La
difícil tarea de administrar la miseria
Por Futuro, ciencia ficción y Matrix
KAOSENLARED
29 de agosto de 2022
En los últimos días
estamos asistiendo a un desfile de declaraciones sorprendentes para la gran
mayoría de la población.
Un día, Macron se
levanta y dice aquello del “fin de la abundancia”, otro día el primer ministro
de Bélgica nos anuncia cinco o diez inviernos muy duros y el jefe de la policía
de un cantón suizo advierte sobre saqueos y disturbios graves, cuando
este invierno lleguen los apagones a una de las naciones más ricas del mundo.
Si, algo ha cambiado
en el discurso de los dirigentes. La constatación de la llegada del cenit de la
civilización es algo difícil de digerir y hay que preparar al pueblo con un
poco de antelación.
Hace unas semanas, el
mismo Macron reportaba en una conversación que Arabia y EAU estaban al límite
de la producción de petróleo. El shale oil salvador, ha frenado su crecimiento
y Rusia no va a suministrar más petróleo. Por lo tanto, la producción de
petróleo va a empezar su descenso y las implicaciones están siendo valoradas
ahora mismo.
También hemos asumido
que la transición energética es un “bluff”, que solo sirve para acompañar el
crecimiento energético, pero no puede sustituir a los combustibles fósiles por
sus características propias. La densidad energética es mucho menor (del
orden de 16 veces menor), por lo que una sustitución al 100% exigiría
unos recursos de elementos que exceden la cantidad de reservas sobre la Tierra.
Este es solo el primer
problema.
Si, hemos llegado al
cenit, pero eso solo es el comienzo.
El sistema occidental
está basado en el crecimiento perpetuo. Las deudas se pagan solo si seguimos
creciendo, por lo que un decrecimiento supone la sentencia de muerte sobre un
sistema fiduciario que ha disfrutado de los recursos de los próximos treinta
años, a cambio de un incremento de deuda fastuoso. Nos encontramos en esa
desagradable tesitura de pagar una deuda impresionante, por unos recursos que
ya hemos agotado.
En la última fase del
desarrollo, hemos empezado a experimentar la escasez de materias primas que
supone un vuelco en el sistema. Si desde 2020, la cantidad de dinero se ha
multiplicado para resolver una paralización económica consecuencia de la
pandemia, ahora con la llegada de la escasez y la abundancia de dinero, hemos
entrado en la espiral inflacionista. Cuanto más dinero circule y menos materias
primas se produzcan, más subirán los precios. Pura lógica.
En los inicios de esta
crisis, ya hemos visto como muchos países del tercer mundo han quedado fuera
del circuito de los combustibles. Poco a poco, se ha trasladado a Occidente
esta escasez y estamos en el momento de consumir los inventarios acumulados,
para a continuación entrar en crisis. Ya no se puede extraer más petróleo (*),
el gas está controlado por Rusia y estamos acudiendo al denostado carbón para
mantener la producción de energía. Incluso hemos olvidado temporalmente el
calentamiento global para suministrar las últimas reservas de fósiles.
Como la cantidad de
inventarios es claramente insuficiente, han empezado a diseñar ambiciosos
programas de reducción de consumo energético. En principio, un 15% en Europa,
con la excusa de la guerra de Ucrania y las sanciones.
Este discurso se está
agotando, cuando desde la política del centro de Europa hablan de diez
inviernos duros.
Bienvenidos a la dura
realidad.
Y ahora viene la
crisis de verdad. Un sistema que solo puede funcionar con crecimiento perpetuo
se desmorona. De repente, todos somos conscientes de que el planeta es finito y
los recursos imprescindibles son escasos. Y los dueños de las materias primas
han empezado a poner sus condiciones. El cambio es abrumador y los países sin
recursos (Europa, Japón, Corea del Sur) tenemos todas las de perder.
Inicialmente viviremos restricciones, pero solo será el principio.
Ha llegado el momento
tan temido por los políticos, del fin de la impresora. Las naciones que tienen
los recursos se han empezado a negar a cambiarlos por papelitos y proponen una
nueva moneda respaldada por cierto valor intrínseco, como pueden ser las
materias primas y el oro-plata.
La parte occidental se
niega a semejante cambio que hundiría a Occidente en la miseria, El estado del
bienestar solo se mantiene si nos dejan utilizar la impresora para abonar los
pagos. Si debe existir detrás un dinero real, el sistema colapsa.
La alternativa es la
guerra. Primero económica (por eso las sanciones a Rusia). Si, como estamos
viendo, las medidas no funcionan, no quedará mas remedio que utilizar la
fuerza. Puede ser una guerra cibernética, una guerra bacteriológica, o
desgraciadamente una guerra militar de consecuencias indeseables. La única razón
que queda para aceptar dólares o euros por materias primas escasas y vitales es
la presencia de una potencia militar y económica detrás. Pero esta vez,
enfrente se encuentra otra potencia militar y económica (Rusia-China) y el
conflicto presenta malas soluciones si se rechaza un acuerdo pacífico.
Lo que hay que
entender es que Rusia y China no van de farol. No van a ceder a las sanciones.
Y en Europa tampoco tenemos alternativa al colapso, porque estamos demasiado
endeudados para eludir la impresora. Sin euros o dólares, el sistema
implosiona, y llega el momento de administrar la miseria.
Solo estamos en los
albores de una nueva fase de transición al decrecimiento. Depende de como
manejen la situación, la caída será lenta, rápida o un hundimiento total.
Pero no hay milagros,
ni conejos en la chistera. Y eso es lo que las declaraciones de los políticos,
tratan de explicar, sin decirlo claramente. Quieren un mensaje subliminal que
vaya calando en la opinión pública.
Este tipo de mensajes
es ampliamente criticado como malthusianismo o hace referencia a los “límites
del crecimiento”. Pero no es de recibo ignorar que en los últimos veinte años
hemos quemado el 50% de todo el petróleo extraído hasta ahora y a este ritmo,
en los próximos veinte años, nos quedaremos sin una gota de petróleo. Si la
tasa de reposición vía descubrimientos se queda en un 15% y cayendo, la
velocidad de descenso de las reservas nos hará entrar en un colapso brutal en
muy poco tiempo, empezando por los países importadores. Ya no queda más tiempo.
Los mensajes
“macronianos” se repetirán en los próximos meses y el llamamiento a la
reducción del consumo energético será el pan de cada día.
Todavía me parece
increíble que se ignore semejante problema, pero la opinión pública sigue sin
saber o creer, que comienza un nuevo mundo y que todas las teorías económicas
de crecimiento hay que cambiarlas, porque ya no sirven en este “nuevo
mundo”. Uno de los credos más populares es que la bolsa siempre sube a
largo plazo. Va a ser muy duro cambiar a la frase menos popular, “la bolsa
siempre baja a largo plazo”, cuando comience el temido decrecimiento.
En la cultura popular
siempre quedará la fe inquebrantable en el “algo encontrarán”. La especie
humana siempre ha sabido encontrar soluciones a todos los problemas y la
tecnología es el nuevo “Dios”. Pero lo cierto es que nunca habíamos llegado a
los límites de los recursos. Pues bien ha llegado el momento de que aparezcan
los magos, por que si no, hemos entrado en el “fin de la abundancia” y el
corolario lógico de este nuevo discurso, es que después de la abundancia, viene
la escasez.
Saludos.
(*) El petróleo ha
sido el combustible fundamental que ha permitido el crecimiento mundial desde
1950. Los detractores del peak oil siempre aluden a las predicciones fallidas
en el pasado para justificar su reticencia a asumir su llegada.
En realidad es sencillo
explicar por qué hemos llegado al pico del petróleo.
Solo se puede extraer
el petróleo que antes ha sido descubierto, es una obviedad. Por lo tanto
siguiendo el gráfico de los descubrimientos es posible extrapolar
el peak oil. Las curvas tienen que ser idénticas.
Si miramos el gráfico
de los descubrimientos, tocó techo en la década de los 60.
En los últimos veinte
años, los descubrimientos han seguido la curva esperada en el gráfico (en
rojo).
Por lo tanto es lógico
pensar en el primer gráfico. Normalmente el pico de los descubrimientos es
seguido cuarenta años después por el pico de producción. ¿Por qué se ha
retrasado?.
Porque en los
descubrimientos no está incorporada la parte de petróleo extrapesado de Canadá
y el shale oil americano, petróleo que era conocido hace muchísimos años, pero
el precio y la tecnología no permitían su extracción. Las reservas esperadas de
ambos yacimientos han conseguido extender la meseta del petróleo convencional,
que alcanzó su pico en 2005, hasta nuestros días. Ahora el shale oil también ha
alcanzado su pico y no queda nada más. También la masiva perforación horizontal
en los campos supergigantes, ha retrasado el descenso en la producción, a costa
de agotar cada yacimiento.
Lo que viene a
continuación es la caída más o menos simétrica del pico de los descubrimientos.
Este artículo es
antiguo pero lo explica muy bien.
http://www.energyinsights.net/cgi-script/csarticles/articles/000042/004212.htm
*++