lunes, 7 de septiembre de 2020

Yo no puedo, ni debo, ni quiero y lo más seguro es que tampoco supiera decirle a la COESPE lo que tiene que hacer. Entre otras cosas porque estoy viviendo en un Barrio de Bilbao que se llama República Dominica y está del centro de Bilbao como a unos siete mil kilómetros, aunque no por ello deja de ser verdad que a veces los más cercanos físicamente son los más lejanos que uno puede tener. Lo que digo es en virtud de mis cincuenta años de trabajo por haber pertenecido y seguir perteneciendo al Ilustrísimo y Excelentísimo Cuerpo siempre heroico, con la vida siempre en riesgo, sobre todo los peones de albañil en lo alto del andamio, productor de la riqueza de la Patria, a pesar de que sean unos cuantos buenos patriotas que sin haber trabajado nunca disfrutan de la riqueza que nos quitan a los demás trabajadores que sí la hemos creado, con el deseo de que cualquier jubilado tenga la pensión que yo tengo que no es de las malas. Esta es la única base de donde arranca todo lo que yo pueda decir. Hay cosas que no se pueden hacer. Por ejemplo (y hasta el momento al día de hoy) yo no puedo meter en la cárcel no al que ya me ha robado parte de las pensiones, que bien me gustaría, sino también al que me la está intentando robar, por ejemplo, a los pactantes del Pacto de Toledo. Pues como no se puede hacer no se hace, no hay que perder más tiempo en este asunto. Pero hay otras cosas que si se pueden hacer y a lo mejor no estamos haciendo, como por ejemplo, hablar clarito, en cristiano, para que nos pueda entender incluso Cristo. Y así, si como afirma el autor del artículo que sigue (que yo lo doy por bueno) que “CCOO y UGT se han convertido en una rémora, se han convertido en colaboracionistas y comisionistas de los fondos de pensiones.” A estas dos organizaciones hay que dejar de llamarles sindicatos para denominarlas mercantiles de lo sindical, por tanto, enemigas de los trabajadores, y en consecuencia, cuando un miembro del gobierno se reúna con ellas no las puede calificar como agentes sociales, salvo que añada, agentes sociales de la mercantil sindical que pretenden robar a los trabajadores, y que por ello, la reunión duró como dos minutos, el tiempo que me costó echarlas a empujones del despacho, porque en caso contrario, el ministro en cuestión se convierte en colaborador de unas mercantiles de lo sindical que pretenden robar a los trabajadores, por lo que al ministro en cuestión también hay que echarlo a empujones del gobierno, en tanto en cuanto este declare que está para servir al pueblo. Es evidente, pues, que manteniendo a CCOO y UGT en el Pacto de Toledo, como comisionistas y colaboracionistas que son de los fondos de pensiones no pueden actuar en nombre de los trabajadores, dado que sus intereses son contrarios a los intereses de los trabajadores, y yo no sé si esto podría dar para una querella o denuncia (yo creo que sí) ante el juzgado correspondiente que fuera firmada por millones de pensionistas para la negación y no aceptación de cualquier acuerdo en los que hayan podido participar dichas mercantiles de lo sindical. Habría que consultar con algún abogado.

 

El Pacto de Toledo en secreto y a espaldas de los jubilados/as


Kaos en la red

Por Rufino Hernández Publicado el Sep 6, 2020

 

Es una suerte y al tiempo una liberación leer a Miren Erxezarreta. Su claridad de ideas, su facilidad para separar el trigo de la paja, es admirable. El comprobar la fuerza y pasión con que esta economista defiende el sistema público de pensiones, comprobar el dominio que sobre esta materia derrocha, es un estímulo para todos aquellos que nos preocupamos por estos temas. Desde su equilibrio y formación académica, sin pelos en la lengua, se enfrenta a los distintos estamentos, desde la banca y aseguradoras, hasta los sindicatos, para terminar afirmando que el sistema público de pensiones es viable y seguro, que todo depende de cómo se quiera repartir el dinero del Estado, y de las movilizaciones que la sociedad y el movimiento de pensionistas estén dispuestos a llevar a cabo.

No solamente es la banca, las aseguradoras y el sistema económico en general, los que intentan aumentar sus beneficios a través de la privatización del Sistema de Pensiones. Los grandes sindicatos, CCOO y UGT se han convertido en una rémora, se han convertido en colaboracionistas y comisionistas de los fondos de pensiones.

Manifestación de los pensionistas en Burgos – Foto de archivo Mayo 2018

Es una herida para la vista y para el cerebro, entrar en la sede de estos sindicatos y toparte con una oficina con las siglas del BBV dispuesta a hacer contratos con un fondo de pensiones. Y es que entre ese banco y estos sindicatos, han creado una empresa, un fondo de pensiones, de cuyas ganancias el banco se lleva el 60% y los sindicatos el 40% , o sea, el 20 % cada sindicato. Con este hecho se puede decir, sin capacidad de error, que estos sindicatos están apuntalando la privatización del sistema de pensiones.

Otra rémora para el Sistema Público de Pensiones está incrustada en el vientre del propio PSOE. Históricamente han y siguen conviviendo en el seno de este partido dos sectores bien diferenciados, el uno más conservador y el otro más progresista, es este último el que ostenta la mayoría en este gobierno de coalición, pero en este sector progresista también permanecen ciertos ministerios controlados por ministras y ministros quintacolumnistas.

Esta lucha de tendencias que se dan dentro de las estructuras del PSOE, por lo dicho anteriormente, es similar a la que se da dentro de las estructuras de los sindicatos.

Esta parte de la izquierda política y  sindical, se sentará este mes de septiembre a discutir y negociar sobre las pensiones en el ya famoso Pacto de Toledo. La mayoría de los temas llegarán negociados, temas negociados con el habitual secretismo, mientras la sociedad permanecía encerrada y embozada, contemplando los espectáculos que las televisiones montaban basados en las informaciones que se hacían sobre la pandemia, y los bulos, ambiciones y mentiras de la extrema derecha y derechas.

Es preocupante saber que estas fuerzas políticas y sindicales han estado negociando a nuestras espaldas, sobre el futuro y presente de nuestras pensiones, sin que en estas reuniones hayan contado con la opinión de los jubilados, y aún es peor, en la reunión final del próximo Pacto de Toledo, el movimiento de pensionistas tampoco estará representado, lo que provocará un desequilibrio en la relación de fuerzas y opiniones presentes en la reunión.

Con estas circunstancias, el movimiento de pensionistas se encuentra ante una encrucijada, que le obliga a definir y pulir su estrategia a corto medio y largo plazo.

Este movimiento de pensionistas, organizado mayoritariamente en torno a la COESPE, celebrará su IV asamblea general durante los días 4 y 5 de este mes de septiembre, en la que tendrá que enfrentarse y tomar decisiones valientes, si quiere seguir siendo un referente, una organización eficaz para la defensa del sistema público de pensiones y de los servicios públicos. Todo esto en una situación política y socialmente complicada.

Esta COESPE está obligada a buscar y definir sus caminos que, dentro de su independencia, permitan llegar a acuerdos con otras organizaciones sociales, sindicales y políticas, con el fin de fortalecer el sector más progresista de la sociedad, al tiempo que se frena a las nostalgias franquistas de la extrema derecha y a las privatizaciones de las derechas, para lo cual, está obligada a salir de esta asamblea más cohesionada; dotada de unos medios organizativos, ágiles y operativos; sabiendo que su tabla reivindicativa no la puede llevar a cabo por sí sola; que tendrá que negociar con otras fuerzas progresistas; que necesitará encontrar las muletas adecuadas para poder caminar en este laberinto social, económico y político dónde hay infinidad de intereses.

Tiene que huir de todo tipo de frentismo, de pensar que se tiene toda la verdad y toda la capacidad de llevarlas a cabo; no sirven de nada las posturas fundamentalistas en las que se puede caer. Es necesario fortalecer la relación de fuerzas y el tejido social; hacer negociaciones para conseguir mayorías que permitan sacar adelante las ideas que se defienden.

Resumiendo, la COESPE ha de seguir siendo una organización independiente y unitaria, con capacidad de tirar de las diferentes organizaciones políticas, porque es en este ámbito donde se toman las decisiones sobre el sistema de pensiones y de los servicios públicos, y con las organizaciones sociales que tengan puntos de la tabla reivindicativa en común.

Para defender nuestros derechos, es necesario seguir presionando en las calles y en los despachos, para lo que es fundamental la unidad de acción y la independencia con la que COESPE siempre ha dotado.

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