¿El eslabón débil en la
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07.09.2020
Dada la gran desigualdad
social existente, la experiencia bolchevique constituye un estímulo redoblado
para la acción en las circunstancias actuales.
Llama la atención de observadores y expertos
la particular incidencia y repercusión de la pandemia por coronavirus en el
Estado español, siendo la más elevada en el conjunto europeo (ver cuadro
adjunto). Y es que además de los factores intrínsecos a la infección vírica así
como de sus características epidemiológicas en cuanto a su desarrollo
poblacional están los específicos factores de una sociedad estructuralmente muy
desigual desde el punto de vista de las clases sociales, variables como la
vivienda, el tipo de trabajo o el barrio en donde se reside son factores clave
a la hora de contagiarse. Sin dudas a tal desigualdad estructural debe
corresponder una intervención social y política de transformación estructural,
constituyendo respectivamente las llamadas condiciones objetivas y subjetivas
de la acción revolucionaria.
En la recopilación del Instituto Tricontinental de
Investigación Social vemos que en el contexto histórico de la
Revolución de Octubre diversas enfermedades manifestaban sus efectos
devastadores en Rusia, el cólera, la viruela, la llamada “gripe española” de la
que a fines de 1918 se registraban 150 casos semanales, aunque no era un
problema tan grande como el tifus, que llevaba a los hospitales a 1000 casos a
la semana. El tifus epidémico causó grandes brotes que mataron a un gran número
de personas, transmitido por piojos tuvo una enorme difusión en las condiciones
de miseria, suciedad y hacinamiento heredadas de la 1ª Guerra Mundial y
potenciadas por la Guerra Contrarrevolucionaria de 1917 a 1923. Fue en esa
situación cuando, en 1919, Lenin dijo ante el VII Congreso de Obreros y
Campesinos aquello de que: «El socialismo debe conquistar a los piojos o los
piojos conquistarán al socialismo». Los servicios sanitarios habían sido
nacionalizados y ahora eran gratuitos, esto fue crucial en el desarrollo de un
plan para sobrevivir al tifus. Se creó un Comisariado de Salud Pública el 21 de
julio de 1918, a cargo de Nikolai Semashko, primera institución de este tipo en
el mundo (en EE.UU. no se creó un Departamento de Salud hasta 1953). El
Comisariado estaba encargado de asegurar que la asistencia sanitaria fuera un
derecho y no un privilegio; su primera tarea fue aumentar de modo muy
importante la provisión sanitaria, la República Soviética rápidamente construyó
hospitales y policlínicos, desarrolló la salud pública, y expandió las escuelas
de medicina y los institutos bacteriológicos. El Dr. E. P. Pervukhin, comisario
de Salud Pública de la Comuna de Petrogrado, decía en 1920: «Se han erigido
nuevas fábricas de medicamentos, y se han confiscado grandes cantidades de los
especuladores de medicamentos». El ánimo de lucro fue eliminado del sector de
la salud.
Quedó establecida la participación de la
población considerando que la atención sanitaria no puede ser dejada
exclusivamente en manos de los profesionales sanitarios. Semashko sostuvo que
había que movilizar a la clase obrera y al campesinado en la lucha por
construir una sociedad sana. Los Comités de Trabajadores para Combatir las
Epidemias fueron establecidos en 1918 en ciudades y pueblos. Representantes de
esos comités difundían información científica sobre salud e higiene, se ocupaban
de los baños públicos, monitoreaban a sus comunidades para asegurar que
cualquier señal de enfermedad fuera atendida por profesionales médicos. Las
medidas sanitarias estaban basadas en controlar la propagación del tifus
mediante el control de los vectores (piojos), aislamiento de los enfermos, la
educación sanitaria y la utilización de productos químicos. Las ropas de las
personas, así como el uniforme de los soldados, eran esterilizadas a vapor para
matar los piojos y destruir sus huevos. Se proporcionaron jabones, aceites de
coco y trementina, naftaleno y piretrinas que se usaron ampliamente, luego
fueron reemplazados por el DDT y posteriormente por los antibióticos. En 1920,
Semashko escribió: «Podríamos decir sin exagerar que las epidemias de tifus y
cólera fueron detenidas gracias a la labor de los comités de trabajadores y
campesinos». La acción popular fue una parte integral del sistema sanitario
soviético. Se fortalecieron las medidas preventivas y de salud pública
mejorando las condiciones de vida de la clase trabajadora y del campesinado. El
Dr. Pervukhin también decía en 1920 que en la República Soviética «todas las
viviendas están nacionalizadas, así que ya nadie vive en sectores peligrosos
para la salud como sucedía en el antiguo régimen. Por medio de nuestro
monopolio de granos, los alimentos están asegurados en primer lugar para los
enfermos y necesitados». Por aquel entonces, el Dr. Pervukhin pudo manifestar
que «Superamos la gripe española mejor que el mundo occidental».
Esa experiencia es de suma inspiración ante
la pandemia actual por coronavirus, incluso para la actuación bajo el sistema
capitalista, dándose las condiciones objetivas y permitiendo potenciar
las subjetivas necesarias para la toma del poder y la participación directa de la
clase trabajadora y capas populares en «el monitoreo de sus comunidades» que
ahora en el contexto actual se llama «rastreo» ejecutado por personas no
necesariamente sanitarias y que con el encargo al ejército se está convirtiendo
en otro instrumento para la militarización, aprovechando como siempre la más
mínima oportunidad para ello.
Casos positivos por
países en Europa
Por otro lado, aunque el Gobierno PSOE-UP
tiene el deber de crear las condiciones necesarias para el desarrollo de una
industria farmacéutica pública que produzca y comercialice medicamentos a
precios justos, se ha implicado con 190 voluntarios sanos en la fase 2, junto a
Alemania y Bélgica, del ensayo de la vacuna Ad26.COV2-S de la compañía Janssen
filial de la multinacional Johnson & Johnson que se llevará a cabo en tres
hospitales españoles. Hay más de 200 candidatas vacunales en desarrollo en el
mundo. Solo 30, la cubana entre ellas, han logrado la aprobación para iniciar
ensayos clínicos. Los países que hoy tienen más candidatas vacunales en
desarrollo además de Cuba y China, son Estados Unidos, Reino Unido, Rusia,
Australia, Japón y Alemania, países con multinacionales conectadas.
El Gobierno de PSOE-UP debería atreverse a priorizar la salud de su pueblo y a
desmarcarse de la industria farmacéutica uno de los poderes fácticos del
neoliberalismo capitalista, noapostando por las vinculadas a
multinacionales. Pero por lo visto es mucho pedir.
Desde las posiciones rupturistas y anticapitalistas
tenemos que ser capaces de emprender una lucha que transforme esta situación,
dirigida a exigir el carácter público de la vacuna a quien la fabrique y a que
los gobiernos garanticen una distribución equitativa y democrática. En
cualquier caso para defender en primer lugar a la población vulnerable la
medida realmente transformadora sería nacionalizar la industria farmacéutica y
para ello, aunque en el Estado español se den las condiciones objetivas,
debemos trabajar mucho las subjetivas para confirmar que efectivamente es el
eslabón débil en la pandemia.
Arturo Borges Álamo para Hojas de Debate
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