Cerrar
las heridas de la erupción de La Palma y seguir investigando
Tercerainformacion /
22.09.2022
Tras un año del inicio de la erupción del volcán de Cumbre Vieja queda mucho trabajo científico por hacer y soluciones básicas por dar a la población. Aquel día, Inés Galindo Jiménez, jefa de la Unidad Territorial del IGME en Canarias estaba en La Palma y pudo observar en primera persona cómo se abría la tierra a menos de un kilómetro y medio de donde se encontraba.
Vista del volcán de La
Palma cuando se cumple un año desde el comienzo de la erupción. / EFE / Luis G.
Morera
Ha pasado un año de la erupción que comenzó el
19 de septiembre de 2021 en la dorsal de Cumbre Vieja en La Palma y en los
oídos de todos los que lo vivimos todavía
retumba el sonido del volcán. La primera nube que se elevó al cielo está
grabada en mi retina como muchas otras de la erupción. Desde ese momento la
dedicación de toda la comunidad científica y de los intervinientes fue plena a
la emergencia.
Los científicos dejamos a un lado nuestros
proyectos de investigación para ofrecer a los gestores nuestro conocimiento y
apoyo. Fueron días muy duros, tanto
por el intenso trabajo, como por la presión a la que nos vimos sometidos, pero
nos empleamos a fondo, tanto en la recopilación de datos y el asesoramiento a
los gestores de la emergencia, como divulgando la información y explicando a la
sociedad los procesos que estaban ocurriendo. Me alegra decir que este trabajo
dio sus frutos, porque ahora es increíble la cantidad de términos técnicos que actualmente manejan los medios
de comunicación y que todo el mundo entiende.
Por suerte no empezábamos de cero. El Plan
Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico en
la Comunidad Autónoma de Canarias (PEVOLCA) había sido revisado tras la erupción de El Hierro en 2011 y
el Comité Científico se reunía periódicamente con lo que ya teníamos un rodaje.
Además, en 2019, la Unidad Militar de Emergencias (UME) había comenzado a
preparar un simulacro de terremoto y erupción volcánica que se iba a celebrar
en 2021, pero que fue cancelado debido a la pandemia del Covid-19. Sin embargo,
los preparativos de este ejercicio nos ayudaron a conocer el funcionamiento de
una emergencia, sirviendo de entrenamiento, aunque no se pudiera llevar a la
práctica.
Analizar la infinidad de datos producidos
Durante los casi tres meses que duró la
actividad eruptiva, más de 1.000 personas
participaron en la emergencia. Fueron días muy
difíciles, tanto por el intenso trabajo, como por el impacto social que la
erupción estaba teniendo. Sin embargo, el objetivo era claro, reducir al máximo
el riesgo volcánico y evitar que hubiese pérdida de vidas humanas. Este fin
común hizo que la colaboración
interinstitucional entre las distintas administraciones públicas,
científicas y todos los intervinientes fuera excelente.
Fueron 85 días en los que los científicos
pudimos estudiar el comportamiento del volcán y de todo el sistema magmático
que lo alimentaba en profundidad, así como de sus efectos en las
infraestructuras, el medio ambiente, etc. Hemos aprendido muchísimo sobre
este tipo de erupciones y el análisis de la infinidad de datos recabados
permitirá un gran avance en la investigación volcanológica en Canarias y a
escala internacional.
La emergencia continúa
Son muchas las publicaciones científicas que se
han realizado ya sobre la erupción, pero sigue
siendo necesario el apoyo científico para la gestión de la
emergencia, ya que aunque la erupción finalizó el 13 de diciembre de 2021, la
emergencia se mantiene debido principalmente a tres procesos: la emisión de
gases, las inestabilidades del terreno y las altas temperaturas que todavía se
registran en el cono volcánico y las coladas.
El principal reto en este momento para los
científicos es comprender e intentar dar una solución para los gases que afectan a La Bombilla y Puerto Naos, dos
localidades costeras, a las que la población no ha podido regresar después de
todo este tiempo a causa de las altas concentraciones de dióxido de carbono y
la escasez de oxígeno.
A corto plazo, se investigan otros procesos como
el enfriamiento de las lavas o la existencia de tubos lávicos para dar a poyo a
la apertura de nuevas carreteras o para la planificación territorial del nuevo
espacio generado. Además, se están analizando los elementos volcanológicos de mayor valor con
el fin de protegerlos para el uso y disfrute de las futuras generaciones;
especialmente para su uso geoturístico como motor económico para la
recuperación ofreciendo un novedoso producto turístico.
El daño causado por el volcán hace difícil
visualizarlo como un nuevo recurso geológico, pero el beneficio económico de
las nuevas rutas turísticas, que ya
están en funcionamiento, o su posible explotación como recurso energético a
través de la geotermia son algunos de los aprovechamientos que podría tener la
sociedad palmera. Aunque esta visión será difícil hasta que no se solucionen
las necesidades básicas de
todos los afectados y vayan cerrando las heridas que ha dejado esta
erupción.
Los análisis de peligrosidad volcánica a medio
plazo para la planificación territorial deberían considerarse básicos, así como
la necesidad de implementar simulacros o educar a la población en el riesgo
volcánico. Los proyectos de ciencia
ciudadana pueden contribuir a concienciar a la población
del riesgo volcánico, a hacerles partícipes de la investigación y a mejorar su
capacidad de recuperación tras una catástrofe de este tipo.
Nuevas hipótesis, nuevas tecnologías
La erupción de La Palma en 2021, la erupción de
El Hierro en 2011, así como el resto de erupciones históricas ocurridas en el
archipiélago canario nos deben recordar y hacer tomar conciencia de que
Canarias es un territorio volcánico activo, y que la elevada densidad poblacional se
traduce en un riesgo mayor.
Se hace prioritario para los científicos
analizar la ingente cantidad de información obtenida durante el proceso
volcánico, elaborar nuevas hipótesis y
desarrollar nuevas tecnologías que permitan asesorar
mejor durante una futura erupción. Si a esto sumamos una mejor preparación de las autoridades que
deben gestionar la emergencia, del resto de intervinientes y de la sociedad en
general habremos ganado parte de la batalla frente al riesgo volcánico.
Inés
Galindo Jiménez, jefa de la Unidad Territorial del Instituto
Geológico y Minero de España en Canarias
Fuente: SINC
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