jueves, 14 de enero de 2010

PUERTO PRINCIPE

(Habitantes de Puerto Príncipe antes del terremoto, disfrutando del progreso en época de vacas gordas. Pero muy gordas, gordísimas o más)

Puede decirse que Puerto Príncipe hasta que llegaron los españoles vivían como Dios les daba a entender, que debía ser muy bien, pero había que civilizarlos y, sobre todo, salvarlos.
Los Reyes Católicos eran así, como todos los reyes, que se lían a salvar gente y no dejan títere con cabeza, porque obtener riquezas es cosa muy trabajosa, requiere mucho trabajo, y por eso los Reyes Católicos que no eran peores que otros reyes ni más salvajes que cualquier banco moderno de los actuales, decidieron que era cosa querida por Dios y que los amerindios, los propios del lugar, debían trabajar y estar prestos a presentarse ante Dios en el momento más inesperado, porque al que se cantera les cortarían la cabeza, y cuando un rey dice algo no es cosa de tomárselo a chirigota.
Así que, algunos españoles, no todos los españoles (yo por ejemplo no estaba) los amerindios empezaron a enterarse de lo que costaba un peine y lo desalmados que fueron los buenos compatriotas míos que les fueron a enseñar el camino de la miseria y la opresión y, por supuesto, el otro camino en dos partes (por una parte el cuerpo y por otro la cabeza) que nunca puede faltar en la buena práctica cristiana oficial: el de vía directa que les conduce sin intermediario alguno al cielo.
Sentados los reales de los Reyes Católicos en 1503 a través del gran patriota español, Nicolás Ovando, se puso fin al gobierno indígena matando a unos pocos después de emborracharlos (cuando se es un hijo de puta el vino no puede faltar, si yo lo entiendo), y por esas cosas que pasan que yo te digo una cosa, tú a mi otra, me das un empujón yo a ti una patada en los riñones…, en fin, que nos calentamos, resultó que, por los colonos españoles, las enfermedades, y porque Dios quiso, eso también, en La Española, donde Haití ocupa una pequeña parte de la isla, junto a la actual República Dominicana, perdió un millón de habitantes entre 1492-1507.
Y esto que solo es un apunte histórico, aparentemente escrito con algo de cachondeillo, cuando está escrito con toda la mala leche de que soy capaz, como contrapunto de la solemne hipocresía que ahora los poderes reales (políticos, banca y multinacionales, sin ninguna excepción) van a mostrar sus condolencias con declaraciones solemnes por el terremoto sufrido (que sí ha sido algo natural, pero la miseria que ya reinaba no era ni es natural, sino de origen económico), pero que son los verdaderos responsables directos de la miseria de Puerto Príncipe a la que se añade la catástrofe de terremoto, porque no tiene nada de natural que Haití sea el país más pobre de América ocupando el lugar 149 en el índice de desarrollo humano mundial, según el informe de 2009 elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que el 18,5% de los haitianos no sobrevive a los 40 años, un 42% no utiliza habitualmente agua saneada y un 22% de los menores de cinco años tiene malnutrición aguda.
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