Hallan un
vino con 2000 años de reposo en un yacimiento sevillano
TERCERAINFORMACION /
19.06.2024
Análisis químicos han
confirmado que el líquido hallado en una urna funeraria de Carmona es un vino
blanco de la época romana, del siglo I d.C. Según investigadores de la
Universidad de Córdoba, se trataría de la muestra más antigua identificada
hasta el momento.
Imagen de la urna hallada
con el vino blanco en su interior. / Juan Manuel Román / Ayuntamiento de
Carmona
El liquido blanco, que con el tiempo ha
adquirido un tono rojizo, ha sido identificado como el vino más antiguo
descubierto hasta la fecha por un equipo del departamento de Química
Orgánica de la Universidad de Córdoba (UCO), liderado por el catedrático José
Rafael Ruiz Arrebola, en colaboración con el Ayuntamiento de Carmona.
El hallazgo desbanca en antigüedad a la botella
de vino de Speyer, descubierta en 1867 y fechada en el siglo IV d.C, y que se
conserva en el Museo Histórico de Pfalz (Alemania).
«Al principio nos sorprendió mucho que se
conservara líquido en una de las urnas funerarias”, explica el arqueólogo
municipal del Ayuntamiento de Carmona Juan Manuel Román. No en
vano, habían pasado 2000 años; pero las condiciones de conservación de la
tumba, que se había preservado intacta y bien sellada durante todo ese tiempo,
es lo que ha facilitado que el vino mantuviera su estado natural y que se descarten
otras posibles causas como inundaciones o filtraciones dentro de la cámara o
procesos de condensación.
El reto era comprobar las sospechas que tenía el
equipo de investigación: que ese líquido rojizo era vino o, más bien, que en
otra época fue vino porque ya había perdido muchas de sus características
esenciales.
Para ello recurrieron a una serie de análisis
químicos, realizados en el Servicio Central de Apoyo a la Investigación
(SCAI) de la UCO y que han publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.
Estudiaron el pH, la ausencia de materia orgánica, las sales minerales, la
presencia de determinados compuestos químicos que podían estar relacionados con
el vidrio de la urna o con los huesos del difunto, o su comparación con vinos
actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. Gracias a ello tuvieron los
primeros indicios de que el líquido era vino.
Pero la clave para su identificación la
dieron los polifenoles, unos biomarcadores presentes en todos los
vinos. Gracias a una técnica capaz de identificar estos compuestos en muy baja
cantidad, el equipo halló siete polifenoles concretos que también estaban
presentes en vinos de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. La ausencia de un
polifenol concreto, el ácido siríngico, ha servido para identificar el vino
como blanco. A pesar de ello, y de que esta tipología de vino concuerda con las
fuentes bibliográficas, arqueológicas e iconográficas, el equipo matiza que el
hecho de que dicho ácido no se encuentre presente puede deberse a una
degradación por el paso del tiempo.
Lo que ha sido más difícil de determinar es
el origen del vino, ya que no existe una muestra de la misma época
para comparar. Aun así, las sales minerales presentes en el líquido de la tumba
tienen concordancia con los vinos blancos que actualmente se producen en el
territorio que perteneció a la antigua provincia Bética, sobre
todo, con los de Montilla-Moriles.
Una cuestión de género
El hecho de que el vino cubriera los restos
óseos de un hombre no es casualidad. Las mujeres en la antigua Roma tuvieron
durante mucho tiempo prohibido probar el vino. Era una cosa de
hombres. Y las dos urnas de vidrio de la tumba de Carmona son un ejemplo de la
división por géneros de la sociedad romana y de los rituales funerarios. Los
huesos del hombre estaban sumergidos en vino junto con un anillo de oro. Sin
embargo, una urna que contenía los restos de una mujer no tenía ni una gota de
vino, pero sí tres joyas de ámbar, un frasco de perfume con aroma a pachulí y
restos de telas cuyos primeros análisis parecen indicar que se trataría de
seda.
El vino, así como los anillos, el perfume y los
otros elementos formaban parte de un ajuar funerario que
acompañaría a los difuntos en su tránsito al más allá. En la antigua Roma, como
en otras sociedades, la muerte tenía un significado especial y las personas
querían ser recordadas para, de alguna manera, seguir vivas.
Esta tumba, en realidad un mausoleo circular que
probablemente acogió a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situada
junto a la importante vía que comunicó Carmo con Hispalis (Sevilla), y
señalizada con una torre (ya desaparecida), para facilitar ese propósito. Dos
mil años después, y tras mucho tiempo en el olvido, Hispana, Senicio y sus
cuatro acompañantes no solo han vuelto a ser recordados, sino que también han
ofrecido mucha luz sobre los rituales funerarios de la antigua Roma
permitiendo, además, identificar el líquido de la urna de vidrio como el vino
más antiguo del mundo.
Referencia:
Daniel Cosano et al. «New archaeochemical
insights into Roman wine from Baetica». Journal of Archaeological Science: Reports, 2024
Fuente: UCO
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