenados contra un general de la República, que
fue un gran ministro del Interior y vicepresidente, y que como comandante en
jefe del Ejército, el general Prats ha actuado dentro de la doctrina
institucional de nuestras Fuerzas Armadas. (Aplausos).
Pretenden
movilizar a los estudiantes y buscan la violencia. Anda por ahí, golpeando las
puertas de la reacción internacional, un conspirador, el señor Marshall que
quiere todavía, desde fuera, buscar la posibilidad de lograr sus sueños
subversivos, aliado con un hombre que debe estar años en la cárcel, por su
complicidad con el asesinato del comandante en jefe del Ejército.
Todo esto
constituye lo que el pueblo debe apreciar para reaccionar frente a estas cosas,
y sa en definitiva cuál es el camino que tiene que recorrer para seguir
avanzando con firmeza, con responsabilidad, sin premura y sin claudicaciones,
sin afiebramiento y sin vacilaciones, camaradas. (Aplausos).
Necesitamos una
mayor conciencia política para entender lo que está pasando en nuestra realidad
y cuáles son los poderosos intereses en pugna. Necesitamos una menor rutina
economicista; hay que entender que ha aumentado la demanda de bienes frente a
una economía que no permite entregar la relación de producción con esa demanda.
Debe entender
el pueblo, que necesitamos una mayor organización, y menos paros ocasionales.
Debe entender el pueblo y esto no es transar que los problemas no se solucionan
tomando las viviendas de otros trabajadores, ocupando los caminos o las
oficinas públicas. Yo sé lo que es la movilización de las masas; yo sé lo que
es un Gobierno Revolucionario, y la base fundamental la constituye el pueblo.
Pero yo sé también lo que es la demagogia y la irresponsabilidad. Y los
trabajadores de mi patria tienen que tener conciencia de que estamos
escribiendo un pedazo de la historia revolucionaria. (Aplausos).
Por eso es
indispensable que entendamos que es necesaria la mayor eficacia en la
conducción de las empresas del área social y más vigilancia en el
funcionamiento de las empresas que no pertenecen a este sector. La tierra tiene
que producir más; el sector reformado tiene que entregarnos más alimentos. Este
es el año del trigo, porque todavía importamos 1.200.000 toneladas. A los
campesinos de mi patria, a los campesinos socialistas, yo les digo que este ano
tenemos que hacer que la tierra produzca más trigo, porque el trigo es el pan;
el pueblo de Chile debe comer el pan de su propia tierra, con el sudor de sus
propios compañeros campesinos. (Aplausos).
Tenemos que
producir más hierro, más cobre; tenemos que producir oro, ya que este metal ha
alcanzado gran valor; necesitamos un mayor control en la distribución de los
productos. veces vacilo: hay que fortalecer el poder popular, los Centros de Madres,
las juntas de Vecinos, las JAP, los Comandos Comunales; hay que fortalecerlos.
Hay que fortalecer los cordones industriales, pero no como fuerza paralela al
Gobierno sino como fuerza popular junto a las fuerzas del Gobierno de ustedes,
del Gobierno Popular. (Aplausos).
Yo les digo a
los trabajadores y a los militantes de los partidos, a cada hombre del pueblo
que tiene un domicilio político, que junto con ser un defensor de la revolución
y del Gobierno, debe ser un militante de las fuerzas del poder popular, que el
pueblo ha ido creando como consecuencia de su propia experiencia.
Pero separar al
militante del Gobierno y del partido popular, del compañero que forma parte de
los poderes populares creados por ellos mismos, es enfrentar a trabajadores contra
trabajadores; y eso es quitar la fuerza del pueblo. Necesitamos más unidad
dentro de la Unidad Popular; necesitamos más unidad para usar un lenguaje
revo-lucionario que sea entendido y necesitamos llamar a la fuerza
revo-lucionaria que no está en la Unidad Popular, para que junto con nosotros
avancen con la responsabilidad histórica para hacer la revolución socialista,
camaradas. (Aplausos).
Pero
entendiendo honestamente que el instrumento político de los trabajadores
chilenos es la Unidad Popular. La experiencia enseña que tenemos que tener un
comando homogéneo, que necesitamos una convicción política única, que
necesitamos una conducción económica también única, camaradas.
Por eso yo le
doy extraordinaria importancia al Congreso de la Unidad Popular, que creo debe
realizarse en 30 o 40 días más. Cada militante del partido, cada núcleo del
partido, cada seccional del partido, cada hombre de la Unidad Popular, cada
mujer de la Unidad Popular, cada muchacho de la Unidad Popular, debe entender
que en este Congreso debe salir el Comando único, político y económico y la
decisión de trabajar por el programa de la Unidad Popular, del pueblo,
compañeros. (Aplausos).
Por eso, en
este aniversario, reitero mi fe en el partido, fuerza fundamental e
irremplazable, como integrante de la Unidad Popular.
Necesitamos un
partido cada vez más endurecido, con una unidad orgánica monolítica y con una
unidad ideológica también monolítica; con la más amplia democracia interna una
vez trazada la linea del partido; con la más absoluta lealtad al camino que
voluntariamente el partido, a través de sus congresos, de sus directivas, ha
trazado.
Necesitamos un
Partido Socialista que sea un ejemplo de unidad para el resto de las fuerzas
populares. Hemos conquistado el Gobierno. No sólo los socialistas; lo hemos
conquistado con la fuerza de los otros partidos, y la Unidad Popular debe ser
fortalecida en entender definitivamente, que respetando, apreciando y sabiendo
perfectamente bien el aporte de las otras fuerzas no marxistas, la revolución
chilena se consolida, se profundiza, avanza, para que construyamos el
socialismo.
¡Necesitamos
que sea cada vez más sólida, más fraterna, más justa y profunda, la unidad
socialista-comunista, trabajadores chilenos! (Aplausos).
Por eso afirmo,
compañeros, mi fe en ustedes, como el viejo combatiente que en las horas de
cansancio recibió la savia joven que entra al partido y que trae la fuerza
incansable de los muchachos socialistas. Reafirmo como compañero Presidente mi
fe en mi partido y en la Unidad Popular.
¡Con la Unidad
Popular vencimos, con la Unidad Popular, venceremos, camaradas! (Aplausos).
Fuente: Archivo Chile.