sábado, 27 de agosto de 2022

La socialdemocracia alemana comienza el viraje a favor de la paz en Ucrania

 

La socialdemocracia alemana comienza el viraje a favor de la paz en Ucrania

 

DIARIO OCTUBRE / agosto 27, 2022



La socialdemocracia alemana, un partido típicamente belicista desde hace más de cien años, quiere dar un giro de 180 grados en relación a la Guerra de Ucrania. Exige negociaciones de paz con Rusia, un alto el fuego y el cese del suministro de armas pesadas al ejército de Kiev.

 

El diario Der Spiegel informa de las luchas internas en el seno del SPD, el partido socialdemócrata. A la fuerza ahorcan; la bancarrota económica está haciendo reflexionar a más de uno.

Un sector del SPD quiere un giro de 180 grados sobre Ucrania. Exigen negociaciones, un alto el fuego y el cese del suministro de armas pesadas.

Por supuesto, se echarán atrás como siempre han hecho desde hace un siglo. Pero su petición pública probablemente obligará a Scholz a hacer algunas concesiones y agravará las tensiones dentro del gobierno de coalición.

El SPD es el partido más fuerte de la coalición de gobierno. Algunos sectores se aferran a la idea de la distensión. En un llamamiento, un grupo de políticos socialdemócratas piden que se presione para conseguir un alto el fuego lo antes posible. Sugieren que se considere a China como mediadora entre Rusia y Ucrania.

Un grupo de políticos del SPD pide una ofensiva diplomática para poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania. “Necesitamos un alto el fuego lo antes posible como punto de partida para unas negociaciones de paz exhaustivas”, escriben en un llamamiento titulado “¡Las armas deben callar!”, publicado por Der Spiegel.

Los autores reclaman un nuevo intento de “política mundial de distensión”. Una mejora fundamental de las relaciones con Moscú sólo sería posible después de la era del actual dirigente, Vladimir Putin”. Sin embargo, por el momento, “hay que encontrar un modus vivendi con el gobierno ruso sobre la base de un reconocimiento de las realidades que no nos gustan, lo que excluye una nueva escalada de la guerra”.

Los autores abogan por un papel mediador de China, se oponen a los planes de rearme y advierten del envío de material bélico pesado a Ucrania, señalando el peligro de una guerra nuclear. Con carros de combate o aviones de combate, se cruzaría una línea roja, y Rusia lo percibiría como una marcha hacia la guerra.

—https://www.welt.de/politik/deutschland/article240688237/Ukraine-Krieg-SPD-Politiker-fordern-Friedensverhandlungen-mit-Russland.html

FUENTE: mpr21.info

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Cecilia G. de Guilarte, olvidada pionera del reporterismo de guerra

 

Cecilia G. de Guilarte, olvidada pionera del reporterismo de guerra

 

Por Miguel Ángel Fernández

Rebelion / España

 | 27/08/2022 | 


Fuentes: La Marea [Foto: La reportera en una de las salas de trabajo de El Imparcial, en Hermosillo, México]


Llevamos semanas pegados a medios que nos informan de un nuevo conflicto en territorio europeo. La guerra desangra Ucrania dejando un reguero de muerte y destrucción, y los principales medios han emplazado nuevamente a sus reporteros para que sean los ojos y la voz que nos transmitan la actualidad de la guerra. Casi no prestamos atención al hecho de que muchos de esos reporteros son precisamente mujeres, algo normalizado impensable hasta hace poco tiempo.

El nuevo auge del feminismo y la labor de investigadoras como Ana Muiña o Araceli Pulpillo han ayudado a recuperar la genealogía de pioneras del periodismo como Carmen de Burgos, Teresa de Escoriaza o Josefina Carabias. Por su parte, la labor de reporteras contemporáneas como Rosa María Calaf, Carmen Sarmiento o Mónica G. Prieto han apuntalado ese reconocimiento. Y, sin embargo, la figura fundamental de Cecilia García de Guilarte, sigue envuelta en el manto del olvido. Hablamos precisamente de una mujer que debería ocupar por derecho propio un lugar destacado dentro de la historia del reporterismo de guerra -sin contar su dedicación al mundo del periodismo literario y su fecunda producción novelística y teatral-.

La reportera de la que hablamos nació en Tolosa inmersa en un ambiente obrero, por lo que pronto se sintió implicada en la problemática social de la época. Su padre, y principal referente, era militante de la CNT y empleado de la Papelera, donde también trabajaría ella una temporada intentando dar rienda suelta a su conciencia social. “A mí la República me hizo anarquista; (…) porque resultó una República tan pachucha y tan así… Y hacerse anarquista (…) era lo menos que un joven podía hacer en aquellos tiempos en lo tocante a protestar”. Por otro lado, la joven estudiaría, por decisión de la madre, en el colegio de las Hijas de Jesús. De ello le quedaría una peculiar mezcla de socialismo cristiano que, como apunta Manuel Aznar en el libro Cecilia G. de Guilarte de Tabernilla y Lezamiz, es una forma “muy característica del anarquismo finiscular y por ello parece otra enseñanza aprendida de su padre”.

De niña ya había destacado por una insaciable voracidad lectora y una vocación escritora que la lleva, con tan solo 11 años, a publicar su primer relato sobre el vuelo del Plus Ultra, a ganar un premio de cuentos a los 17 y a escribir artículos para el periódico confederal canario En Marcha. A los 20 publica relatos breves en La Novela Ideal de Federico Urales y Teresa Mañé, y en la que colaboran intelectuales más o menos cercanos al mundo libertario y social, como Leopoldo Alas Clarín, Miguel de Unamuno, José Nakens, Francisco Giner de los Ríos, Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella o Teresa Claramunt. Y a esa misma edad está ya trabajando para el prestigioso semanario Estampa de Madrid, en el que publica algunos reportajes sonados. La trayectoria de la periodista vasca es, sin duda, meteórica.

En el frente

Pero los años más intensos y fecundos serán los de la guerra civil, el primer conflicto bélico que va a ver la incorporación masiva de mujeres para cubrir lo que ocurre: fotoperiodistas como Gerda Taro, Margaret Michaelis, Kati Horna, reporteras como Gerda Grepp, Lise Lindbæk, Maria Osten… También españolas, como las hermanas Margarita y Carmen Nelken (más conocida por el pseudónimo de Magda Donato), ocupan un espacio destacado en las crónicas periodísticas que vuelan esos días; si bien es cierto que la mayoría trabaja desde la retaguardia, en oficinas o gabinetes de prensa.

No es el caso de Cecilia, que destacará por sus visitas al frente de batalla, llegando incluso a empotrarse en unidades militares. Ella no ha nacido para seguir las indicaciones de Victoria Kent, cuando insta a limitar la colaboración femenina a la retaguardia: “Las mujeres tenemos nuestra misión que cumplir (…) Los hombres tienen su puesto de combate en los campos. Las mujeres lo tenemos combatiendo el hambre de la ciudad”.

Con la sublevación fascista, deja su trabajo en Madrid y vuelve a su tierra natal para poner la pluma al servicio de la causa antifascista en el donostiarra Frente Popular, órgano oficial de la Junta de defensa de Guipúzcoa y donde están representadas todas las fuerzas leales a la República. Esos primeros días, la joven reportera se estrena como corresponsal de guerra acompañando al grupo Los Temerarios al frente de Irún, donde deben tomar posiciones avanzadas. Son días intensos, vividos frenéticamente y sus crónicas son una mezcla de propaganda y aventura, de acción en estado puro. Días también de mazazos en lo personal: en Irún morirá su hermano, Félix, luchando contra los militares sublevados. Pero la vida del diario republicano será efímera, el último número de Frente Popular verá la luz el 12 de septiembre, día previo a la caída de San Sebastián.

Estabilizado el frente en Vizcaya, la reportera se incorporará a la redacción del periódico CNT del Norte en enero de 1937, en cuya redacción, haciendo gala del ideal libertario, todos los integrantes, de director a redactores, cobran el mismo salario. Y es para este medio para el que la reportera consigue su primera gran exclusiva, la entrevista al aviador alemán Karl Gustav Schmidt, único superviviente del derribo de su aparato (Otro aviador había sido linchado por la multitud hasta la muerte como represalia por el bombardeo de Bilbao).

En ella, Cecilia muestra el lado humano de un enemigo amedrentado todavía por lo que ha vivido apenas unas horas antes en las calles bilbaínas, aunque totalmente “alienado por la propaganda nazi”. La entrevista supone un punto de inflexión en la trayectoria de la tolosarra, que se sentirá “más periodista que nunca” recorriendo las calles y los frentes en busca de la noticia. Así, entre enero y febrero de 1937, acude varias veces a la línea de fuego para compartir experiencias con los milicianos vascos en una serie de reportajes de estilo directo y desenfadado que combinan reportaje y entrevistas. De esos días es también una figurada entrevista al Jesucristo de la Gran Vía bilbaína, al que considera como un referente en la lucha social. Se trata de otra muestra de ese socialismo cristiano tan sorprendente para la época.

A medida que avanzan las crónicas de guerra, estas empiezan a adoptar un tono sombrío, alejado del entusiasmo de los primeros meses. Son significativas aquellas en las que, en el frente asturiano, cubre la ofensiva sobre Oviedo: “En estas casas se siente con más intensidad que nunca el dolor de esta guerra suicida. De cara al sol, con fijeza extraña en los ojos inmóviles, unos cuerpos jóvenes ponen la nota de un gris oscuro en el verde y azul de este día espléndido. Es tan corta la distancia que nos separa del enemigo que unos pocos cuerpos bastan para cubrir la semialfombra de carne joven”.

Textos crudos y realistas que ya no dejan espacio a la poesía guerrera: “Máquinas automáticas caminan hacia adelante, movidas por un resorte y solo se detienen cuando una bala rompe la pieza que mueve el mecanismo. Así estos hombres, a los que la bomba de mano deshacía la cabeza sobre las ametralladoras que manejaban. Crispadas en agonía sus manos. Ni un documento. Nada que los identifique. Destrozados sus rostros, nadie diría a qué raza pertenecen estos cuerpos. Son, no una prolongación de la máquina: son un tornillo más. Es la guerra”.

Además, la reportera huye del triunfalismo e incluso consigue sortear la censura militar en artículos que se alejan de la tónica propagandística de otros medios: “Que sepan los que, a fuerza de barajar lo de ‘valientes milicianos’ y ‘fantástica derrota del enemigo’, han terminado por no creer en las derrotas ni en el valor, que las casas de Oviedo, de gruesos cimientos, nos han de costar muchos combates y no pocas víctimas”.

A la vuelta de Asturias repite exclusiva entrevistando a un prisionero italiano capturado en la bolsa de Bermeo, con quien empatiza: “No tiene el orgullo y la pretensión de fortaleza como los germanos”, pues el prisionero, un supuesto comunista obligado por Mussolini a venir a la guerra española personaliza “la Italia que muere en España, por no morir de hambre en su tierra”. Tras la caída del frente Norte, la periodista consigue pasar a la zona republicana y, recién casada, se dedicará a labores domésticas y el cuidado de su hija hasta la derrota de la guerra y el exilio a Francia, donde continuará su labor periodística colaborando en Le Soud-Ouest.

La estancia en el país vecino será corta y la familia toma rumbo a México, donde los comienzos son complicados, y las penurias económicas la llevan a publicar algunas novelas de corte romántico para la editorial Delly, que ella misma denomina “novelas para cambiarlas por pan, sentimentalonas y rosas”, pero rápidamente destacará por una intensa actividad intelectual y cultural, que la llevará a ser considerada como una de las figuras que más contribuye al mundo de la cultura en el exilio, y, de hecho, participará en la fundación del Ateneo Español en el país azteca.

En lo político, sufrirá una evolución que la aleja del anarquismo y la acerca a Izquierda Republicana, organización de cierta relevancia entre los exiliados en México. En su libro Un barco cargado de… confiesa; “Ya se había marchitado mi ilusión anarquista, pero creo que algo del polen de esa flor ha quedado para siempre en mi corazón”.

En su estancia mexicana alternará su dedicación al periodismo con trabajos como el de guionista de radio o la docencia. En Hermosillo, capital del Estado de Sonora, será nombrada jefa del departamento de Extensión Universitaria y directora de la revista Universidad de Sonora. La frenética actividad desplegada le ayudará a integrarse en el país de acogida, pero sin olvidar su origen, por lo que seguirá colaborando con las publicaciones de la comunidad vasca del exilio: Eusko Deya, Tierra Vasca, Gernika…

Y, por supuesto, se dedicará de manera incansable a la producción literaria, cuyas novelas y obras de teatro destacan por la inclusión de mujeres indígenas y una continua llamada de atención a la doble discriminación social y de género que viven las mujeres originarias. Profundizará, además, en aquella temática esbozada en obras anteriores, presentando casi siempre, tal y como recalca Blanca Gimeno en Cecilia G. de Guilarte. Un discurso valiente en el exilio español de 1936 en México “un personaje femenino extranjero fuerte e independiente, que ejerce un cierto activismo social a través de profesiones o tareas destinadas tradicionalmente a hombres”. Estos personajes “son claves que sirven de modelo a las protagonistas que buscan la realización personal, mujeres fuertes y profesionales cuyos trabajos, en la mayoría de las ocasiones, están relacionados con la escritura”.

El regreso a España

Con el tiempo, la nostalgia y los continuos traslados por el territorio azteca van haciendo mella en su ánimo. Lo que sumado al grave accidente de tráfico que sufre en 1959 y en el que casi pierde la vida, le hacen reconsiderar la posibilidad de regresar a España y a su Tolosa natal, lo que llevará a cabo en 1964. Dejó en México a su marido –que se había negado a pisar suelo español mientras viviera Franco– y a Marina, la mayor de sus hijas. Pero la vuelta no será como se había imaginado.

Según explica su hija Ana María en el libro de Blanca Gimeno, “los años en el exilio le hacen idealizar a España y los españoles, y por eso el choque con la realidad es aún más duro”. El regreso a España en 1963 le muestra su rostro más severo y la realidad que se encuentra es muy diferente a la imaginada. La situación social y política de país siguen siendo muy difíciles y pesa la ley del silencio frente a una derrotada que vuelve del destierro. La escritora añora ahora México y siente que se encuentra ante un segundo exilio, al que, en todo caso, va a sobreponerse nuevamente gracias a su reincorporación al periodismo y a la literatura.

Colaborará con La Voz de España en San Sebastián, donde publica una serie de artículos de carácter biográfico bajo los títulos de Los años de las verdes manzanas (marzo – octubre de 1968) y Un barco cargado de… (enero – marzo de 1972) hasta que deba abandonar por las presiones de la dictadura. Y sigue escribiendo novela sin parar: en 1968 envía Todas las vidas al premio Planeta, donde es finalista.

Un año más tarde consigue el éxito con Cualquiera que os dé muerte, ganando el premio Águilas de novela en Murcia, dotado de 250.000 pesetas. Y Cecilia no se esconde: en la rueda de prensa afirma haber sido anarquista de joven y seguir siendo republicana: “Me marché porque me dio coraje perder la contienda. He regresado porque me da coraje estar fuera de España contra mi voluntad”.

La sorpresa del público es notable y al alcalde no le llega la camisa al cuello, ¡la ganadora del premio es mujer y además republicana! A partir de ese momento recibirá el apodo de “Madre coraje”.

Con el tiempo, irán apareciendo los lógicos achaques de la edad y Cecilia fallece el 4 de julio de 1989 en su casa de Tolosa a causa de un infarto, dejándonos un indispensable puñado de textos pioneros en el reporterismo de guerra español y una ingente producción literaria cargada de personajes femeninos, fuertes e independientes que se rebelan contra la estructura patriarcal que les ha tocado vivir.

Fuente: https://www.lamarea.com/2022/08/24/cecilia-g-de-guilarte-olvidada-pionera-del-reporterismo-de-guerra/

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El hijo de Marcelino Camacho presenta en Conil el libro «Apuntes sobre el movimiento obrero» escrito en la cárcel por su padre

 

El hijo de Marcelino Camacho presenta en Conil el libro «Apuntes sobre el movimiento obrero» escrito en la cárcel por su padre

 

TERCERAINFORMACION / 28.08.2022

El cuaderno Apuntes sobre el movimiento obrero es un los 18 cuadernos que escribiera Marcelino Camacho para los seminarios de estudio que se realizaban entre los presos en diferentes materias. Se escribió a principios de los años 70 en la cárcel de Carabanchel y la publicación resultante (editorial Atrapasueños) es un interesante libro de 508 páginas.



El cuaderno Apuntes sobre el movimiento obrero es un los 18 cuadernos que escribiera Marcelino Camacho para los seminarios de estudio que se realizaban entre los presos en diferentes materias. Se escribió a principios de los años 70 en la cárcel de Carabanchel y la publicación resultante  (editorial Atrapasueños) es un interesante libro de 508 páginas, donde se narra la historia del movimiento obrero en España, con citas y datos y una gran diversidad de fuentes utilizadas, que van conformando una perspectiva y unas conclusiones propias determinadas por el sindicalista soriano. Con prólogo de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y proemio del secretario general de CCOO, Unai Sordo, salió a la venta el pasado 21 de enero, día del nacimiento de Marcelino Camacho. El libro ha sido cuidadosamente editado colectivamente y han participado la propia familia del sindicalista. La presentación del libro se enmarca dentro del programa «Conil lee en la play» convenio suscrito entre la editorial Atrapasueños y el Ayuntamiento de Conil de la Fra. Tendrá lugar el próximo sábado 27 de agosto a las 21.30 horas en la Torre de Guzmán y participarán Marcel Camacho (hijo del sindicalista) y Ernesto Alba, secretario general del Partido Comunista de Andalucía (PCA).

Así se refiere a sus contenidos la ministra:

Son páginas escritas en la madrileña prisión de Carabanchel. Cuadernos de tinta rebelde, rigurosos y honestos, que se sacuden el peso de la Historia, y narran un periplo fundamental no solo del sindicalismo del siglo XX en España sino de la propia conquista de la democracia en nuestro país (del prólogo de Yolanda Díaz).

El interés actual de este texto lo manifiesta Unai Sordo en su proemio: 

Este texto no es solo un libro de Historia del Movimiento Obrero en España, por ello la parte final del texto contiene sendos apartados “¿Qué nos enseña este periodo?” y “En marcha hacía el futuro. Algunos principios del sindicalismo” que intenta ser una proyección de todo lo aprendido sobre el momento actual de la política y sociedad española en plena lucha antifranquista (del proemio de Unai Sordo).

Como indica la editorial «A la cárcel la llamaron la universidad de Carabanchel. Miles de presos políticos y sindicales estudiaron allí lo que el franquismo les prohibía. “Apuntes sobre el movimiento obrero” son unos apuntes que forman parte de los dieciocho cuadernos carcelarios que Marcelino Camacho preparó para dar esa formación a los luchadores por la libertad, la democracia y el socialismo»

 

La OTAN hacia dentro

 

El 27 de agosto de 1985 fallecía en Barcelona nuestro querido maestro y amigo Manuel Sacristán, uno de los pensadores marxistas más fecundos del siglo XX. En diciembre de 1984 publicó este agudo y premonitorio texto la permanencia de España en la OTAN.


La OTAN hacia dentro


Manuel Sacristán

El Viejo Topo

27 agosto, 2022 

 



Muy poca gente cree que España tenga que mantenerse en la OTAN por la necesidad de defenderse de una agresión de los países del Pacto de Varsovia. Probablemente no lo cree ningún miembro del gobierno, y en todo el PSOE solo algunas personalidades de mucho peso, pero escaso y reciente arraigo en lo que fue un partido socialista. Por eso es característico que e1 alegato a favor de la presencia de España en la OTAN no se limite a lo estratégico, sino que opere con una acumulación de argumentos: a la supuesta amenaza militar o misteriosamente política de la URSS (¿cómo va a ser políticamente amenazador un dinosaurio de pies de barro que ha perdido casi todo prestigio ideológico?) se suma la presión de los aliados, los Estados Unidos y los gobiernos que han de darnos permiso para que entremos en la Comunidad Económica Europea. Esta es una constricción interna a1 ámbito de la OTAN, a diferencia de la externa, constituida por la supuesta amenaza del Pacto de Varsovia.

Alguna vez, los portavoces oficiales u oficiosos del gobierno, en vena de sinceridad y siguiendo el uso, tan instructivo, de separar radicalmente ética y política, se dejan ir a la valerosa confesión de que, propiamente, la presión a la que hay que responder integrándonos en la OTAN es la de las potencias occidentales, no la de los países del Este. Los aliados mismos, más frecuente y abiertamente que los gobernantes españoles (para los cuales ha de ser más penoso decirlo), añaden un tercer argumento en favor de la presencia de España en la OTAN, que consiste en un chantaje parecido al anterior: la integración en la OTAN satisface a los militares y los ocupa en asuntos técnicos, por lo que disminuirá su propensión a destruir la democracia mediante un golpe armado.

Todos ésos son aspectos internos de la cuestión española de la OTAN, son OTAN desde dentro. Quienes esgrimen tales razones internas -internas a la Alianza o a la política española- para apoyar la integración en la OTAN son más sinceros que los autores de los discursos oficiales acerca del peligro soviético. Pero si sus argumentos prenden entre los españoles, es posible que su efecto político no sea mucho menos malo que el de la simple hipocresía o e1 de la paranoia, que realmente cree en la amenaza militar del “imperialismo soviético” o del Imperio del Mal sobre España.

Unos y otros están trabajando -hay que suponer que, al menos algunos, sin proponérselo- para destruir no ya la insustancial democracia que hoy tiene e1 país, sino algo mucho más importante, a saber, la confianza que aún le quede a una parte de los españoles en la posibilidad de una vida política decente.

La insistente exhortación a aceptar como buenas bases de la actuación política falsedades manifiestas, o como fatal e ineluctable la sumisión a una o varias coacciones, siempre con el fundamento explicito o tácito de que lo político es amoral (así entienden los autores de esa conminaci6n e1 hecho de que su política es inmoral), tiene que acabar por corromper políticamente a muchos y sumir a otros tantos en la inhibición. Ya se ha andado mucho por ese camino en lo que fue la izquierda social: tenemos poca militancia en partidos y poca sindicalización. En cuanto a la corrupción, no amenaza solo a la base social que puede suponérsele aun al gobierno, sino también a la derecha: ni siquiera al más atlantista puede serle muy sano saber que está en la OTAN mediante la falsedad y e1 chantaje.

Se ha dicho que las decisiones norteamericana y soviética de instalar proyectiles de alcance intermedio en Europa tienen acaso más sentido simbólico que directamente militar. E. P. Thompson ha sostenido eso sólidamente: en ambos casos se trata ante todo de confirmar e1 sometimiento de los vasallos respectivos, de subrayar “la unidad de la Alianza Atlántica” o la “fortaleza monolítica del Pacto de Varsovia”. Algo semejante puede darse en este país con el asunto de la OTAN. Tal vez lo más importante que ocurra si el consenso de unos y otros políticos nos integra definitivamente en la OTAN no sea la integración misma, sino la imposición a los españoles del sentimiento de impotencia, de nulidad política, de su necesidad de obedecer y hasta de volver su c:erebro y su corazón del revés.

Ocurre, en efecto, que la situación de partida presenta, con más claridad que en ningún otro país de Occidente, un dato que e1 gobierno y sus aliados en este punto, hasta la extrema derecha, tienen que eliminar: la mayoría de los españoles es contraria a la permanencia de España en la OTAN, y e1 gobierno esté comprometido a celebrar un referéndum sobre la cuestión.

Para mantener, en esas circunstancias, la permanencia en la Alianza, no hay más que dos caminos: o un acto despótico claro, o la violentación de unos cuantos millones de conciencias por procedimientos tortuosos, por “lavado de cerebro”. Es muy posible que la primera solución (la que adoptarían con gusto los franquistas) fuera menos corrosiva de la sustancia ético-política del país que la segunda. Pero ésta es seguramente la que los sedicentes socialistas tienen más a mano. Con ella el gobierno empezaría si no ha empezado ya— a desintegrar moralmente a los militantes de su propio partido (ya más predispuestos que otros de la izquierda a1 indiferentismo, por su costumbre de estar en una misma organización con gentes de concepciones muy distintas y hasta opuestas), y de ahí la gangrena se extendería, a través de la potente estela de arribistas que arrastra e1 PSOE, hasta sectores populares extensos. Hacia dentro es la OTAN para España tan temible como hacia fuera, y más corruptora.

Publicado en el diario Liberación, 2-12-84. Reproducido en la revista Mientras Tanto, nº 25 ½ , número de intervención inmediata y despliegue rápido OTAN NO (Febrero 1986), pp. 123-125.

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