sábado, 11 de junio de 2022

Una guerra de Estados Unidos contra China podría comenzar en las Islas Salomón

 

Una guerra de Estados Unidos contra China podría comenzar en las Islas Salomón

 

DIARIO OCTUBRE /junio 10, 2022


En medio del Pacífico, las Islas Salomón, a 2.000 kilómetros al noreste de Australia, han afirmado su propia política exterior independiente tras décadas bajo tutela extranjera. El Primer Ministro Manasseh Sogavare calificó de “hito” el acuerdo entre su país y China, que incluye un pacto de seguridad. “Tenemos que diversificar las relaciones del país con otros socios. ¿Dónde está el problema?” China no estaba presionando a su país para que firmara el pacto, insistió, y añadió que “las propias Islas Salomón pidieron el tratado”.

 

El problema es una posible presencia militar china en las Salomón, en virtud de un acuerdo que permitiría a los barcos chinos visitar y “llevar a cabo el reabastecimiento logístico” y permitir a la policía china ayudar a “mantener el orden social” en el país.

Aunque Sogavare ha asegurado a Occidente que no habrá ninguna base militar china en las Islas Salomón, Daniel Kritenbrink, jefe de la diplomacia estadounidense para Asia Oriental y el Pacífico, lanzó esta velada amenaza: “Por supuesto, respetamos la soberanía de las Islas Salomón, pero también queríamos hacerles saber que si se dieran pasos para establecer una presencia militar permanente de facto, capacidades de proyección de poder o una instalación militar, entonces tendríamos preocupaciones significativas, y responderíamos muy naturalmente a esas preocupaciones”.

Australia ha advertido que cualquier base china en las Salomón sería una “línea roja”. El nuevo primer ministro laborista, Anthony Albanese, y su ministra de Asuntos Exteriores, Penny Wong, acusaron al anterior gobierno de haber cometido “el peor fracaso de la política australiana desde la Segunda Guerra Mundial” al permitir el acuerdo de las Islas Salomón con China. El oligarca de los medios de comunicación David Llewellyn-Smith lanzó amenazas explícitas: “No hay forma de que Australia permita que este acuerdo continúe. Si lo hace, la nación debería invadir y capturar Guadalcanal para que podamos organizar un cambio de régimen en Honiara… Si no respondemos a eso -tenemos que ser nosotros y Washington- entonces amigo, se acabó… China tendrá libertad de mar con su armada en todo el Pacífico Sur. Según el periódico australiano, el acuerdo “difícilmente podría ser más significativo desde el punto de vista geopolítico por el desafío que supone para la prolongada hegemonía estadounidense en la región”.

La posición de las Salomón en el sudeste del Pacífico es lo que hace que el país sea tan importante desde el punto de vista estratégico para la futura guerra de Estados Unidos con China. Este empobrecido país de 700.000 habitantes cuenta con varios puertos de aguas profundas y vías marítimas que Australia y Estados Unidos controlan actualmente y están decididos a conservar. Las Islas Salomón fueron colonizadas históricamente por los británicos y luego por los japoneses, y se convirtieron en un campo de batalla clave durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos expulsó a Japón del país en la batalla de Guadalcanal, que duró seis meses, en 1942-43. Esta batalla fue vital para la victoria de Estados Unidos sobre Japón, que estableció el dominio de Estados Unidos sobre el Pacífico hasta el día de hoy.

Después de que las Salomón se independizaran de Gran Bretaña en 1978, la supervisión occidental pasó principalmente a Australia, con Nueva Zelanda como socio menor. Tras una guerra civil de baja intensidad entre 1998 y 2003 por las demandas de secesión de la isla de Malaita, más pobre y poblada, Australia ocupó el país con una fuerza de 2.000 soldados y policías como “fuerzas de paz”, imponiendo la austeridad del FMI en el sector público. La presencia de Australia desde 2003 hasta 2017 no hizo más que alimentar las rivalidades entre Malaita y la principal isla salomónica, Guadalcanal, donde se encuentra la capital, Honiara.

El cambio de juego se produjo en 2019 cuando las Salomón transfirieron el reconocimiento diplomático de Taiwán a la República Popular China después de 36 años. En respuesta, el senador republicano estadounidense Marco Rubio amenazó durante una visita con cortar el acceso de Salomón a los mercados financieros mundiales.

Al año siguiente, Estados Unidos concedió 25 millones de dólares en la llamada “ayuda” a Malaita, una cantidad mucho mayor que la ayuda a las Islas Salomón en su conjunto. Estos sobornos de Estados Unidos a Malaita y las amenazas contra el gobierno nacional formaban parte de una estrategia orquestada para utilizar las demandas de secesión de Malaita como un palo de divide y vencerás para obligar al gobierno nacional a volver al redil occidental. Alentado por Estados Unidos, el grupo separatista Malaita 4 Democracy ha exigido la expulsión inmediata de todos los ciudadanos chinos de la isla.

Luego, en 2021, unos 1.000 separatistas, alentados por el primer ministro maltés Daniel Suidani, se trasladaron a la isla principal de Guadalcanal, atacando a los comercios chinos y a los residentes chinos. Los alborotadores enarbolaron una bandera israelí e incendiaron el edificio del gobierno en lo que fue una revolución de colores orquestada por Estados Unidos y Australia. Pero no lograron derrocar al gobierno; una posterior moción de censura en el parlamento también fue rechazada. Desde entonces, China ha desplegado una docena de policías para formar a las fuerzas locales.

La pobreza y el desempleo masivo son la causa de los actuales disturbios en las Salomón, que tienen el índice de desarrollo humano más bajo y la segunda tasa de electrificación más baja de todos los pequeños estados del Pacífico. No es de extrañar que el gobierno de las Islas Salomón intente liberar al país de la dominación occidental. Liu Ze, secretario general del Consejo Empresarial Chino de las Islas Salomón, explicó: “La estructura económica de las Islas Salomón no ha progresado en los últimos 15 años, lo que ha hecho que el partido gobernante se de cuenta de que la cooperación con Occidente no conduce al desarrollo. Ahora han encontrado en China una gran potencia alternativa que puede proporcionarles unas condiciones equitativas. China es ahora el mayor destino de las exportaciones de las Islas Salomón, ya que recibe el 65 por cien de las mismas, principalmente madera, y la inversión y el turismo chinos han aumentado masivamente en el marco de la Nueva Ruta de la Seda.

Pero la creciente presencia económica de China se ve obstaculizada en todo momento. Un importante contrato con Huawei para tender un cable de fibra óptica desde las Salomón hasta Australia fue cancelado en 2018 después de que Australia impulsara un voto de censura contra el gobierno de las Salomón, acusando a Sogavare de corrupción en el acuerdo.

Sin embargo, los lazos de China con las islas del Pacífico están progresando, contribuyendo al desarrollo de una región pobre del mundo. China espera firmar un importante acuerdo con casi una docena de países insulares del Pacífico que abarque la cooperación en materia de seguridad, comercio y comunicación de datos. Kiribati, una pequeña nación insular del Pacífico que transfirió su reconocimiento diplomático a la República Popular junto con las Islas Salomón, va a firmar un acuerdo que concede a China derechos especiales de pesca en una de las mayores zonas marinas protegidas del mundo. Vanuatu ha firmado recientemente un contrato con China para la construcción de una nueva pista de aterrizaje en el aeropuerto que permita el acceso de grandes aviones. La ventaja para estos países es que China, a diferencia de las potencias occidentales, no busca explotar sus vulnerabilidades. Chen Hong, presidente de la Asociación China de Estudios Australianos, explicó: “China cree que los países, ya sean grandes o pequeños, deben recibir un trato igualitario; no están ahí para que nadie los convenza y controle.

Mientras tanto, las potencias occidentales hacen todo lo posible para frenar la pérdida de su hegemonía. En el plano diplomático, instan a los cinco Estados insulares del Pacífico que aún reconocen a Taiwán a no seguir el ejemplo de las Salomón (como nación insular del Pacífico más poblada e influyente) reconociendo a la República Popular China.

Las medidas de Occidente para reprimir la política exterior independiente de las Islas Salomón son un aspecto de la lucha más amplia para mantener el control imperialista sobre el Pacífico, que incluye el acercamiento de Australia a Estados Unidos. El desarrollo de Australia como “ancla del sur” del poder militar estadounidense, reforzado por el pivote de Obama hacia Asia, que ha visto cómo se establece una importante base estadounidense en Darwin, al norte de Australia, la sitúa en primera línea de una guerra con China.

La nuclearización de Australia se ha acercado peligrosamente con el reciente acuerdo Aukus entre este país, Estados Unidos y el Reino Unido. Aukus ha roto el Tratado de No Proliferación de la ONU al proporcionar armas nucleares a Australia en forma de al menos ocho submarinos nucleares construidos en Estados Unidos y los conocimientos tecnológicos que los acompañan. Los submarinos de 100.000 millones de dólares tendrán un alcance mucho mayor que los submarinos franceses que Australia acordó comprar, y se utilizarán para imponer un bloqueo naval estadounidense a las rutas marítimas del Pacífico de las que China depende para obtener materias primas y mercancías. De hecho, Aukus representa una extensión de la OTAN hacia el Océano Pacífico.

El Primer Ministro de las Islas Salomón, Sogavare, se quejó de que su país y otros de la región “deberían haber sido consultados para garantizar la transparencia del tratado Aukus, ya que afectará a la familia del Pacífico al permitir la presencia de submarinos nucleares en aguas del Pacífico”. Pero, por supuesto, fueron ignorados, al igual que los franceses fueron engañados por sus rivales imperialistas.

A pesar de la estrecha alianza entre Estados Unidos y Australia, está claro que Estados Unidos no está satisfecho con la actuación de Australia en las Islas Salomón. El cierre de su embajada en las Salomón en 1993 y la subcontratación de su seguridad a Australia fueron criticados por el ex diplomático estadounidense de alto nivel James Carouso, quien dijo que fue un “error”. Ahora Estados Unidos está considerando reabrir su embajada en la capital, Honiara, para recuperar el control directo. Esto en cuanto al respeto de la soberanía nacional, una idea que se invoca con frecuencia para promover la guerra por delegación de la OTAN contra Rusia.

No es que Australia sea mejor, con sus frecuentes referencias a las Salomón como “nuestro patio trasero”. Este término insultante fue condenado por Sogavare, que dijo que un patio trasero era un lugar “donde se recoge y se quema la basura”, y “donde se hacen las necesidades”. Compárese con la opinión de China de que las islas del Pacífico no son “ni el patio trasero de ningún país ni un escenario para juegos de alto nivel”. Tarcisius Kabutulaka, académico de las Islas Salomón en la Universidad de Hawai, observó que la posición occidental era la de establecer la ley y decir “no se puede tener ese tipo de relación con China. La ironía es que podemos y lo hacemos”.

La insistencia de las potencias occidentales en retener el control de las Salomón no es un problema lejano para nosotros, sino que representa un peligro claro y presente para la paz mundial. La reciente e improvisada revocación por parte de Biden de la política estadounidense de una sola China, de larga data, con respecto a Taiwán, demuestra que Estados Unidos se toma muy en serio la tarea de impedir el ascenso de China, y las amenazas occidentales de invadir las Islas Salomón convierten a este país en uno de los puntos calientes donde podría comenzar la guerra de Estados Unidos con China.

—https://www.legrandsoir.info/iles-salomon-construire-la-guerre-americaine-contre-la-chine.html

VÍA:mpr21.info

 *++

 

Cumbre de los Pueblos llama a luchar contra el imperialismo

 

Cumbre de los Pueblos llama a luchar contra el imperialismo

 

DIARIO OCTUBRE / junio 11, 2022

 

Otra de las propuestas más contundentes de la Cumbre de los Pueblos fue la afirmación de que la Organización de Estados Americanos (OEA) debe ser abolida.

Organizaciones, actores y militantes sociales gestores de la Cumbre de los Pueblos por la Democracia, reafirmaron el viernes en un documento a propósito de la clausura del encuentro que “luchan contra un Imperio que se empeña en mantener la supremacía mundial, una peligrosa ilusión que pone en peligro a la humanidad y al planeta”.

 

Haciendo referencia a la política imperial de los Estados Unidos, la declaratoria del evento que agrupó a más de 250 organizaciones que representan a trabajadores, inmigrantes, pueblos negros e indígenas y muchas otras comunidades en resistencia, subrayó que la humanidad no tiene otra opción que luchar.

“Estaremos en las calles, en nuestros barrios, en nuestros lugares de trabajo y en nuestros hogares, construyendo y organizando constantemente, llevando a cabo las miles de pequeñas tareas y grandes luchas que juntas nos acercan a la victoria”, recalcó la colectividad de la región presente en la cita.

“Nuestro planeta nos necesita, nuestra gente nos necesita, ¡y ganaremos!”, valoró dicha reunión, calificada como histórica y en desafío a la política de exclusión de la administración del presidente de los EE.UU. Joe Biden.

De igual manera, los presentes en el encuentro regional concluyeron que la exclusión de los países como Cuba, Venezuela y Nicaragua a la Cumbre donde participan los jefes de Estado de los países del hemisferio, es parte de “la visión que pone los intereses políticos y económicos de Estados Unidos y de las grandes empresas por encima de los de los pueblos”.

“La exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua ya han convertido la cumbre de Biden en un desastre político; añadimos que esta exclusión no habla en nombre de la clase trabajadora y de la gente de conciencia de este país que desea la amistad y el diálogo con todos los pueblos de nuestro hemisferio”, precisó el texto conclusivo.

Otra de las propuestas más contundentes de la Cumbre de los Pueblos fue la afirmación de que la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual sigue siendo un instrumento de lucha contra las fuerzas progresistas del hemisferio y de legitimación de los golpes de Estado, de la intervención y de la política de exclusión, debe ser abolida.

Como elementos a potenciar, el documento rector defiende el derecho del pueblo a organizarse y a construir una democracia popular y a la formación de sindicatos que defiendan los derechos de las y los trabajadores, al tiempo que insisten en la protección del derecho humano de las mujeres a controlar sus cuerpos.

Asimismo los participantes se pronunciaron por la defensa de la Madre Tierra y declararon luchar contra el extractivismo y la explotación de la tierra. Por otra parte deconstruyeron el mito del “sueño americano”, apuntando que en el “país más rico del mundo”, 140 millones viven en la pobreza o cerca de ella.

“El gobierno estadounidense es adicto al militarismo y a la guerra y gastará más de 800.000 millones de dólares en 2022, en muerte y destrucción. En lugar de prepararse para la guerra, la sociedad debe organizarse para satisfacer las necesidades humanas”, remarcó la declaratoria.

“Queremos un futuro sin desahucios, violencia policial y encarcelamiento masivo, deportaciones, sanciones y bloqueos. Queremos un futuro en el que todos tengamos acceso a una vivienda adecuada, a una alimentación sana, a la sanidad, a la educación y a la cultura. Decimos amnistía total y derechos para todos los inmigrantes. Debemos eliminar todas las formas de supremacía blanca, racismo, homofobia, sexismo, transfobia y todo tipo de discriminación y opresión”, concretó el informe.

Cumbre de los Pueblos: La revolución es inevitable

La Cumbre de los Pueblos concluyó este viernes con una plenaria en la que activistas, actores sociales y organizaciones de América Latina, el Caribe y la región de Norteamérica reconocieron que la revolución es inevitable y se está gestando.

Esta idea la sostuvo la directora de la plataforma activista contra el racismo PY100, Da´tra Jackson quien agregó además que la supremacía blanca es la especie más invasiva que ha provocado desplazamientos y la permanencia del capitalismo.

“La acción colectiva es ahora”, sostuvo, y defendió que la Revolución no ha terminado. “Porque este es nuestro momento, para marchar, organizarnos y cuidarnos porque la revolución empieza hoy”, valoró la defensora de los derechos humanos.

Da´tra Jackson apuesta además por un feminismo negro queer socialista y declara que las personas negras, mujeres, migrantes, pobres, militantes son la revolución. De igual manera insistió que hay que luchar contra la raíz de las dominaciones. “Tenemos una oportunidad de sembrar semillas para un nuevo futuro. La fruta del cuidado, del amor, preparar la tierra para un futuro”, dijo la luchadora social.

Por otra parte, el moderador del panel de clausura Briank Becker sostuvo que es la clase trabajadora quien crea esa nueva sociedad. “No queremos arreglar este sistema queremos construir un sistema nuevo”, comunicó.

Asimismo insistió que durante la pandemia de la Covid-19 han aumentado las personas billonarias al remarcar la inequidad horripilante que continúa. Hoy es el momento de entender la democracia a través de una revolución, dijo.

FUENTE: telesurtv.net

 *++

Ucrania: cómo vestir una derrota sin paliativos de la OTAN con unos ropajes de cierta compostura

 

Ucrania: cómo vestir una derrota sin paliativos de la OTAN con unos ropajes de cierta compostura

 

mpr21 / Redacción

 10.06.2022



En Washington cada vez hay más voces que se replantean la Guerra de Ucrania. La dan por perdida y tratan de averiguar dos cosas: la primera, dónde estuvo el error y la segunda, cómo salir del atolladero. La mayor parte cree que deberían desembarazarse de Zelensky, cuanto antes mejor. Es un personaje amortizado que se ha convertido muy rápidamente en un estorbo. Deberían abrirle una sustanciosa cuenta corriente para que se pasee por el mundo concediendo entrevistas y dando charlas en las universidades explicando lo malvados que son los rusos.

 

“El fracaso no está ocurriendo, ya ha ocurrido”, dice Andrei Martyanov (1). “No hay manera de que los ucranianos destruyan o derroten a los rusos”, dice el general Stephen M. Twitty, antiguo Comandante del Mando Europeo de Estados Unidos (2).

¿Cuanto tiempo más va a tardar Zelensky en ceder, o no lo hará hasta que sea derrocado? Cuanto más tiempo transcurra, mayores concesiones tendrá que hacer. Los rusos ya les han dejado bien clarito que no se han embarcado en una guerra para volver a los Acuerdos de Minsk de 2015, que los propios ucranianos se encargaron de enterrar. Aparte de perder Crimea y el Donbás, ¿qué otras regiones van a desaparecer del mapa de Ucrania?

Un Golpe de Estado en Kiev o una destitución fulminante de Zelensky sería una buena salida para la OTAN. Es el mejor chivo expiatorio que podían encontrar. Les permitiría imputarle sus propios errores y fracasos.

“La idea de utilizar a Ucrania para buscarle las cosquillas al oso ruso fue una tontería desde el principio”, dice Larry Johnson (3). Entre los críticos cada vez suena más lo de que han subestimado a Rusia, que es una constante de la historia desde los tiempos de Napoleón.

En Estados Unidos se tiran de los pelos porque saben que son los responsables de la derrota de Ucrania. Hay quien, como el New York Times, no quiere hacer sangre y opina que todo ha sido consecuencia de una “falta de inteligencia” (4). Los espías han vuelto a fallar. Se creen las noticias que aparecen en los medios de comunicación y entran en un bucle de mentiras y fantasías.

Se engañan unos a otros. Luego la censura y subsiguiente imposición de un discurso uniforme impide corregir los errores y refuerza la falta de alternativas políticas.

En una audiencia del Senado el mes pasado, Avril D. Haines, directora de inteligencia nacional, dijo algo curioso: tenemos más información sobre el enemigo (los rusos) que sobre el amigo (los ucranianos). ¿Cómo es posible? Son los misterios absurdos con los que las centrales de inteligencia salen de los apuros. Como no vigilamos a los amiguetes, no sabemos nada de ellos…

A quien deberían haber espiado es a Zelensky y su camarilla, que tienen un pie en tierra. Seguir enviándoles armas es “apostar por el caballo equivocado”, dice Yves Smith (5). “Ya se ha hablado de un posible golpe militar”, añade Smith, cada vez más verosímil a medida que las tropas rusas sigan avanzando porque, en contra de lo que dicen los “expertos”, el tiempo juega a favor de Rusia. Por eso en Moscú no tienen ninguna prisa. Están dispuestos a dejar que la OTAN y su gobierno en Kiev se cuezan a fuego lento y en su propio jugo.

(1) https://smoothiex12.blogspot.com/2022/06/i-am-getting-tired-writing-posts-with.html
(2) https://www.cfr.org/event/russias-war-ukraine-how-does-it-end
(3) https://sonar21.com/is-u-s-intelligence-really-this-screwed-up/
(4) https://www.yahoo.com/news/u-lacks-clear-picture-ukraines-120806912.html
(5) https://www.nakedcapitalism.com/2022/06/the-tricky-question-for-russia-of-how-far-to-go.html

FUENTE: mpr21.info

 

Dos izquierdas y una OTAN

 

La apuesta del PSOE es inequívocamente atlantista. Unidas Podemos era consciente de ello. Ante la próxima cumbre de la OTAN en Madrid, se hacen más visibles las disensiones y se multiplican los reproches cruzados entre los dos socios de gobierno.


Dos izquierdas y una OTAN

 

Lluís Rabell

El Viejo Topo

11 junio, 2022 

 

A medida que se aproxima la fecha de la cumbre de la OTAN en Madrid, se hacen más visibles las disensiones y se multiplican los reproches cruzados entre los socios del gobierno de coalición. Por supuesto, nadie quiere una ruptura. No llegará la sangre al río. Pero la necesidad de afirmar perfiles diferenciados en una cuestión como ésta, que la guerra de Ucrania ha vuelto de primerísima importancia, provoca unos chirridos nada beneficiosos para las izquierdas. El buen desempeño del gobierno de Pedro Sánchez en ámbitos sociales y económicos queda sumergido por el ruido incesante generado desde la derecha y la extrema derecha. Para desgastarlo, PP y Vox “sacan petróleo” – nunca mejor dicho – de una inflación que no es responsabilidad del ejecutivo, así como del sordo y extendido malestar social, reflejo de la incierta situación mundial que atravesamos. No es buen momento, pues, para exhibir disputas entre ministros.

La discusión quedó zanjada con la formación del gobierno y la entrada de UP en el ejecutivo. Sin embargo, quienes en su día fuimos partidarios de un acuerdo “a la portuguesa” – un gobierno monocolor socialdemócrata, apoyado desde el parlamento por la izquierda alternativa – no podemos por menos que pensar que esa fórmula hubiese brindado un marco más apropiado para gestionar contradicciones como las que plantea la relación con la OTAN. (Pero no hay vuelta atrás, ni tiempo que perder en especulaciones. En cualquier caso, aquella fórmula no hubiese exigido menos madurez e inteligencia política que la requerida en las actuales circunstancias). Y es que cada una de las izquierdas tiene sus razones… y no son solubles unas en las otras. Sin embargo, juntas, deberían encontrar un camino transitable para que prevalezcan los intereses democráticos y sociales que las unen.

España forma parte de la OTAN y la apuesta del PSOE es inequívocamente atlantista. UP era consciente de ello y – aunque nadie podía imaginarse entonces que iba a estallar una guerra en suelo europeo – cedió al socio mayoritario la dirección de la política exterior y de defensa. A pesar de lo dramático e inesperado de los acontecimientos en el Este, ese tipo de crisis internacionales eran eventualidades a las que podía tener que hacer frente el gobierno. No lo olvidemos. Lo cierto es que la brutal agresión de Putin contra Ucrania no sólo ha revitalizado a la OTAN, sino que ha logrado que sea percibida por amplios sectores de la opinión pública europea como una alianza eminentemente defensiva y como un bloque de democracias enfrentadas al autoritarismo. Suecia, Finlandia y Dinamarca han puesto fin a su histórica neutralidad y a sus reservas a una plena integración militar operativa. Las Repúblicas bálticas sólo juran por el paraguas protector de la Alianza frente a las ambiciones territoriales del Kremlin. Georgia y Moldavia sienten que su próximo destino se está decidiendo en las planicies de Ucrania. Esos temores son fundados, pero la realidad es más compleja.

La OTAN no es un club de democracias avanzadas. Turquía, que acaba de significarse con sus reticencias a las nuevas adhesiones nórdicas, no constituye precisamente un ejemplo de liberalismo. Ni tampoco es un socio menor de la Alianza. No hace falta remontarse a los años de la “guerra fría”. Desde el bombardeo y la contribución a la dislocación de Libia hasta la prolongada misión en Afganistán – que concluyó con la entrega de Kabul a los talibanes -, algunas destacadas intervenciones de la OTAN no se han caracterizado por su carácter defensivo, ni por su impronta democrática. La debilidad relativa de sus Estados miembros, empezando por los europeos, hacen de la OTAN un instrumento tutelado por Washington. Tanto es así que, si los países latinoamericanos no muestran hoy entusiasmo alguno por la causa de Ucrania, no es tanto por simpatía hacia Putin como por el lancinante recuerdo de las intervenciones de Estados Unidos en su “patio trasero”. Del mismo modo que, cuando París habla de libertad, los países africanos arrugan la nariz. Hace unas semanas, Mali mostraba la puerta de salida al contingente francés desplegado en aquel país… mientras recibía a los mercenarios rusos de la compañía Wagner. Ni Estados Unidos inoculó democracia en “las venas abiertas de América Latina”, ni las viejas metrópolis la llevaron nunca a sus posesiones coloniales. Una dolorosa historia palpita en la memoria de las naciones. Por otra parte, el semblante actual de las democracias liberales occidentales no resulta de una evolución natural del capitalismo, sino de las luchas del movimiento obrero, de las mujeres y de los movimientos sociales por ampliar derechos y libertades. Pero si las clases dominantes tuvieron margen para ceder ante esas luchas – e incluso para mantener durante décadas un pacto social que se rompería con la irrupción del neoliberalismo – fue en gran medida gracias al expolio de los continentes menos desarrollados. El pesado fardo de los agravios no reparados de ayer y de las sangrantes desigualdades de hoy determina tales desencuentros.

El marco geoestratégico de la guerra de Ucrania, más allá de sus contendientes directos, es el de una tensión creciente entre el declinante poderío americano y la ambición expansionista de China. Es decir, una disputa por la hegemonía del mercado mundial y el control de las materias primas. En ese contexto, la OTAN encorseta a las potencias europeas, venidas a menos, y contribuye a alinearlas tras los cálculos estratégicos americanos. Por encima de la naturaleza de los regímenes políticos, se trata de un enfrentamiento global de naturaleza imperialista, no de una confrontación entre democracia y dictadura.

Ahora bien, presentar la cosa en esos términos ideológicos no es mera propaganda “atlantista”Hay una parte importante de verdad, a la que se aferra la socialdemocracia. Ese conflicto global va tomando forma a través de episodios concretos, que tienen su propio grosor y características. Es el caso de la invasión de Ucrania por parte del régimen autocrático ruso. No sólo la resistencia ucraniana es legítima, sino que Putin está librando un combate de fondo contra la Unión Europea, tratando de dinamitar un proceso de integración que, tras la pandemia, va tiñéndose de federalismo. Putin agita el hambre en África – descargando las culpas de la crisis alimentaria sobre Europa – y cuenta con que la inflación haga tambalearse a los gobiernos occidentales. Pero, si el amo del Kremlin se saliese con la suya, quienes se fortalecerían serían la extrema derecha y los nacional-populismos. En ningún caso la democracia, ni la izquierda en cualquiera de sus versiones. Ciertamente, Pedro Sánchez podía haber moderado un tanto sus loas a la OTAN en los actos de celebración del cuarenta aniversario de la adhesión de España. La Alianza dista mucho de ser ese dechado de virtudes que ensalzó el presidente del gobierno. Pero su discurso tampoco podía ir por otros derroteros en las actuales circunstancias. Y, desde luego, la apuesta de Sánchez, situándose junto a Ucrania, es acertada. La izquierda alternativa se equivocaría si pusiese en entredicho o debilitase esa postura de la socialdemocracia. Putin no es ningún contrapeso progresista a los desmanes occidentales.

Al mismo tiempo, la crítica a la OTAN es legítima y necesaria. La fórmula portuguesa a la que antes me refería hubiese permitido formularla con mayor claridad, sin llevar las desavenencias al consejo de ministros. Pero aquí hace falta una seria reflexión por parte de la izquierda. Por ahora, esa crítica tendrá poco recorrido en una opinión pública europea que oscilará entre el temor a Putin y la irritación frente a las privaciones ocasionadas por la guerra. (Un enfado que, de ser capitalizado por la extrema derecha, no redundaría precisamente en un avance del pacifismo). El único camino que cabe explorar es el del desarrollo de la autonomía diplomática y de defensa de la UE. Algo difícilmente realizable si no es bajo un ascenso de las izquierdas en sus principales países. Y, aún así, no resultará sencillo vencer la resistencia de las soberanías nacionales, por más que su invocación corresponda a la nostalgia de una grandeza perdida antes que a la realidad de unas metrópolis disminuidas en la nueva economía-mundo. Francia está convencida de que, dado que dispone de la “force de frappe” nuclear, debería ostentar naturalmente la jefatura de un ejército europeo. Pero las circunstancias están empujando, una vez más, en el sentido de una mayor integración. O bien los gastos de defensa devienen cada vez más conjuntos y armonizados en torno a un diseño compartido, o bien las partidas militares desequilibrarán los presupuestos nacionales, con nefastas consecuencias para el gasto social. Sólo una Europa unida y autónoma puede aspirar a preservar conquistas sociales y libertades, desempeñando un papel pacificador en la arena internacional y proyectando la imagen de una democracia con la que puedan identificarse los pueblos anhelantes de progreso.

No está, ni mucho menos, garantizada la eclosión de esa Europa, que hoy permanece encorsetada en la OTAN. Las dos izquierdas deben escucharse y debatir en los marcos apropiados, sin anatemas, para contribuir a ello. La izquierda crítica tiene que hacerse cargo de los límites en los que se mueve la socialdemocracia. Y, en la crisis abierta por la guerra, entender que el choque que se libra en Ucrania no admite lavarse las manos. Hay margen para una unidad entre las izquierdas a lo largo de un buen trecho. Por su parte, y más allá de sus compromisos, el PSOE debería aceptar la legitimidad de la discusión estratégica sobre las alianzas militares. ¡Cuidado con las ironías fáciles acerca de supuestas “posiciones residuales”! Que cuestionar la pertenencia a la OTAN parezca una actitud a contracorriente, inviable en estos momentos, no quiere decir que esa postura carezca de fundamento, ni que el tumultuoso desarrollo de los acontecimientos no vaya a ponerla a la orden del día, de un modo u otro, en un momento dado. En realidad, al hablar de la OTAN, entramos de lleno en el debate sobre el futuro de Europa, sobre los peligros que la amenazan y sobre su construcción federal; una construcción que comporta necesariamente una vital dimensión de defensa.

Fuente: Blog de Lluís Rabell.

*++