lunes, 5 de julio de 2010

LO HA DICHO EL MINISTRO DE TRABAJO CORBACHO

(Celestino Corbacho, Ministro de Trabajo, señalando con el dedito que por ahí se va a Madrid)

Al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que debe tener complejidad intelectual tal que simple cuchara sopera monda y lironda, y que de Socialista tiene lo que yo de hormiga atómica verbenera, le asiste esa enigmática virtud de que después de decir algo no se sabe que ha dicho. En esto se parece mucho a José María Aznar, que en simpleza anda parejo con un guante y que tampoco es socialista.
Pero al dejarse caer diciendo que “la reforma laboral aprobada es sustancial, de las más importantes que se han acometido en el país” tiene más razón que tres santos juntos el Celestino Ministro.
Pero claro, sabemos que tocino y velocidad son cosas distintas, y por esa razón que la reforma laboral sea sustanciosa e importante, que lo es, y que es lo equivalente al tocino, no implica necesariamente que sea positiva para los intereses de los trabajadores, que es lo equivalente a la velocidad.
La reforma laboral pasteleada entre gobierno, oposición, grandes empresarios y cosa sindical “mayoritaria” como artistas invitados y colaboradores necesarios para la comisión del crimen, por mucho que pataleen ahora esa cosa sindical, tiene como objeto a medio plazo que el trabajador con puesto de trabajo fijo sea la excepción que confirme la regla.
Es decir, que la reforma laboral de la que se pavonea Celestino Corbacho, ministro de Trabajo, de haber aprobado es el puntillazo final dado a las clases trabajadores que tiene su origen hace cuarenta años con Felipe González, que también tiene de Socialista lo que yo de submarino portátil de secano campo a través.
Se ve que para Celestino, el ministro, la ilusión de cualquier trabajador cuando chico es la de ser mayor para llegar un día en que si Dios quiere, porque Dios lo puede todo, encuentre un trabajo precario que le lleve a no saber si a la semana siguiente lo tendrá. Pues de esto trata la reforma laboral de la que se pavonea el Ministro, de empeorar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad que somos los trabajadores, porque no se trata solo de no tener trabajo fijo, sino también de ganar menos, de que las garantías de una jubilación digna bajen, de que empeoren los servicios sociales, para que algunos empresarios (no todos los empresarios, empresarios de mi vida) puedan seguir enriqueciéndose) y gente de mal vivir cercana o incrustada de por vida en la política.
Hace falta como el comer una nueva clase sindical que en vez de colaborar a entontecernos se dedique a despertarnos.
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VERANO EN FINLANDIA