sábado, 12 de agosto de 2023

Europa en estado de negación

 

Tarde o temprano, Europa tendrá que tomar una decisión. Habrá que ver si lo hace en bloque, o si cada cual va a lo suyo y pasa del resto. Pero tendrá que elegir entre recuperar la capacidad de decidir o permanecer subalterna.


Europa en estado de negación


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Boaventura de Sousa Santos

12 agosto, 2023 

 


La clase política europea en su conjunto está en un estado de negación. La polarización entre partidos políticos ideológicamente diferentes tiende a ocurrir en un círculo cada vez más estrecho de puntos de vista y soluciones políticas. Hay una clara diferencia entre los partidos que defienden los derechos y los partidos que atacan los derechos (en el caso de la extrema derecha), pero ¿es esto suficiente para distinguir a la izquierda de la derecha? Ciertamente no será suficiente para enfrentar los dos grandes desafíos que cuestionan hasta el límite, tanto la relación entre la humanidad y la naturaleza (la inminente catástrofe ecológica) como la convivencia humana (inteligencia artificial). El círculo de lo políticamente posible se ha estrechado y dentro de él la clase política se empuja para marcar diferencias que, de hecho, son más retóricas que reales. La negación radica en aceptar este estado de cosas como una fatalidad.

La causa inmediata de la reducción cualitativa de los problemas políticamente abordables y la consiguiente expansión de los problemas inabordables es la guerra en Ucrania, la guerra en sí, su continuación y su posible expansión. Pero la continuación de la guerra es sólo el último episodio de la rivalidad entre EE.UU. y Europa como centros globales de acumulación capitalista. A partir de la década de 1970, EE.UU. se dio cuenta de que su hegemonía indiscutible en la economía mundial después de la Segunda Guerra Mundial estaba siendo cuestionada por dos potencias cuya existencia política se había vuelto dependiente de los EE.UU. al final de la guerra: Europa Occidental y Japón.

La prosperidad de Europa se basó en parte en esta dependencia (gasto militar insignificante), pero también se debió a la creación del mercado común, las relaciones desiguales (neocoloniales) con las antiguas colonias, la normalización de las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética (la Ostpolitik de Willy Brandt), la intensificación de las relaciones económicas con la Rusia postsoviética (gas y petróleo baratos) y todo el antiguo bloque oriental. Mientras que Japón comenzó a tener problemas en la década de 1990, Europa, ahora dirigida económicamente por Alemania, siguió siendo el aliado rival de EE. UU., mientras que China, sin  las dependencias de la Segunda Guerra Mundial en relación a los EE. UU., emergió como otro rival y una potencia mucho más difícil de controlar.

El fin de la prosperidad relativa de Europa comenzó con la sumisión al neoliberalismo de las instituciones europeas menos controladas democráticamente (Comisión Europea y Banco Central) y termina con la sumisión a los designios geoestratégicos de los Estados Unidos: la guerra en Ucrania, una guerra en Europa cuyo resultado depende exclusivamente de los EE.UU.. La crisis es, por ahora, más visible en el centro de la economía europea (Alemania y Francia) e incluso puede significar momentáneamente algún estímulo para las periferias (por ejemplo, Portugal y España), pero la tendencia histórica es que Europa esté atada a la decadencia de EE.UU. y sin alternativa. Es por eso por lo que el círculo de la política posible continuará estrechándose. La respuesta a las protestas sociales que puedan surgir solo puede ser una respuesta represiva, como estamos viendo en Francia y mañana veremos en otros países.

Al dejar de ser una potencia mundial, Europa pierde la posibilidad de ser líder en la discusión de los problemas que más desafían a las sociedades contemporáneas. Por lo tanto, dejan de ser abordados y pasan a formar parte del estado de negación. Los cuatro problemas principales son: transición ecológica; conocimiento, cultura y ética; cohesión social y demodiversidad; paz.

Transición ecológica

Sobre la transición ecológica no hay mucho que inventar: la matriz energética renovable, el transporte ferroviario público de calidad, el agua como bien estratégico y escaso, la ruralización de las ciudades (huertos urbanos, empleo local, mayor soberanía sobre el tiempo), la soberanía alimentaria y la agroecología. Dado que los 23 países más ricos son responsables del 50% de las emisiones de CO2 y dado que la crisis climática, aunque global, afecta mucho más gravemente a los países del Sur global, con algunos en riesgo de desaparecer total o parcialmente (como es el caso de Bangladesh), es inaceptable para el Sur global que el Norte global continúe descartando sus responsabilidades históricas en esta área y transfiera a los países del Sur global la responsabilidad de resolver la crisis climática, cuando no la convierte en otra oportunidad de negocio.

Conocimiento, cultura y ética

Tres desafíos dominan. La separación entre el bien y la verdad, entre la ética y la ciencia, fue un logro revolucionario, pero permitió que la ciencia se convirtiera en una fuerza productiva y se sometiera a la lógica capitalista, y, por lo tanto, hoy solo contribuye a los problemas que enfrentamos si las soluciones significan más capitalismo, es decir, más exclusión y más polarización. La inteligencia artificial simboliza el paroxismo de los riesgos de la tecnología sin ética. Por otro lado, la especialización científica fue otro logro que hoy necesita contrapunto, de lo contrario ya no veremos ni siquiera los árboles, mucho menos el bosque. Todas las ciencias son sociales y humanas, y sólo la cultura y las humanidades pueden realizar el urgente reencuentro entre la ética y la verdad. Esta reunión sólo es posible fuera de los límites del eurocentrismo. Por eso he estado proponiendo las epistemologías del Sur para las cuales la ciencia es conocimiento válido, pero no es el único conocimiento válido.

La ciencia moderna sólo responde a preguntas que pueden formularse científicamente, pero muchas de las preguntas que permiten reunir la búsqueda del bien (ética y política) con la búsqueda de la verdad no son científicamente formulables. ¿Qué es la felicidad? ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Están los antepasados con nosotros? ¿Somos responsables de los que vendrán? El potencial de la ciencia sólo se valora si se conocen sus límites.

Cohesión social y demodiversidad

El tercer desafío es el de la creciente polarización social dentro de cada país. El reformismo liberal (que dominó todo el siglo XX) terminó con el surgimiento del neoliberalismo. Las promesas de mejorar las condiciones de vida sólo son posibles para los partidos de gobierno cuando están en la oposición. El crecimiento de la extrema derecha se alimenta de la cultura del odio y de una política de exclusión y discriminación. El triunfo del liberalismo confirió legitimidad a la democracia liberal representativa, pero hoy está más lejos que nunca de su ideal: el gobierno de las mayorías en beneficio de las mayorías. En este período de retroceso histórico, la democracia representativa por sí sola no se defiende eficazmente contra los antidemócratas. Debe complementarse con formas de democracia participativa y directa (demodiversidad).  Con la migración, la posible cohesión social no puede significar asimilación o uniformidad. Tiene que combinar la redistribución social con la interculturalidad y con el reconocimiento de la diversidad racial, sexual, regional, capacitista, religiosa, y de edad.

Paz

Finalmente, la polarización entre países y entre regiones aumentará en las próximas décadas a medida que el sistema mundial moderno evolucione de la unipolaridad a la multipolaridad.  El crecimiento de los presupuestos militares en casi todos los países es una señal inquietante de que la fragmentación del mundo y la inestabilidad resultante tendrán la violencia y la guerra como su principal respuesta. La paz será el bien más escaso después del agua.

En Europa, ninguno de estos problemas está en la agenda política de los partidos. ¿Qué se necesita para superar esta negación?  O se reinventa la UE para incluir a Rusia y Turquía, se retira a la OTAN del centro de las decisiones políticas y se democratizan las instituciones europeas, o se disuelve la UE y los diferentes países europeos, con el pírrico aumento de soberanía que esto les aporta, pueden pedir la adhesión a los bloques existentes o emergentes. Algunos preferirán unirse al bloque del imperio británico (Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia), otros preferirán los BRICS. En este último caso, esta será la primera experiencia en cinco siglos de países europeos que entran en relaciones igualitarias (no coloniales) con el mundo no europeo.

Traducción de Bryan Vargas Reyes

Fuente: Other News.

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Tropas rusas ocupan importante bastión ucraniano en Donetsk

 

 

Tropas rusas ocupan importante bastión ucraniano en Donetsk

TERCERA INFORMACION / 11.08.2023

 

La Quinta Brigada de fusileros motorizados rusos ocupó el pozo de ventilación de la mina Trudovskaya cerca de Krasnogorovka, un estratégico bastión de las fuerzas ucranianas, informó hoy aquí el Ministerio de Defensa.



 

El ente castrense precisó que, como resultado del ataque, los soldados rusos liberaron la posición y se atrincheraron en la misma, con lo cual dan un importante paso de avance en la dirección de Marinka, en la República Popular de Donetsk.

El Ministerio de Defensa igualmente compartió imágenes de la preparación de artillería que precedió al asalto, donde se aprecian los golpes masivos en el área cerca del eje del conducto de ventilación de la mina.

La preparación artillera es necesaria para suprimir los puntos de tiro del enemigo y que las unidades de asalto puedan acercarse sin sufrir pérdidas, y ocuparlo, destacó la información.

Durante los primeros días de agosto, el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa informó sobre la derrota de efectivos y equipos de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el área de Krasnogorovka, que se encuentra a pocos kilómetros al norte de Maryinka.

También se anunció que los ataques ucranianos fueron repelidos y que la posición de las tropas rusas en el frente mejoró allí.

jha/gfa

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En las huelgas de las obreras, y en sus vidas, el feminismo ni está ni se le espera

 

En las huelgas de las obreras, y en sus vidas, el feminismo ni está ni se le espera

 

DIARIO OCTUBRE / agosto 8, 2023

 



Cristina Álvarez. En los conflictos laborales más importantes que ha protagonizado la mujer trabajadora en el último tiempo, llama la atención la ausencia de los movimientos feministas. Hemos analizado varias huelgas obreras protagonizadas por mujeres de todo el Estado de los últimos dos años, y la retirada de estos colectivos es digna de mención.

El movimiento feminista en España como tal, nacido al calor de la reforma política del franquismo y principalmente centrado en desgajar a la mujer trabajadora de las organizaciones obreras, siempre fue reacio a intervenir en los conflictos de clase que afectan a las mujeres, principalmente a las mujeres trabajadoras.

Ya desde su fundación en España con las primeras Jornadas por la Liberación de la Mujer de 1975, con un marcado carácter interclasista, hasta la actualidad, las llamadas «políticas de igualdad» desarrolladas por organismos como el Instituto de las Mujeres, o más recientemente, el Ministerio de Igualdad y las consejerías similares en las Comunidades Autónomas, son la traducción de cómo ponerse de perfil ante las problemáticas que afectan a las mujeres en su condición de proletarias.

Uno de los mejores ejemplos de este esquema es Antonio Garrigues Walker; se encuentra entre los principales estrategas de las empresas norteamericanas en España y es sucesor de la saga familiar que diseñó la transición española, y que define a las mujeres como «el sexo fuerte» que «gobernará el mundo», siendo a la vez uno de los referentes que apuesta por este «modelo» de igualdad.

A la hora de analizar el problema, hay que advertir si tras más de 40 años de movimiento feminista en España, así descrito, las condiciones de vida de las mujeres han mejorado o no. Si las condiciones injustas que históricamente vivimos han sido abolidas o si por el contrario la tendencia es descendente.

En junio de 2021, 18 trabajadoras de limpieza del Museo Guggenheim de Bilbao comenzaban una huelga que duró 284 días en la que reivindicaban contratación a jornada completa y el fin de las diferencias salariales con sus compañeros del sector, y que terminaron ganándola. Ferrovial, la empresa contratista, esperaba que la huelga no durara más de 10 días. A la precariedad laboral se le sumaba la condición de mujeres de las huelguistas, a quien la empresa no tomaría en serio.

Fue una huelga que finalizó el 21 de marzo de 2022, sin que ni sus compañeros del mismo sector, ni los movimientos feministas, ni las «políticas de igualdad» se hicieran eco de ello.

El esquema se repite en cada conflicto que protagonizan las obreras: solamente largas huelgas y largas batallas consiguen doblegar la voluntad de la patronal, como si el esfuerzo que tuvieran que desarrollar fuera doble, o triple, para llegar al mismo objetivo que el resto de trabajadores.

En la huelga de las trabajadoras de limpieza de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud), que ha tenido idas y venidas durante 5 años y que finalizó en julio del mes pasado, las trabajadoras tuvieron que reclamar en solitario aspectos como tener un convenio colectivo, reclamar la carrera profesional o aspectos que el resto de trabajadores dan por hecho al comienzo de un contrato de trabajo.

Pero hay veces que son las propias administraciones, que tienen la «igualdad» como «principio rector» quienes, no ya se ponen de perfil, sino que se convierten en el principal azote de las trabajadoras. Así paso en enero de 2023 en Castilla-La Mancha, una de las Comunidades Autónomas aparentemente pioneras en la materia. 15.000 trabajadoras de la limpieza estaban llamadas a la huelga en reclamación de aumentos salariales en un colectivo laboral, conformado esencialmente por mujeres, que está especialmente castigado por los bajos salarios y la precariedad.

Fue la propia Junta de Castilla-La Mancha quien impuso servicios mínimos del 100%, alegando el manido recurso de los «servicios esenciales», lo que en la práctica supone declarar ilegal el derecho de huelga. Éste era un ejemplo palmario de cómo las responsables políticas de una administración que ataca a las mujeres puede ser a la vez abanderadas del feminismo, pues la Consejera del ramo, Patricia Franco, llegó a encabezar las manifestaciones del 8-M en su provincia natal, Albacete, como representante del gobierno regional.

Y esta «doble moral» del feminismo también afecta a los mal llamados «sindicatos de clase». El ejemplo se puede observar en cómo los sindicatos Comisiones Obreras y UGT, parte activa del movimiento feminista, trataron de sabotear, tras más de 200 días de huelga desde diciembre de 2022 al 1 de agosto de 2023, el éxito de las trabajadoras de H&M (Inditex) de Iruña, que habían conseguido en su territorio mejoras laborales por encima de las que ambas organizaciones habían acordado a nivel estatal.

La mitad de la clase trabajadora mundial está formada por mujeres, pero el camino que recorre el feminismo es luchar porque una pequeña parte de ellas rompa los llamados «techos de cristal»; y es ésta la explicación por la que a este movimiento, que dice defender a las mujeres, le es completamente ajeno las condiciones de explotación y opresión que afectan a esta parte de la humanidad.

Otro ejemplo se vislumbra en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, colectivo que nació inicialmente para defender a familias de los abusos de la banca pero que paulatinamente ha ido incorporando reivindicaciones más profundas en materia de vivienda, como los impagos de alquileres o la ocupación y recuperación de viviendas cuya propiedad ostentan bancos y fondos buitre.

La composición de estas plataformas es abrumadoramente femenina. Las acciones más contundentes de confrontación con el régimen y con la banca las practican mujeres, completamente desconectadas del llamado «movimiento feminista» que les es ajeno, porque en el fondo son marginadas de esos círculos donde el debate es otro: las mujeres que participan de los movimientos de vivienda lo hacen solas, normalmente sin la compañía de sus parejas, porque son éstas las que ejercen de manera doméstica la represión de imponer a las mujeres el destino que como obreras les ha tocado.

Cuando salen del círculo doméstico, temporal o definitivamente, son capaces de enfrentar a todos los estamentos del poder político y económico sin rubor: policía, juzgados, bancos, etc. Hay dos obras cinematográficas recientes que explicaban precisamente esta circunstancia, donde sus protagonistas son mujeres: Cerca de tu casa y En los márgenes.

En la medida en que el, en otro tiempo y aparentemente, «combativo» feminismo ha sido integrado en el sistema, el concepto desaparece; y la mujer obrera, que sigue explotada y manoseada, hay que distraerla con elementos triviales.

Por ejemplo, con la reivindicación de que haya más mujeres en puestos de poder. Al amparo de esto, ha crecido exponencialmente la presencia de mujeres en los consejos de administración de empresas, en las fuerzas de seguridad o incluso en el poder judicial.

En este último sector, el panorama que afecta a la mujer no puede ser más ilustrativo de lo que aquí señalamos. En España hay 2.918 juezas en activo frente a 2.402 jueces, y siete de cada diez nuevos ingresos en la carrera judicial son mujeres, pero esto no quiere decir que con ello las trabajadoras estén mejor protegidas contra la desigualdad o contra la ideología patriarcal, más bien al contrario. Son juezas las que suscriben despidos, las que amedrentan a víctimas de violencia de género o las que instruyen causas contra mujeres que han osado desobedecer los mandatos que emanan de los juzgados de familia.

De hecho, se viene advirtiendo de un tiempo a esta parte que en los juzgados de violencia sobre la mujer se aprecia un cambio de tendencia sustancial en los últimos años, que tiene como fin rebajar la penalidad de los delitos contra las mujeres y dónde, paradójicamente, muchas de las resoluciones que lo suscriben están firmadas por mujeres.

La actual Ministra de Justicia, Pilar Llop (PSOE), fue jueza de instrucción y llegó a señalar en mayo de 2022, tras la sucesión de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas y donde no había denuncia previa, que las mujeres víctimas de violencia de género tienen una eventual responsabilidad por su «desconfianza en el sistema».

Victoria Rosell (Podemos), también fue jueza instructora, y actualmente es delegada del Gobierno contra la Violencia de Género; sin embargo, en la retina está su responsabilidad en el procesamiento de cinco militantes de la Intersindical Canaria que participaron de un escrache contra la patronal regional en 2012. Llegó a pedir un año de prisión y otro de inhabilitación para Guacimara Vera, Luci Rodríguez, Asunción García, Aisha Hernández y Pino Monzón. Finalmente, pese a la movilización social a favor de las represaliadas, las sindicalistas fueron condenadas a seis meses de prisión y 6.000 euros de multa.

Y es que el feminismo y la liberación de la mujer son dos cosas distintas. El feminismo pretende conciliarnos con el sistema que organiza las bases de la opresión de la mujer, y a ese convite la mujer obrera no está invitada.

FUENTE: mpr21.info

 

El saqueo de las tierras cultivables de Ucrania

 

El saqueo de las tierras cultivables de Ucrania

 

DIARIO OCTUBRE / agosto 11, 2023




 Ucrania tiene 33 millones de hectáreas de tierra cultivable que están entre las más fértiles del mundo y la guerra ha ocultado su privatización, iniciada desde la independencia por gobiernos corruptos y vendidos a las potencias extranjeras.

 

Hoy la propiedad de la tierra se concentra en manos de una nueva oligarquía. Alrededor de 4,3 millones de hectáreas son cultivos industriales. La mayor parte de ellos, tres millones de hectáreas, están en manos de una docena de grandes empresas agrarias.

Unos cinco millones de hectáreas de suelo público han sido robadas, literalmente, por intereses privados. El área total de tierra controlada por oligarcas, individuos corruptos y grandes agronegocios asciende, por lo tanto, a más de nueve millones de hectáreas, lo que supone más del 28 por cien de la tierra cultivable. El resto lo utilizan los ocho millones de agricultores ucranianos.

Los mayores terratenientes son una mezcla de oligarcas y empresas extranjeras, en su mayor parte europeas y norteamericanas, incluido un fondo de capital privado con sede en Estados Unidos y el fondo soberano de Arabia saudí. Con una única excepción, las diez mayores empresas inmobiliarias están registradas en el extranjero, principalmente en paraísos fiscales, como Chipre o Luxemburgo.

El Instituto Oakland ha identificado (*) a muchos especuladores, incluidos Vanguard Group, Kopernik Global Investors, BNP Asset Management Holding, NN Investment Partners Holdings, propiedad de Goldman Sachs, y Norges Bank Investment Management, que gestiona el fondo soberano noruego. Varios grandes fondos de pensiones, fundaciones y dotaciones universitarias de Estados Unidos también han invertido en tierras ucranianas a través de NCH Capital, un fondo buitre con sede en Estados Unidos, que es el quinto mayor propietario de tierras rurales.

La mayoría de estas empresas están muy endeudadas con instituciones financieras occidentales, en particular el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones y la Corporación Financiera Internacional, la rama del Banco Mundial dedicada al sector privado. Estas instituciones han financiado los agronegocios ucranianos con casi 1.700 millones de dólares estadounidenses para solo seis de las empresas de tierras más grandes de Ucrania en los últimos años.

Otros prestamistas importantes son instituciones financieras, principalmente europeas y norteamericanas, tanto públicas como privadas. La deuda no solo les reporta intereses a los acreedores, sino también un importante medio de presión. La reestructuración de la deuda de UkrLandFarming, uno de los mayores terratenientes de Ucrania, es prueba de ello. Involucró a acreedores como las agencias de importación y exportación de Estados Unidos, Canadá y Dinamarca, entre otros, y condujo a cambios organizativos importantes, incluido el despido de miles de trabajadores.

La financiación internacional beneficia directamente a los oligarcas, muchos de los cuales están acusados ​​de fraude y malversación, así como a fondos extranjeros y empresas asociadas como accionistas o acreedores. Mientras tanto, los agricultores ucranianos han tenido que trabajar con tierra y financiación limitadas, y muchos están ahora al borde de la pobreza. Estos agricultores prácticamente no reciben apoyo, en comparación con los agronegocios y los oligarcas. El Fondo de Garantía Parcial de Crédito establecido por el Banco Mundial para apoyar a los pequeños agricultores asciende a 5,4 millones de dólares, una suma insignificante en comparación con los miles de millones de dólares asignados a las grandes agroindustrias.

En los últimos años, las potencias occidentales han brindado una ayuda militar y económica masiva a Ucrania, que se ha convertido en el mayor receptor de fondos exteriores de Estados Unidos. Es la primera vez, desde el Plan Marshall que un país europeo recibe dichos fondos. En diciembre del año pasado, menos de un año después del inicio de la guerra, Estados Unidos asignó más de 113.000 millones de dólares a Ucrania, incluidos 65.000 millones de dólares en ayuda militar, más que el presupuesto total del Pentágono y la USAID en todo el mundo (58.000 millones de dólares).

La ayuda occidental ha estado condicionada a un programa de ajuste estructural drástico, que incluye medidas de austeridad, recortes en seguridad social y privatización de sectores clave de la economía. Una condición clave fue la creación de un mercado de tierras, implementado en 2020 bajo Zelensky, a pesar de la oposición de la mayoría de los ucranianos por temor a que exacerbara la corrupción en el sector agrícola y fortaleciera su control por parte de intereses monopolistas.

La creación de un mercado de compraventa de tierras aumentará aún más la cantidad de cultivos en manos de los oligarcas y las grandes agroindustrias. Estas últimas ya han comenzado a ampliar la extensión de sus tierras. Kernel ha anunciado su intención de aumentar su reserva de tierras a 700.000 hectáreas, frente a las 500.000 hectáreas que tenía en 2021. De manera similar, MHP, que actualmente controla 360.000 hectáreas de tierras, también busca expandir sus propiedades a 550.000 hectáreas. MHP elude las restricciones a la compra de tierras poniéndolas a nombre de sus directivos. Luego se las arriendan a la empresa.

Al apoyar a las grandes agroindustrias, las instituciones financieras internacionales están subsidiando la concentración de la tierra y un modelo industrial de agricultura basado en el monocultivo a gran escala. Mientras los pequeños y medianos agricultores ucranianos garantizan la seguridad alimentaria del país, las grandes empresas agroalimentarias se orientan hacia los mercados de exportación.

En diciembre del año pasado, una coalición de agricultores, académicos y ONG pidieron al gobierno de Kiev que suspendiera la reforma agraria de 2020 y todas las transacciones de tierras realizadas en el mercado durante la guerra, para garantizar la seguridad alimentaria del país. Hoy miles de jóvenes de las zonas rurales, agricultores, luchan y mueren en la guerra. Lo han perdido todo. La compra y venta de tierras está cada vez más liberalizada y publicitada, lo que amenaza los derechos de los ucranianos a sus tierras, por las que están dando su vida.

Las preocupaciones se ven exacerbadas por el vertiginoso ascenso de la deuda externa de Ucrania, contraída a expensas de las condiciones de vida de la población como resultado de las medidas impuestas por el programa de ajuste estructural. Ucrania es ahora el tercer mayor deudor del mundo con el Fondo Monetario Internacional y es probable que la abrumadora carga de la deuda genere más presión por parte de sus acreedores sobre la reconstrucción de la posguerra. El costo se estima en 750.000 millones de dólares. Estos actores ya han amenzado con utilizar su influencia para privatizar aún más el sector público del país y liberalizar su agricultura.

(*) https://www.oaklandinstitute.org/sites/oaklandinstitute.org/files/takeover-ukraine-agricultural-land.pdf

FUENTE: mpr21.info

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