martes, 24 de septiembre de 2024
El debate del Antropoceno sigue abierto: un nuevo estudio fecha su inicio en 1952
El debate del Antropoceno
sigue abierto: un nuevo estudio fecha su inicio en 1952
Rebelion
24/09/2024
Fuentes: La
marea climática [Imagen: obra creada por el artista parisino Tadashi Kawamata.
Foto: Martijn Baudoin.]
Aunque en marzo se rechazó establecerlo como una unidad de tiempo
geológico, la idea del Antropoceno se ha asentado en el imaginario colectivo y
entre la comunidad científica como sinónimo del impacto humano en el planeta
Tierra.
En marzo de
este año la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario de la Unión
Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés) votó
en contra de establecer el Antropoceno como una unidad de tiempo
geológico. Las pruebas –argumentó este organismo– no eran lo suficientemente
concluyentes, así que no había debate: la humanidad sigue viviendo en el
Holoceno. Sin embargo, aunque la IUGS pudo haber dado carpetazo al asunto para los
burócratas de la geología, el debate a nivel científico sigue más que
abierto. Un nuevo estudio basado en registros geológicos de 137
lugares concluye que sí estamos en el Antropoceno y que la nueva época empezó
exactamente en 1952.
El estudio,
recién publicado en la revista científica Proceedings of
the National Academy of Sciences (PNAS) y liderado desde la
universidad japonesa de Ehime, vuelve a exponer una larga lista de
evidencias geológicas del aumento del impacto humano en los sistemas
de la Tierra durante los últimos 70 años. No es el primero en hacerlo –ni
probablemente será el último–, pero sus conclusiones tampoco son suficientes
para reabrir el debate en la IUGS por ahora. De hecho, ninguno de los expertos
que votaron en contra de definir el Antropoceno como época geológica niega el
impacto del ser humano en el planeta, solo tienen
ciertas reservas a la hora de establecerlo como un marco
temporal a nivel geológico.
No hay dudas: los humanos estamos cambiando el planeta
Según los
autores del estudio, definir el comienzo del Antropoceno (cuando la presión
acumulada de las actividades humanas comenzó a producir cambios importantes en
los sistemas de la Tierra) es difícil por la variabilidad espacial y temporal
del impacto de los humanos en el medioambiente. Esta variabilidad complica (en
este y en otros estudios) los esfuerzos para definir un límite estratigráfico
para el Antropoceno. Esto es un punto clave en el debate, ya que para definir
las fronteras geológicas de la historia del planeta debe percibirse un
cambio claro en las capas de sedimentos del suelo, llamadas estratos.
Para intentar
encontrar esta frontera, los científicos japoneses recopilaron cientos de
registros del impacto antropogénico en 137 puntos del globo que cubrían el
rango temporal de los últimos 7.700 años. Así, identificaron tres
posibles límites para el inicio del Antropoceno: la revolución industrial
(entre 1855 y 1890) dejó marcas claras como el incremento de las
concentraciones de plomo; el periodo de 1909 a 1944, en el que se registran cambios
en las composiciones de polen y de hollín; y el período 1948-1953, en el que
aparecen aumentos de contaminantes orgánicos y microplásticos, así como de
plutonio y carbono-14 moderno derivados de las explosiones nucleares.
De todos ellos,
consideran que el último es el más claro, y por eso concluyen que el
Antropoceno habría empezado alrededor de 1952. “El trabajo permite inferir la
influencia humana en el medio natural en los últimos 8.000 años. Se trata de un
trabajo arduo, detallado y muy completo, que aporta resultados sólidos y
concluyentes”, señala Blanca Martínez, investigadora del
departamento de Geología de la Universidad del País Vasco UPV/EHU, sin relación
con el estudio, en declaraciones
a Science Media Centre. “Sin embargo, los datos no son
suficientes para plantear el año 1952 como comienzo de una nueva
subdivisión de la escala de los tiempos geológicos”.
De acuerdo con
la investigadora, el estudio aporta datos que evidencian que, desde la mitad
del siglo XX, durante lo que se conoce como la Gran Aceleración, la alteración
de los ciclos naturales por parte de la actividad humana alcanzó niveles muy
significativos. Sin embargo, para Martínez no es posible inferir la
persistencia futura, a escala geológica, de estas evidencias en el
registro sedimentario. Este fue uno de los argumentos que se usaron para
desestimar el Antropoceno como época geológica en la votación de la IUGS. “Lo
que sí es una nueva llamada de atención de la importancia de disminuir el
efecto humano en el planeta para poder predecir los cambios climáticos y
bióticos futuros y adaptarnos a ellos de manera eficiente”, añade.
¿Ha llegado el Antropoceno para quedarse?
El estudio de
los investigadores japoneses también concluye que el aumento global de impactos
humanos desde 1952 es tan elevado que sugiere que el ser humano se ha
convertido en una fuerza geológica y planetaria capaz de dejar su
huella en la historia de la Tierra. El cambio climático, la transformación del
ciclo del nitrógeno y del fósforo o los rápidos movimientos de especies
invasoras entre continentes vendrían a confirmar esta hipótesis.
“Los autores
concluyen que, aunque la humanidad comenzó a modificar la superficie terrestre
de manera significativa y progresiva con el inicio de las sociedades agrícolas
hace miles de años en el Neolítico, la colonización europea de América en el
siglo XV o la revolución industrial en el siglo XVIII, el aumento sin
precedentes de la huella humana a nivel global comenzó a partir de
1952”, señala Alejandro Cearreta, catedrático de Paleontología en
la Universidad del País Vasco UPV/EHU, a través de Science Media Centre.
El investigador
reconoce que la base científica del Antropoceno es sólida, tal como concluyó en
su día el Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (el grupo de la IUGS al que se
le encargó la investigación previa a la votación). Además, al contrario de lo
que sucede con la mayoría de épocas, periodos y eras geológicas, el
Antropoceno es un término que ha calado con rapidez en el imaginario
colectivo para agrupar todos los impactos humanos en el planeta, desde
el cambio climático hasta la pérdida de biodiversidad. Y es que, más allá de
las pruebas que queden registradas en las rocas y en los sedimentos, la huella
humana en la Tierra es cada vez más evidente.
Fuente: https://climatica.coop/debate-antropoceno-sigue-abierto-inicio-1952/
¿Por qué el terrorismo de Israel en El Líbano se volverá en contra de Occidente?
¿Por
qué el terrorismo de Israel en El Líbano se volverá en contra de Occidente?
Publicado el 24 de septiembre de 2024 /
Por Debates
KAOSENLARED
En un acto de terrorismo
sin precedentes, el régimen sionista llevó a cabo detonaciones masivas de
artefactos en todo el Líbano durante dos días esta semana.
Por: Musa Iqbal *
Estos imprudentes ataques
terroristas causaron miles de heridos y la muerte de decenas, incluidos niños y
trabajadores civiles, desatando la indignación global.
Dispositivos como
buscapersonas, walkie-talkies y paneles solares detonaron simultáneamente en
todo el país árabe, comenzando por los suburbios de Beirut, causando la muerte,
mutilación y desmembramiento de ciudadanos libaneses.
Los portavoces del régimen
en Tel Aviv se han esforzado por afirmar que los ataques estaban dirigidos a
miembros del Movimiento de Resistencia Islámcia de El Líbano (Hezbolá).
Sin embargo, no se trató de
una operación militar, sino de cobardes ataques terroristas diseñados para
infundir miedo y ansiedad en la vida cotidiana del pueblo libanés.
En el momento de las
explosiones, los ciudadanos libaneses estaban realizando actividades mundanas:
conduciendo, trabajando en hospitales y comprando alimentos. La detaonación de
estos dispositivos durante tareas rutinarias demuestra que el objetivo no era
atacar a Hezbolá, sino fomentar el miedo, el pánico y el caos generalizados.
No está claro cómo los
agentes del régimen israelí consiguieron acceder a estos dispositivos,
importados de un país europeo por miles bajo la marca de una empresa taiwanesa.
Sin embargo, es evidente
que los distribuidores y productores dentro de la cadena de suministro debieron
colaborar con Tel Aviv, dado que los estándares de control de calidad
garantizan que los productos sean seguros y a prueba de manipulaciones.
La implantación de
explosivos en objetos de comunicación cotidianos utilizados por los ciudadanos
libaneses sugiere que algo en el proceso de producción se vio comprometido.
Gold Apollo, la empresa
taiwanesa responsable de producir los buscapersonas implicados, ha trasladado
la culpa a la empresa húngara BAC CONSULTING KFT, alegando que fue responsable
de la fabricación.
En un comunicado, Gold
Apollo señaló que, según el acuerdo de cooperación entre ambas partes, autorizó
a BAC a utilizar su marca registrada para la venta de productos en regiones
designadas, aunque el diseño y la fabricación eran responsabilidad exclusiva de
BAC.
En los últimos años, Taiwán
ha fortalecido sus lazos con EE.UU., a pesar de adherirse a la Política de Una
China, que reconoce a Taiwán como parte de la República Popular China.
En años recientes, personal
militar y de inteligencia estadounidense ha estado activo en Taiwán, mientras
que EE.UU. ha proporcionado millones de dólares en armamento avanzado al
gobierno taiwanés.
Hungría, miembro de la
Unión Europea, ha mostrado en gran medida hostilidad hacia la causa palestina y
apoyo a la ocupación israelí, que ha resultado en la muerte de más de 41 300
personas en Gaza, en su mayoría niños y mujeres.
Cualquiera de estos dos
países, o ambos, podrían haber colaborado con el régimen sionista una vez que
se supo que los buscapersonas utilizados por los libaneses, incluido Hezbolá,
provenían de estos proveedores.
BAC Consulting es propiedad
de la ciudadana británica Cristiana Arcidiancono-Barsony, quien ha negado
responsabilidad por los atentados en Líbano tras una protesta global masiva.
Dada la larga historia de colonialismo
y colaboración del Reino Unido con las fuerzas sionistas, y la relación entre
la tecnología sionista y magnates tecnológicos como Elon Musk y Mark
Zuckerberg, hay argumentos sólidos para afirmar que no se puede confiar en la
tecnología occidental.
De hecho, este complot
terrorista tecnológico de la ocupación israelí ha intensificado las tensiones
entre el Occidente imperialista y el Sur global en busca de independencia.
Ahora, con solo pulsar un
botón, el régimen israelí (o cualquier entidad con acceso a esta tecnología)
puede asesinar a cualquiera mediante tecnología comercializada.
Una de las herramientas
clave del imperialismo es el control del mercado, abarcando lo que se vende,
produce y licencia. Si la tecnología occidental puede causar destrucción
indiscriminada, muchos comenzarán a cuestionar si es hora de alejarse de
productos alineados con EE.UU.
El régimen israelí celebra
estas “ganancias” terroristas a corto plazo como logros militares, pero a largo
plazo han erosionado la confianza en la tecnología y los productos
occidentales.
Si Occidente controla las
cadenas de suministro y puede detonar dispositivos a voluntad, como se ha visto
en El Líbano, ¿puede considerarse verdaderamente voluntaria la cooperación
económica con Occidente? Y, tras las recientes acciones terroristas de Israel,
¿vale la pena siquiera comprar tecnología occidental?
Observemos cómo, cuando los
países del Sur Global optan por adquirir productos de China, Rusia o Irán, los
políticos y medios estadounidenses condenan rápidamente estas decisiones,
denunciando la propagación de la supuesta “influencia china”.
La misma dinámica se observa
en la tendencia actual hacia la desdolarización, que lleva a figuras como
Donald Trump a amenazar con “aranceles del 100 por ciento” a países que se
alejan del dólar en sus transacciones.
¿Qué implica todo esto? En
esencia, el objetivo de EE.UU. es reafirmarse globalmente a través del dominio
del mercado y del dólar como medio para controlar a las naciones en un nivel
general. Controlar los mercados de una nación suele ser más eficaz que influir
directamente en los políticos.
Sin embargo, el imperialismo
estadounidense no puede tener las dos cosas a la vez.
El terrorismo tecnológico, ejemplificado por los detonadores israelíes en los
buscapersonas, y la coerción económica, como las sanciones, están erosionando
la confianza en Occidente.
Durante décadas, los
capitalistas estadounidenses y sus representantes políticos han sostenido que
comprar productos estadounidenses y comerciar con empresas estadounidenses es
voluntario y beneficioso para las naciones participantes.
Ahora, a medida que la
hegemonía estadounidense declina, EE.UU. lucha por mantener su influencia,
mientras los países recurren a modelos alternativos o alianzas económicas como
los BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en busca de un
desarrollo más equitativo.
Los gobiernos del Sur
Global, especialmente aquellos adversarios del régimen israelí, probablemente
estén indagando si han comprometido la tecnología en sus propios mercados.
Es bien sabido que la
tecnología estadounidense se utiliza frecuentemente para la vigilancia: se cree
que WhatsApp jugó un papel en el asesinato del líder del Movimiento de
Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismail Haniya, al revelar su
ubicación en Teherán.
Este desarrollo ocurre en
un momento en que alianzas como los BRICS presionan por su propia moneda
global, y los países miembros, en particular la India, China, Rusia e Irán, se
han comprometido a fabricar localmente siempre que sea posible, dejando de lado
el dólar.
Irán, por ejemplo,
desarrolló sus propias vacunas contra la COVID-19 debido al largo historial de
terrorismo médico de Occidente, que también afecta a los propios ciudadanos
estadounidenses.
El Líder de la Revolución
Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, prohibió la importación de vacunas
occidentales contra la COVID-19, argumentando falta de confianza, y su postura
ha sido reafirmada.
Hace menos de un siglo, el
gobierno estadounidense llevó a cabo los experimentos de Tuskegee, envenenando
a estadounidenses negros con placebos o tratamientos experimentales. Johnson
& Johnson, la empresa estadounidense que está detrás de una vacuna contra
la COVID-19, también participó en los infames experimentos del Agente Naranja,
en los que desfiguraba a prisioneros con residuos químicos.
China y Rusia también han
desarrollado su propia tecnología para protegerse de la vigilancia
estadounidense. Por ejemplo, los teléfonos Huawei, un producto chino, están
prohibidos en EE.UU. debido al temor al “espionaje chino”.
En realidad, estos
teléfonos fueron desarrollados como una salvaguarda contra los gigantes
tecnológicos estadounidenses como Apple que intentan dominar los mercados
chinos, lo que dejaría a China vulnerable a los ataques y la vigilancia
estadounidenses.
Estamos presenciando el
inicio de una prolongada reacción negativa contra la tecnología occidental. En
un mercado global cada vez más competitivo, donde la influencia estadounidense
se desvanece, la táctica de Israel de manipular dispositivos en las cadenas de
suministro estadounidense terminará teniendo repercusiones negativas.
Los gobiernos,
corporaciones y organizaciones buscarán tecnología que no pueda verse
comprometida, especialmente frente a amenazas tan peligrosas como el régimen
sionista, que colabora con la inteligencia estadounidense.
Este complot terrorista
será recordado no solo por su repugnancia moral, sino también por sus
consecuencias económicas, marcando otro toque de campana en el declive del
imperialismo estadounidense.
A medida que la influencia
estadounidense se desvanece y potencias como China, Rusia e Irán ofrecen
alternativas más atractivas, el mundo, sin duda, gravitará hacia opciones que
no incluyan a EE.UU.
* Musa Iqbal es un investigador y escritor radicado en Boston, enfocado en la política interior y exterior de Estados Unidos.
Publicado en HispanTV
Hubo cuatro millones de temporeros españoles durante el franquismo: «somos fruto de las migraciones»
Hubo cuatro millones de
temporeros españoles durante el franquismo: «somos fruto de las migraciones»
Rebelio / España
23/09/2024
Fuentes: El
Diario [Foto: Temporeros de Sueca (Valencia) en La Camarga francesa, 1954
(Archivo Paco Batalla)]
Más de 100.000 personas se desplazaron cada año durante las décadas de la dictadura y hasta los años 90 para trabajar en Suiza y en Francia: una exposición y un libro recogen ahora cómo huían de la miseria y cómo con ello muchos se hicieron antifranquistas.
Desde hace
muchos años, los migrantes vienen a España a trabajar y en la mayoría de los
casos con carácter temporal y en muy malas condiciones. Pero durante las
décadas de la dictadura franquista y más allá de la transición democrática,
hasta los años 90 del siglo pasado, casi cuatro millones de españoles y
españolas también fueron temporeros. Fueron migrantes de ida y vuelta. Huyeron
de la miseria de su día a día para conseguir un sustento que no podían ganarse
en sus pueblos o ciudades.
Unas 100.000
personas al año se desplazaron a Francia, a las labores de la vendimia y a las
campañas del arroz y de la remolacha, y a Suiza, a la construcción y a la
hostelereía. Lo hacían con contratos para ir y volver, y en estancias que no
podían durar más de nueve meses. Otras tantas personas lo hicieron
“ilegalmente”, por libre. En total, se movieron casi cuatro millones de
personas. En esos países se encontraron con situaciones pésimas de vida y
salarios muy bajos, pero muchos de ellos también adquirieron conciencia obrera
y comenzaron a militar en el antifranquismo.
Este es parte
del ejercicio de memoria histórica que recoge la exposición “Huir de la miseria.
Los temporeros españoles en Europa”. Se trata de una muestra crítica y de
denuncia social que nace en el seno de la Universidad de Castilla-La Mancha
(UCLM). Disponible en la sala Acua de Cuenca hasta el 29 de septiembre, su
comisario y profesor de la UCLM, Sergio Molina, habla con elDiarioclm.es sobre
el objetivo principal de la muestra: “Hay que hacer esa mirada al pasado sobre
un problema presente para mostrar que rechazar las migraciones hoy en día es
negarnos a nosotros mismos”.
La exposición, que viajará por toda España en los próximos meses, incluye fotografías y documentos acompañados por paneles explicativos que describen las malas condiciones del trabajo y de los viajes, las razones para recurrir a ellos y cómo eran los ciclos de estas migraciones. A la labor de los archivos se suma la colaboración de la ciudadanía, que no solo ha cedido documentación, sino también testimonios.
Foto: Trasbordo
de vendimiadores españoles en la estación de CerbeÌre en la vendimia de 1976.
Archivo Carta de España
Sergio Molina
comenzó a investigar sobre esta cuestión al darse cuenta de que, dentro de la emigración
española hacia Europa durante el franquismo, la temporera estaba “prácticamente
olvidada”. Fue así como descubrió la envergadura de estos movimientos de
población “de ida y vuelta”: casi 100.000 españoles y españolas al año y casi
cuatro millones de personas desde el inicio de la dictadura hasta principios de
los años 90.
La importancia
de estos movimientos, de esta forma de ganarse el sustento, fue tal, que en
zonas como La Safor, en la Comunitat Valenciana, hay barrios residenciales
denominados como “de los franceses” porque pudieron construirse con el dinero
que los temporeros ganaron en Francia en las labores del arroz.
La exposición
se centra en tres ejes. El primero de ellos da a conocer los motivos por los
que temporeros y temporeras decidían irse, casi siempre por la falta de
recursos básicos para vivir. El segundo bloque aborda cuál era el ciclo de la
migración, es decir, desde que se van hasta que vuelven. El investigador e
historiador pone al espectador ante un dilema, que es el propio título de la
muestra. “Huían de la miseria, sí, pero ¿de qué miseria? ¿La de la España de
los años 50, 60 y 70 cuando decae la estructura de la agricultura familiar o
también huían de lo que se encontraban en su destino cuando migraban?”
Sergio Molina
pone como ejemplo un reportaje de la revista ‘Interviú’ de 1977 sobre la
campaña de la vendimia en Francia. Exponía que debido a las condiciones
laborales, muchos llamaban “campos de concentración” a las zonas donde se
recogía la uva. Incluso denominaban como “nuevos trenes de Auschwitz” a los
convoyes españoles que llevaban a los españoles hasta la frontera: “Muchos eran
trenes de madera, sin agua ni luz, en viajes larguísimos. Murió gente en esos
trenes”.
“La
condiciones, como ahora para los que vienen a España, eran terribles. Vivían en
barracas de madera, justo enfrente de los edificios modernos que estaban
construyendo. Y en la agricultura, se alojaban en pajares con colchones y sin
servicios básicos”.
El tercer eje se centra en la “adquisición de conciencia democrática” por parte de la ciudadanía que emigró para estos trabajos. “En la mayoría de los casos, se trataba del primer viaje que hacían vecinos de toda España fuera de sus pueblos. Esto sirvió para que se dieran cuenta de que podían ir a comprar el pan y hablar de política”, detalla el historiador.
Foto:
Trabajadores de Cella en Francia s/f. Fotografía del proyecto “Memoria a través
de la imagen”. Compilado por el Aula Cella Cultural. Disponible en
http://xiloca.org/galeria/ (consultado 2/02/2024).
Al mismo
tiempo, la investigación ahonda en cómo las formaciones políticas que militaban
contra el franquismo en el exilio, principalmente en Europa, como el Partido
Socialista o el Partido Comunista, vieron en estos desplazamientos una “ventana
de oportunidades de llevarles sus ideas, porque además esos temporeros volvían
a España”.
“Lo hacían a
través de reuniones en Francia de cara a septiembre por la vendimia. Iban a las
fincas donde sabían que había españoles y allí les informaban sobre la
existencia de sindicatos y de posibles subidas salariales. Eso permitió que a
partir de los años 70 en numerosos pueblos de España hubiera militantes
antifranquistas, que a veces incluso traían propaganda del mundo obrero”.
La importancia
de estos documentos y testimonios, agrega el profesor, es que si no se
introducen en la historia de España, no se puede tener “una radiografía exacta
de lo que era la España de esas décadas de la dictadura, ni tampoco del
nacimiento de la cultura democrática”.
De la conciencia obrera al miedo
Un dato muy
significativo, de hecho, es que la dictadura franquista, a raíz del
renacimiento de la conciencia obrera en estos temporeros, puso sus ojos en ellos
con un “intento de control muy exhaustivo”. Para emigrar legalmente debían
disponer de un certificado de buena conducta y, además, cuando la emigración
aumentó en la década de los años 60, el franquismo se dio cuenta de que podía
ser un problema y funda sus “Casas de España” en varios países. El objetivo fue
“mantener las tradiciones” y se hizo a través de la Iglesia Católica, con “un
montón de curas por toda Europa para evitar que los temporeros contactaran con
las redes antifranquistas”.
“Había mucho
miedo y eso se ve en los informes sindicales y del Partido Comunista. Pero al
final se demostró que el programa totalizador del franquismo fue un fracaso,
porque puedes matar personas, pero no ideas. No le puedes poner puertas al
campo”.
Es inevitable que esta exposición provoque también reflexiones vinculadas a la actualidad y a las migraciones. “Hay numerosos debates mirando solo al presente cuando el análisis debe ser más completo. Europa en general, pero España más en concreto, es una sociedad de migraciones. Si negamos la migración, nos estamos negando a nosotros mismos, porque somos fruto de ella”.
Foto: Pasaporte
temporero de la remolacha, 1968. Archivo Familia Florentín Ibarra
Para el
historiador Sergio Molina, la diferencia es que hoy sucede al revés: vienen
temporeros y temporeras a España, pero su situación se encuentra “en el limbo”.
“Porque, ¿quién defiende al migrante temporero? ¿El sindicato de su país, que
en la mayoría de los casos ni siquiera existe, o los sindicatos de aquí, que solo
lo van a hacer con los trabajadores que pagan su militancia?”
“Nadie migra
porque quiere. Siempre está vinculado con la huida, por diferentes motivos. Lo
que nos hace falta es tener la memoria más larga y ver que si nosotros somos lo
que somos es en parte por toda esta emigración que fue crucial en el desarrollo
del país. Teniendo eso en cuenta, eso debe ayudarnos a entender las razones por
las que la población de otros países emigra y respetar los derechos humanos”,
concluye Molina.
Según la investigación, el número de temporeros fue disminuyendo desde 1975 a 1982. Uno de los motivos fue la mecanización de la recogida de la uva. En 1979 existían 919 máquinas en toda Francia, mientras que en 1982 ese número ascendió hasta 3.800. La mejora progresiva de la economía española también provocó que cada año hubiese menos españoles interesados. Fueron sustituidos por temporeros de Marruecos, Túnez y Portugal. Al mismo tiempo, la crisis de los 70 provocó que muchos franceses en paro tuvieran que volver a realizar estas tareas en momentos puntuales.
Foto:
Exposición. UCLM
Con motivo de
esta exposición, el rector de la UCLM, Julián Garde, ha celebrado que estos
hechos se den a conocer a través de la muestra, que también cuenta con un libro
editado por la universidad y que puede adquirirse de forma
gratuita en formato digital.
Desde la
Fundación Pablo Iglesias, el responsable de Actividades Culturales, Óscar
Martín, ha incidido en la importancia de seguir hablando de las migraciones,
haciendo un llamamiento a nuestra historia reciente. Una premisa que ha
reforzado el viceconsejero de Relaciones Institucionales del Gobierno regional,
Javier Vicario: “Es importante saber de dónde venimos para conocer dónde
estamos y hacia dónde queremos ir. La migración está en el ADN de nuestra
cultura”.
La exposición
puede visitarse en horario de 11:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 de miércoles a
domingo. El proyecto ha contado con financiación de la Secretaría de Estado de
Memoria Democrática a través de una subvención para actividades relacionadas
con la recuperación de la Memoria Democrática y las Víctimas de la Guerra Civil
y de la Dictadura. Cuenta con la colaboración del proyecto de investigación
“Los otros emigrantes. Trabajadores temporeros en Europa, 1945-2022” financiado
por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.