lunes, 24 de febrero de 2025

DOLOROSA RETIRADA UCRANIANA EN DONETSK! LOS RUSOS CRUZAN OTRA VEZ LA FRO...

PESADILLA EN UCRANIA. ZELENSKY DESTRUIDO POR TRUMP. OTAN INTENTARÁ ATACA...

¡Coged el autobús!

 

Pues sí, la película no coincide exactamente con la realidad de la época, pero en lo sustancial da en la diana. Hay carencias (¿dónde está CCOO?) y pequeñas falsificaciones (recién llegados de Murcia chapurreando catalán) pero aún así, ¡chapeau!


¡Coged el autobús!


EL VIEJO TOPO / 24 febrero, 2025



UNA NOTA SOBRE EL 47

Por Antonio Navas

El 47 cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre. Manolo Vital era un conductor de autobús que se adueñaba del bus de la línea 47 para desmontar una mentira que el Ayuntamiento se empeñaba en repetir: los autobuses no podían subir las cuestas del distrito de Torre Baró. Un acto de rebeldía que demostró ser un catalizador para el cambio, de que las personas se enorgullecen de sus raíces, de una lucha del vecindario, de la clase trabajadora que ayudó a crear la Barcelona moderna de los años 70.

(Filmaffinity)

En primer lugar, debo decir que me resulta muy curiosa la opinión, la vivencia íntima de lo que cuenta la película, diría más bien, tan diferente según la experiencia personal de cada cual, incluida la mía. Los juicios relativos a las intenciones de los realizadores, productores, directores, y el gusto estético de cada quien los dejo al margen, porque siendo determinantes en la filia o fobia desarrollada hacia esta cinta, creo que no son lo esencial del asunto.

Yo soy de los que no quería verla porque era del tal Roures, y porque al personaje extremeño, Vital, semianalfabeto, se le hace chapurrear catalán, cosa que sin conocer la realidad tal cual fue, no me encajaba (porque eso no era así en los barrios que YO conocí, ni en los militantes políticos o populares que YO conocí…pero vete tú a saber) y me sonaba a operación típica y tópica manipulatoria para vender un refrito del pasado, tamizado de nacionalismo incipiente incardinado en nuestra historia popular reciente, la del antifranquismo, la de las luchas populares, la de los inmigrantes, la de los miserables.

Creo que debe dejarse de lado, también y desde luego sólo hasta cierto punto, la veracidad de ciertos momentos que se recrean en la película y que pueden ajustarse más o menos a la realidad. Se han mencionado varios, es posible que fueran así o no, que lo fuesen en parte, a medias. Aquí el espectador ignorante de los hechos concretos (yo), hace una evaluación acorde con su experiencia personal por asimilación; en mi caso la mía, cada cual la suya.

El asunto de la falta de veracidad, digamos que es el precio que hay que pagar por ver cine comercial, que es todo el que vemos (alguna excepción hay); efectivamente es cine comercial, hecho para ganar dinero y de rondón difundir una determinada visión de ciertos acontecimientos y épocas, hecho al gusto del que paga, el productor. Como todo cine. Como el que vemos habitualmente, como el de Hollywood. Como tanta obra de arte. En realidad también es, en parte, el problema del arte, una recreación de la vida, con verdad, con falsedad, con intención, además de con magia y talento para expresar, para impresionar, para evocar, para incitar. Hay que andarse con mucho ojo con toda obra de arte.

Pero debemos, de más está decirlo entre cinéfilos avezados como muchos de nosotros, intentar leer entre líneas, exprimirle el jugo a la narración cinematográfica, ver lo no evidente, lo que no reside en la estructura narrativa, ni en la óptica más o menos distorsionada del productor o el director, hasta cierto punto presentista: el catalán, el individualismo, tal escena, tal elipsis, esto o lo otro.

Cuando vi la película, cuando decidí verla, era porque la daban en la tele y no tenía ganas de perder tiempo escogiendo algo más digno de mi categoría como cinéfilo. Tenía un prejuicio que era negativo hacia la misma, por las primeras impresiones que había leído de algunos compañeros, por la antipatía hacia los productores y hacedores de la obra (excepción hecha de los magníficos actores, magníficos de quitarse el sombrero, merecedores de unos premios Velázquez,–no confundir con los Goya–) y el ambientillo adverso generado en ciertos ámbitos, incluido el nuestro.

Y hete aquí que vi la película. Y me emocionó hasta los tuétanos.

Vi a mis padres, a mis camaradas, a mis vecinos, padres de mis amigos, a gente que reconocía perfectamente. Gente ya muerta. Gente que ya no existe. Y lo que es peor y terrible, tipos, perfiles de individualidad que ya no existen, de culturas, de formas de vida que ya no existen ni existirán. Habrá otras mejores o peores, pero no aquellas. ¿Melancolía, nostalgia? Creo que no, sólo un poco. Vi a gente que sé cómo pensaban, cómo actuaban, cómo amaban, cómo sufrían, cómo luchaban. Y os confesaré la verdad: me gustaron mucho, me enamoraron. Me gustó mucho el amigo de Vital, el cordobés, de Puente Genil (ya sabéis…de Puente Genil a Lucena…), mis padres son de ahí cerca. Qué se le va a hacer, así es el amor. Sus hijos, sin embargo, ya no somos así. Yo ya no soy así. Aquello se perdió, forma parte de otra historia más de las miles de la Historia, una ya periclitada, desaparecida, gloriosa para los que tuvimos el privilegio de observarla y de sentirla, incluso de participar modestamente, en mi caso en estado de hijo-niño-adolescente, premilitante. Puede ser que por eso la recuerde tan vívidamente.

De donde yo vengo las asambleas sí se organizaban, también, espontáneamente, en las esquinas de las calles, en las puertas de los colegios, en las plazas de los pueblos, bueno, en aquellos descampados de tierra aplanada que llamábamos plazas. Luego había reuniones en la asociación de vecinos y esas cosas más formales. La gente hablaba desordenadamente y cada uno de lo que le parecía, me recordó mucho a un documental sobre las Madres de la Plaza de Mayo, en que Hebe de Bonafini se quejaba risueñamente de que al principio, en las reuniones que dieron lugar al poderoso movimiento, aquello era una charla de mamás y abuelas, cada una con su cuento, hasta que se llegaba a las cosas comunes, a lo que se podía hacer.


Así se consiguieron escuelas, semáforos, asfalto y ambulatorios. Las manifestaciones, las concentraciones, eran pacíficas, cuidadosamente moderadas y pacíficas hasta en los lemas que se coreaban: ¡Vecino, únete, el problema es de todos! En vez del más asilvestrado ¡Vecinos mirones, bajad de los balcones! La cuestión es que había madres y niños, abuelos y abuelas incluso, y no se trataba de que molieran a palos a nadie, si era posible. En esas condiciones, si había policía era difícil responder como aguerridos luchadores. La cosa funcionaba de otra manera, eran otros contextos sociales. Así pues, yo no veo en la película otra cosa que lucha por la vida, por la colectividad, por la dignidad, ¡por la dignidad!

Y sí, queridos amigos, mi madre y otras vecinas iban al ayuntamiento y preguntaban con quién se tenía que hablar para tal o cual tema: la piscina para los niños en verano, las aulas en barracones provisionales de las prometidas escuelas públicas, la ampliación del consultorio, el asfaltado, qué sé yo… Y esperábamos como tontos pueblerinos en cualquier vestíbulo de mierda el tiempo que hiciera falta hasta ser recibidos por el repugnante funcionario de turno (mucho peor que el de la película); o si la cosa estaba caliente hasta por algún cargo importante, puede que hasta el alcalde del consistorio cuando el asunto ya quemaba. Yo he ido con mi madre y lo he visto. Normalmente las mamás no iban solas, sino en grupito, cuando menos dos, nunca solas.

No sé si Vital era tan individualista o un simple héroe de barrio, el más lanzado del barrio, aquel con la idea genial, o simplemente el que por su horario podía ir a buscarse la vida en los entresijos de la burocracia municipal. Sí, a mí eso de ir como tontos pueblerinos y preguntar dónde hay que ir para solucionar tal o cual tema sí me suena, me resuena, lo he hecho, bueno, lo hacía mi mamá, y me llevaba con ella cuando no podía dejarme con nadie, porque mi papá estaba trabajando en la SEAT. Allí, en la SEAT, a veces se pegaban tiros, con resultado de muerte definitiva, en alguna ocasión, muerte para siempre; así que a las manifestaciones iban ellos, los trabajadores, sin su familia; normalmente, las más de las veces terminaban escapando de la policía; pocas o ninguna vez, que yo recuerde, pudiendo cometer heroicidades, más bien corriendo como liebres para que por mala suerte no les fueran a pegar otro tiro suelto. En San Adrián, donde vivíamos, ya se habían cargado a Manuel Fernández Márquez, al otro lado del río. Se tenía mucho respeto a la policía. En el cuartelillo de la Guardia Civil, justo al lado de mi casa habíamos contemplado algunas escenas poco edificantes con detenidos,  que aún los guardias se permitían el lujo de representar en público. Yo no sé qué pasó, ni me importa realmente, en el final de la escena del autobús, la detención. Pero me resuena, me resuena en el alma. A veces se era heroico, las menos, otras tocaba tener ¡coneixement!

Igual que Vital cuando el poli hijo de puta le lleva a su niña a casa después de pillarla haciendo pintadas, reclamando agradecimiento por haberla salvado de una paliza… o de algo peor: ¡Qué vergüensa, qué vergüensa Vital! Vital, prudentísimo, frena a su mujer y le agradece el gesto al poli fascista, cuidándose mucho de no perder el temple: ¡Conocimiento, conocimiento! ¡Coneixement!

Sí, el barrio y las gentes y las cosas de la película me recordaron muchísimo a las gentes y las cosas del mío.

Fuente: EspaiMarx

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Promovieron sombras y los devora la oscuridad

 

Promovieron sombras y los devora la oscuridad

 

Alejandro Marcó del Pont

Rebelion

24/02/2025 



Fuentes: Rebelión


Bruselas no quiere la paz, sólo una mayor emisión de bonos de la UE (El Tábano Economista)

En Ucrania se abrió una ventana de oportunidad para la paz, sin importar cuál sea su desenlace. En teoría, la humanidad debería apoyar tal iniciativa. Sin embargo, en contra de la sensatez y la preservación de la raza humana, la Unión Europea se ha convertido en un promotor de la guerra, como si no escuchara a quienes deberían guiarla. El conductor designado ha cambiado, y con él, el mapa al volante.

Esta nueva narrativa de los estadounidenses con respecto a Ucrania cambió drásticamente en apenas un mes. Pasaron de enaltecer a Volodímir Zelenski como un “líder firme, defensor de los valores democráticos, que lucha por su país y por todo el mundo civilizado, por nuestra libertad”, a tacharlo de “payaso”, “dictador”, “asesino” y “rey loco”. Este giro no solo refleja la volatilidad de la política exterior estadounidense, sino también las profundas implicaciones que las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia tienen para el equilibrio mundial, europeo y asiático.

Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia no son simplemente un desaire a Europa. Mientras ambos países avanzan hacia una posible resolución tras las conversaciones en Arabia Saudita, las potencias regionales, desde Pekín hasta Nueva Delhi, y de Japón a Gran Bretaña, deben recalibrar sus estrategias con cautela, considerando tanto las oportunidades como los riesgos.

Para China, cualquier acuerdo diplomático será analizado a través de la óptica de sus propias ambiciones geopolíticas. Beijing ha mantenido un delicado equilibrio durante toda la guerra. Un acuerdo de paz podría acelerar la expansión de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda y la reconstrucción de Ucrania, permitiendo a China profundizar su influencia en Europa mientras prueba los límites de su alineación con Rusia. Además, el fin de la guerra permitiría a China reevaluar su posición respecto a Taiwán, especialmente si Washington vuelve a centrar su atención en el Indo-Pacífico.

India, por su parte, ha jugado un intrincado juego de flexibilidad diplomática, manteniendo lazos comerciales con Rusia mientras preserva su relación estratégica con Estados Unidos e Israel a través del Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC). Un acuerdo posbélico obligaría a Nueva Delhi a reevaluar sus políticas energéticas, ya que ha dependido del petróleo ruso a precios reducidos durante el conflicto. Si las relaciones comerciales entre Rusia y Occidente se normalizan, India podría perder su acceso privilegiado a estos recursos.

Japón y Corea del Sur, aliados incondicionales de Estados Unidos, han adoptado una postura dura contra Rusia, aplicando sanciones y brindando apoyo material a Ucrania. Sin embargo, si Washington y Moscú llegan a un acuerdo diplomático, Tokio y Seúl tendrán que afrontar un complejo realineamiento. Buscarán garantías de que cualquier acercamiento con Putin no se traduzca en posturas más suaves frente a las amenazas regionales, como las ambiciones nucleares de Corea del Norte y las reivindicaciones territoriales de China en el Mar de China Meridional.

Antes de abordar los problemas de la Unión Europea, es crucial destacar las inmensas ganancias que Estados Unidos podría obtener si se concreta el proyecto presentado por Trump para Ucrania. Durante mucho tiempo hemos argumentado que el costo-beneficio de la guerra ha sido un gran acierto para Washington. El borrador del contrato ofrecido por el presidente estadounidense a Kiev convertiría a Ucrania en una colonia económica para Estados Unidos durante los próximos años.

El proyecto no se limita al control estadounidense de los minerales críticos del país, sino que abarca todo, desde puertos e infraestructura hasta petróleo, gas y minerales de tierras raras. Estados Unidos, que ha invertido 300 mil millones de dólares en Ucrania, se quedaría con el 50% de los ingresos generados por la extracción de recursos y las licencias emitidas a terceros. Además, tendría un “derecho de preferencia” para la compra de minerales exportables y gobernaría cualquier litigio bajo la ley de Nueva York, renunciando Ucrania a su inmunidad soberana.

Este acuerdo, si se acepta, representaría una proporción mayor del PIB ucraniano que las reparaciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles. Como decían los presidentes argentinos Nicolás Avellaneda y Javier Milei: “Páganos primero las deudas y luego alimenta a tus hijos”.

Desde la asunción de Donald Trump al poder, ha surgido un nuevo juego que ha elevado los temores sobre el futuro de la relación transatlántica. Durante su campaña electoral de 2024, Trump dejó claro que no protegería a los aliados europeos que no gasten lo suficiente en defensa. Sumantra Maitra, asesor de Trump, propuso un modelo de una OTAN «dormida«, en la que el compromiso de Estados Unidos con Europa se reduciría, activándose solo en tiempos de crisis.

Este escenario sería tan desestabilizador para la UE como como un ataque nuclear de Rusia. De hecho, el European Union Institute for Security Studies ha utilizado esta posibilidad para presionar a Europa a financiar la compra de armas estadounidenses, revelando que el único objetivo europeo es satisfacer las demandas de Washington.

La política estadounidense en Europa podría adoptar dos formas principales. En el primer escenario, Estados Unidos utiliza la amenaza del abandono como palanca para presionar a los países europeos a aumentar su gasto en defensa, privilegiando los activos y armas estadounidenses. Este enfoque transaccional podría conducir a una bilateralización de las relaciones en materia de defensa, donde Estados Unidos negociaría directamente con países individuales o pequeños grupos.

En el segundo escenario, Estados Unidos busca una retirada estratégica de Europa para priorizar otros teatros de operaciones, como el Indo-Pacífico. Este enfoque implicaría el traslado de activos militares y capacidades de mando y control fuera de Europa, dejando a los europeos a cargo de conflictos regionales, como la guerra en Ucrania.

En realidad, es probable que la política estadounidense combine elementos de ambos escenarios. Un factor clave para que cualquier acuerdo perdure será establecer claramente los beneficios del cumplimiento y los costos de violar las disposiciones acordadas. La suspensión condicional de sanciones específicas, en lugar de su eliminación incondicional, podría ser una herramienta efectiva.

Un ejemplo sería lo relacionado con las sanciones, y en especial con la apropiación de los 300.000 millones de dólares en activos rusos en la UE y EE.UU. Obtener un acuerdo sobre esos activos que pasen a formar parte de un fondo internacional de reconstrucción de Ucrania evitaría el efecto amedrentador que produciría una confiscación unilateral sobre los inversores internacionales. El uso de esos fondos que ya han sido gastado, al menos sus intereses, serán un problema, pero seguramente se ofrecerá la posibilidad de que una parte de esos fondos se asignen a regiones bajo control ruso.

La guerra en Ucrania ha dejado al descubierto las limitaciones de Europa. Una Europa cuyas industrias no pueden producir los grandes volúmenes de armamento y municiones necesarios para una guerra sostenida, y que carece de capacidades logísticas y liderazgo militar unificado, no puede ser un activo estratégico para Estados Unidos. Sin embargo, la Comisión Europea propondrá que el gasto de defensa quede exento de las leyes que limitan el déficit presupuestario, lo que sugiere que Europa está dispuesta a financiar la industria bélica estadounidense.

En última instancia, un banco de rearme sería la opción. Europa parece estar dispuesta a sacrificar su autonomía estratégica para satisfacer las demandas de Washington. La pregunta que queda es: ¿a qué costo?

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/02/23/promovieron-sombras-y-los-devora-la-oscuridad/

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ALEMANIA. La derecha gana a la derecha y al pódium también se sube la ultraderecha

 

ALEMANIA. La derecha gana a la derecha y al pódium también se sube la ultraderecha


Panorama sumamente adverso para la clase trabajadora de Alemania, de Europa… y del mundo

 

INSURGENTE.ORG / 24.02.2025

 


Decir, como se está diciendo, que tras las elecciones de ayer gobernará la derecha, resulta un tanto irrisorio. Sí, ya sabemos que en los últimos años ha estado gobernando la socialdemocracia. Pero, ¿acaso las políticas que ha estado aplicando esta, a nivel nacional e internacional, no han sido de derechas?

En Alemania, con el triunfo de CDU/CSU seguirá gobernando la derecha, aunque es cierto que muy probablemente sea una gobernanza con más aroma y sabor reaccionario que con el gobierno de Olaf Scholz.

Die Linke (La Izquierda), duplicó su porcentaje de votos respecto a las elecciones de 2021, situándose en el 8,6%, lo que permitirá al partido (muy descafeinado ideológicamente en los últimos años) regresar al Bundestag, superando la barrera del 5% necesaria para obtener representación parlamentaria.

Ayer la derecha de Friedrich Merz  (CDU) le ganó a la derecha Olaf Scholz (SPD); al segundo peldaño del “pódium” subió la ultraderecha de Alice Weilde (AfD). Como se puede observar, un panorama sumamente adverso para la clase trabajadora de Alemania, de Europa… y del mundo.

Este fue el resultado de las elecciones:

Escrutado: 99% Participación: 82,5% Mayoría 316 escaños

Partido

Escaños

Porcentaje

+/-

Votos

 

CDU/CSU

208

28,6 %

+4,5

14.158.432

 

AfD (Ultraderecha)

151

20,8 %

+10,5

10.327.148

 

SPD

121

16,4 %

-9,3

8.148.284

 

VERDES

85

11,6 %

-3,2

5.761.476

 

LA IZQUIERDA

64

8,8 %

+3,9

4.355.382

 

Total de Votos: 49.927.315 Participación: 82,5%

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