El papel desestabilizador del
«oenegeísmo»
Por Aram Aharonian
Rebelión
19/10/2021
Fuentes: CLAE
- Rebelión
Mediante las
ONG financiadas y patrocinadas por los países y organismos centrales del
neoliberalismo se ataca al Estado incidiendo ideológicamente.
Un editorial
del diario mexicano La Jornada – «ONG, vehículos de
desinformación»-, puso nuevamente en debate el tema de
las organizaciones no gubernamentales, insertadas en el imaginario colectivo
por una intensa y agresiva campaña publicitaria por los medios
hegemónico, como integrantes del llamado campo popular.
El editorial
denuncia que varias ONG publicaron un comunicado conjunto en el
cual sostienen que, de ser aprobada, la iniciativa de reforma eléctrica enviada
por el gobierno al Congreso, afectaría los derechos humanos a la salud, a un
medio ambiente sano y a la participación ciudadana, además de que se alejaría
al país de cumplir sus metas nacionales de transición energética y acuerdos
climáticos internacionales.
Falsedades,
medias verdades destinadas a favorecer a las trasnacionales energéticas son las
que muestran organizaciones locales e internacionales como la
Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), el Centro
Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), el Centro de Energía Renovable y Calidad
Ambiental (Cerca), el Colectivo Ecologista Jalisco, Colima 2030, Conexiones
Climáticas, Greenpeace México e Iniciativa Climática de México (ICM).
Estas ONG
repiten de manera acrítica y carente de fundamento los alegatos de las grandes
corporaciones privadas del sector, los organismos cupulares del empresariado
como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y el Consejo
Coordinador Empresarial (CCE) y la oposición empresarial y política que rechaza
el proyecto de reforma.
Con dolo y/o
por desinformación, lo que se presenta como discurso ambientalista, de
promoción de los derechos humanos y combate al cambio climático termina por
servir a los intereses de perpetuación de negocios sucios a costa de los
objetivos que dicen defender y en detrimento del patrimonio del país, dice el
editorial.
Lo cierto es
que las ONG en América Latina no sólo infiltran ideológicamente a los sectores
populares (penetración desde abajo y adentro) con los cuales trabajan
directamente en proyectos de autoayuda y desarrollo microempresarial, en escuelas,
barrios, cooperativas, comunidades marginales, áreas rurales, fábricas etc..
También
infiltran ideológicamente a los cuadros de organizaciones y a éstas,
potencialmente calificadas para vigorizar al movimiento popular, darle
formación político-ideológica y ser promotoras y acompañantes del cambio
político-social.
Calma. No todas
las ONG son iguales, hay algunas que cumplen con su trabajo y sí se pueden
contar dentro del campo popular, pero nadie puede creer que sea humanitaria una
organización financiada por George Soros, como Open Society, o por Bill &
Melinda Gates, ¿no?
La actividad
local, emblema de acción de las ONG, es una trampa ideológica, pues desarticula
al movimiento popular mediante paradigmas falsos como el del “no poder” y
también mediante la competitividad por recursos financieros.
Y trabaja
paralelamente con el proyecto hegemónico, pues les permite a los regímenes
neoliberales, las transnacionales y las entidades financieras internacionales
dominar la política socioeconómica macro y canalizar la mayoría de los recursos
del Estado como subsidios al capital exportador y al pago de la deuda externa.
Lo hemos sufrido en toda América Latina (y ahora intentan, en la nueva ofensiva
conservadora, que lo volvamos a sufrir): se ajusta el gasto fiscal, menos
recursos para salud, educación y viviendas populares y más
Desde los años
1980 las organizaciones no gubernamentales (ONG) se expandieron por todo el
mundo abriendo un importante espacio político, cultural y socioeconómico,
prácticamente en cada rincón del planeta. Se calcula que actualmente hay más de
10 millones de ONG en el planeta. En la India, por ejemplo, hay una ONG cada
600 personas.
Para lograr
esto, los medios de comunicación globalizados destacan día a día su rol en la
educación, la lucha contra la pobreza y el analfabetismo, la protección del
medio ambiente, la promoción de libertades civiles, protección de los derechos
humanos etc., pero ocultan su lado oscuro, señala Vicky Peláez. Hay
aproximadamente unas 40.000 ONG subvencionadas por los gobiernos
norteamericanos y europeos y que fueron creadas con el fin específico de ser
instrumentos de los globalizadores de Washington y Bruselas.
Mediante las
ONG financiadas y patrocinadas por los países y organismos centrales del
neoliberalismo se ataca al Estado incidiendo ideológicamente sobre los sectores
conflictivos que sufren las medidas de choque económico, el paquete de reformas
estructurales encomendadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial.
Pero también
de las fundaciones occidentales, los partidos neoliberales y
derechistas de Europa y EEUU, los think tanks de la
ultraderecha libertaria, los clubes de los millonarios y los medios
corporativos, que financian desde abajo a estas ONG.
Con la
intervención de las ONG y de sus proyectos diseñados en los países centrales se
desvincula al Estado –aún más- de sus compromisos con las mayorías populaes.
Las funciones del Estado son ausmidas en forma empresarial por las ONG. La
función social se transforma en función privada, ya que sus proyectos son
“vendidos”.
Una de las
características ideológicas de las ONG es la del voluntarismo privado, que
tiene como fin socavar el sentido de lo público. Para destacar, asimismo, el
mimetismo travesti de su lenguaje: poder popular, sociedad civil, lucha por al
libertad de la opción sexual, libertad de expresiónn, igualdad de género,
desarrollo sustentable, liderazgo de base. Todo muy “progre”.
Un poco de historia
La idea de
crear organizaciones no gubernamentales que podrían ser utilizadas por los
servicios de inteligencia para la creación de las redes sociales en África,
Asia y América Latina con el propósito de promover los intereses estaounidenses
y trasnacionales surgió a fines de la primera mitad del siglo 20, pero recién
fue puesta en marcha en 1961, impulsada por el triunfo de la revolución cubana
en 1959, cuando por una orden ejecutiva fue creada la Agencia de EEUU para el
Desarrollo (Usaid).
El
estadounidense William A. Douglas en Developing Democracy (1972) señalaba que
la gente en los países en desarrollo son como unos “niños” que necesitaban “una
tutela, reglamentación y el control del gobierno de EEUU”. Para él, el proceso
de transformación global no podría ser realizado a través de los gobiernos, se
necesitaba crear organizaciones de base en cada lugar del planeta bajo el
control de las agencias especializadas estadounidenses.
Estas
organizaciones de base tomaron en los años 1980 la forma de las organizaciones
no gubernamentales que, bajo el control del Departamento de Estado, tenían que
desestabilizar los gobiernos no afines a la política estadounidense a través de
un trabajo sutil, encubriendo sus propósitos subversivos con unos programas
reales como la lucha contra la pobreza extrema.
A la vez, fue
precisamente la Usaid la que envió al famoso especialista norteamericano en
tortura Dan Mitrione a Brasil en 1960-1967, a República Dominicana en 1965 y a
Uruguay en 1969-1970. La Usaid participó también activamente en todos los
golpes de Estado e intentos de golpes que tuvieron lugar en África, Asia y
Latinoamérica desde 1961 hasta ahora, en estrecha colaboración con la CIA, el DIA
(Servicio de Inteligencia Militar), el FBI, la DEA, la NSA (Agencia Nacional de
Seguridad), etc
Mientras
existían la Unión Soviética y el campo socialista, la Usaid junto con otras ONG
como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) hicieron todo lo posible
para contener la influencia ideológica de la URSS, siendo misioneros
ideológicos y operativos del imperio durante la Guerra Fría.
Con los
llamados –por ellos–democracias limitadas, no se podía emplear los
procedimientos de “choque social” (centros clandestinos de detención y
desaparición, torturas, eliminación masiva de oponentes políticos) que se
llevaron a cabo durante las dictaduras militares de la década anterior.
Estas
organizaciones de “base” debían enarbolar una lucha sin cuartel expresa o enmascarada
hacia toda idea de intervención del Estado, al son de las ideas del
neoliberalismo, desde los centros y superestructuras hacia las áreas
conflictivas, barrios, comunidades, asentamientos urbanos y rurales pobres.
La
ideología antiestatista debía ser el motor de intervención dentro de las clases
conflictivas, tendiente a producir un colchón social que descomprimiera el
descontento de las mayorías populares y desarticulara el movimiento social y
popular de clase.
Otro factor
histórico ayudaría a la confusión del carácter político de las organizaciones
no gubernamentales por parte de muchos sectores del campo popular y
antiimperialista: el papel desempeñado por algunas de ellas en defensa de los
derechos humanos durante las sangrientas dictaduras del Cono Sur y los años de
represión con grado de genocidio y etnocidio en Centroamérica.
En este
período, incluso desde la izquierda, eran vistas como parte integrante del
campo progresista, pese a que sus denuncias de atentados a los derechos humanos
jamás incluían a las violaciones perpetradas por EEUU o países de Europa (en
sus invasiones a numerosos países), reafirmando concepciones colonialistas:
superioridad moral de centro, primitivismo de la periferia, o se civilización
desde el centro (EEUU y Europa) y barbarie desde la periferia.
Una de las
tareas es formar miles de disidentes en los países que no siguen el rumbo
trazado en Washington o Bruselas. La cuestión es organizar y financiar a los
potenciales descontentos en los países y lavarles el cerebro a través de los
medios de comunicación y las redes sociales.
Tres países del
grupo BRICS, Rusia, India y China, promulgaron la ley de Registro de Agengtes
Extranjeros respecto de las ONG que reciben fondos desde el exterior. Si bien
es similar a la que rige en EEUU desde 1938, Washington anunció “el fin de la
democracia” en China y Rusia…
Para cumplir
con estas tarea de desestabilización –en nombre de su democracia- las cuatro
organizaciones de la NED –Free Trade Union Institute, Center for International
Affairs, The National Democratic Institute for International Affairs-, como su
sobordinada ONG Freedom House, en coordinación con la Usaid, se dedican
oficialmente a financiar y canalizar las fuerzas de las principales
organizaciones afines de la sociedad civil en casi cien países.
Los profesionales de la solidaridad
Una década
atrás, el diario El País de España dedicó una página entera al tema con el
título “Profesionales de la solidaridad”, un sector que ocupaba ya entonces en
España a 529.000 empleados remunerados (y mucho incauto mal remunerado). En el
artículo se cita sin desparpajo el caso ejemplar de un dinámico economista, con
larga experiencia como director de ventas de Procter & Gamble, que ha sido
fichado por una ONG fundada por un magnate de la banca.
Cada vez son
más concurridos los cursos y posgrados de especialización en ONG impartidos por
escuelas de negocios, recordaba el diario español. Las ONG capitalistas actúan
como un verdadero disolvente de la sociedad civil. Numerosos militantes y organizaciones
populares han sido cooptados por las ONG.
Los “expertos”
de las conferencias de donantes recomiendan que Haití debería fortalecer más el
sector privado (más del 90% de su sistema educativo y sanitario ha caído en
manos privadas), la transparencia y el buen gobierno. La ironía es que todo
apunta a que las recetas deberían aplicárselas a sí mismas las opacas ONG,
reluctantes a rendir cuentas a nadie, incluidos los gobiernos donantes.
Obviamente,
durante varias décadas hasta hoy, las ayudas a Haití nunca llegaron a los
haitianos: quedaron en manos de las ONG europeas y estadounidenses, y sus
contratados, que lucran con el hambre de los caribeños.
Nota
*Muchos de los
datos figuran en el libro El asesinato de la verdad, de Aram
Aharonian, Ediciones Ciccus, 2017
*Periodista y
comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur.
Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige
el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
https://estrategia.la/2021/10/18/el-desestabilizador-papel-del-oenegismo/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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