En Mozambique el hallazgo de un enorme yacimiento de gas natural en su costa norte, explotado por las mayores empresas energéticas del mundo, ha conllevado la corrupción y la insurgencia yihadista.
Descubrimiento de gas natural en Mozambique: más
tragedias que esperanzas económicas
El Viejo Topo
15 septiembre, 2021
El 18 de
febrero de 2010, Anadarko Moçambique, una filial de Anadarko Petroleum (comprada por
Occidental Petroleum en 2019), descubrió un
enorme yacimiento de gas natural en la cuenca de Rovuma, frente a la costa del
norte de Mozambique. Durante los años siguientes, algunas de las mayores
empresas energéticas del mundo se acercaron a la provincia de Cabo Delgado, en
donde se encuentra la cuenca. Entre estas empresas, se encontraban
corporaciones como la francesa TotalEnergies SE (que compró el
proyecto de Anadarko), la estadounidense ExxonMobil y la italiana ENI,
que colaboró con la
China National Petroleum Corporation para la “exploración y producción de
petróleo y gas”.
Los
descomunales proyectos de Gas Natural Licuado (GNL) de estas empresas tienen (según el
Standard Bank Mozambique) un valor potencial de 120.000 millones de dólares.
TotalEnergies SE y ExxonMobil controlan las concesiones más lucrativas. Esta
valoración se produce al mismo tiempo que Mozambique ocupa el puesto
145 – entre 155 países – en el Índice de Desarrollo relativo al Género (según
el Informe de Desarrollo Humano 2009), y el puesto 172 – entre 182 países –
según el Índice de Desarrollo Humano. El inmenso hallazgo del yacimiento de gas
natural y estos proyectos de GNL debían estar destinados a beneficiar económica
y socialmente a un Mozambique empobrecido.
En 2014, el
ministro de Finanzas mozambiqueño, Manuel Chang, declaró que los
ingresos obtenidos de este enorme hallazgo de gas natural permitirían al
Gobierno de Mozambique “invertir en energía, turismo e infraestructura. Los
corredores de Nacala, Beira y Maputo, que fomentarán una mayor comunicación
regional, se están desarrollando para ofrecer oportunidades únicas. La
agricultura está en la base de nuestro desarrollo, y la pesca también es muy
importante, ya que tenemos un litoral de 2.700 kilómetros”.
Chang dijo ser
consciente de los peligros que supone una afluencia masiva de ingresos como
consecuencia del descubrimiento (un problema llamado la enfermedad holandesa).
“Vamos a utilizar los ingresos de los recursos minerales para diversificar y
reducir la desigualdad”, dijo. “Estamos invirtiendo mucho en educación y
sanidad, porque entendemos que sin una población cualificada y sana no puede
haber crecimiento”.
A primera
vista, Mozambique parecía destinado a un futuro brillante. El hallazgo de gas
natural ayudaría a generar dinero para su Gobierno, cuyos funcionarios parecían
lo suficientemente inteligentes como para evitar la “maldición” de los
recursos. Pero todo se fue desviando. Dos tragedias atravesaron Mozambique:
un levantamiento arrasó
con el norte, la misma región de la bonanza del gas natural, y un escándalo de
corrupción paralizó al Gobierno, con la detención de Chang en Sudáfrica
en 2018.
Criminales de cuello verde
En 2017,
militantes armados tomaron el control de
amplios sectores de la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado. Operaban bajo la
bandera de al-Shabaab (los jóvenes). Estos jóvenes, que formaban parte de
al-Shabaab, procedían de Cabo Delgado, Nampula y Niassa. Todas estas provincias
vieron aumentar sus
niveles de pobreza tras el hallazgo de gas natural (en Niassa, el índice de
pobreza se duplicó entre
2008 y 2014). Al mismo tiempo, el Estado actuaba con violencia extrema contra
la población (empobrecida) de estas provincias; por ejemplo, en 2014 la Unidad
de Intervención Rápida de Mozambique (Força de Intervenção Rápida) arremetió violentamente
contra personas desesperadas que intentaban ganarse la vida en los campos de
rubí de la segunda ciudad más grande de Cabo Delgado, Montepuez.
Bonomade Machude Omar,
líder de Al Shabaab, nació en Palma, se crió en las escuelas gubernamentales e
islámicas de Mocímboa da Praia y se entrenó en las fuerzas militares de
Mozambique, todo esto, antes de reunir a varios jóvenes para que le apoyaran
contra la extrema pobreza que se vivía en las provincias del norte del país.
Omar dirigió primero este levantamiento contra la pobreza en las provincias
mozambiqueñas ricas en gas natural, bajo la bandera de Al Shabaab y, más tarde
– de forma intempestiva –, bajo la del Estado Islámico.
Por ello, el
Departamento de Estado de Estados Unidos lo ha definido como
terrorista, y los militares de Ruanda y de la Comunidad de Desarrollo de África
Austral, que incluye tropas de Botsuana, Lesoto, Sudáfrica, Angola y Tanzania,
están operando ahora junto al
ejército de Mozambique en Cabo Delgado. Se encargan del trabajo sucio para
ExxonMobil y TotalEnergies SE.
Criminales de cuello blanco
Mientras tanto,
en un salón de Maputo, la capital de Mozambique, ha comenzado un juicio. 19 hombres han
sido “acusados de chantaje, falsificación, malversación y lavado de dinero”. Se
les señala por un escándalo de corrupción de 2.000 millones de dólares de
“deuda oculta”. Entre 2013 y 2014, estos hombres crearon tres
empresas para aprovechar el descubrimiento de gas natural. ProIndicus se creó
en enero de 2013 para proporcionar seguridad a las multinacionales energéticas;
Ematum, constituida en agosto de 2013, se creó con el pretexto de ser una
empresa de pesca de atún, que trabajaría en las costas del norte; MAM,
constituida en mayo de 2014, iba a proporcionar servicios de astillero para las
multinacionales energéticas. Cada una de estas empresas era copropiedad del
servicio de inteligencia de Mozambique, conocido como Serviço de Informações e
Segurança do Estado (SISE). Ninguna de ellas existía más allá de los papeles;
el director general de las tres empresas era António Carlos do Rosário, un alto
funcionario del SISE.
La mayor parte
de las pruebas disponibles utilizadas para este caso proceden de las acusaciones en
el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Nueva York, ya que los bancos
neoyorquinos ofrecieron sus servicios para los sobornos que anclaron los
acuerdos. Las tres empresas papeleras – controladas por altos funcionarios del
gobierno de Mozambique – obtuvieron préstamos por valor de 2.000 millones de dólares
de Credit Suisse y VTB Capital (denominados Investment Bank 1 y 2 en las acusaciones). Los
préstamos, que representan el 13% del PIB de Mozambique, fueron tramitados por
consultorías (Palomar) y sociedades de cartera (Privinvest) y en ellos
participaron personas de diversas nacionalidades (Mozambique, Emiratos Árabes
Unidos, Líbano, Nueva Zelanda, Reino Unido y Bulgaria) implicadas en el
escándalo de la “deuda oculta”.
El Fondo
Monetario Internacional (FMI) suspendió los
préstamos a Mozambique en abril de 2016, justo después de que se conociera el
escándalo de la deuda oculta. La economía de Mozambique se contrajo cuando los donantes
internacionales se unieron al FMI para cortar las infusiones de capital, lo que
llevó a que el metical, la moneda de Mozambique, se hundiera en un tercio de su
valor. En 2019, Mozambique se esforzó por renegociar su deuda, luchando por
evitar el embargo de los futuros ingresos de los campos de gas por parte de los
ricos tenedores de bonos.
No hay
ejércitos que se apresuren a lidiar con este escándalo, ya que Manuel Chang
está sentado en Sudáfrica luchando contra la extradición a
los Estados Unidos, mientras António Carlos do Rosário, Gregorio Leao y
Cipriano Sisinio Mutota – todos ex funcionarios del SISE – se sientan en
una sala de audiencias en
Maputo. Junto a ellos se encuentra en el banquillo de los acusados Ndambi
Guebuza, hijo del ex presidente mozambiqueño Armando Guebuza. Es poco probable
que impliquen al sistema.
Por ejemplo, el
ex presidente Armando Guebuza no se enfrenta a ninguna acusación, ni tampoco su
ministro de Defensa ni el actual presidente, Filipe Nyusi. Tampoco lo está uno
de los hombres más ricos de Francia, Iskandar Safa, que está demandando a
Mozambique por su dinero después de que su socio – Jean Boustani – fuera
absuelto por un tribunal estadounidense por reparos de jurisdicción. Los
bancos, Crédit Suisse o VTB Capital, tampoco están siendo procesados en los
tribunales.
Una tragedia –
un levantamiento contra la pobreza que ha tomado por conveniencia el manto del
Estado Islámico – se enfrenta a toda la ira de los ejércitos africanos.
Mientras tanto, otra tragedia – el robo criminal de miles de millones de
dólares a un país pobre – se está resolviendo en los tribunales y en la
trastienda. Omar es el villano del día, mientras que Chang, Carlos do Rosário y
sus asociados se enfrentarán al acoso y a cortas penas de cárcel.
Los verdaderos
ladrones, mientras tanto, se sentarán en el Cavalli Club de Dubai y disfrutarán
de sus filetes de Wagyu de grado superior – de 700 dólares –, mientras sonríen
y planean sus próximos negocios.
Fuente: Globetrotter.
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