domingo, 18 de agosto de 2024
Secuelas del tráfico ilegal de primates en España
Secuelas
del tráfico ilegal de primates en España
TERCERAINFORMACION / 17.o8.2024
- Aunque la tenencia de
animales exóticos está totalmente prohibida desde 2023, todavía existen
miles de primates, muchos de ellos en peligro de extinción, encerrados de
forma ilegal en hogares españoles.
Toti, chimpancé rescatado
en el Centro de Rescate de Primates Rainfer. / Rainfer.org
“Mis dueños no me pueden cuidar más. Han
hecho lo que han podido, pero ya no se pueden ocupar de mí porque me he vuelto
muy agresiva con extraños. Necesito estar con otros primates. Me gusta la
manzana y tomar el sol”. Con esta nota y en una jaula de 1 metro por 80
centímetros, junto a un contenedor de basura en Sitges, apareció hace un par de
añosEmaré,
una hembra decercopiteco de nariz blanca(Cercopithecus nictitans).
Originario de las selvas lluviosas de África
central, en libertad, este animal vive en las ramas altas de los árboles y se
mueve en un territorio deentre 30 y 70 hectáreas. Forman grupos de 5 a
60 individuos y comen frutas, semillas, flores, hojas, huevos e invertebrados.
Además, es unmamífero tan inteligenteque
es capaz de comunicarse combinando sonidos que tienen un significado
establecido dentro del grupo. Tienen una llamada específica para avisar a los
suyos de que se acerca un depredador terrestre y otro si diferente la amenaza
viene del aire, como un águila.
“Fuimos a por ella cuando nos avisó el Seprona”,
cuenta a SINC Olga Bellón, responsable del área de Primates
de AAP España, una
organización sin ánimo de lucro europea que se especializa en ejemplares
exóticos que han sido objeto del tráfico ilegal. Ahora Emaré está en el
santuario que AAP tiene en Holanda, donde hay más ejemplares de su especie.
“Su rehabilitación es difícil porque ha vivido
toda su vida sola y encerrada en un espacio muy pequeño. Cuando llegó, tenía
sobrepeso, pero le costaba comer”, nos dice. Por lo general, todos suelen
llegar con problemas derivados de haber recibido una dieta inadecuada,
casi siempre, con alimentos de humanos. Esto les provoca mala salud
dental, diabetes y otras enfermedades.
Además, Emaré mostraba un comportamiento anormal
estereotipado, una clase de movimientos repetitivos relacionados con la falta
de estímulos, con vivir solos y en ambientes tan pobres como unasrejas sobre
un suelo de cemento. “Lo sano es que estén trepando, escarbando,
relacionándose con sus iguales. Si no, su cerebro no se desarrolla
correctamente”, recalca Bellón.
Lo mismo le ocurre a Meyers, un macho de macaco
de Berbería (Macaca sylvanus) incautado por
el Equipo de Protección de la Naturaleza (EPRONA) de la
Guardia Civil en Granada el pasado 10 de julio, que se pasa las horas mirando
por la ventana de la unidad de cuarentena del centro de rescate AAP Primadomus,
en Villena, Alicante.
Llegó al refugio con atrofia muscular y tan
débil que “no podía subir por unos postes que tenemos para que jueguen. Tuvimos
que ponerle una escalera. Le costó casi un día lograrlo y ahora le encanta
estar allí arriba”, nos cuenta Bellón. Es común que los primates rescatados
tenganartrosis en las articulaciones y malformaciones en el desarrollo
musculary óseo, incluso, miembros atrofiados, porque han estado en
cubículos que les han impedido realizar la función locomotriz como deberían.
Aunque el estado de Meyers es malo y “tiene
mucho miedo” –una pista de que ha debido de sufrir golpes y malos tratos
prolongados–, mucho peor se encuentra su compañera, Lori, que ha llegado casi
moribunda al refugio, deshidratada, desnutrida y con hipotermia.
“Tiene el vientre hinchado, no sabemos si tiene nascintis (retención de líquido
en el abdomen). Podría tener un problema cardiaco y diabetes. Le faltan todas
las piezas dentales. Tiene mal pronóstico, aunque va comiendo poco a poco
mejor, va mejorando positivamente al tratamiento”, informa esta primatóloga
especializada en macacos de Berbería.
De la selva a un zulo
Meyers y Lori,
que en circunstancias normales estarían saltando de un árbol a otro en grupos
de 10 a 30 individuos, se han pasado20 años, desde bebés, encerradosen
sendas jaulas de 1,5 por 1,5 metros, en el patio interior de una vivienda
unifamiliar. Estaban separados por un mallazo y vivían entre sus propios
excrementos y restos de comida podrida. El cerramiento estaba tan oxidado por
el paso del tiempo y la falta de uso que hubo que cortarlo con una cizalla para
poder abrir la puerta. “Seguramente llevaban años sin entrar a limpiar”,
observa Bellón.
Lo sorprendente es que hayan podido sobrevivir.
“La esperanza de vida de esta especie es de veinte años. Son muy resistentes,
muy resilientes. Son como rocas”, nos explica. Pasarán, al menos,
el final de sus días con un mínimo de dignidad en un centro de rescate.
Eso sí, ya nunca podrán disfrutar de la libertad
a la que tenían derecho. Además de las enfermedades crónicas que pueden
padecer, “ya no los podemos soltar porque no tienen
habilidades sociales. No han aprendido a desenvolverse en su estado natural.
Liberarlos en la naturaleza sería condenarlos a una muerte segura”, añade.
En ningún caso es legal
Por si quedara alguna duda, con la nuevaLey 7/2023de
Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales tener cualquierprimate
como mascotaestá prohibido, venga de donde venga. Antes de eso, elapéndice I de CITESlo
prohibía solo cuando eran individuos capturados en estado salvaje. “Aunque, a
veces, era difícil verificar el origen de un animal”, explica a SINCMarta
Merchán, responsable de Políticas Públicas de AAP en España.
Aun así, a pesar de que es ilegal tenerlos,
criarlos y venderlos, todavía hay más gente de la cuenta que lo hace. Con una
simplebúsqueda en Google, aparecen varios resultados para macacos, monos
capuchinos, titís… Pero no es sencillo pillarlos.
“Los tratos de compraventa se cierran,
sobre todo, a partir de canales cerrados de redes sociales donde no es fácil
entrar o en páginas online de segunda mano que están alojadas en países no
cooperadores”, dice a SINC un portavoz del equipo de tráfico de especies del
Seprona.
Lasincautacionesrealizadas por la Guardia
Civil en España han ido disminuyendo en la última década. De 32 en 2008, hemos
pasado a 2 en 2024. Son cifras que no incluyen los ejemplares abandonados y los
que se entregan voluntariamente. “Lo más habitual es encontrarte conespecies
pequeñas y manejablespara tener en casa, comotitísde oreja blanca (Callithrix
geoffroyi) o negra (Callithrix kuhlii), tamarindos (Callimico
goeldii), titís pincel (Callithrix penicillata), macacos de
Berbería…
El hecho de que sean primates, los más cercanos
a la especie humana, tiene una penalización social. Cada vez se repudia más al
que los tiene. Hay una conciencia social más alta, en comparación con los
reptiles exóticos prohibidos, por ejemplo”, señala el portavoz del Seprona.
En cuanto a su comercio ilegal, “en España no
hay criaderos en redes organizadas, sino gente que igual tiene una pareja y, si
tiene una cría, la vende como algo puntual. No es fácil dedicarse a la cría a
escala comercial porque necesitan un lugar que no esté a la vista, que nadie
oiga los ruidos, un veterinario que no lo denuncie”, nos dice.
“Tampoco hay traficantes que los importen en
grandes cantidades de fuera del país. No hay una demanda tan alta como para
eso. Más bien, son personas que se van a Marruecos y vuelven con una cría de
macaco en una maleta o en un caja de galletas”, apuntan desde el
Seprona.
Nunca van a ser “como de la
familia”
¿Cuál es el perfil de
comprador?Marta Merchán lo tiene claro: “Quien adquiere un
animal exótico como mascota es una persona que no se ha informado y que se hace
una idea equivocada de lo que es tener ese animal. Se imaginan una relación
totalmente idealizada, como la que podrías tener con un perro”.
En general, es gente que tiene buena intención.
“Los crían con biberón, les ponen pañal… pero esos animales lo que
necesitan es estar con su madre y su grupo social para aprender las
herramientas básicas para vivir y desarrollarse plenamente. Cuando van
creciendo, se va volviendo cada vez más difícil tenerlos en casa. Requieren
mucho esfuerzo, tiempo o dinero y, aun así, nunca les vas a poder dar la
libertad que necesitan”.
A veces, incluso, se vuelven agresivos y atacan
a sus tenedores. “Cuando alcanzan la madurez sexual, empiezan los problemas. Si
establecen un vínculo con un miembro de la familia,pueden atacar a las demás
personas, sobre todo, a los niños. Para ellos es natural. Quieren mantener
su puesto en la jerarquía”, comenta Bellón. Por eso, mucha gente acaba
abandonándolos, como le pasó a Emare, o dejándolos encerrados en un zulo, como
Lori y Meyers.
Luego está elproblema de las estafas.
“Mucha gente compra animales engañados, creyendo que tienen los papeles en
regla”, nos comenta Merchán. Sin embargo, tengan los documentos que tengan, en
ningún caso es legal tener hoy un primate como animal de compañía.
¿Por qué? “Un suricata, un mapache, un quincayú,
cualquier primate, en cautividad, nunca van a ver satisfechas sus necesidades
básicas de espacio, entorno natural, alimentación y relación con sus iguales.
Un animal de una especie no domesticada solo necesita del humano que lo
dejemos en paz. No tienen ninguna necesidad de tener un vínculo con
nosotros”, recalca Merchán.
Aquí está, precisamente, una de las claves para
desmitificar su imagen como mascotas. “No es real esta idea de que, si lo crías
desde pequeñito va a ser como parte de la familia”, advierte. Y es que, para
que una especie deje de ser salvaje y pueda ser considerada doméstica, no es
suficiente una vida en cautividad, ni siquiera varias generaciones en
cautividad. “Son necesarios miles de años y mutaciones genéticas que
dan lugar a una especie nueva”, como pasó con los perros o los gatos.
Un problema para todos
Pero no es solo su bienestar lo que se ve
comprometido. También laseguridad de las personas. Tengamos en cuenta,
por ejemplo, que un macho adulto de chimpancé tiene la fuerza de tres hombres
solo en un brazo.
Por otra parte, pueden ser vehículos de enfermedades
contagiosas, algunas graves. Son comunes los parásitos patógenos internos
(nemátodos, hongos, protozoos) e infecciones virales, indica Bellón. “En una
ocasión tuvimos el caso de un macaco que tenía HTLV, un virus que puede
provocar la leucemia”, recuerda.
Además, algunas especies exóticas suponen un
riesgo para el medio ambiente cuando sus dueños las abandonan o cuando se
escapan y se convierten eninvasoras. Es lo que sucedió con los mapaches
que más allá de su aspecto de peluche, son “unos mamíferos muy inteligentes,
muy activos y muy agresivos cuando están estresados. Hace unos años, se
pusieron de moda, pero cuando sus dueños empezaron a ver que les mordían,
empezaron a soltarlos en el campo”, apunta Merchán.
Lo mismo ocurre con lossuricatas, “que se
pusieron de moda con el Rey Leóny no paran de cavar, por la noche hacen
ruidos y vocalizaciones y son muy olorosos”, añade. Desde 2023, están incluidos
en el catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
Sin embargo, es raro que un primate no humano vaya
a convertirse en especie invasora, ya queno puede sobrevivir en libertadsi
no ha sido criado con su familia, que es quien le enseña todo lo que debe
aprender.
Comercio con monos en
extinción
Por eso, por la caza y el tráfico ilegal y por
la pérdida de hábitat,un 57 % de las especies de primates están clasificadas
en la Lista Roja de la UICN. Algunas como “casi amenazadas”, como es el
caso de Emare. Esto significa que no se encuentra actualmente en peligro de
extinción, pero podría estarlo pronto si no se controla su comercio.
Es lo que ya ha pasado con los macacos
de Berbería, como Lori y Meyers. Son la única especie de macaco que no vive
en Asia, originarios del Atlas, en el norte de África. En los últimos veinte
años, han convertido en habituales en los refugios de España para animales
exóticos víctimas del tráfico.
“Su población en libertad ha disminuido por lacaza
furtiva y el comercio ilegalpara su uso en entretenimiento –circos,
industria publicitaria, reclamo turístico–. En Marruecos, hay cacerías organizadas
para hacerse con ellos. Se pueden vender por 2000 o 4000 euros”, denuncia
Bellón. Para hacernos una idea, en la década de 1970 había unos20.000
individuos en libertad en Marruecos y Argelia. Ahora no hay más de 5.000.
También los chimpancés están “en peligro de
extinción”. Con una diferencia: “como los macacos son más pequeños, los
cazadores no tienen que matar a sus madres para robarles las crías. Las
persiguen con perros, con palos, y se las quitan. Sin embargo, cuando quieren
llevarse una cría de chimpancé o gorila, tienen que matar primero a toda la
familia porque, si no, sería peligroso intentarlo”.
Una de ellas fueLulú,
que llegó al Centro de Rescate de Primates Rainfer a finales de 2023 desde un
zoo, donde su vida estaba en riesgo por los ataques de un macho dominante
recién llegado. Como nos cuenta Marta Bustelo, directora de este “lugar de
descanso para todos aquellos primates que han sido forzados a vivir una vida
que no deberían”,la chimpancé Lulúfue incautada en 1991 en las calles de
Guadalajara cuando era una cría de un año –los chimpancés viven hasta 60 años–
y era usada como reclamo fotográfico para turistas.
Llegó llena de heridas y
cicatrices, igual que otro chimpancé, el más veterano de Primadomus,
Achille, que provenía de un circo en Alemania. “Le partieron los colmillos.
Se los intentaron arrancar, pero las raíces se quedaron dentro”, nos dice
Bellón. Además, Achille sufría adicciones porque le habían hecho trabajar en un
espectáculo donde montaba en bici, fumaba y bebía alcohol ante el público.
Lo más difícil de curar,
las heridas psicológicas
Pero lo peor para Bustelo son las cicatrices que
no se ven a simple vista. “Son animales que a nivel psicológicosufren mucho
en cautividad. Les genera muchos traumas. Hemos recibido casos muy
similares a los humanos, con depresiones, miedos irracionales y fobias debidas
a un aprendizaje incorrecto, por no crecer con los suyos. Por muy bien que
queramos cuidarlos, seguimos siendo sus captores. Son conscientes de que les
estamos privando de su libertad”, nos explica Bustelo, que lleva 30 años
trabajando con primates no humanos.
Además, su buena memoria juega en su contra. Un
estudiopublicadoel
mes pasado en la revistaPNASdemostró que loschimpancés son capaces de
recordar el rostrode alguien hasta 25 años después de verlo por última vez,
a Bustelo no le sorprendió. Hace años, había sido testigo de la reacción de
Lili, una chimpancé que provenía del mundo de la publicidad.
«Llevaba doce años en Rainfer. Estaba
perfectamente adaptada y su comportamiento era ejemplar. Hasta que un día,
durante una de las visitas guiadas abiertas al público, empezó a ponerse muy
nerviosa y no entendíamos qué le pasaba. Luego, uno de los visitantes se acercó
a nosotros y nos contó que la conocía. Esa persona era amiga de su antiguo
dueño, que pegaba a Lili cuando era bebé”, nos comparte Bustelo.
Lo malo es queun mono no puede ir al
psicólogo como las personas. “No sabemos lo que han vivido. Nos hemos
encontrado con ejemplares que vienen del mismo circo, pero han generado
distintas patologías. Unos se vuelven más agresivos, otros más cerrados.
Presentan reacciones distintas a los mismos traumas”. Para ayudarles, lo único
que cuidadoras como Bustelo pueden ofrecerles son grandes dosis de paciencia.
“Los procesos de rehabilitación pueden durar desde un par de años hasta nueve o
diez, para llegar a unos mínimos”.
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