Imperialismo del siglo XXI (I)
La
teoría clásica del imperialismo
5/6
18.05.2011
TEORÍA
Y POLÍTICA
El
divorcio de Lenin con Hilferding constituyó la contracara de su reencuentro con
Luxemburg. La teoría del imperialismo que postulaba la revolucionaria
polaco-alemana se inspiraba en fundamentos económicos distintos a los expuestos
por el dirigente ruso. Pero estas divergencias no impidieron la confluencia
política en estrategias comunes, frente al pacifismo socialdemócrata.
La
metodología desarrollada por Luxemburg difería sustancialmente del abordaje
leninista. Intentó deducir la teoría del imperialismo de los textos de Marx,
buscando una continuidad directa con el modelo conceptual de “El Capital”. Por
esta razón, partió de los esquemas de reproducción ampliada expuestos en el
segundo tomo de esa obra, para evaluar cuáles eran los obstáculos que
enfrentaba el funcionamiento del sistema a escala internacional, en la nueva
época imperialista [18] .
Este
intento no llegó a buen puerto, puesto que contenía una confusión básica: los
esquemas de Marx estaban concebidos como una mediación abstracta, para
clarificar la circulación general del capital. Constituían un paso previo al
estudio concreto de la dinámica del sistema. Luxemburg utilizó erróneamente
estos razonamientos en forma empírica, para buscar los puntos de asfixia del
capitalismo de su época. Indagó el problema por el lado equivocado, al
convertir un esquema destinado a visualizar el funcionamiento del sistema, en
un modelo de la crisis de este modo de producción.
Pero
este infructuoso intento era mucho más fiel al planteo de Marx, que el abordaje
ensayado por Lenin. Buscaba establecer los puntos de continuidad y ruptura de
la época imperialista con el periodo previo, siguiendo los preceptos de la
economía marxista. El teórico bolchevique estudió, en cambio, directamente las
características de la nueva etapa utilizando un gran material empírico. Pero no
definió en qué medida esas fuentes eran compatibles con la teoría expuesta en
“El Capital”.
Luxemburg
mencionaba las características resaltadas por Lenin, pero no le asignaba la
misma relevancia al proteccionismo, a la supremacía financiera y al monopolio.
Relativizaba estas transformaciones, buscando conservar el hilo conductor
desarrollado por Marx.
En
otros campos las diferencias de Luxemburg con Lenin eran mayores. En lugar de
identificar al imperialismo con la exportación de capitales, asociaba ese
período con la necesidad de encontrar mercados foráneos, para las mercancías
invendibles en los países metropolitanos.
La
revolucionaria alemana estimaba que las esferas coloniales eran
imprescindibles, para realizar la plusvalía que necesita el capitalismo para su
reproducción. Pensaba que las economías atrasadas constituían una válvula de
escape, para las limitaciones que enfrentaba el capital en los países
centrales. Observaba al imperialismo como un proceso de ampliación del mercado
mundial, que contrarrestaba las dificultades para vender las mercancías en sus
áreas de fabricación. Estimaba que este obstáculo obedecía a la estrechez del
poder adquisitivo, que generaba la continuidad de los bajos salarios, el alto
desempleo y la creciente pauperización [19] .
Esta
concepción estimaba que el capital emigra de un país a otro, para contrapesar
el consumo insuficiente, que provoca el aumento de la explotación. Esta visión
tenía puntos en común con la teoría de la crisis postulada por Kaustky y gran
afinidad con el enfoque de Hobson. Este autor consideraba que todos los rasgos
del imperialismo obedecían en última instancia a la necesidad de exportar
capitales sobrantes, gestados en las metrópolis por la polarización social.
Lenin
rechazaba esta interpretación subconsumista no sólo por su reivindicación de
otra teoría de la crisis, basada en desproporcionalidades sectoriales y excedentes
de productos (y capitales). Había polemizado durante un largo período con los
exponentes rusos de las teorías populistas, que resaltaban las restricciones
del consumo. Objetaba conceptualmente esos razonamientos e impugnaba las
consecuencias políticas de un enfoque, que estimaba imposible el desarrollo del
capitalismo en Rusia.
La
convergencia revolucionaria de Lenin con Luxemburg no expresaba, por lo tanto,
afinidades en el terreno económico. P ero reflejaba las coincidencias en la
caracterización del imperialismo, como una etapa de grandes crisis y
convulsiones. Por otra parte, la oposición política frontal del líder
bolchevique con Hilferding, no anulaba sus convergencias teóricas, en la
evaluación de rasgos centrales del capitalismo.
Es
importante registrar esta variedad de combinaciones, para erradicar la imagen
de unanimidad en el análisis del imperialismo, en torno a dos bloques
homogéneos de revolucionarios y reformistas. Esta divisoria efectivamente rigió
en la actitud de ambos campos frente a la guerra. Pero no se extendió a la
interpretación conceptual de fenómeno. La teoría del imperialismo incluía un
complejo y cruzado terreno de variadas elaboraciones.
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario