¿Por
qué el terrorismo de Israel en El Líbano se volverá en contra de Occidente?
Publicado el 24 de septiembre de 2024 /
Por Debates
KAOSENLARED
En un acto de terrorismo
sin precedentes, el régimen sionista llevó a cabo detonaciones masivas de
artefactos en todo el Líbano durante dos días esta semana.
Por: Musa Iqbal *
Estos imprudentes ataques
terroristas causaron miles de heridos y la muerte de decenas, incluidos niños y
trabajadores civiles, desatando la indignación global.
Dispositivos como
buscapersonas, walkie-talkies y paneles solares detonaron simultáneamente en
todo el país árabe, comenzando por los suburbios de Beirut, causando la muerte,
mutilación y desmembramiento de ciudadanos libaneses.
Los portavoces del régimen
en Tel Aviv se han esforzado por afirmar que los ataques estaban dirigidos a
miembros del Movimiento de Resistencia Islámcia de El Líbano (Hezbolá).
Sin embargo, no se trató de
una operación militar, sino de cobardes ataques terroristas diseñados para
infundir miedo y ansiedad en la vida cotidiana del pueblo libanés.
En el momento de las
explosiones, los ciudadanos libaneses estaban realizando actividades mundanas:
conduciendo, trabajando en hospitales y comprando alimentos. La detaonación de
estos dispositivos durante tareas rutinarias demuestra que el objetivo no era
atacar a Hezbolá, sino fomentar el miedo, el pánico y el caos generalizados.
No está claro cómo los
agentes del régimen israelí consiguieron acceder a estos dispositivos,
importados de un país europeo por miles bajo la marca de una empresa taiwanesa.
Sin embargo, es evidente
que los distribuidores y productores dentro de la cadena de suministro debieron
colaborar con Tel Aviv, dado que los estándares de control de calidad
garantizan que los productos sean seguros y a prueba de manipulaciones.
La implantación de
explosivos en objetos de comunicación cotidianos utilizados por los ciudadanos
libaneses sugiere que algo en el proceso de producción se vio comprometido.
Gold Apollo, la empresa
taiwanesa responsable de producir los buscapersonas implicados, ha trasladado
la culpa a la empresa húngara BAC CONSULTING KFT, alegando que fue responsable
de la fabricación.
En un comunicado, Gold
Apollo señaló que, según el acuerdo de cooperación entre ambas partes, autorizó
a BAC a utilizar su marca registrada para la venta de productos en regiones
designadas, aunque el diseño y la fabricación eran responsabilidad exclusiva de
BAC.
En los últimos años, Taiwán
ha fortalecido sus lazos con EE.UU., a pesar de adherirse a la Política de Una
China, que reconoce a Taiwán como parte de la República Popular China.
En años recientes, personal
militar y de inteligencia estadounidense ha estado activo en Taiwán, mientras
que EE.UU. ha proporcionado millones de dólares en armamento avanzado al
gobierno taiwanés.
Hungría, miembro de la
Unión Europea, ha mostrado en gran medida hostilidad hacia la causa palestina y
apoyo a la ocupación israelí, que ha resultado en la muerte de más de 41 300
personas en Gaza, en su mayoría niños y mujeres.
Cualquiera de estos dos
países, o ambos, podrían haber colaborado con el régimen sionista una vez que
se supo que los buscapersonas utilizados por los libaneses, incluido Hezbolá,
provenían de estos proveedores.
BAC Consulting es propiedad
de la ciudadana británica Cristiana Arcidiancono-Barsony, quien ha negado
responsabilidad por los atentados en Líbano tras una protesta global masiva.
Dada la larga historia de colonialismo
y colaboración del Reino Unido con las fuerzas sionistas, y la relación entre
la tecnología sionista y magnates tecnológicos como Elon Musk y Mark
Zuckerberg, hay argumentos sólidos para afirmar que no se puede confiar en la
tecnología occidental.
De hecho, este complot
terrorista tecnológico de la ocupación israelí ha intensificado las tensiones
entre el Occidente imperialista y el Sur global en busca de independencia.
Ahora, con solo pulsar un
botón, el régimen israelí (o cualquier entidad con acceso a esta tecnología)
puede asesinar a cualquiera mediante tecnología comercializada.
Una de las herramientas
clave del imperialismo es el control del mercado, abarcando lo que se vende,
produce y licencia. Si la tecnología occidental puede causar destrucción
indiscriminada, muchos comenzarán a cuestionar si es hora de alejarse de
productos alineados con EE.UU.
El régimen israelí celebra
estas “ganancias” terroristas a corto plazo como logros militares, pero a largo
plazo han erosionado la confianza en la tecnología y los productos
occidentales.
Si Occidente controla las
cadenas de suministro y puede detonar dispositivos a voluntad, como se ha visto
en El Líbano, ¿puede considerarse verdaderamente voluntaria la cooperación
económica con Occidente? Y, tras las recientes acciones terroristas de Israel,
¿vale la pena siquiera comprar tecnología occidental?
Observemos cómo, cuando los
países del Sur Global optan por adquirir productos de China, Rusia o Irán, los
políticos y medios estadounidenses condenan rápidamente estas decisiones,
denunciando la propagación de la supuesta “influencia china”.
La misma dinámica se observa
en la tendencia actual hacia la desdolarización, que lleva a figuras como
Donald Trump a amenazar con “aranceles del 100 por ciento” a países que se
alejan del dólar en sus transacciones.
¿Qué implica todo esto? En
esencia, el objetivo de EE.UU. es reafirmarse globalmente a través del dominio
del mercado y del dólar como medio para controlar a las naciones en un nivel
general. Controlar los mercados de una nación suele ser más eficaz que influir
directamente en los políticos.
Sin embargo, el imperialismo
estadounidense no puede tener las dos cosas a la vez.
El terrorismo tecnológico, ejemplificado por los detonadores israelíes en los
buscapersonas, y la coerción económica, como las sanciones, están erosionando
la confianza en Occidente.
Durante décadas, los
capitalistas estadounidenses y sus representantes políticos han sostenido que
comprar productos estadounidenses y comerciar con empresas estadounidenses es
voluntario y beneficioso para las naciones participantes.
Ahora, a medida que la
hegemonía estadounidense declina, EE.UU. lucha por mantener su influencia,
mientras los países recurren a modelos alternativos o alianzas económicas como
los BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en busca de un
desarrollo más equitativo.
Los gobiernos del Sur
Global, especialmente aquellos adversarios del régimen israelí, probablemente
estén indagando si han comprometido la tecnología en sus propios mercados.
Es bien sabido que la
tecnología estadounidense se utiliza frecuentemente para la vigilancia: se cree
que WhatsApp jugó un papel en el asesinato del líder del Movimiento de
Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismail Haniya, al revelar su
ubicación en Teherán.
Este desarrollo ocurre en
un momento en que alianzas como los BRICS presionan por su propia moneda
global, y los países miembros, en particular la India, China, Rusia e Irán, se
han comprometido a fabricar localmente siempre que sea posible, dejando de lado
el dólar.
Irán, por ejemplo,
desarrolló sus propias vacunas contra la COVID-19 debido al largo historial de
terrorismo médico de Occidente, que también afecta a los propios ciudadanos
estadounidenses.
El Líder de la Revolución
Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, prohibió la importación de vacunas
occidentales contra la COVID-19, argumentando falta de confianza, y su postura
ha sido reafirmada.
Hace menos de un siglo, el
gobierno estadounidense llevó a cabo los experimentos de Tuskegee, envenenando
a estadounidenses negros con placebos o tratamientos experimentales. Johnson
& Johnson, la empresa estadounidense que está detrás de una vacuna contra
la COVID-19, también participó en los infames experimentos del Agente Naranja,
en los que desfiguraba a prisioneros con residuos químicos.
China y Rusia también han
desarrollado su propia tecnología para protegerse de la vigilancia
estadounidense. Por ejemplo, los teléfonos Huawei, un producto chino, están
prohibidos en EE.UU. debido al temor al “espionaje chino”.
En realidad, estos
teléfonos fueron desarrollados como una salvaguarda contra los gigantes
tecnológicos estadounidenses como Apple que intentan dominar los mercados
chinos, lo que dejaría a China vulnerable a los ataques y la vigilancia
estadounidenses.
Estamos presenciando el
inicio de una prolongada reacción negativa contra la tecnología occidental. En
un mercado global cada vez más competitivo, donde la influencia estadounidense
se desvanece, la táctica de Israel de manipular dispositivos en las cadenas de
suministro estadounidense terminará teniendo repercusiones negativas.
Los gobiernos,
corporaciones y organizaciones buscarán tecnología que no pueda verse
comprometida, especialmente frente a amenazas tan peligrosas como el régimen
sionista, que colabora con la inteligencia estadounidense.
Este complot terrorista
será recordado no solo por su repugnancia moral, sino también por sus
consecuencias económicas, marcando otro toque de campana en el declive del
imperialismo estadounidense.
A medida que la influencia
estadounidense se desvanece y potencias como China, Rusia e Irán ofrecen
alternativas más atractivas, el mundo, sin duda, gravitará hacia opciones que
no incluyan a EE.UU.
* Musa Iqbal es un investigador y escritor radicado en Boston, enfocado en la política interior y exterior de Estados Unidos.
Publicado en HispanTV
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