La Segunda
Guerra Mundial no fue una “guerra justa”
Por David Swanson
Rebelion
03/09/2020
Fuentes: Blog del autor
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo
Fragmentos extraídos del libro War is Never Just, La guerra nunca es justa, del
mismo autor
A
menudo suele decirse que la Segunda Guerra Mundial fue la “Guerra Buena”, en
contraste con la Guerra de Vietnam de EE.UU. Aquella guerra ha estado tan
presente desde entonces en la industria del entretenimiento de Estados Unidos y
del mundo occidental, que en muchas ocasiones “buena” significa algo más que
“justa”. La ganadora del concurso de belleza “Miss Italia” celebrado a
comienzos de año se metió en un buen lío cuando dijo que le hubiera gustado
vivir la Segunda Guerra Mundial. Aunque estuviera bromeando, está claro que no
es la única que lo piensa. Muchos desearían formar parte de algo que se ha
calificado de noble, heroico y emocionante. En caso de que lleguen a toparse
con una máquina del tiempo, les recomiendo que lean las declaraciones de
algunos veteranos y supervivientes de dicha conflagración antes de que se
decidan a acudir a la fiesta (1). En este artículo, en todo caso, voy a
examinar únicamente la pretensión de que la Segunda Guerra Mundial fue moralmente
justa.
No
importa cuántos años dediques a escribir libros, conceder entrevistas, publicar
columnas y participar en actos públicos; es prácticamente imposible
abandonar uno de estos actos sin que alguien te espere a la puerta para
preguntar: “¿Y qué hay de la Guerra Buena?”. La creencia de que hubo una guerra
justa hace 75 años es en gran parte responsable de que los ciudadanos
estadounidenses toleren el derroche de un billón de dólares al año por si acaso
hay otra guerra buena el año que viene (2), aunque haya habido docenas de
guerras los últimos setenta años que nada han tenido de buenas. Si no
existieran abundantes y arraigados mitos sobre la Segunda Guerra Mundial, la
propaganda actual contra China, Rusia, Siria o Irak haría reír a la mayor parte
de la gente como me hace reír a mí. Y, por supuesto, el dinero generado por las
leyendas de la Guerra Buena sirve para empezar más guerras malas en lugar de
prevenirlas. He analizado extensamente este asunto en libros y artículos,
especialmente en War Is A Lie (La guerra es una mentira) (3),
pero aquí voy a resumir algunos puntos clave que deberían, al menos, sembrar
las semillas de la duda en la mente de la mayor parte de los estadounidenses,
que considera que la Segunda Guerra fue una guerra justa.
Estas
son las 12 principales razones por las que creo que la Segunda Guerra Mundial
no fue buena ni justa.
1.
La Segunda Guerra Mundial no podría haberse producido sin la Primera, sin la
estúpida manera de iniciar la Primera Guerra Mundial y la aún más estúpida
manera de concluirla, lo que provocó que muchos predijeran de inmediato que
habría una segunda; o si Wall Street no hubiera financiado durante décadas a la
Alemania nazi (preferible a los comunistas); o si no hubiera habido una carrera
armamentística y no se hubieran tomado numerosas malas decisiones que no
necesitamos repetir en el futuro.
2.
El gobierno estadounidense no fue alcanzado por un ataque sorpresa. El
presidente Franklin Roosevelt había prometido a Churchill que EE.UU. haría todo
lo posible por provocar un ataque de Japón. Roosevelt sabía que iba a
producirse ese ataque, e hizo un borrador de declaración de guerra contra
Alemania y Japón la misma noche de Pearl Harbour. Pero antes de eso ya
había construido bases militares en Estados Unidos y en múltiples océanos,
cambiado armas por bases a los británicos, empezado el borrador, creado una
lista de todos los japoneses-estadounidenses del país, proporcionado planes,
monitores y pilotos a China, impuesto duras sanciones a Japón y advertido al
ejército de que se avecinaba una guerra con Japón. Advirtió a sus más próximos
asesores de que esperaba un ataque el 1 de diciembre, seis días antes del
efectivo. Tras la reunión celebrada en la Casa Blanca el 25 de noviembre de
1941, el Secretario de la Guerra Henry Stimson escribió en su diario: “El
presidente dijo que los japoneses son famosos por lanzar ataques sin previo aviso
y que podríamos recibir uno el próximo lunes, por ejemplo”.
3.
La guerra no fue humanitaria y ni siquiera se promocionó así hasta después de
su final. No hubo carteles pidiendo a los ciudadanos que ayudaran al Tío Sam a
salvar a los judíos. La Guarda Costera persiguió a un barco de judíos alemanes
que buscaban refugio y los alejó de Miami. Estados Unidos y otras naciones se
negaron a aceptar refugiados judíos y la mayor parte del público respaldaba esa
postura. Los grupos pacifistas que pidieron al primer ministro Winston
Churchill y a su secretario de exteriores que fletaran naves para sacar a
judíos de Alemania recibieron por respuesta que, aunque Hitler pudiera estar de
acuerdo, la operación sería muy complicada y exigiría el uso de demasiados
barcos. Estados Unidos no participó en ninguna iniciativa diplomática o militar
para salvar a las víctimas de los campos de concentración, ni concedió un
visado de entrada a Anne Frank. Aunque este punto no tiene nada que ver con
justificar la Segunda Guerra Mundial como una “guerra Justa”, resulta tan
fundamental para la mitología estadounidense que voy a citar aquí un fragmento
de Nicholson Baker que resulta muy ilustrativo:
“Anthony
Eden, secretario de asuntos exteriores británico encargado por Churchill para
manejar el tema de los refugiados, trató fríamente a una importante delegación,
afirmando que cualquier iniciativa diplomática para conseguir que Hitler
liberara a los judíos era `una fantasía imposible´. En un viaje a Estados
Unidos, Eden confesó ingenuamente a Cordell Hull, el secretario de estado, que
la verdadera dificultad de interesarse por los judíos era que `Hitler bien
podría aceptar la propuesta, y sencillamente no hay suficientes barcos y medios
de transporte en el mundo para llevarla a cabo´. Churchill estaba de acuerdo.
`Aunque obtuviéramos permiso para evacuar a los judíos –escribió en respuesta a
una carta suplicatoria– solo su transporte plantea un problema de difícil
solución´ ¿No tenían suficientes barcos y medios de transporte? Dos años antes
los británicos habían evacuado cerca de 340.000 tropas de las playas de
Dunkerque en solo nueve días. La Fuerza Aérea de Estados Unidos poseía muchos
miles de aviones nuevos. Durante un breve armisticio los aliados podrían haber
aerotransportado un gran número de refugiados lejos de la esfera germana” (4).
Quizás
se relacione con la “rectitud de intención” el hecho de que al lado “bueno” de
la guerra sencillamente no le importe un comino lo que se pone como ejemplo
central de la maldad del lado “malo” de la guerra.
4.
La guerra no fue defensiva. Roosevelt mintió cuando dijo que obraba en su poder
un mapa con los planes nazis para repartirse Sudamérica y eliminar la religión,
que los navíos de EE.UU. (que ayudaban de forma encubierta a los aviones de
combate británicos) eran atacados sin motivo por los nazis, que Alemania era
una amenaza para Estados Unidos (5). Puede aducirse que EE.UU. necesitaba
entrar en guerra en Europa para ayudar a otras naciones, que habían entrado a
su vez para ayudar a otras naciones, pero también podría argumentarse que
Estado Unidos intensificó el bombardeo a objetivos civiles, prolongó la guerra
e infligió más daño del que se habría producido si no hubiera intervenido,
hubiera trabajado desde la diplomacia o invertido en una estrategia de no
violencia. Afirmar que el imperio nazi podría haberse extendido hasta llegar a
ocupar Estados Unidos es extremadamente inverosímil y no está corroborado por
anteriores o posteriores ejemplos de otras guerras.
5.
Ahora sabemos de forma mucho más generalizada y con muchos más datos que la
resistencia no violenta a la ocupación y la injusticia tiene más probabilidades
de tener éxito –y que es más probable que ese éxito dure– que la resistencia
violenta. Con ese conocimiento podemos juzgar retrospectivamente el
sorprendente éxito de acciones no violentas contra los nazis que no estaban
bien organizadas o construidas aparte de su éxito inicial (6).
6-
La Guerra Buena no fue buena para las tropas. Carentes de un entrenamiento
moderno y un condicionamiento psicológico que preparase a los soldados para
participar en el acto antinatural de matar, alrededor del 80% de las tropas
estadounidenses y de otros países beligerantes en la Segunda Guerra Mundial no
dispararon armas contra “el enemigo” (7). El hecho de que los veteranos de esa
guerra recibieran un trato mejor del recibido anteriormente (o posteriormente)
por otros soldados, fue consecuencia de la presión creada por el Bonus Army (8)
tras la guerra anterior. Que los veteranos tuvieran derecho a universidad y
sanidad gratuita y a pensiones no fue debido a los méritos de la guerra o en
cierta medida al resultado de esta. Si no hubiera habido guerra, todo el mundo
podría haber tenido matrículas gratuitas por muchos años. Si en la actualidad
ofreciéramos educación gratuita a todo el mundo, harían falta mucho más que
historias hollywoodienses de la Segunda Guerra para que la gente acudiera en
masa a los centros de reclutamiento militar.
7.
Durante la guerra, el número de personas muertas fuera de los campos de
concentración alemanes fue muy superior al de los muertos en estas
instalaciones del horror. La mayor parte de las muertes fueron civiles. La
escala de muertos, heridos y destrucción convierte a la Segunda Guerra Mundial
en la peor catástrofe que la humanidad se ha infligido a sí misma en un breve
espacio de tiempo. Imaginamos que los aliados se “oponían” de algún modo
a las muertes que se produjeron en los campos. Pero eso no justifica aplicar un
remedio que fue peor que la enfermedad.
8.
La escalada de la guerra que llevó a la destrucción absoluta de ciudades y al
aniquilamiento de poblaciones y que culminó en un bombardeo nuclear
completamente indefendible, apartó a la Segunda Guerra Mundial del ámbito de
los proyectos justificables a ojos de muchos que habían defendido, y con razón,
su inicio. La exigencia de rendición incondicional y el intento de provocar el
máximo de muerte y sufrimiento hicieron mucho daño y dejaron un legado nefasto
y premonitorio.
9.
Se supone que la muerte de un inmenso número de personas es justificable si la
lleva a cabo el lado “bueno” de una guerra, pero no si lo hace el “malo”, pero
la distinción entre ambos lados es más una ilusión que una realidad. Estados
Unidos poseía un largo historial como Estado de apartheid. Las tradicional
opresión estadounidense a los afroamericanos y la práctica del genocidio contra
los nativos americanos, y posteriormente el internamiento de
japoneses-estadounidenses dio lugar a programas específicos que sirvieron de
inspiración a los nazis alemanes. Entre ellos se encuentran los campos para
población nativa y los programas de eugenesia y experimentación humana que
existieron antes, durante y después de la guerra. Uno de estos programas
incluyó la propagación de la sífilis a personas de Guatemala, coincidente con
la celebración de los juicios de Núremberg (9). El ejército estadounidense
contrató a cientos de altos oficiales nazis al acabar la guerra que no tuvieron
problemas de integración (10). Estados Unidos aspiraba ampliar su imperio
mundial, antes de la guerra, durante la misma y desde entonces. Los neonazis
alemanes de hoy en día, que tienen prohibido ondear la bandera nazi, en
ocasiones enarbolan en su lugar de la los Estados Confederados de América.
10.
El lado “bueno” de la “guerra buena”, el país que contabilizó más muertes tanto
de enemigos como propias dentro del lado victorioso fue la comunista Unión
Soviética. Eso no quiere decir que la guerra fuera un triunfo del comunismo,
pero enturbia las historias de Washington y Hollywood sobre el “triunfo de la
democracia” (11).
11.
La Segunda Guerra Mundial no ha terminado todavía. Las personas ordinarias de
Estados Unidos no tuvieron que tributar por el trabajo hasta la Segunda Guerra
Mundial y siguen haciéndolo, aunque se suponía una medida temporal (12). Las
bases construidas durante la guerra siguen abiertas. Las tropas estadounidenses
nunca abandonaron Alemania ni Japón (13). Todavía hay más de 100.000 bombas de
EE.UU. y Reino Unido en suelo alemán, todavía cargadas de muerte (14).
12.
Retroceder 75 años hasta un mundo sin armas nucleares, un mundo colonial con
estructuras, leyes y hábitos completamente diferentes, para justificar la mayor
partida de gastos del presupuesto de Estados Unidos todos y cada uno de los
años transcurridos desde entonces es una extraña proeza de autoengaño que no se
ha intentado para justificar ninguna otra empresa menor. Incluso en el caso de
que estuviera equivocado en todas las razones expuestas hasta aquí, de la 1 a
la 11, aún habría que explicar cómo es posible que algo que ocurrió en los años
40 justifique el derroche de un billón de dólares de 2017 en financiar la
guerra, que podrían haberse gastado alimentando, curando, vistiendo y
proporcionando abrigo a millones de personas así como a proteger el medio
ambiente de la Tierra.
*++
Notas:
[1] Studs Terkel, The Good War: An Oral
History of World War II (The New Press: 1997).
[2] Chris Hellman, TomDispatch, “$1.2
Trillion for National Security,” March 1, 2011,
http://www.tomdispatch.com/blog/175361
[3] David Swanson, War Is A Lie, Second
Edition (Charlottesville: Just World Books, 2016).
[4] War No More: Three Centuries of American
Antiwar and Peace Writing, editado por Lawrence Rosendwald.
[5] David Swanson, War
Is A Lie, Second Edition (Charlottesville: Just World Books, 2016).
[6] Libro
y película: A Force More Powerful, http://aforcemorepowerful.org
[7] Dave Grossman, On Killing: The
Psychological Cost of Learning to Kill in War and Society (Back Bay
Books: 1996).
[8] Se
llamó el “Bonus Army” a la concentración de más de 40.000 veteranos de la
Primera Guerra Mundial y sus familias que se congregaron en Washington el
verano de 1932 para reivindicar el pago en efectivo de sus “bonos de
veteranos”, títulos del Tesoro adjudicados a los soldados de EE.UU. que
lucharon en la Gran Guerra (N.deT.)
[9] Donald G. McNeil Jr., The New York
Times, “U.S. Apologizes for Syphilis Tests in Guatemala,” 1 de octubre,
2010, http://www.nytimes.com/2010/10/02/health/research/02infect.html
[10] Annie Jacobsen, Operation Paperclip:
The Secret Intelligence Program that Brought Nazi Scientists to America (Little,
Brown and Company, 2014).
[11] Oliver Stone y Peter Kuznick, The
Untold History of the United States (Gallery Books, 2013).
[12] Steven A. Bank, Kirk J. Stark, and Joseph J.
Thorndike, War and Taxes (Urban Institute Press, 2008).
[13] RootsAction.org, “Move Away from
Nonstop War. Close the Ramstein Air Base,”
http://act.rootsaction.org/p/dia/action3/common/public/?action_KEY=12254
[14] David Swanson, “The United States Just Bombed
Germany,” http://davidswanson.org/node/5134
David
Swanson es un activista contra la guerra, blogero y autor estadounidense.
Reside en Virginia y es director ejecutivo de World Beyond War.
Fuente: https://davidswanson.org/world-war-two-was-not-a-just-war/
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