sábado, 12 de marzo de 2022

Alberto Cortez - castillos en el aire

LE LLAMABAN MANUEL JOAN MANUEL SERRAT

Antonio Turiel: “Si se toman medidas contra Rusia, la crisis del 1929 parecerá una broma al lado de ésta”. [Que no majo, que no. Que la necesidad que tenemos los trabajadores de estar organizados en organizaciones sociales, políticas y económicas en las que decidamos y a las que dirijamos nosotros en función de nuestros intereses que son los de la inmensa mayoría de la población contra los intereses de la insignificante, exigua y criminal minoría que nos está sacando los entresijos y conduciendo a la humanidad a la catástrofe no es un capricho mío. ¿Pero hombre, no te estoy diciendo que no?]

 

Antonio Turiel: “Si se toman medidas contra Rusia, la crisis del 1929 parecerá una broma al lado de ésta”

 

 KAOSENLARED / 12.03.2022




Rusia provee el 45% de todo el gas que se consume en Europa. Si bien la UE presume de querer reducir en dos tercios esta dependencia, los expertos desconfían de esta promesa. El pasado 8 de marzo, el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, cargaba la responsabilidad sobre las espaldas los consumidores y pedía que cada uno en su casa bajara la calefacción. Todo ello mientras el precio del gas se desboca y arrastra el de la electricidad.

Esta situación tan desesperanzadora se agrava por un galopante agotamiento de combustibles fósiles que complica la lucha geopolítica. Antonio Turiel, doctor en física teórica e investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, hace años que alerta de la crisis energética y ve poco margen de maniobra respecto a la dependencia rusa. También hablamos con él de la transición energética y nos explica por qué cree que es un proyecto fallido de entrada.

Europa puedes sobrevivir sin el gas ruso?
—Sin el gas ruso no. El gas tiene un transporte muy complicado. Implica una logística de transporte que requiere plantas de licuefacción en origen, barcos metaneros y plantas de regasificación. Todo esto hace que haya cuellos de botella y encarece mucho el gas. Por tanto, te interesa sobre todo estar conectado por vía terrestre con gaseoducto, como pasa con Rusia. Es más barato y tiene mucha más capacidad, porque permite transportar más cantidad de manera más fácil. Por eso Europa no puede prescindir del gas ruso. Si prescindiera se estrellaría económicamente.

—Pues la UE dice que quiere reducir el consumo en dos tercios.
—Reducir el consumo de gas ruso en un 66% puede significar una crisis económica de grandes proporciones. Hace mucha gracia, porque dicen que reducirán las importaciones de Rusia y queda la idea implícita de que lo sustituirán con importaciones de otros sitios. Pero es que esa cantidad no se puede traer de ninguna otra parte. Se puede suplir una pequeña parte, pero no toda. Inconscientemente, se prepara un decrecimiento y una drástica reducción del consumo.

—Josep Borrell ya ha pedido a los europeos que bajen la calefacción. ¿El decrecimiento es positivo?
—Hay dos maneras de hacerlo. Una planificada y otra desordenada y caótica. Aquí la clave es como se repartirá la carga de decrecimiento. ¿De una manera equitativa y planificando qué haremos después, o de una manera injusta cargándolo a los consumidores? Ya sabemos qué pasará.

—En esta situación, los grandes beneficiados poder ser los EEUU, porque Europa tendrá que comprar más gas licuado.
—Hay una parte de este razonamiento que es cierto. Los EEUU durante muchos años han tenido un exceso de producción de gas y han exportado mucho. El problema es que el gas licuado requiere una logística más elevada que encarece el producto final. Pero hay otra cuestión que no se aborda lo suficiente: los EEUU ya están llegando al máximo de producción de gas. En el 2023 veremos un descenso sobre todo en la producción de gas a causa del fracking. Ciertamente, los EEUU han espoleado la guerra con la idea de vender más gas, pero lo hacen con una mirada a corto plazo porque ahora sí que les puede aportar beneficios. No obstante, pronto dejarán de tener excedente de gas.

—¿Por qué continúa subiendo el precio del gas si Europa no ha prescindido del gas de Rusia?
—Hay dos factores que influyen. Por un lado, un problema estructural que arrastramos del año pasado: la escasez de gas. Y tiene que ver con el hecho de que la producción de gas en Rusia hace veinte años que se ha estancado, la de Argelia también y la de Europa hace años que cae. Por lo tanto, cada vez cuesta más de proveernos de gas y cuanto más cuesta más caro es. El proceso es lento, inexorable, y tiene que ver con el agotamiento de los yacimientos de gas; es una realidad geológica. El segundo factor es la incertidumbre, el estallido de la guerra y la decisión de los EEUU de no comprar más petróleo ni gas ruso, lo que ha desencadenado el pánico de los mercados y un efecto especulativo.

—¿Qué efectos colaterales tiene el aumento del precio de gas?
—Un problema que ya tenemos desde hace meses y del cual no se habla es el de los fertilizantes, que puede causar una crisis alimentaria de grandes dimensiones. Los fertilizantes se hacen con gas natural. Las plantas de Fertiberia, en España, pararon la producción porque el gas iba demasiado caro. Y no reabrieron al 100% porque no tenían garantizada la compra de producción. Los campesinos están preocupados porque el precio de estos fertilizantes ha crecido mucho, igual que el diesel, y el panorama que se divisa es de escasez de fertilizantes por todas partes. Esto también afecta a la industria del vidrio, de la cerámica, del cemento y a la industria química, que requieren de gas. E industrias como la del acero no dependen del gas, pero sí de la electricidad, y el aumento de precio también les afecta. Nos encaminamos hacia un ‘tortazo’ de grandes dimensiones.

—Hablemos de la electricidad. ¿El gas es el principal responsable del aumento del precio de la electricidad?
—Sí. El problema está aquí. Hace años unos señores economistas dijeron que el mejor sistema para fijar el precio de la electricidad era a partir del precio del último kilovatio/hora que entra en cada momento. Es una subasta. Red Eléctrica Española pide quién puede producir electricidad. Los generadores ofrecen los kilovatios/hora que pueden ofrecer a un precio. Primero se compran los más baratos y después se cogen los caros, hasta que llega el último. Y este último, el más caro que entra, es el que fija el precio de todo. Esto se hace así porque unos señores economistas creyeron que con este sistema llamado “marginalista”, se incentivaría la introducción de nuevas tecnologías y fuentes de energía. Pero pasa que la física no tiene la misma opinión y no aparecen nuevas tecnologías, posiblemente porque no hay, ni nuevas fuentes de energía, porque no hay. Con este sistema, de obligado cumplimiento en toda la UE, ocurre que cada vez que se produce electricidad con gas, aunque que sea muy poco, acaba fijando el precio de todo. Y pagas toda la electricidad al precio carísimo del gas.

—Pagamos la electricidad a precio de gas, pues.
—Sí. Es como si vas a la verdulería y pides un kilo de zanahorias que va a un euro el kilo; un kilo de manzanas que cuestan 1,5 euros el kilo; un kilo de calabacín, que va a 0,80 el kilo; y finalmente, pides un poco de azafrán. Pero el azafrán va a 45.000 euros el kilo. Pero coges solo un gramo. En total, compras tres kilos de verdura y un gramo de azafrán, y te lo cobran todo al precio del azafrán.

—¿Qué salto ha dado el precio del gas?
—El gas ha tenido un aumento espectacular. Hoy se paga a 200 euros el megawatio/hora, y hace tan solo dos años el precio normal era de unos 20 euros. En dos años el precio se ha multiplicado exponencialmente. Por eso Europa tiene que cambiar la fijación del precio y desvincular el precio de la electricidad del precio del gas. Este cambio se tendrá que hacer porque si no Europa se estrellará, e innecesariamente. Al final es una cuestión de normativa y se puede cambiar.

—En el caso del petróleo, ¿Europa también se encuentra atada de manos y pies como en el caso del gas?
—Con el petróleo es diferente. A veces se han impuesto sanciones, que de cara a la galería quedan muy bien, pero que tienen muy poco efecto. Porque el petróleo es muy fungible. Tú ahora dejas de comprar el petróleo en Rusia, pero Rusia venderá en China o en otros países. Entonces, aquellos que proveían a China y más países, no tendrán comprador y nos lo venderán a nosotros. Quiero decir, que el petróleo dará más vueltas y tendrá que recorrer más camino; por lo tanto, será más caro. Pero al final el efecto no será tan grande. Por donde está cogida Europa y el mundo es por el gas. Es por donde puede hacer más daño. Pero es que Rusia produce la tercera parte del uranio enriquecido del mundo, que se usa también en centrales nucleares americanas; los EEUU importan minerales de hierro de Rusia; Rusia también controla la producción mundial de níquel y de más metales críticos. Es que es impensable. Si tú intentas tomar medidas contra Rusia, automáticamente hundes el mundo en una crisis económica. Y al lado de esta crisis la de 1929 parecerá una broma.

—Caramba…
—Esto es así ahora mismo, con el grado de dependencia que hay. Hay mucha retórica, habrá mucho discurso de cara a la galería, pero todo el mundo sabe que si apretamos demasiado fuerte nos haremos daño todos.

—Y por si no hubiera suficiente, hay una escasez creciente de combustibles fósiles. ¿Cuándo nos podemos quedar sin petróleo?
—Nunca. Este es un punto clave que hay que entender para no generar confusión. Tenemos una visión del petróleo como el vino de un tonel. Tú abres el grifo y va manando hasta que se acaba. Pero no funciona así. El petróleo ocupa los intestinos y los agujeritos de una roca que es porosa y cuando aplicas presión, brota. A medida que vas extrayendo, la roca se va cerrando, se va colapsando y cada vez sale menos. Puedes extraer más haciendo otro agujero, practicando el fracking, inyectando agua o gas a presión… Pero al final, de media, de todo lo que hay en la roca, sólo sale a la superficie la tercera parte. Dos terceras partes están tan dispersas en la roca que no sale a cuenta extraerlas. Entonces, el problema no es en qué momento se extrae la última gota, porque de aquí a unos cuántos siglos todavía se podrá extraer petróleo. La cuestión es cuánta cantidad se puede extraer cada día. A mí me da igual tener dos millones de euros en el banco si cada día solo puedo sacar diez euros. Puedo ser un millonario en potencia, pero en realidad soy pobre. Por lo tanto, la extracción tiene que ser rentable.

—Hoy he puesto gasolina 95 a 1,8 el litro, y la 98 valía casi 2 euros…
—Aquí radica la cuestión. El petróleo ya ha empezado a caer. El 2018 llegó al máximo y ya no se recuperará nunca más, porque las compañías petroleras ya desinvierten. Lo hacen muy rápidamente, tal como pasa con el capitalismo. Porque el capitalismo solo tiene dos modas: la autocomplacencia y el pánico. Y por eso la Agencia Internacional de la Energía avisa de que la producción de petróleo en 2025, respecto del 2018, podría llegar a bajar en un 50%. Es una salvajada.

—Y mientras tanto, no habremos hecho ninguna transición energética.
—Pero es imposible. Es la otra pata de la cuestión. Se habla de la transición energética como la solución y no es posible. Y se sabe.

—¿Por qué?
—Porque depende de un montón de materiales que no tenemos. El principal problema de la transición energética hacia las renovables es que requiere grandes cantidades de petróleo. Porque se tiene que extraer mucho material, se tienen que fabricar las cosas, se tienen que instalar… ¿Alguien se piensa que un aerogenerador se ha hecho sin petróleo? No, se hace con hormigoneras y el cemento se hace con gas natural, el acero se hace con carbón y todo ello se transporta con maquinaria pesada que necesita gasolina.

—Es decir, que hay energías renovables que no pueden sustituir al petróleo.
—El problema es que el sistema de producción de renovables que discutimos necesita grandes cantidades de combustibles fósiles y, además, materiales que no son abundantes en el planeta. Necesitas telurio y plata para los conectores de las placas fotovoltaicas, para los aerogeneradores necesitas aluminio… Necesitas cosas que no son abundantes y no todo el planeta puede disponer porque no hay bastante para todos. Es un proyecto fallido de entrada. Además, se centra mucho en la producción de electricidad, pero… ¿sabías que en Cataluña la electricidad es solo la cuarta parte de la energía final que se consume?

—¿Y el resto?
—Petróleo, gas, carbón y otros. Y este 75% de energía es de difícil electrificación. Puedes aumentar el porcentaje de consumo de electricidad hasta el 30% o el 40%, pero habrá un 60% que se te resistirá. Y se te resistirá mucho. Y ahora nos quieren deslumbrar con los coches eléctricos, pero se sabe bien que no se puede hacer así.

—¿Y entonces?
—Pues vamos hacia el colapso.

—¿Pero no podemos hacer nada?
—Veamos, este modelo de transición energética se ha propuesto para mantener el capitalismo. Este modelo de renovables es el único compatible con la salvaguarda de los intereses de los grandes capitalistas. Y esto nos lleva al desastre. Porque esta transición permite crear grandes cantidades de energía concentrada para mantener que las empresas y los oligopolios puedan ganar mucho dinero. Por eso se defiende este modelo. Pero no es el único modelo de renovable que hay.

—Y qué más hay?
—Los que implicarían un cambio de paradigma. Podemos tener un nivel de vida parecida al actual consumiendo la décima parte de la energía y los materiales que consumimos hoy en día. Y hay varios estudios que lo demuestran. La guerra es un mensaje muy claro y muy fuerte de que tenemos que cambiar nuestro modelo de vida y nuestro modelo de consumo. No podemos depender tanto de países donde los derechos humanos son una cosa opcional. Nos tenemos que replantear el modelo de vida y encaminarlo hacia una economía más local, más resiliente, que garantice una producción de alimentos locales. Y esto ya se hace, porque el problema en este cambio no es técnico, sino social. Tenemos que abandonar el capitalismo, porque si no te encuentras obligado a negociar con asesinos y tiranos. Y si no lo haces, igualmente el modelo se acaba porque los recursos del planeta van menguando.

—¿Por qué Cataluña va tan atrasada en la construcción de infrastructuras que creen energía renovable?
—Antes que nada, señalar que en los últimos años hemos tenido gobiernos de derecha en el estado español que eran hostiles a todo aquello que tuviera que ver con las energías renovables. Solo hay que recordar el impuesto al sol. Ahora hemos visto que hay un gran problema con la energía fósil y con la excusa del cambio climático hacemos esta transición apresurada y desordenada en todo el Estado. El hecho es que en Cataluña la legislación es más garantista e intenta evitar los excesos que se hacen en otros lugares. No te engañes, la mayoría de los promotores de las energías renovables que se hacen en España son esencialmente una burbuja del tocho 2.0.

—¿Qué quieres decir?
—Se construirá mucho, pero el rendimiento que tendrá será muy bajo. Entre otras razones porque no se sabe cómo se aprovechará esa electricidad. Piensa que el consumo de la electricidad en el Estado Español baja desde el año 2008. Teóricamente, todo aquello que ya tendríamos que tener para aprovechar mejor esa electricidad, como los millones de coches eléctricos o los sistemas de hidrógeno verde, no están. Y no están porque son caros y porque no hay bastante material para permitir un despliegue a la escala que se pretendería.

Fuente: vilaweb

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Cómo los algoritmos de Facebook promueven el odio y los contenidos tóxicos

 

La lucha por los Derechos Humanos ha de convertirse en este siglo XXI en uno de los grandes motores de la emancipación de todos. La crisis de los refugiados, las guerras en Oriente Medio, el terrorismo, ponen de manifiesto que la vida humana sigue siendo un elemento “prescindible”, y los derechos básicos siguen siendo desatendidos en muchos ámbitos a nivel mundial. La consolidación de nuevos derechos –o que parecen nuevos– ha de constituir una de las grandes victorias de la humanidad ene este siglo XXI.

 

Cómo los algoritmos de Facebook promueven el odio y los contenidos tóxicos

 

Prabir Purkayastha

El Viejo Topo

20 diciembre, 2021 

 


Últimamente, Facebook ha estado en la palestra pública por dos razones. Aunque ambas resultan “perjudiciales” desde el punto de vista de la empresa, en términos de interés público cada una tiene su propio nivel de pertinencia. La noticia con menos trascendencia a largo plazo – pero con mayor atractivo mediático – fue que lo que debía ser un pequeño cambio de configuración hizo que Facebook, Instagram y WhatsApp se cayeran durante algunas horas el 4 de octubre. Esto afectó a miles de millones de usuarios y usuarias, exponiendo la importancia que Facebook y otros gigantes tecnológicos han adquirido en la vida cotidiana de muchas personas e incluso, en el funcionamiento de pequeñas empresas. La otra noticia – por supuesto mucho más significativa que esta primera – es la denuncia de Frances Haugen, ex empleada de la empresa, que hizo públicas decenas de miles de páginas de documentos internos de Facebook. Estos documentos evidencian que la dirección de Facebook prioriza repetidamente los beneficios económicos por sobre el bien social. Los algoritmos de Facebook polarizaron a la sociedad y promovieron el odio y las noticias falsas porque impulsaron el “compromiso” en sus plataformas. El hecho de que la plataforma esté destrozando comunidades, e incluso poniendo en peligro a los adolescentes, especialmente a las niñas, por no tener cuerpos “perfectos”, aparentemente no le importó ni un ápice a Facebook.

El Wall Street Journal ha publicado informes detallados citando documentos internos de Facebook y a Frances Haugen, que también ha aparecido en el programa “60 Minutes” de la CBS y en audiencias del Congreso. “Lo que vi en Facebook una y otra vez fue que había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook”, le dijo Haugen al corresponsal de CBS Scott Pelley en “60 Minutes”. “Y Facebook, una y otra vez, eligió optimizar para sus propios intereses, como ganar más dinero”.

El científico de datos, de 37 años, ha presentado ocho denuncias contra Facebook ante la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) con la ayuda de una organización sin ánimo de lucro, Whistleblower Aid. Estas denuncias están respaldadas por pruebas fehacientes: decenas de miles de documentos internos de Facebook que Haugen había copiado en secreto antes de abandonar la compañía.

¿Por qué esto es una gran noticia cuando estos temas relacionados con Facebook se han planteado una y otra vez, destacando especialmente después de que se hicieran públicas las revelaciones relativas a la empresa de datos Cambridge Analytica y a Facebook en 2018? ¿ Acaso no sabíamos ya cómo Facebook, WhatsApp y otras plataformas de medios sociales se han convertido hoy en día en poderosos instrumentos que ayudan a promover el odio y la política divisoria? ¿No han responsabilizado los investigadores de la ONU a Facebook de la violencia genocida contra los rohingyas en Myanmar? ¿No se vieron acaso patrones similares durante los disturbios comunales en Muzaffarnagar, en el estado indio de Uttar Pradesh en 2013 y 2017?

La gran noticia es que ahora tenemos pruebas de que esta plataforma era plenamente consciente de lo que hacía: documentos internos de Facebook que Haugen ha hecho públicos. Se trata de fuentes directas de información.

Al dar prioridad a las publicaciones que promueven el “compromiso” – es decir, que la gente lea, le guste o responda a las publicaciones en Facebook, WhatsApp e Instagram – Facebook se aseguró de que la gente permaneciera en su plataforma durante mucho más tiempo. Los usuarios de Facebook podían entonces “venderse” a los anunciantes con mayor eficiencia, mostrándoles más anuncios. El modelo de negocio de Facebook no es promover las noticias, las charlas amistosas entre los usuarios o entretener a la gente. Está vendiendo sus usuarios a quienes pueden venderles mercancía. Y, al igual que Google, conoce mucho mejor quiénes son sus usuarios y qué pueden comprar. Esto es lo que proporcionó a Facebook el 98% de sus ingresos en 2020 y la ha convertido en una de las seis empresas de un billón de dólares (en septiembre de 2021) en términos de capitalización bursátil.

Al testificar ante el Congreso el 5 de octubre, Haugen dijo que “Facebook utiliza la inteligencia artificial para encontrar contenido peligroso”, informó Ars Technica. “El problema es que la ‘propia investigación de Facebook dice que no pueden identificar adecuadamente el contenido peligroso. Y como resultado, esos algoritmos peligrosos que admiten están recogiendo los sentimientos extremos, la división[s]’”.

Que esto estaba ocurriendo es ampliamente conocido y ha sido discutido, incluso en mis propias columnas. La respuesta de Facebook a estas críticas fue la creación de un consejo de supervisión independiente y el empleo de un gran número de verificadores de hechos. Este y otros procesos ayudarían a filtrar los mensajes de odio y las noticias falsas. Lo que ocultaron fue que todas estas acciones eran simplemente cosméticas. El conductor del tráfico, o lo que una persona ve en su feed – o, en términos de Facebook, con lo que participa – está determinado por algoritmos. Y estos algoritmos estaban orientados a promover las publicaciones más tóxicas y divisivas, ya que esto es lo que atrae la participación. El aumento de la participación es el motor principal de los algoritmos de Facebook y anula cualquier medida para desintoxicar su contenido.

El testimonio de Haugen en el Congreso también relativiza cuáles son los verdaderos problemas de Facebook y lo que los Gobiernos de todo el mundo deben hacer para proteger a sus ciudadanos: lograr que la plataforma sea responsable, no censurando la incitación al odio y comprobando la información errónea publicada por usuarios individuales, sino más bien atacando la tendencia de sus algoritmos a permitir el peligroso contenido de alto compromiso. “No se trata simplemente de que ciertos usuarios de las redes sociales estén enfadados o sean inestables, o de que un bando esté radicalizado contra el otro”, dijo. “Estos problemas tienen solución… Facebook puede cambiar, pero está claro que no lo va a hacer por sí solo”. Mientras se dirigía al Congreso de Estados Unidos sobre lo que se puede hacer para regular Facebook a nivel nacional, Haugen también reconoció los problemas que los algoritmos de Facebook han causado en todo el mundo. La solución, por tanto, debe ser también global. En su testimonio, dijo que las escasas autorreformas propuestas por Facebook serían insuficientes para hacer que la empresa rinda cuentas de sus acciones hasta que sean totalmente transparentes. Facebook se escuda en las leyes de “puerto seguro” que protegen a las empresas tecnológicas como Facebook, que no generan contenidos por sí mismas, sino que proporcionan su plataforma para lo que se denomina contenido generado por el usuario. En Estados Unidos, es la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones la que permite a estas empresas tecnológicas “moderar el contenido de sus servicios”; en India, es la Sección 79 de la Ley de Tecnología de la Información. Ambos países están estudiando reformas.

En Estados Unidos, “una revisión de la Sección 230… haría responsable al gigante de las redes sociales de sus algoritmos”, informa Ars Technica. En palabras de Haugen, “si tuviéramos una supervisión adecuada, o si reformáramos la [Sección] 230 para hacer a Facebook responsable de las consecuencias de sus decisiones de clasificación intencionadas, creo que se desharían de la clasificación basada en el compromiso.… Porque está provocando que los adolescentes estén expuestos a más contenidos de anorexia, está separando a las familias y, en lugares como Etiopía, está literalmente avivando la violencia étnica”. El problema principal no es el contenido odioso que los usuarios generan en Facebook; son los algoritmos de Facebook los que llevan este contenido venenoso al feed de Facebook de una persona continuamente para maximizar los ingresos publicitarios de la empresa.

Haugen añadió:

“Facebook quiere engañarte haciéndote creer que las protecciones de privacidad o los cambios en la Sección 230 serán suficientes. Aunque son importantes, no llegarán al núcleo de la cuestión, que es que nadie entiende realmente las decisiones destructivas tomadas por Facebook, excepto Facebook. No podemos permitirnos nada menos que una transparencia total. Mientras Facebook siga operando en la sombra, ocultando sus investigaciones del escrutinio público, no podrá rendir cuentas. Hasta que no cambien los incentivos, Facebook no cambiará. Si se le deja solo, Facebook seguirá tomando decisiones que van en contra del bien común, nuestro bien común”.

Por supuesto, la prevalencia generalizada de contenidos tóxicos en las plataformas de Facebook se ve favorecida por su negligencia deliberada al no disponer de clasificadores lingüísticos – los algoritmos utilizados para detectar la incitación al odio – para los contenidos que no están en inglés y se crean en otros idiomas. A pesar de que el hindi es el tercer idioma más hablado del mundo y el bengalí el sexto, según Haugen, Facebook no dispone de suficientes “clasificadores de discurso de odio” en estos dos idiomas.

Ya he escrito anteriormente por qué el contenido divisivo y las noticias falsas tienen más viralidad que cualquier otro contenido. Los documentos de Haugen confirman lo que los analistas, incluido yo mismo, hemos estado diciendo todo el tiempo. Los algoritmos que Facebook y otras empresas de tecnología digital utilizan hoy en día no codifican directamente las reglas para aumentar el compromiso. En su lugar, estas empresas utilizan el aprendizaje automático, o lo que se llama vagamente inteligencia artificial, para crear estas reglas. Es el objetivo – aumentar el compromiso – el que crea las reglas que conducen a la exhibición de contenido tóxico en los feeds de los usuarios, lo que está desgarrando las sociedades y dañando la democracia. Ahora tenemos pruebas fehacientes en forma de documentos filtrados de que esto es lo que ha estado ocurriendo. Y lo que es peor, los dirigentes de Facebook y Mark Zuckerberg han sido plenamente conscientes del problema desde el principio.

Sin embargo, no todo el daño en la plataforma de Facebook fue causado por los algoritmos. A partir de los documentos de Haugen, descubrimos que Facebook había puesto en la “lista blanca” a usuarios de alto perfil cuyo contenido se promocionaría incluso si violaban las directrices de Facebook. Millones de estos usuarios especiales podían violar las normas de Facebook con impunidad. Anteriormente escribí sobre las pruebas aportadas por el Wall Street Journal acerca de cómo Facebook India protegió a los líderes del BJP a pesar de las repetidas alertas rojas relacionadas con sus publicaciones que se levantaron dentro de la propia Facebook.

Esto no es todo lo que revela el tesoro de documentos internos de Facebook de Haugen. Al igual que las empresas de cigarrillos investigan cómo enganchar a los niños a fumar, Facebook ha investigado a los “tweens”, que son niños de entre 10 y 12 años. Su investigación se centró en cómo enganchar a los “preadolescentes” a las plataformas de Facebook para que pudieran crear nuevas consumidores para sus plataformas. Todo ello a pesar de que sus investigaciones internas mostraban que las plataformas de Facebook promovían la anorexia y otros trastornos alimenticios, la depresión y las tendencias suicidas entre los adolescentes.

Todos estos hechos deberían dañar la imagen de Facebook. Pero es una empresa de un billón de dólares y una de las mayores del mundo. Su abultado saldo de caja, unido al poder que ejerce en la política y a su capacidad para “hackear” elecciones, proporciona la protección que el gran capital recibe en el capitalismo. El pecado capital que el gran capital no puede tolerar es mentir a otros capitalistas. Los documentos internos que Haugen ha presentado a la SEC podrían finalmente dar lugar a una reacción contra los gigantes de las redes sociales y conducir a su regulación – si no una regulación fuerte, al menos algunas restricciones débiles en los algoritmos que promueven el odio en estas plataformas de medios sociales –.

Una cita de hace una década es tan relevante ahora, a la luz de estos recientes acontecimientos de Facebook, como lo fue cuando el entonces genio de la tecnología de Silicon Valley de 28 años, Jeff Hammerbacher, lo dijo por primera vez: “Las mejores mentes de mi generación están pensando en cómo hacer que la gente haga clic en los anuncios”. Este ha sido durante mucho el redoble de tambores que ha impulsado la marcha de los gigantes de las redes sociales hacia sus trillones.

Este artículo ha sido producido en colaboración con Newsclick y GlobetrotterFuente: Globetrotter

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Crisis de Ucrania desvela el racismo del Occidente. [Los trabajadores no deberíamos prestar atención a ningún gamusino/gamusina político/política o personal/personala de la prensa, radio y televisión que de forma explícita o implícitamente pretenden predisponernos respecto de la guerra comercial de Ucrania entre bloques capitalistas a favor de un langostinete bueno y en contra de un langostinón malo, porque la guerra desprovista de las mentiras previas y las que luego le siguen, acabamos pagándola los trabajadores, primero en vidas, y después en penurias y sufrimientos, y eso ya no es langostineo. Nuestra postura debe ser: NO A LA GUERRA, y en todo caso, que los/las que la organizan y se enriquecen con ella sean juzgados por crímenes contra la humanidad y sus bienes embargados para sufragar los daños causados.]

 

Crisis de Ucrania desvela el racismo del Occidente


DIARIO OCTUBRE / marzo 12, 2022

Esfuerzos del Occidente por acoger a refugiados ucranianos desenmascara el racismo de instituciones que no actúan del mismo modo con los civiles de Asia Occidental.

La acogida ilimitada de refugiados ucranianos en Europa sorprende al mundo. Sobre todo a ciudadanos de países como Siria, Irak, Yemen, Libia y Afganistán que viviendo situaciones similares no pudieron refugiarse en países occidentales.

 

Esta postura ha sido criticada no solo por los países de Asia Occidental o África, sino por los mismos políticos europeos. Ese llamado doble rasero ha dejado a miles o millones de personas en situaciones críticas en países sumergidos en crisis, por los conflictos y guerras fabricadas por el mismo Occidente.

Tales como el apoyo y el suministro de armas a grupos armados y terroristas en Siria, la intervención militar en El Líbano, la guerra saudí contra Yemen con las armas occidentales y los 20 años de invasión de Afganistán y la posterior caída del país a manos del grupo Talibán.

La parlamentaria europea cuestionó la poca atención a nivel político y mediático a las crisis humanitarias que viven países como Afganistán, donde dijo, 5 millones de niños enfrentan la hambruna y una muerte agonizante.

FUENTE: hispantv.com

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Pagaremos el enfrentamiento innecesario con Rusia por la decadencia de Estados Unidos. [Santa Lucía, querida, ¿sigues siendo la mandamás, patrona, jefa, encargada o lo que sea de la vista, o han cerrado la fábrica de la óptica en la que trabajabas y te han dejado en el paro? Porque a mí que no me digan, si los trabajadores no vemos todavía lo que tenemos que ver es que Santa Lucía falla por algún lado.]

 

Pagaremos el enfrentamiento innecesario con Rusia por la decadencia de Estados Unidos

 

Por Fernando G. Jaén Coll.

Rebelion

 | 11/03/2022 |


Fuentes: Rebelión


Sí, que lo paguen en primer lugar los ucranianos es natural, pues ellos son los causantes (sin ánimo de inculpación moral, quede claro, salvo que la tontería de los pueblos pueda calificarse de causa moral).

La insistencia con la adhesión a la UE y a la OTAN es su desgracia, pues fronteriza con Rusia, lo mejor es no incomodar al poderoso vecino con exigencias si no nos anda molestando y, a mayor abundamiento, si uno de sus gaseoductos pasa a través de nuestro territorio y nos produce ingresos por ello. Y por el lado del romanticismo histórico recuérdese lo que dijo el que fuera ministro de Asuntos Exteriores francés, Hubert Védrine «Ucrania ha sido rusa más tiempo que la Bretaña lo ha sido francesa».

Lo pagaremos los europeos todos, pues son varios los países que se han implicado contra Rusia y la UE como conjunto también. Es posible que Francia haya intentado salvar sus muebles con la visita de Macron. La falta de inteligencia, no sabiendo evaluar adecuadamente las pérdidas y ganancias; el seguidismo de un Estados Unidos que anda dando coletazos nerviosos al verse en posición perdedora de hegemonía en el tablero mundial, cuya presión se traslada directamente y a través de una OTAN que no hace demasiado estaba moribunda. Todo ello lo pagaremos mientras EEUU y el Reino Unido (en mucha menor medida) se han cobrado algo ya por adelantado con la venta de armamento a países europeos que no han comprendido que sus aviones y tanques no pueden alcanzar el número necesario para ser tenidos en cuenta.

De las consecuencias económicas de las sanciones también seremos paganos, incluso podemos ser tributos de los EEUU, que se resarcirá de gastos vendiéndonos gas licuado a un precio de más del doble que nos cuesta el ruso que transita por los gaseoductos. Pretender aislar económicamente a Rusia, teniendo a China de socio enfrentado a EEUU, es dividir la economía planetaria, estando esta toda ella interrelacionada, interconectada en una malla de tal espesura y complejidad que es difícil que la acción punitiva contra Rusia no se concrete en la desgracia de los europeos y no sólo por el gas. Si Rusia pierde la inversión de Nord Stream II, también la pierden las empresas alemana, austriaca y holandesa involucradas.

En realidad Estados Unidos nos hace pagar el coste del que se quiere escabullir. Todo un camino en retirada como potencia imperialista que traslada sus costes a los que han sido sus protectorados, empezando por Arabia Saudita. Nos ha llegado el turno con Ucrania, donde los laboratorios biológicos experimentales son mayor preocupación para Estados Unidos, no fueran a caer en manos rusas, que sería socio arruinado y ruinoso de una Unión europea con una Comisión Europea beligerante, una burocracia que pretende hacer méritos para ganar grados de libertad a los Estados en las decisiones, le llegó el turno a Japón y su remilitarización, de coste justificado por la cercanía de China, pero que hasta ahora se podía privar de pagar; también le llega a Alemania, que promete aumentar hasta el 2% el gasto en defensa, cuando hasta ahora la preferíamos desarmada, en recuerdo de la II Guerra Mundial.

Y hoy sabemos que Australia, además del viraje que hubo de realizar en la adquisición de submarinos ya comprometidos con Francia, para adquirir en su lugar los de origen estadounidense o inglés (alianza de defensa Aukus), y que acaba de decidir aumentar su ejército en un 30% de aquí al año 2040, añadiendo 18.500 soldados con un coste aproximado de unos 25.000 millones de euros (38.000 millones de dólares australianos), el mayor aumento en Australia en tiempo de paz, según recoge el diario Le Monde-AFP (jueves, 10 de marzo de 2022). ¿De qué le sirve alcanzar los 80.000 militares en 2040 frente al poderío militar chino? Es una asunción de costes para descargar a EE.UU.

De España mejor decir poco, pues el ridículo es proporcionado al que hacen el presidente Sánchez y su ministra de Defensa. En lugar de preocuparse directamente por los intereses españoles, como hace cada quisque al frente de su país, andan regalando pistolitas y chalequitos mientras aumenta la amenaza en Ceuta y Melilla y, lo que es peor, Canarias, la abandonada como ya lo fuera en siglos pasados (léase a título de ejemplo la Historia de las fortificaciones de la isla de La Palma, premio de investigación histórica Juan B. Lorenzo, 1990. Editado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma). Metidos en la OTAN cuando España gritaba “¡OTAN, NO!”, poniendo el PSOE Y Felipe González en persona toda la carne en el asador de la campaña en favor de la entrada de España, nos vemos ahora en la necesidad de recordarle a la OTAN que El sur también existe (véase el artículo de Francisco José Dacoba Cerviño, General Director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, Nuevo concepto estratégico OTAN: El sur también existe, en Tribuna Norteamericana/ nº 36, noviembre 2021).

En el repliegue de los EE.UU. la asunción de costes no va de la mano con la libertad de decidir lo que más nos conviene, sino que hemos de servir a sus intereses en el enfrentamiento entre potencias. A fin de cuentas, a la UE le resultaba muy fácil preservar sus intereses energéticos en feliz convivencia con Rusia y bogar en favor de una Ucrania neutral, sin armamento que fuera una amenaza para Rusia y comprometida en no adherirse nunca a la OTAN. Ni habría guerra, ni los ucranianos sufrirían, ni los rusos padecerían el cerco de la guerra económica de tinte imperial que impone los EE.UU. y obliga a sus “aliados”, y ahora amenaza a China si no cumple sus órdenes y cumple las sanciones impuestas. ¿Sacrificar ahora, por los intereses estadounidenses, nuestro ya moroso nivel de vida tras la crisis financiera (la de las hipotecas “subprimes” provocada por los EE. UU. en 2008, luego, Gran Recesión mundial) y  tras el confinamiento por pandemia gestionada con mentiras?

Fernando G. Jaén Coll. Profesor titular del Departamento de Economía y Empresa de la UVIC-UCC.

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Lo que sé sobre la guerra (de Ucrania)

 

Lo que sé sobre la guerra (de Ucrania)

"Lo que sé sobre la guerra, lo que he aprendido durante todos estos años, es que los responsables de los países en guerra mienten, tanto los agresores como los agredidos, porque la batalla de la información es parte de la campaña bélica", reflexiona el autor.


José Ovejero

Lamarea.com

08 marzo 2022 


No soy experto en geopolítica ni en asuntos militares, mis conocimientos sobre el Este de Europa son limitados y, como casi todo el mundo, ignoro cuál ha sido el detonante y cuáles los planes reales de Putin. Claro que leo periódicos, me informo, sigo los acontecimientos. También lo hice durante las guerras de la ex Yugoslavia, el Congo, Iraq, Afganistán, Libia y Siria; en aquellas ocasiones, como ahora, oía a gente a mi alrededor opinar con vehemencia, como si realmente entendiesen la situación y viesen con claridad el camino a seguir, como si de verdad creyesen los discursos virtuosos de nuestros gobiernos.

Pero lo que sé sobre la guerra, lo que he aprendido durante todos estos años, es que los responsables de los países en guerra mienten, tanto los agresores como los agredidos, porque la batalla de la información es parte de la campaña bélica. Como mienten los representantes de los países que apoyan a uno u otro bando. La valoración de las operaciones contra civiles, que existen en todas las guerras, es distinta según quién sea el agresor: los daños colaterales de unos son las matanzas bestiales de otros, la defensa de la democracia y la paz que aquel consigue con misiles es el atentado contra el orden internacional de quien los sufre. Y por eso sé que los ciudadanos nunca contamos con la información necesaria para conocer ni las causas ni las implicaciones de los conflictos bélicos.

Lo que he aprendido sobre las guerras es que el objetivo enunciado nunca es el que de verdad se persigue; y por supuesto he aprendido que ningún país interviene militarmente para defender la democracia en otro; como tampoco las violaciones de mujeres de las que fuimos ampliamente informados durante el conflicto yugoslavo era la razón de los ataques de la OTAN. Ni importó nunca el Estado de derecho en Iraq, ni molestaba la tiranía de Gadafi. De hecho, los mismos países supuestamente preocupados por los derechos humanos en un país hacen alegremente negocios con dictadores de otro.

He aprendido, claro, que las guerras se deben a intereses geoestratégicos y económicos, y que empiezan mucho antes de que caigan las primeras bombas. Porque antes de la primera explosión ya se ha preparado a la opinión pública y porque durante años se ha ido abonando el terreno para llegar a la guerra; en el caso actual podríamos hablar de las maniobras occidentales para aislar a Rusia, o de las rusas para recuperar parte de su influencia mundial y para ocultar la ruina del país a la que lo han llevado los políticos corruptos que dicen defenderlo. Las guerras no estallan repentinamente por una razón, sino que se diseñan poco a poco y se espera al momento más oportuno para declararlas: por ejemplo, el atentado de las torres gemelas. 

También aprendí que la guerra no se acaba cuando nos anuncian solemnemente el armisticio. Las guerras continúan, sobre todo para la población civil, mucho después de la declaración de paz y de la imposición de medallas y las fotografías de apretones de manos: la miseria sobrevive a las explosiones, el dolor no se apaga con el último fuego; y el conflicto resurge una y otra vez de forma diferente, a veces durante décadas.

Lo que sé sobre las guerras es que las llamadas intervenciones humanitarias de Occidente son mortíferas, y que a menudo nos retiramos del teatro de operaciones dejando instalados a nuevos clanes que se disputan el poder ferozmente, mientras los ciudadanos siguen sufriendo como antes.

Sé lo suficiente sobre las guerras para no escuchar las declaraciones del momento, no creerme las fotografías de satélite que demuestran esto y aquello, no confiar en las buenas intenciones ni en las grandes palabras. Por eso, sin ser un experto, etc., etc., no puedo apoyar el envío de armas a Ucrania y menos la participación directa de Europa en esa guerra. Porque no tengo ejemplos recientes que me permitan confiar ni en la buena fe ni en la eficacia de las acciones militares occidentales. Al contrario, sé que la guerra es la continuación de la diplomacia por otros medios, y que el objetivo de la diplomacia casi nunca es el bienestar de la gente.

Acoger a los refugiados, castigar económicamente al agresor (sea cual sea) para que le salga menos rentable, aislarlo internacionalmente, convertir en parias a los máximos responsables (sean quienes sean, también si son nuestros supuestos aliados), juzgarlos penalmente cuando sea posible, son las únicas acciones que podría defender con buena conciencia. No, con buena conciencia no, porque eso es algo que hoy no nos merecemos nadie.  

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Ucrania es solo el inicio: El objetivo es China. [Efectivamente. En la guerra comercial declarada en Ucrania (antes latente) entre los diferentes grupos de capitales dominantes que se disputan entre sí la hegemonía el objetivo no es ni Rusia ni mucho menos Putin, sino China como potencia económica, y en consecuencia potencia política que le disputa la hegemonía mundial a la principal potencia capitalista (todavía hoy) que es USA. Si la OTAN, el OTON, POTITOS, EL DE LA MOTO y OTROS, lograran en Ucrania el objetivo declarado de salvar al mundo de no se sabe qué y otras paparruchas (cosa improbable porque China sabe lo que se está cociendo y difícilmente lo podría permitir, porque antes de eso estallaría la III Guerra Mundial, que en realidad estalló al día siguiente del final de la II Guerra Mundial) nos encontraríamos con que la OTAN, el OTON, etc. habría conseguido un bloque capitalista más salvaje, gordo, potente y criminal del que se apropiaría el capital USA y lo dejaría en una mejor posición de fuerza mejor para enfrentarse al otro bloque capitalista (con todas las matizaciones político-ideológicas que se quieran, que evidentemente las tendría) representado por China, cuyos bloques se disputarían igualmente la hegemonía mundial, disponiendo para ello del único instrumento que los capitales conocen para tales casos: la guerra, lo que nos conducirá a la situación actual, pero con un fajo de millones de muertos y unas pérdidas materiales incalculables, porque las bombas atómicas tienen esa facultad, aparte de matar a todo bicho viviente, menos al que la tira (en pura acción humanitaria y en el estricto cumplimiento de su sagrado deber para que los capitales invertidos puedan crecer y seguir creciendo, pero vamos, que la tira, que es en lo que estábamos) y al que la manda tirar, que ni Dios sabe los daños que podría causar. Parece evidente que lo prioritario, lo urgente, lo más que inmediatamente urgente es paralizar la guerra comercial de Ucrania. Y si como consecuencia inmediata de esa hipotética paralización de la guerra más que necesaria, el capital USA tiene que perder los 13 mil millones de dólares que ya ha adelantado para que arda el mundo si es necesario empezando por Ucrania, pues que los pierda, al fin y al cabo es una libre inversión realizada en un negocio determinado por determinados capitalista con el propósito de ganar dinero aun a costa de una buena parte de la humanidad. La solución a la guerra comercial de Ucrania (que no solo consiste en su paralización, siendo esta ahora mismo la primera tarea urgente a realizar); a todas las demás actuales y a las que puedan venir, que vendrán, estaría en el diagnostico correcto (TODAVÍA NO REALIZADO de un modo generalizado como para ser entendido claramente por las amplias mayorías de la sociedad, incluidos progres y no progres) de la crisis de 2008, que ni fue ni es tal crisis, ni capitalista ni financiera, ni de civilización ni de leches, aunque todos estos elementos, pero como partes, estuvieran y están presentes. 2008 representa la culminación del desarrollo histórico a que el capitalismo podía conducir a la sociedad. Llegados a este punto por estricta razones históricas, al igual que los distintos modos de producción habidos anteriormente al capitalismo, tiene inexorablemente que desaparecer como modo de producción dominante para dar lugar y ser sustituido por un nuevo modo de producción más desarrollado y perfecto que él (no estamos hablando ni pensando en el paraíso terrenal o la gloria de Dios llegada en carne mortal a la Tierra, sino de un modo de producción más desarrollado y perfecto que el capitalismo. El ser humano por mucho y muy buen modo de producción por desarrollado y perfecto que podamos imaginar no dejará de ser imperfecto. Que pueda ser más perfecto, más culto, con menos vicios rastreros-animalizados, menos egoísta, con más conciencia social y de sí mismo y más racional y sensible de cómo por lo general se es en el modo de producción capitalista es otra cosa). Esta transición, este paso del modo de producción capitalista al nuevo modo de producción llamado a sustituirle, hasta que no seamos capaces, si es que lo somos, de encontrar una nueva denominación basada objetivamente en los hechos que proporciona la realidad concreta (quedan excluidos en buena lógica, todo tipo de prejuicios y creencias subjetivas) se llama SOCIALISMO (Socialización de los medios de producción y dirección de la producción por todos los agentes que participan en ella (no por la Bolsa, bolsín o poseedores actuales del capital), no se da n se puede dar de un día para otro ni porque nadie particularmente muy listo lo diga, puesto que responde a un proceso histórico que, puede alargarse o acortarse en el tiempo en función de que de forma consciente y decidida se procure acortarlo (mientras más corto en el tiempo menos sufrimiento y calamidades humanas) o no. Quienes detentan el poder efectivo (y no la voluntad popular ni otras tonterías y zarandajas pro el estilo), que son los grandes capitales, siguen intentando mantener el capitalismo en pie a pesar de la crisis de 2008, y para ello necesitan, aparte del engaño a la sociedad el recurso de la guerra, la violencia material, que es a lo que responde la guerra de Ucrania (pero como antecedente y preparación de otra guerra más gorda: guerra contra China. Acabar con la guerra de Ucrania (que no se va a acabar por el camino que llevamos) implica necesariamente acabar con las relaciones de explotación económica, política e ideológica que impone (y que no puede variar en sustancia) el capitalismo. Pero, sigue siendo válido que la prioridad inmediata y urgente es paralizar la guerra de Ucrania, con lo que seguramente no va a estar de acuerdo el capital USA que acaba de aprobar créditos por valor de 13.000.000 (trece mil) millones de dólares a Ucrania para que lleve adelante la matanza recién iniciada que seguramente no querrá perder. Partido de izquierdas, políticas de izquierdas, organización política efectiva de los trabajadores de aquí, allá y a cuyá, más necesario que el comer. Pero ahora, sin discusión: parar la guerra de Ucrania que, de momento ya son ucranianos, rusos, españoles, americanos, franceses, alemanes y no sí si habrá algún portorriqueño.]

 

No basta decir no a la guerra: la izquierda debe proponer un plan de seguridad, paz y defensa para Europa, como está haciendo Mélenchon en Francia. Los intereses europeos siempre han estado subordinados a los objetivos geopolíticos de EE.UU.


Ucrania es solo el inicio: El objetivo es China

 

Manolo Monereo

EL Viejo Topo

11 marzo, 2022 

 



Para Pedro Baños, maestro y hombre de honor.

“…porque yo creo que ese sería el verdadero modo de ir al Paraíso: aprender el camino del Infierno para evitarlo”

Carta de Nicolás Maquiavelo a Francisco Guicciardini. 17/Mayo/1521

 

Desde hace más de una década alguno de nosotros veníamos advirtiendo que el mundo estaba cambiando de base y que eso nos acercaba peligrosamente a la guerra. Sabíamos que no venía el Paraíso y que había que hacer todo lo posible para alejarnos del Infierno de la guerra. La palabra catastrofista se repitió muchas veces. La crisis del 2008 ponía fin a una etapa, la de la globalización neoliberal e iniciaba otra en cuyo centro estaba la cuestión del poder en el sistema mundial. No he sido el único y siempre caminé a lomos de gigantes.

La actual guerra en Ucrania hay que interpretarla en este contexto internacional nuevo y distinto. Tres son sus rasgos básicos. El primero, la crisis de hegemonía norteamericana en el mundo, su incapacidad para gobernarlo y sus derrotas militares permanentes. Es una crisis a la vez interna y externa. No es casual que sea la administración demócrata la más agresiva e intervencionista frente al conservadurismo de Donald Trump.

El segundo, la razón última de este momento histórico es la emergencia de nuevas potencias que objetiva y subjetivamente impugnan la Pax americana  y sus instituciones internacionales. China es muy diferente a lo que fue la URSS porque cuestiona su primacía económica, sus fundamentos de control tecnológico y compite con éxito en las relaciones comerciales internacionales. Rusia se ha reconstruido mejorando sus capacidades económicas, reestructurando eficazmente su complejo militar e industrial y consolidando un núcleo dirigente más homogéneo. La nueva etapa es mucho más que todo eso, es un Oriente el que se despliega con la India, con Indonesia, con Pakistán.

El tercer rasgo es que donde EEUU siguen manteniendo su supremacía es en el poder militar y técnico militar. Dicho de otro modo, el peligro en el que nos adentrábamos en esta etapa de transición es que EEUU usara este poder para reequilibrar unas relaciones internacionales que les eran desfavorables.

Lo central, lo decisivo era entender que se iniciaba una gran transición geopolítica desde un mundo unipolar organizado a imagen y semejanza de EEUU a otro multipolar representativo del cambio de correlación de fuerzas económicas, tecnológicas, demográficas y, en último término, militares. La pregunta es si EEUU negociaría esta transición o se opondría radicalmente a ella. La Trampa de Tucídides tiene que ver con esto, con la posibilidad de que en algún momento esta pudiera implicar el recurso a la guerra o a conflictos militares más o menos generalizados. Todos los actores se han ido preparando para esta fase, para el enfrentamiento modelando a las opiniones públicas, incrementando sustancialmente los presupuestos militares, renovando las tecnologías y las armas de guerra y, más allá, desarrollando una confrontación económica y comercial de grandes dimensiones.

Siempre supe que Hillary Clinton era una intervencionista militar decidida y que Donald Trump, más allá de sus declaraciones altisonantes y su evidente falta de pericia, significaba un repliegue y una salida de los conflictos que empantanaban a EEUU. Es más, se propuso redefinir el tablero político internacional aproximándose a Rusia e intentando aislar a China. La reacción contra él fue brutal. Una gran parte del establecimiento norteamericano y, sobre todo, la UE se opusieron con firmeza. Biden fue la señal de esa reacción. Desde el primer momento enseñó las cartas, definió con mucha precisión los enemigos y organizó dos teatros de operaciones o de decisión geopolítica con su correspondiente estrategia de alianzas, con su estructura militar de intervención y con sus dispositivos comunicacionales. Ambas áreas de decisión están interconectadas por medio de los EEUU. El primer escenario tiene que ver con el Mar de China Meridional, con Taiwan como fractura político militar. El segundo está centrado en Europa, con Ucrania como línea de frente.

Llevar la guerra a Europa, organizarse en torno a ella fue saludado gozosamente por las clases dirigentes europeas bajo la consigna “EEUU vuelve”. Es importante tener en cuenta que el control real del conflicto ucraniano fue siempre de EEUU y los aliados europeos aparecían solo como componentes de la OTAN. Nunca hubo una definición europea de la crisis, nunca hubo una evaluación de los peligros que comportaba y de sus enormes costes. Dicho de otro modo, los intereses europeos siempre estuvieron subordinados a los objetivos geopolíticos de EEUU donde el teatro de operaciones europeo era el secundario y preparatorio para el enfrentamiento con China.

La guerra ya llegó y la niebla del conflicto no deja ver bien ni el proceso, ni las consecuencias. Lo más sorprendente, a mi juicio, es que EEUU siempre ha ido por delante marcando los ritmos y anticipándose a los movimientos de Rusia. En paralelo se ha ido creando un clima contrario a una intervención que se consideraba inminente; todo esto pregonado a los cuatro vientos en la sociedad de la comunicación y las redes. Nunca se conoce toda la información, pero sorprende y mucho la intervención militar rusa y su violación del Derecho Internacional. La guerra está en el territorio que EEUU quiso desde el primer momento.

Hay que insistir en que esta guerra era evitable. Hubiese bastado con el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk. Tanto el actual gobierno de Ucrania como el de EEUU estaban en contra. Se trabajó activamente por radicalizar las posiciones y cuando apareció la UE lo hizo para amenazar al gobierno ruso. Lo que viene ahora es la guerra con sufrimiento y muerte. La intervención militar era la peor de las salidas y para nada ayuda a modificar la correlación de fuerzas, subordina más todavía a la UE y fortalece a la OTAN.

El ejército ucraniano ha sido preparado política, ideológica y militarmente en estos años. Si bien es cierto que la superioridad técnico militar de Rusia es muy grande, el tipo de estrategia a seguir implica amplios costes humanos, tecnológicos y comunicacionales. Rusia podía, como han hecho los EEUU en sus guerras, machacar las defensas ucranianas rápidamente pero políticamente no está dispuesto a hacerlo. No puede hacerlo. Esta contradicción ya se ve en el campo de batalla porque implica bajas, guerra de posiciones y tiempo, mucho tiempo.

Biden ha dicho que la alternativa a las sanciones son la IIIª guerra mundial. Lleva razón, pero olvidó decir que había antes y después otra más clara: sentarse a negociar en serio. Siempre hay posibilidades de negociar si se quiere. La escalada es cada vez más fuerte. Se juega a una guerra larga con grandes costes humanos y económicos para Rusia. Los ucranianos pagarán los costes humanos, económicos y psíquicos de una guerra evitable. La guerra es el mal mayor y se justifica pocas veces.

Las paradojas se suceden. Rusia sigue suministrando gas a través de Ucrania y el banco que lo cobra no ha sido desconectado del sistema financiero organizado por los EEUU. Estos se pueden estar equivocando y acelerando la etapa final de la globalización capitalista. La gran victoria de Biden ha sido empujar aún más a Rusia hacia China, difuminando su autonomía estratégica. Es la peor de las noticias para Europa, las posibilidades de organizar un sistema común de garantías y de seguridad se alejan y el control de la OTAN será mucho mayor. Las sanciones significarán una crisis económica seria y tendrán consecuencias duras para Rusia, pero también para Europa. Parece inevitable la creación de un polo económico potente en torno a China -al que se incorporarán Rusia, Irán y los países del Asia Central- y la ruptura del mercado mundial empezando por el financiero. ¿La economía del dólar en cuestión? Veremos.

No basta decir no a la guerra. La izquierda europea, si quiere reivindicarse como sujeto autónomo político debe proponer un plan de seguridad, paz y defensa para Europa como lo está haciendo Jean-Luc Mélenchon. Lo primero es parar la guerra ya. Eso significa situar los acuerdos de Minsk y su cumplimiento en el centro. Lo segundo es un tratado de paz y cooperación con Rusia que reconozca la soberanía de Ucrania, su neutralidad y un programa de recuperación económica y social. Lo tercero, la desnuclearización y desmilitarización de Europa. Cuarto, la salida de la OTAN y la organización de una defensa autónoma y comprometida con la seguridad colectiva.

Fuente: Nortes.

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