El 15
de enero de 1919 Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht caían asesinados en Berlín
durante la represión del gobierno socialdemócrata contra los consejos obreros.
Rosa, relevante marxista, fue además una luchadora apasionada, tierna y
sensible.
Carta a Leo Jogiches
El Viejo Topo
15 enero, 2022
París, 5 de
abril 1894
Jueves por la noche
Ateneum fue una
revista mensual de prestigio publicada en Varsovia y que Rosa utilizó en su
tesis de doctorado “El desarrollo industrial de Polonia”, tesis que preparaba
durante su estancia en París.
Aquí estoy en
casa (o sea en el hotel), sentada a la mesa y tratando de ponerme a trabajar en
la proclama. Querido mío: ¡no tengo ganas! La cabeza me duele y me pesa, el
barullo y el ruido espantoso de la calle, ¡esta habitación: abominable!… Quiero
estar contigo, ¡no puedo más! Piensa, por lo menos dos semanas más, porque este
domingo no puedo preparar la conferencia a causa de la proclama; tendré, pues
que esperar hasta el otro domingo. Además, la conferencia rusa, después la
visita a Lavrov.
Querido,
¿cuándo terminará esto?… comienzo a perder la paciencia, no se trata del
trabajo, ¡sino únicamente de ti! ¿Por qué no has venido a buscarme? Si te
tuviera conmigo… ningún trabajo me asustaría. Hoy en lo de Adolf, en medio de
la conversación y de los preparativos de la conversación y de los preparativos
de la proclama, sentí de golpe en el alma tanta fatiga y tanta nostalgia de ti
que casi grité en voz alta. Tengo miedo que el antiguo demonio (el de Ginebra y
el de Berna) me asalte de pronto el corazón y me conduzca una noche a la
estación del Este. Para consolarme imagino el momento en que silbe la
locomotora, en que diga hasta pronto a Jadzia [Warski] y a Adolf, en que
el tren por fin se mueva: el momento en que vaya a tu encuentro. Ah, Dios mío,
me parece que toda la cadena de los Alpes se extiende entre mí y ese instante.
Querido, cuando
esté cerca de Zúrich, cuando me estés esperando, cuando por fin descienda del
vagón, estarás en la puerta entre la multitud y no podrás venir corriendo hacia
mí, ¡pero yo correré a tu encuentro! Pero no nos besaremos en seguida, ni nada,
porque eso no haría más que estropearlo todo, porque no expresaría nada de
nada. Solamente nos apresuraremos para llegar a casa y nos miraremos y nos
sonreiremos. Ya en casa… nos sentaremos en el sofá y nos abrazaremos uno contra
el otro… y yo me desharé en lágrimas como ahora.
¡Querido! ya
basta, ¡quiero que termine más rápido! No puedo más, mi amor. Por desgracia,
temiendo un allanamiento, destruí por lo que pudiera suceder tus cartas y ya no
tengo nada para consolarme.
¡Si supieras lo
bien que escribes en polaco! ¡Cuando tu mujer proteste, ya verás! Seguramente
te enojarás porque en toda la carta no te hable nada de los asuntos.
Para
consolarte, agrego algunas palabras sobre ellos. Tu proclama me gusta mucho,
salvo algunas palabritas. Si ese alcahuete [delator] está realmente en
Zúrich, trata de verlo y de extirparle el maldito nº de La causa, es
m. fácil.
¿Me
telegrafiará Wlad[yslaw Henrich] los resultados?
Viernes. Recibí
el dinero, los libros y las cartas. Trabajo en la proclama. Cuídate y escribe.
Envíame las tarifas del Ateneum y los recortes que tenía Janek
[Bielecki].
Carta publicada en el libro Rosa Luxemburg, Cartas de amor y revolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario