sábado, 24 de agosto de 2024
La pobreza que se ve desde el espacio: la vida de los jornaleros del Mar de Plástico que dan de comer a Europa. [En España, como en toda tierra de garbanzos, al igual que en toda tierra que no haya garbanzos, los que levantan la nación y crean riqueza, son los verdaderos héroes, esto es los trabajadores autóctonos y los que llegan de fuera. Sin embargo, los que roban las riquezas nacionales son los que no trabajan, aunque se les enrede la lengua en términos de patriopeluquis y otros patrios de Mariquita La Yeyé.]
La pobreza que se ve desde el
espacio: la vida de los jornaleros del Mar de Plástico que dan de comer a
Europa
Por Pablo
Miranzo
Rebelion / España
24/08/2024
Fuentes: El
Salto
La provincia de Almería tiene 33.000 hectáreas de invernaderos y un 36% de
sus trabajadores son migrantes atraídos por la facilidad de emplearse aunque
tengan que soportar la precariedad laboral y vivir en chabolas.
Son las 12h
cuando un camión de la Cruz Roja se acerca por el camino de tierra que lleva al
asentamiento de Atochares, el mayor poblado de infraviviendas de Almería,
habitado por unos 800 migrantes que trabajan en los invernaderos. Tan pronto
como el conductor apaga el motor, los voluntarios descienden del vehículo y
comienzan a repartir chaquetas, zapatos y agua: dos garrafas de seis litros
para cada persona.
“Llevamos dos
semanas sin agua”, se queja Omar, joven marroquí, mientras espera el turno para
recoger sus botellas y las de los amigos que en ese momento aún están
trabajando. “La gente llega después de trabajar todo el día, con este calor, y
tienen que irse a caminar kilómetros hasta otro grifo porque los del
asentamiento están rotos”, lamenta.
Omar carga las
garrafas de agua hasta su casa, una chabola con el tejado de plástico medio
derretido por el incendio que sufrió hace unos meses. “Pudimos frenarlo entre
tres personas lanzando toallas y agua antes de que las llamas se propagaran a
otras casas”. En octubre de 2021 no tuvieron tanta suerte y el incendio se
extendió por el asentamiento dejando a 200 personas sin hogar. El
plástico y la madera utilizado en las viviendas, además de las precarias
instalaciones eléctricas, elevan al máximo el riesgo de incendio.
Calor asfixiante
A pocos metros
de su cabaña, en un espacio similar, vive Nabil Aouich, de 26 años. En las
paredes de su cabaña, adornadas con telas, se puede leer “8 de octubre de
2023”, fecha en la que Nabil llegó a Atochares para trabajar en los
invernaderos de tomate. Estos días de Ramadán, Nabil no tiene mucho trabajo y
los pasa junto a otros jóvenes marroquíes del campamento. Es abril y el calor
ya es asfixiante en el campamento de Atochares, donde el verano pasado el
termómetro llegó a los 44 grados.
Resguardados de
un sol cada día más intenso, juegan videojuegos en sus móviles y escuchan las
canciones del rapero Morad en bucle a través de un altavoz inalámbrico. Los
jóvenes que acaban en los asentamientos se encuentran en extrema vulnerabilidad
quedando expuestos a extorsiones por parte de redes de trata de personas. El
uso de sustancias para evadirse de los problemas es común entre los más jóvenes
en los asentamientos. En San Isidro de Níjar, por ejemplo, hay tiendas que
venden Norlatex, un pegamento utilizado por chicos en situación de calle en
Marruecos como droga extremadamente barata.
Hamza Eliraj,
de 26 años, también está recién llegado a España y apenas se defiende con el
idioma. Omar, que pese a su juventud ya se considera un veterano en el
asentamiento los dos años que ha vivido en él, le traduce. “Gastó 7.000 euros
para llegar hasta aquí y salió de Marruecos con la idea de llegar a Almería
porque aquí hay trabajo”. Hamza tomó el camino largo, rodeó media Europa para
llegar a los invernaderos. Un vuelo a Estambul desde donde arrancó un viaje de
tres meses en los que hubo cruces de frontera a pie mientras atravesaba Grecia,
Bulgaria, Serbia, Hungría, Austria y Francia para finalmente cruzar en un
autobús los Pirineos para llegar hasta Almería.
La
normalización de estos asentamientos, 25 años después de que se levantara la primera chabola,
se nota en algunas casas que ya cuentan con muros de ladrillo. También en la
existencia de tiendas que los propios habitantes han abierto, como la de
Abdelkrim Kaabouch. Este migrante marroquí de 39 años dejó su ciudad, Kenitra,
para trabajar en los campos de Almería. Lo hizo hasta que sufrió una lesión de
espalda que le impidió seguir con el trabajo en los invernaderos por la extrema
dureza de sus condiciones.
El último
informe de Almería Acoge cifra en 44 los asentamientos de trabajadores
agrícolas solo en la zona de Níjar. Atochares es uno de los más grandes y por
eso cuenta con pequeñas tiendas, un aula al aire libre donde el Servicio
Jesuita a Migrantes da clases de español, grifos instalados entre la población
y oenegés, y hasta un club nocturno. No es la realidad de la mayoría de
asentamientos, que son mucho más pequeños e incomunicados y por eso ha surgido
la figura de las furgonetas-tienda que durante las últimas horas de la tarde,
cuando termina la jornada de trabajo en los invernaderos, recorren cargadas de
enseres los poblados para vender productos básicos a los trabajadores.
Mauro es uno de
los que compra los productos básicos en una furgoneta. Su poblado ni siquiera
tiene nombre y está a varios kilómetros de la tienda más cercana. Está en la
zona de El Barranquete, al borde de la carretera que va hacia el pueblo de los
Albaricoques, escenario de películas de spaghetti wéstern
como La muerte tenía un precio o Por un puñado de
dólares. Llegó de Senegal y vive junto con otras 15 personas en unas
chabolas con un pequeño patio en el que han instalado un pequeño gimnasio
casero con pesas de hormigón (que ahora nadie utiliza por el Ramadán). “La vida
aquí es dura. Trabajo y envío dinero pero no puedo traer a mi familia mientras
esté viviendo en una chabola porque no es un espacio adecuado para criar a mis
hijos”, cuenta.
Paradójicamente,
es posible ver el mar de plásticos que forman los invernaderos almerienses
desde el espacio, pero es muy difícil para los foráneos ver de cerca el
interior de este microcosmos. Las empresas propietarias de más hectáreas de
cultivo tienen políticas de no colaboración con la prensa desde hace años, aunque
esta animadversión se puede comprobar en casi cualquier rincón de la zona.
Desahucios y expulsiones
A pocos
kilómetros del invernadero de tomates de Abde están los restos de El Walili, un
asentamiento de trabajadores del campo que fue desalojado en 2021 por orden del
Ayuntamiento de Níjar. Unas excavadoras apoyadas por medio centenar de agentes
de la Guardia Civil y un helicóptero desalojaron y demolieron el campamento que
hoy es un terreno baldío lleno aún de restos que recuerdan que allí vivían casi
500 personas: cepillos de dientes, colchones, plásticos y ropa.
Aunque el
pretexto para el desahuciar y expulsar a esta comunidad de jornaleros fuera el
de garantizar la seguridad de sus habitantes, las pocas viviendas construidas
para el realojo –como las situadas en Los Grillos– no llegan a
cubrir las necesidades de todas las personas que aquel día perdieron su casa,
ni las miles que aún viven en chabolas. De nada sirvieron las protestas, cortes
de carretera y concentraciones por parte de organizaciones sociales de la zona
como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Actualmente solo
el 26,9% de los trabajadores del campo en Níjar está empadronado y
prácticamente la totalidad de los entrevistados por Almería Acoge confiesan que
lo consiguieron de forma irregular, pagando, debido a las dificultades para
conseguir una vivienda. La situación documental es otro impedimento para dejar
los asentamientos ya que el 76% de los hombres que viven en ellos están en
situación administrativa irregular, no tienen papeles, una tasa que empeora
en el caso de las mujeres llegando al 86,8%.
Tras el
desalojo, el Sindicato Andaluz de Trabajadores llamó a la huelga de trabajadores del campo en
solidaridad con estas personas, a la vez que acusó a Esperanza Pérez, la
alcaldesa del PSOE de Níjar, de haber mentido a residentes, sindicatos, ONG y
parroquias. Sin embargo, el problema habitacional de las y los trabajadores
migrantes de Almería parece no tener solución, pese que lleva décadas en las
agendas de periódicos, instituciones y sindicatos.
No había muchas diferencias entre el asentamiento de Atochares y el de El Walili, salvo que este último se encontraba a la vista de los turistas que van a las playas del Parque Natural de Cabo de Gata. En la misma carretera que conecta el poblado de Atochares con los restos de El Walili, una pintada en una pared de un almacen recuerda a los conductores la situación de injusticia que se vive en la zona: “Asentamientos = terrorismo patronal”.
Un trabajador migrante recoge los plásticos rotos de un invernadero en la zona de San Isidro de Níjar. Pablo Miranzo
Mustafa, de 26 años, posa dentro del asentamiento de Atochares. El joven marroquí dejó atrás Agadir para huir de la pobreza y llegó a Almería en septiembre de 2023. Pablo Miranzo.
Dos jóvenes marroquíes trabajadores del campo, Hamza Eliraj (izquierda) y Nabil Aouich (derecha), descansan por el Ramadán en el asentamiento de Atochares a las afueras de San Isidro de Níjar, Almería. Pablo Miranzo
Abdelkrim Kaabouch, migrante marroquí de 39 años, posa en el campamento de Atochares dentro de la tienda en la que trabaja desde que un accidente laboral le impidió seguir trabajando en los invernaderos de Almería. Pablo Miranzo
Zeid, trabajador marroquí, recoge tomates en un invernadero en Barranquete, Almería. Pablo Miranzo
Migrantes magrebíes preparan un cordero para ser sacrificado durante la festividad musulmana de Eid Mubarak en el asentamiento de Atochares. Pablo Miranzo
Trabajadores del campo de origen marroquí preparan un cordero tras ser sacrificado durante la festividad musulmana de Eid Mubarak en el asentamiento de Atochares, Almería. Pablo Miranzo
Primera comida consistente en la casquería del cordero durante la fiesta del sacrificio o Eid Mubarak entre migrantes marroquíes en el asentamiento de Atochares, Almería. Pablo Miranzo
Trabajadores del campo de origen marroquí toman el fresco durante la noche de la fiesta del sacrificio en el campamento de Atochares. Pablo Miranzo
Un trabajador del campo revisa su móvil durante la noche de la fiesta del sacrificio en el campamento de Atochares, Almería. Pablo Miranzo
Una pintada en
un almacén agrícola la que se lee “Asentamientos: terrorismo patronal” en San
Isidro de Níjar, Almería. Pablo Miranzo
Atapuerca recrea la batalla hace casi mil años entre dos reyes hermanos que decidió el futuro de Castilla
Atapuerca
recrea la batalla hace casi mil años entre dos reyes hermanos que decidió el
futuro de Castilla
TERCERAINFORMACION
/ 22.08.2024
Una historia medieval que enfrentó a Castilla y León con Navarra convertida en fiesta de Interés Turístico.
Si se menciona Atapuerca, inmediatamente se
relaciona con los fantásticos yacimientos arqueológicos prehistóricos
encontrados en este pequeño municipio a 18 kilómetros de Burgos que han sido
declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 y los únicos
en Europa en los que es posible seguir la evolución de los modos de vida de los
primeros humanos que habitaron el Viejo Continente, hace aproximadamente un
millón de años, hasta épocas muy recientes. Allí se encontraron pruebas de una
nueva especie conocida como Homo antecessor.
Pero el pequeño municipio de Atapuerca, con
apenas 180 habitantes, además de contar en su término municipal con otro
Patrimonio de la Humanidad, ya que forma parte del Camino de Santiago francés,
tiene muchas más historias que contar. Y una de ellas marcó el destino de
Castilla hace casi mil años. Fue en la célebre Batalla
de Atapuerca que enfrentó a dos reyes hermanos en disputa,
como casi siempre, por un pedazo de terreno. Uno era el monarca navarro García
III, y el otro, Fernando I rey de León y conde de Castilla que estuvieron
divididos desde que su padre Sancho III El Mayor repartió su reino entre sus
hijos; al primogénito García le correspondió el reino de Pamplona, el entonces
condado de Castilla le tocó a Fernando; a Ramiro, Aragón y a Gonzalo, Sobrarbe
y Ribagorza. Pero la disputa se centró entre Fernando y García.
Intentos de entendimiento, visitas de cortesía que terminó en prisión, cesiones y exigencias no lograron sino crear un ambiente cada vez más hostil. Ambiciones políticas, envidias y viejas rencillas que ni los abades de Santo Domingo de Silos y San Salvador de Oña consiguieron parar, y cuyo resultado cambió para siempre la historia de Castilla. El 1 de septiembre de 1054 en las llanuras del valle de Atapuerca en una zona de bajo monte poblada de bellos encinares e impregnada de los aromas de miles de matas de espliego, romero y tomillo la tropa castellana y sus pares leoneses, se encontraron a tiro de ballesta con los navarros. En las filas castellanas se encontraba entre miles de soldados un joven Rodrigo Díaz de Vivar, no convertido aún en El Cid Campeador, de la mano de su padre, Diego Laínez. El enfrentamiento fue brutal con las escasas armas que entonces se usaban: espadas, hachas, dagas, lanzas, alabardas, navajas, látigos, fustas, cuchillos, arcos, mazas, ballestas, escudos, alguna ballesta y arcos… Cuerpo a cuerpo, miles de hombres y unas docenas de caballos.
Curiosamente, según las crónicas de la época, la
batalla se decidió a favor de los castellanos por una traición de uno de los
navarros de nombre Sancho Fortún, que sabía que su joven esposa, Velasquita,
que tiene un papel importante en la historia y en la representación, había sido
forzada por el rey navarro, se la tenía jurada y aprovechando la confusión de
la batalla le asestó un golpe mortal al rey García III, lo que desanimó a los
navarros a seguir la lucha. En un gesto caballeresco el vencedor rey Fernando
se acercó al cadáver de su hermano y permitió más tarde el velatorio fúnebre
durante la noche posterior a la batalla. Muerto su rey, los navarros le
llevaron en procesión fúnebre al panteón de Nájera, al que el mismo Fernando,
en un acto que le honraría, acudió con algunos nobles castellano leoneses a la
capilla ardiente de su hermano muerto. Asimismo, estuvo presente tras las
exequias, en la proclamación y jura del nuevo rey Sancho, sobrino de García.
Hay otra versión, que recoge la Crónica Compostelana, más favorable a Fortún, que cuenta que éste había sido tutor durante la infancia y juventud de García, el rey navarro, y lo apreciaba como a su propio hijo cayendo ambos juntos durante el combate. Una versión más bonita y romántica. Cosas inverificables de la historia.
La recreación de la batalla
Tuvieron que pasar casi mil años, hasta que en
1996 se hizo la primera representación histórica de la Batalla de Atapuerca, en
torno a la idea de representar teatralmente la historia de Atapuerca acontecida
en el año 1054, Tras 29 años se ha convertido en una de las recreaciones de
referencia de Castilla y León tratando, año tras año de hacer las cosas bien,
mejorando con los escasos recursos disponibles, el rigor histórico, la
interpretación, la puesta en escena, la estética, la vestimenta, apostando para
ello desde un enfoque técnico y profesional desde la gestión cultural. Un
equipo directivo y técnico desde el voluntariado, prepara minuciosamente a lo
largo de todo el año la Batalla de Atapuerca, intentando mejorar con la puesta
en marcha de diferentes novedades, cuidando la puesta en escena, la
investigación, la ambientación, la participación ciudadana… siendo fieles con
el hecho histórico.
La presidenta de la Asociación de Amigos de Atapuerca, impulsora de la representación, la inquieta y activa Isabel Torrientes, recuerda que la fiesta está reconocida como de Interés Turístico Regional y está comenzando los trámites para que sea de Interés Nacional, forma parte de la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas, y de la Confederación Europea de Fiestas y Manifestaciones Históricas, fue premiada como Mejor iniciativa de Desarrollo local de Castilla y León y tiene los premios Atapuerca Cultura, Atapuerca Turismo y el Premio Tamarón Cultura.
El espectáculo merece la pena y suele reunir a
varios miles de espectadores. Se celebra el penúltimo domingo de agosto, aunque
este año es el último, el día 25, en la ladera de la Iglesia de San Martín,
junto a los Campos de Papasol, en el escenario real donde tuvo lugar la batalla
entre los dos reyes. Un amplio equipo de voluntarios, actores aficionados y
otros más profesionales y recreacionistas ponen en marcha una representación histórica
que tiene una gran repercusión regional y nacional. La Batalla de Atapuerca se
ha convertido en una cita ineludible dentro del verano burgalés, su
representación histórica se celebra al aire libre, es de carácter gratuito y
está destinada a todo tipo de públicos, se desarrolla en un espacio natural,
que permite contemplar a los lejos la belleza de los Humedales de Atapuerca.
Comienza al atardecer hacia las 18:30. Una cuidada puesta en escena con música, diálogos en directo y narración a cargo este año del burgalés, Juan Manuel Moure, mantiene al público atento sin perderse detalle de la historia que siglos atrás ocurrió en el mismo lugar. Un gran reto para un pequeño pueblo que año tras año, desde hace ya 29 ediciones, consigue atraer a un numeroso público nacional poniendo en escena, gracias a la colaboración de voluntarios y asociaciones de recreación histórica llegadas desde diferentes puntos de la geografía española este hecho histórico. Un evento de poco más hora y media de duración abierto a la participación ciudadana como seña de identidad que apuesta por el desarrollo del medio rural a través de la historia, la cultura y el turismo.
Otras actividades y visitas
Pero, además de la recreación que, naturalmente,
es el acto central de la fiesta, Atapuerca retrocede casi diez siglos y muestra
un mercado medieval, instalado en la plaza del pueblo, de 12,00 a 21,00 horas,
donde el visitante puede encontrar viandas, artesanía y complementos variados,
los entrenamientos ecuestres, los talleres educativos de cestería, cerámica y
lucha del palo, exposiciones de tintes y telares, el desfile de los ejércitos,
el baile de los gigantones, los protagonistas de la Batalla y personajes
principales de la representación histórica el rey de León y conde de Castilla
Fernando I, el rey de Pamplona-Nájera García III, el caballero Sancho Fortún el
traidor, y Velasquita, esposa de Sancho Fortún y amante del rey navarro, y un
concierto de Os fillos d´o Sobrarbe, música folk medieval con gaitas y
percusión, completan la jornada del domingo, aunque las actividades
complementarias se extienden a lo largo de varios días.
Para los más pequeños la fiesta se alarga en los días siguientes, con el taller infantil Construyendo un castillo, en el que, tras introducir a los participantes en la historia de la Batalla de Atapuerca, se les habla de los castillos como punto estratégico de vigilancia y defensa de un territorio, para después invitar a los participantes a hacer su propio castillo. También el taller Banderines medievales en el que aprenderán a diseñar y elaborar sus propios banderines medievales.
Vale la pena dedicar un tiempo a la visita al
Centro Turístico Cultural Batalla de Atapuerca que dispone de diferentes
paneles expositivos con imágenes y textos, recursos lúdicos y digitales,
equipamiento recreacionista e indumentaria, los gigantones… con el fin de
favorecer el conocimiento del hecho histórico medieval acontecido en Atapuerca
en el año 1054, habiendo sido construido de forma sostenible y con recursos
propios, primando la participación de la ciudadanía en su elaboración, siendo
un espacio configurado con el fin de conservar, investigar educar y difundir la
Batalla de Atapuerca. Muy cerca está la Iglesia fortaleza del siglo XV, de San
Martín Obispo, el mejor lugar para presenciar la Batalla, antigua encomienda de
la Orden Juan de Jerusalén. Una mezcla de estilo gótico y renacentista.
Y a unos cientos de metros está el más importante yacimiento paleontológico de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000 y Lugar de Valor Universal de Excepción en 2015 por la UNESCO. El yacimiento paleontológico de Atapuerca es uno de los más importantes de Europa, ya que recoge testimonios de la presencia y modo de vida de los homínidos desde hace un millón de años. En la Sima de los Huesos se han encontrado restos de, al menos, 32 personas de distintas edades y de ambos sexos, lo que pasa por ser una de las mejores muestras conocida de una población de la época.
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Solo queda la provocación nuclear
Para este analista
ucraniano, solo el estallido de un artefacto nuclear en una ciudad ucraniana
puede revertir la marcha de la guerra, que claramente está ganando Rusia. Una
bomba lanzada por Ucrania o la OTAN, pero que sería atribuida a Rusia.
Solo queda la provocación nuclear
El Viejo Topo
24 agosto, 2024
Última
oportunidad de Ucrania
Hace un año y
medio, enumeré las principales oportunidades de Ucrania para organizar grandes
provocaciones. Estas incluían:
- Una invasión del territorio ruso, con un intento de lanzar al GDR lo
más profundo posible y dispersar el pánico.
- Minar la cascada de centrales hidroeléctricas del Dniéper.
- Provocación nuclear (la provocación química o bacteriológica también
es posible, pero la nuclear es la más probable, más adelante explicaré por
qué).
Kiev organizó
la invasión en la región de Kursk como provocación. Sin embargo, Ucrania llegó
demasiado tarde con esta opción. Para una operación a gran escala que pueda
tener un gran impacto psicológico en la población y obligar a la cúpula militar
a retirar las conexiones de otras direcciones, y a la cúpula política a
distraer la atención de los problemas de política exterior y mantener la estabilidad
política interna, se necesitan importantes reservas. La APU las tenía en 2023.
Ahora no las tiene.
Para montar el
grupo de asalto que atacó la región de Kursk, el mando de las AFU seleccionó
las unidades más móviles, entrenadas y motivadas de tres brigadas mecanizadas y
dos de asalto anfibio que mantenían el frente de Donetsk. Al mismo tiempo, las
brigadas permanecieron en sus puestos.
Es decir, Kiev
no disponía de un número suficiente de formaciones entrenadas y equipadas en
reserva y no podía retirar completamente de la batalla las brigadas implicadas
en el frente de Donetsk. Por lo tanto, se vio obligada a seguir un camino
conocido desde la Gran Guerra Patria y reunir una agrupación de piezas
separadas sacadas de diferentes campos. En situaciones de crisis, esto es lo
que hacíamos nosotros y los alemanes, pero este enfoque sólo demuestra una
total falta de reservas.
Siempre es
mejor entrar en el campo de batalla en su totalidad (y no en partes separadas,
diferentes recintos), ya que se tiene una mejor coordinación, una mejor
interacción de combate, los comandantes y el personal se conocen entre sí, han
estado en batallas juntos más de una vez. Por lo tanto, son más eficaces.
Como resultado,
Kiev fue incapaz de montar un grupo lo suficientemente potente como para crear
una grave crisis en la dirección de Kursk, mientras que sus reservas móviles,
que se utilizaron para tapar agujeros en el frente, abandonaron la ruta de
Pokrovsky, donde el avance de las Fuerzas Armadas rusas se aceleró
inmediatamente.
Podemos afirmar
que Kiev se retrasó cerca de un año con el primer tipo de provocación, y hoy, a
pesar de todos los aullidos en los pantanos levantados por los alarmistas, su
operación no supone un peligro real (ni siquiera en términos de proporcionar
una información estratégica y de ataque psicológico).
El segundo tipo
de provocación se llevó a cabo parcialmente durante la destrucción de la presa
de la central hidroeléctrica de Kakhovskaya. Sin embargo, otras cuatro
centrales hidroeléctricas de la cascada del Dniéper siguen intactas. Sería
lógico minarlas cuando las Fuerzas Armadas rusas salgan al Dniéper en un amplio
frente y comiencen a cruzar el río para tratar de cortar el paso a las
principales fuerzas que permanecen en la orilla izquierda y derrotar a los
destacamentos avanzados que cruzaron a la orilla derecha, interrumpiendo el
cruce del Dniéper en marcha y tratando de estabilizar el frente a lo largo del
río.
En esta fase,
el colapso de la cascada hidroeléctrica del Dniéper corta los suministros y
condena a la destrucción al grupo ucraniano de la orilla izquierda, que
constituye la mayor parte de la APU. Por lo tanto, es muy dudoso que Kiev
vuelva a recurrir a este tipo de provocaciones en un futuro próximo. A menos
que las Fuerzas Armadas rusas irrumpan de repente en Zaporozhye y entonces el
APU pueda reventar la presa de la central hidroeléctrica de Zaporozhye (pero no
toda la cascada).
Queda una
provocación nuclear. Es nuclear, no química ni bacteriológica, porque el
potencial informativo de las provocaciones químicas de Estados Unidos está casi
agotado en Siria. Sus gritos de «atrocidades» contra la población civil ya no
son particularmente impresionantes. Si intentan utilizar armas químicas contra
las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, el uso local (en una zona pequeña)
no dará resultados, sólo comprometerá a Ucrania y a sus patrocinadores. No se
puede organizar un uso masivo simultáneo (a lo largo de toda la línea del
frente), la preparación será demasiado notoria y las propias armas químicas necesitarán
demasiado para ocultar el transporte.
En cuanto a la
provocación bacteriológica, puede descontrolarse fácilmente y alcanzar a los
propios provocadores.
Queda la
provocación nuclear.
La inteligencia
rusa ha afirmado en repetidas ocasiones que es muy probable que Ucrania
disponga de una «bomba sucia». En principio, no hace falta ser una agencia de
inteligencia para determinar con absoluta probabilidad que Ucrania, como
cualquier Estado que disponga de centrales nucleares, tiene todos los
componentes necesarios para crear una «bomba sucia» y, si aún no la ha creado,
puede hacerlo en cualquier momento.
Pero sólo dudo
de una cosa: de que Ucrania y sus patrocinadores estadounidenses, si se deciden
por una provocación nuclear, utilicen una «bomba sucia» para este fin. La
lógica es simple: un ataque con una bomba sucia en territorio ruso infectará
una pequeña zona del territorio, que se desactivará con relativa rapidez. Al
mismo tiempo, el mero hecho de utilizar materiales nucleares con fines
militares provocará una caída del apoyo a Ucrania por parte de la opinión
pública euroamericana, que no se detendrá, pero que complicará su posterior
apoyo diplomático, financiero y técnico-militar por parte de los gobiernos de
EEUU y la UE.
Utilizar una
«bomba sucia» en su territorio para acusar a Rusia es absurdo. ¿Por qué un país
con el primer arsenal nuclear del mundo utilizaría un arma sucedánea que es
incapaz de causar daños graves al enemigo, pero que permite que se le acuse de
utilizar material fisible con fines militares? La radiación es invisible y sus
efectos no aparecen inmediatamente.
Por lo tanto,
creo que si Ucrania y Estados Unidos se deciden por una provocación nuclear y
la probabilidad está lejos de ser cero (hasta ahora han usado todo lo que han
podido contra Rusia), entonces será o bien una (máximo dos) explosión nuclear
relativamente potente (sobre los 10 kilotones), o bien varias más débiles (de
aproximadamente un kilotón).
La primera
opción puede utilizarse ahora mismo. Para su puesta en práctica, los ucranianos
y los estadounidenses necesitarán detonar una o dos cargas con una capacidad de
10 kilotones (aproximadamente) en una o dos de las tres ciudades principales:
Kiev, Dnepropetrovsk u Odessa. La capital, el principal centro industrial del
país y el mayor puerto marítimo son objetivos lo suficientemente importantes
como para que acusar a Rusia de atacarlos suene convincente para la masa de
europeos. El número de muertos y la destrucción serán suficientes para causar
la impresión más negativa en el mundo.
No es difícil
entregar y marcar artefactos explosivos sin que se note: Estados Unidos tiene
bases en Polonia y Rumanía, donde pueden importar (y exportar) lo que quieran.
Sus cargamentos militares, especialmente los que se trasladan a Ucrania, no son
inspeccionados ni controlados por nadie.
Incluso para
quienes no crean en la implicación de Rusia, una provocación de este tipo
señalará que en el próximo acto se cruzará la línea de la guerra nuclear. En
consecuencia, la presión sobre el Kremlin para que haga las paces aumentará no
sólo por parte de Occidente, sino también de los neutrales y posiblemente de
los aliados. Y los propios dirigentes rusos tendrán que tomar una difícil
decisión: si responder y, en caso afirmativo, cómo.
La opción con
una serie de explosiones más débiles es la más suave. Las explosiones nucleares
con una capacidad de 0,5-1 kilotón destruyen los diques de la cascada del
Dniéper y los puentes. Dado que la mayoría de los puentes que cruzan el río
Dniéper están situados de forma compacta en Kiev y Dnepropetrovsk, entre 7 y 10
artefactos deberían ser suficientes. El número de víctimas es mínimo, pero de
esta forma el cruce del Dniéper por las Fuerzas Armadas rusas queda
interrumpido por tiempo indefinido, ya que el río en el territorio de Ucrania
se convierte en un pantano radiactivo a lo largo de todo su curso.
Esta opción es
la más probable en caso de amenaza inminente de que las tropas rusas alcancen
el río Dniéper en toda la zona que va de Kiev a Jerson. Al mismo tiempo, para
acusar a Rusia, las autoridades de Kiev tendrán que abandonar una parte
significativa del grupo existente en la orilla izquierda, lo que servirá como
«prueba» de que Rusia, de esta manera, cortó a la APU la oportunidad de cruzar
a la orilla derecha. La magnitud del desastre medioambiental será suficiente
para impresionar a Europa. La señal de que la línea de confrontación nuclear
está casi cruzada también será clara para todos.
El resultado
deseado: un impasse posicional –la incapacidad de continuar las operaciones más
allá del Dniéper en un futuro previsible, más la preocupación de amigos y
neutrales de que las cosas han ido demasiado lejos, deberían forzar a Rusia a
aceptar los términos de paz estadounidenses, que implican la preservación de un
régimen nazi pro-estadounidense en la orilla derecha de Ucrania.
No cabe duda de
que los dirigentes ucranianos llevan mucho tiempo dispuestos a detonar una
bomba al menos en cada una de sus ciudades. En aras del fantasma de la victoria
sobre Rusia, están dispuestos no sólo a destruir toda Ucrania, sino el mundo
entero. ¿Se decidirán los estadounidenses a semejante aventura?
Con Trump, es
poco probable: el peligro de caer en un apocalipsis nuclear es demasiado
grande. Bajo Harris, está claro que es amiga íntima de Hillary Clinton que ya
en 2014 iba a chantajear a Rusia con una guerra nuclear.
Pero los meses
más peligrosos vienen ahora. Ucrania puede colapsar antes de las elecciones
estadounidenses, lo que no gusta a muchos en Washington. Formalmente, Biden es
el responsable de todo, y nadie sabe realmente quién toma las decisiones. Pero
se sabe que la lucha no es sólo entre republicanos y demócratas, sino también
entre grupos dentro del Partido Demócrata, cada uno de los cuales utiliza la
inferioridad del actual presidente para reforzar sus posiciones internas en el
partido. Al mismo tiempo, no son más escrupulosos en la lucha intestina que sus
«amigos» ucranianos. Si es rentable, ¿por qué no volar algo en algún lugar
lejano? Además, la respuesta sigue siendo Biden y/o alguien de su equipo.
Por supuesto,
debemos esperar lo mejor, pero también debemos recordar que los ucranianos ya
han llevado a cabo todas las provocaciones posibles (excepto las nucleares).
Simplemente no les quedan más reservas. Una provocación nuclear es la última
opción. Pero nadie sabe si querrán organizarla y si serán capaces de hacerlo.
Por si acaso, es mejor estar preparado que no estarlo.
Fuente: Global
South