Entrevista a Stathis Kouvelakis,
miembro del Comité Central de Syriza
El Referendum y
la desintegración de Syriza
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Rebelión
Jacobin
11.08.2015
¿Y cuáles son
las raíces de esa estrategia? ¿Ceguera ideológica, pura ignorancia? Lo que
confunde a muchos es un gobierno compuesto sobre todo de intelectuales,
personas que pasaron toda su vida estudiando la economía política del
capitalismo contemporáneo, tanto en lo abstracto como en lo concreto, personas
que son activistas políticos. ¿Cómo se explica lo que parece una tremenda
ingenuidad acerca de sus adversarios políticos? ¿Está arraigada en un fondo de
ideología o es sólo la falta de experiencia en la "alta política"?
Yo creo que
tenemos que hay que distinguir dos elementos dentro del gobierno. El primero es
el ala derechista del gobierno liderada por dos de los principales economistas,
sobre todo Dragasakis, pero también Yorgos Stathakis. Y luego el núcleo
dirigente, Tsipras y las personas de su entorno. El primer grupo tenía una
línea coherente desde el principio, no había absolutamente ninguna ingenuidad
de su parte. Sabían muy bien que los europeos nunca aceptarían una ruptura con
el memorándum. Por esa razón Dragasakis desde el principio hizo todo lo que
pudo para que no cambiara el enfoque general. Dragasakis saboteó claramente
todos los intentos de Syriza tener un programa económico propio, incluso un
programa que estuviera dentro del marco que había sido aprobado por la mayoría
del partido. Dragasakis pensaba que lo único que podía conseguirse era una
versión mejorada del memorándum. Quería tener las manos completamente libres
para negociar el acuerdo con los europeos, sin aparecer él mismo en el
escenario. Y tuvo éxito en el control del equipo de negociación, especialmente
una vez que Varoufakis fue apartado.
En el verano de
2013 Dragasakis dio una entrevista muy interesante que creó mucho revuelo. Lo
que proponía no era ni siquiera una versión aguada del programa de Syriza, sino
un programa diferente que era una ligera mejora del acuerdo que Nueva
Democracia había firmado en su momento.
Y luego está el
otro enfoque, el de Tsipras, hecho desde una ideología de europeísmo de
izquierda, que tiene su mejor ejemplo en Euclides Tsakalotos, que se considera
a sí mismo un marxista firme, que viene de la tradición eurocomunista
(estuvimos en la misma organización durante años). La declaración más típica de
él, que captura su ideología y la perspectiva dada al gobierno por la presencia
de todos los académicos, es lo que dijo en una entrevista en el web francés
Mediapart en abril. Cuando se le preguntó qué le había sorprendido más desde
que estaba en el gobierno, respondió que él era un académico, que su trabajo
era enseñar economía en una universidad, por lo que cuando fue a Bruselas se
había preparado muy en serio, que tenía todo un conjunto de argumentos y
esperaba contraargumentos bien elaborados para responderle. Pero en lugar de
eso, sólo tuvo que enfrentarse a personas que recitaban interminablemente
normas y procedimientos. Tsakalotos declaró en la entrevista que estaba muy
decepcionado por el bajo nivel de la discusión. En la entrevista para New
Statesman, Varoufakis dice cosas muy similares acerca de su propia
experiencia, aunque su estilo es claramente más antagonista que el de
Tsakalotos.
Esto muestra
bastante claramente que estas personas estaban esperando que la confrontación
con la UE ocurriera como en una conferencia académica cuando vas con un trabajo
bonito y esperas que los que no están de acuerdo presenten contraargumentos
bien elaborados.
Todo esto dice
mucho acerca de lo que la izquierda es hoy en día. La izquierda está llena de
montones de personas bienintencionadas, pero totalmente impotentes en la
política real. Pero también dice mucho sobre el tipo de devastación mental
causado por una creencia casi religiosa en el europeísmo. Esto significa que,
hasta el final, esta gente creía que podrían conseguir algo de la Troika, que
pensaban que entre "socios" iban a encontrar algún tipo de
compromiso, que compartían algunos valores fundamentales como el respeto al
mandato democrático, o la posibilidad de una discusión racional basada en
argumentos económicos.
Toda la postura
de mayor confrontación de Varoufakis se resumía realmente en lo mismo, pero con
un envoltorio de jerga de teoría de juegos. Lo que Varoufakis decía era que
había que jugar el juego, y seguir, y seguir jugando, hasta que finalmente el
contrincante tuviera que retirarse, porque supuestamente el daño que iba a
soportar si no se retiraba era demasiado grande para aceptarlo.
Lo que en
realidad sucedió fue parecido a una pelea donde un contrincante arriesga un
dedo del pie y el otro arriesgo sus dos piernas.
Así que,
ciertamente, había una falta elemental de realismo y esto está conectado
directamente con el principal problema que la izquierda tiene que hacer frente
hoy en día, nuestra propia impotencia.
¿Y cuál es la
naturaleza ideológica de este europeísmo que describes en la facción central de
la dirección de Syriza? Esas personas no son liberales ni federalistas a lo
Negri, ¿no son más bien gente que se considera a sí misma marxista en la
mayoría de los casos? ¿Existe una influencia de Habermas o Étienne Balibar?
Creo que, en
este caso, Balibar es probablemente más relevante que Habermas. Y aquí también
creo que hay que creer en lo que dice Tsakalotos en una entrevista a Paul Mason
justo el día después de que las contrapropuestas muy humillantes del presidente
de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fueran recibidas.
Cuando Mason le
preguntó sobre el euro, Tsakalotos dijo que la salida sería una catástrofe
absoluta y que Europa reviviría los años treinta con el regreso de la lucha
entre monedas nacionales y el resurgimiento de diversos nacionalismos y
fascismos. Así que para quienes piensan como él hay que elegir entre dos cosas:
o bien ser "europeo" y aceptar el marco existente, que representa de
alguna manera objetiva un paso adelante comparado la vieja realidad de los
estados-nación, o ser "antieuropeo", lo que sería equiparable con
volver a caer en el nacionalismo, un movimiento regresivo reaccionario. Esta es
una forma débil de legitimar la Unión Europea, que se ve como no ideal, pero
mejor que cualquier otra cosa posible.
Aquí puede
verse claramente qué ideología está detrás. No se suscribe positivamente el
proyecto y se tienen serias dudas sobre la orientación neoliberal y la
estructuración de arriba abajo de las instituciones europeas, pero se integra
uno en sus coordenadas y no se puede imaginar nada mejor fuera de ese marco.
Este es lo que significa denunciar el “Grexit”, la salida de Grecia de la EU,
como si fuera un regreso a la década de 1930 o una especie de apocalípsis. Todo
un síntoma del atrapamiento de la dirección en la ideología del europeísmo de
izquierda.
¿Es como si
pareciera más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin de la Unión
Europea, o incluso del euro?
Exactamente,
eso escribí hace unos años.
Y sin embargo,
esta actitud amistosa hacia la Unión Europea es incompatible con la propia
opinión de Nicos Poulantzas, a pesar de algunos intelectuales que utilizan a
Poulantzas para defender la posición de la dirección.
Sí, Poulantzas
habló de la integración europea en la primera parte de su libro sobre las
clases sociales en el capitalismo contemporáneo, en el que analiza los procesos
de internacionalización del capital. Y allí consideró a la Comunidad Económica
Europea como un ejemplo de una forma imperialista de internacionalización de la
Europa del capital en el marco de lo que él consideraba la nueva hegemonía
estructural de posguerra de los Estados Unidos.
Hablemos del
referéndum otra vez. El referéndum ocurrió en un contexto de crisis de
liquidez, con los bancos cerrados, los medios de comunicación lanzando una
campaña de histeria y los demás partidos propugnando el "sí".
Entonces algo debió suceder para provocar una reacción contraria de enorme
escala del pueblo griego. ¿Fue un impulso de orgullo nacional, fue
principalmente una cuestión de clase, o fueron, como especulan Paul Mason y
otros, los recuerdos de la guerra civil? ¿Cuáles son las principales causas del
"no"?
De todos los
factores mencionados, lo menos relevante es la Guerra Civil. Hay que ver que el
No ganó en zonas de derecha, muy tradicionales, como Laconia, cerca de Esparta,
Mesenia y otras áreas del centro de Grecia como Evrytania donde la derecha
domina. El "no" fue mayoría en todos los distritos de Grecia. La
dimensión de clase fue sin duda el más importante de los tres factores
mencionados, que repasaré por orden de importancia. Incluso comentaristas de
los medios de comunicación principales reconocieron que esta fue la votación
más polarizada por clases de la toda la historia griega. En los barrios obreros
el no obtuvo el 70 por ciento o más mientras que en los distritos de clase alta
el sí fue el 70 por ciento o más.
La reacción
histérica de las fuerzas dominantes y la situación dramática creada por el
cierre de los bancos y el límite a las retiradas de efectivo creó dentro de las
clases populares una identificación muy fácil con la idea de que el campo del
“Sí” representaba todo lo que ellos odiaban. El que el campo del Sí movilizara
a todos esos políticos detestados, supuestos expertos, líderes empresariales y
famosos televisivos para su campaña sólo ayudó a inflamar esa reacción de
clase.
El segundo
factor que es igual de impresionante es la radicalización de la juventud. Este
es el primer momento desde que comenzó la crisis en que los jóvenes toman una
postura unificada. El 85 por ciento de los jóvenes de 18 a 24 años votó
"no", lo que muestra que esta generación que ha sido completamente
sacrificada por el memorándum, es muy consciente del futuro que tiene por
delante y tiene una actitud clara en lo que respecta a Europa. El diario
francés Le Monde sacó un reportaje en el que se preguntaba a
esos jóvenes, que se habían criado con el euro, con los programas Erasmus, y
con la Unión Europea, cómo es que estaban volviéndose contra ella. La respuesta
de los entrevistados era sencilla: hemos visto qué es Europa, y Europa
significa austeridad, Europa significa chantaje a los gobiernos democráticos,
Europa significa la destrucción de nuestro futuro. Eso también explica las
manifestaciones masivas y combativas de esa semana, especialmente el viernes 3
de julio en Atenas y otras ciudades importantes de Grecia.
La tercera
dimensión es sin duda la de orgullo nacional. Esto explica por qué fuera de los
grandes centros urbanos, donde las líneas de clase son más borrosa, en la
Grecia de la campiña y las pequeñas ciudades, el "no" también obtuvo
mayoría. Fue un "no" a la Troika, fue un "no" a Juncker.
Incluso para quienes son escépticos del gobierno y no se identifican con Syriza
o Tsipras vieron que se trataba de humillar a un gobierno electo y mantener al
país sometido a la Troika.
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