jueves, 2 de enero de 2020

EN BILBAO QUE ES UN BARRIO DE MI PUEBLO, AL VECINO LO HAN AFEITADO YA 19 VECES. UN DIOS NOS SALVE REINA Y MADRE, Y SEÍS AVEMARÍAS DE APOYO NOS GUARDEN PARA QUE EN EL GOBIERNO PSOE-UP NO HAYA NINGÚN BARBERO, AMEN



América Latina abrió los ojos al mundo 

2019 ha sido el año en el que América Latina volvió a enfrentar el neoliberalismo en las calles. El acuerdo del libre comercio UE- Mercosur, el Brexit, la lucha en Francia o España por unas pensiones dignas, la perseverancia de quienes se organizan por el derecho a la vivienda o la resistencia contra la precarización, han marcado los últimos meses en el plano económico. 
 Uno de los manifestantes disfrazado de Joker en los aledaños de la plaza. Julio Zamarrón

EL SALTO
31.12.2019

Finaliza un año que será difícil de olvidar. El último trimestre del 2019 vino cargado de lucha social callejera en países como Bolivia, Ecuador, Chile o Colombia. “Todo empezó por la subida del precio del metro en Santiago de Chile”, decían los medios. Pero el tiempo evidenció que esa gota de agua desbordó un vaso que llevaba mucho tiempo lleno, tras la firma de acuerdos de libre comercio como el de Mercosur con la Unión Europea.  

El saldo humano es dantesco, en Chile decenas de muertos y casi trescientas personas que han perdido un ojo. En otros lugares como Bolivia, la reacción de los poderes financieros, materializados en un gobierno de facto presidido por fundamentalistas, consumaron un golpe de Estado como hacía años no se veía en Sudamérica. 

Llega 2020 con la incertidumbre de si Sebastián Piñera renunciará a su cargo o aguantará el temporal. En la hasta entonces Argentina de Mauricio Macri, los peronistas han vuelto al gobierno con el fantasma del FMI —a quien Macri solició ayuda financiera— acechando. Este fue el único cambio de tendencia en Sudamérica a lo largo de este año, en el que el mundo vio también cómo la derecha vencía en Uruguay.

Unas elecciones anticipadas que dieron la victoria a Boris Johnson hicieron despertar al laborismo de su sueño de poder revertir las privatizaciones de Margaret Thatcher 
Al otro lado del charco, Europa se tensionaba hasta quebrar con el Brexit detrás. Tres años después del referéndum, la suspensión del Parlamento y unas elecciones anticipadas que dieron la victoria al conservador Boris Johnson e hicieron despertar al laborismo de su sueño de poder revertir las privatizaciones y el desmantelamiento social de la época de Margaret Thatcher. Con un más que ambicioso plan financiero que señalaba directamente a los millonarios, su tibieza ante unas elecciones que resultaron ser plebiscitarias les pasó su mayor factura electoral desde 1935. 

El resto de países, hacían malabares para no dejar entrar a la extrema derecha en las instituciones. Salvo España, donde Vox tuvo visos de gobierno desde el primer día, aunque todavía en la sombra. Su influencia y ser el sostén de gobiernos como el de José Luis Martínez-Almeida, han supuesto numerosos recortes económicos. Las partidas que han mermado han sido las ayudas al alquiler, subvenciones de asociaciones vecinales, presupuesto para acogida de refugiados e instituciones culturales.

También hubo sentencias laborales en los juzgados que supusieron victorias históricas. Uber perdió su licencia para operar en Londres y un tribunal de primera instancia también se lo ha prohibido hace pocos días en Alemania. Deliveroo dejó de operar en el país germano en verano y en España hubo varias sentencias que reconocieron el derecho de los riders a ser considerados trabajadores asalariados y no autónomos. Otras empresas, como Ryanair, se sirvieron de la tecnología para decir que operaban en base a las leyes de Irlanda e hicieron renunciar a varios derechos laborales a sus trabajadores de la base de Girona, como la supresión de la antigüedad al trabajar solo 9 meses al año y tres de paro. Como amenaza ante un cierre inminente de la base, coaccionaron a su plantilla para la firma del nuevo contrato, que algunos trabajadores ya han denunciado ante la Audiencia Nacional. 

El año comenzó con la subida a 900 euros del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y con los peores augurios en materia laboral debido a esta medida expansiva. El tiempo ha demostrado que no es el salario mínimo lo que hace aumentar los despidos, a tenor de las cifras ofrecidas por la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año, en la que se decía que las empresas prefirieron asumir esa subida que despedir a sus trabajadores. En el primer trimestre de 2019, hubo 693.500 personas que pasaron de estar trabajando a estar desempleadas, una cifra muy alta si se la compara con países del entorno, pero que en realidad es la más baja desde 2008. Uno de los acuerdos programáticos de la nueva investidura, si es que se llega a producir a principios de enero, será subir de nuevo el SMI, como ya hicieron con éxito países como Alemania o Portugal. 

En 2019 hubo movimientos sociales que demostraron que sí se puede luchar por una vivienda digna. El Sindicato de Inquilinas de Madrid y el Sindicat de Llogaters de Barcelona pararon cientos de desahucios, consiguieron miles de alquileres sociales y pusieron en el centro del debate el incremento estrepitoso de los precios del alquiler. También hubo derrotas, 2018 finalizó con la condena a Ana Botella por la venta de pisos a fondos buitre, pero finalmente parece que podrá salir indemne debido a la gran ayuda prestada por su compañero de partido José Luis Martínez Almeida, actual alcalde de Madrid.

El límite de precios que el Sindicat de Llogaters, el Sindicato de Inquilinas y la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH) reclaman, se aprobó este año en ciudades como Berlín
La unión vecinal ha hecho que fundaciones como Fusara (tutelada por la iglesia católica) deban responder judicialmente en los próximos meses por la venta de sus inmuebles con inquilinos dentro. Tras dictar que se pueden reclamar cláusulas suelo abusivas aunque se extinga el préstamo, la justicia también tendrá que determinar próximamente si el Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios (IRPH) es abusivo.

El límite de precios que el Sindicat de Llogaters, el Sindicato de Inquilinas y la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH) reclaman, se aprobó este año en ciudades como Berlín, donde el año 2020 traerá unos precios del alquiler a niveles de 2013 para frenar la especulación inmobiliaria. 

El movimiento por las pensiones dignas hizo varias marchas a pie hasta Madrid, que culminaron con una gran manifestación de pensionistas. Sus reclamaciones, tales como ligar la revalorización de pensiones al IPC o eliminar el factor de sostenibilidad que vincula las pensiones a la esperanza de vida, llegaron a un Congreso de los Diputados vacío debido a la repetición electoral. Este es otro de los retos que deberá afrontar el nuevo gobierno. En Francia diciembre llegó con masivas huelgas que han paralizado el país por este mismo tema, la reforma de las pensiones de Macron. Las luchas sociales continúan vivas y se seguirán librando también en 2020.

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SIRIA: PROSPERATIVA 2020 Y PAZ EN LA TIERRA A LOS TRAN,TREN, TRIN, TRON O TRUMP, RESULTADO DEL POPURRI-BOMBAS HUMANITARIO INTERNACIONAL, Y QUE NO SE LE OCURRA A NINGÚN SIRIO VENIR A ESPAÑA, PORQUE EL GUARDIAN NACIONAL (¡Menos lobos, menos lobos!) SANTIAGO ABASCALY SU TRIPLETA MONTADA SE ENFURRUÑARÁ CON ELLOS POR DELINCUENTES. FELIZ 2021, QUE ASI NO SE ME ADELANTA NI EL CORTE INGLÉS



Siria


Miles de personas residentes de Idlib, ya sin hogar, también podrían verse privadas de alimentos



Benjamin Barthe
Vientosur
28.12.2019 

Un video aéreo filmado el martes 24 de diciembre muestra un pueblo fantasma sin ningún tipo de movimiento, una extensión de cemento bañada por un silencio mortal. La semana pasada, como una ciudad caribeña a la que se acerca un ciclón, Maarat Al-Nouman, un centro comercial en el noroeste de Siria, se vació de gente. En pocos días, decenas de miles de personas que residían allí se marcharon de, amontonadas en camiones y automóviles, llenos a rebosar de colchones, mantas y utensilios de cocina.

El éxodo es fruto del avance de las tropas gubernamentales en el sur de la provincia de Idib, el último bastión de la insurgencia anti-Assad. En dos semanas, los bombardeos en esta región, dominada por el grupo yihadista Hayat Tahrir Al-Cham (HTC), desplazaron a casi 130.000 personas según las Naciones Unidas (ONU) y causaron la muerte de un centenar de civiles según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

El miércoles 25 de diciembre, las tropas lealistas, que capturaron 40 aldeas, estaban a solo 4 kilómetros de Maarat Al-Nouman y también amenazaron a la ciudad vecina de Saraqeb, un poco más al norte.

Esta ofensiva es parte del vasto movimiento de reconquista iniciado por el régimen de Damasco a fines de 2016, con la recuperación de Alepo Este. El gobierno sirio, que ha encadenado victorias sobre la rebelión desde esa fecha, ahora controla más del 70% del territorio. En octubre, de paso por el frente de Idlib, por primera vez desde que comenzó el levantamiento en 2011, el presidente Bachar Al-Assad reafirmaba su determinación de recuperar esta región, en la que reinaba una frágil tregua.

Abriendo Alepo

Esta calma se decretó después de una primera ofensiva, entre abril y agosto, que permitió al régimen apoderarse de Khan Cheikhoun. La nueva operación, que es una prolongación de la anterior, tiene como objetivo desalojar a los rebeldes del segmento de la autopista M5, un eje estratégico entre el norte y el sur del país, que pasa por las localidades de Saraqeb y Maarat Al-Nouman. Al hacerlo, el gobierno sirio espera romper el aislamiento de Alepo, la gran ciudad del norte de Siria, conectándola de nuevo directamente a Damasco, la capital.

La reapertura de la M5 al tráfico fue parte del acuerdo de desmilitarización de Idlib, firmado en las costas del Mar Negro, en Sochi, en septiembre de 2018 entre Turquía, que apoya a los insurgentes y Rusia, protectora de Damasco.

Pero este compromiso, que también preveía la detención del bombardeo y la retirada del HTC de una banda de 15 a 20 km de ancho a lo largo del frente, fue violada por todas las partes. Ankara no logró neutralizar al grupo yihadista, mientras que Moscú tampoco ha intentado realmente frenar el apetito de reconquista del régimen.

Como de costumbre, los bombarderos de combate sirios y rusos apuntan tanto a las posiciones yihadistas como a la infraestructura civil. Varios centros médicos, cuyas coordenadas se habían transmitido al estado mayor ruso, a través de la ONU, fueron alcanzados por disparos, especialmente en Al-Shannan, Kafr-Nabel y Kasanfra.

Sembrar el pánico 

Con el acercamiento de las fuerzas pro-Assad, el gran hospital de Maarat Al-Nouman, que emplea a 250 personas, tuvo que suspender las operaciones el 23 de diciembre. Según la organización SAMS (Syrian American Medical Society), que le ayudaba, este establecimiento ha sido bombardeado al menos cuatro veces desde febrero de 2017. Esta táctica, un clásico de las operaciones de contrainsurgencia, tiene como objetivo socavar la moral de los civiles, para aumentar la presión sobre los hombros de las y los combatientes y sembrar el pánico entre las y los adversarios.

El martes por la mañana, al menos ocho personas, incluidos cinco niños y una mujer, que se habían refugiado en una escuela cerca de Saraqeb, murieron en un ataque aéreo de la fuerza aérea rusa. Un video filmado el lunes en la misma localidad, en la M5, mostró cuerpos tendidos cerca de un tractor y un remolque quemados. Probablemente una familia fulminada por ataques rusos o sirios en su huida.

"El régimen quiere recuperar la autovía, aplicar el acuerdo de Sochi por la fuerza, sea cual sea el precio", dice Amer Alsayed Ali, un fotógrafo que trabaja en Idlib. “Las personas intentan salvar su piel lo mejor que pueden. Se van sin saber a dónde ir, sin tener la menor idea de cómo van a sobrevivir ".

Los enormes campamentos construidos en la frontera turca, que tuvieron que albergar a 300.000 personas desplazadas durante la ofensiva de primavera y verano, están saturados. Las lluvias torrenciales que azotaron la región a principios de este mes inundaron varios de ellos. La vida allí es aún más difícil ya que la falta de combustible en el noroeste de Siria ha aumentado el costo de la calefacción. Según un informe de la ONU, algunas familias reúnen sus escasos recursos para calentar una tienda de campaña, donde ponen a todos sus hijos e hijas para dormir, mientras que una persona adulta vigila bajo el frío que la tela no se incendie.

Turquía teme nueva afluencia de refugiados

La gente recién desplazada, que no puede encontrar un lugar en los campamentos, o escuelas vacías u hogares para refugiarse, se ve obligada a dormir en las calles.

“Conocí a cinco familias instaladas en la acera, cerca de una mezquita de Idlib que estaba abarrotada,” dice Amer Alsayed Ali. “Su sueño más salvaje era encontrar una tienda de campaña”. “¿Somos animales salvajes para ser tratados así? ” exclama un hombre en un video que grabó cerca de Saraqeb.

Turquía, que teme una nueva afluencia de personas refugiadas sirias en su territorio, está tratando de negociar con Rusia un tercer alto el fuego. La urgencia es tanto mayor cuanto que otra amenaza se cierne sobre los hombros de las y los condenados de Idlib.

La semana pasada en el Consejo de Seguridad de la ONU, Moscú y Pekín bloquearon la renovación del programa humanitario transfronterizo que desde 2014 ha permitido entregar ayuda a la gente siria desde Irak, Jordania y Turquía. La comunidad internacional tiene hasta el 10 de enero para encontrar un compromiso. Después de esta fecha, decenas de miles de residentes de Idlib, ya sin hogar, también podrían encontrarse sin comida.

27/12/2019


Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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Y EL ANTIDOTO: LOS CÍRCULOS DE PODEMOS QUE NO FORMARÁN PARTE DEL GOBIERNO DE COALICIÓN PSOE-CAPITALES DOMINANTES-UP


 
Los trabajadores tenemos que ser gente muy importante, cuando los que se acaban embolsando la parte ofensivamente mayoritaria de la riqueza creada por el trabajo, nos engañan para hacernos creer que somos amiguitos y que tenemos los mismo intereses, y cuando nos engañan también los partidos político que promueven y hacen posible el robo de los primeros mientras se nos dice que defenderán nuestros intereses. Y muy importante tenemos que ser cuando los que nos roban necesitan de tantos medios de comunicación para hacernos saber que Caperucita, porque era roja, se comió al lobo, y que de tanta policía, Guardia Civil y Ejércitos tiene que tener a su disposición, para en caso de que alguien se descarríe y se le ocurra decir que lo de Caperucita Roja era un cuento, reconducirlo adecuadamente al redil del orden establecido, casi por las buenas o a golpes de artículos legales, en su sentido amplio, porque un golpe de porra de la policía es también un golpe legal.

En resumidas cuentas, que la importancia que tenemos los trabajadores se nos expropia también mediante la mentira que nos hace creer que los importantes y los poderosos son quienes nos roban, nos roban y vuelven a robar, pensiones y sueldos y también la sanidad, robos que garantiza precisamente el artículo 135 de la Constitución (Como puede verse se trata de estricta legalidad) y esta situación no se puede resolver a favor de las clases trabajadoras (se dicen clases trabajadoras, no castas ni arriba ni abajo ni la parte transversal ni nuevo ni viejo ni lo la) más que mediante la formación y la información de los trabajadores para hacernos caer en la cuenta de que lo esencial en cualquier sociedad es el trabajo, o sea, el producto del trabajo. En otras palabras, de que los trabajadores tomemos conciencia, es decir, conocimiento claro, profundo y objetivo de lo que representamos en la sociedad y en la vida.

El instrumento esencial para la toma de conciencia del papel de los trabajadores es sin ninguna duda el CÍRCULO o el grupo de estudio y reflexión que se forme con la gente normal que vive de su trabajo en cada sitio concreto. CÍRCULO y líder como sujeto pensante y actuante en sustitución de todos los demás trabajadores, son absolutamente incompatibles.
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Desvelos del capitalismo Marca España

Rebelión
El Salto
02.01.2020

Las grandes fortunas españolas se encuentran en fase de “intranquilidad”. Más allá de la incertidumbre sobre el nuevo Gobierno, las multinacionales han entrado en una fase de baja rentabilidad que ha atraído a tiburones de las finanzas internacionales. La inestabilidad internacional puede ser una oportunidad para la redistribución... o para que esas empresas exacerben su lógica de acumulación caiga quien caiga.

Hay quien se toma una tila. Quien combate la ansiedad con drogas, prescritas o no. Y quien, con los mismos dolores, al menos no tiene que fregar un baño o hacerse la comida. Otras personas lo harán por ellas. La ansiedad es el problema de salud más extendido en el siglo XXI. No obstante, solo unos pocos elegidos tienen la capacidad de que los representantes políticos se tomen en serio sus inquietudes. 
 
“El PSOE tranquiliza al Ibex: no habrá ministros de Podemos ni giro a la izquierda” (1 de mayo de 2019) “Pedro Sánchez intenta tranquilizar a los empresarios sobre las subidas de impuestos” (1 de junio). “Pedro Sánchez tranquiliza a los empresarios garantizando el ‘compromiso presupuestario’ del nuevo Gobierno” (20 de noviembre). “Moncloa tranquiliza a los empresarios: Habrá estabilidad y freno a Podemos” (7 de diciembre) Iglesias y Montero, de ‘gira’ por las empresas para vender sus reformas económicas (16 de diciembre). “Calviño, Redondo y Maroto tranquilizan a los empresarios en plena ‘operación ERC’ (18 de diciembre). 

Los titulares de prensa subrayan la inquietud de la gran banca, las multinacionales y las grandes fortunas hacia un programa de reformas que mermen la “rentabilidad”, el concepto que mejor define la tranquilidad bajo la óptica de las élites. Las dificultades para formar Gobierno —el llamado “bloqueo”— han generado zozobra, pero la incertidumbre de un Consejo de Ministros con cuerpos extraños, aunque solo sea por la novedad, es el principal motivo de desvelo de la Bolsa, el llamado “eje de la Castellana” o, llanamente, el capitalismo español. La presentación del acuerdo el 30 de diciembre no ha hecho si no aumentar el coro de voces que piden a gritos una tila o, en sus vertientes más extremas, una asonada. 

Sus temores 
 
Pedro Ramiro y Erika González han publicado recientemente A dónde va el capitalismo español, un ensayo que parte de la hipótesis de que desde 2008, las multinacionales españolas agotaron sus posibilidades de expansión. La crisis cortó el ciclo en el que las multinacionales habían exprimido las plusvalías de las infraestructuras diseñadas por las administraciones españolas y aquellas procedentes de la privatización de empresas en Latinoamérica. También, pero no completamente, el acceso al crédito. El endeudamiento privado que posteriormente fue encasquetado, sin mucho agobio, a la Sareb, y las políticas de dinero barato del Banco Central Europea cauterizaron esa herida.

Acabado ese ciclo, que tuvo su clausura simbólica con la abdicación del rey Juan Carlos en 2012, las grandes empresas del Ibex —ACS, OHL, Sacyr o Telefónica en primer lugar, pero también el Santander o el BBVA— se han visto obligadas a dejar entrar en su capital a fondos de inversión internacionales. BlackRock, que hoy es el primer gallo en las cotizadas en el selectivo club de las 35, CVC Partners o los fondos soberanos de países como Qatar, han empujado a las multinacionales españolas a incluir en sus consejos de administración al poder corporativo mundial. “Es una tendencia histórica del capitalismo”, recuerda Ramiro, pero a través de fusiones y absorciones, la financiarización ha acabado de desdibujar la hispanidad de la Marca España. 

Los nuevos gallos

Tres entidades, dos estadounidenses y una híbrido entre lo público, lo privado y lo fallido han emergido como actores protagonistas en la historia del capitalismo español después de la crisis de 2008.

BlackRock. ¿Quién manda al fondo de inversión que manda en el Ibex? Pues unos cuantos multimillonarios estadounidenses. Desde hace una década, BlackRock es líder mundial en gestión de fondos. Estos tiburones de Wall Street tienen posiciones en otros bancos europeos como Deutsche Bank (4%) y el Banco de Irlanda (5%). Su CEO se llama Larry Fink, autor de la célebre frase “Antes de comprar [acciones] hay que ver sangre en las calles”.

Blackstone, “un fondo buitre, se ha convertido en el mayor casero de España”. Esta declaración de Pablo Iglesias durante el debate electoral del 4 de noviembre puso en el candelabro (sic.) al banco de inversión que hoy controla seis Socimi y llegó a acumular más de 30.000 viviendas. A modo de “huelga de inversiones”, el fondo retiró todo su parque de viviendas de los portales de alquiler de vivienda para protestar por los tímidos intentos de regulación de precios por parte del Congreso. En 2019 ha iniciado una oleada de ventas de sus viviendas en España. Su cofundador, Stephen A. Schwarzman, es colega de Donald Trump.

Sareb. Ni pública, ni privada, sino todo lo contrario. Su actual presidente procede de Barclays. Su anterior presidenta venía del Santander. Todo queda en casa de la gran banca a pesar de que el Estado es, a través del FROB, el principal accionista de Sareb. 
 
¿Qué temen los apellidos Botín, Urquijo, Pérez o Del Pino? “En primer lugar a la evolución del contexto geopolítico global”, responde Ramiro. La triada “estancamiento, deuda y desigualdad”, en la era que se ha definido como del “capitaloceno” —que ha dado como lugar el calentamiento global y la pérdida acelerada de la biodiversidad— y que transcurre en un paisaje político de inestabilidad han llevado a la clase dominante a un punto en el que es incapaz de seguir sosteniéndose sobre la seducción —el consumo y su ejército de clases medias— y recurre, desarrolla Pedro Ramiro, a la coerción. 

En el caso de los apellidos de marca España, “se avecina una caída de los beneficios y un fin de lo que entre comillas se ha llamado la recuperación económica”. Porque, resume Ramiro, su rentabilidad se sostiene sobre los mismos pilares que la sostuvieron hasta 2008, “un modelo de patas cortas”, ladrillo y turismo, para más señas. El mercado del alquiler, como novedad. 

Tranquilitos
 
Andrés Villena Oliver, sociólogo y periodista autor de Las redes del poder en España, cree que la idea de apaciguar a los mercados, los inversores o el gran capital parte del verbo ‘tranquilizar’, “propio de la izquierda española y Europea”. De tener que poner una fecha para justificar esa afirmación, Villena sugiere marzo de 1983, cuando el Gobierno de François Mitterrand —apoyado por por los comunistas— revirtió sus primeras medidas de recuperación de derechos sociolaborales y se produjo el llamado “giro hacia el rigor”. La presión de las grandes fortunas: alta inflación, ataques a la divisa francesa, fuga masiva de capitales y una “huelga de inversiones”, cortocircuitaron el último intento de la socialdemocracia europea en la arena económica. Y sirvieron de aviso, alto y claro, a Felipe González.

Desde entonces, como señalaba Isidro López en un artículo en El Salto, el Ministerio de Economía ha mostrado el camino que se quería para la tranquilidad de las élites. Miguel Boyer, Carlos Solchaga, Pedro Solbes, Elena Salgado, Nadia Calviño. Gamas de grises dentro del neoliberalismo dominante. Perfiles que, subraya Andrés Villena, suponen, con la llegada de Calviño al Ministerio, la apoteosis de los “Tecos” —técnicos comerciales economistas del Estado— que, junto con la abogacía del Estado —cuerpo con más sesgo de clase, señala Villena—, funcionan “como un puente” entre la gran empresa y el Estado. 

Caben en un palco 
 
“Quien manda es una clase político-empresarial formada por presidentes y directivos de las mayores empresas, políticos que ya han dado vueltas en las puertas giratorias, directores de periódicos y representantes de la élite cultural”, así resume Erika González la estructura del poder. Con la inclusión de los “técnicos” en las administraciones o en una lucrativa excedencia, se trata del “poder fijo” frente al variable poder electo. “A nivel de concentración, caben en un palco”, cuantifica González quien, junto con Ramiro, forma parte del Observatorio de las Multinacionales en América Latina. 

El desembarco de BlackRock y otros fondos de inversión ha modificado el equilibrio de fuerzas que, para Villena, se resume grosso modo en tres tercios: en uno estarían las familias de rancio abolengo, próximas a la Casa Real —las del Franquismo S.A. que ha radiografiado el periodista Antonio Maestre—, una segunda capa formada por tecnócratas de veleidades progresistas —Boyer, Guillermo de la Dehesa— que han acabado gestionando las fortunas del Ibex y el tercer tercio, formado por el “verdadero poder internacionalista” financiero.

Tigres y leones 
 
El capital español sigue obedeciendo al toque de silbato de diez multinacionales. La especialidad de la casa, el ladrillo, viene servida de la mano de la gran banca. La energía es el otro gran nicho de los negocios del capitalismo de rancia solera. 

Santander. Ana Patricia Botín ha seguido la costumbre familiar de deslizar sus preferencias sobre la formación de Gobierno. El banco es líder en la creación de filiales en paraísos fiscales. Domina el cotarro privado en Sareb. controla Metrovacesa y tiene accionariado en Merlin y Prisa (4%). Black Rock tiene un 5% de las acciones del Santander.

BBVA. Las buenas noticias para el banco son que el proyecto para la Operación Chamartín tira para adelante. Las malas son que el expresidente, Francisco González —puesto ahí por Aznar— está imputado en una pieza separada del caso Villarejo. BlackRock posee un 5% del banco.

Telefónica. Su presidente ejecutivo, José María Álvarez-Pallete solo pide a Sánchez “estabilidad institucional” para seguir ampliando negocios.Actualmente sus accionistas más significativos son BBVA con un 6,9% de votos, BlackRock (5,3%) y Caixabank (5%). En la cartera de Telefónica, se incluye un 9,44% de las acciones del Grupo Prisa.

Iberdrola. Envuelta en una trama en la que está la larga sombra del excomisario Villarejo, Iberdrola no se ha resentido y sigue justo por detrás de los tótems del capitalismo cañí en volumen de ingresos y en beneficios. Entre sus accionistas minoritarios están BlackRock y el modelo de libertades Estado de Qatar, que posee casi un 10%.

Repsol. Los tímidos planes de lucha contra el cambio climático del Gobierno socialista llevan todo el año provocando exabruptos de Antonio Brufau, presidente de la gran petrolífera “española”. Su mayor accionista es Sacyr, con un 7,67% de derechos de voto, seguido por BlackRock (4,86%).

Endesa. Hoy su presidente ya no es Borja Prado (de los Prado de toda la vida) si no el abogado Juan Sánchez-Calero. El principal accionista de Endesa ya no es español, español, español, es la italiana Enel (70% de las acciones).

Gas Natural Fenosa. Desde 2018 llamada Naturgy, fue la puerta giratoria de Felipe González o la exministra Cristina Garmendia. Su mayor accionista es La Caixa, con un 25,65% de acciones. Otro 40% depende de dos fondos de inversión, uno estadounidense y el británico CVC Capital Partners.

ACS. La llegada de Pedro Sánchez con la moción de censura fue un jarro de agua fría para Florentino Pérez. Pero pronto le mejoró la cara. El grupo tiene también ya como accionistas a BlackRock (3%) y al Banco de Noruega (2,7%).

Ferrovial. Es la más “pequeña” de las once principales transnacionales españolas en cuanto a ingresos y beneficios. El 43% pertenece a la familia Del Pino. También tienen presencia significativa la Union Bank of Switzerland (31% de las acciones) y BlackRock (3%). Desde 2008, las empresas de Del Pino están en Holanda. El origen de Ferrovial se remonta al Franquismo. 

¿Hay alguna posibilidad de que una de estas tres familias se alíe con un Gobierno que plantee una redistribución de la riqueza? Villena sí cree que hay grietas para explorar. Klaus Schwab, jefe del Foro de Davos, una reunión de los mandarines de todo el orbe que se producirá este mes de enero, habla de capitalismo consciente, sensible a la desigualdad, la crisis climática y la brecha de género. La Business Round Table, formada por las 200 compañías más poderosas de Estados Unidos expresa un deseo de limitar las remuneraciones de los ejecutivos. 

Para Erika González, discursos así son poco menos que mala literatura. El sistema se basa en el crecimiento y para eso, incide González, “necesita utilizar todos los ejes de acumulación de riqueza”. Explotación laboral —no subidas de salarios—, explotación de territorios —no recuperación de la biodiversidad—, acceso ilimitado a recursos materiales y energéticos —ciao, ciao, reducción de emisiones— y una fiscalidad turbocapitalista —auf wiedersehen, mejora de los servicios públicos— son las propuestas de mínimos para el sostenimiento del sistema. Las de los negocios como siempre pasan por bajadas de impuestos progresivos y la apertura de nuevos nichos para la acumulación, además de contar con un cuerpo diplomático paralelo para la expansión de esa Marca España, junto con la Sareb y el régimen de las Socimi. Son los requisitos que las grandes fortunas desean para seguir durmiendo a pierna suelta. 

Águilas y buitres

Las Socimi, sociedades de inversión exentas del pago del impuesto de sociedades. Son los nuevos gallos y buitres en el corral del capitalismo inmobiliario español.

Merlin. En 2015, un año después de su creación, se convirtió en la primera Socimi que entró a cotizar en el Ibex35, y no ha parado de subir. Su último gran triunfo fue entrar en la operación Chamartín. Su principal accionista, con diferencia, es el Santander (22,27%), seguido por BlackRock (3,14%) y por otra estadounidense, Invesco. En su consejo de administración se mezclan nombres del Santander como Javier García-Carranza —emparentado con los Benjumea de Abengoa— o Francisca Ortega —consejera en la Sareb— y de personas investigadas en la Audiencia Nacional —Ismael Clemente, implicado en el caso Defex sobre tráfico de armas—.

Colonial. Debe su nombre al Banco Hispano Colonial que, como todo el mundo intuye, se dedicaba a la explotación de territorios y personas de los territorios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Hoy es una de las grandes Socimi del país. Fiel a su historia de libertades, Colonial está controlada por el emirato de Qatar, que tiene el 20% de las acciones, el grupo colombiano Santo Domingo, BlackRock y el Deutsche Bank. Cotiza en el Ibex.
Cerberus Capital Management es un fondo de inversión especializado en fondos de pensiones. En España, sin embargo, se lanzó al mercado inmobiliario a través de su gestora, Haya Real State. Cerberus compró entre 2017 y 2018 importantes paquetes inmobiliarios de LiberBank, Banco Santander, Sabadell y BBVA. A través de Haya, el fondo está ligado a los Aznar por medio de su presidente, Juan Hoyos Martínez de Irujo, amigo del expresidente y de José María Aznar Botella, hijísimo y consejero de Haya en España. El fondo ha hecho un arte de explorar los vínculos entre la clase política y los negocios.

 
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