Eco Republicano
13.03.2016
Don Eduardo Inda, encarna e
interpreta varios personajes dentro de la gran farsa del peor periodismo
hispano. Está en posesión de todos los vicios del mal periodista y toma parte
de la perversión mediática del periodismo partidista, tendencioso y
embustero.
Es
preciso hacer un breve ensayo de su comportamiento según en qué momento se
encuentre y qué personaje interpreta. Cuando ejerce de periodista se comporta
como un autentico vocero y boceras del régimen del 78, sobre todo en su
vertiente franquista, liberal pepeista y conspiratoria. Personalmente,
considero que las cualidades de un profesional que está al servicio del derecho
a la información, han de ser: veracidad, rapidez e independencia. La falta de
independencia, la ausencia de autocritica y el corporativismo son los vicios
que están al servicio del poder. Este ínclito personaje no supera el test del
perfil periodístico más elemental, ni en sus prolegómenos.
Como
tertuliano, mantiene su comportamiento a través de las formas que le son
propias: groseras, despóticas, inquisitivas con total ausencia de empatía y
respeto. Humanismo que don Eduardo Inda no conoce. Su incultura y falta de
preparación sobre los temas que se debaten, le hace ser inoportuno, patoso y en
no pocas ocasiones ridículo y panfletista. En su puesta en escena dispone de un
verbo torpe, es decir, pobre de expresión. Parco nada brillante y terco, porque
persiste en sus falacias, mentiras y embustes.
Hemos
analizado el comportamiento de este insigne personaje, como periodista y
también como partícipe muy activo en tertulias y entrevistas sobre cualquier
tema; siendo su perfil, como mínimo, ramplón. No obstante, es invitado, pagado
y protegido por quienes sacan rendimiento político y comercial a sus pueriles
intervenciones. Es de justicia completar el puzle del personaje a través del
cual exterioriza con mayor vehemencia, su vocación de militante político. En
principio es un lacayo y secuaz de La Casta.
Que
nadie se escandalice de forma hipócrita porque quien escribe esta observación,
también, perteneció a ella. La Casta tuvo sus luces y sombras, por ese
elemental motivo, Inda tiene en su haber luces y sombras. Sin olvidar que el
corporativismo y la ausencia de autocrítica, sepulta permanentemente lo cutre,
lo impostor y lo farsante del universo mediático español. Sin duda el militante
político don Eduardo Inda, brilla con luz propia, allí donde el director de
turno pone en escena su personaje más locuaz, para mejor defender su espectro
político; transformando cualquier plató en un mitin y cualquier columna de su
red propagandística, en un furibundo ataque a formaciones políticas, que omito
el mencionar sus nombres aquí porque sería hacer el juego al polémico y
mediático personaje. Muy preciado por ciertos canales televisivos.
No
obstante, don Eduardo Inda tiene sus momentos de gloria en los medios, porque
toma parte de la estrategia nacional de todos contra el populismo, que es tanto
como decir que hay que mantener a cualquier precio el imperio de los que
ganaron la guerra, gestionaron España con una dictadura como si de un botín de
guerra se tratara, y trajeron la transición sin condenar el genocidio.
Conclusión,
don Eduardo Inda es un perfecto impostor como periodista, un sagaz farsante
como tertuliano y un apasionado, secuaz y fiel lacayo político, agresivo
defensor, con o sin carnet, pero de La Casta.
Pedro Taracena Gil, periodista.
Fuente: Cuarto Poder
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