domingo, 15 de marzo de 2009

¿NOS ENVENENAN CON SEMILLA DE MAÍZ TRANSGÉNICO?

(Dale que te pego contra el envenenamiento del maíz transgénico)

(El artículo que sigue fue publicado en elpollourbano.net en Diciembre de 2005)


¿NOS ENVENENAN CON SEMILLA DE MAÍZ TRANSGÉNICO?

Llega a mis manos un envase de papel que contuvo en su día semilla de maíz transgénico Bt, inhabilitado legalmente tanto para el consumo animal como humano. Y el contenido de ese saco junto a otros del mismo contenido y hasta un total aproximado de 80 toneladas al día 11 de Noviembre de 2005, fueron abiertos uno a uno y almacenados en el silo número ocho de la empresa AGRAR SEMILLAS, radicada en Zaragoza, con la presumible intención, si alguien no lo impide, de ser consumidas como pienso animal que como se ha dicho está prohibida por ley.
La semilla de maíz transgénico no es simplemente el maíz producido en el campo de cultivo que previa selección vuelve a utilizarse como semilla para la siembra, sino que después de esa selección previa y antes de ser sembrado, se le trata con una mezcla de compuestos químicos: Metalaxil + Fludioxonil, cuyo proceso se realiza en el tipo de industria correspondiente.
La modificación genética del maíz se realiza introduciendo parcialmente en su ADN original otro ADN extraño que contiene una bacteria que se halla en el suelo, el Bacillus Thuringiensis (Bt), cuyas esporas contienen una proteína cristalina (Cry) que, al ser ingerida por el insecto contra el que va dirigido (el barrenador del maíz europeo -taladro-), se descompone liberando una toxina (endoxina delta) que se une al revestimiento intestinal del insecto, creando poros en su intestino y dando como resultado un desequilibrio iónico que origina la paralización del sistema digestivo, hasta que unos días después el insecto muere.
El maíz transgénico Bt que previamente ha sido modificado genéticamente para transformarlo en semilla y poder obtener de la misma el rendimiento económico que de ella se espera necesita ser protegido químicamente en los primeros estadios de desarrollo: desde el momento de su siembra hasta que germine y se convierta en planta, de manera que no resulte atacado y destruido por los hongos e insectos presentes en el suelo antes de nacer y durante un tiempo después de su nacimiento.
El tratamiento químico mediante el cual se transforma el maíz transgénico en semilla se hace con una mezcla de dos compuestos, el Metalaxil (4-(2,2-difluoro-1,3-benzodioxol-4-il) IH-pirrol-3-carbonitrilo) y el Fludioxonil (N-(2,6-dimetilfenil)-N-(2’-metoxiacetil)-D-alanina metil éster), que se presenta en el mercado bajo el nombre comercial de CELEST AP.
El Metalaxil-M es el isómero biológicamente más activo del metalaxil, un fungicida que tiene la propiedad de proteger a la semilla en una doble vertiente. Superficialmente, en primer lugar, creando alrededor de la misma un escudo protector contra los hongos e insectos del suelo y, por otra parte, penetrando parcialmente en el interior de la semilla a la vez que se extiende por la planta recien nacida de forma acrópala en un proceso continuo que dura varias semanas.
El Fludioxonil tiene una estructura química estrechamente relacionada a un compuesto bio-activo natural producida por un microorganismo del suelo, actuando por contacto y penetración parcial en la semilla, perturbando los intercambios a nivel de las membranas entre las células del hongo, bloqueando así su crecimiento e induciendo una reducción instantánea de la absorción de los aminoácidos y azúcares.
Según la Ficha de Datos de Seguridad de la mezcla de compuestos químicos (Metalaxil + Fludioxonil) que hace la propia multinacional SYNGENTA, empresa que lo comercializa, el riesgo que presenta para la salud es “leve”, “nocivo para los peces, algas y lombrices”, calificado como no peligroso para su transporte. La misma recomienda las siguientes medidas en caso de vertido accidental: “No contaminar las aguas y alcantarillas. Recoger con material absorbente, como arena, tierra, diatomeas, etc. Evitar la dispersión del producto, p. e. mediante diques de material absorbente. Recoger el material en recipientes herméticos especialmente diseñados. El producto vertido no puede ser reutilizado y debe ser desechado. Si su desecho con seguridad no es posible, póngase en contacto con el fabricante, agente de ventas o representante legal.”
La toxicidad ocupacional la califica de baja, no obstante, y pese a esa baja toxicidad, recomienda a los trabajadores que hayan de ocuparse de la manipulación de la mezcla de esos compuestos, la muda diaria de ropas, usar máscara de gas en caso de exposición intensa y lavarse después del trabajo a “fondo (ducha, baño, lavado del cabello). Limpiar cuidadosamente con solución jabonosa o de sosa el equipo de protección, así como el utillaje contaminado”, estableciendo como imperativo para los envases que hubieran contenido los compuestos químicos, según la misma Ficha de Datos de Seguridad: “enjuagar enérgicamente 3 veces, o mediante dispositivo de presión, cada envase de producto que se vacíe al preparar la disolución y verter las aguas al tanque del pulverizador. No abandonar los envases vacíos, depositarlos en los puntos de recogida o entregárselos a un gestor autorizado.”
En cuanto a las pruebas de toxicidad realizadas en el laboratorio con ratas, conejos y cobayas, la toxicidad oral y dérmica agudas en las primeras se dan a partir de los 3.000 y 4.000 mgs./ kgs. respectivamente. En los conejos no se produce irritación cutánea ni ocular aguda, siendo no sensible en las cobayas la irritación cutánea aguda, y no conociéndose “ningún caso de envenenamiento humano.” Se añade por último, que no se conoce “ningún antídoto especifico.”
Podría concluirse, pues, afirmando que, pese a ser un producto que presenta un “leve riesgo” para la salud de las personas lo trata como si verdaderamente ese riesgo fuera alto.
Que SYNGENTA tenga calificado a un producto que comercializa como de “leve riesgo” para la salud de las personas, pero que a su vez recomiende sea tratado como si efectivamente fuera altamente nocivo, podría ser considerado como algo encomiable por su interés en poner el esparadrapo antes de la herida, o sea, algo así como un prudente desvelo por la salud de las personas, cosa que, considerada desde el punto de vista comercial y político, de cara a la opinión pública, no es para ser desdeñado, pero acontece que SYNGENTA, como cualquier otra multinacional no repara en consideraciones morales ni en cualquier otro impedimento que le salga al paso para cumplir su objetivo, y dado que su razón de existencia y su única función social objetiva no es otra que la de obtener beneficios para remunerar y hacer rentables a los capitales que la sustentan y la hacen posible, no le cabe más recurso que vender sus productos caiga quien caiga, por lo que a mí me parece una absoluta ingenuidad creer a ojos cerrados todo cuanto pueda decir SYNGENTA acerca de sus productos, porque si se lee con atención lo que la propia multinacional dice de su propio producto en la Ficha de Datos de Seguridad se ve claramente que es la propia SYNGENTA la primera en no fiarse de la bondad de lo que anuncia y que, desde luego, no se hace responsable de los daños que pudiera causar la comercialización de su producto, pues afirma, al final de la Ficha de Datos de Seguridad, que: “La información aquí presente se basa en el estado actual de nuestros conocimientos y tiene por objeto describir nuestros productos en observancia de los imperativos de seguridad. No debe entenderse garante de propiedades específicas.”
Es decir, SYNGENTA no garantiza nada de manera efectiva acerca del producto que comercializa, y las posibles consecuencias nocivas que en el futuro pudieran derivarse de su comercialización (yo creo que más que predecibles) las deja en el aire, al remitirse que cuanto dice lo hace en función de los conocimientos que “hoy” se disponen.
SYNGENTA no lo dice ni los gobiernos le obligan a decir, qué investigaciones está realizando hoy y qué datos va obteniendo como consecuencia de las mismas, porque este tipo de investigaciones son secretas, dado que, evidentemente, el secretismo en las investigaciones que continuamente están realizando este tipo de empresas es el mayor patrimonio que poseen frente a la competencia de otras empresas, las que pugnan entre sí por acaparar para ellas el saber social acumulado a través del tiempo de forma inmoral e injusta, aunque sea legal, porque no hay otra forma de hacerlo, de modo que ese secretismo, puesto a su exclusivo servicio, por una parte lo hacen instrumento económico, mediante el cual explotan en beneficio propio y para los capitales que las financian el saber que sólo ellas conocen, y por otra, constituye el mejor arma de chantaje político y económico que poseen sobre las personas y gobiernos, de manera que en tanto sean secretas sus investigaciones y no se hagan públicas son inexistentes formalmente para la opinión pública, aun cuando los recursos técnicos, humanos, materiales y financieros que se utilizan en esas investigaciones sean públicos.
Pero no se anda con remilgos ni miramientos de salud pública ni de otro tipo a la hora de comercializar productos que ya sabe son nocivos, saltándose a la torera leyes y lo que se le ponga por delante, como ya ha hecho SYNGENTA al introducir en los Estados Unidos de América maíz transgénico prohibido (Bt 10), por lo que hubo de pagar el crimen de terrorismo contra la salud pública con la suma de 400.000$.
El maíz transgénico Bt 10 contiene un gen que es resistente al antibiótico denominado “ampicilina” y esto, en la práctica, vendría a significar, que con el paso del tiempo los genes resistentes a los antibióticos presentes en al maíz a fuerza de ser consumidos pasarían a nuestro organismo, cumpliendo las más elementales leyes de la biología, de tal manera que llegaría un día en que también nosotros o nuestros descendientes, nos haríamos resistentes a los antibióticos, de modo que las infecciones que hasta ahora han podido ser tratadas con antibióticos dejarían de serlo, gracias a que un manojo de criminales con poder político, económico y financiero, por obtener beneficios económicos nos imponen los alimentos que hemos de consumir.
Ha logrado también SYNGENTA, que para eso es una multinacional, allanar voluntades políticas en Ecuador y hacer legal en ese país que se pueda plantar el maíz transgénico prohibido que acabaremos importando y consumiendo todos.
Pero los Estados Unidos de América y Ecuador nos parecen países muy lejanos y da la impresión de que la guerra no va con nosotros. Está más cerca la Unión Europea, que no es mal mercado y, al no serlo, SYNGENTA, en el colmo de la chulería delincuencial, tuvo la desfachatez, sin que ocurriera nada, eso sí, de declarar en Marzo a la Comisión Europea que en el democrático territorio de la Unión Europea había vendido 1.000 tm. de maíz prohibido con destino a piensos para animales (no sabemos qué tipo de maíz prohibido es el declarado por SYNGENTA, hay que suponer que la Comisión Europea sí lo sabe).
No obstante, lo que sí nos cae cerca del todo es Zaragoza, y el crimen de terrorismo contra la salud pública a cometer lo tenemos al alcance de la mano, sin salir de casa.
Si grave fue la actuación delictiva de SYNGENTA vendiendo para piensos el maíz transgénico Bt 10 que estaba prohibido, no tendría calificativo si AGRAR SEMILLAS destinara para pienso un solo grano de la semilla (no maíz, sino semilla de maíz transgénico) almacenada en su silo número ocho, de lo que ya se tiene constancia ha sido descargada toda o parte de la misma al día 24/11/05, viendo el color rojizo dejado en la boca de descarga del silo donde fue almacenada, que es el color característico que presenta el maíz transgénico que se trata con Metalaxil + Fludioxonil para transformarlo en semilla.
Las aproximadamente 80 toneladas almacenadas en AGRAR SEMILLAS al día 11/11/05 procedían de sacos de papel en los que se leía: “SYNGENTA SEEDS SA. Tfno. +34934040480 Balmes 117, 5ª planta -08008 Barcelona- España” y también en el mismo saco en castellano (aparte de cinco idiomas más), puede leerse: “SEMILLA destinada exclusivamente para la SIEMBRA NO APTA para la alimentación humana ni animal. MANTENER la semilla fuera del alcance de los niños y animales domésticos. MANIPULAR con precaución. NO CONTAMINAR las corrientes de agua con los envases vacíos. En caso de INTOXICACION avisar al médico. Terapéutica Sintomática.”
No cabe en cabeza humana que una semilla de maíz transgénico destinada a su destrucción haya sido almacenada en un silo como si de maíz acto para el consumo se tratara, y el hecho de que parte o toda ella haya salido ya del silo donde estaba almacenada, constituye, en mi opinión por la inseguridad ciudadana que puede crear, un motivo más que suficiente para que actúe de oficio la Fiscalía del Estado contra la dirección de AGRAR SEMILLAS sin necesidad de que parte alguna lo demande, (que quiérase o no y para empezar, siempre son gastos, pérdida de tiempo y molestias, no para el que delinque sino para la víctima) e inicie las investigaciones pertinentes para determinar de forma fehaciente si esa misma semilla tiene que ver algo o no, con las 1.000 tm. introducidas ilegalmente en territorio de la Unión Europea según la propia declaración de SYNGENTA.
Dicen los juristas de prestigio, esos personajes que saben mucho de lo que se llevan entre manos, que una de las definiciones del derecho es la de ir a la cosa por el camino más corto, o sea, en línea recta, es decir, que el mareo de la perdiz, el slogan, el tópico, el ir de declaración formal a la contradeclaración formal atendiendo al moderno marketing político y a las modernas técnicas de comunicación, de manera que se empieza a dilucidar una cosa y tan apenas se llevan dichas dos palabras no se sabe ya de qué coño se está hablando, por exclusión, no es derecho.
Pues para mi hermanamiento con esos prestigiosos juristas y para hacer bueno lo que ellos dicen y no yo, que a mí el derecho conocido me da pampurrias (y a veces me entra hasta la risa), y puesto que se tienen ya las primeras evidencias previas y necesarias para la comisión del delito: el almacenamiento de la semilla que ya se ha mencionado reiteradamente y ahora la constancia de que esa misma semilla, al menos en parte (es otro extremo a dilucidar) ha sido sacada de su inicial almacenamiento, procedería ir directamente, por el camino más a corto, al conductor o conductores del camión o camiones en que haya sido cargada la semilla en cuestión, y bajo declaración jurada hagan constar exactamente el lugar donde hayan descargado, que no puede ser otro que un lugar para su destrucción, en cuyo caso, dando la inocencia de AGRAR SEMILLAS por supuesta, espero se disculpen ante mí por haberme hecho perder el tiempo escribiendo este artículo al sentirme escandalizado e inseguro socialmente, dado que, al ser unos incompetentes y tratar un maíz envenenado para el consumo como si fuera apto para el mismo, he llegado a pensar que me querían envenenar a través del animal que me como, que a su vez habría consumido el pienso fabricado con un maíz prohibido.
Y para redondear la inocencia de AGRAR SEMILLAS que, lo reconozco, no se la concedo en estos momentos dado el miedo e inseguridad social que ellos han metido en mi inocente e ingenuo cuerpo, convendría también, que en la declaración jurada del conductor o conductores se hiciera constar de forma clarita, para que yo lo pueda entender y quede más tranquilo que un bendito, que el camión o camiones que hayan transportado el maíz envenenado para el consumo se han limpiado “cuidadosamente con solución jabonosa o de sosa” como se prescribe en la Ficha de Datos de Seguridad de SYNGENTA en relación al “utillaje contaminado,” no sea que se les haya pasado por alto esta minucia de la descontaminación del camión o camiones y se sigan transportando otros granos en los mismos vehículos, con lo que, por los unos o por los otros, haya quedado la casa sin barrer y al final montemos entre todos tenderete gordo.
Pero como ya hemos mencionada el nombre del Fiscal, y no conviene usar su nombre en vano, aparte que no concedo ápice de inocencia a AGRAR SEMILLAS hasta que no quede meridianamente demostrada, y dado que me declaro miedica de pura cepa, como si fuera uno de esos que llaman clase media, lleno de miedos y de prejuicios, para mi tranquilidad y, por qué no decirlo, para el buen nombre del empresariado en general, veo necesario que siga trabajando el Fiscal, puesto que ya le hemos señalado el tajo y aun queda por darle alguna pista más.
Ateniéndome también a lo que les he oído alguna vez a los juristas de que quien puede los más puede lo menos, no me parece forzar mucho el lenguaje para decir que quien delinque en lo más también podría delinquir en lo menos, de manera que si el Fiscal o autoridad competentes, que no sé si será tan competente como se dice, llegará a meter mano a lo que aquí se dice, no estaría de más que una vez metidos en harina, pero siempre con declaración jurada de por medio de trabajadores, como punto de inicio para las acciones legales que pudieran corresponder, quizás no fuera descabellado comprobar si en los maíces que importa AGRAR SEMILLAS procedentes de algún país Comunitario, ha sido producido en ese país o es a su vez importado de un tercer país con más flojedad legal a la hora de producir, no sea que ese maíz fuera portador de algún hongo o parásito extraño a nuestras tierras e hiciera que las mismas se infestaran. O comprobar que los maíces híbridos para semillas envasados con fecha actual se corresponden con el contenido del producto, no fuera que éste correspondiera a campañas anteriores con lo que habría disminuido su poder de germinación, lo cual supondría una estafa a los agricultores.
Y, por último y para tranquilidad de todos y para que no todos los empresarios sean metidos en el mismo saco, rogarles a los fabricantes de piensos declaración notarial voluntaria de que sus fabricados responden a las exigencias que prescriben las leyes y que, por tanto, no hay ni indicios de la semilla del maíz transgénico almacenado en su día en el silo número ocho de AGRAR SEMILLAS, para posteriormente, eso sí, hacer las correspondientes comprobaciones y análisis por personal y laboratorios independientes de la administración, que Santo Tomás, que es uno de los santos más sonados, no se fiaba ni de su padre, casi como yo, pero sin que medie santidad.
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Manuel Sogas Cotano
Zaragoza 27 Noviembre 2005