América Latina abrió los ojos al mundo
2019 ha sido el
año en el que América Latina volvió a enfrentar el neoliberalismo en las
calles. El acuerdo del libre comercio UE- Mercosur, el Brexit, la lucha en
Francia o España por unas pensiones dignas, la perseverancia de quienes se
organizan por el derecho a la vivienda o la resistencia contra la
precarización, han marcado los últimos meses en el plano económico.
Uno de los manifestantes disfrazado de Joker en los
aledaños de la plaza. Julio Zamarrón
EL SALTO
31.12.2019
Finaliza un año
que será difícil de olvidar. El último trimestre del 2019 vino cargado de lucha
social callejera en países como Bolivia, Ecuador, Chile o Colombia. “Todo empezó por
la subida del precio del metro en Santiago de Chile”, decían los medios. Pero
el tiempo evidenció que esa gota de agua desbordó un vaso que llevaba mucho
tiempo lleno, tras la firma de acuerdos de libre comercio como el de Mercosur con la Unión
Europea.
El saldo humano
es dantesco, en Chile decenas de muertos y casi trescientas personas que han
perdido un ojo. En otros lugares como Bolivia, la reacción de los poderes
financieros, materializados en un gobierno de facto presidido por
fundamentalistas, consumaron un golpe de Estado como hacía años no se veía en
Sudamérica.
Llega 2020 con
la incertidumbre de si Sebastián Piñera renunciará a su cargo o aguantará el
temporal. En la hasta entonces Argentina de Mauricio Macri, los peronistas han vuelto al gobierno
con el fantasma del FMI —a quien Macri solició ayuda financiera— acechando.
Este fue el único cambio de tendencia en Sudamérica a lo largo de este año, en
el que el mundo vio también cómo la derecha vencía en Uruguay.
Unas elecciones anticipadas que dieron la victoria a Boris Johnson hicieron
despertar al laborismo de su sueño de poder revertir las privatizaciones de
Margaret Thatcher
Al otro lado
del charco, Europa se tensionaba hasta quebrar con el Brexit detrás. Tres años
después del referéndum, la suspensión del Parlamento y unas elecciones
anticipadas que dieron la victoria al conservador Boris Johnson e hicieron
despertar al laborismo de su sueño de
poder revertir las privatizaciones y el desmantelamiento social de la época de
Margaret Thatcher. Con un más que ambicioso plan financiero que señalaba
directamente a los millonarios, su tibieza ante unas elecciones que resultaron
ser plebiscitarias les pasó su mayor factura electoral desde 1935.
El resto de
países, hacían malabares para no dejar entrar a la extrema derecha en las
instituciones. Salvo España, donde Vox tuvo visos de gobierno desde el primer
día, aunque todavía en la sombra. Su influencia y ser el sostén de gobiernos
como el de José Luis Martínez-Almeida, han supuesto numerosos recortes
económicos. Las partidas que han mermado han sido las ayudas al alquiler,
subvenciones de asociaciones vecinales, presupuesto para acogida de refugiados
e instituciones culturales.
También hubo
sentencias laborales en los juzgados que supusieron victorias históricas. Uber
perdió su licencia para operar en Londres y un
tribunal de primera instancia también se lo ha prohibido hace pocos días en
Alemania. Deliveroo dejó de operar en el país germano en verano y en España
hubo varias sentencias que reconocieron
el derecho de los riders a ser considerados trabajadores asalariados y no
autónomos. Otras empresas, como Ryanair, se sirvieron de la
tecnología para decir que operaban en base a las leyes de Irlanda e hicieron
renunciar a varios derechos laborales a sus trabajadores de la base de Girona,
como la supresión de la antigüedad al trabajar solo 9 meses al año y tres de
paro. Como amenaza ante un cierre inminente de la base, coaccionaron a su
plantilla para la firma del nuevo contrato, que algunos trabajadores ya han
denunciado ante la Audiencia Nacional.
El año comenzó
con la subida a 900 euros del
Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y con los peores augurios en materia
laboral debido a esta medida expansiva. El tiempo ha demostrado que no es el
salario mínimo lo que hace aumentar los despidos, a tenor de las cifras
ofrecidas por la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del
año, en la que se decía que las empresas prefirieron asumir esa subida que
despedir a sus trabajadores. En el primer trimestre de 2019, hubo 693.500
personas que pasaron de estar trabajando a estar desempleadas, una cifra muy
alta si se la compara con países del entorno, pero que en realidad es la más
baja desde 2008. Uno de los acuerdos programáticos de la nueva investidura, si
es que se llega a producir a principios de enero, será subir de nuevo el SMI,
como ya hicieron con éxito países como Alemania o Portugal.
En 2019 hubo
movimientos sociales que demostraron que sí se puede luchar por una vivienda
digna. El Sindicato de Inquilinas de Madrid y el Sindicat de Llogaters de
Barcelona pararon cientos de desahucios, consiguieron miles de alquileres
sociales y pusieron en el centro del debate el incremento estrepitoso de los
precios del alquiler. También hubo derrotas, 2018 finalizó con la condena a Ana
Botella por la venta de pisos a fondos buitre, pero finalmente parece que podrá
salir indemne debido a la gran ayuda prestada por su compañero de partido José
Luis Martínez Almeida, actual alcalde de Madrid.
El límite de precios que el Sindicat de Llogaters, el Sindicato de
Inquilinas y la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH) reclaman, se
aprobó este año en ciudades como Berlín
La unión
vecinal ha hecho que fundaciones como Fusara (tutelada por la iglesia católica)
deban responder judicialmente en los próximos meses por la venta de sus inmuebles con inquilinos
dentro. Tras dictar que se pueden reclamar cláusulas suelo abusivas
aunque se extinga el préstamo, la justicia también tendrá que determinar
próximamente si el Índice de Referencia de Préstamos
Hipotecarios (IRPH) es abusivo.
El límite de
precios que el Sindicat de Llogaters, el Sindicato de Inquilinas y la
Plataforma de Afectadas por la Hipoteca (PAH) reclaman, se aprobó este año en
ciudades como Berlín, donde el año
2020 traerá unos precios del alquiler a niveles de 2013 para frenar la
especulación inmobiliaria.
El movimiento
por las pensiones dignas hizo
varias marchas a pie hasta Madrid, que culminaron con una gran manifestación de
pensionistas. Sus reclamaciones, tales como ligar la revalorización de
pensiones al IPC o eliminar el factor de sostenibilidad que vincula las
pensiones a la esperanza de vida, llegaron a un Congreso de los Diputados vacío
debido a la repetición electoral. Este es otro de los retos que deberá afrontar
el nuevo gobierno. En Francia diciembre llegó con masivas huelgas que han
paralizado el país por este mismo tema, la reforma de las pensiones de Macron.
Las luchas sociales continúan vivas y se seguirán librando también en 2020.
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